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¿Necesitan todos los jóvenes una educación universitaria?

Tony Wagner

¿Necesitan todos los jóvenes una educación universitaria?

Tony Wagner

Doctor en Educación


Creando oportunidades

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Tony Wagner

Es una figura mundialmente reconocida en educación. Tony Wagner ha ocupado diferentes cargos en la Universidad de Harvard durante más de veinte años donde dirigió el Laboratorio de Innovación. Siempre vinculado a la educación, también ha ejercido como maestro de escuela secundaria y profesor universitario.

En la actualidad, Wagner es el principal investigador del Instituto de Políticas de Aprendizaje de los Estados Unidos. Asimismo participa como divulgador educativo en conferencias internacionales y es autor de libros como "Creando innovadores: la formación de los jóvenes que cambiarán el mundo" o "Preparando a nuestros jóvenes para la era de la innovación".

Para Wagner, el gran desafío es proporcionar a los jóvenes opciones para que puedan experimentar y colaborar. “Estar preparado para la era de la innovación requiere que los jóvenes aprendan a trabajar de forma colaborativa, que aprendan a pensar de forma crítica, a comunicarse de forma efectiva y resolver problemas de forma creativa”. El experto educativo se pregunta por qué seguimos inculcando a los jóvenes que todos tienen que cursar enseñanzas superiores: “Hay que preparar a los jóvenes para ser ciudadanos activos e informados”, defiende Wagner.


Transcripción

00:08
Zuberoa Marcos. Me gustaría comenzar esta charla con una pregunta muy general. Tú has estudiado mucho el estado de la educación, no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo y me gustaría empezar con una pregunta muy abierta para luego entrar en más detalle. Se trata sobre el propósito de la educación en el siglo veintiuno. Porque, tradicionalmente, la educación, las escuelas, servían para preparar a los alumnos para el mundo laboral. En tu opinión, ¿qué papel juega la educación ahora mismo?

00:45
Tony Wagner. Ya has mencionado los dos propósitos más importantes: preparar para el mundo laboral y para ser ciudadanos activos e informados. Pero yo añadiría dos más: preparar para el aprendizaje continuo y, cada vez más, yo añadiría preparar para el ocio activo y creativo. Las generaciones del futuro tendrán mucho más tiempo libre. A veces por buenas razones, tal vez por el aumento en la esperanza de vida. Y a veces por razones no tan buenas, como el desempleo de larga duración. En resumen: el trabajo, la ciudadanía, el aprendizaje durante toda la vida y el ocio activo son los cuatro elementos básicos de la educación del siglo veintiuno. Y la buena noticia es que por primera vez en la historia de la humanidad, ninguna de estas cosas es mutuamente excluyentes. Las habilidades que se necesitan para trabajar en la era de la innovación son exactamente las mismas que se requieren para la ciudadanía activa e informada, y son las mismas que para el aprendizaje continuo, así como para el ocio creativo.

01:44
Zuberoa Marcos. Has mencionado la era de la innovación. Esa es una de las grandes fuerzas que impulsan el mundo. Hemos pasado de la era industrial a la era de la innovación. Y las personas que hay ahora mismo en las escuelas son jóvenes que han crecido en un entorno muy diferente, rodeados de tecnología, de modo que tienen otras formas de aprender, otras formas de interactuar con los demás. ¿Qué suponen estas dos grandes fuerzas para la educación? ¿Qué desafíos fundamentales suponen para la educación?

02:24
Tony Wagner. Bueno, centrémonos en una pregunta a la vez, porque me parece que son muy distintas. Estar preparado para la era de la innovación requiere que los niños aprendan a trabajar de forma colaborativa, que aprendan a pensar de forma crítica, que aprendan a comunicarse de forma efectiva, y que sepan resolver problemas de forma creativa. Esto último es lo más importante. La era de la innovación solo favorecerá a aquellos que sean capaces de resolver muchos problemas de forma creativa. No solo en cuanto a la tecnología, que quede claro. Mucha gente presupone que innovación equivale a más tecnología. Pero en el mundo nos enfrentamos a muchos desafíos, ya sea en la salud, en la educación, en el medio ambiente… Todos requieren saber resolver problemas de forma creativa.

