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Nuestro cerebro ilusionista

Jorge Blass y Jordi Camí

Nuestro cerebro ilusionista

Jorge Blass y Jordi Camí

Mago y Neurocientífico


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Magia y neurociencia, ¿qué tienen que ver? La respuesta está en cómo reacciona nuestro cerebro ante lo que no tiene explicación. Efectos especiales, ilusiones ópticas, espectaculares y asombrosos trucos … El secreto de la magia está en el funcionamiento de nuestra mente. ¿Cómo logran los magos hacernos ver lo imposible? ¿Qué interferencias producen en nuestros procesos cognitivos? ¿Cómo explica la magia el funcionamiento de nuestro cerebro?

En un sorprendente encuentro, el ilusionista Jorge Blass y el neurocientífico Jordi Camí responden a estas preguntas a golpe de trucos de magia y mucha ilusión. Un viaje fascinante para indagar en los misterios de la cognición humana, los procesos de atención, la memoria visual y la percepción.

Jordi Camí es doctor en Medicina, catedrático de Farmacología en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, director general del Parque de Investigación Biomédica de Barcelona y vicepresidente de la Fundación Pasqual Maragall para la investigación del Alzheimer. Apasionado de la magia, es miembro activo de la Sociedad Española de Ilusionismo (SEI), desde la que promueve estudios científicos sobre el funcionamiento del cerebro ante la magia. En 2020 publicó ‘El cerebro ilusionista: La neurociencia detrás de la magia’.

El ilusionista Jorge Blass ha sido apodado como “El mago del siglo XXI”. Se formó en la escuela de magia de Juan Tamariz y sus espectáculos han llenado estadios desde los años 90. En ellos mezcla la magia tradicional con las nuevas tecnologías, utilizando drones, hologramas, efectos especiales, e incluso, redes sociales. Su trabajo llamó la atención del mismísimo David Copperfield, quien dijo de él que “eleva la magia a otro nivel”. Ha recibido numerosos premios, entre los que destacan la ‘Varita de Oro’ de Montecarlo o el ‘Primer Premio Internacional de Magia’ de Portugal. También es miembro fundador de la ‘Fundación Abracadabra de Magos Solidarios’, director del ‘Festival Internacional de Magia’ de Madrid y autor del libro ‘Magia para no dejar de soñar’ (2003).


Transcripción

00:03
Jorge Blass. Jordi. Un placer volver a conversar contigo y compartir un rato. Eres neurocientífico, eres catedrático de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y amante de la magia desde hace muchos años. Entonces vamos a hablar de magia, de ciencia y de lo que ocurre en nuestro cerebro cuando observamos esto que hacemos los magos, el ilusionismo.

00:25
Jordi Camí. Un placer también para mí compartir esta conversación contigo. Un mago que tiene tanta experiencia. Tú que has actuado tanto, en distintos teatros, en muchos sitios del mundo, para públicos muy distintos. Cuéntanos cuál es la experiencia que te propones. Cuáles son los objetivos cuando vas a hacer magia y cuáles son las experiencias que consigues con tu magia ante los distintos públicos de los que tienes experiencia.

00:59
Jorge Blass. Bueno, la magia, como cualquier arte, lo que pretende es emocionar, es hacer vivir al espectador una emoción, que en el caso de la magia, va ligada a la ilusión. Me he dado cuenta de que la ilusión es una fuerza, es una emoción, un motor que puede hacer que no solo experimentemos en el espectáculo esa sensación tan agradable, en la que puede parecer que todo es posible y volver un poco a jugar como un niño. Pero también la ilusión es una fuerza que nos hace enfrentarnos en nuestra vida al día a día, mirar las cosas de una forma totalmente diferente y superar esas metas, esos logros que todos tenemos en nuestra vida personal. Y yo creo que la ilusión es la parte fundamental de la magia que ha perdurado a lo largo de toda la historia de la magia. Si hay algo que une al primer mago de la historia que conocemos, que es en el antiguo Egipto, el mago Djedi, que actúa ante la corte del faraón Keops, pero lo mismo pasa cuando vamos a la Edad Media, donde los magos feriantes hacían sus cosas en los mercados… Algunos acabaron quemados en la hoguera, eso no fue tan ilusionante. Pero llegamos a la edad de oro de la magia en el siglo XIX, donde actuaban ya en grandes teatros. Si hay algo que une a todos los magos de la historia es esa ilusión que generan en el público y ese vínculo, que hace vivir al público que cualquier cosa es posible.

02:29

Y es nuestro objetivo principal: conseguir que durante unos instantes todo parezca posible. Y ese juego para mí es muy interesante, ese juego entre el mago y el espectador. A mí me gustaría empezar proponiendo un pequeño juego. Como la magia es volver a la infancia, Jordi, vamos a volver un poquito a la infancia. Y quiero que juguemos, que nos convirtamos un poco en niños. Muchas gracias. Mira, aquí tenemos un juego muy sencillo, el tres en raya. Entonces, fíjate que puedes jugar en cualquier dirección y te pido que juegues a ganar, Jordi.

03:00
Jordi Camí. Sí, sí, evidentemente.

03:01
Jorge Blass. Vale, adelante, voy a empezar yo primero.

03:02
Jordi Camí. Me la juego ante el público.

03:03
Jorge Blass. Genial, yo voy a ser el círculo y tú vas a ser las cruces. ¿Dónde te gustaría jugar, a ver?

03:07
Jordi Camí. Aquí.

03:08
Jorge Blass. ¿Aquí? Mira, muy listo. Perfecto. Entonces yo voy a intentar, por ejemplo, voy a jugar aquí. Eso es. Que quede ahí, perfecto. ¿Dónde vas?

03:19
Jordi Camí. Aquí.

03:19
Jorge Blass. Aquí arriba, ah, muy listo, genial. Se nota que eres catedrático, Jordi.

03:22
Jordi Camí. Sí, pero no me dejarás, no me vas a dejar.

03:25
Jorge Blass. Yo te voy a bloquear aquí un poquito.

03:27
Jordi Camí. Aún me tengo que defender yo, creo. Aquí.

03:29
Jorge Blass. Venga, genial, perfecto. Fíjate que estamos jugando a… Mira, casi me ganas, me despisto un momento y casi me ganas.

