La educación es la puerta de las oportunidades
Carlos Torres Vila
La educación es la puerta de las oportunidades
Carlos Torres Vila
Presidente de BBVA
Creando oportunidades
Aprendizajes de vida: valores, éxito y liderazgo
Carlos Torres Vila Presidente de BBVA
Carlos Torres Vila
Lector empedernido, curioso y apasionado por el aprendizaje constante, Carlos Torres Vila viene de una familia de maestros por los cuatro costados. Todos sus abuelos y su madre se han dedicado a la enseñanza. Por eso no es de extrañar que el presidente de BBVA defienda firmemente la educación como “el motor de crecimiento de la sociedad, la puerta de las oportunidades y una fuerza, quizá la más importante, para corregir las desigualdades que existen en nuestra sociedad.”
Para Carlos Torres Vila, la educación es clave, no solo para el desarrollo del individuo sino de toda la sociedad: “Como decía Emilia Pardo Bazán, la solución está primero, en instruirse; segundo, en instruirse; y, tercero, en instruirse. El aprendizaje es el mayor premio que existe”.
Casado y padre de tres hijos, a los que insiste en transmitirles la importancia del esfuerzo, como le inculcaron a él sus padres, y una visión del éxito ligada al camino, más que al resultado: “Lo importante es hacer lo que está en tu mano; no tanto alcanzar las metas o el resultado”. Asegura que en la vida es fundamental no tener miedo a ser uno mismo: “La mejor receta para el éxito es ser genuino; tener la valentía para crecer aprendiendo cada día y pensando en el impacto en los demás”.
Carlos Torres Vila estudió Ingeniería Eléctrica y Administración de Empresas en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y obtuvo también un MBA de la Escuela Sloan de Administración y Dirección de Empresas de la misma universidad. Además, es licenciado en Derecho por la UNED.
Transcripción
Hola a todos, soy Carlos Torres Vila. Algunos me conoceréis porque tengo una dimensión pública como presidente de BBVA, pero hoy vengo a hablar de Carlos Torres Vila en lo personal, de mi vida y de mis experiencias y aprendizajes. Soy el segundo de cuatro hermanos, de origen gallego, de dos aldeas: mis padres, del sur de la provincia de Pontevedra, mi madre de San Salvador de Budiño, una parroquia pequeñita, Budiño de Arriba. Mi padre, de Illa Rei, otra parroquia, algo más grande, pero también pequeña, en la vera del río Miño, en la frontera con Portugal. Y en ese entorno no viví, pero sí que pasé meses muy importantes en mi vida. Meses de infancia, de verano, esos veranos interminables de tres meses en los que me divertía, y me divertía mucho, con los muchos primos que nos juntábamos allí y corríamos por los montes y cogíamos ranas y hacíamos travesuras, como hace un niño. Luego, el resto del año no vivíamos allí, éramos una familia bastante nómada, siguiendo los destinos que iba teniendo mi padre. Yo nací en Salamanca circunstancialmente, cuando estaba él allí, estuvo dos años, pero luego, pues… A Coruña, Bilbao, Madrid. Mucha diversidad de entornos, mucha diversidad de experiencias, mucha diversidad de amigos, de colegios. En total, habré estado en cinco o en seis colegios.
Desde el primero, recuerdo, en Bilbao: los Agustinos de Urdaneta. Recuerdo con mucho cariño al padre Esteban, con quien empecé mi aventura de aprendizaje más formal, antes ya había empezado en casa, con mis padres, y sobre todo con mi madre, que era maestra y que desde el principio ya me empezó a educar. Pero luego, como digo, muchos colegios, muchas experiencias. Una que me marcó enormemente fue con diez años, que mis padres me enviaron a Inglaterra a aprender inglés seis semanas en verano, en lugar de ir a Budiño a pasármelo bien, estar seis semanas con una familia que no conoces de nada, una familia de acogida, de intercambio, para el verano. Y sufrí por primera vez lo que ahora llamamos choque cultural, el darse cuenta de lo distinta que es la vida en otros sitios. Lo distintas que son las costumbres, las comidas, la forma de pensar, las creencias. También llegué a pasar un año en el extranjero. Estuve un año en Estados Unidos, en un pueblito, una aldea pequeña en las Montañas Rocosas, Georgetown, California: la América rural profunda. Un entorno de agricultura y ganadería, muy sano por un lado, muy distinto a lo que yo había vivido, pero también muy enriquecedor en mi vida, esa experiencia de estar allí en tercero de BUP me hizo crecer enormemente. Y sobre todo eso, que hay formas distintas de concebir la vida. Hay valores distintos, creencias distintas y que todo eso está bien, que lo que uno ha vivido no es lo único que hay.
