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¿Cuál es la mayor equivocación en la historia de nuestra especie?

Joaquín Araújo

¿Cuál es la mayor equivocación en la historia de nuestra especie?

Joaquín Araújo

Naturalista y escritor


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El naturalista y escritor Joaquín Araújo hace un llamamiento apasionado y urgente a toda la sociedad: debemos ser conscientes de nuestra responsabilidad ante el cambio climático, “la mayor equivocación en la historia de nuestra especie”. Su compromiso científico y profundo conocimiento de la naturaleza ha sido reconocido con multitud de galardones, como el premio "GLOBAL 500" otorgado por las Naciones Unidas (ONU) por su labor divulgativa, así como el Premio Ondas 2003 por su participación en el programa de radio ‘No es un día cualquiera’. En su trayectoria, destaca su labor como guionista de los 50 capítulos de la serie ‘El arca de Noé’, y como asesor científico de Félix Rodríguez de la Fuente en ‘El hombre y la tierra’, el mítico programa que se alzó con el premio a la mejor serie de la Historia otorgado por la Academia de la Televisión.

Actualmente, Joaquín Araújo sigue aportando su grano de arena como campesino y divulgador; y permanece en él un espíritu de poeta del paisaje y del paisanaje. Todo ello a través de un excelso manejo de la palabra que nos transporta hasta el corazón de los bosques y sus habitantes. Sus historias reivindican que la sensatez y la armonía deberían arraigar en el ser humano para lograr el funcionamiento sostenible de nuestro mundo: “Hoy que tenemos más conciencia ambiental que nunca, parece mentira que nuestra inteligencia no se haga amiga de la transparencia y del clima”.


Transcripción

00:13
Joaquín Araújo. Gracias. Soy Joaquín Araújo. La primera definición que viene a mi mente es la de alguien que ha tenido la suerte de vivir muy cerca de la naturaleza, de intentar escuchar lo que sucede en los horizontes, en los manantiales, en las arboledas, incluso en los huertos de cualquier lugar y latitud. Y, todavía con más suerte, prácticamente un privilegio, porque todo lo que he visto, sentido y escuchado, he intentado trasladároslo. Desde hace muchos años, casi cincuenta, y a través de la totalidad de los medios que el ser humano ha inventado para transmitir la emoción y el conocimiento. Alguna que otra vez, un poquito de sabiduría. Muy pocas veces, por cierto, pero mi oficio es contarlo.

01:15

He tenido la posibilidad de escribir libros, hacer miles de programas de televisión, unos cuantos cientos de programas en directo, incluso con públicos como el que ahora me acompaña. Pero también me han dejado hacer exposiciones y algo que ya no es tan frecuente en nuestro mundo, en la actualidad. Me siento todavía como más afortunado porque cultivo, soy un campesino. Es más, dedico más tiempo a trabajar con mis manos y a pasear por la soledad de los bosques, por los perdederos de un lugar remoto de Extremadura que por las otras cosas que normalmente conceden una cierta fama a las personas de este mundo.

02:18

Lo paso muy bien estando solo y lo paso muy bien acompañado, y cuando puedo transmitir lo que la naturaleza me ha contado. Seguramente es difícil encontrar hoy día en las aulas, en los libros de texto, una expresión que defina lo que es el conocimiento. Pero algunas personas sí fueron capaces de atreverse con una con una propuesta. Y creo que es importante que nos acordemos de los que se acordaron de todo lo demás que existe en el mundo. De todo lo que nos permite ser, de todo lo que nos ha traído a lo largo de una fascinante historia de miles de millones de años hasta este punto en el que estamos utilizando la destreza, el hallazgo más fascinante de la historia de la vida para equivocarnos.

03:20

Somos inteligentes dice, más o menos, el manual que define a nuestra especie, la especie sabia, ya sabéis. Bueno, pues yo lo primero que quiero transmitiros, lo primero que he intentado hacer, todo lo que yo he puesto a disposición de esta sociedad: todos esos libros, esos programas de radio, de televisión, es que por desgracia no sabemos muy bien. Nadie sabe del todo lo que es la vida. Hay pocas dudas sobre el asunto, ni los biólogos, ni los filósofos, ni los físicos, ni los químicos, son capaces de poner en una cantidad de palabras, en unas cuantas frases, qué es la vida.

04:07

Pero da la casualidad de que cuando uno está cerca de la vida, cuando uno vive en contacto con otros animales, con las plantas, con los procesos esenciales, con el amanecer y el ocaso, con las otras luces, con los otros sonidos, te das cuenta de que todos estos mudos y silenciados seres vivos saben vivir, y nosotros no. Los sabios no sabemos vivir. La inteligencia se está usando para distanciarnos de la vida, para crear una cortina de humo, cuando no una auténtica muralla casi impenetrable entre nosotros y el resto de lo viviente.

04:52

De ahí que sea tan importante intentar, como yo quiero transmitiros esta tarde, que hay otras formas de estar en el mundo, que hay formas de aproximarse a saber lo que es vivir. Y para ello contamos con la gran maestra, contamos con el mejor libro que existe en este planeta. Hace poco, algunas personas me pidieron que escribiera una frase que ligara un poco lo que hago en mi vida, lo que tengo dentro de mis capacidades emocionales, con el sistema educativo. Con la extraordinaria, digna e insustituible profesión de maestro. Palabra que ya no se usa. Fijaos que equivocación, se usa «profesor», se usa «catedrático», se usa «doctor».

05:50

Deberíamos usar «maestro» muy a menudo, maestro y maestra por supuesto. A mí en aquella ocasión me vino a la cabeza aquello de que todos los que enseñan a los demás pues tienen una relación directa con algo que tiene una figura maternal, o paternal, que son los libros. Todo profesor o profesora no deja de ser hijo de un libro, pero ¿de quién son hijos los libros? Los libros son hijos del bosque, y vosotros, los estudiantes que habéis venido aquí, tenéis como abuelo al bosque. Sois nietos de la arboleda. Y esto parece una tontería, parece una relación extraña, pero, ¿quién ha publicado todos los libros del mundo? No la editorial con un nombre definido, no es el grupo empresarial tal, quien ha publicado todos los libros de la historia es el bosque, porque con el bosque hemos hecho las páginas de todos los libros.

07:00

Sabiduría para aprender a vivir. ¿Sabéis cuál es el camino de empezar a vivir? Vivir con lo que vive, no vivir con la materia inerte, no vivir con la velocidad, no vivir con el ruido, no vivir con todas las extraordinarias e intensas estimulaciones con las que, bueno, están ahí, pueden servir para algunos instantes, pero el vivir con lo que nos deja vivir es vivir con lo que la naturaleza nos proporciona incesantemente. La naturaleza hace por nosotros tanto que hasta la capacidad de destruirla viene de la propia naturaleza.