03:36
Jordi Camí. Será que no, aquí.

03:38
Jorge Blass. Aquí. Fíjate. Maravilloso. Y bueno, pues creo que hemos empatado, lo cual está muy bien. Hemos empatado, pero hay algo importante a tener en cuenta y es que la ilusión, Jordi, yo estoy convencido de que no se aprende. La ilusión se contagia y los magos somos los responsables de contagiar esa ilusión. Hemos hecho una jugada aleatoria completamente, pero como te decía, la ilusión no se aprende, la ilusión se contagia.

Nuestro cerebro ilusionista. Jorge Blass y Jordi Camí
04:03
Jordi Camí. Se contagia.

04:04
Jorge Blass. Y es que todas estas piezas han creado este mensaje que quiero dejar aquí y que hablemos de él. Porque si hay algo que yo me pregunto al hacer la magia, Jordi, es qué es lo que sucede en la mente de un espectador cuando vive lo que acabamos de vivir, un juego de magia.

04:21
Jordi Camí. Bueno, vive una situación que es imposible o que no cuadra. Es decir, que va contra las expectativas que ha creado el mago. El mago, cuando presenta efectos de magia, hace primero una presentación. Una parte expositiva; generalmente es muy lógica, es muy atractiva, tiene un hilo conductor hasta que hay un final, un desenlace que es imposible, que es lo que maravilla. “¿Cómo lo ha hecho?” Bien, esta situación final va contra las expectativas, a veces va en contra, incluso, de las leyes de la naturaleza. Y técnicamente es lo que llamamos un error de predicción, porque esperábamos que cuando el mago se sacaba una libreta, un papel y un bolígrafo, iba a escribir, pero pasa otra cosa. Es decir, aquello no cuadra. ¿Por qué sucede esto? Bueno, fundamentalmente porque el cerebro tiene unas limitaciones físicas y metabólicas, y ha aprendido con la evolución todo un conjunto de estrategias magníficas para sobrevivir ante lo que es la naturaleza y todos los retos visuales e informativos. Para que te hagas una idea: en cada retina de nuestros ojos, y nos referimos solo a un órgano de los sentidos, que es la vista; después está el tacto, el gusto, el olfato… Pero en cuanto a la vista se refiere, en cada una de las retinas recibimos cada segundo, tic tac, el equivalente a setenta gigabytes de información. Esto equivale a setenta vídeos con sus audios, setenta películas. Bueno, esto es ingestionable, esto es un alud de información que recibimos constantemente.

06:15

Y ante este alud de información, al cerebro no le queda otro remedio que organizarse unas estrategias para captar la realidad, entenderla, procesarla, relacionarse bien con el entorno, adaptarse, reaccionar, etcétera, etcétera. ¿Qué pasa? Que estos setenta gigabytes que recibe cada retina, cada segundo, son ingestionables, pero es que además ahí empieza todo un conjunto de cuellos de botella conforme esta información entra en el cerebro y se va procesando. Un ejemplo: la información que viene por la retina se canaliza, va al interior del cerebro para procesarse. De hecho, el procesamiento visual está ahí detrás, en el occipital y el cable que, digamos, que conduce esta información, que es el nervio óptico, pues el nervio óptico como máximo conduce información a un volumen de un megabyte por segundo. Por lo tanto, la estrategia principal es que el cerebro capta, se queda con rasgos, solo con detalles. No da más de sí. Además, esta información necesita de un fichero, que es la memoria de trabajo, la memoria temporal, que también tiene sus limitaciones. Y con estos detalles, con estos rasgos, construye la realidad. Y la construye gracias a que tenemos unas memorias, unas bibliotecas personales, que nos permiten rápidamente reconocer aquello que vemos e, incluso, lo que hacemos generalmente es que nos anticipamos. El cerebro es lento. Desde que se recibe una señal hasta que reaccionas, tardamos un tercio de segundo. Esto en neurociencia es mucho y no nos podemos permitir el lujo de este retraso. ¿Cuál es la solución? Anticiparse, ¿no? Anticiparse.

08:10

Y en realidad lo que hacemos son predicciones, constantemente. Predicciones muy certeras, buenísimas, casi infalibles. Y con estas predicciones vamos funcionando. Salimos a la calle en una vía pública de doble sentido y los coches siempre vienen por la izquierda, hasta donde yo sé. Y esto es aprendido, esto es automático. No se nos ocurre otra cosa, excepto cuando viajas a Londres por primera vez en tu vida y los coches vienen por la derecha, y el susto es sistemático, a pesar de que está escrito en la acera: “Cuidado, que los coches aquí vienen por la derecha”. Porque estamos anticipándonos. Estamos haciendo estas predicciones constantemente. Y esto es un error de predicción que da lugar a esta sensación de imposibilidad de: “Aquí no cuadra nada”. Déjame que te ponga un ejemplo, si eres tan amable. Mira, aquí tenemos un dado magnífico. Los colores… Tiene muy buen aspecto, estarás de acuerdo. En realidad no es… Bueno, no es un dado, es una caja. Es una caja que contiene otro dado, otro cubo, un cubo en blanco y negro, como podéis ver. Ya no es tan bonito. Que estaba dentro del dado rojo, de esta caja roja. Este cubo, este cubo en blanco y negro en realidad también es otra caja. Es una caja vacía que no tiene nada. Lo que no cuadra es que ahora el dado que antes contenía el dado gris, ahora contiene el dado rojo y esto no se entiende, esto es un error. Esto no cuadra. Esto es un error de predicción.

10:02
Jorge Blass. Es increíble, ¿puedo verla de cerca?

10:04
Jordi Camí. Sí, sí.

10:04
Jorge Blass. Oye, Jordi, aunque tú digas que esto es producto de ese error de predicción, yo creo que esto solo puede ser producto de la magia. Sí, sí. Interesante.

10:21
Jordi Camí. Muy bien, Jorge. Tengo una pregunta para ti, que me interesa mucho: cuando desarrollas juegos, cuando preparas juegos de magia o adaptas juegos de otros magos, juegos buenísimos, ¿cuál es tu propósito? Digamos, ¿cuáles son las estructuras? ¿Cuáles son los objetivos concretos y los simbolismos, incluso, que queréis tener en cuenta en el momento de ordenar y de construir un determinado juego?

