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“Debemos repensar nuestra relación con el planeta y con el resto de las especies”

Jeremy Rifkin

“Debemos repensar nuestra relación con el planeta y con el resto de las especies”

Jeremy Rifkin

Sociólogo y economista


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Jeremy Rifkin

“Nos enfrentamos a la sexta extinción masiva del planeta y ni siquiera ocupa titulares”, alerta el sociólogo y economista Jeremy Rifkin. Estudioso de la economía colaborativa y del impacto de la tecnología en la sociedad, la llamada de atención de Rifkin adjunta un elogio a las nuevas generaciones: “Es la primera vez que una generación al completo, los millenials y la generación Z, sale a las calles y se identifica como especie en peligro de extinción y ve al resto de seres vivos como parte de esa familia revolucionaria”.

Arquitecto de la teoría de la Tercera Revolución Industrial, en la que analiza minuciosamente el impacto económico, ambiental, social y cultural de las nuevas tecnologías en la economía mundial, Rifkin es uno de los divulgadores contemporáneos más influyentes. Licenciado en Economía en la Wharton School de la Universidad de Pensilvania, donde actualmente es docente, y en Asuntos Internacionales en la Fletchen School of Law and Diplomacy de la Tufts University, Jeremy Rifkin es también fundador y presidente de la Fundación para el estudio de Tendencias Económicas y ha ejercido de asesor y consejero para multitud de gobiernos así como para el Parlamento Europeo en materias de medio ambiente, tecnología y seguridad energética.

Autor prolífico, destacan sus obras ‘La Tercera Revolución Industrial’, ‘La civilización empática’ o ‘El Green New Deal global’. En su último trabajo, ‘La era de la resiliencia’, analiza las transformaciones sociales y económicas que debemos acoger para asegurar nuestra supervivencia en la Tierra.


Transcripción

00:06
Jeremy Rifkin . Me llamo Jeremy Rifkin y soy de Estados Unidos.

00:09
Romina Peñate. Profesor Rifkin, muchas gracias por estar hoy con nosotros en «Aprendemos juntos». Es un honor contar con su presencia. Para empezar esta conversación, me gustaría dar algo de contexto a nuestro público. Con los datos que tenemos ahora mismo, ¿qué parece depararnos el futuro?

00:26
Jeremy Rifkin . Parece peligroso pero esperanzador. Empezaré con un poco de contexto. Nos enfrentamos a un momento sin parangón en la historia del ser humano. Creo que debería empezar diciéndoles a todos mis amigos que los virus continuarán existiendo. Tendremos más pandemias. Eso está muy claro y quiero explicar por qué está pasando. Tiene que ver con el cambio del clima en este planeta. Cuando nació mi padre, en 1908, el 85 % de toda la Tierra era salvaje. Era naturaleza salvaje. No había desarrollo humano. Hoy en día, esa cifra ha caído y solo el 24 % del planeta es salvaje. Tenemos 8.000 millones de humanos apiñados en metrópolis urbanas enormes y lo que está pasando es que los virus están migrando por el clima. Ahora que la naturaleza está disminuyendo, migran más rápido y más cerca de nuestra civilización urbanizada. Y este es un verdadero problema. Esto lo agrava un problema de igual importancia, el cambio climático, y, por supuesto, ambos están completamente relacionados. Los dos. Estamos viviendo un cambio climático en tiempo real. Esto ya no es una teoría. Cuando empecé a estudiar este problema, en los años 70, todavía era una especulación. Ya no lo es. Lo que estamos empezando a ver es una transformación dramática de la evolución de este planeta. No nos diseñaron para este mundo nuevo. Por eso esto es tan serio. Permítame que explique en qué consiste el cambio climático. Cuando lo haya explicado, creo que todos los que me estén escuchando hoy tendrán muy claro lo que tenemos que hacer. Hay cuatro grandes esferas en la Tierra que dan lugar a toda forma de vida. La hidrosfera, el agua, es la más importante. Somos el planeta azul. El 70 % de este planeta es agua y la hidrosfera da origen a toda la vida. Luego tenemos la litosfera. Ahí se incluyen la tierra, las plantas, los animales o los árboles. Después tenemos la atmósfera, el oxígeno, y por último la biosfera, que abarca el resto de esferas. Pero la hidrosfera es el motor de todo en la Tierra. Está pasando lo siguiente: hace 200 años, desenterramos los restos de un período anterior de la historia, el Carbonífero, y exhumamos los restos de las plantas y los animales de esa era. Se habían convertido en carbón, petróleo y gas natural. Cogimos esos cadáveres, el carbón, el petróleo y el gas natural, y creamos toda una civilización basada en esa energía almacenada.

03:09

Lo que ha sucedido en la era industrial es que hemos expulsado tantos gases de efecto invernadero a la atmósfera, el CO2, el metano o el óxido de nitrógeno, que están bloqueando el calor del Sol e impiden que salga de la Tierra. Lo que estamos viendo en tiempo real es un planeta que está cambiando radicalmente por el cambio climático. Por cada grado Celsius… Quiero que todos oigan esto. Por cada grado Celsius que aumenta en la temperatura de la Tierra, la atmósfera acumula un siete por ciento más de vapor de agua de la superficie porque el calor en la superficie está creando más evaporación y esta llega más rápidamente hacia las nubes. Más agua concentrada en las nubes. El número de catástrofes relacionadas con las precipitaciones aumenta exponencialmente. Le pondré un ejemplo. Los ríos atmosféricos de los que ahora se habla. Unos ríos atmosféricos enormes en invierno… Cuatro metros y medio de nieve en el sur de California durante meses este invierno. Eso es algo nunca visto, allí no suele haber nieve. Después de eso, meses de inundaciones. En primavera está habiendo inundaciones primaverales en todo el mundo. Se destruyen ecosistemas. Se pierden cosechas. Se pierden vidas humanas. Luego, en verano, tenemos sequías, olas de calor y tormentas ígneas que destruyen nuestros ecosistemas. En otoño nos encontramos con huracanes y tifones. Todo eso sucede por la hidrosfera. Tenemos… Tuvimos la soberbia de pensar durante los últimos 6.000 años, desde el comienzo de la civilización hidráulica, que podíamos hacernos dueños de toda la hidrosfera, de todo el agua del planeta, y controlarla con presas, ríos y embalses para el uso exclusivo de una sola especie. Ahora, la hidrosfera está volviendo a ser salvaje debido al cambio climático. Nuestros científicos nos dicen… Quiero que todos los jóvenes que pertenecen a la generación Z y los millenials oigan esto, pero sobre todo sus padres y abuelos. Nos encontramos en la sexta extinción masiva de este planeta. Eso ni siquiera ocupa titulares. Es el momento más importante y la noticia más importante desde que estamos aquí. Y recordad que somos la especie más joven. Somos unos bebés. Los Homo sapiens llevamos 200.000 o 250.000 años aquí. Nuestros científicos nos dicen que, probablemente, la generación que está naciendo ahora sea testigo de la extinción del 50 % o más de las especies clave. Nunca volveremos a verlas. Nunca volveremos a escucharlas.

05:39

Llevan aquí millones y millones de años. La última gran extinción fue hace 65 millones de años. Tenemos que entender que, por cada grado Celsius que aumente la temperatura, veremos estos sucesos con más frecuencia. La pregunta es cómo abordar esto. Es interesante ver la reacción de los jóvenes. De la generación Z y los millenials. Las manifestaciones de «Viernes por el futuro». Los jóvenes dejaron de ir a clase los viernes por la tarde y salieron a las calles. Millones. Semana tras semana. En 141 países. Pedían que se actuara frente a la emergencia climática. Lo interesante de estas protestas… Yo no lo comprendí hasta que estuve en Milán y me reuní con varios de estos jóvenes activistas. Entonces me di cuenta. Hemos tenido manifestaciones durante toda nuestra historia. A los humanos nos encanta manifestarnos. Nos manifestamos contra todo tipo de situaciones que necesitan nuestra acción. Esto es distinto. Es la primera vez que una generación al completo, los millenials y la generación Z, sale a las calles y se identifica como especie. Se identifican como una especie en peligro de extinción y ven al resto de seres vivos como parte de esa familia revolucionaria. Eso es extraordinario. El resto de divisiones sigue presente. Nuestras lealtades nacionales, nuestros vínculos religiosos, nuestros vínculos familiares, nuestros vínculos tribales… Pero han ido un paso más allá y han dicho que, por encima de todo eso, somos una misma especie. Eso me da esperanza. Lo segundo que me da esperanza, antes de entrar en detalle, es que durante mucho tiempo hemos pensado que podíamos dominar este planeta. Nuestra historia occidental se remonta al Génesis. Es nuestro primer archivo pseudohistórico, por así decirlo. En él, como todo joven estudiante recordará, Adán y Eva vivían en el jardín del Edén y el Señor les dijo: «No comáis la manzana del árbol del conocimiento del bien y del mal. Os expulsaré del jardín». Ellos no pudieron resistirse, comieron la manzana y él los expulsó del jardín, pero el Señor le dijo a Adán: «Os daré algo porque ahora tendréis que vivir por vuestros propios medios. Ya no tenéis el paraíso. Haré que vosotros y vuestros herederos tengáis el dominio sobre todas las especies que habitan la Tierra. Tendréis el dominio sobre todo lo que hay en este planeta». Las religiones orientales eran muy distintas. Veían a los seres humanos en armonía con la naturaleza y parte de ella.

