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Tiburones: los guardianes de los océanos

Rafael Fernández

Tiburones: los guardianes de los océanos

Rafael Fernández

Fotógrafo submarino


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Rafael Fernández

Carece de branquias pero es un animal acuático. El fotógrafo submarino Rafael Fernández creció en una gran ciudad, lejos del mar, pero sus juguetes infantiles eran gafas, tubo y aletas. De la mano de su padre —también fotógrafo submarino— comenzó a bucear a los 7 años y a los 16 hizo su primera inmersión con una cámara de fotos. “Eso cambió mi manera de ver el fondo marino”, reconoce. El joven Fernández asegura pasar más tiempo bajo el agua que en tierra firme y ha buceado los mares de todo el mundo impulsado por la curiosidad y la sed de aventura. “Un 90 % del océano está sin explorar, se conoce menos que el espacio exterior, y todas esas historias están allí. Es bien bonito buscarlas e intentar captarlas”, reconoce el submarinista.

Por encima del ánimo trotamundos está su propósito de preservar la salud del medio ambiente: estudió ingeniería y se especializó en energías renovables en la Universidad Rey Juan Carlos. Pero pronto llegaron los reconocimientos por sus imágenes subacuáticas, siendo el fotógrafo más joven en ganar el Campeonato del Mundo y de Europa, o el Underwater Photographer of the Year, en 2022.

Rafael Fernández es storyteller de National Geographic y dedica hoy todos sus esfuerzos en concienciar sobre la necesidad de proteger el verdadero pulmón del planeta: los océanos. Para justificar su amor por enseñarnos lo que sucede bajo el agua recurre a las palabras de Jacques Cousteau: “Solo amamos y protegemos aquello que conocemos”.


Transcripción

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Rafael Fernández. Muy buenas. Es un placer estar aquí, así que gracias por venir a escuchar mis aventuras y mis locuras submarinas. Yo me dedico a la fotografía submarina y, básicamente, soy un apasionado del mar, aunque yo más bien diría que narro historias. Y en eso consiste mi trabajo, en buscar historias increíbles que lleguen un poco al corazón de la gente y en dar a conocer todas esas maravillas del océano que no se conocen prácticamente nada. Como sabéis, el océano está en peligro. Entonces, es importante enseñar todas esas cosas increíbles que tiene. Yo nací aquí, en Madrid, lejos del mar, en el 94, pero tuve la suerte de que mis padres eran aventureros. Mi padre es fotógrafo submarino desde hace 30 años. Entonces, nací, ya desde que era pequeño, en el seno de una familia a la que le encantaba el mar, a la que le gustaba toda esa aventura, y siempre he estado en contacto con las cámaras y con los animales del océano. Como cualquier madrileño al que se le daban bien los estudios y con dos padres que, a pesar de ser aventureros, eran ingenieros, era como: «No, no, tienes que ser ingeniero porque es lo único con lo que te vas a poder ganar la vida bien y tener un futuro seguro». Entonces, estudié Ingeniería de la Energía, un doble grado. Me especialicé en renovables, porque sabía que quería ayudar al océano y un poco a la naturaleza.

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Pero, gracias a los campeonatos y a que mi padre me había enseñado a participar bien en campeonatos de foto submarina, en 2016 tuve la suerte de ganar el campeonato de Europa. En 2017, justo después de terminar la carrera, fui al campeonato del mundo y lo gané. Entonces, me empezaron a salir un montón de trabajos como fotógrafo submarino y dije: «Bueno, voy a estar un año más, voy a retrasar la ingeniería, que, quieras que no, va a ser más divertido esto, pero volveré como ingeniero». Y al año me di cuenta de que, realmente, mi pasión y mi sueño era estar de fotógrafo submarino y contando todas estas historias. No fue tampoco fácil, porque vivir de esto no es algo sencillo. Y yo siempre digo que tampoco fui una historia muy motivadora, porque tampoco tuve el valor de hacer un cambio drástico, sino que, básicamente, estaba haciendo eso que me gustaba y ya poco a poco tenía cada vez más trabajo, pero sí que vi claramente que mi vida era justamente esa y que, aunque la ingeniería fuera muy bonita para mí, mi pasión era el mar.

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También sentía un poco el compromiso de dar a conocer todas esas historias que os estoy comentando, porque una vez que ves durante todos esos años, desde pequeño, tanto lo increíble que tiene el mar como también la otra cara más triste de la que hoy también os hablaré, te sientes con el compromiso de enseñar no solamente lo bonito, sino de ayudar un poco e intentar proteger, no solamente algo que amas, sino algo de lo que dependemos. Y, si al final nos lo cargamos, nuestro futuro está destinado a la catástrofe. El año pasado, tuve la suerte de ser nombrado fotógrafo submarino del año. También estoy como «storyteller» en «National Geographic» España. Entonces, todo esto también me ha ayudado a cada vez poder dedicar más tiempo y más esfuerzo a estar hoy aquí y a poder hablaros de todas estas locuras, que muchas de ellas lo son, y también de cosas bonitas. Así que, nada, si tenéis cualquier pregunta, encantado de responderos.

03:44
Diego.  Hola, Rafael, soy Diego. A mí me gustaría que nos contases cómo es eso de ser fotógrafo submarino y en qué consiste tu trabajo.

03:51
Rafael Fernández. Muchas veces esa pregunta no la sé ni responder yo, porque es algo curioso. También los tiempos van cambiando la forma de comunicar. Al final, me considero un narrador de historias. Como sabéis, la comunicación hoy en día cada vez está más orientada a las redes sociales y va siendo diferente. Yo, básicamente, creo que lo que más tiempo me lleva dentro de mi trabajo, que tal vez sea para mí también lo más bonito, es cómo encontrar esas historias y cómo sacarlas y fotografiarlas o grabarlas debajo del agua, que no es fácil. Desde luego es diferente a como lo haríamos en tierra y tiene diversas peculiaridades. A cada destino del mundo al que voy, lo que hago es estudiar un montón sobre la zona y los animales. Estoy siempre dando vueltas a la cabeza para intentar encontrar cosas que no se hayan contado antes o momentos que sean muy llamativos e increíbles.

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Entonces, depende de cada lugar. Y, luego, no solo eso, sino que cuando estoy en tierra, que no suelo estar, estoy siempre mojado, o sea, que estoy casi siempre en el agua, también estoy pensando en la siguiente aventura, o incluso en qué sitio del mundo puede haber algo único o brutal. Al final, el océano es un gran desconocido. Un 90 % está sin explorar, se conoce menos que el espacio exterior, y todas esas historias están allí. Entonces, es bien bonito buscarlas e intentar captarlas. A nivel práctico, como digo, hay veces que para hacer una imagen de un animal concreto tienes que llevar un equipo muy complejo o tener una logística de bucear con varias botellas, con mezclas de aire para poder ir a más profundidad o llegar a zonas a las que no es tan fácil llegar con un barco durante dos días de navegación, estar ahí cruzando el océano Pacífico. Y otras veces, también, simplemente con unas gafas, un tubo y unas aletas puedes tener el encuentro más espectacular con un animal, como puede ser una orca, o algo totalmente increíble.

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Esto es algo bueno porque yo siempre he pensado en el mar y en mi trabajo como algo en lo que tenías que ir más y más lejos, y luego te das cuenta de que realmente es accesible para todo el mundo. Y hay cosas brutales que, con muy poco, incluso con relativo poco esfuerzo, conociendo sobre las especies y la biología y demás, se pueden realmente ver y fotografiar. O sea que, al final, es una mezcla de conocimiento y adaptarlo a cada lugar para sacar ese provecho. Y, luego, saber qué comportamientos pueden tener esos animales para que, una vez que ya estás en la situación de contar esa historia, captar el momento que va a ser único, o algo que ocurra con esa especie que sea muy muy difícil de ver. También está muchas veces la paciencia, el tiempo y el esfuerzo que dedicas para sacar ese instante. Por ejemplo, en esta foto en la que salgo con un lobo marino, es graciosa la historia que hay detrás, porque, como digo, hay animales de todo tipo, y luego hay animales con los que es increíble pasar cada segundo y te pueden dar unos momentos con los que te puedes partir de la risa. Estos son como los perros del mar, los lobos marinos. Esta foto es en Baja California, en México.

