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“Roma somos nosotros”

Juan Eslava Galán

“Roma somos nosotros”

Juan Eslava Galán

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Juan Eslava Galán

El escritor Juan Eslava Galán, reconocido por su extensa obra donde combina rigor histórico, grandes dosis de humor y una narrativa intrigante, ha convertido los grandes hitos de la historia en best-seller. Licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Granada y doctorado en Letras, Eslava Galán ha compaginado su Cátedra de Inglés de Educación Secundaria con su pasión por la escritura y la historia. Faraones, aventureros, templarios, griegos o romanos son solo algunos de los protagonistas de sus libros, donde describe las claves del pasado para entender nuestro presente.

Además de ensayos divulgativos, Eslava Galán también escribe novelas de ficción histórica con el pseudónimo Nicholas Wilcox, ha traducido al castellano la poesía de T.S. Elliot y ha sido reconocido con galardones como el Premio Planeta 1987 por 'En busca del unicornio', Premio Ateneo de Sevilla, Fernando Lara, Premio de la Crítica Andaluza y Medalla de Plata de Andalucía. Desde 'En busca del unicornio' hasta su reciente libro 'Historia de Roma contada para escépticos', el escritor ofrece a los lectores una visión cercana y comprensible de los acontecimientos que han construido nuestro mundo. "Quizá buscamos en la historia, leemos historia, porque buscamos en la historia soluciones del pasado para nuestro presente, lo cual no deja de ser falso porque la historia se repite siempre porque nunca aprendemos. El hombre es el único ser que no aprende. Los animales aprenden de sus errores, nosotros no. Nosotros repetimos nuestros errores", concluye el autor. 


Transcripción

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Juan Eslava Galán. Muchas gracias. Esto de aplaudir antes de que actúe, esto es una distinción que no me esperaba. Muchísimas gracias. Soy Juan Eslava Galán, escritor. He sido profesor 30 años, profesor de inglés. Muchas veces mis lectores me dicen… Esperaban que hubiese sido… Yo era catedrático de inglés de Bachillerato. Y muchas veces se sorprenden, dicen: «Creía que era de Historia o de Literatura». Y, entonces, me veo obligado a dar la explicación pertinente y es que cuando yo llegué a matricularme en la Universidad de Granada en el mes de septiembre, un calor tremendo, la cola de Historia era larga, la de Literatura también, pero la de Modernas, Inglés, era corta, así que me puse en la de Inglés y ya, pues claro, me he visto obligado toda la vida a ser catedrático de inglés.

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Pero, en fin, hablando en serio, escogí inglés porque yo viajaba mucho al extranjero y la gente de mi generación estudiaba francés, no inglés. Ahora, los jóvenes que veo aquí, muchos jóvenes habéis estudiado inglés y yo siempre eché de menos el inglés. Así que cuando me matriculé dije: «Bueno, Historia y Literatura casi que puedo estudiarlo por mi cuenta, pero el inglés es más complicado». Y, bueno, eso fue quizá el error de mi vida porque después he estado toda la vida dando clases de inglés y, finalmente, he terminado en ser escritor. Me imagino que desde el principio ya era escritor. Empecé a ser escritor con 13 años. Incluso cuando estaba en Bachillerato publicaba en el periódico local y, en fin, hacía mis pinitos. Muchas veces me he planteado si lo que me gustaba era la historia… Yo hice mi doctorado, lo hice en Historia, si lo que me gustaba era la historia o me gustaba más la literatura. De hecho, cuando estaba escribiendo… He escrito 105 libros, 110 libros, algo así, y cuando estaba escribiendo un ensayo, siempre me apetecía escribir novela y cuando escribía novela, me apetecía escribir ensayo. Así que un buen día llegué a un acuerdo conmigo mismo y escribo desde entonces, quizá de hace 10, 12 o 15 años, escribo novelas ensayadas o ensayos novelados.

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Ustedes habrán visto que mis libros, que incluso son ensayos últimamente porque en la novela hay demasiada competencia, en mis ensayos, de vez en cuando, salen personajes inventados por mí. Esa es la parte, digamos, novelada, pero que yo procuro que lo que dicen y lo que hagan sea consecuente con la historia. No me invento nada. Lo que hago es agrupar en un mismo personaje inventado por mí cosas que les pasaban a personajes de mi historia, de la historia que estoy contando. Estoy felizmente casado, tengo dos hijas y tres nietas, es decir, en esta familia ya no se producen hombres. En eso me estoy adelantando al futuro. Y nada, soy relativamente feliz, como cada cual en su casa. Y nada más, con esto lo que quiero es abrir el turno de preguntas y que ustedes me pregunten sobre lo divino y lo humano lo que les parezca. Muchas gracias. Muchas gracias.

“Roma somos nosotros”. Juan Eslava Galán
04:11
Pili. Hola. ¿Qué tal? Me llamo Pili. Ha estado comentando usted que le hubiera gustado ser catedrático en Historia. ¿Cómo surgió esa pasión? ¿Qué anécdota recuerda usted que le llamara por ese camino?