03:05

Podríamos mencionar otras características: la voluntad de tomar la iniciativa, la habilidad de correr riesgos calculados, de valorar y evaluar. Todas son habilidades esenciales para la era de la innovación. Distan mucho de la economía del conocimiento de la era industrial. El otro desafío que has mencionado es la juventud actual. Esa es mi mayor preocupación. No tengo ninguna respuesta fácil. Yo creo que los jóvenes son cada vez más adictos a la tecnología. La tecnología del smartphone es un arma de doble filo. Por un lado, proporciona acceso a la información. Los niños pueden hacer preguntas y encontrar las respuestas sin necesidad de que un profesor o un padre les diga las respuestas o les quite la pregunta de la cabeza. Lo malo es que, en especial las redes sociales, están teniendo un efecto cada vez más perjudicial sobre los jóvenes. Y me preocupa muchísimo que nosotros, como adultos… Que no siempre somos un buen modelo a seguir, por cierto. Nosotros, como adultos, como padres, como ciudadanos concienciados y como profesores, ya va siendo hora de que tengamos una charla sobre el papel que juega la tecnología en las vidas de los jóvenes.

04:16
Zuberoa Marcos. Me gustaría que profundizaras en eso, porque es uno de tus principales mensajes, y creo que es muy importante mencionar las siete destrezas de supervivencia en el siglo veintiuno que describiste por primera vez en el año dos mil ocho. Ya has mencionado algunas de ellas. ¿El sistema educativo actual está muy lejos de proporcionar ese tipo de formación?

04:41
Tony Wagner . No podría estar más lejos de hacerlo. Yo describí las siete destrezas de supervivencia, y lo que pasó al seguir hablando con altos directivos, gracias a los cuales comprendí esta brecha, es que empecé a entender mejor las contradicciones fundamentales entre la cultura escolar tradicional y la cultura del aprendizaje en la era de la innovación. Mencionaré muy brevemente cinco contradicciones que todos debemos conocer. Número uno: las escuelas tradicionales se basan en fomentar, premiar y medir los logros individuales. Eso está muy bien, pero la innovación es un deporte de equipo. No hay innovación sin una estrecha colaboración. Contradicción número dos: las escuelas tradicionales compartimentan el conocimiento y favorecen la especialización. Y la especialización juega su papel, pero la era de la innovación nos enseña que no hay ni un solo problema que podamos comprender, y menos aún resolver, dentro de una sola disciplina académica. Por naturaleza, la innovación es transversal.

05:42

La contradicción número tres es la cultura de las aulas tradicionales. Se basan en la obediencia, en que haya una persona que tiene todas las respuestas, y tú solo tienes que sentarte y asimilar la información. Pero la cultura de la era de la innovación requiere tomar la iniciativa, requiere que cuestiones a la autoridad, que cuestiones el conocimiento que recibes. Y, sobre todo, en las aulas donde aprendes a resolver problemas de forma creativa, el profesor o profesora adoptan un papel muy diferente. Su papel es el de preparador y mentor. No es un mero facilitador, es mucho más que eso.

06:19

Las contradicciones cuatro y cinco son las que suponen un mayor desafío. La contradicción número cuatro es una palabra muy fea. No, no es una palabrota, me refiero a la palabra «fracaso». Es lo peor que puede pasar. El mayor miedo que tienen los jóvenes en la escuela. Y muchos seguimos teniendo pesadillas al respecto cuando somos adultos, ¿verdad? El problema es el siguiente: el miedo al fracaso genera una sensación de aversión hacia el riesgo en las escuelas, tanto para los profesores como para los alumnos. Pero la era de la innovación exige que aprendas a correr riesgos, que cometas errores, y que aprendas a fracasar. Las empresas hablan de fracasar rápido, fracasar de forma inteligente, fracasar para avanzar… Son distintas formas de aprender mediante el ensayo y error. No solo en la era de la innovación se aprende mediante ensayo y error. Si nos fijamos en cómo la mayoría de nosotros hemos aprendido nuestras habilidades más importantes, ha sido mediante el ensayo y error. ¿Cómo aprendimos a hablar? ¿Cómo aprendimos a andar? ¿Y si les dijéramos a los niños: «Lo siento, no puedes montar en bicicleta porque sabemos que te caerás y te rasparás las rodillas, y no podemos permitir que corras ese riesgo porque a lo mejor fracasas»?

07:31

Ese es el desafío. En el mundo que hemos creado, los padres y los hijos tienen mucho miedo. En último lugar, hay una contradicción en los incentivos para el aprendizaje, en la motivación. A menudo fomentamos el aprendizaje con el palo y la zanahoria, con premios y castigos. Las calificaciones son el ejemplo más destacable. Pero en la era de la innovación, lo que yo veo en los jóvenes de todo el mundo, es que están muchísimo más automotivados. Dan lo mejor de sí cuando el trabajo merece la pena. Quieren trabajos en los que puedan contribuir y marcar la diferencia. En resumen, estas cinco contradicciones definen los desafíos fundamentales a los que nos enfrentamos a la hora de reinventar la educación para adaptarla a la era de la innovación. Mucha gente habla de «reforma educativa», como si fuera tan sencillo como reformar un sistema que se ha desviado un poco. No, ese no es el problema, es algo de una envergadura mucho mayor y, en opinión, mucho más interesante que simplemente reformar el viejo sistema: tenemos que crear un sistema nuevo.