Nuestro cerebro ilusionista. Jorge Blass y Jordi Camí
10:54
Jorge Blass. Bueno, como dice mi maestro Juan Tamariz, la magia, toda magia, debe ser “imposible y fascinante”. Imposible porque rompe las leyes de la lógica, de la naturaleza muchas veces. Y por supuesto, es imposible, pero fascinante, porque si solo fuera imposible, sería un rompecabezas, algo sin ningún interés. La magia ha de ser fascinante y para eso nos fijamos mucho en los deseos del público. Es una gran fuente de inspiración para nosotros. ¿Qué desea nuestro público? La magia tiene mucho simbolismo detrás. Por ejemplo, cuando un mago corta a una persona por la mitad, un juego que tiene ya más de cien años, de alguna forma está representando la muerte. Está rompiendo esa ley: la inmortalidad, el deseo de la inmortalidad. Cuando el mago medieval hacía aparecer de una chistera frutas, un conejo, en realidad eran alimentos. Era un signo de riqueza. Era como el cuerno de la abundancia de la época. Sin duda, la magia tiene mucho simbolismo y los deseos del público son algo que nos inspira y nos motiva para crear nuestra magia. Una vez que estamos en el desarrollo de nuestra actuación, es muy importante lo que el maestro Arturo de Ascanio denominó como la atmósfera mágica. La atmósfera mágica es crear esa sensación, ese ambiente de sorpresa y de misterio en el que el espectador ya ni se llega a plantear, no ya que no vea el truco, sino que no le importe, que ni siquiera sea consciente de que hay que buscar ese secreto. Que, digamos, se deje llevar por nuestra magia. Esa atmósfera mágica es lo que crea para mí la sesión de magia perfecta. Para conseguirlo hay muchas herramientas que usamos. A lo largo de los años las hemos desarrollado, muchos magos. Una de mis favoritas es el efecto cometa, una técnica psicológica que usamos en la que el espectador, después de presenciar un buen juego de magia, al paso del tiempo, aporta detalles en su mente que no han sucedido, que ni siquiera han sucedido, magnificando el efecto, incluso amplificando el imposible.

12:55

Por eso, cuando años después me encuentro a alguna persona, me pregunta: “¿Tú hiciste un juego con una botella y una moneda que volaba?”. Y claro, yo no recuerdo ese efecto, pero en su mente él lo ha magnificado y lo ha amplificado hasta el punto de que lo transforma. Uno de los mayores efectos cometa que se conoce es la cuerda hindú. La cuerda hindú es que contaban los viajeros occidentales que en la India había un padre con su hijo, que tocaba una flauta y, al sonido de esa música misteriosa, una cuerda empezaba a flotar y se perdía entre las nubes. El niño se agarraba a aquella cuerda y empezaba a trepar y ese niño desaparecía entre las nubes. Bueno, siento decirte que esa cuerda, desde luego no era tan larga, y tampoco el niño trepaba entre las nubes. Es producto de esa imaginación o de ese efecto cometa. Me gustaría explicarte un poco cómo estructuramos los magos nuestra magia con un ejemplo muy visual y muy sencillo. Mira, un truco de magia es algo sencillo, simple, como este trozo de hilo, más o menos, que estás viendo aquí. Y está formado por varios elementos, por supuesto, está formado por las horas de ensayo, las horas de ensayo que dedicamos a lo que hacemos. También está formado por la puesta en escena, la presentación, importante, que cautive al espectador. Luego hay una parte psicológica que, como tú sabes, es muy importante. Y también está el granito de arena que todos los magos a lo largo de la historia han aportado a ese efecto concreto de magia. Y luego, por otro lado, está, por ejemplo, el truco. El truco, como ves, no siempre es tan importante, ¿verdad? Y todos estos elementos son los que hace que el mago, a lo largo de los años, perfeccione su efecto mágico, que trabaje en estas técnicas que, además, tienen un objetivo muy noble, y es que estas técnicas permanezcan ocultas. A diferencia de otras artes, en la magia, la técnica permanece siempre oculta. Y a lo largo de los años conseguimos que el espectador suspenda su incredulidad durante unos instantes, perfeccionando todas estas técnicas. Con un objetivo.

14:53

El objetivo es hacer creer que, durante un momento, todo es posible.

15:03
Jordi Camí. Precioso. Precioso, gracias.

15:14
Jorge Blass. Jordi, en tu libro “El cerebro ilusionista” explicas cómo funcionan algunos trucos de magia en nuestro cerebro. ¿Qué procesos cognitivos suceden cuando observamos algo como lo que acabamos de ver, un juego de magia?

15:28
Jordi Camí. Déjame que te diga algo previamente, porque es muy interesante. El mundo de la magia lleva siglos experimentando, haciendo experimentación, de manera muy pragmática. Y a base de ensayo y error, y con unos cuantos siglos detrás, la magia ha obrado unos efectos imbatibles, que funcionan perfectamente. Los magos utilizan muchas tecnologías: a veces utilizan las matemáticas sin que el público lo sepa, o hacen uso de cosas del mundo de la física, de la óptica o de nuevos materiales e incluso a veces de la electrónica. Tú mueves drones, por lo que he visto últimamente. Y, además de estos métodos y tecnologías, fundamentalmente y principalmente también, los magos lo que hacen, lo que han aprendido, es a manipular la psicología de los espectadores. Y en rigor, lo que han aprendido es a interferir, como comentaba antes, a “hackear” procesos cognitivos que tiene el funcionamiento normal de nuestro cerebro. Entre estos procesos cognitivos, por ejemplo, los magos son expertos en ocultar cosas y en camuflarlas. A veces incluso utilizan ilusiones ópticas en que todo el mundo ya ve cosas que no son exactamente como son, pero ya nos vienen así. Los magos, durante la presentación de un efecto, por ejemplo, lo que hacen es evitar producir situaciones que generen suspicacias, que generen contraste, porque esto despierta la atención del público de que ahí se está haciendo algo erróneo.

