Una vida de investigación y descubrimientos sobre el cáncer
Mariano Barbacid
Una vida de investigación y descubrimientos sobre el cáncer
Mariano Barbacid
Investigador y profesor AXA-CNIO
Creando oportunidades
“¿Qué hay más interesante que conocer cómo somos?”
Mariano Barbacid Investigador y profesor AXA-CNIO
Mariano Barbacid
El bioquímico Mariano Barbacid es el jefe del Grupo de Oncología Experimental del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), institución que fundó en 1998, y profesor AXA-CNIO de Oncología Molecular, donde lleva más de cuatro décadas luchando contra el cáncer. Su descubrimiento del primer oncogén humano (gen mutado capaz de causar cáncer) supuso un giro en los albores de la oncología molecular y su trayectoria y méritos en la investigación han sido reconocidos con el doctorado ‘honoris causa’ de la UNED y Medalla Echegaray, la más alta distinción de la Academia de las Ciencias, entre otros galardones. Es, además, uno de los ocho españoles miembros de la Academia de las Ciencias de Estados Unidos y primer español en ser nombrado Fellow de la Academia de la Asociación Americana de Investigación en Cáncer.
Barbacid defiende la ciencia como patrimonio de los países y reivindica el esfuerzo y la vocación científica al servicio de la sociedad. “No he dedicado mi vida a la investigación, la sigo dedicando. No considero mi carrera terminada. Tengo la misma ilusión por hacer el experimento de la semana que viene que tenía hace 20 años. Hay que trabajar, hay que esforzarse, pero si uno se esfuerza con vocación, el esfuerzo no cuesta. A los jóvenes que quieran dedicarse a esta profesión les recomiendo que se aseguren que tienen mucha vocación. Si la tienen, van a ser muy felices siendo investigadores”, concluye el científico.
Transcripción
Máxime cuando me enteré de que ella tenía ocho hijos. Entonces nos daba clase, le daba clase y le repasaba a su hijo y a estos otros dos amigos, y a mí me empezó a enseñar cosas que estaban fuera del currículum. Me enseñó cosas que, evidentemente, no llegaba a comprender en su totalidad, como el principio de indeterminación de Heisenberg, que todavía tampoco lo tengo tan claro como debería, y aquello me despertó el interés. Ella sobre todo explicaba temas del átomo, de las partículas subatómicas, etcétera, que quizá, si se me hubiera dado bien la matemática, quizás ahora a lo mejor estuviera en el CERN en Ginebra, estudiando la física de partículas subatómicas. Pero lo que despertó en mí fue la curiosidad, y esa curiosidad se derivó cuando ya estaba en quinto a la parte biológica. Entonces me informaron de la existencia de un pequeño librito, que todavía conservo, que se llamaba ‘Les acides nucléiques’. En aquella época estudiaba francés, desgraciadamente ya se me ha olvidado, pero lo suficiente como para entender el idioma científico, que es relativamente simple. Aquello ya me llevó por la vía del interés de los ácidos nucleicos, de los ribosomas, de la síntesis de proteínas. Todo eso ya con 14 o 15 años, y luego ya el resto es historia, ¿no?
Y por otro lado me llegó un compañero, me habló del Centro de Investigaciones Biológicas. Entonces fui allí a hablar, con mi currículum, con mis notas, y aquello me sorprendió muchísimo porque por primera vez me trataron bien. Es decir, la Universidad, a un estudiante en aquella época le trataban bastante mal. Tenemos que tener en cuenta, fue el mayo del 68, estábamos todos muy revolucionados y la verdad es que yo además no hice milicias, con lo cual durante cuarto y quinto tuve que compaginar el cuartel con la universidad. Con lo cual, bueno, llega un momento que ya al terminar es como si empezara la segunda parte de tu vida. Entonces tuve la suerte de que el gerente, el doctor Geijo, me recibiera, me explicara los grupos que había allí y lo que se estaba haciendo. Me dio una memoria y ya aquello fue… Se me abrió el cielo. Ver investigadores como Margarita Salas, como Eladio Viñuela, como David Vázquez, como José Luis Cánovas, como Emilio Muñoz, que estaban publicando en revistas de primer nivel, en ‘Nature’, es decir, y digo: “Esto…”.
