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¿Cómo nos protegen los océanos?

Cristina Romera Castillo

¿Cómo nos protegen los océanos?

Cristina Romera Castillo

Oceanógrafa


Creando oportunidades

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Cristina Romera Castillo

"Creo que hay esperanza ante los problemas medioambientales a los que nos enfrentamos, porque ya tenemos la experiencia del pasado, casos de éxito en los que se corrigieron errores. Pero es fundamental que se escuche a los científicos, que se haga cuanto antes, porque ya vamos tarde". Con esta advertencia, la oceanógrafa Cristina Romera Castillo lanza un mensaje de esperanza sobre los retos que afronta el planeta y recoge en su libro 'AntropOcéano'.  
Licenciada en Química y doctora en Ciencias del Mar, trabaja en el Instituto de Ciencias del Mar del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Allí se ha especializado en el análisis del ciclo del carbono oceánico, la materia orgánica disuelta en el océano y sus interacciones con los microorganismos, y la cuantificación del impacto de los plásticos en los microbios marinos, trabajos por los que ha sido galardonada con premios como For Women in Science 2019 de L'Oreal-UNESCO; el Raymond L. Lindeman Award 2020, de la Association for the Sciences of Limnology and  Oceanography (ASLO); o el International Rising Talents 2020, de L'Oreal-UNESCO.  "El principal problema de los plásticos, aparte del daño que están haciendo a los organismos de los océanos, también está en la salud humana, porque estos plásticos son ingeridos por organismos marinos, se transfieren en la cadena alimentaria y llegan hasta a los peces que nosotros consumimos.  Es un daño medioambiental que nos está llegando a nosotros con un efecto bumerán", concluye.


Transcripción

00:05
Cristina Romera Castillo. Me llamo Cristina Romera Castillo y soy científica y trabajo en el Instituto de Ciencias del Mar del CSIC de Barcelona. Trabajo con temas de carbono en el océano y también con polución por plástico.

00:20
Mónica Ortiz Keme. Hola, Cristina, soy Mónica. Un placer estar hoy aquí contigo hablando de un tema que nos importa a todos, que es el cambio climático y cómo afecta a nuestra vida y nuestro entorno.

00:30
Cristina Romera Castillo. Muchas gracias. Encantada de estar aquí con vosotros.

00:33
Mónica Ortiz Keme. Científica marina especializada en la contaminación de los océanos. Cuéntame un poco cómo surge tu relación con el mar y por qué decides investigar sobre estos temas.

00:42
Cristina Romera Castillo. Bueno, pues yo me crie en Jaén. Yo soy de Jaén y allí no hay mar. Entonces no es algo que me viniera desde pequeña, porque yo el mar, para mí, era este sitio donde iba de vacaciones, a la playa en verano y poco más. Le tenía bastante respeto. Pero surgió un poco, el dedicarme al mar, surgió más bien casual. Ya yo cuando era pequeña tenía mucha curiosidad por muchas cosas, quería hacer muchas cosas y me gustaban mucho los documentales. Entonces veía mucho, leía mucho, preguntaba a mis padres: “¿Esta gente que ha estudiado para estar trabajando en esto?” En mi familia no había científicos, entonces ellos tampoco sabían muy bien. Bueno, decían: “A lo mejor han estudiado alguna carrera de ciencias”, pero yo no tenía claro lo que era ser científico o científica cuando era pequeña. Entonces no era algo… una vocación que tenía de pequeña, pero sí que tenía ese germen de curiosidad, de querer entender, de querer aprender todo. Y bueno, luego ya cuando tuve que elegir carrera, estuve dudando bastante, porque como digo, me gustaban muchas cosas y una de ellas que me gustaba mucho era en las Bellas Artes. Estuve también planteándome si hacer Bellas Artes o hacer Química o Farmacia también quería hacer. Entonces finalmente decidí hacer ciencia, porque pensé que lo que me gustaba de las Bellas Artes, que era dibujar y pintar, pues era algo que a lo mejor podría hacer un futuro de hobby de forma no profesional, pero en cambio, la ciencia no podría hacerla como hobby. Es más difícil. Entonces decidí hacer ciencia, por eso, y estudié Química. Y luego, pues cuando acabé la carrera estuve un tiempo trabajando en la Universidad de Jaén, haciendo una investigación, participando en una investigación allí, pero no salían becas para hacer la tesis y entonces tuve que irme fuera.

02:26

Al final encontré uno que hablaba sobre aplicar la química al mar y me pareció fascinante. Aparte que yo no sabía tampoco que habiendo estudiado química podía hacer ese tipo de trabajo. Entonces pedí la beca, al final me la dieron y así fue como fui al Instituto de Ciencias del Mar a hacer la tesis y la verdad que estoy súper contenta porque te permite conocer cómo funciona no sólo el océano, sino el planeta. Y esto es una cosa que me gusta mucho. Aprendes, tienes que aprender o tener conocimiento de mucha ciencia, tener un poco de física, matemáticas, química, biología y esto me gusta mucho. O sea que al final, para mí ha sido un acierto, ha sido una suerte.

¿Cómo nos protegen los océanos? Cristina Romera Castilllo
03:08
Mónica Ortiz Keme. ¿Y un poco en qué consiste tu investigación en el CSIC y cómo es tu día a día?