17:15

Los magos son artistas en no generar ningún tipo de contraste, de que todo sea lógico y predecible durante la presentación. Los magos, y de esto hablaremos después quizás más extensamente, son los reyes, los artistas del control de la atención del público. Y no solo esto, sino que a veces también manipulan percepciones. También los magos a veces hacen “diabluras” en cuanto a lo que son las memorias: de lo que recuerda al público que ha pasado hace segundos, hace minutos, ¿no? Incluso también pueden manipular ciertas elecciones o decisiones. Por lo tanto, realmente es un… Digamos que hay una gran variedad de mecanismos de interferencia, porque se dirigen a distintas estrategias que tiene el cerebro para para soslayar, para superar aquellas limitaciones físicas y metabólicas que comentaba hace un momento. Hay una estrategia que es maravillosa, que quiero contarla, y que ahí la magia hace muchos deberes, y es que construimos lo que denominamos una ilusión de continuidad. Porque la realidad, aunque no nos enteremos, nosotros captamos la realidad de forma fraccionada. Y ahora contaré el porqué. Y con esta captación fraccionada, construimos una realidad ilusoria que es continua. Bueno, esto nos permite ir al cine. En el cine nos pasan de veinticinco a treinta fotogramas por segundo, incluso ahora con altas tecnologías, y nosotros no nos enteramos de que hay estos fotogramas uno tras otro. Es decir, captamos la realidad de forma fraccionada y la construimos de manera continua.

19:09

Esto es debido a que el procesamiento visual es muy complejo. Antes ya hemos comentado: cuellos de botella, obstáculos, etc. Y además, en la retina, donde recibimos aquella cantidad, aquel alud de información, en toda la retina, solo en una porción muy pequeña de esta retina es donde tenemos agudeza visual. Es decir, ahí es donde realmente distinguimos, con colores y con detalles, que aquello es una persona y aquello es un animal, para entendernos. El resto de la retina es imprescindible para la escala de grises, para otras cosas, pero si una persona tiene una lesión en esta parte, que se llama fóvea, tan pequeña, que no llega, no alcanza el dos por ciento de toda la superficie de la retina, aquella persona es declarada ciega, porque no puede funcionar. Bueno, entonces, si solo tenemos agudeza en aquella parte ¿cómo solventamos esto? Entre otras cosas, lo que hacemos son unos movimientos rápidos de los ojos. Vamos como pixelando, como haciendo brochazos de lo que es el paisaje que estamos viendo. Pam, pam, pam. Con estos movimientos rápidos, que lo que hacen es enfocar la fóvea a un sitio concreto. Mira, se llaman movimientos sacádicos, esto es lo de menos, y hacemos la friolera de dos o tres movimientos por segundo, o más. Y suerte que no lo vemos, no nos enteramos, porque nos asustaríamos de nosotros mismos. Bueno, este es el mecanismo que te permite construir esta ilusión de continuidad, porque lo que hacemos es fusionar imágenes con lo anterior y también rellenar huecos. Y la vida sigue, y funcionamos muy bien.

21:01

Bueno, la magia se aprovecha de esto. ¿Por qué? Porque este mecanismo de rellenar huecos y de fusionar y tal, tiene, digamos, algunos efectos colaterales. O ventajas. Una ventaja, que todo el mundo sabe de esto, todo el mundo está familiarizado, es que se dice que en el mundo de la magia la mano es más rápida que la vista. Y es verdad, a veces los magos hacen algunas maniobras a una velocidad que no nos enteramos. Bien, esto pasa. También hay otro efecto colateral que tiene que ver con lo que antes mencionaba de memoria de trabajo, la memoria temporal. Hemos de tener en cuenta que, para estar hablando, necesitamos permanentemente un fichero de información que nos lo tenga ahí todo puesto para, por ejemplo, escribir una oración que tenemos en la cabeza, o para llamar a un teléfono que nos acaban de decir. De hecho, la memoria temporal tiene su saturación, tiene sus limitaciones y no podemos retener más de siete a diez conceptos en un momento determinado en la mente, porque hay una saturación. Bueno, los magos se aprovechan de que esta captación fraccionada de la realidad se hace continua y se hace mediante este fichero de memoria temporal, y se aprovechan de un efecto colateral que denominamos técnicamente “ceguera al cambio”. Porque, más allá de la velocidad, esto es distinto, hay determinados cambios de los que no nos enteramos. Por ejemplo, este es el motivo por el cual vas tú por la acera y de golpe te encuentras a una persona con un patinete ahí delante. ¿De dónde ha salido? Porque tienes problemas para ir comparando las escenas.

22:47

O el conductor que de golpe se encuentra con una bici. Pero ¿dónde estaba esta bicicleta? Esto se llama ceguera al cambio. Tú conoces estas cosas, Jorge, estás ahí riendo. Va. Danos un ejemplo de este fenómeno de ceguera al cambio.

Nuestro cerebro ilusionista. Jorge Blass y Jordi Camí
23:05
Jorge Blass. Creo que sí. Creo que tiene relación. Mira, voy a pedirte que, de estas seis cartas pienses una. Piensa una carta y recuerda bien el número y el palo de esa carta. No lo olvides. Recuerda, en casa también los espectadores pueden pensar una de estas cartas, porque voy a intentar hacer algo increíble, que es adivinar precisamente la carta. Voy a retirar una de ellas. Y lo misterioso es que la carta que has pensado, Jordi, es justo la que acabo de retirar.

23:38
Jordi Camí. Esto es magia. Bueno, es magia y también es ceguera al cambio.

23:43
Jorge Blass. Efectivamente.

23:44
Jordi Camí. Yo no os contaré cómo lo ha hecho, pero sí que os contare con permiso tuyo, qué es lo que ha hecho. Jorge primero nos ha enseñado seis cartas distintas y nos ha pedido que memoricemos una. Después, en la espalda, ha sacado una de estas cartas y después ha demostrado que la carta que ha sacado es la que habíamos pensado. Bueno, en realidad, primero nos ha mostrado seis cartas y después nos ha mostrado cinco cartas que eran distintas, todas ellas, de las seis primeras. Pero nosotros, como audiencia, en este corto espacio de tiempo y con la atención controlada por el mago: “Oye, fíjate bien”, hemos sido incapaces, porque tenemos esta memoria temporal justita, de comparar la escena primera, todos los detalles de la escena primera, con la escena posterior, cuyas cartas eran distintas. Esto es ceguera al cambio y es un ejemplo de cómo los magos os aprovecháis tan bien de estos procesos cognitivos tan perfeccionados que tiene el ser humano.

