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“Decidí no darme por vencida y me tiré a la piscina”

Teresa Perales

“Decidí no darme por vencida y me tiré a la piscina”

Teresa Perales

Deportista


Creando oportunidades

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Teresa Perales

Escuchar a Teresa Perales es un bálsamo para el alma. A los 19 años sufrió una neuropatía en la que perdió la movilidad de sus piernas, y con ello el rumbo de su vida, pero no por mucho tiempo. Un renacer guiado por la ilusión, el coraje y la fuerza de voluntad al descubrir en la natación un medio en que el fluir y salir a flote, convirtiéndose en la deportista española más laureada de la historia.

Sus ojos brillan cuando recuerda con alegría y agradecimiento una época de aprendizajes en los que el deporte y el apoyo incondicional de sus seres queridos fueron sus grandes aliados para superar las adversidades y seguir disfrutando de las pequeñas cosas de la vida: “Todos tenemos derecho a pensar ‘no puedo más’, necesitamos parar para recomponernos y atrevernos a tirarnos a la piscina”.

Diplomada en Fisioterapia y formada en coaching personal, es a su vez doctora honoris causa por la Universidad Miguel Hernández e hija predilecta de su ciudad natal, Zaragoza. Una carrera de fondo en la que ha desempeñado diferentes cargos de gestión y responsabilidad pública motivados por su compromiso con la sociedad y la inclusión, siendo galardonada con numerosos reconocimientos como el Premio Princesa de Asturias de los Deportes en 2021, entre otros. Polifacética y entusiasta, además es autora de ‘Mi vida sobre ruedas’, y ‘La fuerza de un sueño’, obras en las que nos invita a reflexionar a través de su experiencia sobre nuestra razón de ser y estar en el mundo. Un gesto de valor que nos responsabiliza de nuestra propia espiral de felicidad y optimismo. “Gandhi decía que hay dos momentos vitales en la vida de cualquier persona: uno es el momento en el que naces, y el otro no es la muerte, es cuando descubres para qué has nacido”, sonríe.


Transcripción

00:03
Teresa Perales. Me llamo Teresa Perales, soy nadadora paralímpica y llevo 22 años compitiendo con la selección española.

00:09
Susana Riobóo. Hola, Teresa. Soy Susana Riobóo. Soy trabajadora social, socióloga y, no menos importante, madre de dos preadolescentes de 12 y 14 años. Es un lujo poder compartir contigo algunas reflexiones sobre la vida. En tu libro ‘Mi vida sobre ruedas’ cuentas de manera detallada y sincera cómo con 19 años pierdes la movilidad de tus piernas a causa de una neuropatía. ¿Cómo afronta una chica de esa edad esa situación?

00:39
Teresa Perales . Hombre, no es fácil. Te puedes imaginar que tienes todo un proyecto de vida más o menos planificado en tu cabeza y uno piensa que es algo tremendamente dramático… Y, a ver, no es fácil. No es fácil porque no te lo esperas, porque no lo quieres, porque tienes que vivir tus procesos de duelo, asimilarlo, aceptarlo… Bueno, patalear no, porque no podía, pero… Pero pegar un puñetazo encima de la mesa. ¿Sabes? Enfadarme con el mundo. Pero también he de reconocerte algo muy importante que creo que en mi caso fue trascendental. Y es que yo lo viví quizás de una manera… No sé cómo explicarlo. Como más pacífica, porque había vivido un duelo que era mucho más intenso en mi propia vida, en mi propia experiencia personal, que fue el fallecimiento de mi padre. Entonces, bueno, perdí la movilidad en las piernas, tuve que asimilar muchas cosas, hacer otras de manera diferente… Y esto cuesta. Pero era como: «Las puedo seguir haciendo». ¿Sabes? Cuando perdí a mi padre no lo pude volver a ver jamás. Él no pudo seguir haciendo todas las cosas. Y entonces, poco a poco… Poco a poco. Esto no es de la noche a la mañana. Uno no se levanta y dice: «Ya está, ya lo he aceptado, lo he asumido, sigo con mi vida. No ha pasado nada». Es mentira, claro que ha pasado. Ha pasado algo muy duro. Ha pasado algo muy duro, además, cuatro años después de perder a tu padre. Es como que no levantas cabeza. Es un nubarrón que tienes ahí, pero a la vez es un recordatorio de la vida. Y esto es algo que a mí me encanta explicar, porque si hay algo que me define es que soy una gran amante de la vida. Porque doy gracias todos los días porque tengo algo que no está garantizado, y es que estoy viva. O sea, yo es que lo llevo todo súper a lo básico, ¿sabes? Soy… Tan en esencia. Vale, ¿estoy viva? Sí. Bueno, pues ya tengo lo más importante.

02:27
Susana Riobóo. Y que la vida sigue, además.

02:29
Teresa Perales . Hombre, claro. Y, a partir de ahí, puedo crearlo. Y claro, viví eso. Que mi padre falleció y aquello sí que le trastocó a él, por supuesto, por no poder seguir con su proyecto de vida. Con mi edad. Mi padre murió con mi edad. Este año que, ahora yo tengo 45 años, lo pienso y digo… Lo veía y pensaba: «Bueno, es mayor». ¿Qué va a ser mayor?. Si con 45 años es que es la flor de la vida. Tienes… Pues mira, yo sigo compitiendo todavía. Sigo en activo y con todos mis sueños y mis proyectos personales. Y aquel recordatorio lo tengo grabado a fuego.

03:05
Susana Riobóo. Fue lo más duro que te pasó y luego lo otro.

03:07
Teresa Perales. Y es a la vez lo que más me ha hecho crecer en la vida. Yo creo que lo que más me hace todos los días ser capaz de disfrutar de esas pequeñas cosas. Y no dejarlas pasar. ¿Sabes? No me enfoco tanto en llegar al final, en esa meta.

03:22
Susana Riobóo. Lo que puedas conseguir, claro.

03:22
Teresa Perales. Me gusta más el caminito. ¿La meta? La meta ya llegará. Hay una meta que espero que dentro de mucho.

03:29
Susana Riobóo. Claro. Y, Teresa, ¿cómo llega la natación a tu vida? Porque según tengo entendido, cuando decidiste dedicarte a esto apenas… No sabías nadar o apenas…

03:36
Teresa Perales . No, no sabía nadar. No sabía nadar. Yo era karateka.

03:38
Susana Riobóo. Fíjate.