04:24
Juan Eslava Galán. Pues una vez le preguntaron a Milan Kundera por qué era escritor. Y Milan Kundera, después de pensárselo, dijo: «No lo sé, lo único que puedo decir es que de pequeño era muy mentiroso». Mi pasión por la historia no la sé. Lo único que puedo decir es que de pequeño extravié… Un día me habían comprado una bicicleta, me la habían echado los Reyes Magos. Yo tendría siete u ocho años. Y extravié el camino y fui a parar a un castillo, a las ruinas de un castillo que hay en Jaén, muy curioso, el Berrueco. Me fascinó tanto aquello de pronto. Yo ya sabía qué era un castillo porque lo había visto en el cine, pero yo no había salido de mi pueblo y como no teníamos tele, yo no sabía lo que era el mar ni nada de eso, solo a través de las películas. Y quizá eso me enganchó mucho, el deambular por las ruinas solo. Dejé la bicicleta allí a un lado y estuve un buen rato estudiando aquella ruina y pensando en la gente que había vivido allí. A lo mejor ese fue el inicio de mi interés por la historia, porque en el Bachillerato yo fui un alumno desastroso, excepto en Historia y Literatura, en los que era el primero de la clase. En todo lo demás era un auténtico petardo.

05:55
Fabián. Hola, soy Fabián. Usted ha sido premiado por su novela histórica «En busca del unicornio». ¿Por qué la novela histórica consigue atraer a los nuevos lectores? ¿Y qué está sufriendo la novela histórica ahora mismo en España?

06:11
Juan Eslava Galán. Pues es una buena pregunta. ¿Por qué está de moda la novela histórica y cada vez tiene más lectores? Yo creo que la cosa se inició en España… Bueno, novela histórica ha habido desde el siglo XIX, que prácticamente es la invención de la novela, pero creo que la cosa se inició… Los que hay aquí mayores me van a entender muy bien. Hubo una confluencia hace casi 40 años, se publicó «El nombre de la rosa» y, de pronto, pareció que toda España tenía que leer ese libro. Libro que a veces tiene parrafadas en latín que no se entienden, pero resultaba fascinante «El nombre de la rosa». Y coincidió en el tiempo con la emisión en la tele de la serie «Yo, Claudio», una serie maravillosa de la historia de Roma precisamente. Entonces, también me dieron a mí el Premio Planeta por «En busca del unicornio», que yo lo relaciono mucho con que era lo que había que premiar entonces. Y se inició la novela histórica moderna en España. Creo que tiene algo que ver con el hecho de que quizá buscamos en la historia, leemos historia, porque buscamos en la historia soluciones del pasado para nuestro presente, lo cual no deja de ser falso porque la historia se repite siempre porque nunca aprendemos. El hombre es el único ser que no aprende. Los animales aprenden de sus errores, nosotros no. Nosotros repetimos nuestros errores.

07:52
Alberto. Hola, Juan, soy Alberto. Yo quería preguntarle acerca de su último libro: «Historia de Roma contada para escépticos». ¿Qué tiene de interesante Roma como ciudad para que 2800 años después de su fundación siga dando relatos de todo tipo?

08:02
Juan Eslava Galán. En realidad, Roma somos nosotros. Este idioma que estamos hablando ahora mismo, esto es latín, latín evolucionado, si queremos, o latín degenerado. Pero esto que hablamos es latín. El idioma de la persona modifica su pensamiento. Entonces, nosotros en ese sentido somos romanos. Y, además, Roma nos dio… Lo más precioso que nos dio, nos dio muchas cosas, lo más precioso que nos dio fue el derecho, la ley, el sentido de la justicia… Solamente la civilización occidental tiene ese sentido de la justicia. A lo mejor para vulnerarla a menudo, eso ya podíamos hablar en otro sentido. Entonces, de ahí viene nuestra fascinación por Roma. Hay un error, bueno, hay muchos errores porque la idea que tenemos en el mundo moderno de Roma nos la ha dado Hollywood. Y, claro, Hollywood, ya saben, los peliculeros, ellos hacen de su capa un sayo. Entonces, no tiene mucho que ver con Roma. Pero yo diría: ¿cómo imaginamos siempre al romano? Al romano lo imaginamos con el peto este musculado o con la «lorica segmentata», que era esta que tiene rayas de acero, nos lo imaginamos. Nunca nos lo imaginamos gordo y calvo y dedicado al comercio. Sin embargo, ese romano comerciante es casi más importante que el otro romano ese que nos imaginamos nosotros, guapo y tal, con una capa roja.

