Cómo la inteligencia artificial ayudará a los profesores
Kai-Fu Lee
Cómo la inteligencia artificial ayudará a los profesores
Kai-Fu Lee
Experto en inteligencia artificial
Creando oportunidades
Las claves educativas en la era de la inteligencia artificial
Kai-Fu Lee Experto en inteligencia artificial
Kai-Fu Lee
- Oye Siri, ¿quién es Kai-Fu Lee?
Si la inteligencia artificial estuviese dotada de sentimientos, el asistente bien podría responder: “Mi abuelo”. Kai-Fu Lee es el creador de Casper, el primer sistema de reconocimiento de voz que presentó Apple en el año 1992. El software era parte de su tesis doctoral en la universidad Carnegie Mellon y el antepasado de la tecnología de análisis del habla que nos rodea.
Hoy, considerado uno de los mayores expertos en inteligencia artificial del mundo, preside la firma de capital de riesgo tecnológico Sinovation Ventures. El también expresidente de Google China, ha formado parte de los equipos de Apple, SGI y de la unidad de investigación de Microsoft en la región de Asia y el Pacífico. Una vida dedicada al trabajo que se vio interrumpida cuando hace siete años le detectaron un cáncer. “Me di cuenta de que si me enfrentaba a la muerte, lo último que me apetecía era trabajar”, reconoce. Tras esa epifanía, Lee decidió dar un cambio radical en su vida y dedicar más tiempo a sus seres queridos. Un proceso transformador que también modificó su idea sobre el futuro de la inteligencia artificial: “Ha venido a librar a los humanos del trabajo rutinario y a darnos tiempo para cumplir nuestro propósito en la vida”, garantiza.
Lee está convencido de que en el futuro sobrevivirán los trabajos que requieran de tres habilidades humanas: “curiosidad, pensamiento crítico y creatividad”. En ese sentido, el experto reclama en las aulas una educación más individualizada y con el acento en las relaciones personales. “La inteligencia artificial podría eliminar las tareas más tediosas y liberar hasta un 40% del trabajo rutinario de los profesores”, afirma. En su libro ‘Superpotencias de la inteligencia artificial: China, Silicon Valley y el nuevo orden mundial’, Kai-Fu Lee asegura que esta transformación educativa ya se está produciendo en China. “La inteligencia artificial ha venido para darnos tiempo para pensar lo que significa ser humano”, sentencia.
Transcripción
¿Por qué perder el tiempo poniendo notas si puede hacerlo la inteligencia artificial? Lo único que deberían revisar los profesores son las preguntas de desarrollo. Redacciones más complejas. La inteligencia artificial puede hacer el resto y ahorrar tiempo a los profesores. Respecto a las tutorías, en China hemos creado una compañía llamada VIPKid. Está enseñando a ocho mil niños chinos a hablar inglés con fluidez. Funciona principalmente por videoconferencias, educación a distancia. Es como Uber. Conecta a los profesores estadounidenses con los alumnos chinos. Pero estamos viendo que en clases particulares, por muy eficientes que sean con humanos, también salen bastante bien con profesores generados virtualmente. Podemos crear un profesor de nivel básico perfecto para el primer año. Tras el primer año, para practicar conversación, hará falta un humano. Pero podría abaratar los costes y hacerlo mejor que los humanos. Como vemos, surgen muchas oportunidades si descomponemos el trabajo del profesor en diferentes tareas. Algunas, puede hacerlas mejor la inteligencia artificial. En otras, puede ayudar al profesor. Pero además, si se integra la inteligencia artificial en las aulas de hoy en día, el profesor podría ahorrar hasta un cuarenta o un cincuenta por ciento de su tiempo. Y yo creo que ese tiempo debería invertirlo en las relaciones interpersonales. Así, podrá enfatizar en el aspecto moral, en