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“El canto es un rayo de vida”

Susana Baca

“El canto es un rayo de vida”

Susana Baca

Cantante y compositora


Creando oportunidades

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Susana Baca

Muchos la llaman “la diva de los pies descalzos”, y es que Susana Baca suele cantar con los pies desnudos sobre el escenario. Un pequeño guiño a sus raíces africanas y a la conexión con la Tierra. Ella representa el alma del Perú negro y es una de las grandes damas de la música latinoamericana. Creció en el gueto afro de su Lima natal, escuchando los cantos y el ritmo de los cajones. En las fiestas familiares, las mujeres movían las caderas al ritmo de la zamacueca. En su vida y su música se funden y alternan lo africano, lo andino, la magia de lo cotidiano y la poesía. Sus recuerdos y memorias parecen extraídos de una novela del realismo mágico. Mientras narra sus vivencias, a sus 80 años, persiste en el espíritu rebelde y reivindicativo de su juventud: “El pueblo caminando por las calles, pidiendo sus derechos, es la canción más hermosa que se puede hacer”, asegura. A los jóvenes de hoy, les lanza un bello mensaje: “No miren para otro lado, estén atentos a lo que pasa en sus países, estén atentos a lo que sufre la gente”. Para ella, la música siempre puede acompañar “este deseo de cambiar y mejorar las cosas”.

Susana Baca es cantante, compositora, investigadora de música y educadora de profesión. Ha sido la ganadora de tres premios Grammy Latinos, es una figura clave en el folclore latinoamericano y pionera en el renacimiento de la música afroperuana. Está considerada como una de las mejores cantantes poéticas de la actualidad y ha ejercido una enorme influencia en varios cantantes y compositores del mundo. Fue también Ministra de Cultura del Perú y Presidenta de la Comisión Interamericana de Cultura de la Organización de los Estados Americanos (OEA) .


Transcripción

00:18
Susana Baca. Gracias. Soy Susana Baca, vengo desde el Perú y vengo a estar aquí con ustedes, a contarles algo de mi vida, a mostrarles lo bueno, lo difícil y lo lindo que ha sido vivir. Tengo ochenta años y todavía me faltan cosas que hacer y tengo que continuar. Como diría este amigo querido, Fito Páez, yo vengo a ofrecer mi corazón.

01:06
Pablo. ¿Qué tal, Susana? ¿Cómo estás?

01:07
Susana Baca. Bien.

01:08
Pablo. Mi nombre es Pablo, soy de Tucumán, de la tierra de Mercedes Sosa, que cantó con vos. Soy de Argentina y compartimos el subcontinente. Yo querría preguntarte, abusando un poco de tu memoria y de tus recuerdos, si nos puedes comentar sobre los afrodescendientes en el subcontinente, el impacto en la cultura y qué recordás de tu infancia, de tus vivencias, de tus sentimientos y cómo se relaciona eso con tu música, con tu producción musical. Gracias.

01:40

Yo vine a nacer en un espacio donde estaba la música, donde pude escuchar desde muy pequeña la música. Yo vengo desde ese amor, desde ese amor que pude ver y que recuerdo de mis padres. Mi padre tocaba la guitarra para enamorar a mi madre y a mi madre le encantaba oír que mi padre tocara la guitarra, porque ella podía bailar y, de esa manera, también enamorarlo. De ese amor surjo yo y también mis hermanos y fue muy hermoso poder vivir esto y verlo y recordarlo ahora, porque ha pasado el tiempo y felizmente eso mismo ha incentivado mi espíritu para cantar y para hacer la música. Y sobre lo que tú me preguntas, Pablo, yo crecí en ese mundo, crecí en ese ambiente de mi casa. Y en las fiestas que organizaban en mi familia, las tías preparaban la comida, conversaban, chismorreaban y, de vez en cuando, movían las caderas y, sobre todo, hablaban en doble sentido para que yo no entendiera, porque yo, pequeñita, estaba ahí metida con ellas.