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Por cierto, capa roja, el color rojo prácticamente eso era de ser muy, muy rico. Vemos siempre a los romanos con capa roja. Eso jamás. Eso hubiera sido un lujo oriental entonces. Porque los colores se han desarrollado, los colorantes químicos se han desarrollado, los han desarrollado los alemanes a partir de finales del siglo XIX. Antes los colores eran muy difíciles de hacer y los romanos que vemos que visten toga blanca, a veces la toga tiene un filito rojo. El filito rojo lo sacaban de las cañaíllas. Creo que como soy andaluz yo le llamo cañaíllas a ese «pescaíto» que hay que cogerlo con un alfiler para sacar el molusco. Pues de ahí sacaban eso y era un procedimiento muy caro. Por lo tanto, solo llegaba a la aristocracia más aristocrática ponerle un filo rojo a la toga. Para que veáis cómo Hollywood lo desencaja todo. Hay otro detalle que lo he visto ahora recientemente… No he visto todavía la película «Gladiator», la veré inevitablemente, pero he visto el tráiler y veo que el emperador hace así, en el circo, cuando tienen que matar a alguien. En realidad, los romanos nunca hacían así. Eso es cosa de las películas. En realidad, la gente más sensata lo que hacía era así. Y al hacer así, decían: «iugula, iugula», es decir, «degüéllalo». Era mucho más sensato. Es decir, hay muchísimas cosas que vemos en los romanos, en las películas, que no las hacían en la realidad.

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Las vemos en esos banquetes impresionantes. Los banquetes existieron en la última época de Roma, porque en la primera época de Roma, que son unos cuantos siglos, lo que comen los romanos es «puls», el «puls» son gachas de harina de cebada, de centeno o de trigo. Con leche, si eras rico. Y nada, eso era prácticamente la comida. Y carne, de higos a brevas. Es decir, la historia de Roma, con ser tan contradictoria, tiene poco que ver con la Roma que nos dice Hollywood. Roma ocupa mil años de historia, que se dice pronto, mil años. Y si tenemos en cuenta la segunda Roma que fue Constantinopla, porque el Imperio se dividió en dos partes: Occidente, que hablaba latín, y Oriente, que hablaba griego. Esa otra duró hasta 1453. Es decir, Roma ocupa un dilatadísimo espacio de tiempo, pero lo que más nos interesa es su decadencia. Las películas, muchas veces las novelas, todo eso tiene que ver con la decadencia de Roma. ¿Por qué? Quizá, por hacer el paralelismo, porque nosotros vivimos nuestra propia decadencia. En la decadencia de Roma, los romanos dejaron de tener hijos.

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Decía Augusto, todavía un gran emperador antes de la más negra decadencia, decía: «Roma no son las columnas, son sus gentes». Y animaba a la gente a que tuvieran hijos. Dejaron de tener hijos, dejaron también un poquito al margen las antiguas virtudes romanas, que eran la laboriosidad, la decencia, en términos generales… Todo eso se había quedado un poquito al margen y empezaron a darse a la buena vida, a querer vivir de las rentas, por decirlo así. Un poquito lo que nos está pasando a nosotros ahora. Y, entonces, ese paralelismo también nos resulta fascinante. Nos fascina esa decadencia porque nos fascina también vivir la nuestra. Ya saben que nosotros estamos en el siglo XVIII, Europa, que si os fijáis en un mapamundi es solo un pequeño apéndice en el mapa del mundo. Europa dominaba al mundo. Y, después, a lo largo del siglo XX, Europa se ha suicidado en dos guerras mundiales. ¿Y ahora qué tenemos? Europa intentando recomponerse con la Comunidad Europea, intentando recomponerse a pesar de las muchas rencillas y odios históricos que se han heredado, pero frente a las potencias emergentes. Entonces, nosotros ante esa gente vamos a ser simples enanos, porque encima no tenemos materias primas. Las materias primas las tienen estos y ya nosotros no podemos explotarlas. Así es que eso es también una causa de la decadencia de Europa.

“Roma somos nosotros”. Juan Eslava Galán
14:59
Irene. Hola, soy Irene y me gustaría preguntarle cuál ha sido la historia que le ha parecido más interesante durante sus investigaciones y por qué.

15:06
Juan Eslava Galán. Es muy difícil responder qué historia me ha parecido más interesante porque me han parecido tantas. Verás, cuando tenía 17 años me apasionaba el mundo de los cátaros, una herejía que hubo en Francia en la época medieval. ¿Y me apasionaba por qué? Porque le llevaban la contraria a la Iglesia Católica, porque era una herejía de origen oriental… Es decir, había una serie de componentes a lo mejor románticos por mi parte. Entonces yo, que siempre he sido muy viajero, hice la ruta de los cátaros, de la cruzada contra los cátaros en el sur de Francia, en el Languedoc. La hice a pie. Y siempre me ha interesado mucho e incluso he escrito artículos sobre el particular. De los cátaros pasé a los templarios. Yo creía entonces que los templarios le habían llevado la contraria a la Iglesia, lo cual no es cierto porque todo lo que normalmente sabemos de los templarios es una pura invención. Todo es mentira. Así que no hay misterios templarios. A pesar de que yo, como novelista, he hecho novelas donde incurro en los misterios templarios. Pero luego, como historiador, he explicado que no existen los misterios templarios que todo son cosas que nos inventamos los novelistas. Probablemente, el secreto de los templarios está… Siempre se habla del tesoro de los templarios, etc. Ellos en Oriente para mantener el reino de Jerusalén… No había manera, estaba engolfado por un montón de países islámicos.

