La mejor cardióloga de España nos explica cómo cuidar mejor nuestro corazón
Leticia Fernández-Friera
La mejor cardióloga de España nos explica cómo cuidar mejor nuestro corazón
Leticia Fernández-Friera
Cardióloga
Creando oportunidades
Corazón de mujer: el conocimiento es el primer paso para cuidarse
Leticia Fernández-Friera Cardióloga
Leticia Fernández-Friera
“Qué tenemos que hacer para cuidar nuestro corazón, como mujer, pero también como hombre, porque todos los hombres tienen una mujer cerca a la que aman”. Con este punto de partida, la cardióloga Leticia Fernández-Friera lidera un proyecto de concienciación y divulgación científica, Corazón de Mujer, inspirado en el movimiento americano Go Red for Women, con el objetivo de prevenir la enfermedad cardiovascular en la mujer, que es la primera causa de mortalidad femenina.
La doctora Ferández-Friera, socia fundadora de ATRIA Clinic, especializada en ecocardiografía en el Massachusetts General Hospital, Harvard Medical School de Boston y en tomografía computarizada cardíaca (TAC) y resonancia magnética cardíaca (Cardio-RM) en el Hospital Mount Sinai de Nueva York, bajo la supervisión del doctor Valentín Fuster, también ha innovado en la divulgación científica, a través del proyecto Wake Up, que intenta concienciar a sus pacientes sobre el riesgo de la aterosclerosis, mediante la imagen vascular que muestran las placas de colesterol en las arterias. “Nuestra idea surgió cuando nos dimos cuenta, efectivamente, de que las mujeres no cambiaban su estilo de vida, aunque nosotros les dijéramos que tenían que cambiar. Pensamos: «Quizá, si les enseñamos cómo están sus arterias por dentro, si hay placas de colesterol o no, les motive a cambiar su estilo de vida». A través de una fotografía, de una imagen, ver su arteria por dentro, podemos ejercer un mayor impacto”, describe la cardióloga. Su compromiso con la salud ha sido reconocido con la máxima acreditación (Nivel III) de la Sociedad Europea de Cardiología en Cardio-RM y TAC cardiaco, además de varios premios de investigación nacional e internacional.
Transcripción
“Espero que mi historia inspire a otros para introducirse en la medicina, la cardiología y la investigación”
Cuando enferman se producen las valvulopatías, que es la estenosis aórtica, la insuficiencia mitral, que son las principales causas de cirugía cardíaca, de tener que abrirnos el tórax. Hay otras enfermedades también, porque hay otras partes en el corazón, como es el sistema eléctrico, las luces, la electricidad del corazón, las que mandan los impulsos. Cuando se daña el sistema eléctrico se producen las arritmias, las palpitaciones. También tenemos otra parte del músculo que todos entendemos en el corazón, la bomba, el motor, lo que impulsa la sangre a que llegue a los distintos órganos del cuerpo. Cuando ese músculo se afecta, se producen las miocardiopatías. Algunas de ellas nacemos con ellas y otras se van desarrollando a lo largo de nuestra vida. Cuando hay una miocardiopatía o una enfermedad a ese músculo del corazón, acaba deteriorándose, se puede producir la insuficiencia cardíaca. Básicamente, esas son las enfermedades principales del corazón y es importante, desde pequeños, que enseñemos las partes que tiene el aparato cardiovascular, el corazón y las arterias para entender también cómo puede enfermar.