Y es una lobera donde las crías van a jugar contigo como si fueran el perro pesado del vecino. Estás intentando hacer una foto y muchas veces no puedes ni hacerla porque se te echan encima, te muerden la mano, el regulador… No te hacen daño, por suerte, porque son como un perrito que viene ahí a juguetear, pero es algo inolvidable. Cuando estás con un animal salvaje que, por su propia voluntad, decide, no por comida ni nada, ir a verte y jugar, desde luego sientes que hay una conexión con la naturaleza y con el mar increíble que no te podrías imaginar en otras circunstancias. O sea, que es realmente único lo que te puede dar. Y no se te olvidan nunca las experiencias que puedes tener con esos animales.

Quote

“Tres cuartas partes del planeta son agua, más del 90 % está sin explorar y más del 90 % de las especies son desconocidas”

Rafael Fernández

08:02
Claudia. Hola, Rafael. Para los que no hemos hecho nunca submarinismo, ¿cómo describirías el fondo del mar? 

08:08
Rafael Fernández. Es una buena pregunta. Yo siempre la tengo en mente, porque, al final, cuando vuelvo aquí, a Madrid, y voy a ver a mis amigos del colegio o a mi abuela, siempre pienso cómo les voy a explicar a ellos lo que he visto que ha sido tan brutal, porque, por mucho que ellos ya hayan visto fotos mías, cada sitio es distinto y cada experiencia tiene una explicación distinta. Y no es fácil explicarlo porque es algo totalmente diferente. Si tuviera que decir una frase, tal vez, para definir cómo es el fondo del mar, diría que es como otro planeta. Y no es un cliché, sino que, realmente, a nivel práctico lo es.  Más del 90 % está sin explorar. Más del 90 % de las especies son desconocidas. Tres cuartas partes del planeta son agua. Vivimos en un planeta que podría llamarse perfectamente Océano en vez de Tierra. Se conoce menos que el espacio. Realmente, podemos estar hablando de otro mundo. Incluso me atrevería a decir que tal vez no sea como otro planeta, sino como otra galaxia, directamente, que tiene muchos planetas diferentes. Por mojarme un poquito con la pregunta, tal vez podría explicar algunos de estos planetas, entendiendo estos planetas como ecosistemas diferentes. Cada lugar del océano es totalmente distinto y tiene unas características que son como mundos diferentes. Por ejemplo, cuando vas a una zona tropical de coral, que tal vez sea lo que todos tengamos en mente cuando pensamos en el océano, lo que te encuentras es la típica escena de documental o de acuario, todo lleno de color, de peces, de animales preciosos…como un sueño. Algún tiburón… Eso es el planeta tropical, por así decirlo. Pero cuando te vas a aguas más frías o al océano Atlántico abierto, te encuentras un ecosistema totalmente distinto, que sería como otro planeta. Puedes estar rodeado de bosques de kelp, de algas gigantescas de decenas de metros, con una cantidad de vida, de biomasa, increíble. Ahí, el agua, en lugar de estar cristalina, suele ser muy verdosa.

10:15

Parece casi todo como tétrico, que estás ahí entre las algas viendo a ver qué te puede aparecer. Hay también mucha microfauna, muchos animales pequeños y supercuriosos, como camarones o gambas de todos los colores y tipos. Realmente, otro planeta, como digo. Luego, hay sitios en concreto que dentro de esta galaxia, que decimos, ya sí que son algo que ni siquiera yo creo que podemos conceptualizar. El año pasado tuve la suerte de estar en la Antártida y me acuerdo de que escuchaba testimonios de Calleja, del cámara de Calleja y de gente que había estado ahí, grandes científicos y exploradores españoles, que decían la frase: «La Antártida es otro planeta». Y ni siquiera pensé en esa frase porque dije: «Esto es un cliché que dice toda la gente: “Ya verás, otro planeta”». Como si te digo que aquí al lado hay otro planeta y tú dices: «¿Qué significa esto?». Pues, cuando llegas, enseguida lo ves tal cual. La forma de los icebergs, las texturas, los animales que hay, que son totalmente diferentes a lo que estamos acostumbrados a ver, pingüinos, seres superextraños… Realmente es, dentro de todos estos planetas, algo que hasta que no ves con tus propios ojos, por muchos documentales que hayas visto, no puedes casi ni imaginarte. Incluso en el Mediterráneo hay cosas únicas y realmente maravillosas.

11:40

Fijaos, el Mediterráneo es el mar con más endemismos del planeta, o sea, con animales propios del mar que no existen en otro sitio del mundo. O sea, te metes aquí y para una persona que haya buceado en los arrecifes más bonitos de Australia y del mundo, cuando se sumerge en el Mediterráneo, lo que se encuentra es algo totalmente distinto: unos colores diferentes, unos peces muy muy diferentes… Este mar estaba lleno de vida. Por desgracia, ha sido muy único, pero también ha tenido mucha presión de toda la historia de las civilizaciones que han pasado por aquí. Pero, para que os hagáis una idea, era el mar con más biodiversidad del planeta y el mayor criadero de tiburón blanco, tal vez, del mundo. O sea, que tenemos un tesoro aquí que estamos perdiendo y que todavía podemos cuidar. Hay otro ecosistema también que para mí tal vez sea de los más espectaculares, que es el del mar abierto, y eso sería parecido a un desierto o a la sabana. No tiene gran cosa. A primera vista todo es azul, calmo muchas veces, o puede ser un mar bravo, pero, de repente, aparecen cosas espectaculares, como pueden ser ballenas, mantas… Esta foto, por ejemplo, que veis aquí fue en México, en Baja California, y es una agregación de móbulas, que se llaman, de pequeñas mantas, como las entendemos, que se juntan en miles en la época, sobre todo, de primavera, para aparearse, y es un espectáculo único en la naturaleza. Las ves saltar y, cuando estás en el agua, ellas están ahí dando vueltas, y muchas veces no tienen final, son kilómetros y kilómetros de estos animales.

Imaginad lo que te puedes encontrar en este desierto. Como digo, momentos realmente preciosos. Son muchos ecosistemas diferentes. Sería difícil de describir. Yo os invito a intentar verlo con vuestros propios ojos. Al final, muchas cosas están a nuestro alcance con unas gafas y un tubo. Y en documentales y en imágenes se ven también un poco estas maravillas que, por mucho que se expliquen, son desconocidas hasta para mí, porque nos queda todavía una cantidad de kilómetros y kilómetros por explorar que es increíble. 

13:52
Iris.  Yo soy Iris. Te nombraron fotógrafo submarino del año 2022 gracias a una imagen que titulaste «Gigantes de la noche». Me preguntaba cómo fue capturar ese instante. 

14:04
Rafael Fernández.  Esa imagen para mí es de las más especiales de mi vida. La verdad es que fue un placer también recibir un reconocimiento por un momento tan único y difícil de darse. Fue en Maldivas, en enero. Una de las noches, el barco tenía luces atrás. Las suele tener porque esas luces atraen plancton. Se vio hace años con los pescadores que pescaban con luces que todo ese plancton hacía que a veces vinieran mantas o tiburones ballena a comer. Tampoco tienen mucha cantidad de plancton para comer, pero sí que les atrae. Bueno, es algo difícil de que se dé, y solamente ver en un viaje a un tiburón ballena te hace el viaje increíble. Incluso se puede convertir en el momento más increíble de tu vida. Yo, por suerte, he estado últimamente muchas semanas allí con este barco en concreto, que lo que hace es moverse por las islas. Vives en el barco, entonces, eso te permite ir a lugares un poco más remotos. Una de las noches estábamos en la popa del barco, el Blue Force, y vimos que venía un tiburón ballena. Entonces, llamó enseguida la tripulación a la gente, nos metimos al agua… y nos quedamos flipando. Imaginaos, es el pez más grande del mundo. Se cree que puede medir incluso hasta 16 metros, o se habla de 18 metros, toneladas… Los adultos suelen estar en torno a 10 o 12 metros. O sea, un gigante ahí, en mitad de la noche, quieto en la popa del barco, y tú ahí flotando con él, eso impresiona una barbaridad. Lo bonito es que llegó otro y se quedaron dos durante mucho tiempo. La gente se empezó a cansar y salió a cenar porque ya tenía frío. Y yo me quedé ahí. Y, para mi sorpresa, de repente, empezaron a llegar cada vez más y más tiburones. Hubo un momento en que, en toda esta vorágine, contamos en total 11 a la vez, 11 tiburones ballena. Esto es una locura. Incluso es algo que yo no había escuchado antes.