03:13
Cristina Romera Castillo. Bueno, pues la investigación allí… Bueno, se trata… Tenemos tanto trabajo de campo como trabajo de laboratorio. En el laboratorio tenemos análisis de muestra y hacemos también experimentos. Y luego, de vez en cuando tenemos que hacer trabajo de campo, que muchas veces consiste en ir en un barco, en una campaña oceanográfica. Puedes pasarte allí a lo mejor un mes viviendo en el barco y cogiendo muestras. O sea, en mi caso cogemos muestras de agua desde superficie hasta 5.000 metros para estudiar toda la columna de agua del océano. Y luego también tenemos trabajo de despacho, de tratar los datos en el ordenador, de escribir los artículos. Y luego también tenemos una parte muy grande de tiempo que dedicamos a burocracia, lamentablemente. En cuanto al tema que estoy haciendo ahora, o sea, yo lo que hice… hice la tesis sobre el tema de carbono y lo sigo trabajando ahora y estudiando el carbono en el Atlántico Norte. Yo estaba haciendo un trabajo allí y me di cuenta de que había una zona en el Océano Atlántico que tenía una señal de carbono más alta de lo que esperábamos y no encontraba de dónde venía. Probé varias cosas, no encontraba de dónde podía venir y al final dio la casualidad de que, en esas fechas, fui a una charla de un investigador que era un físico que estudiaba el plástico a la deriva. Contó que la zona donde se acumulaban los plásticos, que son zonas, los giros subtropicales del océano, las corrientes forman un giro y ahí se va acumulando. Y entonces ahí vi que, justo en la zona donde yo tenía esta señal de carbono tan alta, era una zona donde el plástico se acumulaba. Entonces se me ocurrió y dije: “A ver si el plástico es el que está dando esta señal”. Fue a partir de ahí que empecé a trabajar con el tema del plástico. O sea, junté las dos cosas que hacía, que era el carbono y era el plástico, y entonces ahora trabajo estudiando los compuestos de carbono que suelta el plástico, cómo afectan a los microorganismos marinos, cómo afectan a la química del agua y, paralelamente, sigo también trabajando con mi tema de carbono que he hecho siempre.

05:21
Mónica Ortiz Keme. ¿Cuál es el mayor riesgo que supone la contaminación de plásticos en los mares?

05:25
Cristina Romera Castillo. Bueno, el problema mayor, aparte del daño que están haciendo a los organismos de los océanos, también está en la salud humana, porque estos plásticos son consumidos, son ingeridos por organismos marinos, se transfieren en la cadena alimentaria y llegan hasta a los peces que nosotros consumimos. Entonces ya se ha visto que muchas de las especies comerciales de peces que consumimos tienen plástico. Se ha visto que la sal de mesa también tiene plástico, microplásticos. Es un daño medioambiental y también que nos está llegando a nosotros con un efecto bumerán. Nos está rebotando a nosotros y nos está llegando. Otra cosa, otro aspecto importante de los plásticos, del que se habla menos y a mí me parece muy preocupante, es el tema de que el plástico nunca es puro, siempre tiene aditivos, compuestos químicos para darle las propiedades que se necesitan para su uso. Y estos compuestos químicos, cuando el plástico se va degradando, se van soltando al medio marino. Algunos son disruptores endocrinos, que quiere decir que hackean a las hormonas y actúan como si fueran hormonas. Entonces esto tiene un efecto en los organismos, o sea, tanto en nosotros como en organismos marinos. Luego algunos son carcinogénicos, entonces todos estos compuestos químicos no se sabe todavía qué efecto tienen. Lo de algunos sí, pero no de otros. Y se va con mucho retraso en averiguar, en conocer los efectos que tienen en el organismo y mucho retraso también a la hora de prohibirlos.

07:00

Por ejemplo, no sé si te acuerdas del bisfenol A, que era un compuesto químico que también se ponían los plásticos, por ejemplo, de biberones, y luego se descubrió que era un disruptor endocrino y hubo mucho revuelo con eso, pues ahora ya no se usa, está prohibido usarlo en contenedores de alimentación infantil, pero se usa en otro tipo de los que nosotros sí que usamos. Entonces, todavía no se ha llegado a… Yo creo que no hay la conciencia de la importancia que tiene la exposición a esos compuestos químicos constante como la que tenemos. Entonces yo creo que esto es un aspecto muy importante del tema de la contaminación por plástico y que también tanto a nosotros como también a los organismos marinos, que también está haciendo un efecto en ellos. Luego, sobre el plástico biodegradable, hay también el problema de que, bueno, es un arma de doble filo, porque ahora se está utilizando como sustituto del plástico no biodegradable, pero el problema que tiene el biodegradable es que no se biodegrada en cualquier condición. Y es que, para la mayoría de ese plástico, para que se biodegrade, tiene que tener una temperatura de más de 50 grados y unas condiciones de humedad específicas. Y esto sólo se da en plantas de compostaje. Entonces, mucho del plástico que se usa ahora, por ejemplo el ácido poliláctico, se está utilizando mucho como sustituto del plástico de un solo uso. Se está utilizando en vasos o en cubiertos, platos… y este plástico se ha visto que no se degrada en el mar. No se biodegrada. O sea, tarda también mucho tiempo en biodegradarse y se comporta como el otro.