03:39
Teresa Perales. A mí es que no me gustaba nadar. Me parecía un rollo, era aburrido. Pero esto, a ver, un momento. Esto de meterse dentro del agua, que no es natural. No, las personas…

03:46
Susana Riobóo. Las personas no…

03:48
Teresa Perales. Caminamos fuera del agua, no sabemos respirar dentro del agua. Entonces, eso de tirarte a la piscina, de tener que coordinar brazos, piernas, respiración, o sea esa posición hidrodinámica. ¿Pero qué me estás contando? No, no. Entonces yo era más… Pues eso, a mí me gustaba dar patadas, era karateka. Y la verdad es que fui karateka porque de muy pequeñita mis padres me llevaron a aprender a nadar, pero no lo conseguí. No me gustó y los monitores les dijeron a mis padres: «Mejor que la niña haga otro deporte, que esto nunca va a ser lo suyo».

04:18
Susana Riobóo. ¿Quién te lo iba a decir?

04:19
Teresa Perales . Bueno, hay gurús por ahí. Yo en aquel momento no llevaba escrito: «Dadme tiempo, que llegaré a ser nadadora». Aquí, así como una etiqueta. Entonces lo descarté. Hice karate y luego, cuando me quedé en silla de ruedas, es cuando se me ocurrió meterme en la piscina. Pero no te pienses tú porque yo quería competir. Qué va, qué va. Yo era por hacer un poco de ejercicio. A ver, pasaba horas en el gimnasio haciendo rehabilitación, luego había estado de veraneo con mi familia y habíamos, bueno, ido a un apartamento. Había una piscina superpequeñita, de unos 12 metros, ¿sabes? Una enanez. Y yo empecé con un chalequito salvavidas. Sí, más discreto…

04:54
Susana Riobóo. ¿Nadabas así?

04:55
Teresa Perales. Sí. Claro, yo no sabía nadar y además la estabilidad, tú piensa que al principio, claro, no te mantienes sobre ti mismo. Yo me sentaba en el borde de la piscina y me caía hacia los lados. No tenía fuerza. Y claro, tienes que recomponerte. Tu propio cerebro es como que tiene que identificar las partes de tu cuerpo que todavía responden. Entonces, hasta que no desconecta, es un proceso difícil, ¿sabes? Y al principio me costó. Pero me gustó mucho esa sensación de flotar, de libertad, de decir: «Ostras, soy como independiente con mi cuerpo. Vuelvo a recuperar esa sensación de control.

05:31
Susana Riobóo. No te limitan las piernas en el agua.

05:34
Teresa Perales. Claro, porque flotaban. Entonces yo me movía y dije: «Esto me gusta. Cuando vuelva a Zaragoza después del verano me apuntaré a nadar». Y entonces caí en manos de alguien maravilloso, que fue mi primer entrenador, que me dijo: «Eres un diamante en bruto que tenemos que pulir». Y me cautivó. Se lo decía a todo el mundo, pero yo pensé que era especial.

05:51
Susana Riobóo. Qué bien.

05:52
Teresa Perales . Y me gustó mucho y empecé a nadar. Y así fue como…

05:55
Susana Riobóo. Claro, pero que de no saber nadar, a ser la nadadora española paralímpica más laureada, con 26 medallas…

06:03
Teresa Perales . Yo lo pienso y digo, esto… Si me lo hubieran dicho entonces, ¿verdad? Habría pensado que era una tontería y que se lo estaban inventando y que: «Sí, vete a motivar a otro, que tú estás exagerando». Pero es que esta vida es eso. No podemos descartar cosas. ¿Sabes? El que no lo intenta, desde luego es el que no lo consigue. Si yo no estoy en ese momento en la piscina para competir, no tendré oportunidad de ganar. Si me rindo antes de intentarlo, obviamente no solo es que no ganaré, sino que además perderé. Entonces hay que estar en los momentos importantes. Y los momentos importantes son los que tú crees que para ti son importantes. Y claro, a mí la natación me ha dado el recuperar un poco ese orgullo personal de: «Yo puedo». El «Yo valgo».

06:45
Susana Riobóo. Claro, porque ha sido un camino, sobre todo de eso, de mucho esfuerzo, superación, de entrenamientos muy duros y muchas emociones.

06:51
Teresa Perales. Sí.

06:42
Susana Riobóo. ¿Qué lecciones de vida…? ¿Qué lecciones has aprendido y qué sueños has cumplido?

06:58
Teresa Perales . Sí. Pues es un aprendizaje continuo. Yo creo que todos los deportistas en general, no solo los paralímpicos. Todos los deportistas vamos integrando en nuestra vida una serie de aprendizajes que recibimos a través del deporte. El deporte nos enseña, yo creo que sin querer, a ser eso de lo que ahora todo el mundo habla. Lo de la resiliencia. Que esto, por cierto, lo descubrí un día en un libro. No tenía ni idea de lo que era. Se lo oía decir a un montón de gente y un día leí un libro y me ponían de ejemplo de resiliencia. Pensé: «¿En serio? O sea, yo soy la resiliencia». O sea que te caes y te vuelves a levantar y ya está. Y tiras para adelante. Pues eso es. Y entonces los deportistas aprendemos que el primer día no sale. El segundo tampoco. El tercero… Pero lo sigues intentando y estás ahí. Y una tras otra y una tras otra. ¿Y qué te crees? ¿Que ganas a la primera? Pues no. Aquí no hay un libro de instrucciones en el que tú dices: «A más B igual a C y si hago esto va a ser»… No. Tú puedes entrenar muchísimo. Puedes llevar cuatro años de tu vida preparando unos juegos y llega la hora de la verdad y ni siquiera te clasificas. Pues porque has tenido un mal día, porque has hecho un gesto incorrecto que te ha restado tiempo y entonces te ganan. Son tantos los factores que lo que más aprendes como deportista es: tienes paciencia, tienes un saber estar, sabes esperar, pero sabes seguir. Que esto es muy importante. Sabes seguir en el camino para, cuando llegue el momento, dar el do de pecho. Entonces, yo a nivel emocional, claro, he aprendido mucho. He aprendido a gestionar muchas emociones que…

08:28
Susana Riobóo. A gestionar.

08:29
Teresa Perales . Claro, en el deporte… Bueno, y extrapolables a la vida en general. Yo era supertímida para hablar en público. Bueno, no te puedes imaginar hasta qué punto. Yo en clase nunca levanté la mano porque me moría de vergüenza. Yo era extrovertida con mi grupo, ¿sabes?