08:14

Hemos conservado este mandato durante miles de años, durante toda la era de las civilizaciones hidráulicas hasta la era industrial y la crisis que vivimos ahora. Hemos abocado a toda nuestra especie y al resto de especies a la extinción por la idea del dominio. Ahora creo que empezamos a darnos cuenta… Este es un gran cambio en nuestra percepción, como el que se produce cuando la generación Z se identifica como miembros de la misma especie. Empezamos a darnos cuenta de que este planeta es mucho más grande y más poderoso de lo que pensábamos cuando creíamos que nosotros lo dominábamos. Y de que nuestra especie es mucho más pequeña, menos relevante y nada necesaria para el planeta. Estos son los dos grandes cambios en nuestra percepción que suponen una buena noticia, porque nos hacen ver que el modelo en el que nos hemos basado ya no sirve. No nos basta con cambiar alguna cosa. En nuestra conversación de hoy no hablaremos de cambiar alguna cosa. Lo que nos ha llevado a esta crisis no son solo los combustibles fósiles que impiden que el calor del Sol salga del planeta. Es la manera en la que hemos concebido nuestra gobernanza. Cómo organizamos nuestra vida económica. Nuestra relación con la naturaleza. Nuestro enfoque científico. Cómo educamos a nuestros hijos. Incluso cómo nos vemos a nosotros mismos. Las categorías básicas que hemos utilizado basándonos en el dominio de este planeta nos han llevado hacia la extinción. El problema es que las ideas en las que nos basamos para intentar solucionar esta crisis son las mismas que la originaron. No me importa que sea el Banco Mundial, Naciones Unidas, la OCDE o el FMI. Necesitamos una nueva estrategia. Y «La era de la resiliencia»… Durante estos nueve años intenté pensar cómo sería una nueva estrategia, no en la teoría, sino en la práctica. Porque lo que catalogo y narro en el libro es todo el trabajo que hemos realizado y que otros han realizado en Europa, en China, en Estados Unidos y en otras zonas del mundo para explicar que hay una nueva manera de aclarar nuestras dudas y de forjar un nuevo futuro.

Quote

“El modelo de eficiencia en el que nos hemos basado ya no sirve”

Jeremy Rifkin

10:16
Romina Peñate. En su libro, en «La era de la resiliencia», dice que lo que nos ha llevado hasta aquí es nuestra cultura de la eficiencia. Y habla de resiliencia y de biofilia. Me encantaría que nos explicara qué papel juega la resiliencia para un nuevo futuro y qué quiere decir cuando habla de biofilia.

10:37
Jeremy Rifkin. Veamos, estos temas son complicados. Permítame que le dé un marco de referencia sobre la eficiencia. Lo interesante de nuestra especie es que somos la única especie que crea infraestructuras elaboradas para unir a un gran número de personas dentro de un organismo social y poder así preservar la vida. Le contaré una anécdota. En el año 2001, creo, Romano Prodi vino a la embajada de Estados Unidos, cerca de aquí. Era el presidente de la Comisión Europea y ha sido dos veces primer ministro de Italia. Se sentó conmigo y supe que yo estaba metido en un lío. Me agarró la mano durante una hora. No me soltó. Me dijo: «Mire, usted ha estado mucho tiempo en Estados Unidos, 25 o 30 años. No avanzan. Venga a Europa los próximos 25 años. Vamos a abordar el cambio climático y vamos a crear una nueva estrategia. Vamos a abordar este problema. Vamos a cambiar el mundo». Yo me lo creí y me pasé esos años volando de acá para allá. Lo que me resultó interesante fue que, cuando nos reunimos en la Unión Europea, hicimos una pregunta que nadie había hecho antes. Dijimos: «Desde un punto de vista antropológico, ¿cuáles son los grandes cambios en la historia de la economía? ¿Cómo se producen? Si sabemos cómo se producen, puede que tengamos una hoja de ruta y un modo de orientarnos tanto en la Unión Europea como en el resto del mundo para emprender un camino nuevo». Estudiamos la historia y descubrimos algo que no aparece en los libros de texto. Yo había escrito sobre ello en alguna ocasión. Resulta que los grandes cambios de nuestro paradigma económico, los siete u ocho cambios principales que hemos tenido, tuvieron todos algo en común. Que en un momento concreto de nuestra civilización, cuatro cambios tecnológicos decisivos se dieron a la vez. Suele ocurrir por casualidad. Nuevas tecnologías de la comunicación, nuevas fuentes de energía, nuevos medios de movilidad y logística, y nuevos modos de organizar el agua. Cuando se dan estos cuatro cambios tecnológicos a la vez, cambian por completo todos los aspectos de nuestra vida.

12:40

Cambian nuestra orientación temporal-espacial. Cambian nuestras nociones de gobierno, nuestra manera de organizar la economía, nuestra vida social, etc. Es importante que la gente oiga esto. Porque se piensa que la infraestructura son solo las carreteras por las que circulamos o los puentes. No. Los gobiernos no crean infraestructuras. Estas infraestructuras que se dan por la unión casual de nuevos hitos tecnológicos determinan los tipos de gobierno que pueden funcionar dentro de ellas. Hay margen de maniobra, pero no podemos escaparnos de ellas. Ocurre lo mismo con la orientación temporal-espacial, con el modo en el que organizamos nuestra vida económica, etc. Por ejemplo, todos los organismos operan del mismo modo. Todas las células de todos los organismos necesitan una manera de comunicarse, una fuente de energía para seguir vivas, algo de motilidad o movilidad para manejarse y agua. No es tan complicado. Nuestros organismos sociales son infraestructuras que nos permiten unirnos de modos mucho más complejos. Antes me ha preguntado sobre la orientación temporal-espacial. Veamos el concepto de eficiencia. Empecé a escribir sobre él hace 40 años. Creo que muy pocos le prestaron atención en aquella época porque se pensaba que la eficiencia era parte de la naturaleza. ¿Acaso no todas las especies intentan ser más eficientes? No. Este es un concepto completamente nuevo. Durante toda nuestra historia… Llevamos aquí… Los homínidos se desarrollaron hace unos 800.000 años. Los neandertales, hace 300.000 años. Nuestra especie, el Homo sapiens, hace 250.000 años. Tenemos mucha sangre neandertal y, si hiciéramos una prueba de ADN, veríamos mucho ADN común. Pero lo interesante es que, en toda nuestra historia, hicimos lo que hacía el resto de especies. Nos adaptamos temporalmente a los ritmos de la naturaleza. Cada organismo tiene un sinnúmero de relojes biológicos. Ahora mismo, dentro de mí hay relojes biológicos. En mi tejido, en mis órganos.

14:38

Y se adaptan en todo momento a los cambios que se producen cada hora en el metabolismo, a la rotación de la Tierra cada 24 horas, lo que se conoce como ritmo circadiano, o a los ritmos estacionales conforme rotamos, conforme este planeta gira alrededor del Sol. Así se adaptan todas las especies. Es la adaptación, no la eficiencia. Lo interesante es que, en la era moderna, empezamos a enamorarnos de la eficiencia. Empezó a aparecer con las civilizaciones hidráulicas, pero llegó a su culmen, y no quiero explayarme en esto, en la edad moderna. Y la eficiencia nos desconecta de la naturaleza. Se basa en las operaciones mecánicas de un sistema industrial. Cuando establecemos husos horarios en el mundo, por ejemplo, lo que hacemos es ajustar el planeta a nosotros en lugar de ajustarnos nosotros al planeta. La eficiencia consiste en extraer un volumen mayor del planeta. Eso significa extraer un volumen mayor de la hidrosfera, del agua. Extraer un volumen mayor de la litosfera, de la tierra, las plantas y los animales. De la atmósfera, del oxígeno. Y de la biosfera. Es extraer este volumen a una velocidad mayor y en unos intervalos cada vez más cortos para hacer crecer la opulencia de una sola especie de entre millones. La nuestra. Luego nos preguntamos por qué, siendo menos del uno por ciento de la biomasa terrestre, nuestra especie insignificante aprovecha el 24 % de toda la producción primaria neta de la Tierra y va camino de aprovechar el 44 % de esa producción primaria neta en 20 años, y no entendemos por qué se está produciendo esta extinción. La eficiencia es un valor extraño. No vemos eficiencia en la naturaleza. No existe. Lo que hay es adaptación basada en nuestros relojes biológicos. Y el gemelo de la eficiencia es la productividad. En la naturaleza no existe la productividad, sino la regeneratividad. En la naturaleza, no existe el crecimiento. Hay prosperidad en la naturaleza. Y la eficiencia… Verá, yo trabajo con la comunidad empresarial. Estudié Empresariales y Economía. En el mundo empresarial decimos que la eficiencia significa eliminar todo tipo de fricción. No queremos fricción. No queremos inventarios muy grandes. Producción sin desperdicios, para poder compartir parte de los beneficios con los inversores. Una logística sin desperdicios. No queremos muchos cambios en la logística para poder ofrecerles beneficios a los inversores. Una mano de obra no demasiado numerosa. Que no sea redundante. Pero la naturaleza prefiere la redundancia. La redundancia.

17:21

En lugar de escasez, hay que tener mucha redundancia. Hay que tener mucha diversidad. Si vemos cómo funciona todo en el mundo natural, del que formamos parte, y luego miramos cómo hemos organizado nuestro valor temporal, notaremos que no encajamos. También quiero hablar de nuestra orientación espacial. Durante la mayoría del tiempo que hemos pasado en este planeta, al igual que para el resto de especies, el espacio era la existencia animada en la que vivíamos y donde debíamos prosperar. La hidrosfera, la litosfera, la atmósfera y la biosfera. Nos pertenecía a todos. Eso no quería decir que no hubiera quien intentara arrebatarles la tierra a otros alguna vez, pero veíamos el agua y la tierra como algo comunitario. Eso empezó a cambiar hace mucho tiempo con las civilizaciones hidráulicas. Pero en la era preindustrial, John Locke , a quien leemos en el instituto, lo cambió todo. Dijo que la naturaleza era un desperdicio. Esas fueron sus palabras exactas. John Locke, el gran filósofo político. «La naturaleza es un desperdicio. Es pasiva. No hace nada hasta que añadimos el trabajo humano. Cuando lo añadimos, sacamos algo de ella, un valor, y se convierte en capital». Estaba completamente equivocado. Los fisiócratas, los primeros economistas de Francia, lo entendieron, pero fueron sustituidos por los británicos y los economistas escoceses. Los franceses decían: «Mirad, es la fotosíntesis la que crea la riqueza del planeta. Se llama producción primaria neta». Desaparecieron del mapa cuando pasamos de la era industrial agrícola a la era industrial industrial. Por eso, tenemos que reiniciarnos y transitar de la eficiencia a la adaptación. Y tenemos que empezar a comprender que el planeta está en movimiento. Este planeta se mueve por completo en cada momento. No es pasivo. La hidrosfera está cambiando constantemente. Las montañas están degradándose constantemente. La litosfera, la tierra, está cambiando constantemente. Es un flujo. Es una aventura muy complicada y muy emocionante que está evolucionando en el universo y nosotros no tenemos ni idea.