16:07

Para que os hagáis una idea de la dificultad, se dice que Jacques Cousteau, que es el mayor explorador de la historia del océano, durante su vida vio dos o tres tiburones ballena. Esta noche, yo estaba con 11. En la foto que veis ahí, hay cinco en la misma imagen. Tengo alguna toma en la que se ven incluso siete. Pero es algo por lo que me siento superafortunado. Y nivel de lo que se siente, creo que también es muy difícil de explicar lo que es estar con estos gigantes ahí rodeado. Es también algo de esperanza, porque es una especie que ha estado muy amenazada, pero que, como no se la pesca últimamente tanto, se ha ido recuperando. Y esto es algo bonito. Y, como digo, no solamente es una especie que impresione por su tamaño, sino que es una especie a la que, realmente, verla en el agua es una maravilla. A mucha gente le impresiona y puede decir: «Oh, es peligroso, el tiburón más grande del mundo». Pues no, tiene una garganta como una moneda de 2 euros o como una naranja y no puede comer nada más grande que eso. Va comiendo plancton, se mueve lento…Es como un animal medio tonto, el pobre, que va despacito. O sea, que peligro ninguno. Y luego, además, es gracioso. A mí me sorprendió una cosa. Me di cuenta hace poco, hablando con una persona ya mayor, de que no había visto nunca a este animal. Y es que coincide que el tiburón más grande del mundo, el pez más grande del mundo, es bonito de narices. O sea, podría ser gris o feo, y es que está hecho como si fuera un diseño de un diseñador de moda increíble.

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Que coincida que esté lleno de puntitos blancos es algo superbonito. Entonces, como digo, cada vez que lo ves, alucinas, y vivirlo así de noche es una pasada. Ahora, por ejemplo, hace tan solo dos o tres semanas, en Baja California, en México, en Baja California Sur, vinieron unos amigos míos de la universidad a verme que no tienen ninguna experiencia en el mar. Salimos con gafas, tubo y aletas, en bañador, prácticamente, a ver qué nos encontrábamos. Y nos avisaron de que había un tiburón ballena. Yo, por suerte, he visto muchos en muchos lugares y me encanta. Siempre me alucina verlos. Pero es verdad que, dentro del alucine, he visto tantos que me hacía más ilusión que mis amigos lo vieran que verlo yo. Cuando llegamos y ya vimos que estaba por la zona, nos echamos lejos para no asustarle y entramos al agua. Yo iba con mis amigos diciendo: «Por aquí, por aquí». Yo esperaba encontrarme al tiburón por abajo, verlo todos ahí, algo gigante, y disfrutarlo. Pero cuando llegamos el agua estaba cristalina y nos encontramos a una hembra gigantesca, de tal vez 13 metros, quieta totalmente en la superficie, como comiendo con la boca abierta. Bueno, yo creo que grité más que ninguno. Empecé ahí: «¡Ah!», porque es brutal. O sea, muchas veces, por mucho que lo hayas visto, cuando te los encuentras y estás tranquilo, o en una situación como esta, o te pilla un ejemplar grande… Es como un autobús, o sea, no hay nada igual. Es algo, como digo, que te deja sin palabras. Así que también fue bonito compartirlo con gente que no tenía esa experiencia. Y, como decía antes, eso también es lo bonito del mar: que hay cosas muy buenas a las que se puede llegar sin tampoco mucha dificultad ni ser un buzo experimentado. O sea, que esto es algo bastante guay.

19:29
José. Hola, Rafael. Ya que pasas mucho tiempo bajo el mar, quería preguntarte: ¿Cómo ha impactado el ser humano en el fondo marino?

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Rafael Fernández. La verdad es que la respuesta no es muy bonita, pero de manera, generalmente, muy negativa. Al final, hacemos una presión tremenda sobre los recursos del mar y sobre el océano, y cada vez más. Y, como ya sabemos todos, pues podemos hablar hoy de que el océano está en peligro. Antes parecía una cosa ajena a nosotros, o que lo mismo no se veía tan clara. Pero, por desgracia, yo que llevo años en el mar, pero tampoco soy muy mayor, en pocos años he visto cómo ecosistemas enteros han desaparecido prácticamente, y cambios muy dramáticos, como digo, en periodos muy cortos, incluso de un año para otro. Cosas que te dan ganas de llorar. Para que os hagáis una idea, ejemplos tengo miles y no son así muy bonitos. Pero, en España, de pequeño, yo me acuerdo de bucear en la zona de Granada, en Almuñécar, y ver peces luna todos los días.  Te metías y… Los peces luna son como unos animales así, muy raros, no sé si los conocéis, como redondos y gigantescos. Son increíbles y no se ven en muchos sitios del mundo. Y era bastante fácil verlos. Debido a la pesca de las almadrabas, que antes no se tenía esa conciencia, se sacaban muchas veces y se mataban. Entonces, la población cayó en picado y pasó a ser una especie amenazada que era muy difícil de ver. Con los tiburones, es dramático lo que hemos hecho con ellos. Es cada vez más frecuente verlos no solamente en lonjas donde se matan por decenas de miles, sino enredados en redes que son residuos o plásticos a la deriva que ni siquiera tienen una utilidad pesquera. Esta foto, por ejemplo, que veis fue en Maldivas. Fue una red de deriva que estaba en el mar como basura y que tenía cientos de peces y varios tiburones enganchados que se habían muerto y que no tenía ninguna utilidad. O sea, que es realmente triste que muchas veces nuestro impacto sea tan dramático y absurdo que hacemos cosas tan brutales y tristes, como pescar con dinamita, que es reventar un arrecife entero, como si reventáramos un bosque para sacar un 5 % de los animales que hay, de unos pocos ciervos.

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O hacer pesca de arrastre mal hecha, que sería como arrancar el bosque de raíz para llevarte unos pocos conejos. Es realmente escandaloso que hagamos esto o que saquemos estos animales, como los tiburones, que son esenciales para el ecosistema, para tan solo cortarles las aletas y exportarlas al mercado asiático para el consumo de sopa de aleta de tiburón. Y nosotros somos el segundo país del mundo que más tiburones pesca. O sea, que es algo totalmente desconocido y que hay que cambiar porque, si no, vamos por muy mal camino. Recuerdo estar en Maldivas con cinco años con mis padres haciendo esnórquel y ver colores por todos los sitios. A tres metros de profundidad, ver corales blandos rojos, rosas… Parecía eso un cuadro. Y llegar en 2017… En 2015 y 2016 hubo unas corrientes cálidas del Niño, que lo que hacen es calentar un par de grados más de lo normal la temperatura del mar, y  se cargaron prácticamente toda la estructura coralina con lo que se llama blanqueamiento de coral, que es una de las amenazas más grandes que tenemos hoy en día. Y, bueno, esto, para que os hagáis una idea, es como si un bosque se quema, se muere el coral, se muere el sustento base del ecosistema del arrecife y eso repercute en un montón de especies de peces que, al final, acaban desapareciendo y disminuyendo.

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Así en casi todos los sitios. Los tiburones, desde 1970, nos hemos cargado entre el 90 % y el 99 % de todas las especies ,más que de todas las especies, de la cantidad de tiburones que hay en el mundo. O sea, es algo dramático y son animales esenciales para el equilibrio del ecosistema. Sí que es verdad que, a pesar de este impacto negativo, también hay cierta esperanza y no todo es horrible. Incluso dentro de estos sitios y estos ejemplos que os he dicho, hay una parte de luz en cada uno de ellos. Respecto a los peces luna, yo he tenido la suerte de estar en la almadraba de Ceuta y he visto cómo a los pescadores, que realmente se preocupan por hacer las cosas bien, cada día les entran cientos de peces luna, que son gigantes, y ellos se preocupan por sacarlos de uno en uno a mano, que es una paliza para ellos, para que no muera ninguno. Entonces, sí que hay una alternativa y se demuestra que se pueden hacer las cosas bien. Y, de nuevo, se está recuperando esta especie. O en Maldivas, donde se prohibió la pesca de tiburón en 2010, y ahora es un paraíso para los tiburones y las mantas. El coral se ha ido recuperando y, para mí, ahora es uno de los destinos más increíbles del mundo. Y, sin embargo, en 2017 hubo un momento en que decías: «Uf, esto ya no es lo que era», y ahora, por otra parte, es hasta mejor. O sea, que no tiene por qué ser un drama. El impacto suele ser negativo, pero podemos hacer las cosas bien y hay un montón de alternativas que pueden hacer que todavía estemos a tiempo de cambiar las cosas y que este impacto no acabe destruyendo algo de lo que dependemos al 100 %.