08:44
Susana Riobóo. Con los que conocías, claro.

08:45
Teresa Perales. Hombre, claro. De contar todo. Pero no me pusieras delante de 15, que con 15 ya lo pasaba mal. Y entonces cuando te sacaban a clase y tenías que dar la lección, Dios, qué mal lo pasaba. Nada, horrible. Pues mira, el deporte, me hizo enfrentarme incluso al miedo escénico. Al miedo escénico para el que te has estado preparando, pues eso, cuatro años de tu vida. Ponte en situación: entrenas cuatro años, pues yo qué sé, seis días a la semana, entre una doble sesión cada día, a veces siete días a la semana, para 35 segundos. O sea eso hay que entrenarlo… Pero no solo la parte física, es que hay que entrenar…

09:21
Susana Riobóo. La emocional.

09:23
Teresa Perales . Claro, la parte mental de gestionar ese miedo, ese terror, ese pánico. Yo además que soy superdefensora del miedo. El miedo es maravilloso. Sí, si no tuviéramos… El miedo es maravilloso como alerta, es maravilloso como emoción de protección, porque el miedo solamente está para que salgas corriendo. En un momento determinado te enfrentas a una situación que te pone en peligro y el miedo te alerta y te dice: «Sal de aquí». Pero claro, el problema es cuando el miedo te invade tanto que te bloquea. Y entonces te deja avanzar. Por ejemplo, tienes proyectos personales que llevas tiempo pensando: «Es que no sé si lanzarme, si no lanzarme…». Porque claro, luego aparte de las incomodidades de que tienes la responsabilidad de que cuando te lanzas tienes que hacerlo, ¿sabes? Te lanzas a la piscina de verdad, con todas las consecuencias. Entonces todos esos devaneos mentales que tenemos muchas veces se nos ven demasiado influidos por el miedo que tenemos. Y entonces es cuando pierdes de verdad, cuando el miedo te invade tanto que no te deja hacer.

10:20
Susana Riobóo. Claro.

10:21
Teresa Perales. ¿Sabes? Una cosa es que te impida cometer locuras. Yo cojo, me pongo en el quicio de la ventana y no me tiro porque sé que me mato, porque tengo miedo a matarme. Por si acaso, no intento volar. Ya he visto que otra gente no lo ha conseguido, así que yo, por si acaso, no. Pero hay otras veces que tengo miedo de hacer cosas porque son retos personales y me lanzo con una red de seguridad. Una red de seguridad que es simplemente lo que me hace estar segura. Pues tener un plan A, un plan B, un plan C. ¿Sabes? Tener mis herramientas que me hagan salir del paso si veo que la cosa se va torciendo, pero nunca dejo de hacer por miedo a las consecuencias.

10:57
Susana Riobóo. Salir un poco de tu zona de confort.

“Decidí no darme por vencida y me tiré a la piscina”. Teresa Perales
10:58
Teresa Perales . Por supuesto. Yo soy muy defensora de… El ombligo es un rollo. Lo puedes tener precioso. A mí me lo dejaron bien cuando nací. Esto lo tengo redondito hacia dentro, está bien, pero es aburrido. Y además creo que el que se mira demasiado el ombligo es superegoísta. Yo en esto pienso mucho en mi padre. Pienso de verdad, y esto es una filosofía que llevo al máximo, él no pudo elegir estar o no estar, pero yo elijo lo que hago con cada segundo de mi vida. Y no pienso perder ni un segundo mirándome el ombligo, porque no merece la pena. Porque hay gente que daría lo que fuera por estar aquí sentada. ¿Sabes? Y habiendo tenido mi vida con todas las cosas buenas y con todas las cosas malas. Entonces, nada, no hay que ser egoístas. Hay que pensar un poco más en lo que suponemos dentro del mundo, que tampoco somos… No somos el ombligo del mundo. Cuando uno lleva muchísimo tiempo compitiendo, claro, a veces uno piensa: «¿Y cómo mantienes el nivel?». Esta pregunta me la han hecho cien millones de veces. «Teresa, después de tantos años compitiendo, veintipico años compitiendo. ¿Y la motivación de dónde sale?». Pues otra de mis filosofías de vida es que me encanta llevar la contraria al método SMART. Esto lo estudié cuando estudiaba la formación en Coaching en Inteligencia Emocional, que insistieron en explicarme: «Mira, Teresa. El método SMART es: tú tienes un objetivo que tiene que ser específico, que además tiene que ser medible, alcanzable, realizable y temporalizable». Y yo decía: «Pues ya no estoy de acuerdo».

12:24

Porque a ver: específico sí. Yo sé lo que quiero. Quiero ir a unos juegos. Medible sí. Quiero ganar una, dos, tres… Hombre, cuatro mejor. Con dos… Bueno, quiero ganar medallas, unas cuantas medallas. O sea, medible. Temporalizables. Sí, me quedan tantos días para ir a los juegos, a la competición importante, lo que sea. Mi problema es lo de alcanzable y realizable. ¿Pero cómo lo sabes? Antes de intentar un objetivo, ¿cómo vas a planificarlo pensando en si va a ser alcanzable o realizable? Pero es que hasta que no te pones no lo sabes. O sea, yo pensaba que era inalcanzable hacer un récord del mundo. Era como una línea imaginaria. Tú imagínate que es un listón ahí que dices: «Imposible. Lleva no sé cuántos años sin batir. Pues será que no se puede». Hasta que lo batí. ¿Noté algo cuando lo batí? No, yo solo me puse, nadé lo más rápido que pude, llegué, vi la marca y dije: «Ostras, he hecho récord del mundo. Guau, qué pasada, ¿no?». A veces nos empeñamos en ponernos esos listones, esas… Como líneas, que al final son líneas imaginarias y son de alguna manera excusas que nos hacen sentir como más cómodos. «Tengo esta línea. Como no puedo…». Pero es mentira. Eso solo que no me apetece intentarlo. Yo soy más de hasta el infinito y más allá. Es decir, yo quiero, en ese agradecimiento a la vida, porque todo parte de eso básico que te decía al principio, en mi agradecimiento a la vida yo quiero llegar al máximo. No al máximo solo en el rendimiento deportivo o personal, no, no. Al máximo de aprendizaje de vida en general, de aprovechamiento del tiempo en general. ¿Sabes? De que estoy aquí y estoy aquí por algo y para algo y para alguien. Y ese para alguien, fíjate que tengo un niño de 10 años, pero ese para alguien siempre tiene que ser lo más importante para mí. ¿Sabes? Porque soy yo la que hace las cosas. Luego ya entramos en lo que quiero que quede después. Pero lo hago sobre todo porque soy yo la que tiene que aprovechar el tiempo.