17:00

Era un país occidental metido en el corazón del islam. Entonces, para mantener aquello, como no había voluntarios suficientes en Europa, se inventaron las órdenes militares, que fueron principalmente los templarios y los hospitalarios. Eran frailes, pero frailes que combatían, frailes guerreros. Pero para mantenerse, como eran pocos, pocos centenares, 300 y pico templarios solo, y sargentos, que eran auxiliares, habría quizá mil, tenían que sacar dinero de Europa para pagar mercenarios turcos, los turcópolos, para mantener aquellos castillos y todo aquello. Pero el dinero que sacaban de Europa se gastaba en eso. Sin embargo, ahí vienen todas las leyendas de que donde estará el tesoro de los templarios, etc. No hay tal tesoro porque se lo gastaban todo en buscar. Bueno, pues esos son los temas que a mí me han interesado mucho. Algunos más también como los misterios de Colón, etc. Es decir, la historia está llena de misterios, algunos de los cuales investigando se pueden averiguar, se pueden disipar y otros no porque no tenemos documentos y si alguna vez los tenemos, pues a lo mejor se sabe sobre ellos.

18:28
César. Hola, soy César. Me gustaría saber qué opina usted sobre Colón. Y si lo tuviera que describir, ¿sería un emprendedor, un pícaro o un visionario?

18:37
Juan Eslava Galán. Un poco de todo. Lo primero que hay que decir es que era una mala persona. Los italianos lo impulsaron como su gran héroe nacional. Los italianos que emigraban con una mano delante y otra detrás a Nueva York a finales del siglo XIX y se sentían preteridos, se sentían despreciados por los americanos. Entonces, ellos se enorgullecían y más o menos venían a decir: «Ustedes están aquí por nosotros, por uno de nosotros que fue Colón». Pero Colón no ha tenido tanta importancia como se le da ahora, hasta muy recientemente, hasta el siglo XIX. El Colón histórico es un señor que estaba muy equivocado y creía que la Tierra era del tamaño de un membrillo y no del tamaño de un melón. Entonces, él en un momento en que los países de Occidente querían llegar a la Especiería, la Especiería era la India, Ceilán, toda esa parte donde se producen las especias. ¿Las especias cuáles son? Ahora mismo llegamos a cualquier tienda de barrio y tenemos allí un montón de especias baratitas. Tenemos el clavo, la pimienta, la nuez moscada, todo eso. Bueno, en Europa la única especia que producimos es el azafrán. Por lo tanto, esas especias que eran importantísimas en su momento venían a Occidente por la Ruta de la Seda. Pero llegó un momento en que los turcos conquistaron la zona donde está ahora Oriente Medio, donde está ahora todo el follón, y las especias llegaban con dificultad a Europa.

20:30

Entonces, los países europeos más espabilados pensaron: «Ya que no pueden venir las especias desde allí, podemos ir a buscarlas nosotros dándole la vuelta a África y llegando a la India por la otra parte». Eso era lo que estaban haciendo los portugueses. Entonces, se presenta Colón ante el rey de Portugal y le dice: «Yo tengo un camino para ir a las especias que es más corto». «¿Y qué camino es ese?». Dice: «Pues en lugar de darle la vuelta a África, yo puedo ir a las especias atravesando el océano Atlántico». Nadie se planteaba que se pudiera atravesar el océano Atlántico porque un barco en el mar dependía del agua que pudiera llevar. Si se acaba el agua, el agua potable, los marineros mueren y, entonces, el barco no llega a ninguna parte. Y los cosmógrafos habían calculado que con la potencia de los barcos de vela de entonces no se podía nunca salir de España o de Portugal y llegar a Japón o China, que era lo que creían que estaba enfrente. Entonces, se ignoraba la existencia de América. Pero Colón le plantea al rey de Portugal: «Yo sé el camino para ir sin que nos pase nada y teniendo agua». Entonces, el rey de Portugal se lo planteó a los cosmógrafos de la Universidad de Lisboa y dijeron: «Este hombre está equivocado. Este hombre cree que la Tierra es más pequeña de lo que es». En lo cual estaban completamente acertados.

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Como le dieron con la puerta en las narices, fue con el proyecto a Castilla. España entonces no existía todavía, era Castilla. Fue a Castilla y la Reina Católica acabó dándole cierto predicamento a eso. ¿Por qué? Porque un fraile de La Rábida, que había sido confesor de la reina, le tomó cariño a Colón y le explicó a la reina, dice el documento, en poridad, en secreto, el secreto de Colón y el secreto de Colón era que él sabía que a 750 leguas de la isla del Hierro, él sabía que había islas donde había agua. Él creía que esas islas eran las islas de Japón porque América no se conocía obviamente. Entonces, la reina creyó en él. Le dio, ya sabéis, todos sabemos, lo de las tres carabelas, que en realidad era una nao más grande y dos carabelas. Y él encontró esas islas. Encontró un nuevo continente. ¿Cómo llegó allí? Bajando a la isla del Hierro. Daos cuenta de una cosa. Primero, él sabía a qué distancia había islas. Y él sabía también por dónde tenía que ir. Tenía que bajar a la isla del Hierro para luego subir y para regresar a Europa tenía que subir a la altura de la Florida para regresar. Hay una corriente que es la corriente del Golfo, «Gulf Stream» en inglés, una corriente del Golfo que es como si hubiera ríos dentro del mar que impulsan las naves. Debido al movimiento de rotación de la Tierra existe esa corriente del Golfo. Entonces es una corriente que discurre así en el océano.