08:41

Nosotros estamos haciendo investigaciones sobre… En particular, lo que yo estudio es los compuestos químicos que suelta el plástico en el agua de mar, qué impacto tienen en el ciclo de carbono esos compuestos y qué impacto tienen en los microorganismos, en fitoplancton, que son algas unicelulares y en las bacterias marinas. Y estamos también viendo, en particular, qué bacterias marinas son aquellas que consumen estos compuestos, porque hemos visto en un trabajo anterior que las bacterias marinas consumen los compuestos químicos que suelta el plástico al agua de mar y ahora queremos identificar cuáles son estas bacterias para ver si en un futuro nos pueden servir tanto ellas como las enzimas que tienen para, en un momento dado, poder ver si sirven para degradar ese plástico junto con la luz del sol, porque la luz del sol es el factor principal que degrada el plástico en el medio ambiente y, combinando las dos cosas, ver si podría llegarse a utilizar. No va a ser la solución, ni mucho menos. La solución es dejar de generar residuo y evitar que siga llegando al océano. Pero bueno, estamos estudiando para ver si podría contribuir a su gestión, a una mejor gestión de esos residuos. Lo que hemos visto en nuestra investigación es que, hemos hecho también experimentos con plástico biodegradable, en concreto con este ácido poliláctico, y hemos visto que se comportaba igual que el otro plástico, o sea, soltaba también compuestos químicos, igual que el otro, pero en menor medida. Es decir, se fotodegradaba igual que el plástico, el otro plástico, y, además, una cosa superinteresante que nos sorprendió es que pensábamos que estos compuestos químicos que soltaba el plástico biodegradable serían preferentemente consumidos por las bacterias marinas, más que los del otro plástico, porque venía de un plástico biodegradable. Y vimos que no, las bacterias marinas consumían esos compuestos al igual que los otros, pero no más que los otros.

10:40

Entonces vimos que, al final, el comportamiento que este plástico tenía en el agua de mar era como el plástico convencional. Bueno, es una llamada de atención para que tengamos mucho cuidado con el plástico biodegradable, que no lo usemos como sustituto del otro y pensemos que ya podemos utilizarlo sin medida solo porque es biodegradable. Pues no importa, utilizo y no importa, porque ese residuo se biodegrada. No, ese residuo también implica un problema medioambiental y también implica una gestión, no se biodegrada tan fácil, incluso aunque se biodegradara, es que todo eso tiene un impacto medioambiental. Entonces es importante que no generemos residuo de ningún tipo, ya sea plástico convencional, biodegradable, papel o lo que sea. Mejor evitar ese residuo.

11:26
Mónica Ortiz Keme. Claro, si es que, al final esto… La gente se fía, cree que ya es bueno para el planeta y que lo podemos usar a discreción.

11:31
Cristina Romera Castillo. Sí, exacto. Sí, sí.

11:33
Mónica Ortiz Keme. Todos estos experimentos que has hecho te han hecho merecedora de muchos reconocimientos y premios. ¿Qué significan para ti estos reconocimientos?

11:40
Cristina Romera Castillo. Bueno, pues, para mí, por un lado, es una satisfacción, porque un reconocimiento a mi trabajo, entonces, claro, me produce esta satisfacción. Y, por otro lado también, me ha dado la oportunidad de transmitir un mensaje de conciencia medioambiental, de transmitir esta problemática que hay sobre los plásticos y también llegar a gente que de otra manera no habría llegado. Me ha permitido, por ejemplo, escribir un libro sobre la problemática que tiene el océano y llegar a gente que de otra forma… me ha dado esa visibilidad. Y luego también me ha servido para niños y niñas, en especial niñas, que necesitan referentes de científicas. Entonces, pues bueno, a partir de estos premios he tenido una visibilidad que… me han contactado de colegios, de actividades para niños y niñas y han servido como ejemplo de mujer científica que, para mí, sí contribuye a que más niñas decidan hacer ciencia, se les quite el miedo a la ciencia, pues para mí es una satisfacción también.

12:47
Mónica Ortiz Keme. Seguro que para muchas niñas es un orgullo ver que hay una científica mujer y que está consiguiendo tantas cosas, entre ellas un libro, como bien decías.

12:54
Cristina Romera Castillo. Sí. Yo creo que es muy importante también lo del tema de los referentes, porque es verdad que, cuando somos pequeñas, siempre… yo cuando era pequeña, el científico, la idea del científico, era un hombre mayor desastre y no era algo que a ningún niño le apeteciera, así de primeras. “No me quiero convertir en este personaje que parece un poco raro”. Pero yo creo que, bueno, es importante acercar la ciencia y lo científico a la gente, a los niños, para que vean que somos gente normal y que, al final, no tienes que ser ningún loco. Yo, no me pasó, pero puede ser que haya niñas que digan… Inconscientemente no te visualices en esa profesión porque no tienes ese referente.

¿Cómo nos protegen los océanos? Cristina Romera Castilllo
13:39
Mónica Ortiz Keme. Y bueno, esto te ha llevado a escribir un libro sobre lo que investigas, ‘AntropOcéano’, se llama y bueno, hablas mucho de la contaminación y del efecto del carbono que estabas contando antes, además que estabas tan acostumbrada a hablar de estos temas a gente joven, a estudiantes, para que lo podamos entender en un idioma más coloquial. Cuéntame cómo le explicas a un joven todo el tema del carbono y la contaminación en los océanos a través de tu libro.

14:04
Cristina Romera Castillo. Bueno, el libro lo que cuenta es, de forma general, los problemas principales que tiene el océano y también qué soluciones se le están dando a esos problemas. Porque quiero que se sepa que hay soluciones, que algunas ya están en marcha, que sí, que podemos hacer cosas, más de las que pensamos. Y quería transmitir eso, porque si tenemos la sensación de que no hay soluciones, pues tampoco nos preocupamos ya por arreglarlo, porque si ya todo está perdido… Entonces me parecía importante transmitir este mensaje de esperanza para que la gente lo sepa, que sí, que hay una esperanza. Y luego también que se entienda bien de que vienen estos problemas, que a veces decimos: “Bueno, emitimos gases de efecto invernadero y el océano capta carbono y tal”, pero no sabemos bien o no se sabe bien, si no estás trabajando en esto, de qué forma ocurre. Entonces, yo lo que trataba era de transmitir, de forma sencilla, cómo ocurren estos procesos, quería, como es un libro para un público general, que no tiene que ser científico, pues también intercalo con anécdotas que me parecían curiosas para que la lectura también fuera amena.

