“¿Se puede educar la libertad?”
José Ramón Ayllón
“¿Se puede educar la libertad?”
José Ramón Ayllón
Filósofo y escritor
Creando oportunidades
Ética actualizada
José Ramón Ayllón Filósofo y escritor
José Ramón Ayllón
“Más que la ética, lo que ha cambiado es el mundo”, asegura el filósofo y escritor José Ramón Ayllón. Su última obra, ‘Ética actualizada’, que publica tras dos décadas del aclamado ensayo ‘Ética razonada’, es una revisión sobre esta disciplina filosófica en un contexto cambiante. “Hay cuestiones como la palabra “posverdad”, la expresión “ideología de género”, o la palabra “homofobia”, que son nuevas y están cargadas de contenido ético”, reflexiona el filósofo.
José Ramón Ayllón estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Oviedo y se especializó en Bioética en la Universidad de Valladolid. Desde hace más de 20 años da clases de literatura, ética y filosofía. En sus conferencias analiza la conducta humana y aborda otras cuestiones como la inteligencia emocional o el control racional del placer. Biógrafo, novelista y ensayista, este prestigioso divulgador ha publicado más de cuarenta títulos, entre los que se encuentran: ‘Desfile de modelos’ - finalista del premio Anagrama de ensayo-, ‘¿Es la filosofía un cuento chino?’, ‘El hombre que fue Chesterton’ o las novelas ‘Querido Bruto’ o ‘Vigo es Vivaldi’.
En su trabajo, Ayllón también reflexiona sobre el “arte de educar” a jóvenes y sobre la formación del profesorado. “Yo creo que la auténtica educación es una educación de la libertad”, concluye.
Transcripción
“Si la ética fuera subjetiva, no existiría”
“La auténtica educación es una educación de la libertad”
Eso hace que hacerse una visión, tener una visión equilibrada, coherente, de la vida sea muy difícil. El respeto a la verdad desde un punto de vista intelectual yo lo he aprendido en gran medida de George Orwell. Cuando leí, siendo joven, ‘Rebelión en la granja’ me impactó, pero también me impactó la propia introducción, el prólogo de Orwell porque, por una parte, en la novela dice que el comunismo ha sido una gran mentira, pero, por otra parte, dice en el prólogo que los países aliados, o sea Inglaterra, por ejemplo, que es su propio país… Se puso de perfil y no denunció lo que estaba pasando en la Unión Soviética en los tiempos de Stalin. Porque “¿cómo vamos a denunciar a un aliado, verdad? No podemos”. A mí eso me gustó mucho. Con qué valentía lo dice. Es un periodista que me parece de una honradez enorme.
De hecho, Aristóteles tiene un pequeño librito que se llama ‘Argumentos sofísticos’ donde estudia cuáles son las formas de mentir, las treinta formas que hay de argumentar falsamente pareciendo que argumentas bien. Eso es un sofisma. Los sofistas eran unos profesionales de la mentira, entre otras cosas porque eran educadores de políticos y de abogados. O sea, yo te formo a ti para que seas un buen abogado en el foro, oratoria forense, para que seas un buen político, también oratoria forense. Entonces te voy a enseñar el arte de manipular. Esos son los sofistas y están especialmente vivos en la mitad del siglo v a.C., siglo de Pericles, en una época en la que en Atenas hay una dictadura, la dictadura de los Treinta Tiranos. Se acababa de terminar la guerra del Peloponeso y entonces estaba Atenas patas arriba. Se hacen cargo del gobierno de la ciudad treinta tiranos, una especie de oligarquía. En ese mundo superconflictivo aparece Sócrates hablando de la verdad, Platón hablando de la verdad. Platón dijo, cuando se encontró con ese panorama, y cuando descubrió también cómo era en general la política en el mundo mediterráneo, en Sicilia, por ejemplo, donde lo invitaron… El tirano de Siracusa lo invitó a hacer la constitución de Siracusa. Al ver cómo estaba el panorama, Platón dijo: “A ver, el ser humano es un ser muy imperfecto y el gobierno y la política va a estar siempre corrompida. A menos que, una de dos: o gobiernen los filósofos o los gobernantes estudien seriamente filosofía”. Pero dijo: “Ya doy por hecho que, si no ocurre una especie de milagro, nunca va a ser posible”. Es decir, Platón era realista.
De todas formas, como los antiguos no son tontos, esa formulación tan general de la regla áurea la concretan de otra manera. La concretan más y dicen: “No se puede hacer un mal para conseguir un bien”. Es la famosa expresión de “el fin no justifica los medios”. Porque en el momento en que admites que se puede hacer un mal para conseguir un bien estás abriendo una puerta peligrosísima, porque por ahí entra cualquier cosa. Incluso si dices: “Bueno, pero es que hay muchas veces donde a lo mejor sí se puede hacer un mal para conseguir…”. Es que eso es una cosa que no está clara.
Hombre, nosotros. Tú y yo. Porque luego hay gente, que mucho menos. Sí que se puede decir como tal que hay gente en este mundo más libre que otra.
Tú lo que estás diciendo es que disfrutamos de una sociedad que en cierta manera es un lujo, con las posibilidades que tenemos, y que hay mucha gente que no tiene ese lujo. Y, si me apuras, yo te diría que ese lujo pertenece a los últimos siglos de la historia porque durante mucho tiempo, a lo mejor, la humanidad en bloque ha vivido bajo regímenes muy autoritarios, por no decir criminales, y eso está claro. O sea, la historia humana… Antes tú me decías que la libertad es trágica.
“La ética es la lectura correcta de la realidad”
Carlos V, el emperador, nuestro Carlos I… Eran contemporáneos y se conocían y Carlos V comentó: “Yo hubiera preferido perder la mejor de mis ciudades antes que a un consejero tan valioso”. Tú dices: “¿Cómo? ¿Usted hubiera preferido perder, por ejemplo, Sevilla, la ciudad de Sevilla, antes que a Tomás Moro?”. “Sí, perfectamente”. Entonces tú me dices: “¿Se puede educar la libertad?”. No solo se puede, sino que se debe. ¿Y quién la educa? Los grandes maestros, empezando por tus padres, que son las personas que mejor te conocen y más te quieren;los grandes profesores y los clásicos. Como ves, yo arrimo siempre el ascua a mi sardina.