¿Qué es la alta capacidad?
Jana Martínez-Piqueras
¿Qué es la alta capacidad?
Jana Martínez-Piqueras
Maestra y experta en altas capacidades
Creando oportunidades
Niños y niñas con altas capacidades
Jana Martínez-Piqueras Maestra y experta en altas capacidades
Jana Martínez-Piqueras
Jana Martínez-Piqueras es una destacada experta en altas capacidades y presidenta de ‘Indifferent Minds Foundation', donde ofrece asesoría, formación y atención a familias y profesionales en este ámbito. Su labor se centra en transformar la percepción y el apoyo a personas con altas capacidades, promoviendo una educación inclusiva y adaptada a sus necesidades únicas. Además, comparte su conocimiento y experiencia a través de conferencias y talleres de enriquecimiento a profesores y psicólogos, contribuyendo significativamente al avance y comprensión de las altas capacidades en la sociedad. Según explica: “Un 15% de las personas tiene alta capacidad. Esto significa que aprenden, piensan y sienten de forma diferente. No es una patología, pero si no se detecta y atiende, sí puede generarlas”. Y añade: “La neurociencia ha demostrado que el cerebro con alta capacidad es funcional y morfológicamente distinto. Así que tenemos que tratarlo distinto… si queremos que funcione”.
Martínez-Piqueras fue directora del ‘Programa de atención a la Alta Capacidad’ en el colegio San Patricio de Madrid y, también, cofundadora y directora de la ‘Unidad de Altas Capacidades’ de la aseguradora de salud Sanitas. En la actualidad, diseña e imparte formación en el ámbito sanitario, educativo y empresarial para su detección. También asesora a centros educativos para la atención en el aula y orienta a las familias con las gestiones y necesidades que se presentan. Todo ello, concluye, “para que cuando se sospeche una "diferencia", se encuentre la respuesta y un acompañamiento en la pregunta de: "¿Y ahora qué?".
Transcripción

Con esto estoy diciendo ya que los instrumentos que se están usando no deben de estar muy bien. Pero dentro de todo eso, si yo me voy a una ingeniería, por ejemplo, a la ingeniería… Voy a la Escuela de Caminos. Pues ahí no hay nadie que no sea muy inteligente, eso te lo prometo. Y si ahí evaluáramos, habría muchas altas capacidades, pero no todos los que están, porque si no, ahora mismo ya está: «Todos los que han conseguido entrar en Medicina este año, los que entren con la PAU que van a poner, pues ya tendrían alta capacidad». No, esa es la prueba de que alta capacidad no va asociado a alto rendimiento ni a un test de inteligencia, porque seguro que esas personas la pasarían también. Pero no todos tienen un perfil de la personalidad, de todo lo que hay que valorar y de pensamiento divergente que justifique esa manera de estar en el mundo, de pensar, de sentir y de aprender distinta.
Y es que estábamos discutiendo, por supuesto yo tenía razón, desde mi perspectiva, y me sujetó por los hombros y me dijo: «Pero ¿no entiendes que eso solo lo ves tú?». ¡Guau! No lo había visto así nunca. Yo estaba atribuyéndole que él no había hecho las cosas porque era un dejado, porque no eran importantes para él… «Entonces, si tú no has hecho eso y no lo has puesto bien… ¿Por qué no lo has hecho? Pues porque eres un dejado, porque no estás involucrado en el trabajo en equipo, en el cole… ¿Por qué este me ha presentado esto? Si al otro pobre le está pareciendo que es magnífico». Es que mi baremo estaba confundido. Si yo no tengo esa información, estoy juzgando a los demás desde una perspectiva confundida. Estoy siendo injusta, algo que detesto. Entonces, ni yo te comprendo a ti, ni tú me comprendes a mí. De ahí surge que algunos empiecen, en esos momentos, a aislarse, porque sienten mucha soledad y dicen: «No ven el mundo como yo». Entonces, es una percepción sutil que no sabes determinar, pero que estás viendo que las leyes, el patrón por el que se está rigiendo el otro, desde luego, no es como el tuyo. Es muy importante que nadie conceptualice la alta capacidad en un entorno de patología o de dificultades que ya vienen dadas. No es así. La alta capacidad no es una patología, pero si no se atiende, sí puede desarrollar patologías. En este caso, pueden ser desde estados de ansiedad, insomnios crónicos, depresión, aislamiento… Hay patologías que se desarrollan que son consecuencia de mucho tiempo de no comprenderse. Es muy importante detectar muy bien y de manera precoz la alta capacidad, porque cuanto antes tienen la información, más les estamos protegiendo de que tengan un recorrido que no esté ajustado a su necesidad.