24:50
Jorge Blass. Está bien, no cuentes más, hasta aquí, Jordi. Está bien.

24:57
Jordi Camí. Jorge, los magos cuando desarrolláis juegos y hacéis aquellos desenlaces imposibles, provocáis lo que se denomina una experiencia mágica. Una experiencia mágica es un saco de emociones. La primera generalmente es una sorpresa, por el error de predicción: “No, no. ¿Qué pasa ahí?”. Pero es una emoción muy breve. A veces, la mayoría de las veces, también, porque el resultado es inesperado. Pero esto ya va seguido de otras emociones que son, creo, muy dependientes de, digamos, de lo que el mago ha sabido sembrar y compartir, estas ilusiones, con sus efectos. Cuéntanos cómo es tu experiencia, haciendo magia, perdón, en función de los distintos tipos de público. Porque creo que la experiencia es distinta cuando haces magia ante niños que cuando haces ante adultos y quien nos está viendo no lo sabe. Y también cuando se hace magia ante magos, que este es otro negocio. Pero bueno: niños, adultos, profanos, ¿cuál es tu experiencia?

26:13
Jorge Blass. Claro, Jordi, a lo largo de los años yo he hecho mucha magia para público diverso. Y de todos los públicos que me he encontrado, el más curioso, fijate, fue en un viaje con la Fundación Abracadabra a Kenia. Y tuve la suerte de hacer magia para un grupo de Masáis, en el Masái Mara. Ese grupo no entendía la magia como arte, no sabía que la magia era un arte escénico, y me miraban con una cara como de asombro, como de temor. Una sensación muy extraña. No aplaudían, claro, era distinto a cualquier cosa. Has comentado sobre la magia para magos y es interesante, porque el mago ya conoce los procedimientos psicológicos y técnicos que estamos comentando, así que hacer magia para magos es como un doble salto mortal. Tienes que engañar a una mente que ya conoce los procedimientos. Y también es una especialidad que en los congresos de magia, en los festivales, desarrollamos muchas veces: cómo hacer un juego, que incluso sea, como decía Arturo de Ascanio: “Hasta para magos”. Respecto al niño y al adulto, es verdad que el público piensa que el niño es más fácil de ilusionar, pero yo creo lo contrario. Yo pienso que el niño es mucho más difícil de sorprender que un adulto, porque, como estamos hablando, la magia se produce por una serie de razonamientos lógicos, y el niño muchas veces no atiende al mismo procedimiento que el adulto. El adulto, como tú has comentado, anticipa lo que lo que va a suceder. El niño observa todos los detalles con precisión. De hecho, por eso los niños tienen la sensación de que sus días son más largos, porque al final tienen mucha información y no procesan igual que el adulto. Seguramente todos los niños que nos estén viendo, Jordi, hace un rato se habrán dado cuenta de algo raro que hay en esta frase. La ilusión no se aprende, se contagia. En cambio, estoy seguro de que todos los adultos que nos ven probablemente no se hayan dado cuenta de que en esta frase…

28:07
Jordi Camí. Aún, aún no se han dado cuenta.

28:08
Jorge Blass. Aún no se han dado cuenta de que la palabra “no” se repite de una forma escandalosa. Está delante de nuestros ojos y no se dan cuenta. Es la diferencia entre un niño y un adulto.

28:19
Jordi Camí. Efectivamente, y debido a esto, los magos no hacen la misma magia ante los niños que ante los adultos. Hay juegos de magia que los adultos se comen, como decimos, sin rechistar y no se pueden hacer ante los niños, porque los niños pillan detalles. Como decíamos antes, si te sacaras ahora un papel y un lápiz, los adultos esperaríamos que te pusieras a escribir algo. Un niño no. Un niño por ahora no supone que va a pasar esto. Entonces ahí pillan detalles. Y esto es muy interesante porque es, o sea, la magia, el ilusionismo, de manera empírica, hace demostraciones de procesos cognitivos y evolutivos, porque es un asunto de maduración. Conforme uno se va haciendo adolescente y adulto, cada vez filtra más, anticipa, infiere más. Bueno, y nos hacemos mayores, que en ese sentido… Antes has comentado una cosa muy interesante, yo creo que fuiste muy atrevido, porque a magia es muy contextual, es muy cultural. Tú haces una desaparición ante determinadas culturas y pueden pensar que eres un hechicero y puedes crear miedo y podrías tener algún problema. La magia, el ilusionismo en nuestra cultura es muy interesante, porque, qué curioso, la gente paga una entrada para que la engañen durante un rato. Porque saben que el mago hace trucos, nadie piensa ya que el mago tiene poderes sobrenaturales. Pero la gente disfruta de que le hagan un rato estos errores de predicción, de ser sorprendida, pero sobre todo, de tener buena experiencia mágica, pasárselo bien.

30:17

Y después hay personas, no sé cuántas, a las que la magia no les interesa para nada. Pero volvamos al principio: la magia ha sabido, de manera empírica, ha descubierto maneras de poner en evidencia, de dejar en evidencia el funcionamiento inconsciente del cerebro y todos estos procesamientos. Hay una cosa que me interesa preguntarte. Tú estás implicado en una fundación, Abracadabra, creo, que tiene fines solidarios, con otros magos y, por lo tanto, seguro que habías hecho magia en situaciones muy especiales, con personas en situaciones límite. Cuéntanos un poco también, ahora que hablamos de la experiencia mágica, ¿cuál es tu experiencia cuando habéis hecho magia ante personas en riesgo, en situaciones muy desfavorecidas, en situaciones muy especiales?