15:14
Mónica Ortiz Keme. Se habla mucho del calentamiento global y de las temperaturas del planeta. ¿Qué tanto importa un grado que suba el planeta? ¿Qué efecto tiene esto en los mares?

15:22
Cristina Romera Castillo. Yo creo que hay veces que, claro, a base de escuchar ya tantas veces: “cambio climático, cambio climático, plásticos…” Pues uno, a lo mejor ya, por autodefensa personal o porque ya lo ha oído tanto, a veces un poco corremos el riesgo de insensibilizarnos. Pero, por otro lado, yo creo que también está bien esta concienciación que se está haciendo ahora, que ahora se habla mucho más del cambio climático de lo que se hablaba antes. También yo creo que porque ya estamos viendo sus efectos, que pensábamos que no los veríamos, que sería una cosa que verían las generaciones futuras, pero que lo estamos viendo ya. Estamos viendo ahora como tenemos… este invierno está siendo mucho más cálido que los inviernos anteriores, hemos visto el verano también. Cada verano se alcanzan récords de temperatura. Este año, el agua del Mediterráneo, en junio alcanzó las temperaturas que llega a final de verano, que son las más altas. O sea, que estamos viendo ya los efectos del cambio climático. Ya mucha gente está de verdad concienciándose y asustándose, porque da miedo. La temperatura media del planeta ha subido un grado desde la época de la Revolución Industrial y parece que un grado no es nada, porque un grado es lo que tenemos… más de un grado de variación tenemos de la noche al día, por ejemplo, en nuestra ciudad, y parece muy poco. Pero cuando hablamos de media, tiene una importancia muy grande, porque es media, quiere decir que en algunos sitios está subiendo mucho más, está subiendo varios grados y eso tiene un efecto en la flora, en la fauna, en los organismos marinos… O sea, tiene un efecto muy importante. Y una de las cosas que hablo en el libro es que, para que se vea la importancia de un grado solo, cuento cómo, entre siglo XIV y mitad del siglo XIX, la temperatura media del planeta bajó un grado.

17:12

Esto dio lugar a lo que se ha llamado la Pequeña Edad de Hielo y tuvo efectos en la población. Tuvo efectos… Pues, por ejemplo, el Ebro se congeló varios años. El Támesis, en Londres, también se congeló varios años, hasta el punto de que hacían ferias encima de sus aguas congeladas. Había glaciares en Granada. Aquí en España se comenzó un comercio de hielo y se almacenaba el hielo en unas cavas, que se llamaban, en unas estructuras que se construyeron para almacenar ahí el hielo, que podía quedarse almacenado durante ocho años sin que se derritiera. Y ahora, el grado que… Ya llevamos un grado que ha subido y seguimos subiendo, ya seguramente no vamos a cumplir el objetivo de las Naciones Unidas de no superar el grado y medio. Ya se ha visto este año, se ha visto que se supera. Esto tiene un efecto importante, ya lo estamos viendo también en las cosechas. Si hablas con gente del campo, ya te lo dicen, cómo se están adelantando las cosechas, cómo, por ejemplo, en el cultivo de la vid, cada vez se tiene que cultivar más alto, porque cada vez hace más calor y tienen que cultivar más alto. También están mirando nuevas variedades que se adapten mejor al calor. Entonces tiene un efecto mucho más grande del que pensamos este cambio de un grado. Y otras de las consecuencias de la subida de temperatura del planeta, consecuencias que hay en el agua de mar. Por un lado, la subida del nivel del mar, que cada año va subiendo y hay algunas zonas costeras que en un futuro podrían desaparecer. Luego también está el problema de las migraciones de especies de peces, que, como la temperatura es mucho más alta, migran a zonas donde ellas se encuentran con la temperatura que necesitan para vivir.

19:04

Luego el aumento de temperatura afecta también a la cantidad de oxígeno que hay disuelto en el océano y da lugar a zonas donde cada vez hay menos oxígeno. Y esto es, para los organismos marinos, para los que no se pueden mover, es fatal, porque ya no se puede mover, entonces pueden morir. Y para los que se mueven, como hemos hablado de los peces, por ejemplo, pues migran a otras zonas y esto tiene un efecto también en el ecosistema y en la pesca. El aumento de temperatura también afecta a algunos animales, a algunas especies de animales, por ejemplo, en el caso de la lubina, cuando aumenta la temperatura en la época en que las lubinas están creciendo, están como juveniles que se llaman cuando son pequeñas, este aumento de temperatura hace que sus gónadas se desarrollen más como macho que como hembra, o sea que aumenta la proporción de machos con respecto a la de hembras. Entonces esto tiene consecuencias en el ecosistema y, bueno, en la acuicultura no tanto, porque están controladas, de hecho, se utiliza estos controles de temperatura para tener más hembras en el caso de la lubina, porque son más grandes e interesan más económicamente. Pero luego, en cuanto a animales salvajes, no solo a las lubinas, afecta a otras muchas especies. Especies, por ejemplo, de anfibios, a tortugas… Y afecta en que la ratio de macho-hembra cambie. En unos casos son los machos los que aumentan, en otros son las hembras, pero esto tiene repercusiones para las especies también.

20:33
Mónica Ortiz Keme. ¿Y para los humanos? ¿Qué supone esto para la población de los humanos?

20:36
Cristina Romera Castillo. Da lugar a refugiados climáticos, a migraciones climáticas de personas, gente que ya no puede vivir en la zona donde han vivido siempre, porque las temperaturas son extremas y esto ya está pasando. Entonces sí que tiene una repercusión importante.