¿Necesitan todos los jóvenes una educación universitaria? Tony Wagner
08:36
Zuberoa Marcos . Tony, uno de tus mensajes principales son las siete destrezas de supervivencia que describiste por primera vez en tu libro «La brecha del rendimiento global» en el 2018. Me gustaría pedirte que las enumeraras y que me dijeras si ahora, diez años después…

Tony Wagner. Sí.

Zuberoa Marcos. …en dos mil dieciocho, si esas habilidades siguen siendo válidas, o si añadirías o quitarías alguna de esa lista.

09:06
Tony Wagner. En primer lugar, es importante comprender cómo llegué a esas destrezas. No me las inventé yo. Lo que hice fue entrevistar a muchos altos cargos distintos: desde Apple, a Unilever, a miembros ejército. Les pregunté cuáles eran las destrezas más importantes y cuáles eran las brechas más grandes que habían detectado en la gente nueva.

09:25

En primer lugar, el pensamiento crítico y la resolución creativa de problemas. El mundo pide cada vez más que seas capaz de plantear buenas preguntas para resolver grandes problemas. Muchos piensan que se trata solo de resolver problemas, pero en realidad se trata de identificar problemas. Ahí es donde entra en juego la habilidad de plantear buenas preguntas. En segundo lugar, la colaboración entre distintas redes y el liderazgo por influencia. Tercero: para triunfar en el mundo actual, hay que ser ágil y versátil. Cuarto: iniciativa emprendedora. Quinto: comunicarse oralmente y por escrito de forma eficaz. Sexto: acceder y analizar información. Y por último: curiosidad e imaginación.

10:13

Respondiendo a tu pregunta de cómo veo ahora estas destrezas, cómo las ve el mundo… En primer lugar, la respuesta fue abrumadora. Yo escribí el libro y pensé: «Estaría bien vender unos cuantos ejemplares y que me inviten a dar alguna charla». Pero ciento cincuenta mil ejemplares después, el libro sigue vendiéndose bien. Y la gente sigue diciéndome: «Estas son justo las destrezas que hacen falta». Hace un par de meses, el Foro Económico Mundial publicó un artículo sobre las siete destrezas de supervivencia, una década después, es sorprendente. Me parece obvio que hay un conjunto de competencias que cada uno llama de una forma, y muchas coinciden. Pero parece que las siete destrezas de supervivencia capturan la esencia para mucha gente.

10:58

¿Cómo las veo yo en la actualidad? En primer lugar, yo creo que no dejé muy clara la diferencia entre destrezas y actitudes. La comunicación es una destreza. Y la habilidad de tomar la iniciativa es una actitud. O más importante aún: la curiosidad. La curiosidad no es una destreza, es una actitud. Eso ante todo, lo habría refinado un poco. Pero no cambiaría la lista, quizá la dividiría en dos. Y lo segundo es un error más grave por mi parte, o una omisión más bien: no mencioné nada sobre los valores. La razón es que estaba hablando de las nuevas destrezas que todos los estudiantes necesitarían en el siglo veintiuno. Los valores no son nuevos, tienen dos mil años de antigüedad. Por eso pensé: «Bueno, esto no es nuevo, la ética humanista y de los valores fundamentales va a seguir desarrollándose». Pero no, creo que cometí un error al no mencionarlos de forma explícita. Porque en la actualidad puedes tener destrezas, puedes tener actitudes, pero sin un marco ético de referencia, estás perdido.

12:10
Zuberoa Marcos. Una cosa que me gustaría dejar clara es que cuando hablamos de destrezas y valores, no nos referimos a disciplinas como las matemáticas o la literatura, que se enseñan a los niños en la escuela. Es algo que lo abarca todo, ¿verdad?

12:27
Tony Wagner. Así es. Estas destrezas y actitudes pueden y deben enseñarse en todas las disciplinas académicas. Lo que quiero decir es que el conocimiento académico importa. Tenemos que saber cosas, tenemos que saber de dónde venimos como seres humanos, tenemos que conocer nuestra historia, nuestra evolución y nuestra cultura. Pero en el siglo veintiuno, las destrezas importan más y la motivación es lo que más importa. Porque si estás automotivado, seguirás adquiriendo conocimientos y destrezas durante toda la vida. Y eso es exactamente lo que nos exige la era de la innovación y el ser ciudadano en el siglo veintiuno.