los valores, en el trabajo en equipo, en la empatía y en la creatividad de cada alumno. Creo que ese es el futuro de la educación. Y si nos paramos a pensar en cómo ha evolucionado el sistema educativo, veremos que está muy atrasado en todo el mundo. Vamos a comparar nuestros medios de transporte con los de hace cien años… Haceos una imagen mental. Imaginadlo. ¿Cómo nos trasladamos ahora? Tenemos trenes, coches, autopistas y Uber. Pero hace cien años empezaron a aparecer los primeros coches. No había autopistas, etcétera. Pensad, por ejemplo, cómo ha cambiado el entretenimiento. Tenemos Netflix, YouTube, vídeos, interactividad, influencers, películas financiadas por Netflix… Pero hace cien años, teníamos cine mudo en blanco y negro. Ha cambiado radicalmente. Es más, pensad cómo ha cambiado el trabajo respecto a hace cien años. Imaginad todo lo que hacemos a diario. El entretenimiento, la comunicación, la vida social, el transporte y el trabajo. Todo ha cambiado radicalmente. Pero pensad en cómo son las aulas: exactamente igual. Seguimos teniendo un profesor que enseña de la misma manera a entre veinte y cincuenta niños sentados en sus pupitres. Hasta las mesas son iguales. Hasta el profesor es igual. Puede que la pizarra ahora sea blanca, pero el profesor sigue enseñando igual. Y eso no puede ser. La tecnología lo ha revolucionado todo: cómo vivimos, jugamos, aprendemos, trabajamos, nos comunicamos… Pero no ha tenido impacto en la educación, y tenemos que empezar a plantearnos su futuro. Necesitamos destrezas. La inteligencia artificial eliminará los empleos monótonos.
Pero casi todos los países siguen educando a los niños y examinando con nota como si fueran robots. Y los niños o los estudiantes nunca superarán a la inteligencia artificial en memoria, estudio, conceptualización, test de respuestas múltiples, ecuaciones matemáticas, fórmulas químicas o valores Historia. Nunca ganarán en eso a la inteligencia artificial. Estamos enseñando mal a los niños. La educación necesita ser reiniciada. La educación para el futuro de los niños debería centrarse en lo que necesitan los humanos. No tienen que enseñar a los niños a ser como la inteligencia artificial, sino que tienen que enseñarles lo que la inteligencia artificial no puede hacer. Deberíamos centrarnos en las tres C. Y las tres C son: curiosidad, pensamiento crítico y creatividad. La educación debería centrarse en el trabajo en equipo, la comunicación, la colaboración, y no en hacer deberes y exámenes individualmente y en competir unos contra otros. Ese es el camino equivocado. Ahora, lo importante en una empresa es el trabajo en equipo. La colaboración. La comunicación. Eso es lo que necesitamos enseñar. Deben aprender amor, empatía y cómo ganarse la confianza. Esos son valores añadidos. Por supuesto, tendrán que aprender las destrezas básicas: Matemáticas, Lengua, etcétera. Pero eso es solo la base. Sirve como base, no como pilar central. A menos que cambiemos radicalmente la educación, y dejemos de entrenar a robots repetitivos para formar a humanos creativos y empáticos. Si no cambiamos eso, el futuro será desolador. Porque los licenciados no serán capaces de desempeñar los trabajos que se necesiten dentro de quince o veinte años. Habrá una gran disparidad. Nuestros licenciados seguirán queriendo ser oficinistas, contables, administradores, y escritores o editores de contenido básico. Pero vamos a necesitar que los universitarios sean pensadores críticos, creativos, estratégicos, compasivos y personas empáticas. A la educación le queda un largo camino por recorrer. Y es uno de los sectores que más tardan en integrar la tecnología. Si eso no cambia, dentro de treinta o cincuenta años, nos espera un futuro terrible.
