Las matemáticas que te ayudan a desarrollar la intuición y la lógica
Clara Grima
Las matemáticas que te ayudan a desarrollar la intuición y la lógica
Clara Grima
Matemática y divulgadora
Creando oportunidades
“Que las matemáticas te acompañen”
Clara Grima Matemática y divulgadora
Clara Grima
¿Por qué todos los años se forman colas en algunas administraciones de lotería si la probabilidad de que toque el premio es la misma: muy baja? ¿En qué consiste la falacia de Montecarlo o el espejismo de la mayoría? ¿Para qué aprendemos a resolver raíces cuadradas a mano? La matemática y divulgadora Clara Grima asegura que el "anumerismo" o analfabetismo matemático es un problema de la sociedad contemporánea y se podría evitar a través de la educación.
"Vamos inculcando a los niños la ansiedad que nos provocan las matemáticas y no existe pudor por no saber unas matemáticas básicas. Esa mala fama consigue solo que los niños aprendan a odiar las matemáticas, antes incluso que aprender la materia en sí", afirma. Profesora de Matemáticas Aplicadas en la Universidad de Sevilla, co autora del descubrimiento de una nueva geometría, el escutoide, y escritora de los libros 'Que las matemáticas te acompañen' o 'Hasta el infinito y más allá', Grima apuesta por una enseñanza de las matemáticas con cuentos, contexto y teoría de grafos.
"Por muy buenos que sean nuestros niños en cálculo, las máquinas lo son más. Por eso debemos desarrollar una habilidad que no tienen las máquinas: la intuición y la lógica, que se puede desarrollar con la teoría de grafos. En vez de insistir en las operaciones podríamos dedicar más tiempo a los grafos que enseñan a fraccionar un problema, saber qué te están preguntando, aprender a pensar y sobre todo, a divertirte jugando con las matemáticas", concluye.
Transcripción
Eso en cuanto a la primera pregunta. En todo lo que se te ocurra, en todo hay matemáticas. ¿Y por qué tienen tanta mala fama? Cuando empecé a divulgar en los colegios me di cuenta de que había niños muy, muy pequeños, pequeñísimos, que me decían: «A mí es que no me gustan las matemáticas». Y yo decía: «¿Y cómo lo sabes?». O sea, si no lo has probado, es como si me dices que no te gustan las gambas sin haberlas probado. Con cinco años a un niño no pueden no gustarle las matemáticas, no las ha probado, sabrá sumar, pero eso lo sabría aunque no estuviera escolarizado, además que por saber cuántos caramelos son suyos, si no los escolarizáramos aprendería a sumar. Eso es casi intuitivo. Si miras alrededor hay una mala fama en el ambiente. No solo los padres o las madres que digan: «Ay, yo fui muy mala para Matemáticas», «Yo fui muy malo para Matemáticas» o «No pasa nada si suspendes, yo también suspendí Matemáticas». Todo ese… no solo en la familia, que se hace daño a los niños, en el sentido de que le vamos inculcando la ansiedad que nos producen a nosotros las matemáticas, sino que en los medios de comunicación no existe un cierto pudor en reconocer que no sabes hacer unas matemáticas básicas. Todo ese ambiente es el que viven los niños, y lo que conseguimos con ello es que nuestros niños y niñas aprendan a odiar las matemáticas antes que aprender matemáticas. Si un niño o una niña es buena en deporte, pues es la estrella de la clase. Y si es bueno en Matemáticas o buena en Matemáticas, es un poco el bicho raro de la clase. Eso sigue ocurriendo.