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Así que el tipo sabía aprovechar la corriente para ir y aprovechar la corriente para venir. Ese conocimiento bien establecido solo se ha tenido en el siglo XIX. Colón lo conocía ya. Entonces, se deduce que Colón tenía que saber que existía América. Evidentemente, él creía que eran las islas de Japón, Cipango y Catay, Japón y China. Él creía que era lo que iba a encontrar, pero encontró América. En un principio fue decepcionante porque él esperaba encontrar… Marco Polo, un posible viajero del siglo XIII occidental que había estado en Japón y China, había escrito que había abundancia de oro, abundancia de todo. Y Colón era muy ambicioso. Era un genovés ambiciosísimo y lo que quería era hacerse rico. Y allí oro poquito. Eso fue lo que encontraron. Entonces, él pensó: «¿Qué negocio se puede hacer con esto? Pues como los indios son muy mansos los puedo esclavizar». Y, de hecho, mandó un par de barcos de indios esclavos a Castilla. Y la Reina Católica dijo: «De eso nada. Son súbditos, súbditos de Castilla. Se devuelven porque son hombres libres». No se podían esclavizar. La Reina Católica en ese sentido fue muy importante. El secreto de Colón evidentemente es ese, alguien lo sabía. ¿Qué alguien? Se dice, son leyendas, se dice que él había encontrado… Él se casó con una portuguesa en una islita del Atlántico en Porto Santo. Se dice que encontró una vez un náufrago en la playa y atendió a ese náufrago.

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Y el náufrago le contó ese secreto de cómo se llegaba a aquella tierra, pero eso son leyendas. No sabemos exactamente por qué. Así es que eso está… Y luego en América, no se han encontrado datos fehacientes de que hubiera europeos que llegaran antes de Colón. Excepto en el año mil, llegaron los vikingos a Terranova. Eso sí, llegaron allí. Se establecieron durante un tiempo. Después ya se perdieron en el año mil, pero nunca conquistaron más tierras ni exploraron más tierras. Pero fue Colón el descubridor de América para los europeos. Pero lo importante era que quería ir a la Especiería y América era un obstáculo. Si os fijáis, América ocupa de norte a sur, ocupa de polo a polo. Entonces, el empeño durante el siglo siguiente de los españoles fue atravesar eso porque donde querían llegar era a la Especiería, es decir, a la India y a Ceilán y a toda la parte donde estaban las especias, que era donde te ibas a hacer rico. Porque a todo esto, los portugueses le habían dado la vuelta a África, habían llegado a Calcuta, a la Especiería y estaban haciéndose riquísimos. Todos los grandes monasterios y todo eso que hay en Portugal, casi todo es con el dinero que les sacaron a las especias. Así que los españoles se empeñaron en encontrar la ruta y, finalmente, la encontraron al sur, el único sitio donde se puede atravesar, al sur de Chile. Que fue lo que hizo el famoso viaje de Magallanes y Elcano, ya en la época de Carlos V.

28:10
Palmira. Hola Juan, yo soy Palmira. A mí me gusta mucho la historia de Egipto, por eso mi pregunta es sobre la figura de Cleopatra. A Cleopatra en las películas nos la presentan siempre como una mujer bellísima y muy seductora, pero en sus libros nos deja ver que lo que le hacía especial no era tanto su belleza física como su inteligencia y su astucia. ¿Nos podría describir como cree que era realmente Cleopatra?

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Juan Eslava Galán. Efectivamente, de Cleopatra tenemos solo un par de retratos que sean fiables y no es una mujer especialmente bella. Tiene así la nariz un poquito ganchuda. No pasaría por ser una mujer guapa. Sin embargo, fue una mujer fascinante que enamoró por completo a grandes hombres de la época, como fueron Marco Aurelio, César… Siempre al vencedor de lo que fuera en esa tensión que había en Roma. Y hubiese enamorado a Octavio también, que es el tercero, si no se le hubiera pasado ya un poquito el arroz. Estoy seguro. Aparte de que Octavio no era muy apasionado, era más bien frío. ¿Qué tenía de particular Cleopatra? Primero, era una mujer que había recibido dos tipos de educación. Por una parte, tenía la educación, el conocimiento de los griegos, porque ella en realidad era griega. Es decir, entendámonos, cuando Alejandro Magno conquistó Egipto, después de la muerte de Alejandro, el Imperio se dividió entre sus generales. Entonces, Ptolomeo, uno de sus generales, impuso una nueva dinastía en Egipto, una dinastía de origen griego. Así que estos eran los Ptolomeos y ella era de la dinastía de los Ptolomeos. Así que ella tenía una parte de herencia cultural griega y otra parte de herencia cultural egipcia. Y eso le hacía absolutamente fascinante.

