Dos maravillas cósmicas: agujeros negros y agujeros de gusano
Miguel Alcubierre
Dos maravillas cósmicas: agujeros negros y agujeros de gusano
Miguel Alcubierre
Doctor en Física
Creando oportunidades
Ciencia fascinante para personas curiosas
Miguel Alcubierre Doctor en Física
La ciencia nos ayuda a ser críticos y creativos
Miguel Alcubierre Doctor en Física
Miguel Alcubierre
“La ciencia también es cultura”, afirma Miguel Alcubierre. Para este físico teórico mexicano, especializado en el estudio de agujeros negros y ondas gravitacionales, el conocimiento científico es esencial para desarrollar el pensamiento crítico: “La ciencia puede ser tan creativa como el arte, porque nos incita a ser curiosos e imaginativos, pero también nos conduce a hacernos preguntas esenciales sobre el universo y la naturaleza”. Para él, el pensamiento científico es esencial para cuestionarse cualquier aspecto de la vida: “La ciencia no es solo una colección de datos e investigaciones, es una manera de pensar, una manera de enfrentarnos al mundo sin creernos cualquier cosa, siendo críticos y escépticos”, explica. Apasionado de la ciencia ficción, Alcubierre es mundialmente conocido por haber desarrollado un modelo matemático teórico que permitiría viajar más rápido que la luz (‘Métrica Alcubierre’) sin violar la ‘Teoría de la Relatividad General’ de Einstein. Una idea que se le ocurrió viendo la mítica serie de televisión ‘Star Trek’.
Doctor por la Universidad de Cardiff, en la actualidad Miguel Alcubierre es investigador en el Instituto de Ciencias Nucleares de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). También es un gran defensor de la educación científica, que considera esencial para “comprender cómo se comporta el universo, pero también para entender mejor la sociedad tecnológica en la que vivimos”, concluye.
Transcripción
De repente empecé a recibir correos muy extraños y gente que me quería entrevistar. Y además lo primero que me pasó, y esa es una anécdota que les quería contar, que es muy divertida: Estaba yo un día en mi doctorado, un par de meses después de que había salido este artículo publicado, entonces uno de mis compañeros del doctorado, un chico que se llama Garrett Johns, viene corriendo y me dice: «Oye, Miguel, Miguel». Me enseña un disco y me dice: «Es un disco de Mike Oldfield». Yo digo: «Mike Oldfield». Los jóvenes a lo mejor no lo conocen, pero la gente un poco más de mi edad sí habrá oído la música de Mike Oldfield, seguramente. Me enseña un disco de Mike Oldfield. Le digo: «Ah, pues qué bonito». Acababa de salir. Le digo: «Sí, sí, me gusta mucho Mike Oldfield, qué bonito disco». Me dice: «No, no seas tonto. Voltea el disco y lee la contraportada». Entonces volteo el disco y leo la contraportada y en la contraportada del disco hay un texto escrito por un autor de ciencia ficción que se llama Arthur C. Clark, porque Mike Oldfield había basado este disco, que se llama «Las canciones de la tierra lejana», se había inspirado en una novela de ciencia ficción de Arthur C. Clark. Entonces había un texto escrito por Arthur C. Clark hablando del disco y de la música, y entonces en el texto empezaba a decir: «Bueno, en mi novela de ciencia ficción yo asumí que era imposible viajar más rápido que la luz. Y entonces yo pensé en qué les pasaría a los humanos cuando tienen que viajar distancias muy grandes más lento que la luz, etcétera, etcétera». Y luego dice al final: «Pero bueno, por ahí hay un mexicano que dice que a lo mejor es posible viajar más rápido que la luz. Se llama Miguel Alcubierre». Entonces estaba mi nombre escrito por un texto de Arthur C. Clark en la contraportada de un disco de Mike Oldfield. Para mí eso fue una cosa absolutamente impresionante. O sea, yo nunca me hubiera esperado algo así. Y bueno, a partir de ahí, pues sí, me he hecho un poco famoso, más de lo que hubiera gustado. A lo mejor no me lo van a creer. Yo siempre he sido muy tímido, me he acostumbrado un poco a hablar en público, pero los que me conocen en persona saben que si estoy en una reunión social soy el que no habla y el que no se le acerca a nadie porque me da miedo. Entonces bueno, dada ya nada más esa pequeña presentación, pues, si quieren, quisiera yo que ustedes me hicieran algunas preguntas de cosas que les interesen sobre física, sobre astronomía, sobre relatividad general. Entonces, adelante.
No creernos cualquier cosa, pero sí aceptar algo cuando hay evidencia y no aceptarlo cuando no hay evidencia. Esa es la base del razonamiento científico y eso es útil en muchas áreas de la vida. Eso es muy útil para que no nos engañen, desde alguien que nos quiere hacer un fraude, hasta que no nos engañe un político, o sea, el no creer cosas sin evidencia y, por otro lado, cuando hay evidencia fuerte, sí aceptarlas. También hay una diferencia importante ahí luego entre la gente que piensa que ser escéptico es ser negacionista, no es lo mismo. Ser escéptico es no creer algo si no hay evidencia. Ser negacionista es no creer algo aunque haya evidencia. Son cosas diferentes. Pero creo que eso es bien importante. Enseñarle a los jóvenes ciencia desde muy chiquitos. No quiere decir que todos vayan a ser físicos o químicos, no, pero que todos tengan una idea de cómo funciona este razonamiento del pensamiento científico, cómo funciona el mundo moderno. Para mí es fundamental y es lo que nos va a ayudar a enfrentarnos a retos en el futuro.