14:23
Susana Riobóo. Y un poco a colación con esto. Tú que llevas 20 años en la élite de la natación y que lo has ganado casi todo, ¿qué te motiva a seguir compitiendo?

14:34
Teresa Perales. Tengo varias motivaciones en realidad. A ver, piensa que siempre, cuando estás en la cima, siempre dicen que lo difícil es mantenerse. Que llegar, bueno, ha podido ser un cúmulo de circunstancias, ha podido ser un poquito de suerte. Luego ya métete en faena y aguanta veintipico años. Bueno, será un poco de suerte. Bueno, también ha surgido eso. El que he tenido mucho entrenamiento, mucha calidad de entrenamiento. Tengo esa parte de orgullo de que quiero hacerlo bien, quiero hacerlo lo más perfecto posible. Y se han ido incorporando otros elementos. Pues se ha ido incorporando el elemento más importante de todos. Es mi pequeño.

15:12

Sí, que mi hijo, y tú que tienes familia, lo sabes. Cuando tu hijo te dice: «Mamá, es que quiero que sigas siendo campeona», pues yo tengo que intentar seguir siendo campeona.

15:22
Susana Riobóo. Está superorgulloso.

15:24
Teresa Perales . Pase lo que pase, tengo que estar ahí. Yo quiero ver en sus ojos esa mirada de fascinación. ¿Sabes? Que probablemente la tendría igual si no ganara las medallas, pero quiero enseñarle a través de mis entrenamientos y de mis vivencias y de cómo él me acompaña a las competiciones. No a muchas, pero bueno, a alguna, que me acompañe. Y en el día a día. Que vea cómo sufro también. Que vea cuando llego a casa destrozada porque tengo muchos dolores o porque no me ha salido bien. Y el cómo te levantas después de eso y dices: «Mira cariño, no puedo más. Esto es como cuando tú estudias. Que sí, que hoy no te apetece, que estás ya cansadísimo, que estás hasta el moño de tanto estudiar. Pues a mí me pasa lo mismo, estoy hasta el moño de tanto entrenar, pero quiero ganar. Pues es que este es el camino, entonces me tengo que esforzar». Y la mejor manera que tengo de enseñárselo es sobre la práctica. Y eso, realmente es lo que más me motiva. Y luego vuelvo otra vez a esa parte del agradecimiento. Mientras siga mi cuerpo pudiendo, creo que no quiero renunciar a ello. Tampoco le quito la plaza a nadie. No… O sea, tengo derecho, además, a seguir ahí. Y, oye, mientras siga trayendo medallas… Llegará un día más pronto que tarde en el que, bueno, tendré que decir adiós, pasaré a otra etapa. Es una etapa que llevo preparando desde hace ya mil años. O sea que estoy lista. O sea, no dejo de competir por miedo a lo que pueda… No, qué va, qué va.

16:48
Susana Riobóo. Con proponerte un futuro: Pues ya, con tanta edad…

16:51
Teresa Perales . No. Es que, además, tampoco creo en poner… Igual que no creo en esas líneas imaginarias, no creo en esa fecha de caducidad. El cuerpo me lo dirá. Y la mente también, cuando esté preparada, cuando no me apetezca, cuando haya cosas que sean más importantes. ¿Pero tú sabes lo bien que me lo paso?

17:08
Susana Riobóo. Eso es lo importante, si es lo que te gusta.

17:10
Teresa Perales. Claro, a mí me gusta mucho competir. Me encantan esas experiencias con mis compañeros, estar ahí, animándoles, gritando y llorar juntos de felicidad o consolarnos cuando la cosa no ha salido bien. Pues cuando me escuchan los chavalitos jóvenes, aquí «Mami Tere» que me llaman, y les voy contando mis chascarrillos, mis anécdotas… Eso me gusta mucho. Pasar el legado así está muy bien.

17:35
Susana Riobóo. Qué maravilla. Y luego, claro, ya lo has comentado un poco, pero bueno. ¿Qué es lo más grande que te ha dado el deporte y sobre todo cuál ha sido tu mayor logro? Que creo que sé lo que me vas a responder.

17:45
Teresa Perales . Sí, sí, claro. El mayor logro, sin duda alguna es mi hijo.

17:48
Susana Riobóo. Tu hijo.

17:49
Teresa Perales . Pero fíjate, lo más bonito es que… Creo que lo más bonito de mi historia no tiene nada que ver con las medallas. Sí es con mi hijo, porque es lo más bonito del mundo, qué te voy a contar, ¿sabes? Es la persona más especial, más increíble, más preciosa, más buena y más generosa que conozco. Es mi hijo.

18:06
Susana Riobóo. Baberito.

18:07
Teresa Perales . O sea, efectivamente. Espera, me limpio. Pero mi hijo además es consecuencia de una decisión que tomé en un momento determinado. Y la primera decisión que tomé fue: No me doy por vencida. Esa decisión fue: «Me tiro a la piscina literal y metafóricamente hablando», ¿sabes? Yo continúo con mi vida. Es un momento muy difícil. Cuando me quedé en silla de ruedas me puse ese chaleco salvavidas, me enfrenté al miedo a cómo me miraba la gente. La gente me miraba con pena, me miraba con… Hasta con cierto pudor. «Pero fíjate, pobrecita, tan delgadita, si no tiene fuerza para nada». Como si fuera un proyecto de vida completamente frustrado. Que ya no merecía la pena. Y yo me empeñé en llevar la contraria, ¿sabes? Tampoco de manera premeditada y decir: «Hoy salgo a la calle y me como el mundo». No. Es simplemente, bueno, me fui también un poco dejando llevar y fui siendo yo. Y entonces seguí con mi vida, me enfrenté a todo eso y cambié la forma en la que la gente me miraba. Entonces ya no me miraban con esa lástima y me empezaron a mirar con: «Oye, ha ganado medallas. Ojo, ojo, que ha estado en un mundial, que ha vuelto»… De pobrecita, nada. Alguno quedaba que decía lo de pobrecita, pero enseguida yo le daba la vuelta. Entonces aprendí que es muy importante el cómo te muestras a los demás. Si tú vas de pobrecito, pues al final…

19:27
Susana Riobóo. Te ven como pobrecita.