07:48

¿Por qué no está la naturaleza presente? ¿Por qué no nos acordamos de la naturaleza? ¿Por qué nos creemos que podemos vivir a base de, exclusivamente, extraer, dañar, enfermar, e incluso mutilar, y en no poca medida asesinar a la naturaleza? Sin darnos cuenta de que casi todo lo esencial para que nosotros podamos hacer todo lo que hacemos, desde chatear hasta pésimas películas para la televisión, todo eso lo hacemos porque el corazón sigue latiendo esas tres mil ochocientos millones de veces a lo largo de una vida. El conocimiento no puede ser para destruir. El conocimiento no puede ser para dominar. El conocimiento no puede ser para, precisamente, perder la vieja sabia sabiduría del mundo. Y he dicho «sabia sabiduría», ¿sabéis por qué? Porque todo empieza en buena medida en la savia de los árboles, no habría vida sin los árboles.

¿Cuál es la mayor equivocación en la historia de nuestra especie? Joaquín Araújo
09:04

Es una de mis obsesiones, de mis preocupaciones. Soy un «emboscado», me defino a mí mismo como una persona que vive en el bosque. Fijaos, que se ha plantado a sí mismo en el bosque para intentar que el bosque siga permitiéndonos respirar. Esas son cosas que debemos tener en cuenta. Si no cotidianamente, por lo menos con la suficiente frecuencia para que, fijaos, no sigan muriendo cada día que pasa cuarenta y un millones de árboles en el mundo. Y los necesitamos para respirar, para que sigan fabricando la transparencia, para que detengan al máximo posible el cambio climático y para muchísimas otras funciones.

09:57

A este modelo civilizatorio, a esta sociedad que vive, sobre todo, de la prisa y de la comodidad, o quiere alcanzar muchos más grados de comodidad y de prisa, se le olvida lo esencial. Y es que para que un conocimiento o una forma de estar en la vida sea suficientemente válida, será mucho más importante, y estoy usando una frase de Unamuno, de don Miguel de Unamuno, magnífico rector de la Universidad de Salamanca, que dijo que para que una sociedad se civilice y crezca, fijaos, no se olvidó de ese crecimiento que es otro talismán mágico, que es otra especie de imposición absoluta en nuestra sociedad: «Hay que crecer, hay que crecer». Pues miren, hubo quien pensó, y fue una de las mejores mentes del siglo pasado, que para que una sociedad se civilice y crezca será mucho más importante que aprenda a consumir, que a producir.

11:12

Este sistema educativo nuestro enseña a producir, y enseña muy poco a cómo usar la vida, a cómo vivir. ¿Por qué digo yo que no sabemos vivir? Porque lo que te enseña la naturaleza es algo absolutamente fundamental, vivir es convivir, es compartir, es reciprocidad, es que cuando alguien te da algo puedas dar las gracias. Qué poca gente le da las gracias al árbol por respirar. Qué poca gente le da las gracias a una fuente por beber. Qué poca gente les da las gracias a las plantas porque se las puede comer, o a determinados animales porque entran en su dieta. Qué poca gente le da gracias al profesor y a la profesora. Y hasta qué pocas veces le da las gracias un hijo a un padre.

12:21

Estas cosas podemos enmendarlas. Y a veces frente al derrotismo, que casi es una ley moral hoy día, probablemente la más torpe y desgraciada que dice: «¡Ay! Así son las cosas. ¿Esto como lo vamos a cambiar si viene siendo así desde hace mucho?». Pues sí se puede, y se debe. Frente a la conformidad, estoy convencido de que si algo se debe hacer, se puede hacer. Y creo que es el momento de que empecemos a compartir más cosas.

12:54
Mujer 1. Hola, Joaquín. Tú que eres un gran naturalista y un hombre de campo, ¿qué nos podrías decir sobre la gente que trabaja en él, como pueden ser agricultores, pastores…? ¿Qué podemos aprender de ellos?

13:07
Joaquín Araújo. Mira, aprovecho la pregunta para decir algo que es lacerante. A mí, desde luego, literalmente me da trallazos, me hace sufrir realmente. Casi todos tenemos en la cabeza, por ejemplo, que hay animales en peligro de extinción. Curiosamente estamos más acordes de esa realidad de que hay muchos más que se extinguen, y curiosamente no lo sabemos muy bien y no aparece tanto en los medios de comunicación. Y digo esto porque ahora mismo, de todas las realidades que yo creo que son cruciales, la que está más en peligro de extinción es la cultura rural.

13:52

Te doy un dato, todos los días desde hace casi 50 años, los campesinos del mundo pierden 200.000 compañeros al día. Todos los días hay 200.000 personas que vivían en contacto, no ya con la naturaleza, sino con algo que sería más complejo y que aunque no lo supieran, lo intuían. Y tenían destrezas para el manejo. El manejo de la fertilidad de la tierra, del ciclo del agua, de los procesos esenciales de la vida. 200.000 fugados, desertores, todos los días de todos los años. Está tan en peligro de extinción la cultura rural que incluso, fíjate, que estamos perdiendo biodiversidad. Diría que debería haber un plan urgente de Naciones Unidas para que no se extinga el campesinado del mundo.

14:49

¿Por qué? Porque es un cordón umbilical, porque es una forma de intermediación. Cuidado, que tenemos los campesinos cierta antipatía, precaución, hacia los intermediarios. La cultura rural se desmorona, entre otras cosas, por los intermediarios porque cuando tú vas a comprar un kilo de naranjas pagas un 600 por ciento más que lo que ha recibido la persona que ha sudado para cultivar y para poner en tu boca esas naranjas. Esto es demoledor absolutamente y además es un principio de gigantesca injusticia social y económica, por no decir también política. Y siguen siendo fundamentales, pero no solamente para que comamos, siguen siendo fundamentales para mantener los sistemas, probablemente, con una diversidad biológica todavía más importante que tantas otras.

15:48

Ahora mismo en Europa, por ejemplo, estamos comprobando que muchísimos seres vivos muy fáciles de observar como son las aves, están perdiendo el 30, el 40, el 50 y hasta el 60 por ciento de sus poblaciones. ¿Por qué? Por el abandono de la cultura rural y por la intensificación de los agroquímicos y demás. Necesitamos a la gente que trabaja la tierra para, por supuesto, seguir alimentándonos, ojalá lo hiciéramos mucho mejor a través de la propuesta más constructiva y más generalizada que hay para hacer las paces con la naturaleza y la vida, que es precisamente la agricultura y la ganadería ecológica. Es lo que más veces ha demostrado que es posible vivir sin destruir la vida. Y necesitamos a esos conocedores de cómo funcionan las raíces, de cómo funcionan los frutos, de cómo funcionan las flores. Necesitamos para que, precisamente, no sea todavía mayor la separación entre la cultura y la naturaleza.

17:02
Lucía. Hola, Joaquín. Se habla mucho de los hombres en el campo: campesinos, agricultores, pastores, pero muy poco de las mujeres. ¿Cuál es la importancia de la mujer para la vida del campo, para el desarrollo rural?