Cuando la estrella es muy masiva, la gravedad es tan intensa que no hay ninguna otra fuerza en la naturaleza que la pueda detener y entonces la estrella se comprime, se comprime, se comprime, se comprime hasta que llega a un solo punto y la gravedad alrededor de este punto se vuelve tan intensa que ni siquiera puede escapar la luz. Entonces, cuando tienes una gravedad tan intensa que no puede escapar ni siquiera la luz, le llamamos a este objeto un agujero negro. ¿Por qué agujero negro? Pues negro por razones obvias, no puede escapar la luz, entonces no se ve, y agujero, porque como la luz es la cosa que puede viajar más rápido en el universo, nada puede viajar más rápido que la luz, entonces, si la luz no puede escapar, nada puede escapar. Entonces es un agujero en el sentido de que, si tú pudieras caer ahí, nunca puedes volver a salir. Es imposible salir porque ni siquiera la luz puede salir. El agujero negro tiene una frontera. Hay una frontera a la que llamamos el horizonte, que es la superficie, digamos, de no retorno. Mientras te quedes afuera de esta región, si tienes un cohete suficientemente poderoso, puedes escapar, pero si penetras en esta región, ya no importa qué tan poderoso sea tu cohete, es imposible escapar. Y no solo no puedes escapar, vas al centro. En el centro, la gravedad se vuelve infinita y esa gravedad infinita destruye cualquier cosa que llegue ahí. Entonces, eso es un agujero negro. Es este objeto que surge al final de la vida de estrellas muy masivas, que tiene una gravedad tan intensa que no puede escapar ni siquiera la luz, y donde toda la materia básicamente se concentra en un solo punto, y el tamaño del agujero negro nos referimos realmente a esta región de no retorno, a este horizonte. Los agujeros negros, hasta donde sabemos, existen. Seguramente hay muchos millones y millones de agujeros negros en nuestra galaxia, porque debe haber muchas de estas estrellas que ya murieron y ya se convirtieron en agujeros negros. Podemos detectar directamente la influencia de agujeros negros y tenemos evidencia muy fuerte de que existen agujeros negros en muchos sitios, por ejemplo, en el centro de prácticamente todas las galaxias que hemos podido estudiar en algún detalle hay agujeros negros gigantescos que tienen masas de millones o a veces miles de millones de veces la masa del Sol, y esto está en el centro de casi todas las galaxias grandes.
En la nuestra también, en el centro de nuestra galaxia hay un agujero negro que tiene como cuatro millones de veces la masa del Sol, le llamamos Sagitario A*, porque los astrónomos para los nombres son un poco… ponen nombres muy técnicos. Se llama Sagitario A* porque está en la constelación de Sagitario, que es el centro de nuestra galaxia, y A* quiere decir que es la fuente de rayos X más intensa en esa región. Entonces ahí está y es un agujero negro muy grandote que tiene cuatro millones de veces la masa del Sol. Entonces, los agujeros negros existen. Un agujero de gusano es otra cosa. Un agujero de gusano es una especie de atajo, un túnel en el espacio que te lleva de un lugar a otro. Han salido en muchas películas, por ejemplo, «Interstellar», pero en muchas otras, y los ponen como si fueran portales. Tú entras aquí y sales a millones de kilómetros de distancia en otro lugar. Eso sería un agujero de gusano. Es una región del espacio en donde entras por un lado y hay un atajo y sales en otro. Te lo podrías imaginar un poco si te imaginas una hoja de papel y en esa hoja de papel le pones un asa abajo. Entonces tú puedes irte por arriba o puedes entrar al asa y salir del otro lado. Si tú doblas el papel, entonces el asa puede ser muy corta, de manera que, si tú entras por aquí, la distancia a través de esa asa, de ese túnel es cortita, mientras que si vas por fuera es muy larga. Entonces esa es una representación de un agujero de gusano. Los agujeros de gusano en la teoría están permitidos, teóricamente, están permitidos, de hecho, la primera solución teórica de la relatividad general que tiene un agujero de gusano la descubrió el mismo Einstein con un colaborador suyo que se llamaba Nathan Rosen, la descubrieron en 1936 y por eso también a los agujeros de gusano a veces les dicen túneles de Einstein-Rosen, que creo que en la película «Interstellar» lo mencionan. Agujero de gusano es el nombre popular y túnel de Einstein-Rosen es el nombre técnico, porque ellos fueron los primeros que los descubrieron, pero esto es teórico.
O sea, la teoría en principio permite que existan. Nunca hemos visto un agujero de gusano en la naturaleza. No sabemos cómo se podrían formar. Entonces, todavía hoy en día son simplemente conceptos puramente teóricos, digamos, hipotéticos, que a lo mejor no existen. Aunque la teoría los permita, no necesariamente van a existir en la naturaleza. Entonces, en ese sentido son diferentes. En la película aparecen las dos cosas, porque en «Interstellar» utilizan un agujero de gusano que se encuentran por ahí, nunca explican muy bien de dónde salió, y lo utilizan para viajar muy lejos a otra galaxia y salen en la vecindad de un agujero negro muy grandote. Entonces ahí aparecen ambos conceptos y de hecho era la idea de este Kip Thorne, este científico, este premio nobel, mostrar estos dos conceptos en la película. Son conceptos separados. La gente luego los confunde y piensan que un agujero negro es un agujero de gusano y no, la gente dice: «Ah, me caigo en un agujero negro y salgo en otra galaxia». No, ese sería un agujero de gusano. Si te caes en un agujero negro, te mueres. Acabas en el centro despedazado. Entonces, sí son cosas diferentes. Te digo, una es teórica, los agujeros de gusano son teóricos, a lo mejor no existen. Nunca hemos visto uno. Los agujeros negros sí existen. No vemos al agujero negro, eso es importante aclararlo, porque luego la gente dice: «¿Cómo ves un agujero negro si es negro?» Buenísima pregunta. No lo ves. La respuesta es: «No lo ves». Pero lo que pasa es que los agujeros negros normalmente no están solos. Por ejemplo, los que están en el centro de las galaxias, está el agujero negro en el centro de la galaxia y hay mucho gas alrededor del agujero negro que está cayendo al agujero negro, pero no cae, el gas no cae. Forma un disco y poco a poco se lo va tragando el agujero negro. Y mientras se lo traga, ese disco de gas que está girando se calienta mucho, porque hay mucha fricción en el gasto, se calienta a temperaturas de a lo mejor millones de grados y eso emite mucha radiación, emite rayos X. Vemos los rayos X, vemos la radiación que sale del gas que está girando alrededor del agujero negro. No vemos el agujero negro, pero sí este gas. Y con este movimiento de este gas, deducimos que en medio hay un agujero negro. Entonces, no los vemos, pero la evidencia que existen es fuertísima. Los agujeros de gusano es posible que no existan.