31:12
Jorge Blass. Bueno, la Fundación Abracadabra es un proyecto increíble, hace más de quince años empezamos cuatro o cinco amigos a hacer magia en hospitales, en residencias y a lo largo de los años ha evolucionado. Ahora somos más de ciento cuarenta magos que, de manera recurrente, vamos cada semana a hospitales, a residencias y compartimos nuestra magia. Regalamos magia con toda la ilusión. Y lo hacemos en un contexto difícil, como comentabas: una habitación de un hospital donde hay una familia, donde hay una persona enferma; una residencia, niños que tienen algunas discapacidades, o adultos. Nos hemos dado cuenta de que la magia puede ser terapéutica. Es increíble, porque aunque no podemos curar mágicamente su enfermedad, sí que podemos, a través de las herramientas que tenemos los ilusionistas, desarrollar capacidades de comunicación en ellos, psicomotrices, donde un pase de magia puede ayudarles a desarrollar una habilidad que no esperaban tener. Y, desde luego mejorar su autoestima, cuando hacemos talleres donde ellos son los magos, de repente ese niño o ese adulto enfermo se convierte en un ser con un poder mágico especial. Y eso, en algunas enfermedades, la mejora del estado de ánimo del paciente, sin duda produce una gran mejoría. Ha habido anécdotas increíbles. Por ejemplo, he visitado hospitales donde me he encontrado un niño que estaba muy malito, y yo he hecho magia, le he enseñado algunos juegos y al cabo de los años ese niño se ha recuperado y ahora es él el que ha aprendido magia y él visita ese mismo hospital animando a otros niños y compartiendo su magia.

32:50
Jordi Camí. O sea, los magos sois fabricantes de felicidad. La pena es que no lo hagáis las 24 horas del día, pero durante este rato… No, maravilloso, enhorabuena, de verdad.

33:01
Jorge Blass. Muchas gracias. Jordi, los magos jugamos mucho con la atención, usamos el concepto de “misdirection”. Cuéntanos un poquito estos procesos cognitivos que suceden en la mente del espectador.

33:13
Jordi Camí. Atención, percepción. Ahí sí, la magia hace muchos deberes. Tened en cuenta que un mago, uno de los deberes que tiene es, digamos, controlar permanentemente la atención del público. Y la atención de cualquier persona normal es fluctuante, se cansa. Si no lo hace el mago, entonces en el público se pierde el efecto. Ahora explicaré por qué, si tú no atiendes el juego de magia entero, no hay magia, no hay imposibilidad. Esto es debido a las particularidades que tienen los procesos atencionales y perceptivos. ¿Qué es la atención? Antes explicábamos que de la realidad, debido a estas limitaciones y tal, nos quedamos con rasgos, con detalles. Con estos rasgos y detalles, cuando nos fijamos en algo en concreto o cuando nos concentramos en algo, no hace falta que lo estemos viendo. Cuando ves en clase que la gente está riendo, pero está pensando en su novio, en su novia, y su atención está puesta. Eso es lo que se llama atender. Atender es cuando uno se fija en algo en concreto o se concentra en algo, porque si no se fija o no se concentra en algo, no puede procesar aquella información. Y cuando ya te concentras y la procesas, cuando estás atendiendo, es cuando estás en condiciones de interpretar qué es aquello que estás viendo o qué es aquello en lo que te estás concentrando. Y este proceso de interpretación, que es automático e inmediato, técnicamente lo denominamos percepción.

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Atención, percepción. Si no atiendes, no te enteras. Si no atiendes, no sabes lo que ves, ahí la magia… Ahí la magia interfiere, porque sabe, entre otras cosas, de nuevo, que para atender, para fijarte en algo, necesitas tu memoria de trabajo, que tiene estas limitaciones y esto da de sí lo que da de sí. Los magos son tan buenos controlando la atención que incluso han acuñado un palabrote, digamos, que reúne todas esas técnicas, que se llama “misdirection” y que ha hecho fortuna, porque es una manera rápida de entenderse, a lo que se refiere a un mago cuando hace una determinada maniobra. En cuanto a la atención, a los magos a veces les interesa captar la atención de una manera aguda. Cuando el mago sacaba el conejo de la chistera, todo el mundo miraba. A los magos también, a veces, les interesa desviar la atención, es decir, que el público se concentre o atienda o mire en un sitio donde le interesa al mago, para poder hacer deberes en algún otro sitio donde nadie está atendiendo. Esto es desviar la atención. Pero si hiciéramos una estadística, creo que allá donde se gana más el sueldo un mago es dividiendo la atención. La atención es un proceso que es secuencial, es decir, aunque se diga, porque es un mito, que hay personas multitarea y que son capaces de hacer varias cosas a la vez, esto no es verdad. Lo que pasa es que hay personas entrenadas en hacer una cosa tras otra. Por lo tanto, claro, si tú divides la atención, o atiendes a un sitio o atiendes a otro sitio, pero no puedes atender dos cosas simultáneamente.

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Si van a ver a Jorge Blass o a algún mago, por favor, no miren Facebook o WhatsApp mientras Jorge está presentando un efecto, porque lo van a perder, es decir, porque tú no puedes atender varias cosas a la vez. La magia es muy peculiar, necesita que tú navegues por el hilo conductor del mago para tener este: “No puede ser, si no ha hecho nada”. Pero para decir que no ha hecho nada tienes que haber atendido. O sea, que dividir la atención es otro de los mecanismos, digamos, que la magia utiliza más a menudo. Bueno, como os decía, cuando uno atiende, pues es cuando está en condiciones de procesar y en condiciones de interpretar. Y percibir es un fenómeno interpretativo. Nosotros, cuando hemos de explicarle a otra persona una cosa nueva, siempre la describimos: “He visto una especie de paraguas que no tenía mango, pero en cambio, en vez…”. Siempre lo comparamos con algo, porque todo lo interpretamos rápidamente porque hemos ido acumulando en nuestras bibliotecas particulares, en nuestras memorias, muchísima información. Y eso es lo que nos permite percibir inmediatamente las cosas. Yo siempre me acuerdo, no la diré exactamente, pero creo que es muy demostrativa, una frase del gran mago Gabriel García Márquez, mago, poeta y escritor. En ‘Cien años de soledad’ hay un momento en que hay una frase, yo creo muy demostrativa, que dice, a ver si lo digo bien: “Había un tiempo en que las cosas…”, aquello que descubren en el hielo.

