«La felicidad es una búsqueda que dura toda la vida»
Victoria Camps
«La felicidad es una búsqueda que dura toda la vida»
Victoria Camps
Filósofa
Creando oportunidades
Filosofía para la vida moderna
Victoria Camps Filósofa
Victoria Camps
Para Victoria Camps, una de las grandes figuras de la Filosofía contemporánea en España, “la felicidad no es una cuestión de fórmulas, consignas ni recetas fáciles. Es un esfuerzo constante del individuo y un aprendizaje”. Doctora en Filosofía moral y política, profesora, investigadora, escritora y experta en Bioética, en la actualidad es miembro permanente del Consejo de Estado. En los últimos años ha centrado su investigación en la gestión de las emociones, tema que aborda en su libro más reciente, ‘La búsqueda de la felicidad’.
Su trabajo ha destacado por la defensa de la democracia participativa, el Estado de bienestar y la ética como instrumento de formación ciudadana. También ha sido una firme defensora del empoderamiento de la mujer y de su participación activa en la política. Camps ha recibido numerosos premios y es una escritora prolífica. Entre sus publicaciones destacan obras como ‘Creer en la educación’, ‘El siglo de las mujeres’, ‘El gobierno de las emociones’ y ‘Elogio de la duda’.
Transcripción
Una cosa muy importante desde mi punto de vista, que es lo que da el título al libro ‘La búsqueda de la felicidad’, es que esa búsqueda se convierte en un derecho fundamental. En la modernidad, la búsqueda de la felicidad está formulada como uno de los derechos inalienables de la persona por la Declaración de Independencia de Estados Unidos. Dice que todos los hombres tienen tres derechos inalienables: la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Esto a mí me parece muy importante, porque es vincular la felicidad no a una forma de vida determinada, sino a la libertad de cada cual para escoger la mejor forma de vivir para cada uno. Y, además, al convertirlo en un derecho fundamental se le está pidiendo a las instituciones públicas que garanticen las condiciones materiales imprescindibles para que todos y cada uno puedan buscar la felicidad.
Una lección que nos dan todos los filósofos, y quizá los que más insisten en ello son los estoicos, que son los que los que hacen una filosofía más dirigida a una especie de programa de vida, un programa de vida que tiene muy en cuenta que hay muchas cosas que ocurren que no dependen de nosotros, por ejemplo, la muerte; es que, por lo tanto, hay que despreocuparse de todo aquello que nosotros no podemos modificar del todo, porque la forma de morir e incluso la forma de enfermar, o la forma de hacer frente a las enfermedades, o al dolor, lo podemos ir modificando, pero ese, precisamente, es el aprendizaje.
Todo eso son lecciones que han dado los filósofos, de una forma u otra. Por ejemplo, Spinoza es un filósofo que habla mucho de los sentimientos, de la alegría y de la tristeza como lo que hay que buscar y hay que evitar en esta vida. Todo eso es un aprendizaje, a un niño, un bebé, nadie le ha enseñado cuándo debe estar alegre y cuándo debe llorar. Se le va enseñando a controlar la tristeza y también la alegría. Yo creo que ese es el aprendizaje que se necesita en la búsqueda de la felicidad.
Esa, para mí, es la verdadera autoayuda. Muchas veces me han preguntado: ¿por qué las humanidades tienen que ser importantes hoy? ¿Qué utilidad es la de las humanidades? Pues precisamente esa, que la cultura es un recurso importantísimo, sobre todo en una época en que la esperanza de vida crece y llega un momento en que las personas vamos dejando de poder hacer cosas que hacíamos antes. Pero la cultura la mantenemos.

Por lo tanto, la realidad cambia más que el mundo de la formación, que el mundo de la educación, y creo que eso es lo que hay que cambiar. No pensamos lo suficiente sobre cómo hacer frente al reparto del trabajo en el futuro. Sí que hay una cierta alarma de que nos vamos a quedar con la mitad de los trabajos. Pero, al mismo tiempo, decimos que habrá otros nuevos. Pero tampoco sabemos quién está formando para esos nuevos trabajos, porque tampoco sabemos cuáles serán exactamente y todo eso creo que es lo que hace que el ascensor social no se note, porque es verdad que a los jóvenes les cuesta mucho más que antes. Yo salí de la universidad ya con un trabajo en la universidad, y sin embargo hoy es un privilegiado el estudiante de letras, por ejemplo, que encuentra trabajo en la universidad.
Los medios de comunicación tienen mucha culpa, porque a los medios de comunicación los matices no les gustan, los medios de comunicación buscan titulares. Se busca provocar, se busca llamar la atención. Y claro, eso choca mucho con la necesidad de matizar las cosas, de darles más vueltas. Se dice una frase que puede sonar bien y que puede tocar la fibra más emotiva, pero que, finalmente, si rascas, ahí no hay nada. Eso por una parte y, luego, por otra parte, en los últimos años yo me he dedicado bastante a eso que se llama “la ética aplicada”, y a un ámbito de la ética aplicada que es la bioética. Por ejemplo, en el mundo de la medicina, o en el mundo de los ensayos clínicos, de la farmacología, hay farmacólogos, hay un jurista, a lo mejor unos médicos, unos clínicos, unas enfermeras y hay una persona que se dedica a la filosofía y que sabe de ética. Cuando hay un problema que plantea dudas éticas se le pregunta al ético: “¿La ética que dice?”. Y la respuesta es que la ética no dice nada.