Y Hawking no hizo eso. Hawking siguió trabajando hasta el final de su vida, siguió publicando artículos científicos. Es difícil pensar cómo lo hacía, porque no podía escribir, no podía hablar. Le habían dado una computadora con la que podía manejar con un dedo, básicamente un pequeño cursor, y entonces escribir una frase que a nosotros nos toma decir unos cuantos segundos, a él le tomaba minutos escribir la misma frase, entonces era muy difícil, pero, aun así, claramente trabajaba en su cabeza e hizo contribuciones muy importantes a la física. Sí me gusta luego aclarar, pues la gente luego piensa que Hawking era un segundo Einstein, no. Hawking era un gran científico, sin duda. Yo no lo veo como un nuevo Einstein, pero sí lo veo como una persona del nivel de muchos otros científicos, pero del nivel de los diez mejores físicos vivos al mismo tiempo que Hawking, y ha habido muchos otros que la gente no conoce, pero el hecho de que tuviera esa enfermedad lo hace particularmente importante. Y sus contribuciones no dejan de ser importantes. Tuvo contribuciones bien importantes. Por ejemplo, una cosa que se llama la radiación de Hawking fue una gran contribución. Él se dio cuenta de que los agujeros negros, pese a lo que les acabo de decir hace un rato, no son tan negros. Los agujeros negros sí emiten un poco de radiación. Y esto se debe a una cosa que tiene que ver con la física cuántica. La mecánica cuántica. Y el que descubrió este fenómeno fue Hawking. También trabajó mucho en cosmología. En el origen del universo y su estudio sobre sobre el Big Bang, sobre la Gran Explosión y su contribución es muy importante ahí. Pero a mí lo que más me llama la atención de él es, desde luego, esta enorme valentía que mostró al seguir trabajando hasta el final de su vida, pese a estar confinado a esta silla de ruedas con esta enfermedad gravísima. Yo eso es algo que encuentro muy admirable en Hawking. Y además también, la otra cosa que no había mencionado, también le gustaba la divulgación científica. Entonces Hawking escribió varios libros de divulgación científica para llevar al público en general estos conceptos muy sofisticados del espacio, el tiempo, de los agujeros negros, de la Gran Explosión, etcétera. Entonces, por todos esos motivos, yo creo que Hawking es, sin duda, uno de los científicos más importantes que hemos tenido en las últimas décadas y, desde luego, quizá el más valiente.
Y esta teoría parecía que violaba la relatividad, porque en esta teoría electromagnética aparece una velocidad muy particular, una velocidad absoluta, que es la velocidad de la luz. Las ondas electromagnéticas viajan a la velocidad de la luz, que son 300.000 kilómetros por segundo más o menos. Pero esta velocidad de la luz resultaba ser absoluta, no era relativa a nada. Esto parece que contradecía el principio de relatividad de Galileo. Esta velocidad era la misma para todo el mundo, sin importar cómo se moviera. Y pasaba una cosa muy curiosa: la velocidad de la luz es la misma sin importar cómo te muevas, y eso es algo completamente sorprendente. A lo mejor a ustedes no les dice nada, pero piénsenlo un poquito, esto no lo hacen las pelotas. Si yo pienso en una pelota, una pelota de béisbol, por ejemplo, y alguien la lanza muy rápido, digamos que la puede lanzar a 100 kilómetros por hora. La lanzan aquí, yo mido, 100 kilómetros por hora. Ahora imagínense que esta misma persona con esta misma pelota va en un avión y se sube, está en la cola del avión y lanza la pelota hacia el frente. Vista desde alguien sentado en las sillas del avión, va a 100 kilómetros por hora la pelota, pero si alguien mide la velocidad de la pelota estando en el piso, en el suelo, esa pelota no va a 100 kilómetros por hora, va mucho más rápido, porque hay que sumarle la velocidad del avión. Entonces las velocidades se suman. La velocidad de la luz no se comporta así. La velocidad de la luz ni se suma, ni se resta, ni nada. No importa quién la mide, siempre es la misma. Si yo voy en una nave espacial al 99% de la velocidad de la luz y disparo un rayo láser hacia el frente, dentro de la nave espacial ese rayo láser va a la velocidad de la luz y alguien en tierra que ve pasar la nave espacial también ve que el rayo láser va a la velocidad de la luz. No se le suma la velocidad de la de la nave espacial. Y esto es una cosa muy complicada de entender al principio, porque el hecho de que las velocidades deberían sumarse es algo que se puede demostrar, se puede demostrar, digamos, matemáticamente, a partir de las leyes de Newton y a partir de suponer que el espacio y el tiempo se comportan como decía Newton que se comportaban y como decía Newton que se comportaban es como estamos acostumbrados en la vida diaria: el espacio es absoluto, el tiempo fluye igual para todos.
Entonces, si esto no ocurre, si la velocidad de la luz es absoluta y no cambia dependiendo de quien la mida, entonces lo que entendemos por espacio-tiempo estaba mal. Entonces, esto se dio cuenta Einstein. Einstein dijo: «Si el principio de relatividad de Galileo es correcto, pero, por otro lado, la velocidad de la luz es una constante universal y es absoluta, entonces están mal nuestros conceptos de espacio-tiempo. Entonces, ese es el origen de la teoría de la relatividad, el tratar de unificar estas dos cosas: el principio de relatividad de Galileo, el movimiento es relativo, con el hecho de que hay una velocidad que sí es absoluta, que es la velocidad de la luz. Al principio parecen contradictorios y la genialidad de Einstein fue darse cuenta de que no son contradictorios, que existe una solución matemática que permite reconciliar estas dos cosas, pero que el precio a pagar es que el tiempo y el espacio no se comportan como estamos acostumbrados. El ritmo al que fluye el tiempo depende de cómo te muevas. La longitud de los objetos depende de cómo se muevan. Un objeto que se mueve respecto a mí se encoge. Por ejemplo, la simultaneidad de los objetos ahora resulta que es relativa. La simultaneidad de los eventos. Si yo pienso en dos cosas que ocurren exactamente al mismo tiempo en diferentes lugares del espacio, digo que son simultáneas. Por ejemplo, si alguien enciende un foco por allá y un foco por allá y se encienden exactamente al mismo tiempo digo: «Eso fue simultáneo». Pero alguien que se mueve respecto a mí resulta que no lo ve simultáneo, dice: «No, primero se encendió aquel foco y luego el otro». Y alguien que se mueve en otra dirección lo ve al revés. Y aquí todos tienen razón. La simultaneidad resulta ser relativa. Entonces la teoría de la relatividad es esto, es esta teoría que trata de unificar o que unifica el principio de relatividad de Galileo con el hecho de que la velocidad de la luz es absoluta y el precio a pagar es cambiar nuestros conceptos de espacio-tiempo. En su momento fue una teoría enormemente revolucionaria, porque eso de cambiar qué quiere decir el espacio y qué quiere decir el tiempo la gente no lo entendía, pero nos obligan las leyes de la naturaleza, nos obligan los resultados empíricos. Digamos, es el origen de la teoría de la relatividad.
