¿Cómo nos protegen los océanos?
Cristina Romera Castillo
¿Cómo nos protegen los océanos?
Cristina Romera Castillo
Oceanógrafa
Creando oportunidades
Cuidar los mares para salvar la vida
Cristina Romera Castillo Oceanógrafa
Cristina Romera Castillo
"Creo que hay esperanza ante los problemas medioambientales a los que nos enfrentamos, porque ya tenemos la experiencia del pasado, casos de éxito en los que se corrigieron errores. Pero es fundamental que se escuche a los científicos, que se haga cuanto antes, porque ya vamos tarde". Con esta advertencia, la oceanógrafa Cristina Romera Castillo lanza un mensaje de esperanza sobre los retos que afronta el planeta y recoge en su libro 'AntropOcéano'.
Licenciada en Química y doctora en Ciencias del Mar, trabaja en el Instituto de Ciencias del Mar del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Allí se ha especializado en el análisis del ciclo del carbono oceánico, la materia orgánica disuelta en el océano y sus interacciones con los microorganismos, y la cuantificación del impacto de los plásticos en los microbios marinos, trabajos por los que ha sido galardonada con premios como For Women in Science 2019 de L'Oreal-UNESCO; el Raymond L. Lindeman Award 2020, de la Association for the Sciences of Limnology and Oceanography (ASLO); o el International Rising Talents 2020, de L'Oreal-UNESCO. "El principal problema de los plásticos, aparte del daño que están haciendo a los organismos de los océanos, también está en la salud humana, porque estos plásticos son ingeridos por organismos marinos, se transfieren en la cadena alimentaria y llegan hasta a los peces que nosotros consumimos. Es un daño medioambiental que nos está llegando a nosotros con un efecto bumerán", concluye.
Transcripción
Al final encontré uno que hablaba sobre aplicar la química al mar y me pareció fascinante. Aparte que yo no sabía tampoco que habiendo estudiado química podía hacer ese tipo de trabajo. Entonces pedí la beca, al final me la dieron y así fue como fui al Instituto de Ciencias del Mar a hacer la tesis y la verdad que estoy súper contenta porque te permite conocer cómo funciona no sólo el océano, sino el planeta. Y esto es una cosa que me gusta mucho. Aprendes, tienes que aprender o tener conocimiento de mucha ciencia, tener un poco de física, matemáticas, química, biología y esto me gusta mucho. O sea que al final, para mí ha sido un acierto, ha sido una suerte.
Por ejemplo, no sé si te acuerdas del bisfenol A, que era un compuesto químico que también se ponían los plásticos, por ejemplo, de biberones, y luego se descubrió que era un disruptor endocrino y hubo mucho revuelo con eso, pues ahora ya no se usa, está prohibido usarlo en contenedores de alimentación infantil, pero se usa en otro tipo de los que nosotros sí que usamos. Entonces, todavía no se ha llegado a… Yo creo que no hay la conciencia de la importancia que tiene la exposición a esos compuestos químicos constante como la que tenemos. Entonces yo creo que esto es un aspecto muy importante del tema de la contaminación por plástico y que también tanto a nosotros como también a los organismos marinos, que también está haciendo un efecto en ellos. Luego, sobre el plástico biodegradable, hay también el problema de que, bueno, es un arma de doble filo, porque ahora se está utilizando como sustituto del plástico no biodegradable, pero el problema que tiene el biodegradable es que no se biodegrada en cualquier condición. Y es que, para la mayoría de ese plástico, para que se biodegrade, tiene que tener una temperatura de más de 50 grados y unas condiciones de humedad específicas. Y esto sólo se da en plantas de compostaje. Entonces, mucho del plástico que se usa ahora, por ejemplo el ácido poliláctico, se está utilizando mucho como sustituto del plástico de un solo uso. Se está utilizando en vasos o en cubiertos, platos… y este plástico se ha visto que no se degrada en el mar. No se biodegrada. O sea, tarda también mucho tiempo en biodegradarse y se comporta como el otro.