13:06
Zuberoa Marcos. Si la respuesta fue tan abrumadora cuando identificaste estas destrezas, ¿por qué no están implementadas todavía? ¿O es que ya lo están? ¿Hay escuelas pioneras que hayan implementado este sistema o que aborden los cinco desafíos que mencionabas antes?

13:27
Tony Wagner. La buena noticia es que una década después, muchas escuelas en todo el mundo intentan enseñar estas destrezas, y de hecho las incluyen en su plan de estudios. La mala noticia es que, en la mayoría de países, son marginales. Son lo que podríamos llamar «inconformistas creativos». Son pioneros. Y la razón es la siguiente: nuestros sistemas públicos de educación se están centrando en la teoría del cambio equivocada. La teoría del cambio, en casi todos los países, es que para mejorar el rendimiento del sistema hay que aplicar más presión. Y para aplicar más presión, se hacen más exámenes y de mayor relevancia. Que quede claro, yo creo en la responsabilidad y creo en los exámenes. Creo que un buen examen es aquel para el que vale la pena enseñar. Pero utilizamos exámenes tipo test baratos para los que hay que aprenderse datos de memoria, ¿para medir qué? Cosas totalmente irrelevantes para los ciudadanos del siglo veintiuno.

14:33

Te pondré un ejemplo. Algo que se ve continuamente en un montón de planes de estudios es que hay que aprenderse la tabla periódica para la clase de Química. Tú eres una joven con muchos estudios, tienes hasta un doctorado en Biología. Dime, ¿cuántos elementos hay en la tabla periódica?

Zuberoa Marcos. 117.

14:52
Tony Wagner. Cualquier número que me digas está mal porque el mes pasado añadieron cuatro más. Ahora los planetas: ¿tenemos seis o siete? Pobre Plutón, me da mucha pena. Es una gran pérdida. Adonde quiero llegar es que esas son preguntas de memorización de datos concretos, totalmente irrelevantes en el siglo veintiuno cuando puedes buscarlas aquí mismo, en tu móvil.

15:12

Ahora hablemos de una destreza. Hablemos de comprender y ser capaz de aplicar el método científico. No hay examen para eso. No hay examen para la capacidad de un joven de formular una hipótesis, diseñar una prueba para medir y evaluar esa hipótesis, analizar el resultado y presentar y defender sus conclusiones. ¿Por qué no es algo necesario para sacarse el título de secundaria? ¿Por qué memorizar cosas para un examen? Pongamos exámenes para los que valga la pena enseñar.

15:46
Zuberoa Marcos. ¿Quiénes son los responsables? ¿Quiénes deberían implementar esto? ¿Los legisladores, los educadores…? ¿Quién?

15:52
Tony Wagner. Los legisladores, claro está. La mayoría sacaba muy buenas notas en la escuela y no le ven que nada de malo. Para ellos no hay problema. Una buena escuela es la que los ha llevado a ocupar puestos de autoridad, o eso creen ellos. Por eso no ven ningún problema, más allá de los más desfavorecidos por el sistema. Acabo de volver de Nueva Zelanda, donde se habla mucho sobre cómo mejorar la situación de la población indígena. O en Estados Unidos con los afroamericanos o los estudiantes sin recursos. Todo eso es cierto: son segmentos de población desfavorecidos. Pero ni siquiera las mejores escuelas enseñan y evalúan las destrezas, actitudes y valores que más importan en el siglo XXI.

16:34

Los legisladores deberían volver a la escuela. Y deberían hacerlo junto a los grandes empresarios. La primera tanda de reformas educativas, en casi todos los países, tuvo lugar hace dos décadas porque los grandes empresarios dijeron: «Los estudiantes salen muy poco preparados para trabajar en el siglo veintiuno». El problema es que los grandes empresarios promovieron cambios junto a los legisladores, lo lograron, pero desde entonces están muy callados en público. Pero en privado, si hablas con grandes empresarios de todo el mundo y les preguntas si están satisfechos con el resultado del sistema educativo, te dicen que todo sigue igual que hace veinte años. No ha mejorado nada en absoluto. Informes como el de PISA lo corroboran. El Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos nos muestra que en casi todos los países, las destrezas lingüísticas y matemáticas no han mejorado de forma significativa.

17:30
Zuberoa Marcos . Los profesores que se han cansado de esperar, ¿qué pueden hacer en el aula para enseñar esas destrezas a sus alumnos?