Eso, unido a las experiencias previas nómadas, creo que me ha dado buenas herramientas, buenos pilares para luego aprovecharlo en mi vida, seguir creciendo, seguir desarrollándome e ir aprovechando las situaciones por las que en la vida me ha ido pasando. Bueno, yo creo que ahora ya me conocéis un poco más y lo que me gustaría es también conoceros a vosotros, escuchar las preguntas que podáis tener para continuar esta conversación.
Es una pena que en España tengamos una tasa de abandono temprano del sistema educativo formal de las más altas de Europa, porque eso es fuente de desigualdad y creo que ese reto lo tenemos que abordar aquí en España como sociedad, si queremos luchar contra la desigualdad, si queremos generar trabajos dignos y crecimiento económico, porque al final la educación es la puerta de las oportunidades. Esto se lo escuché hace poco a un humorista sudafricano que se llama Trevor Noah, algunos conoceréis a Trevor porque es bastante famoso ahora en Estados Unidos, pero Trevor escribió un libro, sobre todo sobre su madre, el libro se titula ‘Nacido un crimen’, bueno, lo estoy traduciendo del inglés, ‘Born a Crime’. Porque, claro, él nació en la Sudáfrica del apartheid, hijo de una madre negra y de un padre blanco. Y eso era ilegal en la Sudáfrica del apartheid, con lo cual él nació siendo un crimen. Y habla de su madre con devoción, habla de su madre como alguien que en Sudáfrica del apartheid no cogió el camino normal que tendría una persona de color en aquel entorno, cuyo destino era trabajar en una fábrica o trabajar en servicio. Dice: “No cocinaba bien, no quería trabajar en una fábrica y mi madre se puso a estudiar clases de mecanografía y lo que le decía todo el mundo es: ‘¿Pero qué haces? Nunca vas a poder aplicarlo’”. Y la vida luego demuestra que eso no es así, que ella se estaba preparando para las oportunidades que se cruzaran en su camino, y se cruzaron en su camino, cuando a partir de los años 80 empezaron a cambiar las cosas en Sudáfrica y empezaron a darse oportunidades de trabajo a personas de color también y ella estaba bien posicionada para aprovechar esas oportunidades. Por eso, desde el punto de vista personal, la educación que requiere esfuerzo, dedicación, es la puerta de las oportunidades, es prepararse para las oportunidades que están por venir.
Desde un punto de vista de la sociedad en su conjunto, ¿qué mejor inversión que invertir en las personas, en el talento, en lo que pomposamente dicen los economistas que es el capital humano? Pues eso es el mejor motor para el crecimiento de la sociedad, también en lo colectivo. La educación requiere esfuerzo, hay que dar, hay que meter, luego te lo devuelven multiplicado. Y, además, con independencia de las capacidades que uno tenga. Todas las personas tenemos capacidades distintas y eso es una riqueza que tenemos en el mundo, en la sociedad. Pero las capacidades innatas sirven para poco si no se cultivan, si no se trabajan, con esfuerzo, con dedicación. Como digo, la educación para mí es clave en el desarrollo de las personas, en el desarrollo de la sociedad, y he tenido la suerte de vivirlo desde muy cerca, desde muy pronto.
