“La educación es algo mágico y extraordinario”
Xuxo Ruiz
“La educación es algo mágico y extraordinario”
Xuxo Ruiz
Maestro y mago
Creando oportunidades
Magia para enseñar y transmitir valores
Xuxo Ruiz Maestro y mago
Xuxo Ruiz
Es maestro de primaria en una escuela rural de un pueblo andaluz. Desde que era niño, Xuxo Ruiz sintió una pasión absoluta por la magia: “A los siete años, un mago me sacó una moneda de la oreja, y decidí dos cosas: que quería ser mago y que debía lavarme bien las orejas”, cuenta con una sonrisa. Desde entonces, ha pasado más de 20 años utilizando la magia en sus aulas como un recurso educativo más. “Al principio solo la usaba como un juego, para entretener a los alumnos. Pero pronto me di cuenta de que la magia hacía que mis clases estuvieran más vivas y que lograba mantener ese recurso tan escaso que es la atención”, explica. Se preguntó entonces si la magia podría ser útil como herramienta pedagógica: ¿podía servir para repasar asignaturas, ejercitar el cálculo o aclarar conceptos de ciencias? Durante quince años investigó y desarrolló trucos de magia adaptados a los contenidos curriculares. Y descubrió que la magia era eficaz y adaptable, no sólo para despertar la curiosidad, sino para explicar contenidos difíciles de entender. En las clases de Xuxo Ruiz, sus alumnos y alumnas también acaban convertidos en pequeños magos. Algo que él utiliza para transmitirles valores y habilidades, como la cooperación o la capacidad de hablar en público.
Xuxo Ruiz es autor del libro ‘Educando con magia’ (2013) y en 2016 la Consejería de Educación le otorgó el ‘Premio al mérito educativo’ y ‘Mejor docente’ por su labor innovadora en la educación. También fue unos de los 50 mejores finalistas del ‘Global Teacher Prize’ en 2018.
Transcripción
Hace poco cumplí 20 años en la escuela pública, y la verdad es que me siento muy muy feliz, porque durante todo este tiempo he podido unir y he podido compaginar mis dos grandes pasiones: la educación y la magia. Porque yo creo que toda persona tiene magia, y la propia palabra magia es la que me recuerda las características que tengo que tener como persona y como maestro. Esas cinco letras de la palabra magia. La M de motivación, la motivación es lo que nos lleva a la acción para hacer las cosas, y me recuerda que tengo que ser motivador porque sabemos que si los niños y las niñas van sin ganas de aprender, será muy difícil enseñarles.
Pero hay algo más importante de ser motivador, y es que hay que estar motivado. Si tú estás motivado, podrás motivar a los demás, al igual que si tú eres un maestro sonriente, seguramente tengas una clase sonriente. La A de apasionado. A los maestros no nos basta únicamente con conocer la asignatura que tenemos que impartir, nos tiene que apasionar, y esa pasión la podemos transmitir a nuestros pequeños. La A también me recuerda la actitud, una actitud que viene dada por la vocación. Sin vocación no seríamos auténticos profesionales, simplemente iríamos a dar clases. Y esa actitud es la que me recuerda todos los días que tengo que tener, en un equilibrio perfecto, la confianza que le doy a mis alumnos, la cercanía, el cariño y la autoridad y el respeto que se merece el docente.
La G. La G me recuerda las ganas que tenemos que tener los docentes, los maestros, y todo el mundo se tiene que levantar con ganas de aprender, y en mi caso, también de enseñar. Hay una frase que yo siempre digo que para hacer grandes cosas no hace falta tener grandes medios, pero sí grandes ganas. La I. La I de “implicación”. La I de “inspirar”, porque dicen que los buenos maestros no son los que enseñan, sino de los que se aprende. Así que nosotros tenemos que inspirar. Tenemos que enseñar más allá de los contenidos puramente curriculares. Inspirar en el compromiso, en el esfuerzo, en la dedicación. Y la I también de “imborrable”, porque los maestros tenemos en nuestras manos la posibilidad de marcar la vida de pequeños y somos capaces de conseguir esa huella imborrable de los pequeños por su paso en la escuela. Y por último la A, que es el amor, el amor por nuestra labor docente, el amor por nuestra profesión, que es una de las profesiones más nobles, admirables y primordiales que existen. Tenemos en nuestras manos el futuro de la sociedad. Estas cinco letras de la palabra “magia” me recuerdan cada día cómo tengo que actuar. Así que, si os parece, empezamos con el turno de preguntas.