El nombre quizá no es muy bueno. Einstein no la llamaba teoría de la relatividad, de hecho, Einstein la llamaba «teoría de los absolutos», que parece que es completamente al revés, la llamaba «teoría de los absolutos» porque justamente era la teoría que estaba basada en que la velocidad de la luz era absoluta. Pero el nombre relatividad se quedó por el principio de relatividad de Galileo. Pero digamos esos son los orígenes y la teoría de la relatividad hoy en día está absolutamente comprobada. La comprobamos todos los días en miles y miles de experimentos científicos que se hacen a diario. Entonces no tenemos ninguna duda. Sí al principio es un poquito complicada de entender, pero uno se acostumbra y al final se da cuenta, al revés, que es una teoría muy elegante que explica muchísimos fenómenos que podemos ver en la naturaleza y que, hasta ahora, no ha fallado nunca en ningún experimento científico. Y además de ahí surgen otras ideas, porque lo que le estoy comentando ahorita es lo que llamamos la relatividad especial, que simplemente tiene que ver con qué pasa cuando los objetos se mueven muy rápido y luego de ahí surge la relatividad general, que es esta teoría de la gravitación, de la que les comentaba hace un rato, que es una que generaliza esta idea a espacios que ahora pueden ser curvos, entonces tiene una enorme riqueza conceptual, nos puede llevar mucho más lejos. Entonces eso es un poco la idea. No sé si les queda más o menos clara. Sé que es complicado entenderla, a mí me toma seis meses explicársela a alumnos del tercer año de la carrera de Física, pero en su esencia es eso, es reconciliar el hecho de que el movimiento es relativo con el hecho de que la velocidad de la luz es absoluta y es una constante fundamental de la naturaleza.
Durante mucho tiempo incluso hubo la duda de si existían o no, porque no se entendía bien la teoría. Durante 40 años, los físicos se peleaban sobre si las ondas gravitacionales eran reales o no, porque la teoría es muy complicada de entender. Nos tomó décadas realmente entender la teoría de Einstein al mismo Einstein. O sea, esto a veces pasa en la ciencia, ¿no? Einstein postula una teoría que ni él mismo entiende todas sus consecuencias. Entonces esto tomó décadas. Pero eventualmente la gente se convenció de que deberían existir. Pero son muy difíciles de medir. Y la razón por la que son muy difíciles de medir es que la gravedad, aunque parezca paradójico, de todas las fuerzas que conocemos los físicos en la naturaleza, que básicamente son cuatro, o sea, los físicos explicamos todo lo que vemos con cuatro fuerzas: la fuerza electromagnética, la fuerza gravitacional y dos fuerzas que tienen que ver con los núcleos atómicos, que, por falta de imaginación, las llamamos la fuerza débil y la fuerza fuerte. Y ya. La fuerza fuerte es la que mantiene los núcleos atómicos juntos y la fuerza débil es la que explica la radiactividad. Pero son cuatro. Y con esas cuatro explicamos todo el universo. Y de esas cuatro, la más débil de todas, por muchísimo, es la gravedad. Suena paradójico, porque vivimos en un mundo donde estamos dominados por la gravedad. Si me caigo de un tercer piso, me mato. Y es culpa de la gravedad. Mientras que las fuerzas eléctricas y magnéticas en la vida diaria no nos importan. Pero se puede hacer el experimento. Tú puedes ir a tu casa. Seguramente todos tienen pegados en el refrigerador algún imán. Agarren el imán y acerquen un clip en la mesa. Lo acercan y ¿qué pasa? El imancito se lleva el clip. Entonces ahí están demostrando que ese imancito del refrigerador es más poderoso que todo el planeta Tierra, porque toda la gravedad del planeta Tierra quiere mantener el clip en la mesa y el imancito se lo llevó. Entonces ese imancito es más fuerte que toda la gravedad del planeta Tierra. La fuerza de gravedad es muy débil. La notamos porque abajo tenemos un planetota, si no, no la notaríamos. Pero hay un planetota abajo.