19:23
Romina Peñate. Nos estaba explicando que hubo un momento en el que nos desconectamos de la naturaleza.

19:29
Jeremy Rifkin. Sí.

19:30
Romina Peñate. Le he preguntado por el concepto de biofilia, que me encantaría que nos explicara. ¿Qué es? Porque antes nos estaba hablando de esos nuevos movimientos que están volviendo a conectar con…

19:43
Jeremy Rifkin. Sí.

19:43
Romina Peñate. …la naturaleza, ¿verdad? Dicen: «Nosotros también somos una especie».

19:48
Jeremy Rifkin. Yo había escrito sobre la empatía en muchos libros durante años. Luego, trabajé nueve o diez años en un libro llamado «La civilización empática» y mi mujer me dijo: «¿Estás loco? Nadie se leerá 650 páginas». Básicamente, lo escribí para mí. Pero descubrí algo interesante. Estaba intentando comprender una frase del gran filósofo George Friedrich Hegel . Era una frase suya que vi escrita hace 40 o 50 años y nunca olvidé. Decía: «La felicidad son las páginas en blanco de la historia porque son los períodos de armonía». ¿De qué estaba hablando? Pensé en esa frase durante años. Pues sucede algo interesante. Quienes disfruten leyendo historia habrán notado que los historiadores siempre registran los grandes sucesos traumáticos que nos afectan porque dejan una huella imborrable en nosotros. Los recordamos. El terremoto en Portugal, por ejemplo, o los sucesos terribles que suceden cuando la entropía se asienta en una civilización. Si leemos historia y vemos todos estos sucesos terribles, tendremos una impresión muy mala del mundo. Un mundo como lo describía Hobbes , pero eso no es lo que pasa en nuestro día a día. En nuestro día a día, estamos configurados biológicamente para ser empáticos. Está en nuestro circuito neuronal. Los científicos descubrieron por fin las neuronas espejo hace unos 25 años. Están en nuestro circuito neuronal. No estamos seguros, pero creemos que los elefantes también las tienen y puede que los delfines y las ballenas, que se originaron en la tierra, pero volvieron al agua. Le explicaré qué son. Se encuentran en nuestro circuito neuronal y nos permiten ser capaces de sentir por los demás como si sintiéramos algo por nosotros mismos. No está aquí arriba. Todo lo que ocurre aquí arriba viene de aquí abajo, debido a nuestro circuito neuronal empático. Nacemos con eso. Por ejemplo, en la sala de recién nacidos de los hospitales, si un bebé llora, el resto de bebés llora. No saben por qué lloran.

21:57

En torno a los dos o tres años, los niños empiezan a comprender que son individuos y, a los siete u ocho años, comprenden que la gente se muere. Ahí se vuelven verdaderamente conscientes de que la vida es valiosa. De que solo estamos aquí durante un momento. De que nuestra estancia es corta y la compartimos con el resto de humanos y, con suerte, con el resto de especies. Cuando empatizo con otro, estoy sintiendo de verdad su temor, su desesperanza o incluso su alegría. Lo siento en mi cuerpo. Sé que no es mío, pero lo siento como mío. Este es un valor extraordinario, pero puede potenciarse o hundirse dependiendo de nuestra cultura, de cómo nos criamos y de la sociedad en la que vivimos. La empatía es nuestro punto fuerte. Nos permite cooperar. Hay momentos en los que la empatía se expande. Por ejemplo, las sociedades de cazadores-recolectores tenían empatía, pero solo si había lazos familiares. Los miembros de otras tribus en el valle de al lado podían ser demonios. Cuando llegamos a las grandes civilizaciones hidráulicas, con sus grandes presas, diques y miles de personas en situaciones urbanas, se forman las grandes religiones. No es casualidad. Todas las grandes religiones axiales se formaron con el surgimiento de las grandes civilizaciones hidráulicas. En Mesopotamia. En el valle del Indo, en India. En el río Amarillo y en el Yangtsé, en China. En Mesoamérica. Esto sucedió porque, cuando se junta un gran número de personas sin lazos de sangre, ¿cómo se puede hacer que empaticen con los demás? Las grandes religiones fueron las figuras paternas. Por ejemplo, para un cristiano en la primera generación del imperio romano que hubiera venido del otro lado del imperio y se encontrara solo, sin lazos familiares y sin dioses locales, Jesucristo se convertiría en su figura paterna. La mayor figura empática de la historia. Por eso, cuando se encontraban dos cristianos con túnicas similares en las calles de Roma, se daban un beso en cada mejilla, algo que los europeos aún hacen. «Hola, hermano, hola, hermana». Y morirían por el otro. En los Estados nación de la edad moderna, la nueva figura paterna o materna era el Estado nación. Era una ficción. Cuando se creó Italia, el primer ministro de Piamonte dijo: «Ahora que hemos creado Italia, ¿cómo creamos italianos?». Porque había muchos grupos étnicos distintos. En Francia y en otros países, estas eran realidades ficticias, pero, poco a poco, gracias a las escuelas públicas, las celebraciones comunes y los calendarios en común, los franceses acabaron viéndose como una familia ficticia y todos morirían y darían su vida por los demás.

24:35

Ha habido momentos en los que la empatía se ha expandido y luego se ha destruido por completo. Ahora, estos jóvenes están llegando a una nueva fase de percepción empática. Es bastante extraordinario. Se identifican como una especie, ven al resto de especies como parte de su familia y están extendiendo la empatía hacia lo que llamamos percepción de biofilia. E. O. Wilson , el gran biólogo de Harvard, antes de fallecer escribió un libro sobre la biofilia. No fue el primero en hablar sobre ella, pero él afirmó que hay dos cosas que sabemos que se encuentran en el circuito neuronal de los seres humanos. Son el amor parental, que todos nuestros ancestros tenían, y la empatía, en nuestro circuito neuronal. Lo que pasa es que no ahondó en ello. Ahora, los jóvenes están empezando a sentir una relación de empatía, no solo entre ellos, sino con el resto de especies. Cuando vemos a una osa polar madre con un osezno polar sobre un casquete glaciar en el Ártico… Vimos esa imagen durante años, no pueden escapar del casquete de hielo, que se está derritiendo, y todos lloramos. Cuando sacaron a un koala de un árbol en llamas en Australia y vimos las pezuñas hace unos años, todos lloramos. Lo entendemos. Lo que tenemos que comprender es que Thomas Hobbes y el resto lo entendieron mal. No somos una criatura horrible que siempre vela por su propio interés. No. Eso puede pasar. Depende de la sociedad, pero nuestro circuito neuronal dice que ese no es un instinto básico. Es un instinto secundario. Por eso creo que los jóvenes están empezando a crear una percepción de biofilia. El problema es que el resto de tipos de percepción, aunque ya no van en aumento, siguen presentes. Van a defenderse porque quieren aferrarse a su noción de lo que es una comunidad.
26:26 Ahora mismo, mientras estoy hablando con usted, sigue habiendo guerras por ideologías. Hay guerras por religión ahora mismo por todo el mundo. Hay guerras tribales ahora mismo por todo el mundo en lugares donde estos tipos de percepción están amenazados. Y ahora los jóvenes dicen que somos una especie. Eso es un rayo de esperanza y una amenaza. Nada está garantizado. Depende de si nos encontramos en un momento de la historia en el que estamos preparados para unirnos como especie. Existe la posibilidad. La pregunta es si daremos la talla o si, cuando nos pongan a prueba, no seremos capaces de superar el desafío.

27:10
Romina Peñate. Como sabe, este es un programa educativo. Con la empatía y la compasión como elementos clave para el futuro y con una educación que ha seguido este modelo de eficiencia, ahora mismo, ¿cómo cree que la educación puede fomentar la empatía y la compasión entre los jóvenes?

27:31
Jeremy Rifkin . Empecemos por lo básico: por nuestra biología. Hay un… Creo que, de todas las secciones en «La era de la resiliencia», el capítulo que más me preocupa es en el que hablo de repensar qué tipo de criatura es el ser humano. Eso nos lleva a la premisa de reeducarnos. En la tradición occidental, como he mencionado brevemente, siempre hemos pensado que no formábamos parte de la naturaleza, sino que éramos sus dueños. Dios nos dio la naturaleza para que fuera nuestro reino y lo controláramos. Las religiones orientales eran mejores. El taoísmo, el hinduismo, el budismo y la filosofía del confucianismo al menos comprendían que los seres humanos somos parte de la naturaleza y estamos en armonía con la naturaleza. ¿Nos hemos alejado de ella? Sí, pero al menos sigue estando en nuestro ADN cultural. Pero en la tradición occidental pensábamos que podíamos dominar la naturaleza. Ha ocurrido algo extraordinario y lo que voy a decir ahora les dará esperanza a todos los jóvenes, a todos los abuelos que quieren que a sus nietos les vaya bien y a todos los padres. Los Institutos Nacionales de Salud, la institución científica más prestigiosa del mundo que se encuentra cerca de Washington D. C., a cuatro calles de la ventana de mi despacho en Bethesda, Maryland, han inaugurado un nuevo proyecto que la gente no conoce. Lo cambiará todo. Se llama Proyecto Microbioma Humano. En este proyecto educamos a la raza humana. Lo que han descubierto en el Proyecto Microbioma Humano es que somos un ecosistema. Quiero que todos oigan lo que he dicho. No hablo metafóricamente. Todos los grandes científicos de Estados Unidos que participan en el proyecto dicen: «¿Sabéis qué? Cada ser humano es un ecosistema, literalmente. No es ninguna metáfora». Nuestro ecosistema cambia a cada momento, como el resto de ecosistemas. Por ejemplo, nuestro cuerpo cambia a cada momento. Al pensar en los esqueletos adultos, diríamos que todos tenemos un esqueleto y lo tenemos durante toda nuestra vida. No. El esqueleto humano se reemplaza por completo cada diez años. Tenemos un esqueleto completamente nuevo cada diez años. Un hígado completamente nuevo cada 365 días. Las células del estómago se reemplazan cada mes. Hay pocas células que permanecen en nuestro cuerpo durante toda nuestra vida, desde que nacemos. Algunas células en el cristalino, algunas en el cerebro, el esmalte dental, etc., pero esas después van a otro sitio.