Antes no era fácil acceder a la información, y cuando conocías a un mago, si tú le pedías que te explicara algún juego de magia, era… Había como mucho secretismo y no te lo querían contar. Todo el esfuerzo que yo tuve para conseguir esos conocimientos lo agradezco mucho, porque cuando te esfuerzas por conseguir algo, lo valoras muchísimo más. Había también unos libros que eran… Unos libros que venían cada quince días al quiosco. Entonces yo estaba esperando cada quince días esos libros. Se llamaban ‘Los jóvenes castores’, y en esos libros, de vez en cuando, había un juego de magia. Era cada quince días, y yo tenía que esperar cada quince días ahí, cultivando mi paciencia, para después tener suerte de que hubiera un juego de magia.
Cada vez que podía yo conseguir algún libro de magia, lo estudiaba, lo leía muchísimas veces, lo estudiaba minuciosamente, y eso, ahora mismo, en la sociedad que vivimos de tantísima información, estamos como intoxicados de información. Tenemos muchísimo acceso a la información. Podemos conseguir lo que sea ahora mismo… Los pequeños lo pueden conseguir todo rápido, ya, y yo creo que eso no es tan beneficioso para aprender, porque lo aprendes muy rápido, pero lo aprendes de una forma muy superficial. Así que mi consejo es que si os gusta algo, si os interesa algo, centraos en eso y no os intoxiquéis con tantísima información. Id a por lo que queréis aprender.
Y me acuerdo en un colegio, llegué, y en el recreo había tres pequeñajos que estaban por ahí, en el recreo, en el “hall” del colegio. Les dije: “Oye, esperad un momentito. ¿Queréis ver algo increíble?”. Dijeron: “Sí, sí, sí”. Digo: “Colocaos aquí y mirad lo que va a suceder”. Entonces yo hago una magia, que es que me pongo a flotar como un palmo por encima del suelo, con los dos pies así, y después caigo. Empecé a flotar. Caí. Me miraron, se miraron entre sí, se fueron corriendo, derrapando en los pasillos, en las esquinas, gritando: “¡El maestro vuela, el maestro vuela!”. Se fueron al recreo. Todo el recreo vino corriendo. “¿Qué pasa?”. “El maestro vuela”. “A ver, enséñamelo, enséñamelo”. “¿Haces magia? ¿Haces magia?”. Y ya me pusieron el “maestro mago”.
Yo me pregunté en ese momento: “¿Podría la magia funcionar? ¿O podría la magia ayudar a otros docentes a que sus clases fueran más divertidas? ¿Y ya no solo más divertidas, sino ayudar a repasar conceptos, a explicar ciertos contenidos? ¿Se podría o no?”. Pues durante quince años estuve investigando, adaptando juegos de magia, probándolos en todas las etapas educativas, porque yo he estado en Infantil, en Primaria, en Secundaria, incluso algunas veces en adulto, algunas sesiones en la universidad, y me di cuenta de que sí, de que realmente se podía hacer, y qué mejor que explicar ahora un juego, ¿queréis? ¿Queréis ver un juego de magia?
¿Beneficios? Pues tendríamos aquí para estar un buen rato. Pero mira, uno de ellos es que desarrolla su creatividad, y esa creatividad la van a necesitar cuando sean mayores en cualquier momento de su vida y para cualquier profesión que necesiten. Les va a desarrollar el pensamiento lateral. De hecho, yo muchas veces llego a clase con un juego de magia o con un aparato diferente. Por ejemplo, una bola del mundo que esté flotando o un aparatito que está en una botella que empieza a subir y bajar. Y entonces les pregunto que si ellos saben o se pueden explicar cómo funcionan, y ellos me lo tienen que escribir y explicarme al detalle cómo creen que funciona. La magia les va a desarrollar la psicomotricidad, les va a trabajar la psicomotricidad tanto fina como gruesa y los diferentes juegos que ellos hagan y que también se tengan que fabricar. Va a desarrollar su pensamiento lógico-matemático. Sabéis que las matemáticas les cuesta muchas veces un poquito de trabajo, pero con los juegos de magia se va a presentar las matemáticas de una forma diferente, de una forma atractiva. También les va a ayudar a la expresión oral, les ayuda a desinhibirse y a aumentar su autoestima. Cuando mis alumnos presentan juegos de magia educativa a sus compañeros o a sus padres, sus familias, ellos están aprendiendo a relacionarse. Están aprendiendo a desinhibirse, y además eso les da seguridad. Esa seguridad se va a traducir en un aumento de la autoestima y en una mayor confianza en sí mismos.