03:37

Desde ahí se escuchaban las guitarras, los cajones y los cantos. Y, por ejemplo, hay un baile, en el Perú, que es la zamacueca. Cuando llegaba esa hora de la zamacueca, era casi al final de la noche y eran las tías viejas, muy mayores, las que la bailaban: se ponían su manta, se la terciaban y, entonces, empezaba este baile. Y las jóvenes, entre ellas mi madre, por ejemplo, no podían bailar la zamacueca porque solamente la bailaban las viejas. Así, nadie les faltaba al respeto porque era un baile muy sensual y también erótico. Entonces, no podían bailarla las jóvenes, la bailaban las viejas. A nosotros, los niños, nos acostaban en una camita como chocolatitos, así en filita y, entonces, yo me bajaba de la cama cuando escuchaba la música y me iba a mirar y a disfrutar de esto y creo que desde ahí nace mi afición por el canto, mi afición por la música.

05:16

Y, claro, la música que se daba en ese momento en el gueto familiar era la música afroperuana: las zamacuecas, los landós, los tonderos, las marineras, los festejos, el alcatraz. Y todos esos ritmos que, bueno… Tienen que ir a un concierto. Yo, en el colegio, era la artista, la bailarina, la cantante, la teatrera… de todo hacía yo. Y mis compañeras de estudio siempre me nombraban a mí para que yo las representara cantando y bailando. Entonces, viene una señora a formar el ‘ballet’ del colegio y yo dije: «Bueno, yo soy la bailarina, a mí me van a escoger». No me escogieron. Entonces, con mucha pena, yo me fui a mi casa y lloré mucho y lo único que recuerdo es que mi madre me dijo: «No saben lo que han hecho. Están equivocados, tienes que perdonarlos, están muy equivocados». Y, claro, me di cuenta de que no me eligieron por ser negra. Y no eligieron a ninguna niña indígena tampoco. Fue el primer choque que tuve de saber acerca de la discriminación y el racismo en mi país.

07:13
María Eugenia. Hola, Susana. Me llamo María Eugenia, soy profe de Música y tengo algunos amigos de Perú que también son músicos. Me han contado algunas historias, pero sé que tú te has recorrido Perú y te has preocupado por la cultura afroperuana. ¿Podrías contarnos algo más acerca de esta cultura y de sus signos de identidad?

07:33
Susana Baca. Yo lo que te puedo contar es que he recorrido el Perú y te puedo decir que mi país es un país multidiverso, de muchas culturas y muchas presencias culturales en el país. Esa diversidad que tenemos precisamente es nuestra riqueza. Yo recorrí el Perú, trabajé como maestra en la Sierra del Perú, aprendí lo que es la cultura de la Sierra, lo que es el sentimiento de la gente. Es un espacio muy postergado, no atendido por los políticos o por los que dirigen el país. Yo recuerdo el hecho de haber caminado por estos sitios, también en la costa peruana, haber recorrido toda la costa buscando las expresiones más fieles y dignas de la cultura afroperuana: la comida, las costumbres, los versos. Yo encontré poetas que no habían ido a la escuela, pero, sin embargo, estos poetas sabían escribir. Sabían decir, mejor dicho.

09:21

Y un viejito que venía en su burro, se acercó a nosotros y nos pidió un quitavergüenza, un poco de pisco. Se tomó el pisco, que es como el orujo, y se tomó el pisco y nos cantó muchas cosas, muchos versos. Uno de esos versos es: «Yo no conozco la o. Me dicen que es redondita. Mi madre, tan pobrecita, que a mí no me la enseñó. Yo no conozco la o. Las letras se van al diablo. Por qué escribirlas no sé, pero yo cuando les hablo todas se ponen de pie, todas se ponen de pie». Ser negro en el Perú, no es nada fácil. Y yo quisiera leerles algo que escribí, algo sobre la negritud.

10:48

«Nadie escoge el color con el que se nace, pero detrás de cada uno hay una importante multitud de padres, abuelos, bisabuelos y ancestros de más dilatada memoria que portan su color y su cultura y su experiencia social de prestigio o desdén, de lucha con expectativas o de resistencia terca y pasión por sobrevivir a pesar de la dificultad de las circunstancias y de la ferocidad de quienes las manejan. Uno descubre su negritud desde uno mismo, pero también desde los otros. En un contexto homogéneo racialmente, la negritud de saberse igual a los demás y de reconocer la propia piel como espejo de los otros aporta una confortable sensación de pertenencia: “Esta gente entre la cual estoy es mi gente. Soy como ellos. Soy como ellos. ‘Ubuntu’, soy porque somos”. Experimentar la negritud en un contexto de diversidad racial puede ser una experiencia dolorosa y compleja. Desde uno mismo, uno llega a la certeza de que uno se parece a unos más que a otros y, entonces, busca criterios de valor que, normalmente, comienzan con la empatía.