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Era una mujer muy culta y muy inteligente. Y entonces Egipto venía a ser, después de haber sido una gran potencia en Oriente, Egipto ya en esta época venía a ser una especie de protectorado de Roma. La importante era Roma militarmente. Entonces, Egipto tenía que estar ahí un poquito a la sombra de Roma. Ella con idea de gran estadista se puso a la sombra de los romanos más importantes. Podríamos destacar que Cleopatra tuvo varios hijos con Marco Antonio. Hijos que después cuando la cosa fue a mal desaparecieron de la historia. Tuvo también un hijo con Julio César, Cesarión. Aquí hay que decir un paralelo con la historia de Roma. En Roma, había habido míticamente unos reyes al principio de Roma, los Tarquinos. Es posible que todo eso sea leyenda porque no hay documentos escritos sobre ello, pero míticamente. Y los Tarquinos fallaron tanto que los romanos eran acendradamente republicanos y la palabra «rex», la palabra «rey», era tabú en latín. Entonces, cuando llega el momento en que el Imperio no se puede sostener porque ya ha crecido demasiado y hace falta, ya no lo pueden sostener dos cónsules anuales, que es una especie de ayuntamiento de pueblo, sino que hace falta una voluntad más firme para sostener el Imperio. Entonces, en la época de César, César siente que tiene que ser rey, pero no puede ser rey porque «rex» es una palabra tabú.

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Entonces los emperadores, a partir de César, se inventan que la palabra «césar» sea el equivalente a rey. Y entonces son los césares y cada uno es césar, se llame como se llame cada uno es el césar. Incluso esto informa la palabra del alemán «kaiser» viene de César y «zar» del ruso viene también de César para que veáis la importancia de la impronta romana. Bien, pues a lo mejor si a César no lo hubiesen asesinado, a lo mejor su sucesor no hubiese sido Octavio, sino a lo mejor Cesarión. Entonces, le habría salido la faena maravillosamente a Cleopatra. Cleopatra vivía en una villa fuera de Roma en el lujo. En el momento en que matan a Julio César, entonces, ella discretamente hizo mutis por el foro, volvió a Egipto y ya pasó después todo lo que tenía que pasar.

“Roma somos nosotros”. Juan Eslava Galán
33:29
Mari Carmen. Hola, soy Mari Carmen. ¿Qué tal, Juan? Quería preguntarte, sé que has escrito sobre personajes como Nerón, Trajano, Julio César… ¿Con qué personaje te gustaría haber coincidido?

33:45
Juan Eslava Galán. Pues, yo personalmente soy agnóstico. Agnósticos somos los que no estamos seguros de que haya Dios y tampoco estamos seguros de que no lo haya. O sea que nos mantenemos ahí. Entonces, esto es importante decirlo porque a mí me gustaría si a mí me dijeran ahora alguna varita mágica te vamos a transportar a un momento de la historia. Yo escogería asistir al sermón de la montaña, ver a Cristo y a sus seguidores en el sermón de la montaña. ¿Por qué? Porque Cristo es la persona más importante de la humanidad para nosotros sin lugar a duda. Es la que más ha influido en el mundo, la religión cristiana, etc. Aunque la religión cristiana es casi un invento de san Pablo, pero bueno, Cristo, nos entendemos. Entonces, a mí me parece fascinante ver a esa persona, ver cómo era físicamente, cómo se expresaba, ver a sus seguidores en el momento cumbre de su vida y en la predicación cumbre que es el sermón de la montaña.

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Eso es lo que a mí me hubiese gustado ver. Siempre cuando a uno le dicen: ¿a ti en qué época te hubiera gustado vivir? Siempre unos piensan en Roma, otros en la Edad Media, pero siempre se sitúan como el jefe del castillo o algo de eso. No piensan que casi todo lo que había era miseria, esclavos y unas chozas inmundas donde no se podía vivir. Entonces, digamos que estamos viviendo en el mejor de los mundos posibles, sobre todo nuestra generación. Y lo digo sobre todo por la gente que tiene mi edad. Es la única en dos mil años que no ha tenido una guerra en España. Entonces, es importante. Hemos disfrutado de una generación de paz y de gran progreso. Desgraciadamente, no podemos decir que nuestros hijos vayan a tener la misma suerte. Y nuestros nietos. Desafortunadamente, no. Pero quiero decir, siempre se dice: «Cualquier tiempo pasado fue mejor». No, cualquier tiempo pasado fue peor.

36:07
Leticia. Hola, Juan. Soy Leticia. Antes has mencionado que en algunas novelas, en algunos ensayos, metes algún personaje que quizá no haya existido realmente. Pero muchos de esos personajes secundarios en la historia, que sí han existido, ha habido veces que han sido determinantes para todos los acontecimientos. ¿Hay alguno que recuerdes especialmente o que te haya llamado la atención?