Era muy buena profesora, indudablemente también era muy buena porque imponía esa disciplina y creo que eso también en sí mismo me enseñó: me enseñó a cultivar el esfuerzo y creo que eso es un valor que se retroalimenta. Profesores que me influyeran, bueno, mi madre claramente, ya lo he dicho, mi padre también. Mi padre siempre dice que la obligación antes que la devoción, o que primero es el deber y luego el placer. Luego, lógicamente, pues yo he tenido el privilegio de poder tener una buenísima educación en otros sitios. Estuve estudiando la carrera de ingeniería en el MIT. A mí los profesores siempre los de matemáticas son los que más me han gustado. Incluso durante el colegio, tengo tres o cuatro caras de profesores de matemáticas, los nombres recuerdo pocos ya, pero sí que me acuerdo de ellos y cómo me descubrieron un mundo mágico. Cuando iba al MIT pues eso se multiplica: todo parecía mágico. Recuerdo mucho a un profesor, John Sterman, profesor de Dinámica de Sistemas. Me enseñó que la mente humana está mal equipada para entender las dinámicas complicadas de sistemas complejos, cuando no hay linealidad, por ejemplo, entre la entrada y la salida. Y creo que eso aplica a todos los sistemas a los que nos enfrentamos en la sociedad. La epidemia del COVID que tenemos ahora es una dinámica, la dinámica epidemiológica tiene muchos de esos componentes de un sistema complejo de los que hablaba John Sterman. Sobre todo me quedaría con eso, con aquellos que me han enseñado a disfrutar aprendiendo, me han generado la pasión por seguir aprendiendo, porque eso se retroalimenta y genera las ganas de poner el esfuerzo que yo sí que le ponía, porque sí que era un estudiante responsable.
Dos, creo que el éxito está en hacer lo correcto. Por eso para mí significa tanto ser genuino. Ser genuino quiere decir, pues, decir lo que se piensa, no lo que crees que otros van a querer oír. Ser genuino es hacer, no lo conveniente o lo que juzgas que otros van a creer más conveniente, sino lo que está acorde al norte que tienes, al propósito, a los valores que tienes. Y si uno no dice lo que piensa, si uno no es crítico con las opiniones de los demás cuando no está de acuerdo, acabas perdiendo eso, y eso creo que es falta de éxito. Eso es un fracaso. Muy importante, aparte del esfuerzo y aparte de ser genuino, es el crecer personalmente, desarrollarse, eso es un éxito. Aprender cosas. Cada día que pasa en el que no has aprendido algo es un fracaso, es un pequeño fracaso. Yo creo que no pasan muchos días en los que no aprendamos algo, pero aprender requiere, si la educación requiere esfuerzo, requiere inversión que luego te la devuelve multiplicada, el desarrollarse día a día requiere valentía y coraje. Valentía y coraje para salir, por ejemplo, de la zona de confort y probar cosas nuevas. Antes decía, en mi vida ha sido muy importante tener experiencias diversas desde joven, tener choque cultural desde muy pronto, ver que hay otras formas de pensar, otras formas de ver la vida. Eso te hace más tolerante. Eso te hace tener esa valentía de probar cosas, y el que no prueba no aprende. Entonces, el tener esa mente innovadora de actitud, no ya solo abierta al cambio, sino de promover el cambio como un valor en sí mismo, creo que eso también es muy importante, junto con ser genuino, junto con meter esfuerzo, para tener éxito, el éxito interior, el éxito del camino.
Y lo último y quizá más importante, el éxito está en el impacto que tienes en los demás. Recuerdo una anécdota aquí de una persona que me ha ayudado varias veces en mi vida, desde hace ya muchos años que nos conocemos, nos conocimos cuando yo estaba en Boston estudiando, que es Jordi Canals. Cuando le fui a ver, una vez que yo tenía un cambio de trabajo y tenía dos opciones distintas y quería consultarle su opinión, él era a la sazón el rector del IESE y, como digo, yo le conocía de veinte años atrás. Me impactó mucho cómo Jordi no le prestó demasiada atención a los detalles de las ofertas que tenía para trabajar en un sitio o en el otro, no le prestó mucha atención ni a la empresa ni al tipo de responsabilidad que me iban a dar, que era un poco el foco que yo tenía y la consulta que le quería hacer. Jordi puso todo y me hizo pensar mucho, me marcó mucho esa conversación, que lo importante era dónde podía yo tener más impacto en los demás. Creo que eso resume bien lo que es tener éxito. En definitiva, el éxito está en el camino, no en el resultado. Obviamente, las métricas de resultado a uno siempre le gustan, pero creo que lo que hay que buscar es actuar, dedicar el esfuerzo a hacer lo que está en la mano de uno y luego hacerlo de una manera genuina, con valentía, para seguir creciendo y pensando en el impacto que se tiene en los demás.