Nosotros estamos haciendo investigaciones sobre… En particular, lo que yo estudio es los compuestos químicos que suelta el plástico en el agua de mar, qué impacto tienen en el ciclo de carbono esos compuestos y qué impacto tienen en los microorganismos, en fitoplancton, que son algas unicelulares y en las bacterias marinas. Y estamos también viendo, en particular, qué bacterias marinas son aquellas que consumen estos compuestos, porque hemos visto en un trabajo anterior que las bacterias marinas consumen los compuestos químicos que suelta el plástico al agua de mar y ahora queremos identificar cuáles son estas bacterias para ver si en un futuro nos pueden servir tanto ellas como las enzimas que tienen para, en un momento dado, poder ver si sirven para degradar ese plástico junto con la luz del sol, porque la luz del sol es el factor principal que degrada el plástico en el medio ambiente y, combinando las dos cosas, ver si podría llegarse a utilizar. No va a ser la solución, ni mucho menos. La solución es dejar de generar residuo y evitar que siga llegando al océano. Pero bueno, estamos estudiando para ver si podría contribuir a su gestión, a una mejor gestión de esos residuos. Lo que hemos visto en nuestra investigación es que, hemos hecho también experimentos con plástico biodegradable, en concreto con este ácido poliláctico, y hemos visto que se comportaba igual que el otro plástico, o sea, soltaba también compuestos químicos, igual que el otro, pero en menor medida. Es decir, se fotodegradaba igual que el plástico, el otro plástico, y, además, una cosa superinteresante que nos sorprendió es que pensábamos que estos compuestos químicos que soltaba el plástico biodegradable serían preferentemente consumidos por las bacterias marinas, más que los del otro plástico, porque venía de un plástico biodegradable. Y vimos que no, las bacterias marinas consumían esos compuestos al igual que los otros, pero no más que los otros.
Entonces vimos que, al final, el comportamiento que este plástico tenía en el agua de mar era como el plástico convencional. Bueno, es una llamada de atención para que tengamos mucho cuidado con el plástico biodegradable, que no lo usemos como sustituto del otro y pensemos que ya podemos utilizarlo sin medida solo porque es biodegradable. Pues no importa, utilizo y no importa, porque ese residuo se biodegrada. No, ese residuo también implica un problema medioambiental y también implica una gestión, no se biodegrada tan fácil, incluso aunque se biodegradara, es que todo eso tiene un impacto medioambiental. Entonces es importante que no generemos residuo de ningún tipo, ya sea plástico convencional, biodegradable, papel o lo que sea. Mejor evitar ese residuo.
Esto dio lugar a lo que se ha llamado la Pequeña Edad de Hielo y tuvo efectos en la población. Tuvo efectos… Pues, por ejemplo, el Ebro se congeló varios años. El Támesis, en Londres, también se congeló varios años, hasta el punto de que hacían ferias encima de sus aguas congeladas. Había glaciares en Granada. Aquí en España se comenzó un comercio de hielo y se almacenaba el hielo en unas cavas, que se llamaban, en unas estructuras que se construyeron para almacenar ahí el hielo, que podía quedarse almacenado durante ocho años sin que se derritiera. Y ahora, el grado que… Ya llevamos un grado que ha subido y seguimos subiendo, ya seguramente no vamos a cumplir el objetivo de las Naciones Unidas de no superar el grado y medio. Ya se ha visto este año, se ha visto que se supera. Esto tiene un efecto importante, ya lo estamos viendo también en las cosechas. Si hablas con gente del campo, ya te lo dicen, cómo se están adelantando las cosechas, cómo, por ejemplo, en el cultivo de la vid, cada vez se tiene que cultivar más alto, porque cada vez hace más calor y tienen que cultivar más alto. También están mirando nuevas variedades que se adapten mejor al calor. Entonces tiene un efecto mucho más grande del que pensamos este cambio de un grado. Y otras de las consecuencias de la subida de temperatura del planeta, consecuencias que hay en el agua de mar. Por un lado, la subida del nivel del mar, que cada año va subiendo y hay algunas zonas costeras que en un futuro podrían desaparecer. Luego también está el problema de las migraciones de especies de peces, que, como la temperatura es mucho más alta, migran a zonas donde ellas se encuentran con la temperatura que necesitan para vivir.
Luego el aumento de temperatura afecta también a la cantidad de oxígeno que hay disuelto en el océano y da lugar a zonas donde cada vez hay menos oxígeno. Y esto es, para los organismos marinos, para los que no se pueden mover, es fatal, porque ya no se puede mover, entonces pueden morir. Y para los que se mueven, como hemos hablado de los peces, por ejemplo, pues migran a otras zonas y esto tiene un efecto también en el ecosistema y en la pesca. El aumento de temperatura también afecta a algunos animales, a algunas especies de animales, por ejemplo, en el caso de la lubina, cuando aumenta la temperatura en la época en que las lubinas están creciendo, están como juveniles que se llaman cuando son pequeñas, este aumento de temperatura hace que sus gónadas se desarrollen más como macho que como hembra, o sea que aumenta la proporción de machos con respecto a la de hembras. Entonces esto tiene consecuencias en el ecosistema y, bueno, en la acuicultura no tanto, porque están controladas, de hecho, se utiliza estos controles de temperatura para tener más hembras en el caso de la lubina, porque son más grandes e interesan más económicamente. Pero luego, en cuanto a animales salvajes, no solo a las lubinas, afecta a otras muchas especies. Especies, por ejemplo, de anfibios, a tortugas… Y afecta en que la ratio de macho-hembra cambie. En unos casos son los machos los que aumentan, en otros son las hembras, pero esto tiene repercusiones para las especies también.