Puede convertir información visual en auditiva, e información auditiva en visual. En el futuro, también tendremos herramientas robóticas. Por ejemplo, el exoesqueleto mecánico. Este aparato permite que la gente con dificultades motrices camine de forma más segura. La gente que no pueda sentarse, tendrá chalecos mecánicos que les ayudarán a incorporarse. Soy muy optimista con el potencial de la inteligencia artificial respecto a las discapacidades perceptivas o motrices. Creo que la vida de la gente con discapacidades físicas será mucho más sencilla dentro de cinco o diez años. Pero para las dificultades de aprendizaje y las discapacidades cognitivas o psicológicas, la inteligencia artificial será un mero apoyo para el factor humano. Por último, quiero añadir que pienso que necesitamos a más gente que ayude a los niños con discapacidades cognitivas o de aprendizaje. Pero los fondos públicos no lo permiten. La gente paga sus impuestos y hay un presupuesto limitado para los maestros, que están ocupados dando clase y revisando exámenes y deberes. Si pudiéramos mantener el mismo presupuesto para educación, pero la inteligencia artificial hiciera el cincuenta por ciento del trabajo del profesor, este tendría tiempo para atender individualmente y ayudar a los alumnos con discapacidades cognitivas. Me parece una mejor distribución. Los profesores tendrían la satisfacción de haber podido ayudar a los niños con discapacidades de aprendizaje. Les cambiarían la vida a diez personas al año, a diferencia de los profesores que dan siempre la misma clase para todos, dan deberes y los puntúan repetitivamente. Los profesores no deberían ser así. Deberían convertirse en líderes de la sociedad y cambiarles la vida a sus alumnos. Espero que la inteligencia artificial les ahorre las tareas más tediosas y les permita cumplir su cometido. Eso sería apasionante y emocionante.
El trabajo del almacén: trasladar cajas, planificar rutas de pedidos a los clientes, la logística, el transporte… todo eso se automatizará. Los conductores de montacargas, de carros de minas o de trenes turísticos, especialmente si no van por vías públicas, desaparecerán pronto. El trabajo de los chóferes peligrará. Primero en entornos predecibles, reducidos y de poca velocidad, como montacargas, minas y sitios turísticos. Luego, en autopistas. Estas son peligrosas para los humanos, pero seguras para la inteligencia artificial, porque la variabilidad es mínima. Luego, llegará a ciudades con una buena planificación urbana, pero aún no a caminos rurales y esas cosas. Poco a poco, en 15 o 20 años, los humanos ya no conducirán. Si fueran una categoría de empleo, formaría el diez por ciento de trabajadores. No es que todos ellos sean conductores, pero el diez por ciento de la humanidad trabaja manejando algún equipo que se mueve. Eso desaparecerá. Tenemos que preguntarnos: «¿Es este trabajo rutinario, repetitivo y de entornos fijos?». Si es así, corre un grave peligro. La inteligencia artificial ya desempeña muchos trabajos. Por ejemplo, los médicos la usan para mejorar el diagnóstico y el tratamiento del paciente. Así, el médico puede dedicar más tiempo a hablar con el paciente, tranquilizarlo y hablarle de su recuperación. Los científicos tendrán más trabajo gracias a herramientas inteligentes que les ayudarán a hacer más descubrimientos, diseñar más medicamentos, etcétera. De modo que beneficiará a muchos trabajos. También has preguntado si creará nuevos puestos. Por supuesto que los creará. En treinta años, la inteligencia artificial habrá creado más empleos de los que habrá destruido. Pero tenemos varios problemas. El primero es que esos empleos no serán rutinarios ni repetitivos. Si lo fueran, los haría la inteligencia artificial. Los nuevos empleos requerirán una formación. No podrán desempeñarse sin más. En segundo lugar, desconocemos qué trabajos serán. Conocemos algunos, pero no todos. Y diréis: «Doctor Lee, te crees experto, ¿y no sabes qué trabajos creará?». Pues así es. Si hace veinte años, me hubierais dicho: «Doctor Lee, te crees experto en Internet. ¿Qué trabajos creará internet?». No lo sabría. No habría podido predecir que hoy en día habría millones de conductores de Uber y Didi gracias a Internet. Porque sin Internet, no existiría Uber. Pero hace veinte años, no habríamos podido predecir su nacimiento. La predicción de nuevos empleos debe actualizarse anualmente.