12:39

“Quienes me gustan más son quienes se muestran más amables”. Pero, rápidamente, el juicio pasa de la empatía a las cuestiones de prestigio y poder. “Me parezco a los más apreciados o a los menos apreciados, a los que dan indicaciones o a los que las reciben, a los que hacen lo que quieren o a los que deben hacer lo que se les ordena”». Bueno, esto es de un libro que se llama ‘El amargo camino de la caña dulce’. Hay mucho más sobre esto, pero vamos hasta aquí nomás.

13:34
Rocío. Hola, Susana. Un gran gusto y un honor saludarte. Quería saber, desde todo el camino que has construido y toda la experiencia que tienes en este campo, ¿cómo crees que actualmente podemos usar la música como un cambio social, como un instrumento para un cambio social? Y, desde toda esta experiencia también, ¿cómo crees tú que hemos vivido y podemos vivir la resistencia? ¿Qué significado le has dado a la palabra ‘resistencia’ en toda esta experiencia que tienes en el camino construido?

14:01
Susana Baca. Bueno, al pensar que la música puede hacer un cambio social, realmente me siento con el corazón dividido, porque yo creo que la música viene a formar parte de ti cuando la persona sabe quién es, llega a la profundidad de reconocerse y, después, sabe lo que quiere para el futuro. Entonces, allí la música lo va a acompañar, lo va a ayudar para llegar a ser esta persona que puede discernir, que puede aprender de la vida y que puede, también, protestar porque no está de acuerdo con lo que está ocurriendo, que puede levantar la voz, que puede marchar en esas marchas que a veces son tan necesarias para hacer ver tu pensamiento y lo que siente tu corazón. Bueno, ahora tenemos el Facebook y todas estas cosas para poder escribir y hablar, pero el pueblo caminando por las calles pidiendo sus derechos es la canción más hermosa que se puede hacer.

15:43

La música puede acompañar esto, puede acompañar este deseo de cambiar las cosas. Yo estoy en contacto con los músicos, con las artistas y los artistas de toda la América, y cada uno, en nuestros países, tenemos problemas muy serios y a mí me toca ser una líder, me toca ser estrictamente lo que canto, lo que digo. Yo tengo que hacerlo porque están mirándome los jóvenes que quieren hacer música, cantantes que quieren ser cantantes, y mi deber es mostrarles lo que siento y la coherencia de mis acciones a través de la música. Y creo que esa es mi resistencia. Yo ingreso a la universidad, vengo de un hogar muy católico, muy pequeño. Nuestra comunidad era la familia, todos los negros de todos los callejones en todo Lima y en todo el Perú. Eso éramos nosotros. Pero era un mundo pequeño, pequeño, encerrado. Entonces, voy a la universidad y se abre un horizonte hermosísimo.

17:34

Mis maestros son poetas y aprendo de la vida, aprendo del Perú, porque tenía compañeras que venían de diferentes partes del Perú. El Perú es un país, como les decía, multiétnico, multirracial, multicultural. Entonces, tenía amigas que venían de la Sierra, del centro, amigas que venían del norte del Perú, amigas que venían del sur. Entonces, mis compañeros de estudios eran esa diversidad. Y ahí aprendí lo que es el Perú. Y aprendí también la rebeldía: aprendí a salir a las calles, a protestar, a hacer las marchas porque nos quisieron quitar la gratuidad de la enseñanza y, entonces, nosotros salimos a las calles a protestar, caminando kilómetros y kilómetros. Era la lucha que teníamos que librar. Y, además, en esa época en que yo estudiaba, podía ver las noticias a nivel mundial y ocurría, justo, Mayo 68. Ocurría también la repercusión de Mayo 68 en Berlín. Venían también películas, obras de teatro, obras de arte, cantores como Víctor Jara, que después fue asesinado.