17:16
Joaquín Araújo. Infinita, incalculable. Yo usaba, hace casi 30 años, en las conferencias que daba, en aquel momento había bastante interés por el auge demográfico, por la explosión demográfica de los humanos. Por cierto, que no es ninguna tontería. Somos demasiados, demasiados y demasiado ignorantes… tanta gente amontonada e ignorante. Y, además, cada vez más eficaces en la tontería gracias, precisamente, a las tecnologías de la comunicación. Con las tecnologías todo lo hacemos más duro, más fuerte, más rápido. Y todas las tonterías son más fuertes, más duras, más rápidas. Y yo decía que, en este mundo, y enseguida os lo explico, sobramos la mitad. Pero en el caso es de ser hombre, sobramos casi todos. Esto era una provocación, era un pequeño gesto humorístico para introducir uno de los temas candentes de la realidad.

18:23

La mujer no solo es insustituible, la condición femenina no solo es la condición. Yo cuando me pongo a charlar con los manantiales, o los aguazales, o me pongo a caminar en la soledad del bosque, yo sólo veo condición femenina. El mejor producto de la sensibilidad humana e incluso de la inteligencia, es la combinación de la caricia, la ternura y la compasión. Y por desgracia, desde un punto de un tropiezo evolutivo, en el lado masculino quedó el dominio, el poder, el ejercicio de la fuerza, pues casi todo lo que nos lleva a esta civilización de destrucciones encadenadas. La reparación es absolutamente inseparable de las cualidades fundamentales de la condición femenina.

19:32

Te diré algo que pasa muy inadvertido, pero la generalizada destrucción de la naturaleza es el machismo más radical, más contundente que se produce en este mundo. Es machismo y es supremacismo. Es: «Nosotros somos superiores a los demás, y además, yo ejerzo la fuerza, ejerzo la dominación, ejerzo lo que significa una apropiación acumulativa porque tengo poder para hacerlo». Es exactamente lo contrario de lo que he querido decir hace un rato. Eso no es convivir, eso es conquistar, eso es atrapar con armas, con bagajes, con tecnologías, eso es torturar. Hay que acariciar.

20:23

Casi te podría decir que todo lo que pretendemos desde un pensamiento de armonía, un pensamiento de la compasión, es precisamente vivir acariciando a la vida, no dominándola, no apropiándonos de la vida. Es una vez más una de las facetas de la reciprocidad. Y eso lo tenemos que aprender casi a diario, deberíamos tenerlo como objetivo prioritario y ese lado de la inteligencia y de la sensibilidad humana es el lado femenino.

21:03
Inmaculada. Decía uno de los fundadores de la institución libre de enseñanza, Francisco Giner de los Ríos, que podríamos pasar la vida contemplando un árbol. Tú, desde el punto de vista pedagógico, ¿qué podrías decirnos de los paisajes? ¿Cómo podríamos utilizar el paisaje desde la enseñanza?

21:24
Joaquín Araújo. Pues, entre otras cosas, esa frase es fundamental en la historia de mi propio quehacer como escritor, y como cineasta, y como comunicador en líneas generales. «A la contemplación de un árbol podría dedicarse la vida entera». Y estamos escuchando la capacidad, la enorme sabiduría de, probablemente, el mejor pedagogo de la historia de este país, es así de tremendo. Hay mucho detrás de esa frase. Primero, el reconocimiento de un impulso estético. La contemplación, que siempre la relacionamos con formas que nos resultan agradables al sentido que más usamos. Esto ya es una valoración estética, la belleza, esto es fundamental entenderlo.

22:22

La naturaleza nos está proponiendo permanentemente una extraordinaria satisfacción porque es la verdadera creadora de la belleza. No hay una sola belleza artística producida por el ser humano que no lo sea, igual que un hijo es una emanación de una madre, toda la creatividad humana es una heredera directa de la belleza fundacional, de la belleza de la propia vida. Pero es que los árboles que son la mejor ocurrencia de la historia de la vida, sea dicho de paso, son lo más creativo, son las capacidades más extraordinarias. Un árbol con muy poquitas cosas hace imperios de diversidad. Todo lo que nos quepa imaginar. Hay una lista por ahí de científicos que ya lleva identificados tres mil y pico dones, dádivas, regalos de las arboledas. No se puede vivir sin árboles, son el principal sostén de la vida.

23:26
Gema. Hola, Joaquín. Hoy en día eres una gran inspiración para muchos jóvenes amantes de la naturaleza. ¿Podrías hablarnos un poquito de quiénes fueron tus grandes maestros?

23:46
Joaquín Araújo. Mis primeros maestros, sorprendentemente, abro un paréntesis para una pequeña nota autobiográfica, y casi voy a pedir perdón por mencionar algo de mi infancia. Yo fui asquerosamente precoz, o sea insoportable. Yo a los 13 años leía filosofía pura, fijaos. Y a los 15 años leía religiones comparadas. Y a los 16 años escribí un tratado sobre el budismo. No te digo más. Es absolutamente insoportable, pero me hizo una persona que decidió desde una edad, creo que era más joven aún que tú, pero decidí que lo importante en esta vida era la compasión. Lo aprendí y lo aprendí de Lao-Tse, y lo aprendí de Buda directamente.

24:33

Es más, yo soy un ecologista activo, fijaos, ni más ni menos que con cincuenta años de militancia, porque soy una persona compasiva. Y soy una persona compasiva porque mis primeros maestros fueron casi los primeros maestros de la historia de la humanidad. Pero yo no puedo olvidarme de algunos presocráticos, fundamentalmente, como Epicuro. No puedo olvidarme de Lucrecio. No puedo olvidarme de algunos prerrománticos alemanes, fundamentalmente, Goethe. No puedo olvidarme… fijaos si esto es muy importante, porque la estamos olvidando y despreciando. La mejor generación literaria de la historia de la humanidad, se dice pronto, es la Generación del 98 en España. Está aquí al lado. Hace 80 años vivían todos.

25:33

Bueno, pues todos los grandes escritores de la Generación del 98: Unamuno, Machado, Ortega y Gasset. Todos tenían el sentimiento de la naturaleza. Leyendo a unos cercanos sabios que escribían en español, se puede encontrar tal cantidad de antecedentes, de inspiraciones. No se olvidaban. Y precisamente, entre ellos se escuchan cosas tan… fíjate ahora voy a enlazar con la primera pregunta.
Ortega y Gasset, por ejemplo, decía: «Yo que soy catedrático de universidad necesito mucho más las opiniones de los campesinos, que los campesinos de mis opiniones». El filósofo más grande de la historia de España, Unamuno, decía: «El sentimiento de la naturaleza es la cima de la civilización y de la cultura».

26:26

Y estaban aquí al lado, y eran magistrales como escritores y como pensadores. Esos son mis maestros. Entre los cercanos tengo, fundamentalmente, al catedrático de Geografía Física de la Complutense de Madrid, don Eduardo Martínez de Pisón. Ese fue un maestro directo del que me siento orgulloso de ser amigo, discípulo y que he compartido con él muchas cosas. Pero os podéis imaginar, que cuando alguien se convierte en la década de los 70 del pasado siglo en naturalista y viviendo en este país, pues había una referencia insoslayable, tan insoslayable que os puedo asegurar, porque he escrito dos biografías sobre este personaje, Félix Rodríguez de la Fuente, entre el año 72 y el año de su muerte, que fue el año 80. Era la segunda persona más conocida de España. Pues imaginaos lo que supone que un día suene el teléfono y sea Rodríguez de la Fuente invitándote a comer.