20:52
Mónica Ortiz Keme. Y preocupante.

20:53
Cristina Romera Castillo. Sí.

20:54
Mónica Ortiz Keme. Hablamos del Mar Mediterráneo, del Atlántico, como si fueran distintos mares y océanos, pero realmente es uno solo.

21:00
Cristina Romera Castillo. Se habla de océanos, pero en realidad de un solo océano, porque todos están conectados entre sí. Y no solo los océanos entre sí, también está conectada todo el ciclo del agua, los ríos están conectados con los océanos, tú tiras una colilla al suelo, que mucha gente tiene esta costumbre instaurada, sin pensar que esta colilla acaba en una alcantarilla y de ahí a acaba en el río y acaba en el océano. Una colilla que tires en una ciudad sin mar puede acabar perfectamente en el océano, precisamente porque todo está conectado. Esa conexión hace que lo que hacemos en unas costas, en un país costero, afecte a otros países también. Por ejemplo, hemos visto cómo la basura que tiran en una zona aparece en otras costas del océano porque viaja con las corrientes. Primero se empezó a estudiar tirando botellas con mensaje dentro para que la gente que se lo encontrara avisara dónde lo había encontrado y, sabiendo dónde se había lanzado, los oceanógrafos podían saber la trayectoria de esa corriente y el tiempo que tardaba. Pero también ha habido experimentos naturales por accidentes que ha habido de cargueros, de barcos cargueros, que han perdido su carga y, por ejemplo, en el Atlántico Norte un carguero perdió zapatillas, se vertieron como 79.000 y empezaron a moverse con las corrientes, porque se pusieron boca abajo, con la suela hacia arriba, que flotaba, y entonces viajaron por las corrientes y a los ocho meses empezaron a aparecer en la costa oeste de Norteamérica, en distintos puntos. Además, fue curioso, porque hubo alguna zona, algunas playas, que empezaron a recibir zapatillas de un lado, del lado derecho, y otras del izquierdo, del pie izquierdo.

22:49

Y esto es porque también la forma del objeto flotante que va a la deriva, cómo le incide el viento, también determina hacia dónde se va a ir. Entonces, cuando empezaron a aparecer estas zapatillas, la gente de la costa oeste de Norteamérica se volvió loca en las zonas que aparecieron y empezaron a coger zapatillas, un tráfico de zapatillas, a intercambiarse para buscar la del mismo número para hacer el par e incluso algunos empezaron a… las lavaron y las vendieron. Y luego también estaba el caso de los patitos de goma famoso, que también fue en el Atlántico Norte este accidente, fue en 1992. Un carguero vertió 29.000 patitos de goma y otros juguetes de baño que empezaron a irse con las corrientes marinas, empezaron a llegar también a la costa norte, o sea, a la costa oeste de Norteamérica. Algunos cruzaron el Ártico, se han repartido los patitos por todos lados y todavía hoy, más de 30 años después, siguen apareciendo patitos de goma, ya menos, pero siguen apareciendo algunos. Gracias a estos patitos, han estudiado las corrientes marinas. Un oceanógrafo estadounidense, que se llama Curtis Ebbesmeyer, estudiaron, con un compañero, estudiaron las corrientes y han podido saber cuánto tarda un objeto en dar la vuelta a todo el ciclo, que tarda como unos seis años y pico en completar ese giro. También vieron que, de todos los objetos flotantes que hacen el giro, la mitad de ellos van saliendo, cada vez que se cumple un giro, se van perdiendo. Entonces, gracias a esto, luego pudieron ver dónde iban y entender cómo funcionaban las corrientes marinas. Y para demostrar cómo todos los océanos están conectados, que algo que tires en un sitio va a afectar a otro. Por eso esto de mandar la basura a China, como hacíamos hace tiempo, o mandarlo a otros países, como seguimos haciendo, pues no sirve de mucho, porque luego nos va a volver, si en esos países no la gestionan bien o acaban tirándola al mar, va a volver de alguna manera. Entonces hay que cambiar eso.

24:53
Mónica Ortiz Keme. Sí, lo que hacemos aquí tiene un efecto en todo el planeta.

24:55
Cristina Romera Castillo. Sí, sí, exacto.

¿Cómo nos protegen los océanos? Cristina Romera Castilllo
24:57
Mónica Ortiz Keme. Y un poco también en tu libro hablabas de la huella de carbono y los mares. ¿Qué relación hay entre esto?

25:02
Cristina Romera Castillo. El océano es fundamental para secuestrar el carbono que nosotros lanzamos a la atmósfera en forma de gases de efecto invernadero. De todos los gases que emitimos en forma de carbono, un tercio de ese carbono lo absorben los océanos, otro tercio lo absorben los boques y el otro queda en la atmósfera, calentando el planeta. Y para entender de qué manera el océano absorbe este carbono, podemos imaginarnos el átomo de carbono como una pieza de Lego, en la que la pieza de Lego puede estar formando parte de una estructura que sea un barco, pero la puedes quitar de ahí y que sea parte de un camión. Pues de la misma forma, el átomo de carbono nunca va solo, sino que va formando parte de una molécula que, unido, enlazado a otros átomos, forman una molécula. Pero ese átomo de carbono puede pasar de una molécula a otra, formar parte de otra molécula diferente, por medio de reacciones químicas. Entonces, de esta manera, el carbono puede estar en un formato que sea más fácil de almacenar por el océano que en otro. Por ejemplo, si el carbono forma parte de una molécula de CO2 y está en el océano, puede volver a pasar a atmósfera. Si, en cambio, ese carbono, ese CO2, ha sido tomado por un alga, por ejemplo, un alga de fitoplancton, un alga unicelular que hace la fotosíntesis, toma ese CO2, lo transforma en otra molécula de carbono orgánico, puede ser una proteína, por ejemplo, pues luego, este carbono, ya formando parte de una proteína, se va a liberar al medio, lo consumirá otro organismo y así va pasando de un organismo a otro.