Entonces, se nota, pero es muy débil y, como es muy débil, las ondas gravitacionales son también muy débiles y son muy difíciles de detectar. Por ejemplo, si uno se imagina una onda gravitacional que viene de un cataclismo allá afuera, un cataclismo astrofísico, chocan dos estrellas, chocan dos agujeros negros en una galaxia cercana y ahí viene la onda gravitacional y llega a la Tierra. Y uno pone, por ejemplo, un círculo de partículas… Las ondas gravitacionales lo que hacen es, si tengo partículas flotando, las acercan y las alejan, las ponen a oscilar, porque es como gravedad, las acercan y las alejan. Entonces tengo un círculo de partículas. Lo deforma, lo achata en una dirección, lo estira en la otra y luego al revés. El círculo se hace así. Pero ese es un efecto muy exagerado. Si tengo este cataclismo astrofísico que viene, la onda llega a la Tierra. Tengo un círculo de partículas de un metro de diámetro y pasa esta onda gravitacional. Lo deforma la millonésima parte del tamaño del núcleo del átomo de hidrógeno. Si se imaginan el átomo de hidrógeno, un átomo es una cosita microscópica, pero imagínense que el átomo de hidrógeno tiene el tamaño de un estadio de fútbol. Si ese es el átomo de hidrógeno, el núcleo del átomo tiene el tamaño de un alfiler en la cabeza de un alfiler en el centro de la cancha. Y esta onda gravitacional que pasa por aquí hace este círculo oscilar la millonésima parte del tamaño de la cabeza de ese alfiler. Midan eso. Muy difícil medirlo. De hecho, Einstein mismo pensó que nadie nunca lo iba a poder medir, porque le parecía ridículo que alguien pudiera medir algo tan chiquito. Y por eso nos costó tanto trabajo. Pero el hecho es que se midió. En la década de los 90 se empezaron a construir detectores de ondas gravitacionales, que son una especie de observatorios astronómicos, pero muy distintos al que están acostumbrados. Uno piensa en un observatorio astronómico con un espejote, ¿no? Esto no. Estos son unos tubos gigantescos que tienen como cuatro kilómetros de longitud, como de metro y medio de diámetro al vacío.
Dispara rayos láser que rebotan en espejos y la idea es pasa la onda gravitacional y mueve estos espejos muy poquitito. Mueve uno y mueve el otro. Y con estos rayos láser puedo detectar si se movieron estos espejos qué tanto se movieron. La tecnología es muy complicada. Pero eventualmente estas máquinas se construyeron a fines de la década de los noventas, principios de los 2000, y en el año 2015, por primera vez en la historia, detectaron ondas gravitacionales que provenían del choque de dos agujeros negros en una galaxia, ahora sí, que muy, muy lejana, como dicen en «Star Wars». Chocaron en una galaxia muy lejana dos agujeros negros, esa señal viajó por el universo, pasó por la Tierra, estos detectores la pudieron medir y se hizo esto en 2015 por primera vez. Y esto fue motivo del Premio Nobel 2017. Y, a partir de ese entonces, a la fecha ya se han detectado de este tipo de eventos de ondas gravitacionales cerca de 200 y ahora se están detectando al ritmo de uno o dos a la semana, que es muy impresionante. Yo sigo impactado de que puedan hacer esto. Y ¿qué nos permiten entender? Nos permiten entender la naturaleza de estos sistemas. Por ejemplo, las ondas gravitacionales sabemos que se producen cuando chocan dos agujeros negros, por ejemplo, producen ondas gravitacionales. Cuando chocan dos estrellas, producen ondas gravitacionales. Y entonces, medir estas ondas gravitacionales nos permite entender las propiedades de estos objetos, poder estudiar las propiedades de los agujeros negros, las propiedades de estas estrellas. Esto es una manera diferente de observar el universo. Hasta hoy en día el universo lo observamos con luz, luz infrarroja, luz visible, rayos X, rayos gamma, ondas de radio, radioastronomía. Todo eso es luz. Son diferentes tipos de luz. Las ondas gravitacionales no son luz, son otra cosa. Entonces podemos detectar ahora ondas gravitacionales. Es observar el universo de una manera diferente. Entonces el Premio Nobel fue por el descubrimiento, por algo que Einstein predijo en 1917 y que se pudo detectar en el año 2015, casi 100 años después. Entonces, eso lo hace muy importante. Pero además ahora nos abren una nueva ventana al universo, una nueva manera de ver, de observar lo que está pasando allá afuera que seguramente nos permitirá aprender cosas muy nuevas y muy diferentes. Entonces esas son las ondas gravitacionales.
Y hay los que hablan de colonizar el universo, colonizar la galaxia y eso es lo que se llaman «óperas espaciales». Estas civilizaciones que han podido colonizar otras estrellas. Entonces yo me seguí con eso. Por ejemplo, leí toda la serie de «Dune» de Frank Herbert. Me gustan mucho los autores británicos. Por ejemplo, hay uno que me gusta mucho, se llama Peter Hamilton, un autor muy reciente, otro que ya falleció, que era, yo creo que mi autor favorito de ciencia ficción se llamaba Iain Banks. También es un autor británico que trae una serie de libros que se llama «La cultura», que son muy bonitos. Pero también en televisión muy recientemente hay una serie de ciencia ficción que me gustó muchísimo. Yo creo que es lo mejor que he visto de ciencia ficción en televisión, probablemente en toda mi vida. En inglés, no sé cómo está traducido al español, en inglés se llama «The Expanse» y está basada también en una serie de libros, pero a nivel de televisión es fantástica. También son historias de viajes en el espacio, pero estos no se van a otras estrellas en toda la galaxia, como en «Star Trek», estos simplemente se mueven en nuestro sistema solar y es lo que llamamos ciencia ficción dura, muy basada en los conceptos científicos que realmente entendemos. O sea, dice, ¿qué podría pasar en los próximos 300 años? ¿Qué podríamos hacer para llegar a la Luna, los planetas del sistema solar sin violar ninguna ley de la física que conocemos hoy en día y simplemente extrapolando la tecnología que podemos creer que podríamos tener en 300 años sin inventar nada raro? O sea, seguimos usando cohetes, pero son cohetes un poco más sofisticados, etcétera. Y entonces esta serie de ciencia ficción narra un poco esto que estaría pasando en donde la especie humana ya se ha movido por todo el sistema solar y hay gente viviendo en Marte y hay gente viviendo en los asteroides. Es muy bonita porque hay todo un problema político, entonces me encanta. Están la gente de Marte peleándose con los terrícolas y peleándose con la gente que vive en los asteroides. Pero todos son personas, personas que todas salieron de la Tierra, pero ahora viven allá. Entonces todo un conflicto. Entonces eso es lo que me gusta. Entonces, pues no sé si esas son recomendaciones que te puedan interesar, pero ese es el tipo de ciencia ficción que me gusta.