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“El mar nos afecta a todos, aunque estemos superlejos: el 50 % del oxígeno que respiramos viene del océano”

Rafael Fernández

24:57
Iria. Hola, soy Iria. ¿Cómo crees que tus imágenes pueden inspirarnos para cuidar o proteger los mares y océanos? ¿Eres optimista o pesimista en cuanto al futuro de estos ecosistemas?

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Rafael Fernández. Creo que todas las imágenes tienen un poder increíble. Para mí, la frase más bonita y con la que quiero que nos quedemos todos hoy es una frase de Cousteau que dice: «La gente solo protege aquello que ama y solamente puede amar algo que conoce». Y esto es un concepto esencial y también bonito, porque, si no conocemos lo que hay debajo del mar, que es lo que ocurre hoy, ¿cómo vamos a protegerlo si ni siquiera sabemos que existe? Entonces, las imágenes tienen un papel fundamental, tanto en vídeo como en foto, de, justamente, contar esas historias para que el mar no muera en silencio. Yo con mis fotografías intento hacer esto: cuanto más pueda, para la gente que no tiene esa posibilidad de verlo, explicarles y enseñarles lo que hay ahí debajo, por lo menos, ese granito de arena acaba entrando en la cabeza de la gente y ese primer paso lo tienes hecho. Luego, si soy optimista o pesimista, yo creo que no queda otra que ser optimista. Hay días que te levantas con un pesimismo brutal, que piensas que ya no tenemos remedio. Pero yo creo que incluso ante esa pregunta da un poco igual la respuesta, porque lo que está claro es que dependemos del océano y que nuestro futuro depende de ello. ¿Que lo hemos hecho tan mal que en 100 años nos vamos a extinguir todos? Pues habrá que cambiar las cosas cuanto antes y, por lo menos, ganar 20 años más. ¿Que hay esperanza y que podemos revertir la situación, que ojalá que sí, al 100 %? Pues tendremos que hacerlo cuanto antes también. O sea, que, siendo pesimista u optimista, lo que está claro es que hay que actuar cuanto antes de manera firme y que cada cambio suma. Con respecto a lo de las fotografías y a algunos ejemplos de imágenes que yo haya sacado y que hayan servido para algo, aquí tenéis una foto de un cachalote enredado, que creo que es un buen ejemplo para hablar de esta idea de dar a conocer un sitio que tenemos en España y que es totalmente desconocido, que es el estrecho de Gibraltar. Para mí, tal vez, es el lugar más increíble del planeta. Es donde se juntan el océano Atlántico y el Mediterráneo en tan solo 12 kilómetros y hay una cantidad de vida increíble, unos paisajes brutales debajo del agua y un montón de especies únicas. ¿Y qué es lo que lo que encontramos ahí? Entre otras muchas cosas, ballenas y animales que no imaginarías que están en España. Una de las cosas más tristes que yo he vivido en mi vida es encontrarme con este cachalote que estaba totalmente enredado en una red.

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En España, está prohibido entrar al agua y acercarse a cetáceos, a delfines o a ballenas para velar un poco por su bienestar. Y yo he tenido la suerte de estar desde hace casi cuatro años con los permisos especiales del Ministerio para la Transición Ecológica documentando un poco a estos cetáceos, sus comportamientos y cosas de sus poblaciones. Lo más triste que yo vi fue encontrarnos a Toño, que se llama así, un macho de cachalote adulto que iba todos los años al estrecho en primavera y otoño a comer calamar gigante. Uno de los años tuvo la mala suerte de encontrarse con una red como la que hemos visto antes de deriva, que ni siquiera es una red que se esté usando para pescar, que es un arte de pesca que está prohibido en la Unión Europea y que posiblemente proviniera de otro país o de otro lugar. Esta red acabó con la vida de un animal, que seguramente no tenía culpa de nada. Aquí, a mí se me rompió el corazón cuando hice las imágenes. Ni siquiera pensé en hacerlas. Salí del agua pensando que no tenía ni una foto. Estuvimos viendo las imágenes y se las enviamos al ministerio. Entró un temporal, pero hicieron un dispositivo de búsqueda para intentar salvar al animal viendo un poco la situación en la que estaba, que era muy muy fastidiada, porque tenía la red desde la cabeza hasta la cola y luego la red le iba por detrás decenas de metros. Como digo, por desgracia, entró un temporal y al final no se encontró al animal, así que su destino no debió ser muy bueno.

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Y, bueno, son cosas que, como digo, tenemos que evitar y que no conocemos, que las tenemos aquí. Al final, esos animales no tienen la culpa. Otro ejemplo increíble que tenemos en España, en el estrecho de Gibraltar y en la costa Atlántica, son las orcas. Hay una población que vive aquí que es única en el mundo, y poca gente sabe que en España o en Europa hay orcas. Igualmente, durante estos últimos cuatro años, he tenido la suerte de, con estos permisos, estar fotografiándolas y ahora se han hecho bastante famosas. No sé si habéis oído hablar de las interacciones que está habiendo con veleros desde hace tres años. El primer año que yo estuve con ellas no ocurría este comportamiento, pero hace tres años empezaron a morder, en algunos casos de las muchas interacciones que se dan, los timones de los veleros y a partirlos. Esta especie es única. Es realmente increíble que la tengamos aquí. Y básicamente caza el atún que pasa por el estrecho. Es vital para regular el ecosistema que tenemos en el Mediterráneo. Además es una especie, creo, muy emblemática que tenemos que preocuparnos por cuidar.

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Obviamente, con esto que está pasando, yo creo que hay muchas teorías. Se está estudiando y hay mucha gente investigando sobre el tema, pero sí que nos tiene que servir como enseñanza de que realmente debemos implicarnos al 100 % para evitar que especies así desaparezcan. Y esto no es algo que parezca del siglo II antes de Cristo. Aquí, en España, teníamos a mitad del siglo pasado foca monje. No sé si habéis oído hablar de este animal. En las costas españolas había colonias de focas como si fuera un sitio de zonas árticas o zonas polares. ¿Y qué pasó? Que nos las cargamos, básicamente. Y no fue algo lejano en la historia. Ahora lo pensamos como cuando se estudia: «Ah, sí, había foca monje en España». Pero ¿qué pasó con ellas? Pues que los pescadores se creían que robaban el pescado, empezaron a matarlas y acabaron con ellas. Para que os hagáis una idea, todavía existía en el 60, más o menos, la última colonia que tenía varios ejemplares en Almería. Abajo del cabo de Gata está el arrecife de las Sirenas, que se llamaba así porque los pescadores veían como colas y pensaban que eran sirenas. Eso lo teníamos aquí en el 60 y en el 70. Significa que incluso nuestros propios abuelos, si han estado ahí alguna vez, han podido ver a esas focas y a esas colonias, que ya no están y han desaparecido totalmente. En España están extintas desde hace unas décadas, no hace tanto tiempo.

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De las orcas, podemos hablar de todas las amenazas que se ciernen sobre ellas y de las que hay en el estrecho, barcos de pesca y muchas otras, y pronto puede pasar lo mismo. ¿Queremos hablar de una especie dentro de 20 años que ha desaparecido y decir: «Jo, pues sí, ¡qué mala suerte! Las orcas desaparecieron, pero había en España, igual que había foca monje»? ¿O podemos cambiar las cosas y hacer que realmente esta especie siga estando aquí regulando todo ese ecosistema? Yo creo que, con la información que hay hoy, es nuestro deber conocer esto y proteger a estos animales, porque, como digo, son emblemas del océano y no podemos permitir que desaparezcan. Las orcas, en concreto, esta que veis aquí es la Gladis negra, que es una de las de las hermanas que empezó con este hábito de hacer esas interacciones con los barcos. Y sí que son animales salvajes, son el depredador tope del océano, que incluso mata tiburones blancos en algunas zonas, como en Sudáfrica. Tiene un potencial tremendo. Pero es importante saber que no tienen por qué ser peligrosas. De hecho, es uno de los pocos animales en la naturaleza, tanto en tierra como en mar, que nunca ha atacado a un ser humano. Yo he estado con ellas en el agua muchas veces. Es verdad que conocemos mucho, tanto yo como en Turmares, el comportamiento de estos animales cada vez que salimos al mar y tenemos muchos protocolos, pero nunca he tenido ni un mínimo susto.