17:41
Tony Wagner. En primer lugar, yo empezaría con el desafío de fomentar la automotivación en los alumnos, su curiosidad. Una de las cosas que me he encontrado al entrevistar a jóvenes innovadores, y luego a sus padres y a los profesores que más les habían influido en sus vidas, es que se les había motivado mediante una combinación de juego, pasión y propósito. Piensa en esas tres cosas y en lo importantes que son para nosotros, los adultos. Juegos adultos, perseguir nuestras pasiones, tener un propósito. ¿Pero dónde está eso en la escuela? Dime algún sitio, más allá de la escuela de primaria o el preescolar, en el que haya un juego adulto interesante, donde se puedan perseguir tus pasiones y donde sientas que tienes un propósito. Todo eso está ausente en las escuelas.

¿Necesitan todos los jóvenes una educación universitaria? Tony Wagner
18:32

Mi consejo para los profesores es el siguiente. No hace falta pedir permiso, ni tampoco hace falta pedir perdón. Que reserven un tiempo en clase, puede ser al final de la semana o puede ser al final del semestre, en el que inviten a sus alumnos a perseguir sus intereses, a que planteen sus propias preguntas. Que les hagan escribir un diario de preguntas donde escriban las preguntas o dudas que les preocupen. Y que se reúnan con ellos periódicamente y les digan: «Señálame la pregunta o duda que tengas siempre presente, lo que te preocupe, algo sobre lo que te apetezca realizar un proyecto». Todos podemos emplear un diez por ciento del plan de estudios, el diez por ciento de las clases, para ofrecer a los alumnos la oportunidad de ejercitar los músculos de la curiosidad y la autodisciplina. Eso seguramente sea lo más importante que aprendan en nuestras clases.

19:33
Zuberoa Marcos. Me gustaría hablar un poco más sobre el concepto de «encontrar tu pasión», porque normalmente se presenta como si fuera una película de Hollywood, con una revelación repentina.

Tony Wagner. Es verdad.

19:46
Zuberoa Marcos. Antes de la revelación, tienes dificultades para encontrarte a ti mismo. Y después de la revelación, sabes perfectamente quién eres. ¿Eso es así? ¿Es un buen consejo para los alumnos?

20:02
Tony Wagner. Es una tontería. En las charlas que doy sobre juego, pasión y propósito, los jóvenes, o incluso sus padres, dicen: «¡Pero si no tiene ninguna pasión!». La pasión no te cae de repente como si fuera un rayo. Es algo que va evolucionando. Surge, en primer lugar, con la curiosidad. ¿Qué te preocupa? ¿De qué quieres saber más? La curiosidad se convierte en interés. Tenemos una serie de intereses. El interés, con el tiempo, puede convertirse en pasión. Pero eso solo ocurre si tienes la posibilidad de que brote. No es una semilla que puedas plantar en tierra yerma. La curiosidad, el tiempo para perseguir lo que te interesa y ser activo en el mundo es la tierra fértil necesaria para que brote la pasión.

20:58
Zuberoa Marcos. Estamos hablando sobre qué pueden hacer los profesores en el aula para ayudar a los alumnos a encontrar su pasión, para enseñarles las destrezas que necesitarán para ser ciudadanos activos, para que tengan los conocimientos para ser innovadores. Pero ¿qué papel juegan los padres?

21:15
Tony Wagner. Yo creo que es más o menos el mismo. Mientras que un profesor solo podrá dedicar un diez por ciento de su programa a que un alumno persiga sus intereses, a que se haga preguntas, los padres pueden y deben dedicar mucho más tiempo a sus hijos. Y hay algo que para los padres requiere valor. Cuando estás creas más oportunidades para que tu hijo explore sus intereses y descubra intereses nuevos, si se interesa por algo que no te gusta, tienes que tener el valor de creer en tu hijo. Pondré un ejemplo de mi libro.

21:49

Había una mujer joven que a los siete años era artista, era lo único que le importaba. Con siete u ocho años se dedicaba a hacer dioramas, una especie de maquetas artísticas. El problema era que sus padres tenían formación médica. Su padre era médico y su madre era enfermera. Su padre me dijo que no sabía dibujar ni un palo. ¿Y qué iba a hacer? Tenía una hija que estaba llegando a la adolescencia y que quería dedicar todo su tiempo al arte. El padre y la madre estaban muy preocupados: «Madre mía, nuestra hija nunca tendrá un buen trabajo, se pasará viviendo en casa el resto de su vida porque será una artista muerta de hambre». Pero no se lo dijeron. ¿Qué hicieron? Transformaron un dormitorio libre en un estudio de arte para su hija. A pesar de todo, la apoyaron.

22:39

¿Y qué pasó? Envió solicitudes a las típicas escuelas de renombre a las que todos los niños quieren ir. Todas la rechazaron. Cogió su portfolio artístico a la Universidad Carnegie Mellon y la aceptaron allí mismo, con el portfolio en la mano. Y luego se matriculó en un curso sobre entornos de aprendizaje virtuales, entornos tridimensionales. Y se le prendió la mecha. Era justo la época del atentado del once de septiembre en Nueva York, cuando aún había incendios activos.