La magia educativa nos va a permitir explicar ciertos contenidos que de otra forma es más difícil hacer. Por ejemplo, en clase de Ciencias estamos explicando la ósmosis celular. Entonces, yo tengo un juego. Coloco un vaso con un globo, pongo dos monedas, ellos eligen una y la moneda que elijan atraviesa el globo, no lo rompe y cae el vaso. Es una forma muy visual de explicar cómo funciona la ósmosis celular. También con la magia educativa podemos rodear nuestras explicaciones de algo extraordinario. Sabéis que cuando los niños ven una explicación que sea diferente a la normal, sus neuronas se van a activar de una forma diferente y van a aprenderlo de una forma diferente. Por eso la magia yo también lo utilizo para llegar a emocionarles. De esa forma, no la van a olvidar. Lo que aprenden con magia les va a costar más trabajo olvidar. También la magia nos va a ayudar a trabajar una de estas funciones ejecutivas tan importante, que es la memoria de trabajo. De hecho, tengo preparado un juego donde os voy a demostrar que, gracias a la magia, podemos tener una memoria increíble. ¿Quién quiere ayudarme a hacer esta magia? Por ejemplo, tú. ¿Cómo te llamas?
Bueno, pues esta magia, si queréis, también… ¿La queréis aprender o no?
Entonces, cuando ellos están haciendo magia, están desarrollando sus habilidades comunicativas, y pasan cosas tan increíbles como esta. Yo, desde… Yo nací en Cádiz, y en el año 94 me fui a vivir a Sevilla y a estudiar a Sevilla. Desde el año 95, voy a hacer magia al hospital, al hospital infantil. Y la cosa tan increíble que sucede es que ellos se enteraron hace un año y medio que yo hacía magia a niños en el hospital, y me pidieron si ellos podían ir a hacer magia al hospital, y la verdad es que es una experiencia increíble. Van al hospital, les hacen magia a niños, hablan ahí de corazón a corazón, y una frase que me encanta que dicen que es que: “Maestro, con la magia tu felicidad se contagia”.
Aparte de eso, yo creo que también es necesario que vosotros aprendáis a comunicaros, a trabajar la calma, la compasión, a trabajar la convivencia. Vivimos en sociedad, y hay muchas palabras que son mágicas y que no se usan tanto como deberíamos. Por ejemplo, una palabra mágica es “por favor”. El “gracias”. El “perdón”. Y para hacer un poquito de magia con el “perdón”, voy a necesitar la ayuda de dos personas que quieran ayudarme.
Hola.
Ahí. Rota. ¿Vale? Podéis soltar. Daos cuenta de que si no arreglamos esto, la amistad quedaría separada. Para unir esto, al igual que para unir relaciones, lo que podemos hacer es utilizar una palabra mágica. Agarra aquí, agarra bien fuerte. Y tú agarra aquí, agarra bien fuerte. Agarra fuerte. Y la palabra mágica es “perdón”. Pero no un “perdón” de “perdóname”. No, el “perdón” tiene que ser de corazón. Así que imaginaos que en una de vuestras peleas estáis ahí separados, pero ahora quiero que os miréis, que os miréis a los ojos y os pidáis perdón de verdad. De corazón. ¿Seréis capaces?
Yo estoy a favor de los reconocimientos, pero sí es cierto que creo que ese reconocimiento no es solamente para la persona, digamos, premiada. Yo creo que ese reconocimiento es para todos esos docentes que trabajan a diario desde el anonimato y están desviviéndose, se dejan la piel para dar una educación de calidad. Yo creo que a todos esos docentes también les beneficia. ¿Por qué? Porque se está hablando de educación en prensa, en radio, en televisión, noticias por internet… Eso nos beneficia, y, sobre todo, estamos consiguiendo, poco a poco, ese prestigio social que necesitamos los docentes y que nos merecemos. También es cierto que está bien el reconocimiento, pero, para mí, ¿te digo el mejor premio? Mira, el mejor premio es que acabe un curso y que un padre se acerque a mí y me diga: “Xuxo, con Víctor has conseguido algo increíble. Algunas veces se levantaba malo y me decía: ‘Papá, dame un paracetamol, que es que tengo que ir al colegio’”, o que después de diez años vengan antiguos alumnos a explicarte que están estudiando en la universidad, te dan un abrazo… Eso. O que en Navidades, por ejemplo, las Navidades pasadas, unas alumnas me dijeran: “Maestro, no queremos irnos de vacaciones porque es que son muchos días sin venir al cole”. Eso para mí es un auténtico premio.