Estoy seguro de que creará muchos empleos, pero aún tardaremos en conocerlos. Seguramente, no nacerán en los próximos cinco años, y requerirán cualificación. La gente que esté actualmente en empleos rutinarios que no requieran compasión ni contacto con el ser humano, corre peligro. Deberían plantearse volver a formarse en algún trabajo que no vaya a desaparecer dentro de diez o quince años. Si vuestro trabajo requiere razonamiento, creatividad, estrategia o contacto humano, estáis a salvo. Pero la inteligencia artificial podría ayudaros. Si aún sois jóvenes y estáis estudiando… No sé deciros las diez mejores salidas… Pero sí que deberíais pulir estas habilidades: creatividad, estrategia, razonamiento complejo y planificación. Olvidad lo rutinario. Centraos en el trato humano: la responsabilidad, la comunicación y el trabajo en equipo. Esto os será útil toda la vida. También os recomiendo que estudiéis un poco de inteligencia artificial y de programación. Aplicadlo en vuestra área de especialidad, tanto si estudiáis periodismo como contabilidad. ¿Cómo podéis mejorar vuestro trabajo con la inteligencia artificial? La inteligencia artificial es una herramienta. Ya no concebimos un periodista que no use Microsoft Word. Ya no concebimos a un ejecutivo de publicidad que no utilice PowerPoint, u otro similar. No concebimos a un fotógrafo que no use Photoshop. La inteligencia artificial es una herramienta más. En muchas profesiones, estudiar inteligencia artificial os enseñará a encontrar esas herramientas y a utilizarlas. Eso os preparará para la era de la inteligencia artificial.
"La educación necesita ser reiniciada"
Si nos juntáramos yo y gente como yo en la sala y transcribiéramos este discurso, la inteligencia artificial nos superaría. Pero creo que en tres años superará a todos los humanos en el reconocimiento de voz y la traducción natural y fluida. Dentro de tres años, cuando vuelva a hablar frente a vosotros, no tendré un traductor humano en el pinganillo. Será una máquina. Sus posibles aplicaciones son infinitas. Por ejemplo, en el futuro, quizás dentro de tres años, los asistentes virtuales, como Alexa o Siri, podrán adivinar qué queremos y dárnoslo antes de que lo sepamos nosotros. También contaremos con una traducción automática excelente. Podremos irnos a cualquier país con un simple traductor de bolsillo o una app. La traducción será muy precisa. Quizás por un pinganillo, como este. También podemos imaginar el futuro de la atención al cliente del sector comercial. Tendremos vendedores inteligentes que dirán justo lo necesario para que los compradores adquiramos los productos que quieran. Lo harán mejor que los humanos. Y esto no es más que el principio. Es muy emocionante. Pero quiero añadir que esto no significa que los ordenadores vayan a entenderlo todo como nosotros. Seguirán adiestrándose con datos de entrada y resultados de salida. El lenguaje creativo, como la poesía, los mensajes más profundos, como las cartas de amor de una persona a otra… Estas cosas requieren un conocimiento profundo de distintos campos, como juegos de palabras, humor… Es complicado. Y es poco probable que algo difícil para el humano sea fácil para la inteligencia artificial. Por ejemplo, la transcripción, la traducción automática… Google tiene una nueva tecnología que comprende cien idiomas.
Hables el idioma que hables, lo traduce. Es una red impresionante. Ningún humano podría hacerlo. Pero en lo que se refiere a contar chistes y hacer reír la inteligencia artificial es incapaz. Aún nos queda un largo camino por delante, porque el lenguaje natural es la forma en la que los humanos se comunican. Durante miles de años de historia hemos usado el lenguaje para que nos comprendan y nos crean. Y esto, junto con la complejidad y la belleza de la lengua, está muy lejos de ser alcanzable. Pero creo que sus funciones comerciales en los próximos tres años serán infinitas.