Pero hay otros factores de riesgo emergentes, más modernos que comentábamos, como sería el sueño, influye no solo la cantidad de sueño, sino la calidad de nuestro sueño también, que no nos despertemos muchas veces durante la noche, que diríamos que es un sueño fragmentado, aspectos psicosociales, nuestra personalidad. ¿Cómo somos? ¿Somos exigentes? ¿Somos perfeccionistas? No tendemos a concentrarnos. Todos estos rasgos de la personalidad influyen también sobre nuestra salud cardiovascular y que entremos en círculos buenos o en círculos no buenos. Otro aspecto también importante es el estrés. Se ha demostrado que aumentan los infartos dos horas antes de un evento de estrés más que si estamos en condiciones normales, por lo que el estrés también es importante de manejar. Otros factores también, como el medioambiental, la contaminación. También se sabe que en sitios que hay menos contaminación se desarrolla menos enfermedad cardiovascular y otros factores, que siempre me gusta hablar de ellos, que son factores más femeninos, que son factores hormonales, que tienen que ver, básicamente, con el nivel de estrógenos que tenemos. Entonces, todos esos momentos de la vida en que tenemos poco estrógeno, por ejemplo, en la menopausia, o poca cantidad, o nuestras hormonas están alteradas, por ejemplo, procesos de enfermedad durante el embarazo también pueden incrementar el riesgo a desarrollar una enfermedad cardiovascular. Y ya, por último, también, que creo que es importante mencionarlo de forma educativa, es las enfermedades inflamatorias. Es decir, ¿qué es la inflamación? Pues son esos procesos que hacen que nuestras placas de colesterol dentro de las arterias crezcan más o se puedan romper, por ejemplo, enfermedades inflamatorias, la psoriasis u otras enfermedades autoinmunes. O sea que hay un montón de deberes y de factores de riesgo y lo más importante, el mensaje, es que tenemos que conocerlos, ir poquito a poco siendo asesorados por nuestro cardiólogo para controlarlos.
O sea, que hay que incorporarlo en tu agenda, en tu horario, como el que incorpora una reunión de trabajo. Lo mismo. Eso del ejercicio físico y de comer… Qué difícil, qué difícil en los tiempos que vivimos, que parece que comer es una forma de satisfacer otras presiones colaterales que tenemos, una escapatoria. Al final ahí es importante entrar en los colegios, en los niños, saber aprender todos a comer, comer con color, fruta, verdura, hacerlo divertido y poner el foco ahí, no prohibir cosas, las prohibiciones siempre son malas, sino disminuir cantidades. Intentar también saber educar muy bien lo que es bueno y lo que no es tan bueno para poder dosificarlo. Pero me centraría sobre todo en estilo de vida, ejercicio y alimentación. Y otra cosa fundamental, que muchas veces se nos olvida, y es priorizar nuestra salud. Yo, a veces, a los pacientes, a los amigos: «¿Tú te quieres cuidar realmente o realmente tú piensas que la salud siempre te va a acompañar?». A lo mejor no, la damos por hecho, pero es que, si no tenemos salud, el resto sobra. Entonces aquí hay que ser muy sincero con uno mismo y pensar qué propósito de vida tenemos, que eso sí que nos lo inculcan, qué propósito de vida tenemos, pero qué propósito de salud tengo conmigo mismo y con los que me quieren. Porque ya no solo me tengo que cuidar por mí, sino que me tengo que cuidar por mi entorno, por mis niños. Eso es fundamental. Priorizar tu salud y dedicarle tiempo a tu salud. Si no, estamos perdidos. Al final es una cuestión de tiempo y de inversión en lo que consideramos importante. Y nuestra salud es el punto uno de importancia en nuestras vidas, aunque lo oigamos mucho.