Y eso se logra, el poder imbuir a todos de ese propósito común y de esos valores sin prescribírselos, sino que todos lleguemos ahí juntos, eso es lo que genera un equipo que funciona bien. Eso es lo que genera altos rendimientos. Es lo que genera esa química que se nota cuando existe unión, que todo lo puede, porque juntos al final podemos con todo. Entonces, lograr eso es lo que creo que es más importante para el buen liderazgo. Entonces, es un tema muy de valores, muy de integridad, muy de dedicación y de compromiso. Creo que todo eso es lo que puede ayudar a que otros se unan a esa forma de hacer, a ese camino, a ese ejemplo que significa liderar. Es decir, que pongo menos acento en las cosas de: “Que sea un buen comunicador”. Bueno…
Pero en el fondo, el mecanismo básico es tan sencillo que me pareció impactante, porque uno siempre ha oído en el colegio, en revistas de divulgación o en otros medios la idea de la evolución, pero nunca ha pensado, en realidad yo no había pensado nunca, hasta que leí ese libro, cuál es el mecanismo que provoca esa evolución. Es una de las ideas más potentes, creo, de la historia del pensamiento humano. El haber descubierto eso, fíjate, que es ahora muy obvio, cuando lo ves, cuando te lo cuentan, pero el llegar ahí… Me impactó enormemente.
No solo sale adelante, sino con unos logros personales que son una referencia también. Mi padre estudia de muy joven perito mercantil, número uno de su promoción en Vigo, luego profesor mercantil, número uno de su promoción en Vigo, en paralelo a estudiar primero de Derecho en Santiago, que hizo las dos cosas a la vez. Luego termina Derecho en otros tres o cuatro años más, porque hizo como dos cursos por año, y termina también con premio extraordinario de fin de carrera en la Universidad de Santiago. Luego hace Económicas también en otros dos o tres años. Número uno en sus oposiciones a Intendente de Hacienda, bueno, y podría seguir. Y no es que no tenga capacidades innatas, que las tiene, intelectualmente hablando, pero lo importante en la historia de mi padre es ese tesón, esa perseverancia, esa pasión y esa “obligación antes que la devoción” que dice y que sigue diciendo, porque ahora, con sus ochenta y cinco años, sigue muy activo intelectualmente, sigue muy al día de las leyes, sigue dominando el sistema fiscal español como ningún otro asesor fiscal creo que lo domina, y sigue también disfrutando plenamente de la vida, como siempre ha hecho. Es la persona más tolerante que conozco, un verdadero adelantado a su tiempo también en eso. Me influyó mucho a mí, también, en los estudios. Mi padre fue quien dijo: “Carlos, tú puedes estudiar lo que quieras, si además estudias Derecho”. Y efectivamente estudié Derecho y mucho se lo agradezco, porque mucho me ha servido también, la educación de Derecho, en mi propia vida.
Entonces, claramente, mis padres han sido muy importantes. Otro referente muy claro en mi vida es, lógicamente, mi mujer. Nos conocemos desde hace 35 años y tenemos no solamente la complicidad en las cosas que hacemos, sino el privilegio, la suerte, de disfrutarlas, de disfrutarlas juntos intensamente, además. Pero aparte de eso, es una persona que no llora nunca sobre la leche derramada y siempre me reconforta mucho. Es una persona muy empática, que sabe escuchar, entender los problemas, y ayuda mucho, de una manera muy reconfortante, a buscar soluciones, a buscar el camino, sin darlas ella, solo escuchando. A mí me da mucha paz espiritual. He tenido una inmensa fortuna de vivir la vida acompañado por una persona maravillosa, en los momentos dulces, en los momentos duros… Apoyo insustituible para las decisiones más difíciles. Juntos hemos ido, ella y yo, apoyándonos mutuamente, hemos ido aprendiendo juntos y queriéndonos mucho. Mis hermanos, mis tres hermanos, cada uno a su manera. Miguel, que es muy generoso, mi hermano, un gran sentido del humor, muy calmado, en contraste con mi hermana, que es todo electricidad, tensión, también mucha perseverancia. O mi hermana mayor, que también me ha marcado el camino y que es una apasionada de todo lo que hace y que ahí creo que ha heredado también la pasión de mi padre. Todos esos son referentes muy claros. Mis hijos son referentes también, mis tres hijos.