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No son peligrosas en absoluto como tal, no dejan de ser animales salvajes, pero, al final, las pobres también están muy mal conceptualizada porque, entre otras cosas, en inglés se llaman «killer whales», «ballenas asesinas». Y esto fue un error de interpretación, de traducción, que se les cambió de «whale killer», porque cazaban ballenas, a «killer whale», y se las llamó «ballenas asesinas». Pero, como digo, solo en cautiverio han matado a personas porque se vuelven al final locas de estar encerradas. Es un animal que hace cientos de km al día y que vive en familia, y nunca en naturaleza salvaje han llegado a atacar a alguien. Tienen el potencial de hacerlo. Pero sí que es importante que, a pesar de todo esto que está pasando, no demonizar a un animal que no tiene la culpa y que es esencial para el ecosistema y que no podemos permitirnos perder, porque, al final, es importante para todos.

34:25
Juana. Hola, Rafael. Para alguien que viva lejos del mar, ¿crees que el mar le puede afectar en su vida y cómo? Porque tú contribuyes con las imágenes, pero ¿cómo podemos contribuir nosotros a cuidar el fondo marino?

34:37
Rafael Fernández.  Indudablemente, el mar nos afecta a todos, aunque estemos superlejos del mar. Ahora os voy a dar algún ejemplo. Aunque no nos demos cuenta, en cada aspecto de la vida, al final, estamos relacionados con el mar, tanto para bien como para mal en nuestras acciones y en lo que podamos hacer para perjudicarle, que es lo que tenemos que evitar.  Hay un ejercicio que he visto hacer a una fotógrafa a la que admiro, que es la que creó una ONG que se llama SeaLegacy. Ella se llama Cristina «Mitty» y tiene un trabajo excepcional sobre conservación. Es un ejercicio que está bien que hagamos, así nos relajamos un poco. Es un ejercicio de respiración para entender un poquito este concepto. Ahora quiero que todos tomemos unas respiraciones. Es muy sencillo. Vamos a exhalar el aire y a llenar los pulmones bien de aire, ahí, que disfrutemos de la respiración. Así que, vamos, primero una respiración, todos. Nos llenamos bien los pulmones. Y exhalamos. Ahora vamos a ir a por otra respiración. Nos llenamos bien los pulmones de aire y lo echamos todo. De estas dos respiraciones y de esto que acabamos de hacer, la mitad se lo debemos al océano, porque el 50 % del oxígeno que respiramos viene del océano. Da igual que estemos lejos del mar, que estemos en la orilla. Todo lo que respiramos, el aire, más del 50 % viene de ahí. El clima depende totalmente de los océanos, las lluvias, el agua que bebemos… Es la mayor fuente de alimento que tenemos hoy en todo el planeta. Dependemos totalmente del océano. Y no solamente es que dependamos de él, sino que nuestros impactos negativos, aunque estemos a 500 kilómetros del mar, también se traducen en un impacto negativo directo sobre el mar. Ese consumo excesivo de plásticos de un solo uso, los microplásticos, la contaminación…

36:33

Eso, al final, de una manera u otra acaba llegando al mar y le afecta igualmente. Y lo que está claro es que dependemos totalmente del océano. Ese es el concepto que, aunque estemos lejos, debemos tener en mente, incluso aunque alguien nunca haya visto o nunca vaya a ver el mar. Y a la pregunta, que es muy importante, de qué podemos hacer nosotros para ayudar o qué podemos aportar, también podríamos pensar: «Si estoy lejos del mar, ¿qué voy a hacer yo para ayudar al océano?». Pues podemos hacer un montón de cosas. Un ejemplo de las cosas que podemos hacer y apoyar es que España es el segundo país del mundo que más tiburones pesca, y los tiburones son esenciales para regular los ecosistemas marinos. Esta foto que veis aquí es un tiburón mako, un marrajo, en el País Vasco, aquí, en las costas españolas, y es muy difícil de ver. Por desgracia, cada vez lo es más. Hay estudios que dicen que, si se dejara de pescar ahora mismo, cosa que no va a pasar, para 2050 es una especie que tiene un 50 % probabilidades de que desaparezca. O sea, hay animales como este que están destinados a desaparecer sí o sí. Y, como digo, son esenciales para regular el ecosistema marino. Entonces, no podemos ceder más porque estamos viendo el impacto que tenemos.

37:51

Y algo que se veía antes mucho, ahora se ha convertido en un animal que tiene la misma figura de protección que el rinoceronte blanco, que pronto no estará ni en nuestras aguas ni en ningún lugar del planeta. Aquí la idea es actuar localmente y pensar globalmente, y sumar, hacer cosas que sumen, aunque sean pequeños gestos. Esto va a hacer que poco a poco no solamente tengamos un impacto positivo, sino que generemos conciencia para, precisamente, ayudar al océano. Al final, todo suma y cada granito de arena puede acabar haciendo una montaña. Entonces, reciclar, usar menos plásticos, preocuparnos por ver de dónde vienen los productos y apostar por marcas más sostenibles. Una cosa superesencial que no muchas veces se dice: reducir el consumo de pescado o, por lo menos, controlar de dónde viene. Muchas veces no está mal no comerlo. Pero, por lo menos, saber de dónde viene y preocuparse un poco por ese consumo es una de las cosas más importantes que podemos hacer, ya que la pesca industrial tal vez sea la amenaza principal que hay hoy en día en el mar. O todas esas artes de pesca de las que hemos hablado, que se siguen usando; pesca con dinamita, pesca de arrastre… Si las viéramos en tierra, si estuviéramos viéndolo con nuestros propios ojos, no se harían porque son una barbaridad. ¿Quién va a reventar un bosque entero para sacar cinco ciervos?

Esta es un poco la idea, preocuparnos un poco por nuestras acciones, y, al final, seguro que van a tener un impacto positivo. Da igual que estemos lejos o que estemos cerca. Hay que intentar cambiar las cosas. Debemos hacerlo. Y, como digo, seamos pesimistas u optimistas, o aunque pensemos que ya no hay solución, o incluso aunque seamos un poco reticentes a creer que realmente el mar está en peligro, esto es algo positivo y es algo que debemos hacer, porque, si no, si nos equivocamos, vamos a acabar con nuestro futuro, y no podemos permitírnoslo.

39:52
Yago. Rafael, la fotografía submarina también es peligrosa. A mí me gustaría saber si alguna vez has sentido miedo.

39:58
Rafael Fernández. Yo creo que la fotografía submarina no es peligrosa como tal y, que, como todo, el mayor peligro es el error humano, ese factor de cometer un fallo, sobre todo, muchas veces con cosas técnicas del equipo, de la embarcación, del mar, que, al final, no deja de ser un ambiente que, si se complica el clima, puede ser muy traicionero. Todos sabemos que el mar, cuando se pone bravo, es un sitio que puede ser peligroso. Con respecto a los animales, que es la pregunta que me suelen hacer, yo creo que no hay un peligro como tal. De hecho, me atrevería a decir que los animales debajo del agua tal vez tengan menos peligro que en tierra. Por lo menos, yo no estaría con los grandes depredadores de la sabana de tú a tú, ni con un tigre, aunque los tigres no están en la sabana, ni con un mono, ni con un león, ni con un elefante, ni con un hipopótamo o un rinoceronte… No se me ocurriría.  Y en el mar, por suerte, creo que he estado con casi todos los más emblemáticos y grandes depredadores. Yo no he tenido momentos de sustos. También me he preocupado mucho por conocer su comportamiento, porque no dejan de ser animales salvajes, pero hay muchos mitos con respecto a esto. Si tuviera que decir el animal con el que más miedo he pasado, y la verdad es que aquí sí que tuvimos un encuentro peculiar, fue con este, con la foca leopardo en la Antártida, que es el depredador tope de la Antártida. Es un animal de cuatro metros que destroza todo lo que pilla, pingüinos, focas más pequeñas y un poco lo que agarra, y que está diseñado para para matar, como cualquier otro depredador. Estábamos en el canal de Lemaire, en el agua, y vimos que había por casualidad una foca leopardo. Por suerte, el líder de expedición, Leo, era un experto en comportamiento de focas, en foca Weddell. Estábamos en el agua una investigadora de tiburones española, Gádor, un «youtuber» que lo mismo os suena, Lethal Crysis, y yo. Y teníamos un protocolo muy claro por si nos encontrábamos con una foca leopardo, porque sabíamos que era un animal de los pocos que hay en el mundo, por no decir el único en el mar, que puede ser peligroso. En 2013, mató a una científica, la agarró, la bajó a 50 metros y se la cargó. Entonces, sí que teníamos muy estudiado el tema, sabíamos que no podíamos tampoco cometer ningún fallo y teníamos unos protocolos muy claros.