Pero eso lo tenemos que interiorizar cada uno en mensajes, en conversaciones internas que tengamos por la mañana, por la noche, en silencio y analizarnos cómo estamos viviendo y cómo podemos mejorar y qué pequeños trucos podemos incluir en nuestra rutina y que nos gusten. Porque otro aspecto muy importante a la hora de consejos de cuidarnos, aparte de ejercicio físico, alimentación y priorizar nuestra salud, es nuestro entorno. Hay un estudio muy bonito de la doctora Malissa Wood, del libro Thinfluence, que muestra o cuenta la historia de una mujer sana, delgada, con buen estilo de vida, que está trabajando en una ciudad y no tiene ningún problema, ninguna enfermedad cardiovascular. La trasladan de ciudad, de estado. Cambia totalmente su entorno. Ya no es culpa de ella, como intentamos decir a veces a las personas obesas: «Es culpa tuya». No, no, a veces no es culpa tuya, es culpa de tu entorno. Y más que culpabilizar, hay que buscar cómo podemos mejorar esas causas que hacen que no nos cuidemos. Esta historia, esta chica se cambia de estado, su entorno es completamente diferente, que es un círculo no tan positivo, y empieza a ganar peso. Empieza a no hacer deporte y eso al final repercute de forma muy nociva en la salud cardiovascular. Por lo tanto, nuestro entorno es crítico para cuidar de nuestro corazón y de nuestra salud. Y otros consejos también que diría a las chicas, a las jóvenes, a las mujeres, que parece un poquito que estamos olvidados de este entorno de la prevención o por lo menos todas las guías o los documentos no han dedicado tanto estudio y tanta dedicación a decir qué es lo que tenemos que hacer. Pues cuidarnos. A parte de factores de riesgo clásicos que conocemos: la tensión arterial, el tabaquismo, el colesterol y el azúcar, controlar esos factores anexos a nuestro ciclo evolutivo. Por ejemplo, en el embarazo. En el embarazo puede subir la tensión arterial o el azúcar, se produce la preeclampsia si es la hipertensión arterial o la diabetes gestacional. No solamente fijarnos en esos problemas durante el embarazo, sino que tenemos que seguirlo en el tiempo, porque podemos tener más riesgo de desarrollar hipertensión arterial o diabetes cuando nos hacemos mayores. Otra época muy importante, en la menopausia. No tiene que ser un tema tabú, es un tema que tenemos que normalizar, saber a lo que nos enfrentamos y saber que es un momento en el que los estrógenos, que son unas hormonas mágicas que protegen a la mujer de tener un infarto, pues se reducen en cantidad y su calidad es diferente. Entonces es un momento que estamos más en riesgo y quizá es un buen momento para acudir al cardiólogo, a unidades específicas de mujer, para revisarnos nuestro corazón. Igual que revisamos el coche o revisamos la casa, pues en la menopausia, incidir que es una época importante para revisarnos el corazón. Y ese sería pues otro consejo a añadir también a los principales. Estilo de vida, lo más sencillo pero lo más difícil.
Antes había pacientes que no tenían cura, enfermedades que no les podíamos ofrecer ninguna solución. Pero hoy en día existen tratamientos que podemos ayudarles y cuidarles y mejorar su calidad de vida. Y más bonito aún es que hay tratamientos que ya no son tan agresivos. Por ejemplo, ya no tenemos que abrir el tórax a un paciente para resolver un problema, sino que hay técnicas, dispositivos, prótesis que podemos utilizar mínimamente invasivas con catéteres y podemos llegar hasta el corazón y reemplazarles y curarles la enfermedad. Ese ha sido un adelanto muy importante de tratamientos que llamamos percutáneos, es decir, que se hacen a través de catéteres. Otra faceta de tratamientos muy importantes han sido todos esos tratamientos que faciliten que el paciente pueda continuar con el tratamiento, es decir, que incrementa la adherencia del paciente al tratamiento, es decir, la posibilidad de pincharnos un fármaco frente al colesterol dos veces al año y nos olvidamos del colesterol, porque son fármacos y tratamientos que actúan directamente sobre la célula, la modifican, tiene muchos menos efectos secundarios y facilita mucho su posología, por ejemplo, tratamientos también frente a la obesidad, frente a la diabetes, que se pinchan, son subcutáneos y facilitan muchísimo todo ese rol de tener que tomar pastillas todos los días.