Es una ley orgánica diseñada para proteger a nuestros menores que se está saltando sistemáticamente sin que a nadie parezca importarle. El cambio tiene que ser social, pero también las instituciones tienen que ayudar a ese cambio, porque si no, están perdidos. Repito, hablamos de un 10 % de la población. Necesita recursos de formación de formación del profesorado, de formación de psicólogos, de formación de pediatras para saber derivar… Tenemos los tres colectivos que tienen que detectarles y que protegerles desinformados. Entonces, es durísimo para el profesorado querer y no saber. Pero, claro, tampoco se les puede pedir a la gente que se forme siempre fuera de las universidades. ¿Que luego te quieres convertir en experto? Oye, fenomenal, pues luego te haces un máster, te haces tal… Pero el conocimiento mínimo, ese tiene que salir de base, porque es lo suficientemente importante y con las consecuencias lo suficientemente graves como para que venga incorporado.
Pero es algo que los padres tienen que saber y, por eso, tienen que entrenar de manera específica. Porque no es lo mismo para ellos, además, un juego de azar que un juego con lógica, que es donde están muy confortables. Pero hay que encontrar el equilibrio, hay que entrenarlo todo. En los juegos de pensar, está muy a gusto. Entonces, tengo que meter también un poco de azar, porque tengo que enseñarle para la vida y en la vida hay mucho componente de suerte, mucho componente de azar. Si es todo lo contrario, si es muy físico, pues le tengo que también enseñar a estar atento a una tarea a lo mejor conceptual. Todo el rato, a través del juego, se compensa. Y lo que es el ocio en adultos… Esto sí que es bastante importante, porque cuando vas entrando en la adolescencia es cuando tienes más coste en las conversaciones sociales. Recuerdo mucho la anécdota de una chica que había estado en el confinamiento fenomenal y cuando tenía que volver al cole, la niña tenía 15 años, me dijo: «Jana, yo vuelvo al cole, pero es que si tengo que volver a hablar de champús…». Ella estaba horrorizada de visualizarse otra vez en el patio hablando de champús, que era el tema recurrente con sus amigas de 15 años. Tienen que adaptarse también a un tema de conversación en el patio y a un juego que a veces tienen que elegir. Me dicen: «Es que yo no quiero estar solo, pero tampoco quiero hacer lo que están haciendo los otros». Y entonces, tú le dices: «Venga, propón tú algo». Y dice: «No, no, si nadie me sigue». Entonces, elegir entre la soledad o conformarte con lo de siempre, que a ti te está resultando tan rutinario, pues no es fácil.
Entonces, necesitan mucho cambio de conversación, mucho dinamismo. Y, a veces, es sorprendente en adultos cuando están en una conversación y te está interesando muchísimo, pero, de repente, tu cabeza ya ha llegado al final de la conversación. Y no sabes por qué esa conversación, que te tenía a cien y estabas encantado, la verdad, de repente, dices: «Ya me he aburrido, ya me acabo de ir». Pero no estoy juzgando la conversación, no estoy despreciando el tema, solo mi cabeza ya lo ha pulido y no consigo atender más. Entonces, el coste social que tienen las personas con alta capacidad muchas veces es muy elevado. No lo pasan nada bien, pero aprenden a gestionarlo. Y para aprender también hay que darles tiempo, no nos sale a la primera.

En el caso de la alta capacidad, cuanto más cálculo se le pone repetitivo, una vez que él ya ha integrado el mecanismo, ya lo único que le lleva es cada vez hacerlo peor, porque ha sobresaturado su sistema y ya ha desconectado del todo. Y lo que empezó resultando curioso, ahora se ha difuminado y solo le genera incluso muchas veces rechazo. Fíjate qué contradicciones. Entrenamos a los niños todo el rato a tener cálculo mental, pero luego cuando se saltan los pasos, se les penaliza. Eso está mal para todos. Pero en el caso de la alta capacidad, por desconocimiento, no se está teniendo en cuenta lo que se llama aprendizaje autorregulado, que lo que hacen es dar saltos intuitivos. Y el profesor les penaliza por no haber puesto unos pasos que en su cabeza no han existido. Entonces, yo tengo muchos niños que me dicen: «Mira, Jana, yo sé que el problema me da 32 y luego me invento operaciones hasta que encuentre un 32. Si la encuentro y cuela, pues me lo he llevado bien, pero si no…». Hay que saber evaluarles muy bien, porque hay muchas respuestas que vienen dadas desde su pensamiento divergente. El pensamiento divergente les lleva a dar respuestas que no son las esperadas, pero eso no implica que estén mal. Si yo las penalizo, estoy censurando su esencia. Estoy censurando, a veces, incluso lo que busco que me enseñe.