26:46

El átomo de carbono puede estar por los siglos de los siglos formando parte, pasando de una molécula a otra. Por ejemplo, nosotros ahora, tú puedes estar exhalando un átomo de carbono en tu CO2 que estuvo en una uva que se comió Cleopatra, por ejemplo, porque ese carbono no se destruye, está pasando de una molécula a otra. En el océano, la vegetación del océano, sobre todo las algas de fitoplancton, toman este CO2, lo transforman y luego pasa a carbono, que puede ser ya de un tipo orgánico o inorgánico, pero hay ciertos tipos de moléculas de carbono que se van a almacenar en el océano. Están en un formato, en un tipo de molécula, que ya no va a pasar fácilmente a la atmósfera y ese es el carbono que nos interesa, el que llamamos carbono secuestrado, porque es un carbono que ya no va a volver en forma de CO2 a la atmósfera, va a quedar ahí almacenado. Y esto es muy importante para combatir el calentamiento, porque es carbono que se retira de la atmósfera y ya no vuelve a estar en circulación en mucho tiempo.

20:04
Mónica Ortiz Keme. ¿Y cómo nos aseguramos de que se quede ahí secuestrado? ¿O qué hemos hecho para que no se quede secuestrado?

28:09
Cristina Romera Castillo. Para que esto pase, el océano debe estar sano para que cumpla esta función y deben estar sanos los ecosistemas que más captan carbono, que hay algunos ecosistemas costeros que gastan mucho carbono como son los que llamamos ecosistemas de carbono azul, como son los manglares, la pradera marina, como puede ser la posidonia o las marismas también. Todos estos ecosistemas de carbono captan el carbono a través de su vegetación y lo almacenan sobre todo en el suelo, bajo ella. Y entonces ahí queda secuestrado. Y además tiene la ventaja con respecto a los bosques, que también almacenan carbono de esa forma, de que, como está sumergida, no se pueden incendiar, porque el bosque, si se incendia, ese carbono que estaba en el suelo pasa otra vez a la atmósfera. Pero, en este caso, como está ahí bajo agua, no puede incendiarse y se conserva. La única manera en que vuelve a pasar atmósfera es si nosotros degradamos esos ecosistemas a través de, por ejemplo, redes de arrastre, que se hace como un efecto arado del suelo, entonces las bacterias del suelo empiezan a procesar ese carbono, se activan, porque reciben oxígeno, y entonces pueden volver a convertirlo en CO2 que pase a la atmósfera. O si retiramos la zona de manglares. En el sudeste asiático se han eliminado muchas hectáreas de manglares para poner campos de cultivo de arroz o hacer granjas de gambas, acuicultura de gamba en esta zona.

29:42

Entonces quitaban los manglares para poner esto, porque ellos pensaban que les daba mayor beneficio económico, pero ahora se ha visto que no, que es mucho más rentable económicamente tener manglares que tener eso, porque los manglares, aparte del beneficio de secuestrar ese carbono, luego también hacen un efecto de barrera que protege la costa contra la erosión, cuando hay ciclones o cuando hay fenómenos meteorológicos extremos del oleaje. Todo esto protege a la costa. Entonces, al final, luego también son zonas donde albergan mucha vida de especies comerciales o peces o especies de las que se alimentan las especies comerciales. Entonces es necesario que estén en este ecosistema para mantener esa cadena alimentaria que luego llega a los peces comerciales que nosotros consumimos. Entonces, por ejemplo, en algunos países del sudeste asiático, sí que se han dado cuenta que al final era mucho más rentable económicamente mantener los manglares que poner una granja de gambas. Y ahora se están, en algunas zonas, se están restaurando estos manglares y por eso es muy importante la protección de estos ecosistemas.

30:53
Mónica Ortiz Keme. Al hilo de todo lo que nos has contado, en los últimos años, ¿qué es lo que más les preocupa a los científicos?

30:58
Cristina Romera Castillo. En cuanto al océano, hay varios problemas diferentes. Quizá, los más difíciles de solucionar son aquellos provocados por la emisión de gases de efecto invernadero, porque estas emisiones provocan un efecto en el océano. No sale gratis para él. Genera, por ejemplo, la acidificación del océano. La acidificación del océano quiere decir que baja el pH del agua, se vuelve más ácido y esto afecta sobre todo a los organismos calcáreos, que tienen concha, que tienen una estructura calcárea, como por ejemplo moluscos, como son mejillones, o también afecta a los corales que tienen una estructura calcárea o esqueleto calcáreo. Y todo esto, organismos que también hay fitoplancton, aunque sean algas microscópicas. Todos estos organismos, si el agua de mar se acidifica, tienen más problemas para construir esta estructura calcárea que las protege o de su estructura o de su esqueleto. Y, por otro lado, la emisión de gases de efecto invernadero provoca el calentamiento del planeta, con lo cual provoca también el calentamiento de las aguas. Quizá el tema de las emisiones de gases de efecto invernadero, con todas sus consecuencias para el océano, sea de los grandes retos, el reto mayor que tenemos a la hora de solucionar el problema medioambiental, el problema del océano. No solo está eso, sino que también está la contaminación por plásticos, está también la sobrepesca, que está acabando con las poblaciones de peces, de algunas poblaciones de peces, no dan tiempo a recuperarse y entonces se acaban agotando. Entonces el océano pues tiene distintos problemas y cada científico que nos dedicamos a la ciencia marina, pues nos enfocamos en cada uno de ellos, pero no solo para darle solución a esos problemas, que también. Pero antes de dar la solución, hay que también conocer cómo funciona el océano en esos distintos aspectos.