30:03

Cada vez que el agua de la hidrosfera entra en nuestro cuerpo en forma de moléculas… Hablamos del 60 % del cuerpo. Ese agua mantiene el metabolismo de cada célula. Luego, esas moléculas van a otra parte, no desaparecen. Todo el agua del planeta estuvo aquí desde el principio de los tiempos y seguirá hasta el final. No desaparece del planeta. Pero, además, los elementos de la litosfera entran en nuestro cuerpo constantemente. El fósforo de mis dientes vino de las montañas. El agua degradó esas montañas. El agua degrada las montañas hasta convertirlas en sedimentos y todos los elementos como el fósforo y el resto de metales del sedimento de la tierra van a las plantas y a los animales, llegan a mis dientes y, después, el fósforo va a otra parte. No desaparece. Nuestros cuerpos se mueven como una membrana semipermeable a cada momento. Es extraordinario. Luego, la cosa se pone aún más interesante. Los Institutos Nacionales de Salud nos dicen que no estamos solos en nuestro cuerpo. Hay millones de seres vivos en nuestro cuerpo que la ciencia está empezando a analizar ahora. Son los protistas, las arqueas, los hongos, las bacterias y los virus. Hay millones de ellos en este ecosistema, ¿y sabe qué? Los seres humanos solo suponemos el 44 % de todas las células de nuestro cuerpo. El 56 % restante de las células de nuestro cuerpo les pertenecen a esos otros seres vivos. Además, ¿creemos que nuestros genes son importantes? Solo tenemos 20.000 genes humanos en el cuerpo. Hay millones de otros genes que no nos pertenecen. Esta es una aventura impresionante. Estamos descubriendo que cada uno de nosotros es único y que, a la vez, somos un medio para que la hidrosfera, la litosfera, la atmósfera y la biosfera entren en nosotros en forma de átomos, moléculas, órganos y tejidos, y luego vayan a otra parte. Quizá a otro humano, quizá a otro animal o quizá a la tierra. Es un experimento increíble que realiza el universo. Esto es esperanzador, jóvenes. No tenemos que temer a la naturaleza porque somos naturaleza. No debemos escondernos en un mundo virtual, el metaverso, con miedo a salir. En Estados Unidos, las personas están el 90 % del día en espacios cerrados. Esto es así en la mayoría de países industrializados. Y, en la mayor parte del mundo, estamos frente a una pantalla siete horas al día. Ahora nos dan el metaverso. A ver, yo no tengo ningún problema con el mundo digital. Como sabe, la infraestructura de la Tercera Revolución Industrial es completamente digital, pero, cuando empezamos a escondernos y a tener miedo… El planeta está evolucionando de maneras muy extremas. Estaremos perdidos.

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Debemos volver a aceptar el planeta. Debemos volver a aprender a adaptarnos al planeta. El problema al que nos enfrentamos es que, durante el 95 % de nuestra historia, nos hemos adaptado a la naturaleza como el resto de las especies. Hace 10.000 años, la última edad de hielo terminó. Empezamos a tener un clima agradable. Hacía buen tiempo. Era muy predecible. Así que nos asentamos. Abandonamos la vida nómada. Nos volvimos agricultores, luego pastores, después fundamos civilizaciones hidráulicas hasta llegar a la Revolución Industrial, la era del progreso y la extinción. Tenemos que empezar de cero. Este es el mayor reinicio de la historia. Ahora, en lugar de hacer que la naturaleza se adapte a nosotros, que es lo que nos ha llevado hasta aquí, tenemos que adaptarnos a la naturaleza. Si comprendemos el programa de los Institutos Nacionales de Salud, no cuesta mucho. Somos naturaleza. Somos un ecosistema. En lugar de intentar manipular al resto del planeta para nuestra propia opulencia, usemos nuestra fisiología para aprender, de una manera más sofisticada, cómo vivir en este planeta. No seremos cazadores-recolectores como antes. Somos demasiado sofisticados. Sin embargo, debemos cambiar nuestro enfoque científico. Nuestro enfoque científico es tan inmaduro que a veces me hace sonreír y a veces pienso: «Madre mía, ¿qué hemos hecho aquí?». ¿Recuerda a Francis Bacon (/Fráncis Béicon/) del instituto? Fue el fundador de la ciencia moderna y dijo: «El hombre no se hizo para la naturaleza. La naturaleza se hizo para el hombre». Fin de la cita. También dijo: «Cogeremos a esta meretriz común que es la tierra y haremos que tiemble hasta sus cimientos». Es el fundador de la ciencia moderna. La idea de la ciencia moderna era alejarnos de la naturaleza y volvernos observadores objetivos. Luego, usando la inducción y la deducción, sacar a la luz los secretos de la naturaleza para poder hacer de ellos un bien de consumo, poseerlos, extraerlos, utilizarlos y consumirlos. Toda la ciencia moderna se basa en la ciencia objetiva deductiva e inductiva. Hay que acabar con eso. Nos ha llevado a un período de extinción. Lo bueno es que hay un enfoque científico completamente nuevo que está empezando a cobrar fuerza en la comunidad científica y en la comunidad académica, y eso supone un gran paso adelante. Se trata del modelo de sistemas socioecológicos adaptables complejos. Suena muy complejo. Yo lo llamo CASES, por sus siglas en inglés. Estamos aprendiendo que nuestras disciplinas académicas están demasiado aisladas. Los químicos solo saben de química. Los físicos solo saben de física. Los economistas solo saben de economía. No hablan entre ellos. Pero el planeta es muy complejo. El planeta no es materia muerta y pasiva que hay que extraer. El planeta se mueve en todo momento. Permítame cambiar un poco de tema. Solemos pensar que el espacio consiste en estructuras, objetos y formas pasivas y atemporales que se pueden extraer, poseer y convertir en bienes de consumo. Pero hay un enfoque completamente distinto sobre la naturaleza que entiende que consiste en patrones y procesos. No son objetos y estructuras.

36:01

Todo se mueve en todo momento. No es real el concepto de un objeto en un momento. Alfred North Whitehead, el gran filósofo del siglo XX, lo entendió, al igual que dos personas más recientemente: Norbert Wiener, el creador de la cibernética, y Bertalanffy, de la teoría de los sistemas. Ambos dicen que todo es un proceso y un patrón que se mueve, evoluciona y cambia a cada momento en un planeta completamente vivo y animado. Nuestras antiguas sociedades de cazadores-recolectores entendían que la Tierra estaba viva. Eran animistas. Necesitamos ser animistas de un modo nuevo para entenderlo de manera sofisticada, así que las disciplinas académicas están empezando a eliminar fronteras. Los físicos trabajan con los antropólogos, que trabajan con los ecólogos, que trabajan con quienes hacen publicaciones. Así estamos empezando a entender que este mundo complejo requiere un enfoque sistémico multidisciplinario. Tenemos que comprender que el planeta está vivo, que consiste en patrones, procesos y flujos. Para adaptarnos a él, nuestras disciplinas deben poder trabajar juntas para anticiparnos y reaccionar a la naturaleza, que es parte de nosotros, en lugar de ser más rápidos que ella, tomarla y dominarla. Ese será nuestro reinicio. Tenemos que retroceder y entender la naturaleza de un modo más sofisticado. Ese es un nuevo enfoque científico, un nuevo enfoque de la vida académica, que nos hará bien y es un… Empecé a trabajar con un viejo amigo llamado Rusty Roy. Roy falleció hace años. Fue uno de los mejores científicos del país. Empezamos a estudiar esto en los años 70 y él creó el temario de la sociedad científico-tecnológica, el primer temario interdisciplinario. Ahora, las nuevas generaciones de académicos derriban los muros y ese enfoque de la academia debe ser clínico. No se puede aprender en un aula. Tenemos que aprender en el mundo natural. Tenemos que tener enseñanza clínica, aprender de manera práctica, para que los niños de Primaria no tengan una asignatura llamada Ecología, sino que tengan un marco ecológico para todas las asignaturas. Eso lo hacemos desde primero de Primaria. Alemania hace algo muy interesante. Tienen miles de escuelas bosque. En Estados Unidos, hay cientos. Durante la pandemia por el coronavirus, estas escuelas bosques ganaron popularidad porque los padres estaban desesperándose y sus hijos también. En esas escuelas bosque aceptan a niños de cuatro y cinco años, incluso de tres, y tienen un guía ecológico. Los 365 días del año, los sacan a la naturaleza. Da igual que llueva, que haga sol o que nieve. No hay refugios ni nada. Dejan que los niños exploren la vida. Es muy ilusionante. A los niños les encanta. Lo recuerdan durante toda su vida porque es… Ven la libertad en la inclusividad. Nuestra generación siempre ha visto la libertad en la exclusividad. En el derecho a ser autónomos, a que nadie nos someta, a ser dueños de nuestro destino siempre y cuando no perjudiquemos las oportunidades de los demás. Para las generaciones más jóvenes, la libertad en la exclusividad ha muerto porque todos están conectados en redes. Todos están conectados en redes. Los niños aprenden sobre redes. Entonces, de repente, salen a la naturaleza, ven un enjambre de abejas y pasan media hora mirándolo y pensando en él. Es ilusionante. Están creando percepción de biofilia. Los estudios sobre los sueños de los niños de cuatro, cinco y seis años, ¿sabes qué dicen que sueñan? Más del 60 % de los sueños son sobre animales. Animales pequeños. Se identifican con ellos. Tenemos a todos esos niños en las escuelas bosques y es ilusionante. Ese es el futuro. Hay que ampliar eso hasta la educación Primaria, la Secundaria, la Universidad, los másteres y la comunidad empresarial.