Voy a poner un ejemplo. Recuerdo una vez… Estaba yo de profesora y vinieron unos niños de quinto y de sexto, y vinieron superenfadados por una comprensión lectora que les habían puesto. Y entonces, la comprensión lectora hablaba de un señor que se levantaba, iba a trabajar con… O sea, iba en chándal, cogía el autobús, hacía deporte, después se ponía el traje chaqueta y se iba a una reunión. Y entonces, en la pregunta, el profesor le había puesto mal a su respuesta, que era: «¿En qué crees que trabaja este señor?». Y él había puesto: «Futbolista». Y entonces, yo le dije: «Hombre, te has pasado un poquito. Explícame esto». Dice: «Hombre, Jana, está clarísimo. Un futbolista se levanta, va en chándal, se viste… O sea, hace deporte, luego se pone el traje chaqueta para ir con los de su equipo… Y ya cuando vi que la corbata era verde, supe que era del Betis». Luego, él tenía todos los datos, estaba justificado, y le habían penalizado, y estaba enfadadísimo. ¿Y al final ese niño qué aprendió? Pues dijo: «Ya lo he entendido, tengo que contestar lo que quieren que conteste». Tratad con cariño a todos los niños. También a los que os retan, a los que se salen del sistema, a los que están al este de la campana de Gauss… Porque lejos de tenerlo todo, como escucho en los directores de centro, están carentes de muchísimas cosas.

Aprendo desde cómo interactúan… Porque también hay muchas cosas que digo: «Mira este qué bien ha hecho esto, me lo quedo». Porque cada uno tiene su conocimiento sobre su hijo, y luego yo lo aplico también, pero también su propia experiencia vital, que son chulísimas de recoger. Pero te enseñan, sobre todo para mí, la resiliencia, el no tirar la toalla. Ese ejercicio de confianza ciega que se hace en el hijo, no porque te necesite solo, sino… Ni porque le quieras, es que no hay confianza porque les queramos, es porque la generan. Es porque sabes dentro de ti que son capaces de ello y te sientes poderoso porque sabes que para que eso ocurra, para que haga esa persona lo que es capaz de hacer, tienes que estar a su lado. Sin condiciones. Pase lo que pase. Y entonces, yo, que tengo mis propios hijos, más todos estos chicos, hay muchas veces que flaqueo y muchas veces es la imagen de una de las madres la que está en mi cabeza y digo: «Si esta puede, yo también». Entonces, aprendo cada segundo de los chicos, de los padres… Me han llevado a tener que formarme un montón, porque en mi deseo de proteger, pues tengo que aprender de leyes, tengo que aprender… Claro, porque si no, no los cuido. Pero tengo que aprender de educación porque si no, no cambio las aulas. Pero tengo que aprender de psicología porque si no, no intervengo…
Entonces, todo el rato se aprende, como en todos los entornos, pero sí considero que el mío es muy privilegiado por la diversidad que tiene y porque el componente humano es también muy intenso, muy extraordinario. Simplemente, retomo el ejemplo con el que he empezado de las tijeras. Imagínate ese niño con el que hemos empezado, si le hubieran dicho después de todo lo que hemos aprendido hoy en este rato, si a ese niño… Sobre todo os miro a vosotros, a los jóvenes. Le hubieran explicado: «Mira, tú eres zurdo y no pasa nada, necesitas unas tijeras diferentes y, si no te sale bien, no pasa nada porque yo te enseño». Estamos en un programa que se llama ‘Aprendemos Juntos’ y se nos ha olvidado que enseñar no es contar cosas, es garantizarnos que el otro las ha integrado. Unos las integrarán porque se las cuento, otros tendré que enseñárselas, otros tendré que cantar o bailar… Pues a la alta capacidad hay que enseñarle todo eso y, además, su diferencia. Para que cuando corte con tijeras, una de dos, o pide unas tijeras de zurdo o se conforma con haber hecho la birria de recorte sin que le duela. Las dos cosas están bien. Lo único que está mal es que el que haya cortado eso piense que no vale. Desde ahí, no se construye nada.
Os pido, por favor, que después de esto, miréis con otra perspectiva a la alta capacidad, con una perspectiva más justa, sin expectativas que no sean las de personas que pueden hacer cosas bien y mal. Y, cuando veáis a un chico que está detectado de alta capacidad en el cole, ni le veáis como un superhéroe que vuela ni le veáis como alguien que sabe muchísimo de cálculo… Porque a lo mejor ese superhéroe no sabe de cálculo, a lo mejor ese es el que sabe tocar el violín o es el que… Pero en cálculo suspende y no pasa nada. Necesito que ayudéis de verdad en el cambio, porque el cambio real está en vuestra generación. Y con el deseo, por favor, de acompañarnos en cambiar las cosas, porque un mundo más justo lo queremos todos, pero la justicia no se imparte solo en una dirección, porque, entonces, deja de serlo. Gracias, chicos.