42:18

Pues apareció. Al principio tenía miedo. Empezó a jugar entre los icebergs y parecía que ni siquiera se iba a acercar mucho. Luego, pasó a tener confianza con nosotros y se empezó a acercar. Ya teníamos un poco hablado si salíamos o si no, y ya dijimos: «Vamos a salir del agua». Y, de repente, de un momento para otro, cambió su comportamiento. Básicamente, como son mamíferos marinos, los ves enseguida y él dijo: «Voy a matarlos». Entonces, fue cuestión de segundos casi, pero se puso un poco agresiva, parecía que nos iba a intentar agarrar, pero, por suerte, como teníamos todo muy estudiado, salimos corriendo del agua y no pasó nada. Aquí estoy para contarlo hoy. Así que este tal vez sea el encuentro más peculiar de un animal, que, a pesar de no tener muchos encuentros con el humano, sí que es de los pocos que no diría que es peligroso, pero tampoco es un perrito inofensivo. Pero hay muchos mitos con respecto a los peligros del océano, y son mitos que son importantes justamente de desmitificar porque hacen daño al océano. Hemos hablado de que los tiburones, desde el 70, hemos acabado con casi el 99 % de la mayoría de sus poblaciones. Los tiburones son esenciales para regular el ecosistema marino. No sé si habéis oído hablar de los lobos de Yellowstone. En Yellowstone había muchos lobos y hubo una temporada, una época, en que los cazaron. Desaparecieron los lobos. Eso hizo que empezaran a crecer los ciervos y ciertos animales que el lobo depredaba.

43:52

Eso desplazó a los castores. Y, como no había castores, se dejaron de construir presas y el propio parque nacional se dejó de irrigar. O sea, se empezó casi, por así decirlo, a secar. Por un animal que es el lobo se desestabilizó el parque nacional más antiguo del planeta. Los tiburones tienen un papel fundamental en el mar y regulan un poco todas las poblaciones. Hacen un poco de doctores del mar, se comen a los peces enfermos, y son esenciales. ¿Qué es lo que hemos hecho? Cargárnoslos, que es poco inteligente si tenemos en cuenta la importancia que tienen. Y muchas veces también esto se ha hecho en base a esta idea de que son peligrosos. Vamos a ver un ejemplo, vamos a hacer otro ejercicio. Voy a preguntaros cuánta gente creéis que muere al año por ataque de tiburón. Voy a pedir que levantéis la mano y yo voy a decir unos números para ubicarnos. Los perros matan a 25.000 personas al año. Los cocodrilos y los hipopótamos, a miles de personas al año, unos cuantos miles. Entonces, os voy a decir números y, si creéis que han matado a más gente de ese número que os diga, levantáis la mano. Para poner un ejemplo fácil, levantad la mano los que penséis que matan a más personas al año que los perros, a más de 20.000 o 25.000 personas al año. Más de mil personas. Aquí, un cuarto de la gente. Más de mil personas ya son números que podrían ser. Más de 500 personas. ¿Cuántos? Aquí, tal vez, la mitad.

45:21

Vamos a ir bajando. Más de 80 personas. ¿Los demás pensáis que menos? En algún momento tendrá que parar esto, que matan a gente. Vamos a decir más de diez. ¿Quién opina que menos de diez? Levantad la mano ahora los que opinéis que menos de diez. Bueno, pues no solamente matan a menos de diez personas al año,, sino que matan en torno a unas cinco o cuatro personas. Se producen como unos 40 ataques. El año pasado creo que hubo 40 y algo y la mayoría son por accidente, por equivocación, igual que las muertes que se producen por ataque de tiburón. Es de los animales que hay en el planeta, incluso de depredadores, que menos personas mata y que menos interacciones negativas tiene. Son animales que tienen una evolución tremenda, ellos evitan el conflicto y van a tener siempre mucho más miedo de nosotros que nosotros de ellos. Y los vemos como asesinos totalmente voraces cuando, como digo, son apenas cuatro personas las que mueren, por desgracia, al año en este tipo de accidentes. Entre nosotros, los seres humanos nos cargamos a medio millón de personas al año, y los mosquitos, por malaria, matan a más de un millón. Realmente, no son un problema estas muertes que se producen y no es un animal peligroso como tal. Sí que es un animal salvaje y tampoco puedes verlo como un perrito, pero pocos animales hay con los que tal vez haya un peligro tan pequeño de estar con él en el agua.

46:25

Siempre, con control y conocimiento. No hay que conceptualizarlo como una máquina de matar, ni mucho menos. Él, al final, está haciendo su vida y va a evitar siempre todo lo posible el conflicto. Además, nunca comen personas porque no estamos en su dieta y está demostrado que la sangre humana ni siquiera les llama la atención. Aunque te cortaras ahí, en el agua, no van a venir nunca a la sangre. Y, sin embargo, todavía todo el mundo tiene esta idea de la película de «Tiburón». Antes os he dicho que con la foca leopardo estuve ahí con una investigadora de tiburones, que ha estado con tiburones blancos muchas veces, Gádor Muntaner, que es una experta en su comportamiento también. Ella dice una frase que a mí me gusta mucho: «Lo que da miedo no son los tiburones. Lo que realmente da mucho miedo es un océano sin tiburones». Y es que, si no tenemos tiburones, es para preocuparnos realmente, porque nuestro futuro está destinado a la catástrofe. Ellos lo regulan todo. Entonces, nos preocupamos por cosas muchas veces que realmente ni siquiera son un problema, y, si no los protegemos, si hemos acabado con el 90 y tanto por ciento de las especies y muchas por capacidad de recuperación no van a volver a crecer en número, ya vamos tarde. Entonces, tenemos que cambiar este chip y realmente darnos cuenta de la relevancia que tiene proteger a este animal. Desde España, siendo el segundo país del mundo, junto a otros países como México e Indonesia, que también están en el top de los que más tiburones pescan solamente para el consumo de sopa de aleta de tiburón en su mayor parte, es algo por lo que tenemos que alzar el grito y ponerlo en el cielo para evitarlo realmente. Y también preocuparnos por no consumirlos en ningún caso. A veces, hay en los supermercados animales como los tiburones, que son depredadores esenciales en peligro.

Quote

“Desde 1970 nos hemos cargado entre el 90 % y el 99 % de todas las especies de tiburones”

Rafael Fernández

48:43
Lucía. Hola, Rafael. A mí me gustaría saber cuál es la imagen submarina más memorable que has capturado hasta ahora y qué es más o menos lo que la hace especial para ti.

48:41
Rafael Fernández. He tenido la suerte de ver momentos increíbles. La verdad es que me considero superafortunado porque ser esos ojos del mar, muchas veces, es un lujo para mí, y más cuando me gusta tanto. He tenido momentos y fotos que para mí son muy especiales y son cosas muy sencillas. Momentos inolvidables con pulpos aquí, en la costa de Granada, o con animales muy pequeños que han tenido un comportamiento supercurioso. No hace falta, muchas veces, pensar en algo memorable como un animal gigantesco o algo así, muy loco. Cualquier animal te puede dar un momento único o memorable, en ese sentido, y muy especial. Sí que es verdad que ha habido momentos en concreto que han sido mucho más especiales. Por ejemplo, la foto que veis aquí fue también en Baja California, en México, en Baja California Sur. Un día salí al mar con varios amigos a buscar cualquier animal que nos pudiéramos encontrar.