27:41

Esto fue lo que me pasó, y lo comento porque está fuera de toda duda que en mi vida hay varios hitos, media docena como mucho, o quizás menos, de extrema importancia. Y uno de ellos fue ese. De esa comida salí como ayudante, mano derecha de Rodríguez de la Fuente para todo su trabajo editorial hasta el día de su muerte y cuatro años más. A mí se me encargó a la muerte de Rodríguez de la Fuente que terminara todas sus películas, todos sus libros y todas sus enciclopedias. Y, ¿qué quiere decir esto? Que durante seis años con Félix vivo y cuatro años más con Félix Rodríguez de la Fuente muerto, pues yo hice el equivalente a 16 licenciaturas y 18 masters en naturaleza, en divulgación, y en comunicación.

28:34

Es que es la mínima comparación que puedo hacer. Yo aprendí a escribir, a hacer radio, a hacer televisión, a hacer documentales, todas estas cosas. Por tanto, la trascendencia no solo desde el punto de vista personal, pero sobre todo profesional, no pudo ser mayor. Con una faceta que como hoy ha desaparecido por completo, prácticamente nadie se acuerda. Félix murió sin haber conocido la competencia. Solo había una cadena de televisión, él era ultrafamoso porque era insoslayable verle, es casi como si fuera obligatorio. Eso creaba un estado de opinión muy favorable a las cosas vinculadas con la naturaleza. Y, lógicamente, yo estando en ese círculo muy próximo a Rodríguez de la Fuente aprendí, y también me beneficié de lo famoso que era y, lógicamente, es un recuerdo absolutamente imborrable.

29:43

Por no olvidarme de algunos, son maestros desde luego los grandes escritores de la naturaleza. Del lado más convencionalmente olvidadizo de la naturaleza, tres norteamericanos, por ejemplo, son fundamentales Walt Whitman, Henry David Thoreau, y John Muir. No se puede ir por la vida sin conocer a estos tres autores, no se puede ir por la vida sin haber leído a Juan Ramón Jiménez, un poeta de la naturaleza exquisito. No se puede ir por la vida sin haber leído a Emily Dickinson. En fin, por acordarnos de unos pocos.

30:28
Esther. Sabiendo que vives rodeado de naturaleza y que puedes pasar semanas sin ver a alguien, ¿podrías decirme qué es lo que te puede llegar a enseñar la soledad?

30:38
Joaquín Araújo. La soledad es una señora bellísima que está totalmente enamorada de uno, que cuenta las historias más fascinantes, y que además te permite escuchar los otros lenguajes de la vida y el que, probablemente, menos practicamos los seres humanos desde que decidimos vivir sumergidos en el ruido. La soledad te deja charlar contigo mismo, te deja escucharte a ti mismo, te deja pensar en el sentido que tiene la vida y tu propia vida. Te deja dedicarle tiempo a intentar comprender por qué el saltamontes hace esto, o por qué hay un murmullo en las hojas de los árboles que, a lo mejor, está inventando la música. Te deja ver amanecer como si fueras el primer ser vivo que ve amanecer. La soledad te deja estar en compañía de las infinitas ofertas de la belleza. Y piensa una cosa, si no sabes estar solo nunca serás libre del todo.

32:06

De la misma forma que te he contado todo esto, te diría que puedo definir de la misma forma la compañía. Lo que pasa es que la hemos excluido, yo no puedo vivir sin una determinada forma de comunicación, no puedo vivir sin que haya personas que me quieran, sin querer yo a otras personas. No puedo vivir sin estar ante personas como vosotros. Es decir, yo si salgo de la soledad, ¿sabéis por qué es? Para contároslo, para contar todas las muchas cosas que me ha contado la soledad. Lo que pasa es que la compañía y, sobre todo, la compañía organizada, jerárquica y, muchas veces, burocrática, institucional, es extraordinariamente limitadora de tu propia capacidad de ir para acá, o de ir para allá, de hacer exactamente lo que te apetezca en cualquier momento.

33:05

Nos conducen por demasiadas vías estrechas. Deberíamos ser capaces de armonizar, ser capaces de estar solos y ser capaces de estar muy acompañados. A veces cabe la crítica al amontonamiento masivo que se está produciendo en las macro urbes del mundo, porque es un elemento en que se entrecruzan tal cantidad de cuestiones que, al final, la mejor palabra que define a esa forma de vivir es «mucho ruido», «muchas interferencias». Esto es lo que tenemos que lograr, saber vivir en compañía y saber vivir en soledad. La soledad es una gran maestra, y la naturaleza es todavía más maestra, porque cuando estás en soledad con la naturaleza es cuando más cosas te cuenta.

¿Cuál es la mayor equivocación en la historia de nuestra especie? Joaquín Araújo
34:01
Mujer 2. Joaquín, últimamente los pueblos se están quedando vacíos de jóvenes. Los jóvenes marchan a la ciudad. ¿Tú qué crees que se podría hacer para hacer más atractiva la vida en el campo, en los pueblos?

34:14
Joaquín Araújo. Sin duda es un auténtico drama estar en vínculo directo con lo que antes hemos expresado. La cultura rural está en peligro de extinción. Lo está, en principio, por esa injusticia, por ese pagar una ínfima cantidad del valor real que tiene el esfuerzo, el trabajo del agricultor y el ganadero. Evidentemente, si fuera posible una forma de mantenimiento de tu propia vida, económicamente hablando, con ese esfuerzo tendríamos bastante controlado el asunto. Pero también necesitamos la recuperación de la dignidad. La dignidad del campesino es absolutamente necesaria para el propio campesino, pero también para el conjunto de la dignidad. Es tal el agravio, es tal el desprecio que se tiene. Es más, una parte de la educación básica y de los productos culturales y artísticos han sido denigrantes para la gente del campo, cuando precisamente fueron los que inventaron la palabra «cultura». Fijaos que casualidad, esto es una cosa que se suele ignorar.

35:31

La palabra «cultura» la inventa la cultura rural, pero es que la cultura rural inventó la mayoría de las palabras que usamos. La cultura rural a través de sus artesanías es la madre de la tecnología, de la ingeniería, de la arquitectura, y no digamos de la vida, porque son los que alimentan a los cuerpos. Unamuno dijo algo muy importante: «Todo lo que yo he hecho en la vida, cientos de libros, decenas de miles de artículos, se lo debo a los campesinos que me han dado de comer durante este tiempo. Ese reconocimiento tan absolutamente básico, casi diríamos que es una tontería porque es evidente, está masacrado, está completamente olvidado por esta sociedad.