19:28
Teresa Perales . Te ven como pobrecita. Te lo dicen y te lo puedes creer. Pero, si tú sacas pecho, pues al final también convences al que tienes enfrente. Y entonces era un poco como mi escudo. Yo voy a convencer a los demás de lo que yo ya sé que tengo adentro. Entonces empecé a competir y al competir me hicieron una entrevista. Mi marido, que trabaja en la televisión, me hizo una entrevista. Entonces era el periodista y era el que me entrevistaba. «Oye, Teresa, ¿qué tal te ha ido por los juegos y tal?». Y yo: «Muy bien». Y nada, nos enamoramos, nos casamos, tuvimos al pequeñajo. Este pequeñajo es el fruto. Y por eso es el mayor logro que he hecho. Porque es más que un logro personal de ganar una medalla, que eso lo gana mucha gente, es un logro personal de haber vencido al momento difícil. A ese momento en el que tomas la decisión de rendirte o seguir, de tocar fondo y quedarte al final, en el fondo, o de tocar fondo y seguir para arriba. Pues yo salí a flote.

“Decidí no darme por vencida y me tiré a la piscina”. Teresa Perales
20:21
Susana Riobóo. Sin dudarlo. Bueno, un poco cambiando de tema. ¿Cómo crees que afecta la movilidad reducida, el tener problemas de movilidad, en tu día a día?

20:33
Teresa Perales . Pues mira, tienes que organizarte mucho al final. Cuando tienes movilidad reducida, tienes que planificar tu día a veces en función de los sitios a los que vas a ir. Si tienen… Si son accesibles, si no, si habrá barreras arquitectónicas. Luego a ver a quién me encuentro. Ahora ya lo llevo bien, pero al principio… Al final hay barreras que son más difíciles de salvar. Las físicas ya las ves. Si yo ya lo sé. Porque ahora entras en Google Maps y lo ves. Incluso hay aplicaciones como Mapcesible, de Telefónica, que te permite organizarte y saber si un sitio es accesible o no. Pero luego hay otras accesibilidades que son más complejas. Entonces ahí tienes que tener… Tienes que dar a veces más como tu do de pecho. Tienes que tener una predisposición positiva para no quedarte estancado y decir: «Bueno, pase lo que pase. ¿Que hay escaleras? Tengo brazos, subiré a culo. ¿Sabes? Estilo lagartija, pero al revés. Pues más o menos.

21:30
Susana Riobóo. Claro, te iba a preguntar eso, que qué obstáculos o barreras son a las que te tienes que enfrentar habitualmente. Pero ya me lo has dicho.

21:38
Teresa Perales . Mira, sí. La verdad es que las de accesibilidad pura y dura arquitectónica, como siempre me empeñé en que nunca la silla de ruedas o la falta de movilidad me supusiera un drama o algo insalvable, ¿sabes? Yo qué sé, he estado en el desierto y me he movido con un todoterreno. No tenía tazas de váter. O sea, hubo ahí… Entonces hay como mucho agujeros o la arena. Pues te llevas una sillita de tijera de estas de playa con un agujerito y ya está. Y el poncho y quedas discreta. Un váter portátil estupendo. Si alguien lo quiere patentar, adelante.

22:14
Susana Riobóo. Oye, mira, como lo hagas…

22:15
Teresa Perales . Porque yo no lo patento. Te vas a las pirámides y, claro, tenían la mala costumbre de no poner rampas ni ascensor, oye. Pues eso, coges y te subes a culo. ¿Que llegas a una casa y no tienen ascensor? Pues te tiras al suelo y subes a culetazo arrastras. Al final es un poco el reflejo de la vida. Dejas que un estúpido escalón te bloquee tu proyecto o no. O si tú crees en algo firmemente, deja de dar vueltas. O sea, dale vueltas a cómo solucionar el problema, pero no te quedes estancado en el problema. Al final es una cuestión de voluntad y la voluntad, siempre se ha dicho, ¿no? Que la voluntad es tan fuerte que mueve montañas. Pues eso es lo que hago yo en mi día a día. Mover montañas todos los días.

23:00
Susana Riobóo. Sí, sí. No queda otra. Y entonces como madre, por ejemplo, y atleta paralímpica, ¿qué crees que se puede hacer en las escuelas? ¿Qué podemos hacer en las escuelas y en la sociedad para mejorar la vida de las personas con problemas de movilidad o con discapacidad?

23:15
Teresa Perales . Sí. Pues mira, esta… La verdad es que es algo que en España aún tenemos que insistir un poquito más. Hay muchos proyectos en los que asociaciones van a colegios para sensibilizar. Yo misma. Anda que no he recorrido colegios de todos los sitios de España. De hecho, incluso fuera de España. En Suiza he llegado a ir a un colegio internacional porque me invitaron para dar una charla en el cole para sensibilizar sobre deporte, sobre discapacidad. A veces también sobre deporte y mujer. Bueno, al final yo lo tengo todo. Tengo todos los cromos.

23:47
Susana Riobóo. Sobre eso luego te preguntaré otra cosa.

23:48
Teresa Perales . Sí, tengo todos los cromos. Lo más importante es educar y la educación se consigue desde que somos muy pequeñitos. Mi hijo te garantizo que jamás se preguntará si una persona con discapacidad es válida o no para realizar un trabajo. O sea, ese «ítem», ese factor, nunca entrará dentro de algo que es importante en el currículum. Pero yo he vivido lo que es que me pregunten: «Oye, ¿tú vas en silla de ruedas?. Entonces no podrás hacer esto, esto y esto. Con lo cual no puedes trabajar de fisio». ¿Perdona? Claro que… Bueno, tengo que hacer otras cosas diferentes, pero por supuesto que puedo trabajar. Entonces los niños que ya desde pequeñitos conviven o con la discapacidad o con cualquier otro tipo de diversidad, claro, no le prestan atención. Lo ven con naturaleza.

24:38
Susana Riobóo. Lo han vivido desde que nacieron.