23:10

Como sabemos, mucha gente que fue ayudar, bomberos y otros, murieron ese día. A ella se le ocurrió crear una empresa que se dedicara a hacer simulaciones para entrenar a la gente que va a ayudar. No pueden meterse en edificios ardiendo de verdad en su entrenamiento, por eso creó esta empresa. Estábamos sumidos en una recesión. Le cuesta mantenerse a flote. Tiene quince empleados, ella tiene veintiuno o veintidós años, pero sigue manteniendo vivo el espíritu. Y entonces llega una empresa llamada Autodesk, la empresa de diseño por ordenador más importante del mundo, compran la empresa, la contratan a ella y a sus quince empleados, y a los veintiocho años ya era una alta directiva de Autodesk. Luego se fue a Google y ahora ha creado otra empresa. Esta es la historia de una joven artista muerta de hambre que, ¿sabes qué? ¡No pasa hambre! Y ha sabido aprovechar muy bien sus habilidades artísticas en la era de la innovación.

24:11
Zuberoa Marcos. Ese es un ejemplo estupendo porque Autodesk es una empresa muy conocida, pero ¿es una historia representativa o no es más que un caso aislado?

24:21
Tony Wagner. Sí. En primer lugar, no es representativa, en absoluto. Por desgracia, muchos padres en la actualidad tienen mucho miedo por el futuro de sus hijos. Ven que el mundo es mucho más competitivo y ellos quieren darles a sus hijos una ventaja competitiva. Ellos creen que el único modo de darles una ventaja competitiva es darles mucha, mucha cuerda para que puedan ir así, en primaria, en secundaria… Están obsesionados con que vayan a una buena escuela para que puedan entrar en una buena universidad para que puedan tener un buen trabajo. Eso se acabó. Por mucho que estén encima de sus hijos, no van a conseguir que sus hijos tengan una ventaja competitiva. Cada vez más, las empresas dicen: «No me importa si tienes una titulación o no. No me importa dónde te hayas sacado la titulación ni si tienes una. Lo que me importa es lo que puedas hacer con lo que sabes». El mundo laboral es radicalmente diferente en la actualidad de lo que era hace quince o veinte años. A los padres se les presenta un desafío. Sí, tienen que preocuparse por darles a sus hijos una ventaja competitiva, pero eso no se logra metiéndolos en escuelas prestigiosas, haciendo que sus hijos se endeuden, o endeudándose ellos mismos. El desafío es que tengan una pasión. Esa es la ventaja competitiva.

25:56
Zuberoa Marcos. ¿Qué relación tiene esto con una idea que mencionas en tu último libro sobre que los alumnos tienen que estar preparados para la universidad? ¿Todos los alumnos, todos los jóvenes tienen que ir a la universidad?

26:11
Tony Wagner. Esa es una cuestión muy importante. Te contaré lo que he visto al revisar los datos de Estados Unidos, que no creo que difieran mucho de otros países. El 20% de nuestros alumnos de secundaria no terminan el instituto. El 20% termina el instituto, pero no continúa sus estudios y sufre inestabilidad o desempleo crónico. El 60% va a la universidad. Pero de ese grupo, el 20% abandona. Al menos 20% de ese grupo que acaba la carrera, tiene un trabajo para el que no se necesita titulación universitaria y que no tiene un sueldo de titulado universitario. Eso nos deja con solo un 20% a los que les ha funcionado este sistema “enfocado hacia las enseñanzas superiores”. Es una locura. Tenemos un sistema educativo en el que solo el veinte por ciento de los alumnos acaban consiguiendo un trabajo que requiera una titulación universitaria.

27:14

Para mí, el auténtico desafío es que los niños tengan opciones reales. Como hace Finlandia. Es el único país que puedo decir que hace todo bien a la hora de preparar a los niños para la era de la innovación. Todo empezó con una crisis. Tenían una economía agrícola de bajo rendimiento basada en una sola cosa: los árboles. Los talaban como si no hubiera un mañana. Y tenían un sistema educativo mediocre. Así que hace cuarenta años, abrieron un debate nacional sobre cómo podría prosperar en el siglo veintiuno. Y decidieron que debían centrarse en el recurso que tenían además de los árboles: la mente y el talento de los jóvenes. Así que transformaron su sistema educativo. Y no empezaron con exámenes de mayor relevancia, como el resto de países, sino transformando la formación del profesorado. Ahora mismo, en la actualidad, la enseñanza es una de las profesiones más prestigiosas en Finlandia. Solo se acepta a uno de cada diez candidatos. En Finlandia no hay exámenes, los niños empiezan la escuela un año más tarde, tienen menos horas de clase al día, menos meses de clase al año, y casi no tienen deberes. Y a pesar de eso, su economía de innovación es una de las más prósperas, con los porcentajes más altos de investigación y desarrollo del mundo.