Bueno, es que me influyen mucho muchas personas en el día a día. Una de las personas, que además él no lo sabe, pero que tuvo un impacto muy importante en mi vida también y que en ese sentido fue un referente, es don Félix. Yo estaba un día trabajando, ya volviendo, un viernes me acuerdo que era, muy tarde, después de una semana de trabajo muy intensa. De esto hará unos veinte años. Y venía quejoso yo en el avión, reflexionando sobre la vida, sobre el sacrificio, el trabajo, la dedicación, el ritmo que llevaba, los viajes, el estar fuera de casa… Y había en la antigua terminal, aquí en Madrid, un servicio de parking. Al llegar me acerco y el señor que me da las llaves y me entrega el coche se me presenta, me dice: “¿Usted es don Carlos Torres Vila?”, “Sí”, “Claro, usted no se acordará de mí, cuando usted era pequeño yo conocí mucho a sus padres. Y claro, yo llevaba la organización que enviaba niños a Inglaterra a pasar temporadas con familias inglesas para aprender inglés”. Y digo: “Hombre, claro, don Félix. ¿Cómo no me voy a acordar?”. Era una institución, don Félix, durante esos veranos, porque era el que mandaba en la organización que nos mandaba allí. Tenía mucho que ver con qué familia te tocaba, que aquello, pues siempre, cuando llegábamos los niños era: “A ver quién me ha tocado, quién no me ha tocado”, nos metían en un colegio para la selección y, por supuesto, me acordaba de don Félix y de su mujer. Y le digo: “Don Félix, ¿qué hace usted aquí?”. Y me dice: “Pues nada” y me empieza a contar la historia de su vida, cómo les fue muy bien, cómo fueron añadiendo destinos, expandiendo la organización de intercambio de estudiantes a Estados Unidos, por ejemplo.
Y me cuenta luego cómo determinadas circunstancias, cambios legales, llevan a que a la empresa no le vaya tan bien, y a que en definitiva bueno, pues acabe quebrando, suspendiendo pagos y él se arruina. Y me impresionó sobre todo cuando le digo: “Bueno, ¿y qué hace usted aquí?”. Y me dice: “Pues me pasó esto y ahora estoy trabajando aquí”. La lección que me llevé a casa, ya era muy tarde cuando llegué, yo venía quejoso en el avión y qué lección me ha dado don Félix de tesón, de perseverancia, de mirar hacia adelante, de aprender de las circunstancias que pueden parecer adversas en la vida y de sobreponerse a esas dificultades y seguir trabajando y seguir esforzándose. Y luego he tenido muchos mentores en mi carrera: Enrique de Leiva, que durante muchos años me guio y me enseñó la importancia de los detalles. Tenía casi obsesión con los detalles, pero esa obsesión con los detalles se me quedó muy grabada y me ayuda mucho a ver que las cosas hay que hacerlas bien hasta el último detalle. A mí me impresionó mucho una vez Enrique, cuando en un texto escrito que había preparado yo de ordenador normal, que estaba impreso en papel, detectó que un espacio estaba en cursiva, en fuente cursiva. Entonces, hasta ese nivel de detalle llegaba el análisis crítico de Enrique sobre el producto final y me enseñó ese perfeccionismo, si se quiere, pero que al final es que los detalles importan, que hay que cuidarlos. Muchas personas, podría seguir, pero os he comentado ya muchos de quienes son mis referentes del entorno familiar, del entorno profesional.
También lo decía Emilia Pardo Bazán en alguna de sus reflexiones, que todo lo erróneo que ha ido corrigiendo tenía que ver, hablaba de lectura, hablaba de viajes, pero hablaba en el fondo de la vida, que es la vida misma es la que te enseña. Y creo que las dos cosas son compatibles, el que aprovechemos al máximo el potencial de la tecnología digital, pero que al mismo tiempo potenciemos el aprendizaje diario para el que la interacción humana es fundamental. La transmisión de valores es muy difícil. Se aprende mucho más viéndolo y para eso se requiere también presencia física, interacción física entre maestro y alumno. Y como decías, Javier, eso lo he vivido yo en primera persona con todos los maestros que he tenido en mi vida, que ha sido un privilegio y un lujo.