36:32
Juan Eslava Galán. Efectivamente, los personajes secundarios son muy, muy importantes. Por decir un personaje secundario al que yo admiro o con el que tengo cierto capricho. Hay un emperador romano, Tiberio, del que solo se dice que era un vicioso de mucho cuidado. Todo lo que se dice de él es feo. La realidad es que era un intelectual. Cuando todo el mundo se daba de bofetadas en esas clases dirigentes romanas por el poder, porque la ambición de poder era terrible, este hombre era un intelectual que solo aspiraba a codearse con filósofos griegos, que eran los grandes filósofos de la época, el mundo del arte… A él no le interesaba para nada el poder. Y encima estaba en un momento en que todo el mundo se divorciaba y todo el mundo tenía amantes, etc. Él estaba felizmente casado con una mujer de la que estaba enamorado. Su madre, Livia, que era la esposa de Augusto, se empeñó en que el hijo fuera emperador y, por lo tanto, le hizo divorciarse de esta mujer. Y a ella la casaron con otro. Cuando se la encontraba por la calle, se le saltaban las lágrimas porque seguía enamorado de ella. Y lo impulsó a que fuera emperador por narices. Cuando él lo que hubiera querido es llevar una vida entre libros mucho más tranquila. Ese es un personaje secundario, digamos, de la historia. Pero, claro, ahí obviamente hay infinitos personajes que han tenido mucho que ver.

38:20

Por ejemplo, la imposición de una dinastía medieval en Castilla, los Trastámara, depende de que un mercenario francés, Bertrand du Guesclin, en un momento en que los dos hermanos Trastámara se están peleando, está ganando Pedro y le da la vuelta para que Enrique lo apuñale y le dice: «Ni quito ni pongo rey, sirvo a mi señor». Con esa acción altera por completo la historia de Castilla, que luego va a ser la historia de España. Así que muchas veces los secundarios son así de importantes. Las mujeres normalmente han estado muy preteridas en la historia. Eso es lo lamentable. Si os fijáis, en la historia siempre se focalizan las clases dirigentes, raramente las clases trabajadoras o las clases humildes. Y se focaliza al hombre mucho más que a la mujer. Es un hecho histórico, el 50% de la población siempre han sido mujeres. Pero siempre se han tenido así un poquito preteridas, como digo. Y cuando alguna destaca, como esta Livia de la que he hablado antes en el Imperio romano, pues a lo mejor destaca por cosas negativas más que positivas.

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Pero dejadme que piense en una mujer que ha tenido poco protagonismo en la historia, por ejemplo, Juana la Beltraneja. Juana la Beltraneja era la hija del rey Enrique IV, el Impotente. Juana hubiese sido reina de Castilla. Y, de hecho, se había casado con el rey de Portugal, con Alfonso V de Portugal. Si ese matrimonio hubiese encañado bien, ahora Castilla estaría unida a Portugal. Del mismo modo que tenemos España y Portugal distinto, España sería Portugal y Castilla y Aragón sería distinto. Probablemente, históricamente nos habría ido mejor porque las instituciones de Castilla se parecían más a las de Portugal que a las de Aragón. Pero, ya saben, hubo una guerra, la ganó Isabel la Católica, que era una usurpadora, y, por lo tanto, esta, Juana la Beltraneja, que era una mujer bellísima y muy buena persona, de pronto de ser reina de Castilla y a lo mejor de Portugal, se vio preterida. La metieron en un convento los portugueses. La llamaron «A Excelente Senhora». La metieron en un convento, no como monja, sino como residencia, digámoslo así. Y la usaron durante toda la vida de Isabel la Católica cada vez que había un tema delicado entre Portugal y Castilla, ellos decían: «Mira que la sacamos otra vez para que reclame el reino de Castilla, que en realidad es suyo». Así es que este es un personaje así medio desaparecido en la historia. Y, sin embargo, fijaos si era importante la Excelente Señora.

41:47
Jorge. Hola Juan, mi nombre es Jorge. Algo que me gusta de sus libros es que narra hechos históricos, pero con ese toque de ironía que saca a veces al lector una carcajada. ¿Cree usted que el humor es la clave para entender mejor la historia?

42:04
Juan Eslava Galán. Yo no diría que el humor sea la clave para la historia, pero desde luego sí es importante. El lector moderno tiene mil cosas en las que pensar, mil preocupaciones que nos va dando la vida. Entonces, la lectura yo creo que tiene que ser un placer. Los romanos decían «enseñar deleitando» y yo lo intento siempre en mis libros. Yo, aunque se me vea tan serio, en el fondo soy cachondo. Entonces, cuando escribo tengo una especie de acercamiento al lector y si se me ocurre alguna gracieta, la suelto. Muchas veces me escriben lectores diciendo que me he pasado de rosca con la gracieta, pero si se me ocurre cualquier cosa, la suelto. Por ejemplo, en este último libro mío, «Roma para escépticos», empiezo hablando y siguiendo el consejo de Hemingway. Hemingway decía que un artículo o un libro hay que empezarlo dándole un puñetazo en el estómago al lector, es decir, con algo que sea muy atrayente. Fijaos en las películas, por ejemplo, las películas de acción siempre empiezan por algo de acción y luego ya van entrando en el tema. En este empiezo con el emperador Caracalla, que va a una lucha, a luchar contra los partos y se baja del caballo para orinar. En ese momento, un legionario lo apuñala por la espalda y lo mata para gran alegría, creo, del resto de las legiones porque así ya no fueron a la guerra, se volvieron.