Necesitamos talentos matemáticos, sobre todo en esta era. Estamos viviendo en una era en la que las matemáticas van a ser, bueno ya lo son, fundamentales. En el informe de abril de 2019 de la Red Estratégica de Matemática española, ya las matemáticas aportan un diez por ciento del producto interior bruto. Los trabajos que están vinculados directamente a las matemáticas, claro, son asuntos financieros, inteligencia artificial, emprendimiento profundo, análisis de datos. Todos esos trabajos de grandes tecnológicas son matemáticas. O sea, si los niños están en el cole, y las niñas, y no descubrimos el talento matemático… yo siempre lo comparo a tener un pozo de petróleo y decir: «Ahí tienes un pozo de petróleo, saca el petróleo». «No, es que cuesta mucho dinero, hay que montar un pozo. Tendríamos que contratar buenos trabajadores…», y te parecería absurdo que tuvieras un pozo de petróleo muy fructífero y que alguien de la administración dijera que no tiene dinero para montar el pozo o que le parece que van a tardar mucho en sacar el petróleo mientras que forman a las personas. De entre todo eso hay que intentar detectar cuanto antes dónde están… no todos van a ser talentos matemáticos ni falta que hace, ¿no?, porque el mundo sería muy aburrido si todos fuéramos matemáticos, pero sí detectar lo antes posible esos talentos, estimularlos y sacar el petróleo, que va a ser el petróleo lo que nos va a dar riqueza.
Pero, quiero decir, yo digo: «Si la probabilidad de que te toque es la misma, compres el décimo donde lo compres». Evidentemente pues posiblemente «La bruixa d’or» o Doña Manolita sí que den un premio, pero porque ellos venden casi todos los números, cada año más, porque cada año ganan más dinero y pueden invertir más en comprar más números. O sea que va a caer el gordo allí es casi seguro, ¿pero que te vaya a caer a ti? La misma probabilidad de que la compres en Doña Manolita, que lo compres en Coria del Río, que es mi pueblo. Eso es un anumerismo, hacer esas colas. O por ejemplo, hay uno que es una falacia que se llama la falacia del jugador o la falacia de Montecarlo, que consiste en pensar que si compras muchas veces un número ya te tiene que tocar. No sé si conoces a alguien que compra todos los años, o todas las semanas, creo, la ONCE es todas las semanas, compra todas las semanas el mismo número de la ONCE y te dice: «Pues es que llevo tres años jugando al mismo número. Ya me tiene que tocar». Y yo siempre digo: «No, porque el sorteo de ayer no tiene nada que ver con el de hoy y cada día digamos que se actualizan tus posibilidades que son casi cero». Eso se conoce como la falacia de Montecarlo, porque creo que fue en 1914 en el Casino de Montecarlo, en la ruleta, estaban apostando a… te lo estoy diciendo de memoria, estaban apostando a negro y rojo alguna gente y salió, no sé si eran dieciséis veces o… diez veces rojo. Entonces la gente empezó a apostar a negro cada vez más porque decía: «Ya ha salido diez veces rojo, ahora sale negro. Toca el negro». Y volvía a salir rojo. Y entonces más gente venía a apostar al negro porque ya estaba más cerca y no sé si fueron veintitrés veces. O sea, el Casino de Montecarlo hizo la noche porque la gente decía: «Bueno, ya tiene que tocar el negro en algún momento». Esa es la falacia. Y yo siempre digo: «No, si vas a una ruleta y pasa eso, que diez veces seguidas sale negro, eso es casi imposible desde el punto de vista probabilístico. Si está ocurriendo eso es porque la ruleta está descompensada. O sea, si una ruleta saca diez veces negro. Tú tienes que apostar a negro».
Igual que cuando lo haces con una moneda que te dicen: «¿Cara o cruz?», si salen seis caras en la séptima tú qué apuestas, a cruz porque toca. La probabilidad de que en un lanzamiento de moneda salgan seis cara seguidas es muy baja. Si ha ocurrido, tú lo que tienes que empezar a sospechar es que la moneda está descompensada.