39:43
Romina Peñate. Me gustaría conocer su opinión sobre qué papel cree que tiene la educación para construir o diseñar este nuevo futuro.

39:53
Jeremy Rifkin. Bueno, estoy hablando con universidades interdisciplinarias de todo el mundo y queremos elaborar… Hemos hablado mucho de eso estos últimos dos años. Queremos elaborar un consorcio mundial, empezando con las universidades, pero también con los institutos. Lo hemos hecho en algunas regiones. Nuestro equipo internacional, como he dicho, es el principal asesor para implantar la Tercera Revolución Industrial en la Unión Europea o China, y parte de eso acabó en el plan de Estados Unidos. Pero pasamos mucho tiempo en regiones y le daré un ejemplo. Estuvimos 10 años en Hauts-de-France). Es la región industrial de Francia. Tiene el 10 % de la población. El presidente de la región vino y me dijo: «¿Podría hacer un plan para una transformación de la región basada en la Tercera Revolución Industrial?». Le dije que no lo haría. Me preguntó: «¿Cómo que no lo hará?». Respondí: «Es una pérdida de su tiempo y será inútil porque elaboraremos un plan, se archivará en alguna estantería, harán un comunicado de prensa y algún ministro anunciará un proyecto piloto. Es demasiado tarde para eso». Pero añadí: «Si quiere, recorra toda la región, reúna a todos los alcaldes, todas las cámaras de comercio, todas las universidades y todos los institutos para que ellos redacten el plan con nuestra colaboración, y llámeme». Normalmente, nunca llaman, por cierto, y me puedo librar, pero este hombre estaba extremadamente motivado. Volvió a hablar conmigo meses después y dijo que había reunido a todo el mundo, así que respondí: «Vale, pues el plan será suyo. Nosotros los ayudaremos con todas las regiones en las que hemos trabajado durante todos estos años y con nuestras industrias, pero trabajaremos con sus expertos porque ustedes conocen su región. Trabajaremos con ustedes».

41:38

Lo hicimos durante diez años y crearon miles de proyectos. Con miles de personas involucradas. Miles de personas. Incluyeron a todas las cámaras de comercio en su plan para la Tercera Revolución Industrial. Y también sumaron a las universidades y los institutos. La Universidad Católica de Lille reunió a las otras 26 universidades. Empezaron a hacer la transición para que todas sus instalaciones fueran libres de emisiones. Introdujeron estudios interdisciplinarios y, después, incluyeron a los 230 institutos. La Universidad Católica de Lille tiene aprendizaje clínico. Todos los alumnos aprenden en equipos. En cada equipo, sus miembros deben enseñarse entre ellos. El profesor sigue haciendo de guía, pero ellos deben ser capaces de ayudarse porque el aprendizaje no es algo que se posee, sino algo que se comparte. La idea de que el conocimiento es poder es falsa. Francis Bacon, adiós. El conocimiento es la habilidad de tener experiencias de nuestra sociabilidad en el mundo. Así que hay aprendizaje en equipo. No han eliminado las notas, pero el equipo entero aprueba o suspende, y ahora tienen aprendizaje clínico. En Estados Unidos se llama «aprendizaje-servicio». Para empezar, tienen que salir a la calle y trabajar con el conocimiento de la comunidad. Trabajar con los ecosistemas dentro de ella. Si eso se puede hacer allí, en esa región… Y todo lo demás. Han creado parques tecnológicos, puestos de trabajo, empresas… No lo hicimos nosotros. Nosotros trabajamos con ellos. Lo hicieron ellos. Lo que estoy diciendo, y quiero que todos me escuchen, es que todas las regiones del mundo pueden hacerlo mañana por la mañana.

Quote

“La empatía es nuestro punto fuerte, nos permite cooperar”

Jeremy Rifkin

43:06
Romina Peñate. Suele hablar de cómo la digitalización y la inteligencia artificial están transformando el mercado laboral. Me gustaría saber cómo podemos preparar a las nuevas generaciones para este nuevo mercado laboral. Qué tipo de competencias y habilidades debemos…

43:25
Jeremy Rifkin . Hay que volver a lo que he dicho antes: a saber cómo ocurren los grandes cambios de nuestro paradigma económico. Esos cambios de paradigma crean nuevas oportunidades, nuevos modelos de negocios, nuevos modelos laborales y nuevos modos de organizar nuestra vida económica juntos. Como he mencionado, los grandes cambios de paradigma comparten cuatro características. Nuevas maneras de comunicarnos, nuevas tecnologías para producir energía, nuevas fuentes de movilidad y logística, y nuevas maneras de tratar el agua. Eso es lo que todos los organismos necesitan: una manera de comunicarse, una fuente de energía para seguir vivos, algún tipo de movilidad y motilidad, y tener agua y un hábitat. Lo que llamamos organismo social son las infraestructuras de la sociedad, ¿verdad? Ellas crean las nuevas oportunidades. En el caso de la Primera Revolución Industrial, en el siglo XIX, de las islas británicas, la revolución en la comunicación fue la imprenta a vapor. Ya no había que imprimir a mano. Las viejas imprentas alemanas consumían mucho tiempo. La imprenta a vapor supuso que pudiera haber algo nuevo: libros baratos para la escuela pública, libros de texto para algo llamado escuela, educación pública. Sin ella, no habría habido dinero para eso. Luego crearon los periódicos y los diarios para que pudiéramos comunicarnos. Después, los británicos pusieron un sistema de telégrafos por todas las islas británicas, en la segunda mitad de ese siglo. Esa revolución de la comunicación se combinó con una nueva fuente de energía. Dejaron de arrasar los bosques porque ya no les quedaban árboles. Se pasaron al carbón subterráneo como fuente de energía. Luego, crearon la máquina de vapor y la pusieron sobre unas vías, dando lugar al ferrocarril. El ferrocarril nos permitió tener un desarrollo urbano. Entonces, cuando tuvimos todo eso a la vez, la comunicación, la energía y la movilidad del ferrocarril, implantaron el primer sistema de alcantarillado y las primeras tuberías que llegaban a hogares y fábricas. Eso dio lugar a los mercados nacionales. Conseguimos unir a todo el mundo en un organismo social, lo que nos llevó a la forma de gobierno de los Estados nación y ello, a su vez, a las empresas con accionistas. Acciones. Ninguna monarquía podía pagar todo eso. En la Segunda Revolución Industrial, las oportunidades surgieron en Estados Unidos. La revolución en la comunicación la trajo Alexander Graham Bell con el teléfono. De repente, en todo el continente había comunicación instantánea a la velocidad de la luz. De hecho, al principio la gente no creía que fuera real. ¿Conoce la palabra «phony» en inglés? La palabra «phony».

45:45
Romina Peñate. No.

45:45
Jeremy Rifkin . Significa que algo no es real. La usaban contra los que podían hablar entre ellos por teléfono. Los llamaban «phony», falsos, porque no creían que estuviera pasando de verdad. Así que la revolución en la comunicación fue el teléfono. Después, la radio y la televisión. La revolución energética fue el petróleo barato de Texas. Ya no necesitábamos carbón. La revolución en la movilidad la trajo Henry Ford cuando lanzó sus coches con motor de combustión interna. El transporte por carretera, luego por vías, por mar y por aire. La revolución de nuestro hábitat, nuestra membrana semipermeable, nuestra piel, se dio cuando pasamos de las ciudades a los barrios residenciales en todo el mundo. Pasamos de mercados nacionales a la globalización y a las instituciones que actúan de mediadores internacionales como el Banco Mundial, la OCDE, la ONU, etc. La Segunda Revolución Industrial, por cierto, ya ha llegado a su punto álgido. Sabemos cuándo pasó, en julio de 2008. Sabemos hasta el mes. Fue el mes en el que el barril de crudo de Brent llegó a valer 147 dólares en los mercados internacionales. Fue un precio récord. Toda la economía dejó de funcionar ese mes. Nosotros lo vimos venir. ¿Por qué ocurrió este terremoto? Porque todo depende del petróleo, del gas y de los combustibles fósiles. No es solo la energía para nuestros coches o para calentar nuestros hogares. También los productos farmacéuticos, los cosméticos, nuestra ropa sintética y los materiales de construcción. Por ello, cuando el precio del barril de petróleo sube, todo sube. Aumenta la inflación y estamos en apuros. ¿Ahora dónde nos encontramos? La Segunda Revolución Industrial está llegando a su ocaso. Está en su lecho de muerte. Nadie en la comunidad empresarial ni en los gobiernos con los que trabajo piensa que la civilización industrial basada en combustibles fósiles vaya a ir a más. Son activos varados. Le contaré una anécdota. Cuando Angela Merkel llegó a ser canciller de Alemania, me pidió que fuera a Berlín durante las primeras semanas para ayudarla a abordar la pregunta de cómo hacer que la economía alemana creciera durante su mandato. Cuando llegué a Berlín, la primera pregunta que le hice a la canciller fue: «Canciller, ¿cómo piensa hacer que la economía alemana crezca si sus negocios dependen de unas infraestructuras de Segunda Revolución Industrial? Se basan en telecomunicaciones centralizadas, en energía nuclear o basada en combustibles fósiles, en el transporte por carretera, tren, mar o aire con la ayuda del motor de combustión interna, y en las infraestructuras y los edificios tradicionales de este modelo, pero sabemos que esa infraestructura ha llegado a su punto álgido de eficiencia agregada, la relación entre resultados reales y resultados potenciales, en los últimos 20 años en todos los países industrializados». Todas las infraestructuras tienen un nacimiento, una vida y una muerte. Esta está en su lecho de muerte. Le dije a la canciller: «Puede hacer reformas en el mercado, reformas laborales y reformas fiscales. Puede incentivar todo tipo de empresas tecnológicas emergentes con experimentos de IA y robótica. Eso no cambiará absolutamente nada si siguen dependiendo de esa infraestructura para comunicarse, recibir energía y ser el motor de la vida».