Entonces estamos trabajando con retrovirus y hubo un descubrimiento de dos investigadores de San Francisco, que después les dieron el premio Nobel por este descubrimiento, o sea, que eso implica lo importante que fue, que podía parecer en un principio no serlo tanto. Y es que lo que descubrieron es que estos genes oncogénicos, oncogenes, que ya les llamábamos oncogenes. Oncogén es un gen que causa cáncer: ‘onco’ y ‘gen’. Estos oncogenes en realidad no eran genes víricos, eran genes celulares. Es decir, que estaban en el genoma de las aves, de los ratones, y por extensión en los humanos, que los virus los sacaban de las células y durante ese proceso de traspaso del gen al virus, del traspaso del gen celular al virus, se mutaban, mutaban, y eso les convertía en oncogenes. Evidentemente se seleccionaban, porque un tumor, evidentemente, cuando uno induce un tumor hay una selección tremenda de las células, cómo proliferan, etcétera. Entonces claro, aquel descubrimiento… Ya digo, el hecho de su importancia, aunque pueda parecer a las personas que no están en este campo que no fuera tan importante como para merecer el premio Nobel, sí que lo fue, porque abrieron la puerta a demostrar que lo que se estaba estudiando en retrovirus no era un entretenimiento de los investigadores, sino algo que podía tener una importancia en el cáncer humano.
Pero, y ahí es donde viene lo importante y donde aparezco yo, por decirlo así, y otros dos investigadores americanos que también hicieron el mismo trabajo. Es decir: “Bueno, pero si estos oncogenes víricos tienen un origen celular. Pero eso no quiere decir que en humanos, en pacientes, esos genes sean responsables del cáncer, porque en humanos no hay retrovirus. Es decir, esto tendría que activarse de forma maligna mediante otros mecanismos que no sean los retrovirus”. Y ahí es donde empiezo yo a trabajar. Tengo también la suerte, muy importante, la suerte de que un compañero de laboratorio tiene una licencia de piloto y nos dice: “Mira, hay un mitin en Hershey”. Hershey, en Estados Unidos, es muy famosa porque es donde hacen los chocolates…
Y entonces ahí tuve otro golpe de suerte. Y ese golpe de suerte tiene un nombre y un apellido, un español que estaba… Ángel Pellicer, concretamente, que ahora ya se ha jubilado, pero fuimos compañeros en el CIB, en el CSIC, y él estaba con un problema completamente distinto, que era el aislamiento de genes mediante la transfección de células con DNA purificado, con ácido desoxirribonucleico purificado, para simplemente descubrir genes nuevos. No tenía nada que ver con cáncer, pero la técnica sí que me sirvió a mí. Fui a su laboratorio. Él todavía estaba haciendo el postdoc. Fui allí un fin de semana a Nueva York, a la Universidad de Columbia, a aprender esa técnica. Una técnica muy simple, pero que me permitió demostrar que era posible, con esa técnica, preguntarnos si había oncogenes en los tumores humanos. Y la respuesta, evidentemente, es que sí, y a partir de ahí ya el resto es historia. Luego ya hay que aislarlo mediante clonaje molecular, que es lo que hizo el doctor Eugenio Santos, y después ya ver el mecanismo de activación, que fue solo una mutación puntual. Por cierto, durante unos meses la gente no se lo creyó, hasta que tuvimos también suerte que el Istituto de Tumori de Milán nos mandó unos tumores donde estaba el tumor y el tejido normal adyacente, y pudimos demostrar que la mutación solo estaba en el tumor.
Entonces yo ahora, por ejemplo, he estado en una reunión con investigadores, una asociación de investigadores españoles en Italia, Suiza y Francia. También estuve antes en Suiza y Dinamarca, perdón, en Suecia y Dinamarca, y claro, todos quieren volver, pero quieren volver en condiciones que les permitan seguir investigando al nivel que están investigando ahora. ¿Entonces que pasa? Pues que, o la gente no viene, no vuelve, o si vuelve, se frustra después de volver. Y eso es lo que España tiene que entender. Los Gobiernos, y no me refiero a este, a todos los Gobiernos, independientemente de su ideología, porque la ciencia no debe tener ideología, que se enteren de una vez que lo que hay que hacer es traer a la gente, pero en las condiciones que permitan que sigan investigando al nivel que estaban investigando en los países donde estuviesen. Algunos a un nivel más elemental, a un nivel más junior, y otros a un nivel más senior, pero cada uno a su nivel, para que cuando vuelvan a España, si acaso, agranden su trabajo. Yo, por ejemplo, al volver y poder montar el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, evidentemente expandí mis actividades y mi nivel de investigación al poder hacer esto en España. Entonces, lo que hace falta es, ya digo, que la personas que vuelvan puedan seguir trabajando al mismo ritmo o mejor que el que trabajaban fuera.
El cáncer es la acumulación de mutaciones en nuestras células. Cuando una mutación ocurre en un lugar del DNA que no es relevante, pues no pasa nada, pero si ocurre en un gen que es importante para la proliferación normal de nuestras células, y ocurre la mutación en ese gen, entonces ese gen ya regula la proliferación de forma anormal y la acumulación de mutaciones poco a poco lleva al cáncer. Por ejemplo, un tumor de un fumador tiene 30.000 mutaciones. No todas ellas han contribuido al cáncer, pero a uno no le gustaría tener 30.000 mutaciones en sus células. Cuando uno tiene 30.000, es mucho más probable que una de ellas caiga en genes importantes que si uno tiene 3.000 o que si uno tiene 300 o si uno tiene 30. Entonces, por eso, a medida que vamos envejeciendo, la incidencia del cáncer aumenta. Y si encima le ayudamos a que corra esas mutaciones tragándonos agentes carcinogénicos como es el tabaco, pues entonces la probabilidad de tener un cáncer aumenta considerablemente.