Y yo me di cuenta con mis hijos, digo, porque yo les leía cuentos y entonces leía un cuento, decían: «No sé cuántos, tal y llegaron al embarcadero». «Mamá, ¿qué es un embarcadero?», porque nosotros aunque vivimos cerca del río Guadalquivir, no habían visto un embarcadero o no lo sabían. Y tú dices: «Pues mira, un embarcadero…», y en ese momento el niño quiere saber qué significa esa palabra, porque está dentro de una historia y entonces le enseñas, en ese momento aprende la palabra embarcadero, aprende lo que significa y cómo se usa, porque está todo dentro de una historia. Así se enseña la lengua y es fantástico, pero no se hace con las matemáticas. O sea, una de las cosas que intento, no solo yo, muchos matemáticos estamos intentando, es sustituir esos procedimientos mecánicos y ahí sin sentido: «Ahora aprendes a hacer esto, ahora aprendes a hacer esto» por temarios con contexto, donde los niños lo que tengan de entrada es un problema y luego al final pues aprenden a resolverlo o necesitamos un nuevo tipo de operación o un nuevo tipo de herramienta, como puede ser una ecuación o lo que quieras, e introducir una herramienta que es muy potente para aprender a pensar, y que es matemática, y es muy desconocida, y que funciona muy bien con los niños, que es la teoría de grafos. La teoría de grafos, como yo digo, son las matemáticas con puntos y rayas. A eso me dedico yo. O sea, yo hago teoría de grafos y si tú entras en mi despacho no esperes ver ecuaciones imposibles en la pizarra así muy historiadas, porque yo estaré pintando puntos y rayas.
Un grafo es un conjunto de puntos… tienes un conjunto de elementos, por ejemplo personas, y lo representas con puntitos, y ahora unes con rayitas a personas de dos en dos según algún criterio. Pues puedes pensar, por ejemplo, en Facebook, el grupo de personas son un número de usuarios de Facebook y ahora dos personas que sean usuarios de Facebook se unen con una rayita. Nos daría el grafo de Facebook, que bueno, tiene mil seiscientos millones de puntos aproximadamente, pero en un… pues no sé, en un instituto o en un cole, pues los puntitos pueden ser los niños o los estudiantes, y ahora unes con dos los que hayan ido al cine juntos los últimos, bueno, los últimos seis meses. Pues te da una relación de la sociabilidad. Te da una visión de cómo se socializa dentro de ese instituto. Bueno, pues trabajando sobre teoría de grafos se pueden resolver un montón de problemas y donde no hay cálculos, no es que los cálculos sean malos, que los cálculos hay que hacerlos, sino donde lo que premia es la intuición y la lógica, y ordenar el pensamiento. Y me ha pasado una cosa muy curiosa, y no me ha pasado ni una vez ni dos, de que hay algún estudiante, o una chica o algún chico, que sea muy rápido contestando a un grafo y yo decirle al profesor o a la profesora cuando estoy en primaria o secundaria, decir: «¡Guau! Este es un crack» y me dice: «¿Un crack? Es un desastre». Entonces son niños que, a lo mejor, en las matemáticas clásicas o las que se dan… las de currículum, no dan un palo al agua porque… no lo dan porque están aburridos y sin embargo tienen una capacidad.
Entonces, la teoría de grafos yo creo que habría que introducirla. Primero, porque enseña a los niños a pensar, que es lo que tenemos… O sea, por muy buenos que sean nuestros niños en cálculo, las máquinas son mejores. Por mucho que tú corras, un coche corre más. Entonces lo que tenemos que hacer es que ellos desarrollen una habilidad que no tienen las máquinas, que es la intuición y la lógica. Y en eso la teoría de grafos es fantástica. Y como las otras matemáticas, o sea la matemática que se tienen que dar, ¿no?, los algoritmos se tienen que dar y tal, pero en lugar de machacarlo con hacer operaciones todo el rato a mano, pues ese tiempo dejarlo para la teoría de grafos, porque aparte de que le va a enseñar a fraccionar un problema, a ver cuál es el problema de verdad, ¿cuál es la pregunta que le están haciendo de verdad?, y a jugar con las matemáticas, que es lo que hacemos los investigadores de matemáticas, jugar con esas piezas e investigar. Pues a los que son más reticentes los vas a atraer y entonces los vas a atraer porque son buenos. Y ahí se puede detectar el talento matemático jugando con los grafos.