Entonces les aconsejaría que no se queden paralizados, sino que intenten actuar. La primera forma de actuar es pedir ayuda en tu entorno, porque parece algo muy sencillo, pero, cuando nos bloquea el miedo, nos quedamos quietos y no hacemos nada. Entonces, como niño pequeño, como adolescente, es pedir ayuda en nuestro entorno. ¿Quién hay a nuestro alrededor? Y, en segundo lugar, es muy importante que, tanto en los colegios como en las universidades, incluso en las empresas donde trabajamos, haya cursos de primeros auxilios, de qué hacer, cómo actuar, porque hay maniobras muy sencillas que deberíamos todos conocer y que podrían salvar vidas, como una maniobra respiratoria, cuando una persona también se queda atragantada, o como intentar dar un masaje, dando unas presiones sobre el corazón, que puede ayudar a salvar muchas vidas. Todo eso lo deberíamos normalizar, como el que aprende a andar en bicicleta, el que aprende a lavarse los dientes. Nos deberían enseñar. Y ahí nuestra misión como maestros, como cardiólogos, como profesores, es transmitir a los más pequeños qué tienen que hacer. Esa es la figura de los colegios, fundamental, y del educador o profesor. La otra figura de los padres. Es curioso, porque a lo mejor deberíamos los padres seguir el ejemplo de los niños y aprovechar que tenemos niños en casa para cuidarnos más. Hemos hecho estudios en Estados Unidos y aquí en Madrid y en Latinoamérica, en los que se demuestra que los niños tienen un impacto para cambiar el estilo de vida sobre los padres mucho más fuerte que los padres sobre ellos mismos. Entonces, aprovechémonos de esa dinámica de casa, de saber, de inculcarles qué es lo que tienen que hacer a los niños. Una anécdota que me gustaría aquí sacar en relación a los colegios y a la educación y llevarla al terreno personal, es… Pues mi hijo mediano tiene compañeros en el colegio y que saben que su mamá se dedica a cuidar el corazón de las personas y ese es mi propósito de vida. Y un amigo me dijo: «Vamos a hacer una entrevista para el colegio», y me gustó mucho la idea, porque compartir las enseñanzas y estos mensajes a ese nivel educativo pues podía ayudar a otras personas. Quiero decir que todos nos tenemos que mirar dentro y mirar que podemos aportar y que podemos hacer a nivel de colegio, de padres e incluso también en las universidades.
Es decir, el mensaje es que hay que reconocer esos otros síntomas que pueden ser potenciales de que nos esté ocurriendo un infarto y que, por no tener los síntomas típicos de la presión o el dolor en el pecho, podemos excluir 100% que estamos teniendo un infarto. Entonces decíamos: la cultura y las tradiciones, la desinformación, los síntomas y también los factores de riesgo. Puede haber distintos factores de riesgo cardiovasculares en la mujer y en el hombre. Hablábamos de los factores clásicos, que pueden estar en la mujer y en el hombre, y hablamos de otros factores no clásicos o emergentes, como son aquellos relacionados con las hormonas. Por ejemplo, uno de los factores de riesgo asociados a la mujer puede ser, durante el embarazo, que tengamos la tensión alta, que se llama preeclampsia, o el azúcar alto, que se llama diabetes. Todo eso hay que controlarlo y a la larga puede dañar nuestro corazón y nuestras arterias en una forma importante sobre la que se está investigando. Por lo tanto, primero, que toda la mujer sea consciente que ellas pueden tener un infarto y que existen diferencias que debemos conocer en cuanto a síntomas, factores de riesgo y de cómo se desarrolla la enfermedad como tal.