24:39
Teresa Perales . Claro, lo naturalizan, que es el siguiente paso, incluso, bajo mi punto de vista, a la normalización. Es cuando ya forma parte de ti y ya está. Recuerdo que mi hijo tenía dos añitos, yo creo que era, sí. Nos estábamos duchando y se me escapó un poco la silla y le dije: «Nano, cariño, ¿me traes la silla?». Y se me queda así mirando y me dice: «Mamá, es verdad. Que es que tú no puedes caminar. Que necesitas la silla». Y yo pensé… Pegué un trago de saliva y le dije: «Claro cariño». Y dice: «Es verdad, te la traigo». Y ya está.

25:12
Susana Riobóo. Como normal.

25:13
Teresa Perales . Y claro. Y le quitó todo el hierro al asunto, porque no lo tenía. Verdaderamente era con lo que había convivido y ya está. Y sabe que mamá llega…

25:20
Susana Riobóo. Él lo lleva desde el nacimiento.

25:21
Teresa Perales. Claro. Y mamá podrá hacer de todo. Hasta ahora no he dejado nunca de hacer nada. Igual el día de mañana pues hay algo que de verdad no puedo, pero hasta ahora.

25:30
Susana Riobóo. Bueno, si no te ha pasado ya…

25:31
Teresa Perales. Y será ley de vida también, o sea que ya está.

25:34
Susana Riobóo. No creo. Antes has hablado un poco del papel de la mujer. Entonces uno con la pregunta que quería. ¿Cuál crees que es el papel actual de la mujer en el deporte? Y luego también en el ámbito paralímpico.

25:45
Teresa Perales. Sí. Bueno, a ver. Ahí tengo que lanzar una… Tirar una lanza a favor del deporte paralímpico. Y es que claro, como nuestra historia es más joven, lo cierto es que ha nacido ya en una época en la que digamos que la mujer tiene mucho más recorrido y mucha más importancia, a pesar de que todavía en el ámbito de federaciones, de Comité Paralímpico y demás, pues aún quedan más mujeres. A ver, yo que llevo muchos años y he tenido mucha relación con federaciones territoriales, federaciones internacionales y muchas veces me han preguntado: «A ver, ¿y por qué no hay más mujeres?». Bueno, a veces es más fácil decir: «Porque no nos han dado oportunidad», pero luego también hay que reconocer y entonar el mea culpa. Y es porque aparte de que no hemos tenido tanto acceso, cuando lo hemos tenido, quizá en algunas ocasiones, pues no nos hemos atrevido. Y me incluyo porque nos vamos a incluir todas. Pero no nos hemos atrevido realmente a subir hasta ahí. A ver… Es que esta es una pregunta que a mí me cuesta a veces decir, porque claro, yo pienso en la mujer y yo pienso en mí. Y a mí dame una oportunidad y yo voy a por ella de cabeza. Pero luego reflexiono y recuerdo, y recuerdo conversaciones con compañeras, y sin dar nombres y sin dar excesivos datos. Recuerdo compañeras de equipos y me dicen: «Ya, Teresa, pero es que yo he tenido que firmar una cláusula en la que me dicen que no me puedo quedar embarazada, que si me quedo embarazada me echan del equipo». Y pienso: «Jo, claro». Luego recuerdo cuando yo me quedé embarazada y mi baja no fue por maternidad. Mi baja fue por lesión y la trataron como una baja por lesión. También es cierto que nunca se había dado el caso de que una deportista paralímpica se quedara embarazada y tuviera bebés. Nos quedamos además aquel año dos.

27:37
Susana Riobóo. ¿Sí?

27:38
Teresa Perales. Entonces estudiaron el caso de… Y, bueno, salieron por ahí. Ahora las cosas la verdad es que han mejorado muchísimo, porque todo el mundo tiene mucho más integrado que las mujeres, por supuesto, deportistas claro que tenemos niños y seguimos con nuestra actividad deportiva, deportiva profesional, y podemos incorporarnos a las competiciones. Y de hecho se ha demostrado incluso que a nivel hormonal va estupendo y que hacemos muy buenas marcas y que sí, exacto. Pero luego, claro, pienso en la otra parte, en que… En lo que he vivido yo. Como deportista a mí me ha costado mucho tomar la decisión de: salgo fuera de casa para entrenar, salgo fuera de casa para competir. Y salgo fuera de casa no es un fin de semana, no es una semana, es que a veces me voy hasta un mes y medio fuera de casa, todo entero seguido, desde que el niño era superpequeñito. Es que yo a mi hijo, la primera competición que hice después de dar a luz, me lo llevé conmigo. Tenía el niño… Pues tendría unos nueve meses o así. Y es que yo todavía le daba el pecho. Y venía conmigo, yo terminaba de darle el pecho y hala, a competir. Mi hijo salía… Un europeo en Berlín. Bueno, también esa decisión la tenemos que tomar las mujeres. Al final nuestros cuerpos, claro, nos hacen a veces hacer ese paréntesis o no, o mantener ese no paréntesis, sino mantener nuestra actividad deportiva. Pero tomar esa decisión de no sentirnos mala madre porque dejas a tu hijo, porque yo antepongo las enseñanzas que le enseño. Lo que el crío aprende conmigo, que creo que no es tanto pasar mucho tiempo, sino que el tiempo que pasas de verdad sea superinteresante. Y eso que yo paso mucho tiempo con mi hijo, muchísimo, porque me encanta. Es lo que más feliz me hace en el mundo.

29:19
Susana Riobóo. ¿Lo compaginas bien?

29:20
Teresa Perales. Sí, sí. Afortunadamente tanto por mi trabajo como por los entrenamientos. Hombre, salvo las concentraciones que tengo estructuradas y demás. Pero bueno, intento organizarme para que trastoque lo menos posible la logística familiar. No siempre lo consigo y a veces hay que tirar de toda la familia para conseguir que atiendan al peque. Pero bueno, el peque también ha tenido esas vivencias, claro. Ha venido conmigo al CAR de Sierra Nevada, ha conocido a deportistas superfamosos y le ha dado igual. Porque para él eran pues sí, esos deportistas que jugaban con él al billar. O al baloncesto o… Pues a lo que pillaba. Y eso también es bonito, que…

29:59
Susana Riobóo. Hombre, una experiencia. Experiencias para él para el futuro, vamos, enriquecedoras.

30:04
Teresa Perales . Exacto. Entonces eso es lo que antepongo, ¿sabes? Y por eso como mujer lo que quiero siempre es mantener mi autonomía personal y el que yo me sienta siempre… Que me sienta bien. Que me sienta orgullosa de mí misma y ya está. Y que mis decisiones… Mira, esto es como cuando te quedas embarazada y recuerdo que mi madre siempre me dijo: «Siempre tendrás la razón. Con tu hijo, siempre tendrás la razón». Y es verdad. Porque siempre lo harás desde el corazón. Entonces siempre tendrás la razón, nunca lo harás por hacerle daño o por… No. Todos cometemos errores, pero lo hacemos teniendo la razón.