Y esto es porque también la forma del objeto flotante que va a la deriva, cómo le incide el viento, también determina hacia dónde se va a ir. Entonces, cuando empezaron a aparecer estas zapatillas, la gente de la costa oeste de Norteamérica se volvió loca en las zonas que aparecieron y empezaron a coger zapatillas, un tráfico de zapatillas, a intercambiarse para buscar la del mismo número para hacer el par e incluso algunos empezaron a… las lavaron y las vendieron. Y luego también estaba el caso de los patitos de goma famoso, que también fue en el Atlántico Norte este accidente, fue en 1992. Un carguero vertió 29.000 patitos de goma y otros juguetes de baño que empezaron a irse con las corrientes marinas, empezaron a llegar también a la costa norte, o sea, a la costa oeste de Norteamérica. Algunos cruzaron el Ártico, se han repartido los patitos por todos lados y todavía hoy, más de 30 años después, siguen apareciendo patitos de goma, ya menos, pero siguen apareciendo algunos. Gracias a estos patitos, han estudiado las corrientes marinas. Un oceanógrafo estadounidense, que se llama Curtis Ebbesmeyer, estudiaron, con un compañero, estudiaron las corrientes y han podido saber cuánto tarda un objeto en dar la vuelta a todo el ciclo, que tarda como unos seis años y pico en completar ese giro. También vieron que, de todos los objetos flotantes que hacen el giro, la mitad de ellos van saliendo, cada vez que se cumple un giro, se van perdiendo. Entonces, gracias a esto, luego pudieron ver dónde iban y entender cómo funcionaban las corrientes marinas. Y para demostrar cómo todos los océanos están conectados, que algo que tires en un sitio va a afectar a otro. Por eso esto de mandar la basura a China, como hacíamos hace tiempo, o mandarlo a otros países, como seguimos haciendo, pues no sirve de mucho, porque luego nos va a volver, si en esos países no la gestionan bien o acaban tirándola al mar, va a volver de alguna manera. Entonces hay que cambiar eso.
El átomo de carbono puede estar por los siglos de los siglos formando parte, pasando de una molécula a otra. Por ejemplo, nosotros ahora, tú puedes estar exhalando un átomo de carbono en tu CO2 que estuvo en una uva que se comió Cleopatra, por ejemplo, porque ese carbono no se destruye, está pasando de una molécula a otra. En el océano, la vegetación del océano, sobre todo las algas de fitoplancton, toman este CO2, lo transforman y luego pasa a carbono, que puede ser ya de un tipo orgánico o inorgánico, pero hay ciertos tipos de moléculas de carbono que se van a almacenar en el océano. Están en un formato, en un tipo de molécula, que ya no va a pasar fácilmente a la atmósfera y ese es el carbono que nos interesa, el que llamamos carbono secuestrado, porque es un carbono que ya no va a volver en forma de CO2 a la atmósfera, va a quedar ahí almacenado. Y esto es muy importante para combatir el calentamiento, porque es carbono que se retira de la atmósfera y ya no vuelve a estar en circulación en mucho tiempo.
Entonces quitaban los manglares para poner esto, porque ellos pensaban que les daba mayor beneficio económico, pero ahora se ha visto que no, que es mucho más rentable económicamente tener manglares que tener eso, porque los manglares, aparte del beneficio de secuestrar ese carbono, luego también hacen un efecto de barrera que protege la costa contra la erosión, cuando hay ciclones o cuando hay fenómenos meteorológicos extremos del oleaje. Todo esto protege a la costa. Entonces, al final, luego también son zonas donde albergan mucha vida de especies comerciales o peces o especies de las que se alimentan las especies comerciales. Entonces es necesario que estén en este ecosistema para mantener esa cadena alimentaria que luego llega a los peces comerciales que nosotros consumimos. Entonces, por ejemplo, en algunos países del sudeste asiático, sí que se han dado cuenta que al final era mucho más rentable económicamente mantener los manglares que poner una granja de gambas. Y ahora se están, en algunas zonas, se están restaurando estos manglares y por eso es muy importante la protección de estos ecosistemas.