48:33

Ese día, estuvimos hablando de la Tercera Revolución Industrial. Ya se está desarrollando rápidamente en la Unión Europea y le explicaré en qué consiste. La revolución en la comunicación es internet. Ya está en una fase muy avanzada. Hay 4.500 millones de personas conectadas que tienen, en la palma de la mano un pequeño smartphone con un ordenador más potente que el que llevó a los astronautas a la Luna. 4.500 millones. Ahora, esa revolución en la comunicación está confluyendo con un cambio energético. Hay millones y millones de personas que están produciendo su propia energía solar y eólica. Cuando escribí el libro «Entropía» en 1980, el primer libro que salió después de que la Academia Nacional de Ciencias avisara del cambio climático, y dije: «Debemos pasar a la energía solar. Ya lo estamos haciendo algunos», en esa época, un vatio de energía solar costaba 70 dólares. ¿Sabe cuánto cuesta a día de hoy? 33 céntimos. La energía solar y la eólica son las más baratas del mundo. Lo que ha pasado con las infraestructuras de la Tercera Revolución Industrial es que la revolución en la comunicación es internet y ahora estamos teniendo un internet de la energía. Hay millones de personas que están generando su propia energía solar y eólica. En sus hogares, sus despachos, sus barrios o sus granjas. En un período de 20 años, cientos de millones de personas. Estamos poniendo placas solares en la pintura y en el vidrio por todas partes. La energía solar y la eólica están en todas partes. Los combustibles fósiles están en muy pocos lugares, al igual que el uranio. Dentro de 25 o 30 años podremos compartir la energía solar y la eólica en un internet mundial, una red de la energía que ya está empezando. Usando los análisis y algoritmos del big data, podremos enviar energía solar y eólica a través de los océanos con cables que vayan bajo la superficie. Eso ya está empezando. Atravesarán todo el planeta y los husos horarios. Si hace sol en un huso horario, se almacena esa energía solar y se envía a otro huso horario. Si hay viento en esa parte del mundo durante la noche, se hace lo mismo para compartirlo. Energía solar y eólica compartida. Porque ninguna multinacional puede controlar todos los paisajes, ni ningún país. Ningún país ni ninguna empresa tiene la capacidad de capturar el sol y el viento de todo el mundo, así que estamos pasando a un internet de la energía, por así decirlo. Eso quiere decir que será una estructura distribuida. Tendremos infraestructuras a gran escala en granjas, pero todo el mundo tendrá energía solar y eólica. Pero eso nos obliga a compartir y une al mundo de un modo distinto. Luego, esos dos internets están confluyendo con un tercer internet, el internet de la movilidad y la logística. Los vehículos eléctricos y los de pilas de combustible. Usan la energía solar y eólica del internet de la energía. Cada vez serán más autónomos y funcionan gracias a los análisis y algoritmos del big data que estamos utilizando para gestionar la energía de todo el mundo y la comunicación. Los tres se unirán. Será un internet único. Y confluirán con un último internet que está empezando. Es muy incipiente. El internet del agua. El agua no es el problema. A la gente le cuesta entender esto. Se sorprenden de que haya inundaciones y, meses después, sequías. No ven la relación entre ambas. No nos estamos quedando sin agua. Quiero que todos escuchen esto. El agua que se encuentra en este planeta lleva aquí desde el principio y seguirá aquí hasta el final. El problema no es el agua. Es cuándo llega el agua, dónde y cuánta.

51:49

Durante 10.000 años hemos tenido un clima bastante predecible. Sabíamos que, cuando llegara el agua, cuando se derritiera la nieve, los campos se llenarían de agua y sería un buen momento para empezar a cultivar. Luego, en verano, habría menos agua y, cuando llegara el otoño, no habría nada de agua, pero ya tendríamos los cultivos. Y todo lo demás. Ahora, la hidrosfera está cambiando de idea. Por eso, estamos desarrollando un internet del agua. Estamos empezando a almacenar el agua cuando llega a nuestras casas. A nuestros tejados. A nuestra comunidad. En lo que llamamos ciudades esponja. Además, tendremos cisternas subterráneas. Eso está pasando ahora, cada vez más. Almacenaremos el agua allí y podremos moverla con el internet de la electricidad y las tuberías cuando nos haga falta. Para el consumo humano, para uso industrial e incluso esperamos que para el regadío. A eso se le suma la desalinización de los océanos. 340 millones de personas dependen de agua desalinizada. Tenemos todos estos proyectos prometedores que nos llevan a un nuevo mundo y ahí es donde están los puestos de trabajo, las empresas y las nuevas oportunidades. Por eso, cuando los padres o los abuelos me dicen: «¿Podemos hacerlo?», pienso que nuestro equipo internacional elaboró los proyectos con Europa, China y Estados Unidos. El plan que elaboramos en Estados Unidos se basó en la industria. No es teoría académica. Sabemos qué pueden hacer los mercados, qué puede hacer la tecnología, qué financiación hay disponible y qué beneficios se generarán. Todo está disponible. Cualquiera puede ir a nuestra página web y ver el plan de 500 páginas. Gran parte acabó en el plan de Schumer. Creemos que se puede hacer en 20 años, al menos en lo que respecta a los mercados y la tecnología. Lo que nos falta es la voluntad política. Necesitamos una nueva generación y voluntad política. Necesitamos a los millenials y a la generación Z porque los más mayores, y no les culpo, cuando los jóvenes les dicen: «Tenemos una emergencia. Esta es una emergencia climática y un proceso de extinción», los gobiernos locales o regionales responden: «Estamos de acuerdo con vosotros. Es un problema muy serio y es uno de los problemas más serios que estamos tratando». Cuando los jóvenes oyen que es uno de los problemas más serios piensan qué puede haber más serio que la extinción de la vida en la Tierra. Necesitamos una nueva generación de hombres y mujeres jóvenes que entren en política. Porque los viejos métodos, las viejas reglas, las viejas leyes y los viejos intereses relacionados con la industria de combustibles fósiles… Es hora de que haya una nueva generación de líderes políticos para poder hacer que esto avance. Hay oportunidades enormes. Recuerde que he dicho que las crisis crean oportunidades. Ya que hablamos de nuevos puestos de trabajo y empresas, le daré otro ejemplo. Toda la industria inmobiliaria mundial tiene que cambiar por completo. Hay que modernizar la industria inmobiliaria existente. Hay que rediseñarla. Tiene que ser resiliente ante terremotos y catástrofes climáticas. Hay que hacerlo cuanto antes. Piense en todos los puestos de trabajo en construcción y fabricación de materiales. Es enorme. Los robots y la IA no pueden hacerlo. Es absurdo. Yo estoy a favor de desarrollar toda la tecnología digital que podamos para la infraestructura de la Tercera Revolución Industrial, pero los robots y la IA no pueden colocar paneles solares en tejados y no pueden gestionar ecosistemas acuáticos. Es muy complicado. Necesita mucha destreza. Hay espacio para el metaverso, pero es infantil e ingenuo pensar que, de alguna manera, vamos a crear un segundo mundo y que nos distanciaremos por completo del planeta en el que vivimos. Tendría su gracia si no fuera tan triste. «Despertad. Madurad». Eso es lo que le diría al Gobierno. Dejemos que entren los jóvenes. Hay muchos jóvenes, especialmente mujeres, que están teniendo puestos de responsabilidad en gobiernos. Son el futuro. La generación Z y los millenials.

55:39
Romina Peñate. Ya que menciona la IA, hay muchos retos, pero también hay muchas oportunidades relacionadas con la IA. No sé si podría darnos algún ejemplo de un uso ético de la IA que podamos llevar a cabo para alcanzar esta sociedad nueva.