30:36
Susana Riobóo. Sí, es verdad.

30:38
Teresa Perales. ¿A que sí?

30:39
Susana Riobóo. Teresa, me encanta que siempre apareces con una sonrisa de oreja a oreja y ahí te quería hacer dos preguntas. Lo primero: ¿cómo haces para ser tan optimista? Y lo segundo: ¿qué papel tiene y ha tenido el sentido del humor en tu vida?

30:54
Teresa Perales. Pues mira, la verdad es que lo de ser tan optimista yo creo que está en la sangre, ¿sabes? A ver, no es que sea en la sangre, es que es lo que he aprendido desde pequeñita. He mamado eso, el disfrutar de las cositas pequeñas, disfrutar de mi familia y yo creo que soy optimista por naturaleza porque me va mucho mejor así. Porque he descubierto que uno es más feliz, ¿sabes? Entonces yo siempre he tenido… O sea, cuento muy malos chistes, pero tengo mucho sentido del humor. Me río con una tontería. En mi tierra, que yo soy aragonesa, decimos «encanarse de la risa». Eso es que te ríes tanto, tanto, tanto, tanto que acabas revolcándote en el suelo de llorar, ¿sabes? De la risa. Yo soy así. Soy de risa superfácil. Y enseguida se me nota porque… Mi marido y mi hijo se mueren de la risa conmigo porque… Soy muy agradecida. Cuentan un chiste, pues oye. Paso el rato.

31:42
Susana Riobóo. Te ríes.

31:42
Teresa Perales . Me río con cualquier bobada. Pero es que creo que es importante tener sentido del humor, porque además, segregas una serie de endorfinas y tal, estás mucho más feliz. Pero luego, porque también hay demasiado drama por el mundo como para quedarte mirando solamente el drama. Y siempre he pensado además, que uno tiene que crear su propia espiral de optimismo y felicidad. Ser feliz depende de ti al final. Yo te puedo estar diciendo: «Mira, tienes que ser muy feliz, tienes que hacer esto, esto…». Y tú dices: «Sí, tú di por aquí, que me va a entrar por aquí y me va a salir por allá». Porque como tú no quieras, no sirve de nada. Entonces cada uno tiene sus herramientas, sus aspiraciones, sus necesidades. Entonces yo, mi planteamiento, yo tengo una teoría que suena muy rara, que es la teoría del espiralismo. Que vendría a ser: yo soy el centro de mi espiral de optimismo y felicidad. Entonces pongo a mi alrededor lo que necesito para ser feliz y lo que no, lo desecho. A veces momentáneamente y a veces definitivamente. Por ejemplo, que me perdone mi marido, porque la verdad es que le suelo poner de ejemplo. Que me enfado con él, lo saco un rato de la espiral. Que me reconcilio, lo vuelvo a meter en la espiral. Es algo muy banal lo que acabo de contar, pero realmente me da la impresión de que muchas veces vivimos como en una búsqueda de esa esencia de la felicidad que no existe. Y la esencia de la felicidad es la que cada uno vivimos todos los días. Es la de: estoy viva, es que soy feliz porque estoy viva. ¿Sabes? Tengo la oportunidad de hacer cosas. Mientras tenga un segundito por delante, pues es que lo voy a hacer.

33:13
Susana Riobóo. Pequeños momentos que se construyen.

“Decidí no darme por vencida y me tiré a la piscina”. Teresa Perales
33:15
Teresa Perales . Esos pequeños momentos que son los que construyen tu vida. Los que cuando tú echas la vista para atrás dices: «Es que he tenido muchos motivos para ser feliz». Y siempre me ha chocado que a la gente le impacte el que voy en silla de ruedas, he tenido esa enfermedad, perdí a mi padre… En fin, los dramas que me surgieron en la vida. Cuando más mayor eres, más dramas vas teniendo, porque hay gente que va quedando en el camino y oye. Pero a la vez más fuerte te haces y más, no roca, sino más poros abiertos tienes a abrazar a la vida, ¿sabes? Entonces como vas aprendiendo y vas experimentando, pues vas viendo lo que es la esencia de la felicidad. Y a mí me la ha dado recorrer el mundo. He conocido a tanta gente por ahí, tanta gente en situaciones tan dramáticas que me han hecho pensar: «Ostras, Teresa, no te quejes».

34:03
Susana Riobóo. «Soy una afortunada».

34:04
Teresa Perales . Hombre, por favor. De verdad que sí. Es que yo tengo amigos repartidos por todos los rincones del mundo. Bueno, es una exageración, pero por muchos rincones. Y pienso en ellos y, claro, en sitios donde tener discapacidad puede suponer la muerte, o bien porque no tienen medios para poder sobrevivir, o bien porque directamente están condenados a la muerte, porque no merecen vivir. Porque son culturas que persiguen esas «taras». Que si algo te pasa es porque te lo mereces. Yo he conocido a gente que se enfrenta a eso. Y vivo en una sociedad que me ha costado que me respete un poquito al principio, sí, que me respete como yo quiero. Pero he sido capaz de conseguir ese respeto y veo el respeto en la gente y veo… Vivo en una sociedad muy cómoda, en la que…

34:52
Susana Riobóo. Eres afortunada, sí.

34:54
Teresa Perales. Claro. En la que tenemos acceso a muchas cosas y puedo tener a mi hijo y puedo trabajar y puedo conducir mi coche. Cuando esto lo comentaba en algunos sitios: «Teresa, ¿pero tú conduces? ¿Y te deja tu marido?». Y yo: «Sí, es mío el coche». Y sí, claro que me deja mi marido. «¿Pero tú tienes dinero?». Sí…

35:13
Susana Riobóo. Tú trabajas y tienes tu familia.

35:15
Teresa Perales . Claro. Pues sí. Entonces pienso en eso y buf. ¿Qué es la esencia de la felicidad? Pues para mí es eso. Es lo básico. Es estar viva y ser capaz de dar gracias todos los días por las oportunidades que tengo por delante.

35:26
Susana Riobóo. Qué maravilla. De todos los trabajos, contextos y experiencias vitales, ¿qué lecciones de vida destacarías y cuáles son las que más te han hecho crecer como persona?