Nuestro cerebro ilusionista. Jorge Blass y Jordi Camí
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“Había un tiempo en que las cosas eran tan recientes, que para nombrarlas habría que señalarlas con el dedo”. Que es lo que te está diciendo, que no había nombre, porque siempre todo… En el mundo de la percepción hay muchos mecanismos, aquí nos alargaríamos mucho. Los magos también saben, pero me quiero referir a uno que es muy peculiar, porque es muy automático. En neurociencia decimos que es cognitivamente impenetrable, es decir, que siempre pasa, siempre sucede. Y es que cuando vemos una imagen, como mi mano, parcialmente oculta, este caso es muy fácil, nosotros automáticamente ya nos imaginamos qué hay detrás. Nosotros completamos de manera automática, irrefrenable, sobre la base siempre de nuestra experiencia. Claro, si no hay experiencia… Y este procedimiento de completitud amodal es también una estrategia, un mecanismo, del que los magos se aprovechan para hacer muchos, muchos efectos de magia. La percepción amodal. Va, ponnos un ejemplo…

39:47
Jorge Blass. Me parece fenomenal.

39:47
Jordi Camí. …de completitud amodal.

39:49
Jorge Blass. Claro que sí. Muchas gracias. Quiero que te fijes, Jordi, en esta pequeña carta. Este número uno, que al mismo tiempo puede ser un cuatro, pero también puede ser un tres y también puede ser un seis. Es misterioso, porque la misma carta cambia de forma sorprendente.

40:11
Jordi Camí. Mira, ahora que tienes esta imagen, a la mayoría de los mortales, excepto los mal intencionados, pero hay muy pocos, no se nos ocurre otra cosa automática que pensar que esto es un tres. Lo que pasa que… Esto es la completitud amodal. Esta reconstrucción.

40:35
Jorge Blass. Es curioso, ¿verdad? Cómo completa el cerebro. Ahora, la magia tiene estrategias y mucho ingenio para que también pueda superar este principio. Incluso el tres puede ser realmente un tres. Y si nos concentramos mucho, Jordi, hasta un ocho.

40:52
Jordi Camí. Magnífico.

40:57
Jorge Blass. El ingenio que hay detrás de la magia es algo muy sorprendente, cómo a lo largo de los años los magos han ido depurando. Antes hablábamos de los espectadores que quieren pillar el truco, yo creo que no es que sea muy difícil pillar el truco por el mago o porque sea muy listo, sino porque hay miles de años de personas muy listas inventando ingenios, inventando procedimientos para engañar a la mente humana.

41:19
Jordi Camí. Esto es ensayo y error, ir probando, y te quedas con lo destilado. Es decir, los trileros no empezaron ayer. Tienen muchas horas de vuelo y de prueba, y al final utilizan… A ver, se dice que tenemos una necesidad también irrefrenable de explicarnos cómo lo ha hecho. Es decir, los espectadores que van a ver magia, vale, pero ya forma parte del ticket, que tienes ahí gente que se pregunta, se miran: “Pero si no ha hecho nada, ¿cómo lo ha hecho?”. Y después al salir, patatín patatán. La buena magia es aquella que es capaz incluso de competir con estas preguntas que se hace el público. Porque el mago, o la maga, es capaz de superar estas preguntas con la ilusión y con la fascinación, con el ritmo, con el tempo de su espectáculo. La magia más flojilla, sí, da pie a muchas cosas, pero ya no es buena magia. La magia consigue también manipular otros procesos, incluso a veces, de manera muy sutil, puede condicionar la manera como respondemos. Si ahora estuviéramos hablando, por ejemplo, estuviéramos charlando, yo que sé, de comida, una conversación gastronómica. ¿Cuál es la palabra que te evoca?

42:50
Jorge Blass. Jamón.

42:51
Jordi Camí. Pero si hubiéramos estado hablando de temas sanitarios y de higiene, etcétera.

43:00
Jorge Blass. Jabón.

43:01
Jordi Camí. Claro. Pero si hubiéramos estado hablando de viajes, del último viaje que hiciste antes de la pandemia, del que piensas hacer después de, yo qué sé, dentro de unos meses, esta palabra te evocaría, ¿qué país?

43:17
Jorge Blass. Japón.

43:18
Jordi Camí. Vale. Estos son condicionamientos muy sutiles que a veces a la magia le van bien para hacer sus deberes. Bueno, manipulaciones de procesos cognitivos. Pero yo me pregunto, y además sé qué te interesa, ¿crees que ya está todo inventado en magia, Jorge? Es decir, ¿la magia ya no da más de sí? ¿Qué opinas?

43:43
Jorge Blass. Bueno, precisamente yo creo que ese es el reto de los magos en el siglo XXI. Nos enfrentamos a un público que es muy distinto al que tenía Houdini hace cien años. Ese público era mucho más crédulo que el que tenemos ahora. El público del siglo XXI tiene una información descomunal, tiene acceso a una tecnología que ya es pura magia en sí misma, y eso hace que los imposibles cambien. Por ejemplo, hace diez años, si yo adivinara la canción que está sonando, sería un efecto de magia. Hoy día mucha gente tiene, en su propio móvil, aplicaciones que al instante pueden saber qué canción está sonando. Así que los imposibles cambian y yo creo que la magia tiene que evolucionar también y proponer nuevos efectos y también pensar en nuevos métodos, nuevas formas de sorprender, usando esa tecnología nueva y otra más artesana. Yo creo que la magia es una combinación de artesanía y tecnología.

44:36
Jordi Camí. Pero, Jorge, ahora que hablas, que quede claro al público que, en general, la magia siempre va un poco por delante de la ciencia. Hoy que hablamos de ciencia. Tú te acuerdas cuando Robert-Houdin, en su teatro de París, hacía un truco maravilloso con el que de golpe encendía docenas de velas. Y es porque eran los principios de la electricidad, y nadie sabía que había electricidad.

45:02
Jorge Blass. Efectivamente. De hecho, los magos, efectivamente, nos hemos aprovechado de avances científicos. Incluso hemos dado sentido a esos avances en alguna ocasión. Como Georges Méliès con el cinematógrafo de los hermanos Lumière, un aparato que servía para ver imágenes animadas. Pero en cambio fue George Méliès, un mago del teatro Robert-Houdin, quien vio en ese aparato la posibilidad de un gran espectáculo de magia, el cine. Así que es verdad que los magos siempre hemos estado pendientes de los últimos avances tecnológicos. Y eso nos hace ir un poco a la vanguardia muchas veces, y bueno, nuestro objetivo es presentar efectos extraordinarios que nunca nadie ha visto antes. Pero eso, a tu pregunta de si está todo inventado, yo creo que no, terminantemente no. Para los magos, todavía queda mucha magia por inventar…

45:52
Jordi Camí. Es una buena noticia.