Si yo dibujo estrellitas ahí y alguien la jala de lejos, las estrellitas se alejan unas de otras, pero siguen donde las pinté. No se movieron del punto en el que las pinté en la cama elástica, pero se alejan porque la cama se está estirando. Es lo mismo que ocurre en la expansión del universo. El espacio se estira. Esta idea es una idea muy vieja. Es una idea que tiene 100 años. Pero lo que a mí se me ocurrió fue: bueno, si el espacio se puede estirar y la teoría permite que se estire el espacio, ¿por qué en lugar de estirar todo el universo no pensamos en estirar una región pequeña del espacio? ¿Podríamos, por ejemplo, pensar en que se estira o se expande el espacio detrás de esta silla? Entonces eso me aleja de lo que me queda atrás. Y al mismo tiempo yo podría pensar una cosa opuesta, se comprime el espacio que me queda enfrente y eso me acerca a lo que queda enfrente. Entonces, lo bonito de esta idea es que no hay ningún límite a la velocidad a la que se puede estirar el espacio. Por ejemplo, cuando uno le cuenta a la gente esto que se conoce como la ley de Hubble, que dice que las galaxias se alejan de nosotros y, mientras más lejos estén, más rápido se alejan de nosotros. Una pregunta muy natural que hace mucha gente que lo piensa un poquito es decir: «Oye, ¿y es posible tener una galaxia que esté suficientemente lejos como para que se aleje de nosotros más rápido que la luz?» La respuesta es sí. A esa distancia la llamamos el horizonte cosmológico, los físicos. Entonces la siguiente pregunta es: «Pero ¿eso no viola la relatividad?» La respuesta es no. No viola la relatividad, es una consecuencia de la relatividad. Es una predicción de la teoría de Einstein. Entonces el espacio se puede estirar más rápido que la luz y esto no viola nada. Entonces esto fue la idea que se me ocurrió, hacer una expansión del espacio detrás, digamos, de una nave espacial, una contracción en frente. Esto se puede hacer más rápido que la luz. Y este es el modelo que yo propuse ya en 1994 y es el modelo al que la gente le ha puesto mi nombre. Yo nunca lo llamo por mi nombre. Yo lo llamo simplemente una burbuja «warp», porque uso la palabra en inglés, porque los artículos se escriben en inglés, una burbuja de distorsión espacial. Y esta idea es, hasta el momento, simplemente es una propuesta teórica. Es puramente teórica. No hay ninguna aplicación práctica, nadie ha construido ninguna nave que pueda hacer esto, ni tendríamos idea de cómo hacerlo hoy en día. Probablemente no se pueda, pero por lo menos, a nivel teórico, lo que yo hice fue mostrar que la teoría no lo prohíbe del todo. Que en la práctica pueda resultar muy complicado, que a lo mejor nos tome siglos o que a lo mejor nunca lo logremos es otra cosa. Pero a nivel teórico parece que funciona. Y esa fue la idea que yo propuse.
Entonces dice: «Ya sé qué voy a hacer». Y entonces sale desnudo, corriendo por toda la ciudad de Siracusa gritando: «¡Eureka, eureka!», que en griego antiguo quiere decir: «Lo encontré, lo encontré», porque se le ocurrió la idea. Y la idea era simplemente: voy a meterla, voy a tener una cosa llena de agua hasta el tope, meto la corona, veo cuánta agua se derrama y eso me da el volumen de la corona si mido el volumen del agua. Y es muy fácil. Pongo el agua en cualquier recipiente, sé cuánto es el volumen, luego la peso y comparo eso con un peso similar de oro con el volumen de oro y ya sé. Y resulta que sí, al rey le habían visto la cara y entonces creo que mandó a ejecutar al orfebre porque le había robado el oro. Pero es una historia que me parece muy bonita y muy elegante. Digamos historias más recientes, por ejemplo, divertidas. Una que a mí me encanta. No sé si han tenido la oportunidad de leer las historias, las anécdotas de Feynman, de Richard Feynman. Richard Feynman fue un físico muy famoso de la segunda mitad del siglo XX, también premio nobel en su momento, que desarrolló una buena parte de lo que hoy entendemos por la teoría cuántica moderna, pero también era un tipo muy divertido y le encantaba hacer bromas. Hay un libro que se llama… justamente es una autobiografía, y se llama en inglés «Surely You’re Joking, Mr. Feynman», que es «Seguramente está usted bromeando, señor Feynman», porque siempre estaba bromeando. Trabajó en el Proyecto Manhattan, el proyecto Manhattan para desarrollar la bomba atómica, era de los científicos más jóvenes ahí, porque debió haber tenido menos de 30 años en ese momento, pero trabajó ahí. Y resulta que, en algunas cosas, en su juventud, había estudiado cómo se construían las cajas fuertes y sabía abrirlas. Y entonces en el Proyecto Manhattan le daba por abrir cajas fuertes del ejército en el proyecto más secreto de la Segunda Guerra Mundial. Abría las cajas fuertes y les ponía notitas adentro diciendo: «Ya abrí la caja». Y nadie sabía quién era. Entonces estaban los militares desesperados porque alguien estaba abriendo todas sus cajas fuertes y poniéndoles bromas adentro.
Y pensaban que era un espionaje terrible. Y no, era Richard Feynman muerto de risa porque sabía abrir cajas fuertes y fue después un premio nobel de física. Esas son anécdotas chistosas. Una anécdota más interesante que digamos me tocó a mí tiene que ver con estas cosas que le gustaba hacer a Stephen Hawking y en este caso no era necesariamente Stephen Hawking, pero Stephen Hawking era conocido por hacer apuestas. No se lo comenté hace rato, pero hacía apuestas con otros científicos de: a ver, este descubrimiento científico o esta idea va a estar bien o va a estar mal y hacía apuestas. Hubo una apuesta que no hizo él, pero que me tocó de cerca. Fue una apuesta que hizo Kip Thorne, este otro premio nobel de física, el de la película «Interstellar», Premio Nobel de Física 2017. Durante la década de los ochentas y noventas no se habían detectado las ondas gravitacionales y era difícil detectarlas. Y para detectarlas teníamos que poder predecir cómo iba a ser la señal de ondas gravitacionales de algún sistema físico, porque las ondas gravitacionales son muy débiles y como son muy débiles y los experimentos, los detectores estos son muy ruidosos… O sea, finalmente lo que queremos es detectar que pasa la onda y se mueven estos espejitos muy poquito, pero los espejos se mueven si alguien estornuda y se mueven, si pasa un coche, se mueven mucho más. Entonces digamos que la señal de ondas gravitacionales va a estar sumergida en mucho ruido. Ruido que viene de que los espejos se mueven por muchos otros motivos y tengo que extraer la señal de ondas gravitacionales. Y para extraer las señales gravitacionales, más vale que yo sepa qué es lo que busco extraer. Y entonces había una carrera entre los que estaban construyendo los detectores de ondas gravitacionales y las personas que estábamos, y ahí sí me incluyo yo, porque en eso hice mi doctorado, estábamos tratando de predecir las ondas gravitacionales que vendrían de dos agujeros negros que chocan. Cuando chocan dos agujeros negros, ¿qué onda gravitacional producen antes de que la midan? Entonces había una carrera y entonces hizo una apuesta también por ahí el año 2000. Entonces te digo, me parece bonito porque los físicos a veces nos divertimos, ¿no?