49:45

Y, como cualquier día en el mar, puedes ver mucho o puedes ver poco. Este día estaba siendo muy flojo. Al final no es un zoo, y lo bonito de la naturaleza es que nunca sabes si lo mismo no vas a ver nada o vas a tener la mayor sorpresa. Estábamos ya volviendo, no habíamos visto ese día nada interesante y, a la vuelta, no muy lejos de llegar al puerto, de repente vimos ahí unos pájaros y a lo lejos veo las aletas y digo: «Orcas». Según estamos llegando, paramos el motor y nos echamos al agua, lejos, para que no se asustaran. Cuando estábamos en el agua vemos que desaparecen y, no sé por qué, nos quedamos flotando, que es algo raro. De repente, empezamos a ver por abajo alguna sombra. Entonces, dijo un investigador de tiburones español muy reconocido, Pelayo Salinas: «Creo que hay una orca por debajo». Y digo: «Vamos a quedarnos aquí un rato a ver qué pasa». Estuvimos ahí flotando unos minutos, unos segundos, y, de repente, aparecen dos orcas juntas que vienen directas hacia nosotros, no sabíamos qué querían, y vienen con algo en la boca. Básicamente, lo que llevaban, aquí en la foto no se ve tanto pero en la serie se ve claramente, era un tiburón zorro que se acababan de comer, que es un tiburón superpeculiar de profundidad, que tiene la cola más larga que el cuerpo. Básicamente, vinieron a compartirlo con nosotros, a enseñarnos: «Mira lo que tengo», para que o nosotros lo comiéramos o para enseñarnos que se habían comido un tiburón zorro y que «Mira, qué chulo».

51;15

Fue algo increíble. Yo ahora he tenido la suerte de ver al tiburón zorro, este estaba a la mitad. Era un animal que no había visto nunca y flipé. De hecho, científicamente, la ciencia nunca había registrado este comportamiento. O sea, que fue un momentazo brutal. Ahora sí que se ha hecho un «paper» científico hablando justo de este momento, cuando cazaron el tiburón zorro. Como digo, es un animal brutal, es el depredador tope que caza lo que quiere, cualquier tiburón, y que venga encima a enseñártelo y a compartirlo contigo… Fue una experiencia ver cómo se lo se lo dividían entre ellos, se lo pasaban de uno a otro… inolvidable, totalmente. Pero sí que he tenido la suerte, con grandes depredadores o cetáceos, de ver cosas muy peculiares. En Revillagigedo, en México, vi una vez la migración del tiburón sedoso, que es la migración de tiburones más grande que se puede ver. Miles de tiburones formando un muro en el azul, pasando sin parar. Ellos a su bola, no se acercan para nada. Es curioso cómo miles de tiburones… Si, de hecho, tú te acercas o pegas un flashazo, salen pitando, porque se asustan como un perrito que tiene mucho miedo. Podría estar hablando de muchos momentos, como el de los tiburones ballena que hemos visto antes y demás. Lo bonito es que en el mar hay una cantidad de momentos que no se han registrado jamás y que están ahí, que son increíbles.

52:54

 

O sea, que yo espero que todavía estos momentos espectaculares los tenga pendientes y los pueda ver próximamente. Así que, como digo, mil historias para no terminar. Además, muchas de ellas, como esta de las orcas, fueron con unas gafas, un tubo y unas aletas. O sea, que no penséis que los momentos más espectaculares que puede ver uno, como decía antes, sean siendo un buceador experto, sino que los momentos pueden estar ahí esperándonos, aquí en frente de nuestra ciudad, en el mar, y nunca sabes dónde van a ocurrir. Por eso también hay que estar tiempo en el mar, conocer el comportamiento, estudiarlo, dedicarle horas y horas y tener paciencia, porque, cuando ocurre, tienes que estar ahí y captarlo también.

53:31
Laura.  Hola, buenas, Rafael. A mí me gustaría saber cuál es tu especie marina favorita para fotografiar y por qué.

53:37
Rafael Fernández. La verdad es que me gustan un montón de especies. Soy un friki de todos los animales del mar, desde los que son superpequeños a los gigantescos. Pero sí que tengo una predilección clara, la verdad, por los animales inteligentes, los animales que consideramos desde nuestro punto de vista como más inteligentes. En concreto, las orcas, los cachalotes y los calderones son mi top tres. Aquí, por ejemplo, veis una foto de dos cachalotes con esta investigadora de la que os hablaba, Gádor, nadando con ellos.  Para mí, son mis favoritos, porque estar con un animal tan inteligente y que además es tan brutal y tan grande, como puede ser un cachalote, que es un odontoceto, el animal con los dientes más grandes del planeta, que caza calamares gigantes de siete metros a un kilómetro de profundidad… Es realmente espectacular que haya animales como estos, apneístas tan potentes, que son mamíferos y que además tienen unos cerebros superdesarrollados. Para que os hagáis una idea, se han hecho estudios que demuestran que las orcas o los calderones tienen diez veces más neuronas en el neocórtex que el ser humano. En el neocórtex es donde tenemos lo que consideramos nosotros la inteligencia, la capacidad de raciocinio, el arte, el amor, las relaciones familiares… Pues estos animales tienen diez veces más neuronas que nosotros. Podríamos decir, de alguna manera, sin ser muy exactos, al final también tenemos una visión muy antropocéntrica de lo que es la inteligencia, que ellos son diez veces más inteligentes que nosotros. Y los encuentros que tienes con estos animales son, para mí, únicos. La verdad es que quien me conoce sabe que mi animal favorito en concreto es la orca. Es un animal que a mí me obsesiona. Definiría mi relación con las orcas como enamoramiento, porque está la obsesión que es como cuando te enamoras de una persona.

55:28

Me pongo nervioso cada vez que escucho la palabra «orca», se me acelera el corazón. Y es que, al final, es un animal tan inteligente, que tiene todas esas relaciones familiares, que tiene culturas tan distintas y formas de cazar tan diferentes y muy elaboradas en todo el mundo. En la Antártida, hacen olas para tirar a las focas del hielo. En el estrecho de Gibraltar, persiguen a los atunes y se los roban a los pescadores. En Argentina, varan en la playa, en la arena, salen del agua para agarrar a los lobos marinos… Son realmente increíbles. O en Sudáfrica, que cazan a los tiburones blancos, bichos de cinco metros que tienen una mandíbula así de grande, y se los comen como si fueran una palomita. Les sacan el hígado y muchas veces lo dejan entero. Es un animal brutal. Y, ya digo, es difícil decir el favorito, en concreto, aunque yo digo que estoy enamorado, pero es difícil decir que haya unos mejores que otros, porque los tiburones también me fascinan. Hay animales de todo tipo que son maravillosos, como estos grandes cetáceos que, desde luego, sí que es verdad que no dejan a nadie indiferente. Entonces, esos, yo creo, que son más o menos mis top y los animales que más me gustan.

56:40
Irene.  Buenas, soy Irene. A mí me gustaría saber, habiendo viajado tanto y habiendo tenido la oportunidad de conocer sitios diferentes, si tendrías algún sitio así más deseado para visitar y fotografiar.

56:54
Rafael Fernández. Siendo océano tres cuartas partes del planeta y estando más del 90 % sin explorar todavía, la verdad es que, cuanto más conoces, más te das cuenta de que lo que conocemos del mar y lo que, por ejemplo, yo he visto es nada, es un porcentaje ínfimo. Entonces, si me pongo a hablar de los sitios que me quedan por ver, no terminaría nunca. Hay sitios en concreto a los que me encantaría ir próximamente. Algunos, por suerte, pronto cumpliré ese sueño. En breve iré al Ártico, a Svalbard, a ver a los osos polares, que es un animal que nunca he visto. El próximo año iré a Japón a ver los bancos de tiburones martillo, en Okinawa. Hay mil sitios que me quedan pendientes. Tampoco he estado en las Galápagos, que también en breve cumpliré ese sueño. Y, al final, como digo, cuanto más sabes, más quieres ir a otros lugares. Pero yo creo que lo que a mí más me llama la atención no son sitios, aparte de estos que estoy mencionando ahora, que son emblemáticos, que me quede pendiente por ver, sino cosas o animales en estos sitios en los que he estado mil veces que están allí y que nunca he visto. Aquí, por ejemplo, veis un montón de animales supercuriosos, y estos animales han sido fotografiados con una técnica que se llama «blackwater», que es un tipo de buceo que consiste en irte a cualquier lugar del mundo con un barco, a una zona donde tengas varios cientos de metros de profundidad, y poner unos focos que bajen a 10 o 20 metros, unas luces, en mitad de la noche.