45:54
Jorge Blass. Y es una buena noticia porque yo creo que a nuestro público lo que más le gusta del mundo es sentirse totalmente sorprendido con algo nuevo, que nunca antes ha visto. Y nosotros, lo más importante en ese proceso de crear nueva magia, yo estoy ahora relacionando mucho la magia con la tecnología, utilizando drones, impresoras 3D, hologramas, en mis espectáculos de magia; y a mí me gusta mucho escuchar al público, escuchar cuáles son sus deseos. Gracias a esa escucha, por ejemplo, inventé un truco con redes sociales, donde un espectador elegía de su red social favorita a un amigo, y ese amigo se teletransportaba y aparecía en el teatro. Ese escuchar al público me llevó a crear esa magia que incluso llamó la atención de David Copperfield, que fue un gran hito en mi carrera. Yo creo que aprendemos mucho del público, de escuchar sus deseos, sus inquietudes, y al mismo tiempo el público aprende también con nosotros. Aprende algo fundamental de la magia y es a mantener siempre viva la capacidad de asombro. Eso que parece que ya conocemos todo. La magia te enseña algo, y es que puedes mantener aún viva tu capacidad de asombro. Yo creo que la magia del siglo XXI tiene una diferencia con otras anteriores, y es que es cada vez más interactiva. Es una magia en la que el espectador no es un mero observador, es parte activa, incluso llega a ser protagonista del show. Me gustaría que intentáramos algo, Jordi. Vamos a intentar algo con un objeto muy sencillo. Mira, yo tengo aquí una hoja, que te voy a pedir que tomes y en casa también los espectadores que nos están viendo pueden probarlo, pueden intentar hacer magia en sus propias casas con esto que vamos a hacer.

47:29
Jordi Camí. Venga, allá vamos.

47:29
Jorge Blass. Quiero que, solamente con un folio, un folio y un rotulador o un bolígrafo. Tenemos ambos un folio y un rotulador. En casa lo pueden probar. Hay que romper el folio, cortarlo en cuatro partes aproximadamente iguales. Así. Así que adelante, todos, todos en casa también probando a partir de una hoja cualquier trozo de papel por la mitad y otra vez por la mitad, para que todos tengamos cuatro partes más o menos iguales. Genial. Cuatro trozos de papel, sencillamente. Y vamos a escribir en ellos cuatro palabras. Os pido que al escribirlas completéis al máximo el papel, porque esta va a ser una magia. Así que vamos a escribir magia bien grande, que se vea bien: “magia”, en este papel. Va a ser una magia imposible, así que imposible va a ser la segunda de estas palabras. “Imposible”. Eso es, genial. Y, por supuesto, va a ser una ilusión. Vamos a escribir en grande la palabra “ilusión”. Eso es, genial. Y también va a ser una ilusión fascinante, Jordi, así que vamos a escribir “fascinante, eso es, en el cuarto de los papeles. Ahora sí, todos tenemos, tanto aquí como en casa, cuatro papeles que nos van a servir para hacer algo interactivo. Ilusión imposible, magia fascinante. Quiero que mezcles esos papeles, así, en tus manos. Adelante, mézclalos para que de forma aleatoria se produzca un pequeño caos en esta información, ¿verdad? Bueno, te voy a pedir algo y es que sostengas todos los papeles juntos y, a la cuenta de tres, los cortes por la mitad. Adelante. Uno, dos, tres. Chas, ahí está. Genial. Vamos a juntar las mitades. Puedes poner una encima de la otra o la otra encima de la una, como prefieras. Y hay que sostenerlos con lo escrito hacia abajo, para mantener el misterio de esta magia. Un número pequeño entre el uno y el cinco, Jordi.

49:21
Jordi Camí. El tres.

49:22
Jorge Blass. El tres. Bueno, pues quiero que todos de vuestro montoncito toméis tres papeles, los tres papeles que están encima, solo tres papeles, y los echéis por el medio, por el centro de vuestro paquete y cuadréis todo bien. Genial. Nadie puede saber qué papel ha quedado arriba después de tantas mezclas. Quiero que guardéis ese medio papel en vuestro bolsillo, para que quede un pequeño recuerdo de esta experiencia que vamos a vivir juntos, y el resto lo sostenéis en vuestras manos. Hay que hacer un pequeño ritual mágico, Jordi, es un ritual que consiste en tomar el primer papel de arriba y pasarlo abajo. Así. El siguiente de los papeles vamos a lanzarlo muy alto, lo vamos a desechar. Así que todos, un, dos, tres, fuera, se va fuera. Perfecto. Y seguimos el ritual. El que esté arriba lo pasamos abajo, y el siguiente lo lanzamos muy lejos. Fuera. Genial. El siguiente lo pasamos abajo. El siguiente lo lanzamos muy alto. Fuera. Eso es. Seguimos. El de arriba lo pasáis abajo y el siguiente lo lanzamos, muy lejos. Eso. Y continuamos, el siguiente lo pasamos abajo y el que esté arriba lo lanzamos. Genial. Y quedan poquitos ya, el siguiente lo pasamos abajo y el siguiente lo lanzamos. Fíjate que hemos mezclado, hemos creado un caos, hemos puesto por el medio, hemos guardado un trocito de papel. Pero yo sí creo en el poder de la magia y de la ilusión. Por eso, chasquea los dedos, Jordi, porque es fundamental que al hacerlo, tanto aquí como en casa, todos hayamos acabado con la misma palabra. Ilusión. Fascinante. Eso es. Magia. Imposible. Bueno, guardad ese trocito de papel y cuando alguien nos diga: “Eso es imposible”, pues hay que recordar este momento donde conseguimos un imposible en nuestras propias manos.

51:07
Jordi Camí. Habrá suerte.

51:11
Jorge Blass. Oye, Jordi, ha sido un auténtico placer, un gusto compartir este tiempo contigo.

51:15
Jordi Camí. Yo también, lo mismo digo, espero que quien nos vea se lo pase bien un rato y de paso, si aprende, mejor, pero como lo que pretende la magia: que la gente se lo pase bien. Este es nuestro deseo. Gracias, gracias por compartir y por estar juntos.

51:33
Jorge Blass. Un placer.