Entonces hago una apuesta entre Kip Thorne, que era el que estaba construyendo los detectores y los líderes de los grupos que estaban tratando de predecir la señal de ondas gravitacionales haciendo simulaciones en computadora. Yo no era líder de los grupos, estoy hablando del año 2000. En el año 2000 yo había apenas terminado mi primer postdoc, que entonces era un postdoc por ahí que muy joven, que no conocía mucho la gente, pero yo estaba trabajando en uno de estos grupos. Entonces hizo una apuesta a ver quién ganaba y Kip Thorne dijo: «Les apuesto…». No dinero, siempre apostaban cosas raras. De hecho, cuando estaba con Stephen Hawking, alguna vez apostaron una suscripción a la revista «Penthouse». Bueno, pero en este caso, creo que apostaron unas botellas de vino o no sé qué. Y Kip Thorne decía: «Yo les apuesto que nosotros vamos a detectar ondas gravitacionales mucho antes de que ustedes puedan predecir la señal de las ondas gravitacionales que viene del choque de dos agujeros negros». Esa fue la apuesta en el año 2000. Me da mucho gusto decir que Kip Thorne perdió la apuesta. Nosotros pudimos predecir la señal del choque dos agujeros negros en el año 2005 y la primera detección de ondas gravitacionales fue en el año 2015. Le ganamos por diez años. Pero en el año 2000 no era claro. Entonces lo comento porque este tipo de cosas son divertidas. Los físicos nos divertimos en estas cosas y aunque estamos haciendo un trabajo muy serio, pues competimos a ver quién lo saca primero y es una competencia en general cordial, no odias al que está compitiendo contigo, pero sí le quieres ganar. Seguramente hay muchas otras anécdotas que uno podría contar si uno se pone a pensar con más tiempo y con más calma.
Originalmente llamamos la materia faltante. Cuando estudiamos la estructura y la dinámica de una galaxia, resulta que la dinámica nos dice que hay más materia de la que podemos contar y ver en estrellas y en gas. Al principio le decían materia faltante porque decían: «Bueno, seguramente es que hay más gas por ahí, frío y polvo y piedras y rocas que no hemos medido bien». Y entonces le decían materia faltante. Pero ahora se fue complicando y ya para los setentas quedaba claro que la materia faltante era mucho más complicada que eso, que no era que no estuviéramos contando bien y que nos estuviera faltando gas, que era algo mucho más fundamental y que esta materia que falta, que hoy en día le llamamos materia oscura, tenía que ser un tipo de materia distinta, oscura en el sentido que no puede tener, no puede emitir ningún tipo de luz, no puede tener interacción con la luz de ningún tipo. Por eso la llamamos oscura. Y no puede ser ninguna de las partículas que conocemos hoy en día en los laboratorios del modelo estándar de partículas. No puede ser nada de eso, porque cualquier cosa de esas echaría a perder otras observaciones. Entonces, esta materia oscura, sea lo que sea, no está hecha de átomos, está hecha de otra cosa. No sabemos qué es. Produce gravedad y controla la estructura a gran escala de las galaxias y las estructuras de los cúmulos de galaxias. Y hay más de eso que de la materia normal. O sea, creemos que hay como cinco veces más de materia oscura que de materia ordinaria de la que estamos hechos nosotros. ¿Qué es la materia oscura? Nadie sabe. Es un problema abierto al día de hoy y la cosa ya estaba mal, pero en los noventas empeoró, porque en los noventas la gente se puso a estudiar la expansión del universo con mucho detalle. Sabemos que el universo se expande, como les comentaba hace rato, desde la década de los 20, desde hace como 100 años. Y había una pregunta bien interesante. La gente se estaba preguntando: «Bueno, si el universo se expande, pero el universo está lleno de materia, hay galaxias y cúmulos de galaxias y demás, y la materia tiene gravedad, entonces esta gravedad jala y quiere atraer a las galaxias y entonces esta gravedad debe ir frenando la expansión, poco a poco la debe ir frenando un poquito, porque la gravedad jala».