44:01

Guerrear con los partos era peligroso. Pero, bueno, de pronto estoy escribiendo eso y se me ocurre: «Ni siquiera le dieron tiempo a darse las tres sacudidas de rigor», cuando se orina. Claro, y lo pongo. Ahora, me escriben muchos lectores diciendo que eso les provoca una carcajada. A mí me la provocó cuando lo escribí. Estos son los pequeños detalles de aproximación al lector porque la historia no tiene que ser esa cosa solemne y de mírame y no me toques y tal, sino que puede ser así de comunicación con el lector. Yo, en fin, lo procuro y creo que lo procuro con aplauso casi siempre, no siempre del lector.

“Roma somos nosotros”. Juan Eslava Galán
44:46
Elena. Hola, ¿qué tal? Soy Elena. Para usted, ¿qué diferencia hay entre una obra literaria, una buena novela, a una obra de arte?

45:02
Juan Eslava Galán. Bueno, una novela debe ser o debe tender a ser una obra de arte. Una obra de arte es cuando en cualquier manifestación artística la cosa cuaja bien. Artistas hay pocos, novelistas hay muchos. Esto me recuerda una anécdota. Había un pintor tan malo en la época de Cervantes que decía: «Si sale con barbas…», lo que estaba pintando, una imagen, «Si sale con barbas, San Antón, sino la Purísima Concepción». O sea, cuando no dominas el arte te puede salir un churro y, de hecho, hay muchísimos churros. ¿Y cómo se distingue la obra de arte? La obra de arte es la que permanece. «Las Meninas» es una obra de arte, permanece. ¿Por qué? En las distintas épocas por las que pase, siempre nos está diciendo algo. Nos está contando algo, algo nuevo a las nuevas generaciones. «El Quijote» es una obra de arte. ¿Por qué? No solo porque permanece desde que Cervantes lo escribió, sino también porque si tú lo lees varias veces, yo lo he leído varias veces a lo largo de mi vida, siempre te dice cosas nuevas, siempre encuentras cosas nuevas. Ese es el valor del arte. El valor del arte es cuando cuaja dentro de ti ese sentimiento que te da el objeto o la lectura o escuchar una música. Obviamente los que pretenden ser artistas son muchos más que los verdaderos artistas, pero eso lo va decantando el tiempo.

46:52
Rosa. Hola Juan, soy Rosa, encantada de saludarle. Se dice normalmente que quienes no recuerdan su pasado pueden repetirlo. ¿Cree usted que vamos camino de repetir los errores del pasado?

47:08
Juan Eslava Galán. Pues me pesa mucho decir que sí, que yo estoy de acuerdo con eso, que siempre se habla de los pueblos. El pueblo que ignora su pasado está condenado a repetirlo. Esto se da a lo largo de la historia. Siempre se dice también, achicando la historia, se dice que el abuelo hace la fortuna, los hijos la mantienen y los nietos la dilapidan. Eso se da también en la historia en periodos más amplios. Empieza, que te digo yo, un país o una sociedad nace con gran esfuerzo, se sitúa con esfuerzo en tiempo de los hijos y los nietos, como viven en la abundancia y en el desapego, no son capaces de mantener eso. Quizá eso también nos está ocurriendo a los occidentales ahora, pero no veo que tenga remedio.

48:06
Álex. Para terminar, señor Eslava Galán, nos gustaría saber sobre qué van a versar sus próximos libros, si nos puede adelantar algo, si va a continuar la saga contada para escépticos, si va a resucitar a Nicholas Wilcox…

48:18
Juan Eslava Galán. No tengo muy claro por dónde voy a seguir porque tengo varios proyectos sobre los escépticos y tengo también un par de proyectos sobre novelas, que hace ya unos cuantos años que no escribo novelas. Concretamente, mi última novela fue un tremendo fracaso porque salió la semana en que nos encerraron en la pandemia. Así es que pasó inadvertida, se quedó empaquetada en las librerías, pero tengo ganas de hacer otra. Estoy pensando si hacer una novela o si hacer un ensayo. Si hago un ensayo, probablemente hay un tema que me interesa que es la Guerra Fría. La Guerra Fría la tenemos un poquito olvidada y, sin embargo, lo que viene ahora parece que va a ser también una especie de Guerra Fría. Los americanos, los chinos, los rusos… Entonces, es posible que sea oportuno recordar cómo fue la Guerra Fría. Es muy positivo sacar enseñanza de la historia. Lo que pasa es que no estoy convencido de que seamos capaces de sacarla porque efectivamente, como decía al principio de la charla, leemos mucha novela histórica porque buscamos soluciones para nuestro presente en el pasado, pero dudo mucho que las encontremos. Y luego dudo mucho que si las encontramos seamos capaces de aplicarlas, que esa sería otra. Así que tengo grandes dudas sobre todo eso.

50:05

Bueno, creo que hemos llegado ya al final de nuestro encuentro. Debo deciros que me he sentido muy cómodo con vosotros y que estoy encantado de conocer a este grupo de posibles lectores míos porque siempre el trabajo de un escritor es muy solitario y muy aislado. Y entonces, de vez en cuando, te apetece encontrarte con la gente que te lee. Mi único contacto con la gente también, os lo recuerdo, yo tengo una página web, que prácticamente no la toco, pero ahí hay una solapita que dice «Contacto» y entonces yo respondo a todos los «e-mail» que se me dirigen e incluso los insultantes, sin problema. Muchas gracias.