33:00
Mónica Ortiz Keme. Hablando de soluciones, una pregunta que nos hacemos todos: ¿Tiene solución? ¿Hay esperanzas con el tema de los océanos, los plásticos, la contaminación?

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Cristina Romera Castillo. Sí hay esperanza, no solo en el problema de los plásticos, sino también en general. Yo tengo esperanza con el problema del cambio climático, con los problemas que tiene el océano. Sí que hay esperanza, porque hemos visto además que en el pasado se cometieron otros errores medioambientales muy importante a nivel global, a escala planetaria, y se consiguieron resolver gracias a que los científicos advirtieron, les costó mucho que los escucharan, pero al final consiguieron que los escucharan y se pusieran medidas. Tenemos, por ejemplo, el caso de los clorofluorocarbonos. Surgieron en los años 20 del siglo pasado y se usaban como propelentes de espráis o como refrigerantes también. Estos compuestos podían reaccionar con la capa de ozono, destruyéndola. Y entonces, de hecho, fueron los que provocaron el agujero de la capa de ozono. Pues estos científicos, que les dieron un premio Nobel en 1995, el Premio Nobel de Química, consiguieron, bueno, tuvieron muchos problemas para convencer a la población de que… porque ellos decían: “Es algo invisible que está en los botes de espray, que está reaccionando con algo invisible, que nadie sabía lo que era la capa de ozono por ese entonces, pero que nos protege”. Entonces era muy difícil convencer a la gente y luego tenían a las empresas que fabricaban químicos haciendo presión, diciendo que estaban exagerando. Entonces pasaron muchos años hasta que lo consiguieron, consiguieron ser escuchados y al final se firmó el Protocolo de Montreal en 1997, en el que se prohibieron estos compuestos. Y, gracias a eso, parece que el agujero de la capa de ozono se está recuperando, se está reduciendo o al menos no ha ido a más. Y también pasó con DDT, que eran unos pesticidas, que también se usaron en cosechas y no solo mataban a los insectos de la cosecha, sino que empezaron a matar a todos los bichos que había.

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Fue la oceanógrafa Rachel Carson, que escribió un libro que se llamaba ‘Primavera Silenciosa’ donde alertaba del peligro de estos pesticidas. Y también hubo… Fue muy difícil, de hecho, la atacaron por todos lados, encima la atacaron porque era mujer y le costó mucho trabajo que la escucharan, pero finalmente también la escucharon y se prohibieron estos pesticidas. Entonces sí que se puede. Yo sí que creo que hay esperanza, pero para conseguir esto, necesitamos que se escuche a los científicos. Necesitamos que los políticos sean conscientes de la gravedad de estos problemas y que, de hecho, esto esté fuera de todo color político. Por eso sí que creo que hay esperanza ahora en los problemas a los que nos enfrentamos, porque ya tenemos la experiencia del pasado de casos de éxito en que sí que se solucionó y ahora creo que también se podría hacer, pero es fundamental que se haga cuanto antes, porque ya vamos tarde.

¿Cómo nos protegen los océanos? Cristina Romera Castilllo
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Mónica Ortiz Keme. Como individuos, ¿qué podemos hacer para ser más sostenibles?

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Cristina Romera Castillo. Bueno, como individuos hay varias cosas. La primera, no pensar que tu acción no tiene repercusión, porque esto es una cosa que tendemos a pensar. No sé si es por pereza, de que no me apetece coger el tren en vez del coche, entonces venga, qué va a cambiar que uno… Entonces, no, como individuos tenemos más repercusión, nuestras acciones, más de lo que pensamos. Y luego, una cosa también muy importante es crear conciencia en otros, o sea, contarle todas estas cosas que estamos aprendiendo de los problemas medioambientales, de la solución… contársela a la gente que tenemos cerca para que todos estemos concienciados y todos pongamos de nuestra parte. Luego hay acciones, claro, individuales que podemos hacer a nivel personal, por ejemplo, en temas de transporte, pues ya sabemos que el avión contamina muchísimo más que ir en tren, que el transporte público mejor que ir en tu coche privado. Entonces también está muy bien muchas iniciativas que van saliendo de compartir coche, por ejemplo. Por supuesto, no generar residuos de ningún tipo, ni papel, ni plástico, ni nada. En cuanto a la dieta, también podemos hacer cosas, por ejemplo, reducir el consumo de carne, porque una dieta basada en vegetales es mucho más sostenible. Dentro, por ejemplo, de los productos marinos tenemos distintas especies, con distinta huella de carbono. Por ejemplo, tenemos… las especies con menor huella de carbono son aquellas que no necesitan ser alimentadas, sino que se alimentan solas, filtrando, como por ejemplo mejillones. Los bivalvos en general. También las algas, que hacen la fotosíntesis, no necesitan ser alimentadas, también estas tienen muy baja huella de carbono y los mejillones de acuicultura también. Luego, en cuanto a otras especies, por ejemplo, las gambas tienen una huella de carbono bastante alta porque, por la manera en que se pescan, se pesca poco en cada salida.