36:13

Apenas aparece en los medios de comunicación, apenas hay productos literarios o cinematográficos sobre la vida de los campesinos. Esto es lo que hay que hacer, pero es que tampoco aparece en el sistema educativo con un rango suficiente de intensidad. ¿Por qué no se enseñan las destrezas, las sabidurías, de la cultura rural también en los centros educativos? Creo que una de las mayores torpezas de la educación, como se está llevando ahora mismo, es que no se trabaje con las manos. Yo he aprendido más viendo crecer las plantas en mi huerto que con muchísimos libros. Pero, también, pensemos que ese vaciarse de los pueblos no es sustituido por algo mejor. Esto lo afirmaba Miguel Delibes en su discurso de ingreso en la Academia de la Lengua de este país.

37:05

Decía: «No solamente se le convence al campesino de salir huyendo…», porque es la parte despreciable de la sociedad, y decimos que no tiene más sentido que el de amontonarnos en las ciudades porque si no soy de segunda, de tercera, de quinta categoría. Sino que al mismo tiempo, ese abandono del campo es una pérdida de conocimientos, de destrezas, de habilidades extraordinarias. Es vaciar la gran biblioteca del conocimiento de los seres humanos. Pero os voy a hacer un juego de palabras porque está muy de moda, y además lo hago con toda intención y con un poquito de indignación. Si hay una zona de una inmensa parte del país que se ha quedado sin gente, hay otra que se ha llenado de gente que tiene muy poco dentro de sus cerebros, y muy poco dentro de su capacidad emocional.

38:06

Hay mucha gente que ha sustituido una vida que tenía muchas facetas absolutamente fascinantes y maravillosas, por una vida que está solo sujeta a la mediocridad de las pantallas, a la tiranía de la velocidad y al imperio de la comodidad.

38:28
Rosalía. Soy Rosalía he sido profesora en su instituto, Joaquín Araújo en Fuenlabrada, durante 25 años. Se dice que un pueblo sin escuela ni niños, es un pueblo sin vida. Mi pregunta es: ¿cuál es la importancia de la escuela y de los maestros para el desarrollo económico, social, cultural de los pueblos?

38:51
Joaquín Araújo. Pues fundamental, también. Es más, incluso esa figura del maestro del pueblo, incluso de la aldea, es probablemente desde un punto de vista de la civilización y de la cultura, una de las más importantes que ha habido. Es más, pensemos en lo que he comentado, que no se puede separar naturaleza y cultura. Cuando se podría estar en contacto con todas las destrezas del mundo espontáneo, con todas las sabidurías de la cultura rural, más con los conocimientos básicos que forman parte de la columna vertebral de todos los que estamos intentando aprender desde siempre. Pues es una combinación extraordinariamente productiva.

39:44

La figura del maestro de pueblo, de la maestra de aldea o de ciudad pequeña, es no solo entrañable por sí misma, es que es probablemente la que más nos acerca a un modelo, a una forma de la necesaria renovación pedagógica que debería estar en curso. Como prácticamente es imposible en estos momentos, entre otras cosas porque no somos el país más exagerado, pensemos que aproximadamente el 80 por ciento de los ciudadanos y ciudadanas españolas son exactamente eso, ciudadanos y ciudadanas, que ya es una tiranía que se llame al conjunto de la gente «ciudadanos» porque, en cualquier caso, hay un 20 por ciento todavía viviendo ahí. Pero como no como no hay ya posibilidad, a no ser que se produzca una suerte de extraña conmoción que devuelva gente a los campos y a los entornos rurales. Lo que sí debería ser, de alguna forma, normal, frecuente, es volver a esos sitios, es la educación en parte al aire libre.

41:02

La educación viendo cómo se hacen algunas de las habilidades y sabidurías de la gente de los campos. Y por supuesto, yo siempre he mantenido que es difícil dar con alguien que sepa hacer más cosas fascinantes que un bosque. Bueno, pues ¿por qué no van…? Sé que en ese instituto que habéis tenido el despropósito de ponerle mi nombre, salís mucho al campo. Yo he plantado árboles en el patio del instituto. Ha habido épocas en que ha habido huerta en el instituto, pero tiene que ser eso intensificado por muchas veces. Lo del huerto escolar debería ser la norma absoluta. No debe haber un solo colegio, una sola escuela, o un solo instituto, ni siquiera una sola universidad, sin huertos.

41:55

Y, desde luego, muchas más salidas al campo. Esto, incluso por análisis de pedagogos, por absolutos investigadores de los contenidos, de las fórmulas educativas, está perfectamente identificado. Vivir de espaldas a lo que en un momento dado supusieron las maestras y los maestros de pueblo y aldea, es probablemente, una de las cosas que en estos momentos se convierten como antieducativas. Se identifican como un extraordinario déficit formativo en las generaciones actuales.

42:39
Andrea. Hola, Joaquín. Mi pregunta era que tú has publicado muchos libros y artículos sobre el cambio climático, ¿podrías explicarnos cómo afecta en el medioambiente y en la vida de las personas? ¿Y qué podemos hacer para prevenirlo?

42:53
Joaquín Araújo. En estos momentos hay que empezar a contestarte a lo que debemos considerar como la pregunta más esencial de este presente. Con una afirmación rotunda. Es la mayor equivocación de la historia de nuestra especie. Así de claro. Para valorarlo de esta manera, hay que entender un poquito mejor qué es el clima y cuál es el escenario del clima. Es la mediación absoluta entre una construcción absolutamente originalísima en la historia del cosmos, no ya del planeta Tierra, del cosmos, y que está abasteciendo permanentemente. Si no entendemos al clima de la misma forma que, a lo mejor, somos capaces de entenderlo mucho mejor. Creo que el que más o el que menos, sabe que nace de una matriz, donde se nos alimenta y se nos protege durante nueve meses. Y ese alimento y esa protección permiten el desarrollo de un embrión que acaba siendo una mujer o un hombre.

44:13

El clima es eso. El clima es la placenta. El clima es la matriz de la totalidad de lo viviente en este planeta. Entonces, si atentas a lo más esencial, si estás literalmente convirtiendo algo que es la principal causa de que haya vida en este planeta, realmente es el gran despropósito. ¿Por qué? Porque lo hace uno de los seres vivos del planeta. Segundo, porque es el único que sabe que lo está haciendo. A ti no te condenaría un tribunal si hubieras perdido la razón e hicieras un delito muy grave. Tú has perdido la razón y es un eximente. Bueno, a la civilización actual no se le puede indultar del crimen de destruir el clima.

45:10

Por eso es lo más tremendo, lo más urgente, lo más necesario. Ahora mismo deberíamos estar implicados, pero con el mayor potencial posible desde el sistema educativo a las más elementales formas de convivencia familiar. Desde todos los modelos de producción a todos los modelos de, por supuesto, transporte y de producción de energía empeñados en que el clima funcione lo mejor posible. Como ha sabido funcionar durante miles de millones de años. Las consecuencias, absolutamente inenarrables, pero no las conocemos. Sí, sabemos o especulamos, extrapolamos modelos.