“Hay que hablar de las matemáticas sin miedo, con una sonrisa”
O sea que no es que dejen de vacunar porque sean estúpidos, porque entonces si miras un mapa de movimiento antivacunas, los estúpidos estamos todos concentrados en Europa. No hay estúpidos en Burkina Faso. O sea, una cosa muy rara. A lo mejor no tiene que ver con la estupidez. No es que sean estúpidos los antivacunas, que no lo son, simplemente viven en burbujas, donde la mayoría de la gente piensa que las vacunas son dañinas. Entonces eso nos sirve para entender los movimientos y también para tener empatía. O sea, yo lo cuento muchas veces en los institutos por la empatía, porque cuando estamos lejos de un sitio, de un entorno, juzgamos con mucha alegría lo que hacen los demás. Antes de juzgar a una determinada comunidad autónoma o a un determinado grupo con una determinada idea y tal piensa que tú no estás dentro de la burbuja y que ellos pueden estar todos afectados por un espejismo la mayoría, como tú estás afectado por lo tuyo.
Y que se pegaban unos prismas con otros como aquí y formaban los epitelios. Pero Luisma Escudero y su equipo, mirando por el microscopio se dieron cuenta de qué era lo que pasaba, ocurría algo que le decía que aquello no eran prismas. ¿Y qué es lo que ocurría? Pues que si miraba el tejido epitelial de la mosca de la fruta, de la glándula salivar, y tenía las células, veía que había células que por ejemplo, por una cara del epitelio, una de las caras, pues como en este ejemplo se ve que la célula rosa y la célula azul son vecinas, pero cuando le daban la vuelta al epitelio observaban que habían dejado de serlo, que estas habían dejado de ser vecinas y ahora las que eran vecinas eran la marrón y la roja, que por la otra parte del epitelio estaban absolutamente separadas. Entonces, evidentemente este cambio de vecindad, este cambio de papel de vecinos no se puede hacer con un prisma. Si tú pones cuatro prismas pegaditos, los que estén pegaditos por arriba, van a estar pegaditos por abajo. O sea, esto no podían ser prismas. Entonces, contactaron con matemáticos, Alberto Márquez y yo misma, y nos preguntaron: «¿Qué es esto? ¿Qué figura geométrica hace esto?». Y nosotros dijimos: «Ni idea». Buscamos entre el catálogo de figuras o de construcciones geométricas que Alberto y yo como matemáticos, que además trabajamos en geometría computacional, conocíamos, tiramos de todas las herramientas posibles para construir la posible figura geométrica que hiciera esto y no nos salía. Y entonces dijimos: «Bueno, pues vamos a pensar que somos la naturaleza». Y entonces nos olvidamos de todo lo que sabíamos de biología celular, cosa que francamente nos costó diez minutos porque no sabíamos mucho, y empezamos a pensar: ¿si yo fuera naturaleza, cómo construiría las células para que estuvieran lo más pegadas posible, más juntas, pero además respetando la competencia?
E hicimos un modelo y lo que nos salía era algo así. Cuando hicimos el modelo y los informáticos, porque en el grupo hay biólogos, hay físicos, hay matemáticos, y hay informáticos, les dijimos nuestra ecuación a los físicos, pues sacaron esta forma que es un poco rara. Y dijimos: «Bueno, pues eso es lo que sale». Eso es lo que sale. Lo que nos salía a Alberto y a mí de pensar como la naturaleza, si la naturaleza supiera matemáticas habría hecho esto. Y la sorpresa fue que cuando miraron al microscopio, la naturaleza había hecho esto. O sea, exactamente fue un momento «¡Eureka!» muy grande de: «¡Guau!». Esta es la forma que permite que las células epiteliales sean lo más compactas posible, utilizando la menor energía y dando la mayor flexibilidad al tejido epitelial que se curva mucho porque para hacer un hígado, pues se curva mucho. Y comprobamos que todos nosotros estamos llenos de escutoides, aunque no lo sepamos.