56:00

Empezaré… Empezaré diciendo cómo podemos usar el big data, ¿vale? Como sabe, la infraestructura de la Tercera Revolución Industrial que hemos desarrollado los últimos… Bueno, desde 1995, está toda digitalizada. El internet de la comunicación, el de la energía y el de la movilidad y la logística. Le pondré un ejemplo. Hay un sistema llamado GRACE.. Consiste en unos pocos satélites, no es nada caro. Es increíble. Lo que hace GRACE, con esos satélites, es monitorizar las variaciones en la gravedad de cada metro cuadrado del planeta en todo momento. Sabiendo cada variación en la gravedad, puede utilizar esa información para, con los datos disponibles, determinar exactamente qué está pasando. ¿Está disminuyendo la tierra? ¿Está habiendo pérdidas de agua en la hidrosfera? Puede mirar todo lo que está cambiando en el clima en todo momento. Es extraordinario. Luego, se pueden utilizar esos datos para crear un calendario nuevo. En lugar de saber cómo será el tiempo de la semana que viene, podemos saber qué está ocurriendo en todos los lugares del mundo con la hidrosfera, la litosfera, la atmósfera y la biosfera a cada momento. Es casi gratis. Es muy barato. Ese es un uso de los datos que tiene sentido en un mundo en el que tenemos que cuidar de este planeta. Uno de los problemas de depender de los datos, y, como sabe, hay una sección enorme en el libro sobre esto, es que el big data se basa en algo que ya ha pasado. No nos dice lo que va a pasar. Es absurdo e ingenuo pensar… A veces no sé si reír o llorar cuando pienso en lo que están haciendo en Palo Alto y en sus laboratorios tecnológicos. Nos dice lo que ha pasado, pero el problema, y ahí es donde están las oportunidades, es que este planeta está evolucionando de maneras que no hemos visto nunca en 65 millones de años y todo está pasando en un siglo. Y creemos que los datos del pasado podrán decirnos cómo actuar ante un planeta que está completamente vivo. Siempre lo ha estado. Se está moviendo en todo momento. La hidrosfera, la litosfera, la biosfera y la atmósfera se están transformando de modos muy distintos a cualquier cosa que hayamos visto. Los datos del pasado no nos ayudan mucho. Lo que necesitamos es pasarnos a una ciencia pragmática. Los científicos pragmáticos de principios del siglo XX, como Dewey, Mead y otros, entendían que, en lugar de intentar poseer la naturaleza y adelantarnos a ella para poder controlarla, necesitamos que la ciencia se base en anticiparse a la naturaleza para adaptarnos a lo que nos está pidiendo que hagamos. Porque somos naturaleza. Como somos un ecosistema, yo diría que tenemos esa responsabilidad. Nuestros relojes biológicos intentan adaptarse. Mentalmente, tenemos que ser capaces de usar un pensamiento y unos sistemas complejos para anticiparnos a lo que está pasando y, cuando pase, reaccionar. Anticipar nuestra reacción. No adelantarnos para controlarla. Eso nos ha llevado hacia la extinción.

Ahí puede ayudarnos el big data. Lo que pasa es que se olvidan de algo importante: que la parte más importante de nuestro circuito neuronal es el impulso empático que tenemos implantado. Eso nos permite ser capaces de entender qué es la vida para poder prosperar. El big data no puede ser empático. La empatía necesita la mortalidad. Necesita la vida y la muerte. Somos empáticos cuando nos damos cuenta de que… Si puedo sentir el sufrimiento de otra persona, su duelo, y puedo experimentarlo como si fuera mío en mi circuito neuronal, sabiendo que no es mío, pero experimentándolo así, o su alegría, lo que comprendo es que estamos compartiendo nuestra estancia en un momento determinado. Estamos en este planeta. Somos parte de la misma familia. Lo que siento en ellos, lo siento dentro de mí. La empatía surge… Los niños pueden sentirla, relativamente, y, cuando se miran en un espejo, saben que son seres humanos. A los ocho años, aprenden que existe la muerte. Eso es muy importante. Hace que la empatía madure, si los padres cumplen con su labor. Si los educan de una manera… Como diría Bowlby, con una actitud empática adecuada. Pero, para entender el mundo en el que vivimos, tenemos que entender que la mortalidad y la vida es lo que lo mueve todo. La IA no se basa en la vida. Decir que va a reemplazar a los seres humanos… La empatía es la manera en la que interactuamos con los demás, como miembros de la misma familia en este planeta. Ninguna IA puede hacerlo y retaría a todo el mundo a que me dijeran cómo se le puede enseñar empatía a una máquina, ya que depende del vínculo de los seres vivos con otros seres vivos. Ya sea al ver a un zorro herido al que tenemos que cuidar o al entender que todos nosotros solo tenemos una vida y la compartimos con el resto, como hermanos en este planeta. Cuando nos hacemos mayores… Le diré que lo que más recordamos son experiencias de empatía. Eso es lo que recordamos. No es cuánto dinero ganamos ni nada así. Son los momentos de empatía, ya sea cuando experimentamos la alegría y el júbilo de otras personas o cuando sentimos su duelo. Ahí entendemos que la vida es muy valiosa. El valor que tiene la vida. Lo mismo cuando lo sentimos con otros seres, como con nuestro perro. Así que, por Dios, abandonemos la idea de la singularidad y de la inmortalidad. A ver si maduramos. Hay espacio para la tecnología digital, para los datos y para los análisis. No cabe duda de que los usamos en las infraestructuras de la Tercera Revolución Industrial, pero la naturaleza es mucho más compleja que cualquier cosa que puedan hacer en Palo Alto. Y lo mejor será que aprendamos a ser humildes, a involucrarnos y a abrirnos a lo que el planeta nos ofrece para poder vivir y prosperar en él.

1:02:05
Romina Peñate. Cambiando de tema, Dr. Rifkin, usted defiende la colaboración y la interdependencia. Antes hablábamos de eso, pero eso choca con el concepto de éxito que tenemos ahora. ¿Cómo deberían repensar los jóvenes su concepto de éxito?

1:02:28
Jeremy Rifkin . Bueno, ha habido algo de actividad en este ámbito. Nosotros nos criamos con el producto interior bruto. Con la idea de que se podía medir el bienestar según el PIB. No era un indicador muy bueno. Hasta la persona que lo creó en los años 40 pidió perdón años después porque el PIB lo mide todo. Si fabricamos un tanque o una bomba nuclear, aumenta el PIB. Si creamos nuevas cárceles privadas, aumenta el PIB. Si creamos vertederos de residuos tóxicos, aumenta el PIB. No nos muestra la calidad de vida. Por eso, hace muchos años, unos amigos míos crearon el primer indicador de calidad de vida, el QLI, por sus siglas en inglés. La Unión Europea y Naciones Unidas lo han hecho. Creo que otros grupos que trabajan en el desarrollo lo han hecho, pero siguen dependiendo del PIB. Los indicadores de la calidad de vida estudian, por ejemplo, la mortandad infantil. ¿Hay mucha o poca en ese país? La educación infantil. ¿Es buena? La capacidad de ayudar en la comunidad y trabajar como voluntarios. La esperanza de vida. Todas las cosas que dan lugar a una buena salud, a una calidad de vida. Ese indicador es mejor. En teoría, lo tienen, pero no dependen de él en la práctica. Tenemos que empezar a ver cómo cambiamos la manera en la que, como se suele decir, medimos una buena vida. Tenemos que madurar a la hora de definir qué es el éxito. El éxito es vivir una buena vida. Una interacción empática con el resto de la vida del planeta. Cuando salimos a la naturaleza… Se han hecho experimentos. Hablo de esto en «La era de la resiliencia». Se ha estudiado qué hace que la gente sea feliz. Son las cosas más simples y Japón es un buen ejemplo porque en Japón la disciplina de trabajo era increíble y tenían hasta un término para definirla. Hubo gente que moría en sus oficinas. Trabajaban 24 horas al día. Fueron la primera sociedad «veinticuatro, siete». 24 horas al día. Morían en sus puestos de trabajo. Por fin, la gente salió a la calle y fueron a los parques o los bosques más cercanos para pasear. Fue algo espontáneo. No aguantaban más. ¿Y sabe lo que descubrieron los científicos que lo estudiaron? Se llama baño de bosque. Baño de bosque. Salen y pasean por el bosque. Lo que demostraron todos los estudios es que nuestros relojes biológicos están sincronizados con el mundo natural. Cuanto más nos aislamos de él, más se deteriora nuestra salud. Un paseo de poco más de un kilómetro, simplemente salir a andar por el bosque sin pensar en ello, cambia nuestro metabolismo por completo. No está en nuestra cabeza. Está en nuestro físico. Cambia todo el metabolismo de nuestro cuerpo. Nos relaja. Nuestro sistema funciona mejor porque nuestros relojes biológicos están sincronizados con la naturaleza. No hay discusión. Se han hecho muchos estudios al respecto. Por eso debemos salir al mundo físico. No podemos enseñarlo en una pantalla con un vídeo y decirles a los jóvenes: «Ahora entendéis la ecología. Acabáis de ver un vídeo de 20 minutos muy entretenido». No, no se hace así. Una gran parte de esto es el sentido común. A veces, da vergüenza pensar en lo sencillo que es, pero también es una comprensión profunda que necesitamos tener.

1:05:52
Romina Peñate. Usted pone el foco de la responsabilidad en la voluntad política, ¿no? Pero quiero preguntarle qué les diría a los ciudadanos que simplemente viven su vida sin preocuparse de nada y piensan que lo que le pasa al planeta es responsabilidad de otros.

1:06:10
Jeremy Rifkin . Bueno, en nuestro día a día, claro que hay cosas que tenemos que hacer. Por ejemplo, yo escribí un libro titulado «Beyond Beef» en 1990. El ascenso y la caída de la cultura del ganado. Cuando escribí el libro, ni una sola organización medioambiental lo apoyó en todo el mundo. Les daba demasiado miedo. Ahora, las cosas han cambiado y han tenido que pasar 30 años. Sí, hay que reducir el consumo de carne de ternera. Si viniéramos de otro lugar del universo y aterrizáramos aquí, pensaríamos que las vacas son la especie dominante. Ocupan el 23 % de la superficie terrestre del planeta. El metano que producen es 24 veces más potente que el CO2. Y entre un 30 y un 40 % de todos los cereales que cosechamos, del trigo o la cebada, se destinan al ganado bovino. Mientras tanto, la gente pasa hambre. Hay cosas que podemos hacer en nuestra vida diaria. Las nuevas generaciones se están haciendo veganas. Eso es extraordinario. Y las nuevas familias. Crían a sus hijos de ese modo. Podemos hacer muchas cosas. No quiero hablar de todas las cosas que podemos cambiar, como dejar de usar plástico y todo eso, pero, como padres, debemos pensar en cómo hacer que nuestros hijos se aclimaten al mundo natural. Eso es lo más importante. Lo bueno es que los europeos todavía suelen pasear en la naturaleza los fines de semana. Tenemos que aclimatar a nuestros hijos cuando todavía son bebés para que no le tengan miedo a tener una percepción de biofilia. Necesitamos que aprendan a cuidar del resto de especies. Tenemos que permitir que, durante el período escolar de los hijos, los padres se aseguren de que esos sistemas escolares los están preparando para que vivan en un mundo con biofilia.