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Sabemos que aquí y allá se han producido, sobre todo, exageraciones extraordinarias. Pensemos que hace dos semanas Australia padecía una ola de calor extraordinaria, con múltiples incendios forestales, y la mitad de Estados Unidos se congelaba. Eso es el cambio climático. Cambio climático es que ahora mismo, en esta parte invernal de nuestro año 2019, hay gente bañándose en las costas del Mediterráneo. Es que no tiene ningún sentido. Y los naturalistas y los campesinos nos encontramos con aberraciones múltiples. Desde las floraciones extratempranas, hasta las eclosiones de insectos en pleno invierno, y por supuesto las más dramáticas, de pronto un montón de árboles se ponen a florecer en otoño cuando están destinados a fracasar, porque en cualquier caso llegará una ola de frío y destruirá el producto de esas flores.

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Es romper las principales leyes del funcionamiento de la vida, eso es el cambio climático. ¿Y cómo se lucha contra el cambio climático? Curiosamente, es lo más fácil de este mundo y lo más imposible. Cualquiera de vosotros aquí presentes. Cualquier estudio de grabación de un determinado programa. Cualquier automóvil. Cualquier ascensor de cualquier edificio. Cualquier calefacción de este mundo puede proporcionarnos exactamente el mismo bienestar, el mismo servicio, el mismo trabajo gastando mucha menos energía. Y esto se sabe científicamente, pero la comodidad… ¡Oh, cielo santo! Y la velocidad, la diosa de las diosas. No ha habido una divinidad más potente en la historia de la humanidad que la velocidad.

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Y los servidores somos los seres humanos, de la señora velocidad. Si fuéramos un poquito más despacio, si fuéramos un poquito menos comodones, que por cierto las dos cosas aumentarían nuestra salud personal. La del cuerpo, la de ese corazón que late aunque nosotros no nos demos cuenta que está latiendo. De la noche a la mañana, y no es una exageración. Si fuéramos capaces de ahorrar, al menos, una pequeña parte de lo que se está gastando en energía para ningún servicio útil, que es puro despilfarro y pura contaminación, estaríamos empezando a cambiar este destruir la transparencia de los aires, que es la principal consecuencia del cambio climático.

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Y podemos hacerlo desde la individualidad. Y por supuesto, lo tienen que hacer las empresas. Y por supuesto, lo tienen que hacer los gobiernos. Y por supuesto, los compromisos internacionales que se han firmado con toda solemnidad. Eso es lo que hay que cumplir. Y, curiosamente, insisto, podría ser muy fácil, pero no sé qué desgraciado infortunio nos está acompañando como para que llevemos 40 años esperando. Algo más de 40 años esperando a la más elemental sensatez. La inteligencia se nos ha dado para intentar calibrar las consecuencias de nuestros actos. Esta está identificada, está cuantificada. Sabemos que las consecuencias pueden ser desastrosas para la totalidad de la humanidad y para la totalidad de la vida del planeta. Parece mentira que nuestra inteligencia no se haga amigo y amiga de la transparencia y del clima.

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Jose. Hola, Joaquín. Has hecho mención a las redes sociales, a los medios de información. Cada vez se sube más información, fotos de la naturaleza, de los animales. ¿Crees que eso nos ha concienciado más? ¿O simplemente estamos en la misma superficialidad?

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Joaquín Araújo. Es trágico, absolutamente trágico. Lo siento porque me hubiera encantado poder abordar más aspectos porque creo que es importante, también, ir al lado positivo. A esa capacidad extraordinariamente fascinante, exultante, bellísima, de la propia naturaleza, sus capacidades pedagógicas. Pero en estos momentos nos sucede algo extraordinariamente complejo y contradictorio. Y llevo muchos decenios siendo una suerte de periodista ambiental, un cronista permanente de estas cosas. Fíjate, en las redes sociales hay muchos elementos que nos vinculan con la naturaleza. Yo mismo todos los días pongo noticias de la naturaleza. He defendido durante años, y por desgracia con poco éxito, el que el periodismo debería incluir noticias tan sencillas como: «Hoy han florecido los cerezos».

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Esa, más o menos, sale todos los años, pero todos los días pasa algo tan fascinante como la floración de los cerezos en la naturaleza. Y todos los días se podría comentar alguno de los momentos estelares de la vida en este planeta, y que fueran un motivo de información básica general. Igual que nos dan las temperaturas de las ciudades, o el estado del tráfico en las autovías. Pues nos deberían decir lo que están haciendo los árboles, lo que están haciendo las aguas manantías, o lo que están haciendo los pájaros en el cielo. Hoy hay la mitad de vida salvaje que hace 50 años, hoy hay un tercio menos de árboles que hace 50 años, hoy el desierto tiene un 15 por ciento más de territorio del planeta que hace 50 años.

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Hoy el mar está cambiando de color porque se está calentando y están cambiando las comunidades del fitoplancton, y del plancton en general. Hoy, el color blanco que era un salvavidas, el color blanco del hielo, el color blanco de los glaciares de la Antártida y del Ártico han perdido una parte de su volumen, eso es absolutamente terrorífico. Cuando tenemos más conciencia ambiental que nunca, cuando tenemos más leyes de defensa de la naturaleza que nunca, cuando tenemos más compromisos, tratados internacionales para defender a la vida que nunca. Esta contradicción es absolutamente una tragedia, y todavía más tragedia que casi nadie lo considere una tragedia. Y esto es lo que tenemos que romper.

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Si lo sabemos, si cuando nos quedamos a solas, es una de las cosas que se te aparecen cuando estás a solas. Si yo sé esto, esto y esto, y sé las consecuencias, pues cuando estás a solas te animas más a hacerlo, curiosamente. Cuando estás en compañía: «Pues mira, este no lo hace», me está contagiando el no hacerlo. Cuando estás solo tienes más responsabilidad para hacer las cosas. Es una de las ventajas de estar solo. A mí no se me ocurre contaminar, ni se me ocurre tirar un plástico por el campo, ni se me ocurre hacer ninguna salvajada con ningún árbol cuando estoy solo, porque tengo yo solo la responsabilidad de hacerlo. Bueno, esto es lo que colectivamente tenemos que hacer y tenemos que superar la tragedia de la contradicción.

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Todos queremos vivir, todos queremos vivir y si es posible… porque en el fondo, en el rescoldo de nuestra memoria genética, nos gustan los bosques y nos gustan los colores del mar, y nos gustan esos blancos que reflejan una parte de la radiación solar y nos libran del calentamiento. Si nos gustan, y para colmo de vez en cuando aceptamos que son necesarios. ¿Cómo no los defendemos? ¿Cómo no nos ponemos a renunciar a una minúscula porción de esa comodidad, de esa velocidad, para que siga habiendo belleza en libertad en nuestro mundo? Es que hay que superar esa contradicción. A lo mejor lo logramos con un poquito más.