O sea, cuando era una carrera que se asociaba solo a la docencia, porque yo estudié Matemáticas, porque quería ser profesora, no quería ser otra cosa. Y yo creo que casi todos los que estudiaban Matemáticas preferíamos ser profesores. Luego alguno trabajaba en una consultora y tal, pero queríamos ser profesores. Pero ahora Matemáticas ya no se asocia a ser profesor. De hecho, ese es uno de los problemas que hay, no en España solo, en todos los países del entorno, que ahora los matemáticos, los estudiantes que empiezan Matemáticas ya no quieren ser profesores, pues es un problema, porque las matemáticas ya no la van a enseñar matemáticos. O sea, podríamos estar horas. Pues cuando esta carrera empieza a gozar de prestigio y se le ha empezado a dar un reconocimiento y se ve que la carrera da unos puestos de trabajo muy bien remunerados, muy reconocidos, están asociados a matemáticas, las mujeres han empezado a descender y lo puedes mirar en la gráfica del Ministerio, no me estoy inventando los datos. En Matemáticas han empezado a descender. Las mujeres siempre o se nos educa o creo que tiene que ver con eso, al cuidado, a ser maestra, a ser enfermera, a ser… que está bien, pero también puede ser, o sea, a cuidar de los demás. Y como te he dicho, se puede cuidar a los demás haciendo matemáticas. Muchas veces hago siempre el mismo chiste el primer día de clase y digo: «Ay, venía a dar una clase de Álgebra y creo que me he metido en una despedida de soltero», porque no hay chicas. Ellos no se ríen mucho con el chiste, yo tampoco. Internamente tengo que decirte que yo tampoco, y creo que esta es una cuestión de estereotipos. O sea, busca informático o informática en internet, o mira cualquier película donde haya un informático o una informática que sea relevante, quitando Lisbeth Salander, que era una chica un poco problemática, la imagen del informático es un chico asocial, gordito, con problemas, con una capucha.
Y todo eso yo creo que es el problema, que es la visión, pero tenemos que mostrarle que, además España, en España, bueno, hablo de España porque estamos en España, hay un montón de referentes que se puede mostrar. Mi sobrina María, que ya ha salido en la conversación, tenía que hacer un trabajo sobre científicas del pasado de Rosalind Franklin, de Marie Curie, de Hedy Lamarr… cinco. Y entonces, cuando acabó el mural, se quedó mirando a su madre y dijo: «¿Te das cuenta, mamá, de que la única científica viva que queda es mi tía Clari?». Que soy yo. Claro si a la chiquilla solo le hablan de científicas muertas y hay vivas. Y aparte que no son… no creo que Marie Curie sea un modelo. Marie Curie era una persona excepcional, excepcional. Pero es un modelo… que para seguir a Marie Curie da mucha pereza. O sea que Marie Curie luchó contra todo, contra la pobreza, contra todo, contra el machismo de la época, tuvo que superar la muerte de su marido. No es un personaje que a nadie le apetezca hacer porque necesitas ser superheroína. Yo creo que lo que hay que mostrarles, simplemente para que sepan, para que elijan lo que quieran. Pero hay que definir eso, yo como matemática, define qué significa lo que quieran. Tú puedes ser matemática, puedes ser informática, puedes ser ingeniera robótica y aquí están los modelos y enseñar que «haberlas haylas». En España hay muchas chicas, muchas mujeres, perdón, que se dedican al mundo de la inteligencia artificial, de las matemáticas, que son muy, muy brillantes pero que no se conocen.
“Las matemáticas pueden ayudarnos a hacer un mundo mejor”
Cuando nos metamos a hacer inteligencia artificial y a tener algoritmos de aprendizaje profundo y tal, van a ser las matemáticas las que nos van a permitir, igual que nos están permitiendo ahora mismo pues desarrollar aplicaciones de teléfono móvil, que con imágenes de poca calidad, te pueden detectar una degeneración macular, o con unas máquinas de resonancia de las que aquí ya están desechadas porque son de muy mala calidad, después, simplemente con tratamientos matemáticos en países en desarrollo, ellos van a tener una resonancia hecha con muy poca calidad, pero con tratamientos matemáticos vamos a sacar la máxima calidad, que es un poco lo que hemos hecho en el Princesa de Asturias. Ya se están diseñando robots que están consiguiendo que niños con trastornos de espectro autista profundo reaccionen y eso no lo puede hacer un humano, porque un robot puede sonreír por cada dos segundos, horas, porque no tiene que ir al baño, porque no se cansa, porque no se deprime. Edward Frenkel, que es un matemático de la Universidad de California, tiene una frase que es fantástica: «Hay una élite en el mundo que tiene el poder y lo tiene porque sabe más matemáticas que tú». Y es verdad. La gente que tiene el poder lo tiene porque sabe más matemáticas que tú y es una frase que no es exagerada, es…