Después, la magia pasó por varias etapas, fue evolucionando hasta lo que tenemos ahora, que está considerada como un arte escénico. El padre de la magia moderna… Al padre de la magia moderna se le considera Robert Houdin, que era un relojero francés que fue él quien puso de moda la magia en los teatros, el que los magos fueran con frac a actuar… Y fue un gran mago y también hacía autómatas, hacía inventos y hacía muñequitos que se iban moviendo… Después de ese mago, hubo un mago también que era muy conocido que era Harry Houdini, que tomó su nombre de Robert Houdin. Le puso la “i” a Houdin y se llama Harry Houdini. Y ese mago fue reconocido mundialmente por las hazañas que hacía. Hacía escapismo, se escapaba de unas cárceles, lo tiraban al río y se escapaba del río encadenado… Después, la magia fue evolucionando, y fijaos que cada vez que hay una evolución en la magia, hay como magos que marcan esa evolución.
Después hubo un mago que gracias a ellos se puso de moda el hacer magia en televisión. Se llamaba Doug Henning, que además era todo lo contrario a Robert Houdin. Él no iba de frac, sino que iba con ropa así muy “hippy”, con los pelos largos, con bigote… Ahora podemos ver… Ahora tú puedes ver magia en YouTube y la ves así. Nosotros antes teníamos que tener suerte que algún sábado, algún domingo, hubiera un especial de magia en televisión. Y yo recuerdo, seguro que vuestros papis también, yo recuerdo un especial, los especiales de magia de un mago que se llamaba David Copperfield que hacía unas cosas increíbles. Hacía desaparecer la Estatua de la Libertad, o un avión, le echaba una tela por encima y desaparecía, o desaparecía el Orient Express. Era una magia como muy a lo grande.
David Copperfield es uno de mis referentes, un mago que admiro. Yo le he visto muchas veces en directo, y hace dos años tuve la suerte de conocerlo en persona y después compartir en una fiesta privada una conversación con él. Y le dije que lo que había conseguido en el último “show” me hizo llorar tres veces de emoción porque hace una magia tan bonita, tan encaminada a tocarte el corazón… Y me preguntaba: “Oye, ¿y en qué sitios te has emocionado? ¿En qué momento del espectáculo te ha gustado tanto y por qué has llorado?”. Y la verdad que fue fantástico conocerle en persona. Y después, mi gran referente, que es mi maestro, mi amigo, que es Juan Tamariz. Juan Tamariz es una leyenda viva. Es un genio. Y los aportes que ha hecho al mundo de la magia, tanto teóricos como aportaciones a la psicología, a juegos de magia que ha creado, todas esas aportaciones tienen un valor incalculable. Recuerdo también que una vez en televisión vi un… Él estaba presentando uno de sus… Tiene muchísimos libros, y uno de sus libros lo presentó, yo lo vi, se llamaba ‘Secretos de magia potagia’, y ese fue mi primer libro, que me acuerdo que al día siguiente de ver la entrevista que le hicieron, fui corriendo a la librería, me lo compré, estuve tres días en casa leyendo… Mis amigos me llamaban: “Oye, ¿tú no sales?”. “No, no, que estoy leyendo, estoy aprendiendo magia”.
Quién me iba a decir que años después él se iba a convertir en mi maestro, iba a aprender todas esas cosas que él enseña, y además, que él iba a escribir el prólogo de mi libro. Así que afortunado soy.
Bueno, estamos llegando ya casi al final. Y estoy tremendamente agradecido de que hayáis pasado esta mañana aquí conmigo, que hayáis compartido este ratito. Espero que hayáis comprendido, que hayáis visto que la magia educativa va más allá de hacer simplemente juegos de magia. En definitiva, es una magia para que nuestras clases estén más vivas. Quiero terminar, y quiero terminar contándoos un cuento que es muy especial para mí, porque es el cuento que les leí a mi primera clase de 6.º el día de su graduación.
Cuenta la historia que había un sabio griego que era muy famoso porque tenía las respuestas para todas las preguntas que le hacían. Siempre acertaba y no fallaba nunca. Un día, un adolescente dijo: “Ya sé cómo voy a engañar al sabio. Voy a poner un pajarito en mi mano, vivo. Me voy a acercar a él y le voy a preguntar: ‘Sabio, ¿el pájaro está vivo o muerto?’. Si me dice que está vivo, yo apretaré la mano y arrojaré el cuerpo muerto del pajarito en sus pies. Pero si me dice que está muerto, abriré la mano y el pajarito saldrá volando. A ver cómo se las apaña”. Así que, efectivamente, el joven fue y le dijo: “Sabio, ¿el pájaro que tengo en mis manos está vivo o está muerto?”. El sabio le miró a los ojos y le dijo: “Hijo mío, la respuesta está en tus manos”. Y yo os digo lo mismo.
Responsabilidad, porque todo lo que habéis hecho, todo lo que hacéis y todo lo que hagáis, ha estado, está y estará en vuestras manos. Y ahora sí os voy a decir adiós y os voy a pedir que abráis el telón y llenéis de magia la educación. Muchísimas gracias.