28:34

Lo interesante es que Finlandia ha demostrado lo que hace falta para estar preparado para la era de la innovación, y da opciones a los niños. Cuando tienen once años empiezan a reunirse unas pocas horas a la semana con su orientador. Tres años después, los jóvenes eligen entre un programa académico convencional que les lleva directamente a bachillerato, y un programa de educación técnica que les conduce directamente a un buen trabajo, y también a bachillerato. El cuarenta y cinco por ciento de los niños eligen el programa técnico. Casi la mitad. Porque les lleva directamente a un buen trabajo. Si muchos de nosotros no tenemos aspiraciones académicas, y no queremos ni necesitamos una educación universitaria. Entonces, ¿por qué seguimos diciéndoles a los niños que todo el mundo tiene que cursar enseñanzas superiores? Yo tengo un mantra: no hay que preparar a los niños para ir a la universidad, hay que prepararlos para la innovación.

29:37
Zuberoa Marcos. Tony, al hablar de innovación, y con el ejemplo de la mujer que al final tuvo tanto éxito y acabó trabajando en Autodesk, me recuerda a un término que suele mencionarse cuando hablamos de formar a las personas para la era de la innovación, y es la educación STEM. Nos centramos mucho en dotar a los alumnos de habilidades técnicas, como la programación. La programación se ha convertido en el nuevo inglés: todo el mundo tiene que aprender a programar. Pero ¿es la educación STEM relevante para la era de la innovación?

30:21
Tony Wagner . Yo creo que es un camino hacia la era de la innovación, pero no es la única en absoluto. Hace poco he visto los datos de desempleo en los recién licenciados según sus licenciaturas. Obviamente, los que han estudiado una ingeniería consiguen trabajo nada más licenciarse y tienen los sueldos más altos. Pero ¿sabes quiénes les siguen en sueldo y empleabilidad nada más licenciarse? Los de Artes Liberales. Los que tienen menos posibilidades de encontrar trabajo son los licenciados en Empresariales. Volviendo a las Artes Liberales, ¿por qué? Este es el sueldo de un estudiante de STEM y este uno de Artes Liberales. Cobran menos al principio. En la mitad de su carrera, los licenciados en Artes Liberales suelen cobrar más que los licenciados en STEM. La razón es que tienen una formación interdisciplinar. Son más capaces de pensar críticamente, son más capaces de hacer preguntas que alguien que solo sabe programar. Acaban ascendiendo más a menudo a puestos de liderazgo. STEM es útil de primeras, puedes conseguir un buen trabajo, probablemente. Aunque hoy en día hay muchos ingenieros en el paro. Pero a menudo, si has tenido una formación interdisciplinar, que es más completa, eso afectará a tu forma de pensar y a tu capacidad de resolver problemas, y será más probable que acabes teniendo una carrera profesional más interesante, gratificante y lucrativa.

¿Necesitan todos los jóvenes una educación universitaria? Tony Wagner
31:52
Zuberoa Marcos. Casualmente te iba a preguntar por el papel de las artes, que se suelen dejar de lado en favor de la educación STEM y la innovación. Sin embargo, tú afirmas lo contrario. De hecho, ahora un movimiento…

Tony Wagner. Sí, claro.

Zuberoa Marcos. …para intentar unir ambas.

32:06
Tony Wagner. Sí, lo llamamos STEAM. Pero yo veo un problema con la forma en que se enseñan las artes en secundaria. Ponemos a los alumnos de artes apartados en un rincón y les decimos: «Sois especiales, hay pocos como vosotros, así que mejor os ponemos aquí». En Estados Unidos esos cursos no reciben ninguna financiación. Hagamos algo distinto: integremos las artes en todas las clases. En Humanidades sería fácil hacerlo. En vez de estudiar historia y literatura americana, estudiemos «la experiencia americana» y sumemos las artes. Veamos la historia americana desde el punto de vista de la fotografía, del baile, de la música, del arte… Así se profundiza mucho más en la cultura. Puede hacerse en todas las culturas. Podemos integrar las artes en el plan de estudios. Los jóvenes son muy creativos cuando están en la guardería y en prescolar, pero casi ninguno sigue siéndolo al llegar al instituto. Podemos y debemos cambiar eso.