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Entonces, genera una huella de carbono más alta. Y en cuanto a las que son de cultivo de acuicultura, también pues los métodos de cría generan también una alta huella de carbono. Entonces, las gambas pues ya sabemos que tienen eso, gambas, langostas, todo esto tiene una huella alta. Hay ejemplos de lo que se llama cogestión pesquera, que son cuando colaboran los pescadores con los científicos, con las ONG y con las administraciones para ver la mejor forma de pescar de forma que haga un menor daño medioambiental. De forma que sería un beneficio para todos. Y casos de esto, pues, por ejemplo, está el caso del sonso, en la costa catalana. El sonso es un pescadito pequeño que se come allí en la costa catalana, y bueno, hace unos años, los pecadores se dieron cuenta de que cada vez había menos cantidades y hablaron con los científicos. En concreto, colaboraron con los científicos del Instituto de Ciencias del Mar, donde yo trabajo, y vieron que, bueno, les aconsejaron que salieran la mitad de la flota a pescar esto, que pescaran la mitad. Entonces lo hicieron así, pescaron la mitad, subieron el precio, pero no perdieron dinero y se recuperó la población de sonso, por ejemplo. Entonces hay muchos casos y hay muchas cosas que se pueden hacer para no esquilmar el océano, para tener una pesca sostenible y para que todos salgamos ganando.

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Mónica Ortiz Keme. Como bien estás contando, hay muchísimas cosas y muchas soluciones que podemos plantear y que podemos hacer. Pero ¿qué consecuencias tendría no hacer nada? ¿Los mares que van a conocer nuestros niños van a ser muy distintos de los que conocieron nuestros abuelos?

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Cristina Romera Castillo. Bueno, ya los mares son muy distintos a los que había hace 60 años. Si habla con buceadores que tienen a lo mejor 60 años o así, ellos te cuentan que, cuando eran jóvenes y buceaban, veían muchísima más vida de lo que se ve ahora. O sea, ya hay un cambio. Entonces, si no hacemos nada va a ser… Claro, va a ir a más, vamos a perder toda esa biodiversidad. Las consecuencias son innumerables. Es que es muy importante mantener todo eso, protegerlo y recuperar lo que hemos perdido, que se puede, aquellos sitios donde… que ahora ya hay muchos menos peces, se ha perdido la biodiversidad, todos estos sitios se pueden proteger y se pueden recuperar. Por eso digo que no es algo, de momento, no es algo irreversible. Se pueden hacer cosas. Lo que ocurre también con muchos de los problemas medioambientales es que sus efectos se ven a muy largo plazo. Yo lo veo como si fuera el timón de un barco. No sé si alguna vez has manejado un barco, pero cuando tú giras el timón, no se gira el barco inmediatamente como lo haría una bicicleta, sino que tarda un rato. De hecho, si no sabes muy bien, si no tienes experiencia manejando barcos, vas a pensar que no has hecho nada y vas a volver a girar y vas a volver a girar para otro lado y entonces el barco no va a ir bien. Claro, tienes que girar y esperar la reacción del barco y luego ya decidir si girar para otro lado. Yo veo que todos estos problemas medioambientales pues pasa como esto. Hemos girado el timón, pero vamos a tardar. Estamos tardando en ver esos efectos. Por lo tanto, mientras llegan los efectos, creemos que no pasa nada. Luego el problema también de los problemas del océano es que el océano todo está debajo, o sea, no lo vemos, nosotros vemos el mar y no vemos todo lo que hay debajo. Entonces, muchos de estos problemas de lo que hablamos del océano no se conocen porque no son tan visibles como la basura del plástico que se ve en la calle, por ejemplo, o en la playa.

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También es verdad que el mar hasta hace unos años se había visto como un vertedero donde se podía tirar todo y el mar se lo tragaba todo y aquí no ha pasado nada y se tiraban cosas… De todo. Neumáticos… O sea, hay zonas del océano que hay una montaña de neumáticos, por ejemplo, que tiraron vertidos también de compuestos químicos, pensando que, como es tan grande, el mar todo se lo traga. Y hemos visto que no, que todo eso tiene un efecto en el mar y que luego todo nos vuelve, que es que eso es todo una especie de karma. Luego nos vuelve todo, todo lo que estamos haciendo. Se piensa que el coste económico de poner solución a estos problemas es mayor que el dejarlo. Y no es verdad. Los costes económicos que van a traer las consecuencias del cambio climático van a ser altísimos, muchísimo más altos que si ya le pusiéramos remedio, que si ya empezáramos a dejar de emitir, mucho más altos que si empezáramos ya a apostar por energías renovables o por la investigación en energías limpias de otro tipo que a lo mejor todavía no se nos han ocurrido. Y luego hay otra cosa también muy importante a la hora de que no nos pongamos en marcha, que es el tema de la desconexión con la naturaleza. Yo creo que cada vez estamos más desconectados con la naturaleza, cada vez hay más gente viviendo en ciudades, que no está en contacto con ningún árbol, que no ve animales, que no ves vegetación. Hemos dejado de ver eso o estamos todo el tiempo con nuestra tecnología, nuestro móvil, que si subo algo a Instagram, que si al TikTok, que si no sé qué. Y las cosas, lo básico, la naturaleza que está ahí sosteniéndonos, no le hacemos caso.

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Es como: “No me importa cambiar de móvil cada año porque no me paro a pensar que eso tiene un impacto medioambiental”. Entonces, yo creo que hay esa desconexión y creo que tenemos que volver a la naturaleza, a conectar con la naturaleza, a salir al campo, a ir al mar, cada uno en la medida que pueda, pero a volver a sentarnos en la naturaleza y pensar, darnos cuenta, reflexionar de todo lo que la naturaleza está haciendo por nosotros y pararnos a pensar qué podemos hacer nosotros por ella.

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Mónica Ortiz Keme. Cristina, ha sido un placer tener esta conversación contigo. Me ha encantado todo lo que nos has contado y de verdad que muchísimas gracias.

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Cristina Romera Castillo. Muchas gracias a ti también, Mónica.