58:27

Si no hay luna, mejor. Cuanto más oscuro, mejor. Y esperar ahí a ver qué se acerca a los focos. ¿Qué es lo que ocurre? Que todas las noches se produce la migración de biomasa más grande del planeta. Todos los animales abisales suben, un montón de animales, no todos. Y luego, cuando vuelve a salir el sol, bajan a las profundidades. Entonces, lo que ves es realmente de otro planeta. Son como alienígenas. De hecho, se dice que Ridley Scott se inspiró en algunos de estos animales para la película de «Alien». Fijaos, en un sitio como es aquí, en el Mediterráneo, o en cualquier lugar del mundo, tú puedes hacer esto, y no solamente es que veas animales raros, sino que lo que ves muchas veces son seres que no tienes ni conceptualizados. Yo me acuerdo de que cuando buceaba de pequeño en arrecifes, como me gustaba la biología, al final siempre había visto un montón de fotos de esos animales y había algunos que sabía que eran más raros que otros, pero ya más o menos sabías lo que te ibas a encontrar, o te sorprendía, pero ya lo habías visto alguna vez o lo conceptualizabas. Pero aquí es que, de repente, estás ahí y te aparece un calamar de un metro, de unos colores que brillan y hacen no sé cuántos destellos; o una gamba con unos cuernos superraros; o algo como el «Paper Nautilus» que veis ahí, que es un pulpo que vive también en profundidad, metido en una concha. O sea, animales que realmente cuando los ves, dices: «O estoy soñando, o esto es un alienígena». O: «¿De dónde sale este bicho?».

59:51

Por eso digo que ya no es lo que me queda por ver de destinos, sino en todos los destinos que he estado, qué cosas todavía no he visto y que son realmente flipantes, porque lo que me queda por fotografiar y por ver, y lo que nos queda a todos, seguro que es realmente sorprendente, y más cuando… No se sabe bien, pero se dice que el 90 y tanto por ciento de las especies están sin descubrir, así que no hay rincón del planeta que no pueda ser fascinante. También, muchas veces, nos frustramos, pero en cualquier playa de nuestras ciudades, en cualquier rincón, podemos ver de verdad cosas que, bien sea en pequeño tamaño o en un tamaño más grande, nos dejan realmente boquiabiertos. Al final, hay mil historias en el mar brutales y la gente que por suerte conoce el mar, más quiere conocerlo. Hay gente, como James Cameron, que ha reconocido que ha bajado al Titanic y ha hecho la película de «Titanic» no por hacer la película que más óscares tiene en la historia, sino por ver el Titanic, porque le flipa. O películas como «Avatar» no las hace por el hecho en sí de hacer la película, sino para sacar el dinero para financiarse las expediciones que luego le sirven para inspirarse en la película. Ese es el nivel. Es un mundo increíble que está ahí y que todavía nos queda por explorar y por conocer.

1:01:14
Ginés.  Bueno, Rafa, ante todo, te felicito por esta charla que estás dando sobre el submarinismo y las cosas que hay en el mar. La verdad es que me encanta. Entonces, empezaste con una cosa de afición y la has convertido en una profesión. Y la pregunta que me viene a la cabeza es: ¿Qué pretendes con estas fotografías tuyas? ¿Tomar conciencia para que la gente proteja los océanos y los mares?

1:01:41
Rafael Fernández. Muchas gracias por tus palabras. Sí, la verdad es que, básicamente, como digo, mi principal motor de todo lo que hago es generar esa conciencia y que se conozca. Si hay algo con lo que me gustaría que nos quedáramos de la charla de hoy es con este concepto que decía Jacques Cousteau de que para proteger algo lo tenemos que conocer. Y es la única forma, ese es el proceso: conocer. Eso nos va a hacer que, inevitablemente, lo amemos, porque, como habéis visto, yo creo que todos estamos de acuerdo en que es realmente bonito y espectacular lo que hay ahí abajo, y esa va a ser la única forma de salvar nuestro futuro, de proteger el océano. Es algo que ya hemos visto que es urgente, que necesitamos hacer sí o sí y que no es algo ni siquiera ético. Puede ser hasta egoísta, porque, si no lo hacemos, somos nosotros quienes vamos a acabar mal. Todas las señales apuntan al mismo lugar y está claro que tenemos que cambiar las cosas. Como digo, ya no se trata de ser optimista o pesimista, se trata de hacer algo que es inevitable.

1:02:53

Yo creo que lo podemos ver también con cierto optimismo y, aunque hayamos hecho muchas barbaridades, estamos a tiempo de cambiar las cosas. Hay muchos ejemplos. Algunos os los he dicho. Pero sí que, para terminar, me gustaría daros un ejemplo que para mí es muy bonito y es tal vez uno de los símbolos de esperanza más interesantes y estudiados científicamente que hay. Es la reserva marina de Cabo Pulmo en México, en Baja California Sur. Este lugar era un pueblecito pesquero que estaba en un cabo ahí, en la península de Baja, en el mar de Cortés, y era un pueblo que pescaba y pescaba y, de repente, en el año 2000 se dio cuenta de que ya prácticamente no tenía nada que pescar. Consiguieron empujar la creación de un parque nacional, se creó ahí un parque nacional, y fue el propio pueblo quien se encargó de velar por la vigilancia y que no se pescara y se cuidara ese lugar. Pues, bueno, en tan solo diez años, hasta el 2009, la biomasa se multiplicó en un 500 %. Hubo un crecimiento de vida brutal. Y los depredadores, los tiburones, que ya hemos visto lo importantes que son, se multiplicaron por 11. O sea, fue un ejemplo a nivel mundial y se convirtió en la reserva marina más sana del mundo. Ahora mismo, recibe millones de euros del ecoturismo, muchísimo más que cualquier pueblo pesquero por lógica de la zona.

1:04:12

Es un ejemplo precioso. Un lugar increíble para visitar, para bucear, que pasó de no tener nada a ser un ejemplo mundial de un lugar de los más espectaculares que puede haber. Entonces, sí que estamos a tiempo de cambiar las cosas. Ahí tuvimos la suerte de ver en la playa, tanto este año como en 2017, cuando fue el campeonato del mundo, nacer a unas tortugas en la arena. Esta foto que veis es de Tarragona, también de una tortuga recién nacida, que ahora cada vez están poniendo más huevos en nuestras costas. Yo creo que la tortuga es un ejemplo muy bonito también de esperanza y un ejemplo que debemos tener en cuenta y presente para realmente luchar por ello. No sé si sabéis que las tortugas ponen los huevos en una playa y, décadas más tarde, 30 años más tarde, vuelven a la misma playa donde han nacido a poner sus huevos. ¿Cuál es la esperanza de todo esto? Estas tortugas que vimos nacer en la reserva de Cabo Pulmo, estoy seguro de que cuando vuelvan dentro de 30 años, incluso que cuando los hijos de los hijos de estas tortugas vuelvan a estas playas, van a llegar a una playa limpia, sin plásticos, sin construcciones, y a un lugar que el ser humano se ha preocupado por proteger y por respetar, realmente. Entonces, en nuestra mano está hoy en día hacer que todas estas tortugas que están naciendo en todo el planeta lleguen a playas donde no se hayan construido megaconstrucciones, a lugares y a playas donde puedan seguir teniendo esta descendencia y donde puedan seguir poniendo sus huevos y viviendo por muchos más años. Así que, sí, todavía estamos a tiempo de cambiar las cosas y de luchar tanto por estas tortugas como por todo el resto de los animales del océano, porque, como digo, no es solamente por ellos, sino por nuestro futuro, que depende totalmente de ello. Muchas gracias por venir. Espero que os haya gustado.