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A lo mejor esta reflexión que nos acompaña desde el primer momento, es que tiene que haber mucho más contenido en el sistema educativo sobre la vivacidad, sobre la naturaleza, sobre la ecología, sobre los procesos, sobre la alegría de vivir con los otros seres vivos, tiene que haber un poquito más. A lo mejor aumentando esa pequeña dosis de conocimiento, a lo mejor logramos algo que me parece la aspiración más legítima del presente. Y voy a decir una de las frases más lúcidas y más dramáticas de la historia de la literatura universal, es de Albert Camus, ya sabéis Premio Nobel de Literatura y una de las mejores cabezas del siglo pasado, decía en su «Calígula»: «El hombre es el único ser que destruye lo que prefiere». Tenemos que dejar de destruir lo que preferimos, en el fondo preferimos nuestro mundo, preferimos nuestra naturaleza, preferimos las cosas vivas a las cosas muertas, preferimos los sistemas y procesos que consiguen la continuidad de la vida.

56:05

No queremos interrumpirlos. Los masacramos por ignorancia y por comodidad. Todo lo que debería apuntalar en buena medida el sistema educativo, es a crear seres más sensatos, más coherentes, es decir más lúcidos. Así de claro.

56:31
Hombre 2. Hola, Joaquín. Tú nos hablas de la filosofía, de la poesía, de las artes. Mi pregunta es: ¿qué relación crees que tienen estas con la educación ambiental de los niños y las niñas?

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Joaquín Araújo. Bueno, yo estoy convencido de que una educación es algo que tiene que ser generalista, global, y debe ser llevado puesto exactamente igual que la piel. El que no entiende que hay que estar siendo educado, o educarse a sí mismo desde el primer al último día, que no hay pausas. Y sobre todo no debe haber retrocesos, pues evidentemente nunca estará bien educado del todo tampoco lo va a conseguir nunca nadie. Pero bueno, hay que intentarlo. Estas son esas cosas que, precisamente, como es imposible hay que intentarlo todos los días. Esto hay que sumarlo a lo que tú has dicho, es decir, que afortunadamente estamos en un proceso de rectificación.

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Probablemente los aspectos más poéticos de la actividad humana estén en la ciencia. Y resulta que los científicos odian a los poetas y los poetas a los científicos. Esto es un disparate como la copa de un pino, es un disparate el haber separado humanidades de disciplinas científicas. Es decir, hay que ir a la contemplación del mundo panorámicamente, pero también de nuestras destrezas. Si ahora mismo estamos sujetos a otra tiranía pavorosa, está en un escalón inferior al que ya he mencionado varias veces de la comodidad, de la velocidad.

58:16

Pero la supremacía del especialismo, el que los sistemas educativos nos preparen para ser especialistas en algo ridículamente pequeño, prácticamente insignificante, con ignorancia de todo el resto, que es infinitamente más grande y más esencial, es algo que hay que ir intentando quitar. Hay que crear generalistas. Hay que crear personas que tengan la posibilidad de disfrutar con la música y con la poesía, con la física cuántica y con el ejercicio más abstracto de las matemáticas. Hay que intentar ser más completos, sencillamente.

¿Cuál es la mayor equivocación en la historia de nuestra especie? Joaquín Araújo
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Mujer 3. Hola, Joaquín. Sé que eres un gran experto en la ornitología, en el estudio de las aves. Me gustaría que nos hablases un poco acerca de ellas. ¿Cuál es tu ave preferida y por qué?

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Joaquín Araújo. Sí, tengo una especial vinculación al mundo de las aves por algo tan sencillo, te lo digo en clave poética, porque nada ha elevado más alto a la vida, porque el territorio de las aves es el de los dioses, porque fundaron la música, porque volar ya es una sinfonía, porque han sido capaces de crear con solo diez mil especies todas las soluciones posibles al problema de vivir. Y porque nos informan mejor que nadie de lo que le hacemos a la naturaleza. Como soy también periodista, soy comunicador y periodista, lo que queráis, pero fijaos que la información que te dan las aves es, a corto plazo, precisa y correcta.

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Por todo eso son interesantes. Por una parte, son fascinantes, son materia prima de infinitas composiciones musicales de todos los tiempos y de todos los estilos musicales. Están a lo largo de toda la historia de la poesía, no poco en la historia de la pintura, de la arquitectura, de la escultura. Y en estos momentos, es el gran anuncio de lo que le pasa al planeta. Si están queda vida, si se han ido como se han ido de tantos lugares, podemos estar seguros de que algo muy grave está pasando. Por otro lado, los comportamientos son fascinantes. Hay aves con una capacidad de memoria y de lenguaje tremenda e inimaginable. Hay aves que son capaces de contar numéricamente, hay aves que recuerdan perfectamente cosas que serían imposibles para nuestra cabeza: un arrendajo puede esconder mil bellotas y al cabo de los meses encontrar novecientas. Y las han distribuido por todos lados. Hacen tantas cosas que son realmente fascinantes.

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Y desde luego, y lo más cercano, ya que me has preguntado por aves preferidas por mí, yo tuve una época en que me dediqué, científicamente hablando, a estudiar algunas especies de aves. La que más estudié es un pequeño córvido de color azul, tiene un nombre muy fácil de recordar y difícil para mí de pronunciar, que es el rabilargo. Y es un ser fascinante. Para que os hagáis una idea, es la única especie de aves en nuestras latitudes que son cooperativas al grado extremo de que cada nidada es cuidada no sólo por un padre y una madre, sino por los tíos, los abuelos, las primas, los hermanos de la nidada anterior, es algo de una cohesión social… Esa es realmente mi ave preferida, aunque es un córvido, que suelen ser antipáticos, como las cornejas, los grajos y demás, pero a mí me fascina. Y como dediqué varias temporadas a estudiarlos de cerca, pues es mi ave preferida.

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Mujer 4. Buenas, Joaquín. En tu lenguaje utilizas palabras y expresiones frecuentemente recogidas de campesinos y de pastores. ¿Podrías hablarnos del significado de «atalantar» y de dónde lo aprendiste?

01:02:57

Sí. Es mi palabra preferida. Para empezar, suena a campana. «Atalantar», a campana de un pequeño pueblecito sumido en una bruma, que a las seis de la mañana suena y las cosas se ponen en movimiento, y la mayor parte de la gente sale, y ve el amanecer. Otra gran tragedia de la humanidad. La gente no sale a ver amanecer. Hay que ver lo que se pierde la inauguración de la realidad. Si es el mayor espectáculo. De pronto, todos los días, resulta que empieza lo vivo, empieza la realidad, empieza todo. Bueno, eso viene a cuento de que me suena a campana la palabra «atalantar». Desde el punto de vista absolutamente fundamental, es una de las anécdotas, pero también momento estelar en mi propia formación y en mi forma de comprender el mundo.

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La palabra la aprendí de un pastor. En una de las múltiples excursiones que he hecho completamente solo por la naturaleza, de repente me tropiezo con un pastor que se llamaba Bernabé. La mejor definición de dónde vivía: se murió sin usar el dinero. Fíjate dónde viviría para morirse y tal. El pastor me dijo: «Ven que te voy a atalantar», me llevó a un chozo donde su cama era el suelo y su almohada una piedra. «Atalantar» era que quería compartir un trozo de queso conmigo. Luego me fui al diccionario porque inicialmente no tenía ni idea, a pesar de que yo estudié una carrera de letras y que he sido un lector, y sigo siendo un lector empedernido, pero no conocía la palabra «atalantar».

