Richard Gerver. Claro. Tenemos que ser muy cuidadosos y profesionales y no aceptar el último método que está de moda. Creo que hay peligro de que la tecnología acabe repercutiendo negativamente. Sé que a veces me han citado, incluso me han llegado a citar mal. No me malinterpretéis, me encanta la tecnología, creo que es maravillosa, y me gusta ver cómo los niños usan la tecnología y me encanta trabajar con los niños para que, sobre todo, me enseñen ellos a mí cómo usar la tecnología. La tecnología es maravillosa, es un catalizador excelente, ha cambiado el mundo y seguirá cambiándolo junto con nuestra forma de vivir para siempre. Pero la tecnología en sí misma no es el futuro de la educación. No por tener tabletas, conexión inalámbrica y pizarras interactivas en una clase estás cambiando la educación, porque la educación propiamente dicha se centra en el desarrollo del ser humano. Tenemos que tener cuidado con esta nueva idea. Así que los profesores que más me inspiran son aquellos que intentan probar cosas nuevas, los profesores que tienen conversaciones originales y naturales entre ellos, profesores que colaboran entre ellos para romper las barreras y probar cosas nuevas. Pero más que nada son aquellos que hacen que los niños estén vivos en clase, no tienen por qué ser dicharacheras, sino clases que hagan que los niños se sientan vivos. Clases en las que el aprendizaje es interactivo y son los niños quienes lo dirigen, preguntan y proponen retos al profesor y a ellos mismos, aquellas ricas en experiencias y que te llegan al alma. El amor parece ser uno de los protagonistas, me enamoré de una mujer y cambió mi vida, me enamoré de un colegio y cambió otra vez. Me convertí en director por accidente, no buscaba trabajo de director en ese momento. Ese colegio tenía una reputación tan mala que nadie más quería trabajar allí. Las cosas tenían que cambiar, era un colegio en crisis, y estaba en crisis, no porque los resultados fueran malos y el comportamiento era malo, sino porque a nadie le gustaba el colegio. A los profesores no les gustaba, a los padres tampoco y a los estudiantes tampoco. Así que lo que pensaba la gente cada día era: «ojalá sobreviva un día más, la semana, el trimestre, ojalá llegue a las vacaciones». Lo más importante para mí, más que nada, era cómo recuperar la pasión. Me habían hablado fatal de los profesores, pero yo no creo que lo fueran, creo que les faltaba pasión, eran buenos profesionales, ninguno había querido ser profesor para hacer un mal trabajo, tampoco por arruinar la vida de los alumnos. Lo que sabemos acerca de la gran mayoría de personas que se quieren dedicar a la docencia es que quieren cambiar las cosas. La parte más importante del proceso era hacer una pregunta crítica que actualmente hago a padres, profesores y directores, estén donde estén e impartan lo que impartan: ¿Qué tipo de personas quieres que sean tus alumnos cuando acaben el colegio? Pero en la ardua tarea de transmitir una información, a veces olvidamos lo verdaderamente importante, y lo importante de verdad es que nos dedicamos al desarrollo de seres humanos. Tienes que ser claro, ¿qué tipo de personas quieres que sean tus alumnos? ¿Cómo quieres que sean en cuando a la confianza en sí mismos, su habilidad de hablar con la gente, de resolver problemas, de trabajar en equipo? Estas son el tipo de conductas que se vuelven muy importantes, y, desde mi punto de vista, siempre tienen que ser el punto inicial de la conversación, porque si alcanzas esa claridad, cada profesor del colegio, sin importar la asignatura que imparta ni el nivel, puede empezar a construir ese edificio hacia un mismo objetivo. Hay dos formas de enseñar, pude que más, pero claras hay dos. Una es hacer que los niños se sienten, te escuchen, los fuerces a memorizarlo y los examines, y lo más interesante de ese estilo de enseñanza es que en cuanto los niños salen del colegio, se han olvidado de todo porque no les importaba absolutamente mala. Yo creo que las matemáticas, la lengua, la literatura, las ciencias, la geografía y la historia, todas son tremendamente importantes. Nunca he discutido que los niños deberían aprender a leer y escribir, y a entender su herencia cultural y la historia, nunca he dudado eso, pero lo que digo es que tienes que hacer que cuente. Queréis que los niños lleguen por la tarde de clase y se pongan en el ordenador e investiguen más cosas acerca de lo que han aprendido en clase, porque ha podido conectar las habilidades cruciales, la información crucial, el conocimiento crucial con una parte de ellos para la que significa algo. Para mí esa es la manera correcta de enseñar. ¿Cómo creábamos un colegio en el que los chicos hicieran cola todos los días porque lo que aprenden en clase realmente les interesa? Esa idea de contexto se vuelve increíblemente fuerte. El tercer factor es la riqueza de las experiencias. Una de las cosas que siempre me ha fascinado es lo buenos que son los niños pequeños para aprender. Cuando piensas en la complejidad de lo que ha aprendido tu hijo en sus primeros cuatro años de vida, es realmente extraordinario. Han aprendido a hablar, sin ir ni a una sola clase, a andar, sin ir a clase, le ven el sentido al mundo que les rodea, entienden tu voz, tu cara, tu lenguaje corporal, y lo más importante, es que los niños saben utilizar su cara y su lenguaje corporal para conseguir lo que quieren. Son aprendices muy complejos, según vamos creciendo, el aprendizaje se hace más lento, porque pasa de ser prácticamente práctico a ser demasiado bidimensional, como suele pasar en las clases, los niños se sientan y escuchan durante horas y nos preguntamos por qué se hace más lento. El tercer reto para nosotros en Grange, era ver cómo cogíamos el poderoso entorno de aprendizaje y si podíamos hacer que ese entorno de aprendizaje se diera alrededor de nuestros alumnos. Porque si podemos hacer esas tres cosas, crearemos una escuela de estudiantes dinámicos, donde nuestros hijos aprenderán las habilidades que realmente necesiten, pero de forma que les interesen y que tengan más significado para ellos, y crearemos un colegio mucho más feliz, eso es lo que hicimos y cómo lo hicimos.