19:16

La universidad fue un espacio que me abrió muchos horizontes. Cada canción que cantábamos tenía una razón, una razón. Y las palabras de los poetas me ayudaron mucho mucho mucho. Hay un poeta en Perú, Alejandro Romualdo, que escribió ‘Color de rosa’. Le escribió a su amigo pintor: «Si pintaras mi país color de rosa, serías un gran pintor para ellos. Pero no pintes con un mismo color de rosa las llagas de mi pueblo. Que tus pinceles pasen sobre mi país ásperamente como los vientos de la sierra, de la sierra color de furia. Y que pinten los árboles y el cielo color de rabia. Y la tierra robada, color de llanto. Y mi casa y mi corazón, color de fuego, color de combate, color de esperanza, color de combate, color de esperanza, de esperanza».

21:15
Juan. Hola, Susana. Soy Juan. Has sido ganadora de tres Grammy Latinos. ¿Qué supone para ti este reconocimiento internacional al folclor, a la música del pueblo?

21:32
Susana Baca. Es muy hermoso ganarse unos Grammy. A mí me gustó mucho, es un reconocimiento al trabajo. Y, bueno, el primero que me gané dio mucha felicidad a la gente en mi país. La gente celebró. Desgraciadamente, yo no estaba en el Perú, pero hubiera llegado la gente a mi casa, hubiéramos tenido que ir a buscar cerveza y celebrar. Pero, bueno, la gente celebró de todas maneras. Ese fue el primer Grammy. Y, después, gané otros dos más y, también, un equivalente al Grammy en Inglaterra. O sea que mi música es reconocida en el mundo entero, cantando la música no folclor, pero sí que el origen de mis canciones y de mi música está por supuesto en el folclor. Entonces, saber que nuestra música ganaba premios fuera, era reconocida y gustaba porque la gente se compraba los discos y yo cada año venía a Europa, iba a los Estados Unidos a seguir cantando, a seguir estando en los escenarios importantes del mundo cantando nuestra música.

23:26

Soy también un orgullo para muchos peruanos. El Grammy fue muy celebrado en el Perú, tanto así que el presidente de la República me condecoró, me puso medallas y me pusieron varias medallas y todo en Palacio de Gobierno. Yo aproveché, por supuesto, con el apoyo de Ricardo, mi compañero, e hicimos un discurso muy bonito pidiéndole al presidente de la República que de una vez diera la ley de protección a los artistas. Cuando terminó esa fiesta que me hicieron en Palacio de Gobierno, me llamaron del sur del Perú, donde están los pueblos de mayor presencia afro, y me llama un alcalde, Antonio Quispe, negro, y me dice: «Hermana, si los blancos te han dado medallas y te han puesto medallas, nosotros, los negros, también te vamos a poner medallas».

24:51

Y, entonces, me invitaron al sur. Y fue una fiesta hermosísima en la plaza pública del pueblo, con la presencia de todas las autoridades de los pueblitos aledaños, con los niños marchando delante de mí por la calle… y las señoras salían por sus ventanas y decían: «Por ella nos conocen en el mundo». Y fue tan emocionante y tan hermoso que fue inolvidable. Cada medalla que me ponían, un brindis. Cada medalla que me ponían, un brindis. Entonces, yo terminé muy emocionada y prometí regresar y fundar un centro cultural de la memoria en ese pueblo. Entonces, allí es donde vivimos ahora. Tenemos un museo, tenemos una escuela para los niños, tenemos un estudio de grabación donde vienen jóvenes músicos de Lima a grabar, cantantes jóvenes. Estamos muy orgullosos. Ese trabajo lo comparto con Ricardo Pereira.

26:25
Paula. Hola, Susana. Mi nombre es Paula. Me gustaría que me contase la historia de alguna de sus canciones populares, en concreto la canción de ‘María Landó’. Muchas gracias.