Pero bueno, me estoy yendo un poco. Digo: sostenibilidad desde el punto de vista social. Grandes retos tenemos ahí, mucho que podemos hacer para que haya también un trabajo digno para todos, crecimiento económico, igualdad, etcétera. En el lado medioambiental, claramente, el cambio climático es uno de los temas más relevantes. Creo que la búsqueda de energías limpias y asequibles, eficiencia energética y luego, el crear un consumo responsable y una producción responsable, la economía circular, son elementos clave. Y en todo esto podemos hacer mucho, nuestros hábitos de vida, nuestro día a día, las cosas que comemos, los desperdicios que generamos… Porque también otro problema medioambiental, además del cambio climático, es la contaminación de las aguas de los mares, la contaminación del aire, también. Y con nuestro comportamiento en el consumo, con nuestro comportamiento también, aquellos que tienen para invertir, de inversión, con nuestro comportamiento en cuanto a las ideas que transmitimos, podemos influir mucho para reducir el impacto negativo que la sociedad tiene en el medio ambiente, en estos campos. En definitiva, la agenda de la sostenibilidad es muy amplia. Son muchos retos, son muy difíciles. Yo no me preocupo, creo que hay que ocuparse, creo que hay mucho que hacer. Creo que además, la educación tiene un impacto en los Diecisiete que puede ser muy grande y así podemos ayudar a enfrentarnos a esos problemas.
En definitiva, como digo, es un poco repetitivo, pero no podía ser de otra manera, que las cosas que yo considero relevantes son aquellos valores que yo, y mi mujer también, hemos tratado, con bastante unión, porque formamos un gran equipo y nos lideramos mutuamente muy bien, de imbuir eso en nuestros hijos también. Y por eso son reflejo, yo creo, lógicamente son ellos mismos, son personas que tienen enorme independencia, porque también eso creo que es un factor relevante, enorme independencia de criterio y muy genuinos, con lo cual son difíciles de gestionar, y está bien, porque no hay que gestionarles, hay que hay que liberarles marcándoles el camino, como decía antes. Pero bueno, que estoy muy contento, la verdad que soy un privilegiado por la familia que he tenido, con mis abuelos, maestros, con mis padres y los valores que me han inculcado. Soy un afortunado con mi mujer y soy un afortunado con mis hijos también.
Y que esa visualización él ya lo tenía todo interiorizado y que incluso visualizaba que el público chino le estaba animando a él, que era el español. Pero bueno, decía que es una de las ventajas de ser ciego, que me puedo imaginar que es que son españoles que están aquí animándome. Eso me llegó, me llegó mucho esa historia, por todo lo que he comentado. Pero muchas otras, yo creo que todos los programas de ‘Aprendemos juntos’ tienen tiene mucho aprendizaje, mucha emoción. Hay otros, los que te enseñan a ser feliz, muchas recetas resultado de experiencias vitales de personas de distintos campos de la vida que nos ayudan, a mí me han ayudado mucho estos videos, estas conversaciones, a también reflexionar sobre lo que yo considero importante y a seguir mejorando, seguir aprendiendo cada día.
Me gustaría aprovechar para agradeceros vuestra presencia hoy aquí para la conversación que hemos tenido, como me gustaría también aprovechar para agradecer a todos los que han participado hasta ahora en esta iniciativa ‘Aprendemos juntos’. ¿Quién nos iba a decir que íbamos a haber llegado tan lejos como hemos llegado? Recuerdo perfectamente el día en que era yo ya consejero delegado del BBVA y nos hicieron la propuesta. Sofía, que es la persona que en aquel momento gestionaba la marca, ahora tiene otras responsabilidades en el banco, con Peyo, que ahora es el responsable, el consejero delegado del banco en España, por cierto. Bueno, venían con una idea de crear una plataforma educativa para España, para generar conversaciones interesantes, entre otras cosas. Y al final, la plataforma, que era educación para un futuro mejor, educación para una vida mejor, que decimos ahora en ‘Aprendemos juntos’. Y la verdad es que incluso venían con algunas métricas de lo que buscábamos, de cuántas visualizaciones podíamos tener y demás. Se ha superado con creces. Celebramos ahora los mil millones de visualizaciones de ‘Aprendemos juntos’. Mil millones, y por eso me gustaría daros las gracias, dar las gracias a todos los que se han sentado, los más de doscientos ponentes que se han sentado en esta silla o en otros formatos para compartir sus experiencias de vida. A todos los que habéis estado en estas gradas interesados por estas temáticas. A todos los que difundís y habéis difundido. A los que producís esto, a los guionistas, a los cámaras, a todos, de verdad, muchísimas gracias. Hemos recorrido un enorme camino y, por supuesto, esto no acaba aquí. Tenemos que seguir recorriéndolo. Tenemos que seguir aprendiendo juntos, que de eso se trata.