Leonardo Da Vinci habría dicho que sí, pero habría esperado otra cosa. Algunos lo considerarían imposible. Se equivocarían. Los más optimistas no tendrían en qué basarse. Pero tendrían razón. También podríamos preguntarles: «¿Se logrará el móvil perpetuo?». En este caso, Leonardo Da Vinci habría dicho que sí, y se habría equivocado. Otros habrían dicho que sí o que no, pero hoy en día no parece que vaya a ocurrir. Así que es una pregunta muy especulativa de difícil respuesta. Estoy seguro de que en quince o veinticinco años será complicado. ¿Y la superinteligencia? Para explicar la superinteligencia, hay una teoría… Para mí es una fantasía, y para otros, una teoría. La inteligencia artificial ha avanzado tan rápido que los humanos no llegamos a apreciar la velocidad de su avance. Un día, nos levantaremos, y la inteligencia artificial habrá dominado el mundo. Habrá avanzado tanto que los humanos seremos pusilánimes a los que tolerará existir. Seremos como hormigas, y la inteligencia artificial, como humanos. Según la teoría. Y se basan en la supuesta prueba de que, desde hace cinco años, ha avanzado exponencialmente. Hace cinco años, no servía para nada. Pero hace tres años, superó a todos al Go. Luego, los superó en StarCraft. Luego, en exámenes médicos. Luego, en radiología. Y lo está haciendo a un ritmo exponencial. Esto significa que cualquier avance en un año será mejor que los de los últimos diez. Si seguimos así, en un par de años, la inteligencia artificial nos superará. Seremos como hormigas, y la inteligencia artificial, como el humano. Según este argumento la inteligencia artificial crece mediante saltos exponenciales. Pero en la realidad, esos saltos alcanzarán su máximo exponente cuando se agoten las aplicaciones del aprendizaje profundo. Todos esos saltos se basan en un logro tecnológico, el «deep learning». E irán aumentando. En cinco o diez años veremos miles de aplicaciones del aprendizaje profundo. Pero si no hacemos otro avance significativo y alcanzamos los diez hitos que he dicho, como la percepción y la creatividad… Si no alcanzamos los diez hitos, frenaremos. Esta ola exponencial es un espejismo. No es real. No son más que aplicaciones del aprendizaje profundo. No es una curva exponencial que pueda superar a los humanos. Tengo muy poca fe en ese ascenso de la superinteligencia. Hay pensadores que discrepan conmigo, pero no suelen ser expertos en la materia. Suelen ser filósofos, futuristas, economistas, físicos, pero no expertos. Así que cuando hablo de esos niveles, represento a casi todos los expertos en inteligencia artificial.
No podemos culpar a la tecnología. La tecnología es neutral. Y si la naturaleza humana es más buena que mala, le buscaremos más aplicaciones buenas. Como con la electricidad. Tiene muchos usos buenos, pero también algunos malos. Internet tiene muchos usos buenos, pero también malos. Así que deberíamos culpar menos a la tecnología. Cualquier cosa mala que haya pasado con la inteligencia artificial es culpa de quien la haya usado con un mal fin. Tenemos que regular penas para esto. Necesitamos herramientas para ayudar a los desarrolladores a crear mejores aplicaciones. Necesitamos apoyo al consumidor. Tenemos que decir cuándo la inteligencia artificial no lo está haciendo bien. Pero no pongamos todos los huevos en la misma cesta. Si vemos algo malo, no culpemos y despreciemos a la tecnología. No olvidemos que, aunque Google, Facebook o Amazon tengan problemas, hacen nuestras vidas más productivas, eficientes y divertidas. Y si nos deshacemos de la inteligencia artificial, dejarán de funcionar. Así que espero que la gente sea objetiva y le dé una oportunidad. Creo que, en cinco años, estos problemas serán mucho menos graves. Y la inteligencia artificial terminará siendo comparada con la electricidad e Internet, como la creadora de un cambio positivo. No porque sea positiva en sí. No es más que tecnología. Pero el ser humano es bueno. Hacemos más cosas buenas que malas. Solucionaremos los problemas de la inteligencia artificial, y será tan positiva y útil como la electricidad e Internet. Muchas gracias por vuestro tiempo. Ha sido un placer responder a vuestras geniales preguntas. Muchas gracias. Gracias.