26:41
Susana Baca. ‘María Landó’ es una canción homenaje a la mujer trabajadora, a la mujer trabajadora del mundo. María Landó es la mujer que sale casi en la madrugada a vender algo y con eso puede mantener a sus hijos. Chabuca Granda, que ustedes la recuerdan seguramente, y yo fuimos muy amigas. Yo llego a vivir, casi, en su casa. Ella componía en aquella época un homenaje a Javier Heraud, un poeta que es asesinado por sus ideales. Y Chabuca me escucha cantar poesía. En aquella época en que la conocí, yo cantaba poesía. Entonces, ella dice: «Pero tendrías que cantar los poemas de César Calvo», un gran poeta peruano. Ella se compromete a lograr esto, habla con César Calvo y César Calvo le entrega un poema, ‘María Landó’, el poema ‘María Landó’, y ella le pone música. Él va a mi casa y me lo enseña.

28:20

Y me enseña el poema musicalizado por Chabuca. Entonces, yo veo que a este poema le hace falta una parte más intensa, porque es el triunfo de una mujer que sale a las calles a trabajar, es el pilar del hogar ella. Entonces, el homenaje a esta mujer no podía ser un final un poco candoroso, no, tenía que ser un coro fuerte que diga «María Landó solo trabaja, María Landó…». Y, entonces, yo inventé ese final. Al poeta parece que no le gustó. Lo llevé por el mundo, llevé esta canción por el mundo y fue muy aplaudida, muy escuchada, inclusive se han dado casos de que esta canción ha formado parte de un documental, ha servido para que un grupo de danza la baile… Es una canción por la que, por donde voy, me gritan «¡‘María Landó’!» y que la cante. A mí me encanta cómo empieza, porque es una descripción muy poética que dice: «La madrugada estalla como una estatua, como una estatua de alas que se dispersan por la ciudad. Y el mediodía canta campana de agua, campana de agua de oro que nos prohíbe la soledad.

30:13

Y la noche levanta su copa larga, su larga copa larga, luna temprana por sobre el mar». Yo, después de hablarles de ‘María Landó’, quisiera hablarles también de algo que a mí me pasó cuando recién empezaba a cantar. Lo que yo había aprendido era la música criolla, la música que se tocaba en las casas, en las fiestas, y lo que yo escuché de niña y lo que fui escuchando más grande y todo. Entonces, siempre había melodías muy hermosas en los valses peruanos, pero algunas letras eran muy feas y muy humillantes para la mujer: letras en que hablaban de «Víbora», de «Eres una mala mujer», una cosa así, de un machismo inaguantable. Para esto, yo conocía mujeres maravillosas como mis tías, mi madre, mi hermanita, un ser dulce, hermoso, y también a mis maestras, mujeres luchadoras de pensamientos muy claros.

32:00

Entonces, no puedo cantar esas canciones. Y empecé a buscar, a aprovecharme de los poetas. Y me aproveché de los poetas. Entonces, encontré a un poeta, Carlos Oquendo de Amat, poeta puneño, vanguardista, que es de esos seres enloquecidos, hermosos. Escribió cinco metros de poema, eran cinco metros de poema extendidos así. Y él se venía a España, pero en el 36, en esa época. Venía a apoyar a los poetas españoles aquí. Entonces, la pasó muy mal, se enfermó mucho y murió muy joven. Pero dejó este poema que a mí me fascinó. Lo voy a cantar, no queda otra. «Para ti tengo impresa una sonrisa en papel japón. Mírame, que haces crecer la hierba de los prados. Mujer, mapa de música, claro de río, fiesta de fruta.

34:49

Déjame que bese tu voz que canta en todas las ramas de la mañana, que canta en todas las ramas de la mañana, que canta en todas las ramas de la mañana». Decirle a una mujer «Mujer, mapa de música, claro de río, fiesta de fruta», ¡qué diferencia!

34:44
Andrea. Hola, soy Andrea, vengo de Getafe, del IES Satafi. Y quería preguntarte, porque sé que tienes una canción que se llama ‘Latinoamérica’, con René cuando estaba en Calle 13, y te quería preguntar qué significaba para ti esa canción y qué significa para ti Latinoamérica.