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Esto pasó hace 45 años por otro lado. Y entonces, cuando me encontré con lo que decía el diccionario todavía me gustó más, porque significa varias cosas: significa invitar, significa ser hospitalario, significa ser acariciador, ser tierno. Significa, fundamentalmente, y es el principal sentido que yo le doy: cuidar. Yo he terminado la mayor parte de mis conferencias, de mis artículos, y otras muchas intervenciones en público con la siguiente frase: «Gracias y que la vida te atalante». Eso quiere decir que procuro desear lo mejor que se puede desear. Fijaos si nos encanta que nos cuide la novia o el novio, que nos cuide el padre o la madre, el hermano o la prima. Fijaos, que te cuide la vida, que sea tu tutela, lo que te acaricie, lo que te cuide. Eso es lo que significa «atalantar».

01:05:54
Mujer 5. Hola, Joaquín. Ya que has escrito un libro en el que das 66 definiciones de la vida, ¿qué significa para ti la vida?

01:06:00
Joaquín Araújo. Definir a la vida es imposible, lo he dicho muchas veces en público y en mis escritos. Todas las palabras del diccionario son insuficientes para definir la vida. ¿Sabéis por qué? Por algo tan sencillo como que en el diccionario no aparece ni el 5 por ciento de la vida que hay en el planeta. Es algo tan extraordinario, tan complejo, tan fascinante, tan improbable, tan incierto, tan hermoso, tan misterioso, tan trascendental, tan trágico, que es imposible definir a la vida. Y la gracia que yo he hecho es escribir 77 definiciones de vida desde la consciencia de que es imposible definir a la vida.

01:06:46

Ese es el juego. Es un juego de creación literaria. Para empezar, la vida es el más fascinante espectáculo del universo y no sólo es fascinante, sino bello. Como no solo es bello, sino absolutamente insustituible por otro, pues es algo que realmente necesitamos valorar en esa extensión, el aprecio a la vida en todas sus infinitas variaciones es absolutamente imprescindible como fraternidad. ¿Si somos seres vivos, cómo somos capaces de no considerarnos hermanados a la vida? Esto es absolutamente fundamental.

01:07:39

Bueno, quiero agradeceros que hayáis compartido conmigo y me hayáis hecho estas preguntas que nos han permitido un diálogo. Fijaos, otra definición de vida. La vida es un diálogo entre la materia inerte, el agua, la luz, el aire y, por supuesto, el suelo que pisamos. Un diálogo. Nosotros, a veces, somos un monólogo, los seres humanos, esa es otra posible aproximación. Pero yo quería contaros algo que llevo muy dentro. Estoy convencido desde siempre que no es el conocimiento objetivo, ni la información práctica lo que más nos acerca a lo esencial, a lo importante.

01:08:30

Os quiero contar un descubrimiento personal que hice de la forma probablemente más intensa, y probablemente más ocasional, más fortuita, más azarosa. Hace cuatro inviernos yo estaba plantando 90 árboles en memoria de mi madre fallecida. Empecé mucho antes a hacer estas cosas porque plantar árboles me parece absolutamente insustituible como forma de dialogar, precisamente, como forma de ser cómplice de la vida, como forma de no destruir lo que preferimos. Decidí que cuando murió mi padre era oportuno plantar en una suerte de homenaje, memoria, recordatorio, el número de árboles equivalente a los años vividos.

01:09:38

El razonamiento empieza un poco antes. En mi familia, pero en muchísimos otros lugares de este país, de muchas culturas, muchas tradiciones, en muchas religiones de la historia de la humanidad ha sido norma plantar un árbol al nacer una criatura, al nacer una mujer o un hombre. La sensatez acompañó mucho a la cultura de la India porque cuando nacía una mujer se plantaban once árboles. Es bastante inteligente. Y a mí, de pronto me vino a la cabeza, también formas de estímulo para seguir plantando árboles. Dije: «Bueno, pues cuando muere alguien cercano, cuando desaparece al que querías o al que admirabas por alguna vinculación o destreza, pues sería bueno plantar tantos árboles como años vividos».

01:10:32

Empecé cuando murió mi padre. Seguí con varias personas que son muy conocidas. En mi entorno vital, en las perdidas montañas de las Villuercas extremeñas pues hay un bosquete plantado a la memoria de Miguel Delibes, José Saramago, de Antonio Fraguas Forges y, por supuesto, el que estaba mencionando. 90 años porque 90, mejor dicho, 90 árboles porque 90 años había vivido mi madre. Y cuando estaba haciendo eso metió un disparate emocional esta idea en mi cabeza: «Pero, ¿por qué seré tan tacaño, tan ruin? ¿Cómo es esto de plantar solo un árbol por año vivido?». Lo suyo sería plantar un año por día vivido, cualquier excusa es buena para que haya más árboles en el mundo».

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Y entonces, en medio de esa especie de fantasía, acudió a mi mente otra idea, la de cuántos árboles tendría que plantar mi hijo si yo me muriera en ese momento. Y sucedió una extraña sincronía, me quedé verdaderamente conmovido porque hice un cálculo en medio del campo con un azadón, plantando árboles en solitario. Saqué el teléfono móvil, una tecnología punta con la calculadora. Y me salió lo siguiente: si yo me muriera ahora mismo, mi hijo tendría que plantar 24.000 árboles, porque yo en ese momento había vivido 24.000 días. Y daba la casualidad de que yo, en ese momento, Joaquín Araújo, había plantado 24.000 árboles a lo largo de su vida.

01:12:34

Es decir, que lo considero lo más importante que he hecho. Lo considero más importante que premios mundiales y nacionales, lo considero más importante que todos mis libros, todas mis películas, todas mis conferencias, el que haya 25.000, ahora son 25.000 largos los árboles que he plantado. Pero quizás la forma de comprender esta pasión por el ser vivo que más contribuye a la continuidad de la vida, la pasión por que los árboles sigan siendo el mejor elemento estético del paisaje. En no poca medida ético, ningún árbol es para sí mismo, nadie planta árboles para sí mismo, su longevidad asegura que siempre es para los demás.

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Yo quiero despedirme de vosotros con cuatro versos, son por supuesto de cosecha propia, y son un intento de explicar muchas de las cosas que se han tocado aquí esta tarde. ¿Por qué me ha dejado la fortuna hacer lo que he hecho? Vivir cerca de esa transparencia y de esos manaderos, de esos cantos y de esas propuestas de la naturaleza. El haber leído el libro sin palabras, el libro sin palabras de la vida. ¿Por qué planto árboles? Yo planto árboles para que cuando yo no esté, estén los surtidores de la transparencia. Yo planto árboles para que cuando yo no esté, otros trinos aniden en los tímpanos de otras personas. Yo planto árboles para que este mundo vea el color de la vida, el verde de la copa de los árboles. Yo planto árboles para que sea menos mortal la muerte. Muchas gracias.