Y eso era lo que estaban tratando de medir. Pero estaba muy difícil, porque para medir eso necesitas poder estudiar galaxias que están muy lejos con mucho detalle. Simplemente no teníamos los telescopios para ver eso con ese detalle. Esos telescopios se construyeron en los noventas del siglo pasado. Ya teníamos los telescopios y la tecnología para medir ya galaxias suficientemente lejanas, que nos pudieran permitir medir cómo se iba frenando la expansión. Y, cuando lo pudieron medir, salió al revés. Salió que la expansión del universo no se está frenando, se está acelerando. Cosa horrorosa. De hecho, es tan horroroso, como nadie lo podía explicar, que el primer grupo que hizo esta detección cuenta la leyenda que habían detectado esto y se asustaron tanto que guardaron sus datos en un cajón y volvieron a empezar de cero, a volver a medir todo, porque «seguro que lo hicimos mal» y no, les volvió a salir lo mismo. La expansión se está acelerando y esta cosa que produce esta aceleración de la expansión es alguna cosa que tiene algún tipo de antigravedad que no sabemos qué es y que, lo que hacemos los físicos, somos un poco tramposos, cuando no entendemos algo, le ponemos un nombre. Entonces no entendemos qué es esto, vamos a llamarlo energía oscura. Entonces, ahora está la energía oscura. ¿Qué es la energía oscura? Quién sabe, pero ya tiene nombre. Entonces esos son los enormes misterios que ocurren en un área que me toca a mí más de cerca, que es el estudio de la cosmología, de la relatividad general. Y hay dos grandes misterios que tienen nombres muy parecidos: la materia oscura y la energía oscura, pero son cosas diferentes y no sabemos qué es ni uno ni lo otro. Y el problema es que de la materia oscura y la energía oscura sí sabemos, y eso es bien bonito, que entre ambas forman… el 96% de toda la energía del universo está en forma de materia oscura o de energía oscura, y solo el 4% restante está en forma de átomos como nosotros o los planetas o las estrellas, 4%. Lo que es bien bonito y lo que me gusta es que hemos cuantificado nuestra ignorancia con alta precisión. Ignoramos el 96% de lo que existe en el universo y ¿qué es? No sabemos. Ese es un problema abierto muy fuerte en la astrofísica moderna, en la cosmología moderna y, te digo, a lo mejor mañana alguien descubre una nueva partícula en un acelerador de partículas y dice: «Ah, esta es la materia oscura», pero a lo mejor nos tardamos otros 100 años, no sabemos. Entonces esos son los dos grandes misterios que a mí me pegan más de cerca. El otro, que es muy teórico de cómo se hace unificar la gravedad con la cuántica, es importantísimo. Yo de ahí no sé gran cosa y no me meto. Pero bueno, ese es, digamos, el Santo Grial, diríamos, de la física moderna.
Pero fuera de eso, si no te imaginas qué te vas a preguntar, si no te imaginas cuál es la respuesta posible, si no te imaginas una explicación, pues la ciencia no avanza, porque no hay nadie diciéndote cuál es la explicación desde afuera. Entonces creo que en eso son muy parecidas. Y eso quizá explique por qué si tú te fijas en muchísimos científicos, sobre todo científicos muy conocidos, tienen algo de artistas o les gusta alguna cosa de arte, hay muchos científicos que son músicos, por ejemplo. Desde Einstein, que es el ejemplo típico, que Einstein tocaba el violín, pero muchísimos científicos que yo conozco son pianistas, son violinistas, son flautistas, sobre todo la música. Por alguna razón atrae más a los científicos la música que otras artes. Quizás porque la música es un arte muy abstracto también. En ese sentido se parece más a la ciencia. Pero hay una enorme sensitividad ahí. Yo creo que son dos de las actividades humanas más creativas: la ciencia y el arte. Y en ese sentido creo que también hay que recordar por qué es importante la ciencia. La gente piensa que la ciencia solo es importante por la tecnología. Y sí, la tecnología desde luego es una cosa importante que puede salir de entender la naturaleza. Si entiendo la naturaleza, puedo desarrollar la tecnología que puede permitirnos tener una mejor vida, puede permitirnos curar enfermedades, puede facilitarnos la vida de muchas maneras. No es la única razón por la que hacemos ciencia. Hacemos ciencia también por esta necesidad humana de entender. Los humanos yo creo que nos diferenciamos de los otros animales por esta creatividad que tenemos, queremos crear arte e inventar cosas, pero también queremos entender, somos curiosos, y esta necesidad de entender, esta curiosidad que tienen todos los niños. Cuando esa curiosidad te lleva de adulto, pues te lleva a tratar de entender qué está pasando allá afuera. Y eso es ciencia. Eso es lo que hacemos los científicos, entender la naturaleza. Para mí, por ejemplo, siempre ha sido bien curioso darnos cuenta, y eso es una cosa con la que yo siempre me peleo un poco, lo que la gente llama cultura, cuando la gente dice: «Ah, esta es una persona muy culta porque sabe qué escribió Cervantes», pero ¿se sabe las leyes de Newton, se sabe las leyes de Mendel de la genética?
Y lo más probable es que no, pero no te dicen inculto si no te sabes las leyes de Newton. Sí te dicen inculto si no sabes qué escribió Cervantes. Yo creo que es un error. Yo creo que una parte de la cultura es también entender por lo menos algunos de los principios fundamentales de la ciencia, porque es una de las actividades humanas más importantes y más creativas. La ciencia también es cultura, no nada más los libros son cultura. La ciencia también es cultura y todo junto es lo que nos hace humanos, ¿no? El entender por un lado y el crear por otro. Y van juntos, van de la mano. Entonces para mí son cosas muy cercanas, ¿no? Yo, de hecho, alguna vez quise ser escritor y bueno, acabé siendo científico, pero escribo mucho siendo científico. Entonces creo que son actividades muy cercanas. Y bueno, yo quisiera también con eso ya cerrar el día de hoy recordándonos a todos que la ciencia es muy importante en la vida diaria, es muy importante en nuestras actividades, vivimos en un mundo rodeado de ciencia, rodeado de tecnología. Es importante entender qué está pasando ahí, pero también insistir: no solo lo hacemos por eso. Lo hacemos por la necesidad, las ganas de entender en qué lugar del universo estamos, cómo funciona el universo, cuál es nuestro lugar en el universo, cómo es que llegamos aquí, adónde podemos ir. Y eso también es lo que nos estamos preguntando todo el tiempo los científicos. Y eso es por lo que queremos hacer ciencia. Y también, desde luego, si entendemos la naturaleza, podemos aplicar ese conocimiento para curar enfermedades y para hacer muchas otras cosas que pueden hacer nuestra vida y nuestra civilización mucho mejores. Algunos jóvenes aquí, si ustedes tienen, los jóvenes, interés de estudiar ciencia, estudien ciencia. Necesitamos más científicos en este mundo. Necesitamos más científicos. Hay problemas que resolver. No le tengan miedo a la ciencia. Entonces adelante. Bueno, con eso yo quisiera terminar. Les agradezco muchísimo su presencia el día de hoy. Todas las preguntas me parecieron muy interesantes. Muchas gracias a todos.