35:02
Susana Baca. Latinoamérica y la canción. Fue algo que ocurrió en mi vida y que fue muy hermoso. Mi sobrina, una sobrina muy querida mía, me dice: «¡Tía, viene René Pérez al Perú! Quiero verlo». Y yo era jurado en ese festival al que él venía. Entonces, la sobrina me dice: «Yo quiero, yo quiero». «¿Y quiénes son?». Entonces, ella me pone la música, me hace escuchar una canción que ellos tenían de los primeros tiempos, ‘El tiburón’. Para mí fue un impacto muy fuerte. Entonces, lo escuché cantar con su hermano tocando, con su hermana cantando y todo esto y fue muy impresionante para mí. Cuando yo estoy de gira en los Estados Unidos, en Los Ángeles, después de unos años, René se sube al escenario y me invita a cantar en su nuevo disco. Realmente, me emocionó, porque Calle 13 es un grupo de vanguardia, un grupo fuerte del pensamiento de los jóvenes. ‘Latinoamérica’ creo que fue una canción que me conectó con los jóvenes de todas partes.

36:45

Es una canción que es una identificación de todos los jóvenes del mundo, creo. «Vamos caminando, aquí se respira lucha. Vamos caminando, yo canto porque se escucha. No puedes comprar mi vida».

37:34
Norka. Hola, Susana. ¿Qué tal? Un placer saludarte. Quería preguntarte qué significa para ti el canto y cómo describirías esos sentimientos que sientes y expresas al cantar.

37:46
Susana Baca. El canto, para mí, es vida. Me hace establecer una relación hermosa con la gente que está escuchándome. Recuerdo que canté en una matinal de una radio en Alemania y canté un poema de César Vallejo, ‘A mi hermano Miguel’. Y me acuerdo de que una mujer vino hacia mí cuando terminó el concierto y me abrazó y tenía lágrimas en sus ojos. Y, entonces, me di cuenta de que ella no hablaba español, pero había recibido este sentimiento que yo le transmití. Yo logré tocar su corazón. No es lo mismo cantarles a ustedes, que hablan español, que cantar para gente que no habla el español. Un joven, en los Estados Unidos, se compró un disco mío donde yo cantaba un poema de César Vallejo. Y él me escuchó en vivo cantar. Y se emocionó tanto de lo que él me escuchó que él dijo: «No, tengo que aprender español para ver qué dice este poema. Tengo que aprender español». Y se puso a aprender español y tradujo el poema que yo canté.

39:38

Y para mí fue algo muy hermoso, muy hermoso. Me encantó. Yo recuerdo algunas anécdotas con algunos músicos. Por ejemplo, Paco de Lucía. Con Paco de Lucía yo no he tenido… no he compartido un trabajo, pero él estuvo en Lima y le regalamos un cajón. Y él lo introdujo en la música flamenca y a muchos de los flamencos clásicos no les gustó el cajón de primer momento. Pero los jóvenes sí lo tocan y lo comparten en la música flamenca. Y es bonito, es bonito. Pero más bonita es esa mezcla de palmas que ustedes saben hacer. Entonces, él fue a Perú, estuvo en una reunión que le hicieron en su embajada con Chabuca Granda, con Caitro Soto, y el cajón de Caitro Soto pasó a las manos de Rubem Dantas, el percusionista que iba con Paco. Y, después, nos reunimos en una casa y nos escuchó cantar a mí y a otro compañero también afroperuano, Andrés Soto, compositor, gran compositor, compositor de ‘Negra presuntuosa’.

41:20

Entonces, a él le gustó y habló muy bien de nosotros. Otra persona con la que he colaborado y me ha hecho cantar en vasco una canción de cuna es Kepa Junkera. Sé que Kepa Junkera está malito y, bueno, ojalá y le llegue nuestro mensaje de amor para él. Este… David Byrne. David Byrne fue un amor, así, a primera vista. Nos conocimos, él fue a Perú, escuchó ‘María Landó’ e incluyó «María Landó» en su disco ‘El alma del Perú negro’ e hizo toda una recopilación de canciones afroperuanas. Y David estuvo en Perú, fue a visitarnos y nos dijo que escogiéramos un restorán porque nos invitaba a comer. Y nosotros dijimos: «¿Qué restorán ni qué restorán? Nuestra casa». Cociné para él y nuestra amistad es hasta hoy, felizmente. Después hemos hecho conciertos, hemos venido presentando discos y vinimos aquí, a Madrid, presentamos aquí el disco y él hizo de pinchadiscos.