Fue la oceanógrafa Rachel Carson, que escribió un libro que se llamaba ‘Primavera Silenciosa’ donde alertaba del peligro de estos pesticidas. Y también hubo… Fue muy difícil, de hecho, la atacaron por todos lados, encima la atacaron porque era mujer y le costó mucho trabajo que la escucharan, pero finalmente también la escucharon y se prohibieron estos pesticidas. Entonces sí que se puede. Yo sí que creo que hay esperanza, pero para conseguir esto, necesitamos que se escuche a los científicos. Necesitamos que los políticos sean conscientes de la gravedad de estos problemas y que, de hecho, esto esté fuera de todo color político. Por eso sí que creo que hay esperanza ahora en los problemas a los que nos enfrentamos, porque ya tenemos la experiencia del pasado de casos de éxito en que sí que se solucionó y ahora creo que también se podría hacer, pero es fundamental que se haga cuanto antes, porque ya vamos tarde.
Entonces, genera una huella de carbono más alta. Y en cuanto a las que son de cultivo de acuicultura, también pues los métodos de cría generan también una alta huella de carbono. Entonces, las gambas pues ya sabemos que tienen eso, gambas, langostas, todo esto tiene una huella alta. Hay ejemplos de lo que se llama cogestión pesquera, que son cuando colaboran los pescadores con los científicos, con las ONG y con las administraciones para ver la mejor forma de pescar de forma que haga un menor daño medioambiental. De forma que sería un beneficio para todos. Y casos de esto, pues, por ejemplo, está el caso del sonso, en la costa catalana. El sonso es un pescadito pequeño que se come allí en la costa catalana, y bueno, hace unos años, los pecadores se dieron cuenta de que cada vez había menos cantidades y hablaron con los científicos. En concreto, colaboraron con los científicos del Instituto de Ciencias del Mar, donde yo trabajo, y vieron que, bueno, les aconsejaron que salieran la mitad de la flota a pescar esto, que pescaran la mitad. Entonces lo hicieron así, pescaron la mitad, subieron el precio, pero no perdieron dinero y se recuperó la población de sonso, por ejemplo. Entonces hay muchos casos y hay muchas cosas que se pueden hacer para no esquilmar el océano, para tener una pesca sostenible y para que todos salgamos ganando.
También es verdad que el mar hasta hace unos años se había visto como un vertedero donde se podía tirar todo y el mar se lo tragaba todo y aquí no ha pasado nada y se tiraban cosas… De todo. Neumáticos… O sea, hay zonas del océano que hay una montaña de neumáticos, por ejemplo, que tiraron vertidos también de compuestos químicos, pensando que, como es tan grande, el mar todo se lo traga. Y hemos visto que no, que todo eso tiene un efecto en el mar y que luego todo nos vuelve, que es que eso es todo una especie de karma. Luego nos vuelve todo, todo lo que estamos haciendo. Se piensa que el coste económico de poner solución a estos problemas es mayor que el dejarlo. Y no es verdad. Los costes económicos que van a traer las consecuencias del cambio climático van a ser altísimos, muchísimo más altos que si ya le pusiéramos remedio, que si ya empezáramos a dejar de emitir, mucho más altos que si empezáramos ya a apostar por energías renovables o por la investigación en energías limpias de otro tipo que a lo mejor todavía no se nos han ocurrido. Y luego hay otra cosa también muy importante a la hora de que no nos pongamos en marcha, que es el tema de la desconexión con la naturaleza. Yo creo que cada vez estamos más desconectados con la naturaleza, cada vez hay más gente viviendo en ciudades, que no está en contacto con ningún árbol, que no ve animales, que no ves vegetación. Hemos dejado de ver eso o estamos todo el tiempo con nuestra tecnología, nuestro móvil, que si subo algo a Instagram, que si al TikTok, que si no sé qué. Y las cosas, lo básico, la naturaleza que está ahí sosteniéndonos, no le hacemos caso.
Es como: “No me importa cambiar de móvil cada año porque no me paro a pensar que eso tiene un impacto medioambiental”. Entonces, yo creo que hay esa desconexión y creo que tenemos que volver a la naturaleza, a conectar con la naturaleza, a salir al campo, a ir al mar, cada uno en la medida que pueda, pero a volver a sentarnos en la naturaleza y pensar, darnos cuenta, reflexionar de todo lo que la naturaleza está haciendo por nosotros y pararnos a pensar qué podemos hacer nosotros por ella.