Cualquier enfermedad crónica donde implique un daño crónico, por ejemplo, una pancreatitis crónica hace que las probabilidades de desarrollar un cáncer de páncreas aumenten. Una cirrosis, por ejemplo, si uno tiene un evento de cirrosis no pasa nada. Por ejemplo, ya sea por razón de beber, del alcohol, o bien sea por tener un virus de los que nos produzca la cirrosis, también eso aumenta muchísimo la probabilidad de tener un cáncer de hígado. Todo lo que podamos evitar que sea un daño continuo a nuestras células, ya digo, por tabaco, por exposición descontrolada al sol o por una enfermedad crónica, eso conviene, siempre que sea posible, evitarlo. Ahora bien, como decía antes, el cáncer nos puede pasar, puede ser un accidente. Entonces lo importante es estar alerta, sin convertirnos en hipocondríacos, de cualquier alteración que podamos ver que sea sospechosa. Aquí, evidentemente, los órganos externos tienen una gran ventaja, ya sea, por ejemplo, la mama, porque es un órgano externo. Incluso hoy en día el colon ya es un órgano, no es externo, pero puede ser externo gracias a las colonoscopias, la piel, por supuesto, y cualquier otra cosa que uno pueda notarse algo anormal.
Es importante, porque si el cáncer se detecta antes de que metastatice, antes de que se extienda, el cáncer es curable en un 100 % de los casos, porque para eso están los cirujanos. Si el tumor se extirpa antes de que se haya metastatizado, se haya diseminado, el cáncer está curado. El problema es que en la gran mayoría de los pacientes de cáncer, cuando detectan que tienen cáncer o cuando se les detecta que tienen cáncer, las células ya han metastatizado. Entonces es mucho más difícil tratarles. Por eso, hoy en día las cifras de curación del cáncer, que se define, también es verdad, como supervivencia a cinco años, están ya en casi el 70 %, pero como investigador del mundo del cáncer, eso es… eso ya está. Ahora lo que nos preocupa es ese 30 % que todavía no es capaz de sobrevivir los cinco años. Por eso la detección temprana es algo absolutamente fundamental para poder reducir el riesgo y la posibilidad de poder tener un cáncer que no sea curable. Pero esto es muy importante que la gente lo tenga presente. Evitar los riesgos innecesarios por un lado, prevención, y el otro lado, la prevención en el sentido de la detección temprana.
Hoy en día es muchísimo más fácil, tanto por ejemplo, en Barcelona, en el CRG, en el Centro de Regulación Genómica, en el IRB, el Instituto de Recerca Biológica, o Biomédica. Por ejemplo, está el doctor Valle, que acaba de… Seguro que ha leído usted la noticia que han identificado las células responsables de la metástasis en cáncer de colon. Es decir, que hay grupos muy buenos. En el CNIO, por supuesto… Creo que está muy bien, que hay muchos grupos muy buenos, y en otras universidades, que no solamente son estos centros. Hay que seleccionar, porque ya digo, no hay… El número es pequeño, limitado, pero haberlos, existen. Uno puede hacer perfectamente la tesis en España y después ya salir, hacer el postdoctorado fuera. Y mientras hace la tesis, uno ya se forma. La tesis es cuando uno se forma. Entonces a esa parte no le veo ningún problema para los jóvenes, siempre que tengan buena nota, porque si tienen debajo de un 8,5 no pueden sacar beca y los laboratorios no tenemos suficientes recursos para pagarles el sueldo. Entonces sí que es muy importante que no se relajen cuando estén estudiando en la universidad, que aprovechen el tiempo y que intenten sacar la mejor nota posible.
Evidentemente, es lo que hablábamos antes: un docente no tiene por qué ser… Un buen docente no tiene por porque ser un buen investigador, ni viceversa, entonces también un buen investigador clínico tampoco a lo mejor es el mejor oncólogo para un tratamiento, pero hoy en día los tratamientos de cáncer están tan estandarizados, que quizás la única, el único tema que pudiera… Es en el diagnóstico inicial. Es decir, si es un tumor raro, a lo mejor el diagnóstico inicial, porque claro, aquí a lo mejor no se tiene tanta experiencia, ¿no? Pero ya digo, serían casos muy puntuales, muy puntuales porque los tratamientos, la sociedad, la gente, tiene que tener la total confianza de que aquí se dan los mismos tratamientos que en Estados Unidos por oncólogos igualmente preparados y además gratuitamente.