43:01

Al final de nuestra presentación, él hacía de pinchadiscos. Y también hicimos esto en Inglaterra y también hicimos esto en Francia, en París. Un recorrido por las radios, por todo, conversando y él contando la anécdota de mi perro, porque estuvo en mi casa y él estaba preparándose para un concierto y salía todas las mañanas a correr porque, claro, el trabajo de un cantante de rock no es como el mío, que es… Bueno, yo también bailo y todo, pero es mucho más esforzado. Entonces, él tenía que ir a hacer atletismo. Todas las mañanas corría. Y, un día, se lleva a mi perro, Bembón, que era un bóxer gordo, lindo, hermosísimo. Y él, feliz, el perrito, ¿no? Pero, después, se cansó y se tiró al piso y venían las señoras y le decían: «Tiene que cargarlo, tiene que cargarlo, se va a morir el perrito». Entonces, tuvo que cargarlo, a semejante gordo, y lo llevó hasta la casa cargado. Eso contó David en Radio France Internationale, donde nos entrevistaban por nuestro disco ‘Eco de sombras’. Y, bueno, fue muy lindo.

44:39

En la Mar de Músicas, en Cartagena, me presenté hace varios años, me entregaron un premio, además, y canté con Martirio. Canté con Martirio y su hijo, Raúl Rodríguez, nos acompañó. Una experiencia muy linda, muy hermosa. También hay cosas pendientes. Yo presenté en Lima el libro de Santiago Auserón, gran músico, gran pensador, un ser muy hermoso. Y pienso que tenemos un compromiso de hacer un disco juntos. Ojalá que lo podamos hacer. Sí, para eso he regresado, para hacer eso. También quiero contarles que yo estuve muy enferma y, en la época en que estuve enferma, unas preciosas cantantes como Silvia Pérez Cruz y Silvana Estrada participaron en un concierto en Washington.

46:09

Cantaron mis canciones ellas en un homenaje y en un apoyo a mí, que estaba en un hospital esperando recuperarme. Y escucharlas cantar fue para mí un rayo de vida que ellas me entregaron. Otra persona inolvidable es Natalia Lafourcade. Con Natalia, hay un amor maravilloso por la música y nos hemos juntado en mi casa, allí en Cañete. Yo preparé una comidita para ella, vinieron los músicos y cantamos juntas y fue celebrar la vida. También tengo algo pendiente con un compositor maravilloso de ustedes, que es Javier Ruibal. Él ha prometido componer una canción para que yo la cante. Entonces, hay cosas pendientes que quedan todavía en estos lazos de amor, de afecto, de música, que son tan necesarios para no quedarnos en la soledad.

47:45

Por ejemplo, estoy aquí con ustedes, pero hace unos meses yo estuve internada en el hospital varios meses. Cuando salí del hospital, no caminaba. No podía usar mis manos. No podía usar mis pies. Tuve que hacer terapia física y tuve que recuperarme. Fue una experiencia muy fuerte porque yo enfermé y estuve casi cerca a perder la vida, muy cerca a perder la vida. Y allí recibí la ayuda y la comprensión de mi compañero. Ricardo sufrió muchísimo porque le dijeron: «Mire, esta señora está muy mayor. No creo que pueda seguir viviendo. Usted rece, porque no hay otra forma y ya la ciencia no puede no puede hacer nada por ella». Sin embargo, como dice mi doctor querido, Romualdo, él dice: «Lo último que pierdes en ese tránsito… Lo último que pierdes es el oído».

49:34

Entonces, viene Ricardo con esa lucha y esperanza que él tenía y me coloca su teléfono con una canción, una canción que yo le cantaba en los conciertos. Y, entonces, yo abro los ojos, después de que no los abría para nada. Entonces, abro los ojos y escucho esta canción. Y, entonces, él va donde el médico y le dice: «Mire, ha abierto los ojos, ha vuelto». De ahí en adelante lo dejaron entrar con su teléfono, porque estaba prohibido, y me ponía música y yo despertaba y lo veía, y así fue como poco a poco fui regresando a la vida. Y creo que eso es un ejemplo de que la música es muy poderosa. También debo reconocer que la oración es poderosa. Mucha gente rezó por mí. Y, entonces, yo siento que me salvó el amor, la oración y la ciencia, por supuesto. Regresé a la vida. Regresé a la vida y ahora estoy aquí con ustedes, feliz de estar con ustedes.