35:39
Teresa Perales. Esta pregunta tiene mucho mejunje.

35:41
Susana Riobóo. Sí, sí.

35:43
Teresa Perales . Pues a ver, mira. Yo creo que me quedaría con que todos tenemos una responsabilidad. ¿Sabes? Estamos demasiado acostumbrados a lanzar balones fuera, que nos resuelvan los problemas otros e incluso a pensar que no tenemos esa capacidad, ¿no? Ese poder de cambiar las cosas. Y a mí me gusta lo de: «Si quieres que las cosas cambien, provoca tú mismo el cambio». No es más que una modificación de lo que decía Einstein, de que si siempre haces lo mismo, nunca nada cambia. Esto lo he vivido como deportista. Si siempre haces lo mismo y el resultado no te gusta, pues tienes que hacer las cosas distintas para que cambie el resultado. Y luego ya ser más proactivo. Pues como lo digo yo, de que si quieres que las cosas cambien, seas tú mismo el que coja las riendas de tu vida, el que coja el toro por los cuernos y el que le des la vuelta, el giro de tuerca o la vuelta a la tortilla… En fin, todos los dichos que podamos tener en este país. La verdad es que me gusta hacer eso, porque es mi forma realmente de agradecer. He repetido varias veces, y lo has visto, lo de dar las gracias a la vida por tener ese ratito por delante para soñar y para creer que algo es posible. Y luego tengo esa responsabilidad de intentar dejar como algo, ¿no? Mira, esto es un poco egoísta también por mi parte, pero cuando murió mi padre, me di cuenta de que me daba mucha pena que la gente se olvidara de él. Nadie se ha olvidado. Los que lo conocimos, obviamente, y además una persona tan extraordinaria como era él, ¿no? Pero… Es como que el legado, su huella, quedó solo en nosotros. No la pudo compartir con el mundo y yo tengo esa parte demasiado vanidosa. ¿Sabes? De que me gustaría que mi huella llegara un poquito más.

37:23
Susana Riobóo. Llegara a más.

37:24
Teresa Perales. Sí, un poquito más que solamente mi hijo. Me gustaría que mi vida hubiera servido para algo más. Lo que más aprendí es que el mundo sigue, incluso sin que tú formes parte de él. Y esto lo aprendí con mi padre, lo he aprendido en otras ocasiones en las que he estado en el hospital ingresada. Y he visto que el mundo seguía con su ritmo y yo decía: «Jo, es que no me esperan. Es que siguen adelante y no me esperan». En esos momentos piensas que estás en una nube negra y que estás en ese pozo del que es imposible salir. Y este es un mensaje que me gustaría lanzar para aquellas personas que están viviendo ese momento de «No puedo más». Todos tenemos derecho a pensar «No puedo más». A veces porque estamos exhaustos de tanto tirar del carro, de tanto intentarlo y no lograrlo. A veces porque necesitamos respetar nuestros tiempos. Muchas veces recibimos visitas de gente que nos quiere mucho, muchísimo, y que entra en nuestras vidas como elefante por cacharrería, intentando que nos recompongamos y que sigamos adelante a toda costa. Y necesitamos tomar pausa. Necesitamos respetar que: «Un momento, necesito estar enfadada y necesito llorar. Cuanto antes termine el enfado y cuanto antes termine de llorar, antes seré capaz de seguir adelante». Y cuando ya esté preparada, en ese momento sí, que me quite todos los estúpidos velos que nos ponemos tantas veces por delante de los ojos, y que nos atrevamos a lanzarnos a la piscina. Y ese es el momento en el que hay que tirar de aliados. En el que hay que tirar de gente que… Esa gente que te quiso ayudar, ahí. Ahí. Coge el cable. Coge el cable, que siempre es maravilloso. Pero cuando tú de verdad estás preparado para tomar el cable. Entonces es un mensaje doble. Para aquellos que quieren ayudar con todo el amor del mundo, que tengan la paciencia de saber acompañar y de saber respetar el tiempo. Y para aquellos que necesitan la ayuda, que se tomen también su tiempo, que no es el fin del mundo. El fin del mundo solo llega cuando te mueres. Mientras estás vivo, adelante, que hay algo que puedes hacer. Mi abuela siempre me decía: «Hija mía, qué bonito es levantarte por la vida y tener algo que hacer». O sea, levantarte por la mañana y tener algo que hacer. Y yo digo: «Pues es que…».

39:31
Susana Riobóo. Cuánta razón.

39:32
Teresa Perales. «Pues es que es verdad». ¿Qué te mueve en la vida? Y esto me hace recordar una frase que he dicho también muchas veces, pero es que me apasiona. Gandhi siempre me ha gustado muchísimo. Y él decía que hay dos momentos vitales en la vida de cualquier persona. Uno es el momento en el que naces, el primer momento vital, «vital» de empezar la vida. Y otro pues no es la muerte. El otro momento vital es cuando descubres para qué has nacido. Pues cuando lo descubres dices: «Anda que no tengo cosas para hacer». Y eso es muy bonito.

40:03
Susana Riobóo. Bueno, qué maravilla. Bueno, Teresa, siento tener que… Que finaliza la entrevista, que despedirnos. Me ha encantado poder compartir contigo tus palabras.

40:15
Teresa Perales. Gracias.

40:16
Susana Riobóo. Y creo que eres una mujer super… Bueno, todoterreno, luchadora y valiente.

40:21
Teresa Perales. Sí, muy inquieta.

40:22
Susana Riobóo. Sí, sí, pero bueno, muy versátil.

40:23
Teresa Perales . Sí.

40:24
Susana Riobóo. Y eres un ejemplo a seguir y cada vez tengo más claro que, si quieres, puedes.

40:25
Teresa Perales. Desde luego. Muchísimas gracias. Ha sido un auténtico placer. Gracias por esta charla que hemos tenido aquí entre dos amigas. Y la verdad es que ha sido un placer. Siempre viene bien, además, compartir tus experiencias… Mi filosofía de vida, que es muy simple, es muy sencilla, es de una persona, pues eso, así, una cosa chiquitita que ha querido simplemente crecer y disfrutar.

40:50
Susana Riobóo. Pues ya ha crecido, ya.

40:51
Teresa Perales. Sí.

40:52
Susana Riobóo. Hasta siempre, Teresa. Gracias.

40:53
Teresa Perales. Gracias, gracias.