33:09
Zuberoa Marcos. ¿Cuánto tardarán en llegar todos estos cambios? Estamos hablando de cambiar el sistema educativo. Hay personas como tú, que llevan muchos años investigando y tienen una idea muy clara de cómo debería ser, y ya hay buenos modelos que ya está demostrado que funcionan.

33:30
Tony Wagner. Creo que se nos acaba el tiempo, tanto social como medioambientalmente. El mundo que estamos creando cada vez se divide más entre los que tienen y los que no, la brecha es cada vez mayor en cuanto a la igualdad de oportunidades. Estamos creando una clase baja permanente que no tiene ninguna destreza, que no tiene futuro, y que sentirán que cada vez tienen menos esperanzas. Eso explica el resultado de las elecciones en Estados Unidos y en otras partes del mundo. Ese es un problema: estamos creando un grupo de personas sin esperanza. Otro problema es que estamos creando un mundo en el que la degradación medioambiental es más grave con cada día que pasa. Si juntas ambas cosas: una clase baja permanente en todo el mundo que cada vez tiene menos esperanzas, que se siente cada vez más marginada, que no tiene ninguna destreza para sobrevivir en el siglo veintiuno, que no tienen medios para ganarse la vida ni de crear empleo… El resultado es un mundo con una mayor destrucción y degradación medioambiental. Yo creo que nos enfrentamos a una catástrofe. A corto plazo, probablemente, no a largo plazo.

34:42
Zuberoa Marcos. ¿Por qué no volvemos al principio del todo? A cuando hablábamos de las fuerzas que están cambiando el mundo. Una de las cosas que comentábamos era que la juventud actual es distinta a la que había antes porque ha nacido y crecido en un mundo tecnológico. Algunos no conocen un mundo sin Internet y sin redes sociales. Ahora estamos hablando sobre un montón de formas de cambiar la educación, pero ¿qué sabemos de lo que les motiva en realidad? ¿Esta forma de aprender les motiva? ¿Qué sabemos de eso?

35:27
Tony Wagner. Hay un proverbio chino de hace dos mil años que lo resume muy bien, en mi opinión. Dice así: «Lo que oigo, lo olvido». Todo lo que intentamos meterles en la cabeza a los niños con clases magistrales, desaparece el día después del examen. El proverbio continúa: «Lo que veo, lo recuerdo». Por eso las artes visuales son cada vez más importantes para mucha gente, por las historias que cuentan. Y por último dice: «Lo que hago, lo comprendo». Si practico el método científico, lo comprendo, en lugar de memorizar la tabla periódica o cualquier otra cosa. Yo creo que el mensaje está claro y es universal: más aprendizaje por proyectos, más aprendizaje práctico, más aprendizaje aplicado en todos los cursos, en todas las escuelas, en todas las asignaturas. El resultado serán alumnos mucho más motivados y que tienen un conocimiento más profundo del mundo que les rodea.

36:26
Zuberoa Marcos. Las personas que ven estas entrevistas suelen ser padres y profesores. Me gustaría que nos dieras un mensaje para cada uno de ellos. Si crees que un solo mensaje puede servir para ambos, también vale.

36:42
Tony Wagner. Sí que tengo un mensaje que sirve tanto para padres como para profesores: fomentad más el juego, la pasión y el propósito en las vidas de los jóvenes, y creed en ellos. Porque yo creo que si les damos más oportunidades, si fomentamos el juego, la pasión y el propósito, si fomentamos su curiosidad, prosperarán y contribuirán a la sociedad.

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Otro mensaje que les daría ambos es que tenemos que plantearnos poner límites a esto, al uso de estos dispositivos. Yo no creo en prohibirlos, que quede muy claro. No creo que se pueda prohibir nada, sabemos que eso no funciona. Pero en el modelo finlandés se enseña a la gente a saber cuándo, dónde y cómo usar estas tecnologías de una manera inteligente. Y se educa a la gente en la ética de las redes sociales. Cada vez oigo más historias de jóvenes de secundaria, adolescentes, sobre todo chicas, a quienes sus compañeros destrozan a través de las redes sociales. Y no creo que nos estemos tomando estos problemas lo suficientemente en serio. Y es algo que ni los padres ni los profesores pueden solucionar por su cuenta, sino que hace falta sentarse a hablar sobre el tema.

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El último mensaje que me gustaría transmitir a ambos es: trabajad juntos para impulsar un sistema educativo que prepare de verdad a todos los jóvenes para el trabajo, para el aprendizaje, para ser ciudadanos activos y concienciados, y para formas activas de ocio en el siglo veintiuno. Necesitamos voces conjuntas que aboguen por un sistema educativo que permita que nuestros hijos y nuestra cultura prosperen y sobrevivan.

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Zuberoa Marcos. Gracias, Tony.

Tony Wagner. Un placer.