51:43
Izan. Hola, Susana. Me llamo Izan y me gustaría hacerte un par de preguntas. La primera es qué mensaje nos darías a los jóvenes en cuanto a lo que la música se refiere y la segunda es qué consejo nos darías a los jóvenes músicos que empezamos a trabajar en la música ahora.

52:00
Susana Baca. Yo no sé si ustedes han asistido a alguna de esas batallas que hay entre los raperos. Lo que están diciendo estos jóvenes es bien importante para la vida actualmente. Ver a los jóvenes queriendo hacer música, queriendo componer, escribir acerca de lo que viven… sobre todo, las letras, porque quizás la música no es tan buena, pero lo importante es lo que dicen. Yo canto ahora con ellos. Claro, soy la abuelita de los raperos, pero me he entusiasmado mucho en oír a estos jóvenes, lo que están diciendo, y me junto a ellos y estoy de acuerdo con lo que están diciendo. Acabamos de hacer un trabajo, la canción se llama ‘Molesto’ y estamos diciendo lo que ha pasado en la Amazonía del Perú. Se ha incendiado la Amazonía y las autoridades estaban mirando para otro lado. Y esos jóvenes dicen «Me da pena ver a mi tierra cómo se quema y estoy molesto».

53:35

Entonces, es bien interesante oír a los raperos. Yo lo único que puedo decirles a los jóvenes es que tienen que leer mucho, ver el mundo, ver lo que está pasando en sus países, no puedes ser ajeno y estar metido en tu burbuja de mundo, tienes que estar en contacto con la gente, con lo que sufre la gente, con lo que pasa en nuestros países. Yo no puedo sustraerme. Vivo en un mundo quizás feliz con mis perritos, con una persona que está a mi lado, que me cuida, que me quiere y que hace cosas muy lindas para mí, pero no puedo quedarme ahí, tengo que mirar qué pasa en mi país. Y sobre eso canto y sobre eso busco y sobre eso hablo, sobre eso declaro, porque no me puedo quedar callada. Es importante estar en la realidad y a la vez mantener esa pureza y esa posibilidad de creación que tienen los jóvenes y yo lo único que les digo es que se aferren a su creación, que se aferren a lo que son.

55:20

Desgraciadamente, vivimos momentos bien difíciles, no es el mundo que nosotros, los mayores, hubiéramos querido para ustedes, pero tienen que estar alerta, tienen que ser consecuentes y tienen que ver lo que está pasando. Es muy necesario comprometerse. Y hagan sus creaciones sin miedo, sin miedo. De repente no tienes éxito, pero el éxito… ¿Qué es el éxito? Hay canciones que pasan, tuvieron en la radio un montón de tiempo, pero después nadie se acuerda, nadie se acuerda. Y no hay una fórmula para componer. Es tu sentimiento, es lo que tú tienes dentro, no hay fórmula que valga, es lo que tienes en tu corazón, es tu pensamiento, tu claridad. Eso es lo que yo les pido a los jóvenes y que persigan sus sueños hasta el final. Hasta el final, no importa si hay tropiezos, si hay piedras en el camino, si hay bajadas en el camino. No importa, hay que seguir, persistir y creer en uno mismo.

57:08

Para terminar, la importancia de la vida no es ganar o perder, la importancia es vivir la vida. «Dios me ha libertado del tiempo y del dolor. He pagado mi vida con sangre y juventud y ahora que soy libre para ofrecerme a ti sin pedirle permiso te hice esta canción. A ti, cariño, yo quiero llevarte a un lugar que solo conozco yo. Cariño, allí no hay destino ni llega el ladrido de la sociedad. Ay, cariño, allí soy la dueña, es la única parte donde no manda Dios. Cariño, allí no hay tristeza ni miedo ni envidia, ese lugar soy yo. Cariño, allí no hay tristeza ni miedo ni envidia, ese lugar soy yo».