Un pilar es mejorar la asistencia clínica a las mujeres. Poner el foco más en cuidar su corazón, tanto desde la salud, cuando nos encontramos bien, como desde la enfermedad, cuando nuestro corazón ya empieza a ponerse malito. Crear unidades específicas de mujer por profesionales que nos hayamos formado en la salud de la mujer y unas unidades multidisciplinares, que intervenga el ginecólogo, que también está implicado en la salud de la mujer, que intervenga el endocrino con todo el tema de las hormonas, que intervenga el neurólogo por todo el tema del ictus, es decir, que trabajemos en equipo en estas unidades y que eso lo llevemos de forma global, no solamente en nuestra ciudad. La parte asistencial, crítica. Otra parte crítica es la investigación, la investigación, que haya más preguntas para responder sobre la enfermedad cardiovascular de la mujer, que haya más recursos para que se investigue sobre ellos, porque muchas veces desconocemos qué tratamientos debemos utilizar en la mujer comparado al hombre, asumimos que los tratamientos funcionan igual en un corazón de mujer y de hombre, pero no tiene que ser siempre así, sobre todo si hay distintas causas de la enfermedad. O, mismamente, las dosis de los fármacos. Manejamos las mismas dosis y la mujer tiene otro sistema inflamatorio e inmunológico que debemos tener presente. Entonces esa vertiente de investigación también es fundamental. Y luego, por supuesto, la vertiente social, de divulgación, de concienciar a la sociedad de que tenemos que ponernos todos de rojo, que todos tenemos una responsabilidad aquí y nadie se puede escapar a esto. Y, además, que está comprobado que, si hacemos bien las cosas, conseguiríamos prevenir un 80% de enfermedad cardiovascular. Eso es mucho, un 80% de enfermedad cardiovascular. Yo proyecto, a veces lo pienso y lo reflexiono para mí y digo: «Ojalá algún día me quedé sin trabajo. Ojalá ya no tenga enfermedades que tratar. Ojalá actuemos cuando estemos todos bien, porque ahí es el único impacto que vamos a poder conseguir desde la salud para seguir encontrándonos bien hoy, mañana y pasado mañana».
Nuestra idea surgió cuando nos dimos cuenta, efectivamente, que las mujeres no cambiaban su estilo de vida, aunque nosotros les dijéramos que tenían que cambiar. Pensamos: «Quizá, si les enseñamos cómo están sus arterias por dentro, si hay placas de colesterol o no, les motive a cambiar su estilo de vida». A través de una fotografía, de una imagen, ver su arteria por dentro, podemos ejercer un mayor impacto. Esa es la idea de Wake up. Entonces lo que queremos es incluir mujeres en las que podamos cambiar algo, que tengan al menos un factor de riesgo, les hacemos cuestionarios de salud, cuestionarios de sueño, cuestionarios psicosociales, de alimentación, de ejercicio físico, de hábitos tóxicos. Vemos también cómo está su colesterol en sangre, el azúcar, factores inflamatorios. Y a un grupo de mujeres les hacemos la imagen, la ecografía para ver si hay placas de colesterol, y a otro grupo no le hacemos imagen. Y lo que queremos es comparar en el grupo que le hacemos la imagen con el grupo en el que no lo hacemos la imagen vascular bajo la hipótesis o la sospecha que conseguiremos más cambios en el grupo de mujeres que la hacemos la imagen vascular, porque serán testigos de sus propias arterias. Esta imagen vascular que utilizamos en Wake Up, de hecho, la utilizamos en nuestro día a día. En mi consulta utilizo la ecografía vascular para ver las arterias y motivar a los pacientes que pueden cambiar, que tienen que cambiar, porque ya tienen placas de colesterol.
Incluso a los propios cardiólogos nos ayuda a decidir si tenemos que empezar a realizar un tratamiento o no, podemos esperar, o a decir el riesgo preciso que tiene esa enfermedad. La ecografía es como la ecografía que se hace a las embarazadas. Es lo mismo, pero se hace simplemente en las arterias de tu cuerpo y te da muchísima información. Y eso, los cardiólogos, sobre todo los que tenemos formación de fuera y que nos hemos formado en ello, la utilizamos en nuestro día a día, fundamentalmente en unidades específicas dirigidas a la mujer. Y el Wake Up está ahora mismo abierto a que se apunte toda aquella persona mujer que tenga al menos un factor de riesgo hipertensión, colesterol alto, azúcar, está invitada a participar y nosotros nos encargamos de todo el proceso de selección, de ejecución del proyecto. Es muy sencillo, lo estamos realizando aquí en Madrid, en la Clínica ATRIA, les vamos monitorizando las visitas y se pueden poner en contacto con nosotros, cualquier mujer es bienvenida. De hecho, necesitamos mujeres para para seguir investigando toda esta parte. Además, les complementamos la parte de analítica que hacemos en el hospital HM Hospitales y que lo podemos referenciar y desarrollar en Madrid.