1:07:45

No en un mundo geopolítico, sino en un mundo biosférico. Los padres pueden hacer muchas cosas, pero también cada trabajador. Hay gente con todo tipo de trabajos. Deben hablar de sus ideas en sus puestos de trabajo, ya sean trabajos no cualificados, semicualificados, cualificados, o trabajos de profesionales técnicos . Se puede hacer cualquier día, en la pausa del café o cuando trabajan por internet con otros trabajadores. Podemos pensar de otra manera. Podemos pensar de otra manera en el trabajo que hacemos, en nuestra responsabilidad. Y diría que los servicios relacionados con ecosistemas generarán muchísimos puestos de trabajo porque requieren un gran número de trabajadores inteligentes y cualquiera puede aprender a hacerlo. Una mano de obra inteligente que cuide de los ecosistemas. Como he dicho, los robots y la IA no cuidan de los ecosistemas. Intente imaginarse a un robot o a una IA intentando entender cómo cuidar de toda la vida que existe en un pequeño ecosistema. Es simplemente imposible. Hay muchas cosas que los padres podemos hacer en nuestra vida privada. O los jóvenes en la escuela. O los trabajadores y los jefes en el lugar de trabajo. Debería regir nuestra vida.

1:08:46
Romina Peñate. Dr. Rifkin, estamos llegando al final de esta entrevista. Quiero pedirle un mensaje final para todos los que están escuchando esta conversación. ¿Qué es lo más urgente?

1:08:57
Jeremy Rifkin . Solo hay una cosa realmente urgente: tenemos que asegurarnos de que nuestra especie no vuelva a la senda de los combustibles fósiles. Que no empecemos de nuevo. Hay una emergencia. Solo una. Nos enfrentamos a la extinción. Debemos asegurarnos de que esa amenaza no se hace realidad. Debemos hacer todo lo necesario para repensar nuestra relación con este planeta, nuestra relación con el resto de seres humanos y nuestra relación con el resto de especies. Cuando nuestros astronautas vuelven del espacio, todos cuentan lo mismo. Ahí fuera no hay nada. Vuelven y ven esta esfera azul, viva en el universo. El resto es oscuridad. Han creado un nuevo telescopio que está estudiando otras galaxias. No ven nada de vida. Esto es muy valioso. Puede que haya vida en otros sitios, pero esto de aquí es muy valioso. Tenemos que ser capaces de dar un paso atrás. Todos nosotros. No importa la edad que tengamos. Desde los cuatro, cinco o seis años. Y tenemos que apreciar la majestuosidad de la vida. La importancia que tiene. Lo especial que es su existencia en el universo. Debemos cuidar de ella. No solo de nuestra vida, sino de la del resto de especies. Por eso es tan importante que los jóvenes empiecen a verse como una especie en peligro de extinción. Ese es un punto de inflexión en la historia. Nos damos cuenta de que el planeta es mucho más poderoso de lo que pensamos y de que nosotros somos mucho más pequeños e insignificantes. Ese es un hecho que nos hace más humildes y que debemos comprender y dejar de temer. Luego, tenemos que entender que, como tenemos el cerebro más desarrollado, como tenemos el lenguaje, como tenemos empatía en nuestro circuito neuronal, tenemos una responsabilidad. Y no es la de poseer la naturaleza y hacer que se adapte a nosotros. Debido a que nuestra especie es tan especial, ahora tenemos la responsabilidad de cambiar de rumbo, adaptarnos a la naturaleza y ayudar a crear las posibilidades para que el resto de especies también sobrevivan y prosperen en la Tierra. Y a los jóvenes les digo lo siguiente. Perseverad. No os frustréis. No perdáis el foco de atención. No digáis que no hay solución. Sí, estáis protestando. Voy a ser un poco crítico. Estáis saliendo a la calle. Os estáis manifestando cada viernes, estáis ejerciendo la desobediencia civil y otras cosas. Estáis señalando constantemente que vivimos una catástrofe climática. Pero tenemos que tener el valor y la perseverancia para, en todo lo que hacemos, en nuestras escuelas y universidades, en nuestros puestos de trabajo, en los niños que criamos, en esa nueva generación, ser siempre conscientes de la cualidad especial de la vida que ahora está en peligro en este pequeño planeta del universo y de que queremos asegurarnos de dejar un legado real. Queremos permitir que las nuevas generaciones puedan prosperar de nuevos modos en la Tierra.

1:11:48

No prosperarán igual que nosotros. No quiero engañar a nadie. Los viejos tiempos se han ido para no volver. El clima bueno y constante. Tendremos que prosperar de otra manera. Puede que sea una vida más austera, con más calidad, pero menos cantidad. Puede ser que tengamos más períodos de migración nómada y menos de vida sedentaria, pero hemos sido una especie nómada durante toda nuestra historia. Pensamos que somos una especie sedentaria, pero, de media, los estadounidenses cambian de casa nueve veces en toda su vida. Millones de personas emigran constantemente. La industria más poderosa es la de los viajes y el turismo. Quiero dejaros con esta idea. El Instituto Smithsoniano, que comprende todos los grandes museos antropológicos de Estados Unidos que tanta gente visita cuando viene al país, hizo un estudio recientemente. Es muy revelador y les dará esperanza a todos los que oigan esto. Hicieron un estudio en el que se preguntaron cómo han sobrevivido los humanos durante todo este tiempo. Los homínidos llevamos aquí 800.000 años, nuestros ancestros. Los neandertales, 300.000 años. Nuestra especie, cerca de 250.000 años. ¿Cómo hemos sobrevivido? Lo que siempre nos habían contado es que, hace 10.000 años, fue el fin de la última edad de hielo. No sabemos qué pasó antes de eso. Terminó la última edad de hielo. Tuvimos un clima agradable. Buen tiempo. Nos asentamos y fuimos agricultores, después pastores y luego fundamos civilizaciones hidráulicas hasta llegar a la Revolución Industrial. Sí, y ahora nos enfrentamos a la extinción. Pero el Smithsoniano preguntó: «¿Cómo consiguieron los seres humanos recorrer todo el planeta? ¿Cómo atravesaron los océanos?». Empezaron a estudiar los archivos geológicos y se dieron cuenta de que lo habíamos entendido todo mal. Le diré cómo sobrevivimos. Los homínidos emergieron hace unos 800.000 años, ¿no? En esa época, hubo un cambio en la órbita del planeta. La órbita de la Tierra está inclinada. Esa inclinación cambia, lo que acerca o aleja la Tierra al Sol. Pues hubo un cambio en la inclinación de la órbita hace 800.000 años y eso provocó que, desde entonces, el clima cambiara cada 100.000 años. Tenemos 100.000 años de edad de hielo. Después, 10.000 años de calentamiento. Después, otra edad de hielo que dura 100.000 años. Luego, 10.000 años de calentamiento, otra edad de hielo de 100.000 años y otros 10.000 años de calentamiento. Ha habido ocho ciclos como este hasta que se produjo el deshielo de la última edad de hielo hace 10.000 años. ¿Cómo nos hemos adaptado a esto? Hablamos de cambios climáticos extremos. Al final, llegaron a la conclusión de que nuestra especie es quizás la especie mamífera que mejor se adapta de todo el planeta. Me atrevería a decir que somos la especie que mejor se adapta, con la excepción de los virus. ¿Por qué? Por tener un cerebro desarrollado. Un neocórtex grande y el lenguaje. Podemos compartir lo que aprendemos durante toda la historia y legárselo a las generaciones futuras que aún no han nacido para que tengan un marco de referencia de hacia dónde quieren ir. Además, yo diría que es porque tenemos empatía en nuestro circuito neuronal. Estamos hechos para cooperar. Eso no quiere decir que a veces no nos matemos entre nosotros, pero eso no es lo normal en nuestro circuito neuronal. No estamos programados para eso.

1:15:08

Eso se nota en cómo atravesamos los océanos. Se preguntaron cómo se poblaron las naciones de las islas del Pacífico antes de la edad moderna. Pues resulta que los navegantes de la Polinesia, en las mil islas que hay en la Polinesia, aprendieron a salir en sus pequeñas barcas y mirar las estrellas. Miraban las estrellas porque siempre estaban en el mismo punto. Luego, empezaron a mirar las aves y a aprender las rutas migratorias que seguían sobre el océano. Luego volvían a una isla, las seguían y, lo más importante, miraban el movimiento del agua. El agua está en constante movimiento. Memorizaron esta increíble cantidad de información y fueron de isla en isla a través de todo el océano Pacífico. Esa es una especie que sabe adaptarse. Por eso le digo a todos los jóvenes que, si piensan que no podemos lograrlo, tienen que entender que somos una de las especies que mejor se adapta de todas las que han pisado el planeta Tierra. Tomamos un rumbo equivocado e intentamos obligar al planeta a adaptarse a nosotros. Eso solo representa el cinco por ciento de nuestra estancia aquí. Tenemos que empezar de cero y volver a adaptarnos al planeta con sofisticación, con pensamiento de sistemas complejos, con estudios interdisciplinarios, con biofilia en nuestros jóvenes y con la comprensión de que la vida en este universo es esta vida en este momento. Y tenemos que hacer eso cada momento de cada día. Viviremos la vida como una experiencia alegre aunque sea difícil. Prosperaremos de nuevos modos, que quizá sean más austeros y menos cuantitativos. Tendremos una vida mejor. Eso puede pasar. Tenemos que hacerlo. Hoy.

1:16:42
Romina Peñate. Me encanta la esperanza con la que concluye. Dr. Rifkin, muchas gracias por acompañarnos hoy en «Aprendemos juntos». Ha sido todo un placer. Gracias por su tiempo y por compartir su conocimiento.

1:16:55
Jeremy Rifkin . Gracias.