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Cristóbal Cobo. En primer lugar, coincido absolutamente. Las escuelas deben tener ventanas más grandes y puertas más anchas. No solamente para traer la sociedad a la escuela, sino para llevar la escuela a la sociedad. Reducir estas brechas. Tanto es así en la universidad que lo llamamos «claustro». Un espacio de encierro. Eso tiene que cambiar de manera radical. Ahora, tú hablas de estructuras colaborativas. Lo que antes se llama la arquitectura de la participación en la década pasada. Y hoy día contamos con una enorme cantidad de herramientas para eso. Algunos libros dicen: «La persona más inteligente en la sala de clases, es la sala de clases». Donde todos puedan transferir conocimiento. Cuando se investiga sobre el impacto de la tecnología en los procesos de aprendizaje, los resultados son bastante desiguales. En algunos lugares se muestra que hay mejoras, en otros que no, y en la gran mayoría de los casos hay zonas grises. Pero investigaciones de John Hattie, por ejemplo, muestran que cuando la tecnología se utiliza bajo estructuras colaborativas donde hay varias personas trabajando en equipo, apoyados o potenciados por una tecnología, la tecnología juega un valor fundamental. Entonces, es interesante. Porque lo menos valioso es la tecnología. Es el espacio de construcción de saberes con otros. Nosotros somos animales eminentemente sociales. Entonces, en la medida en que tenemos posibilidades de transferir, de escuchar, de vernos, hay posibilidades a aprender. Hace pocos días, la OECD presentó los resultados de su última resolución de pruebas de manera colaborativa. Y los resultados son superinteresantes, dice que las habilidades cognitivas no son transferibles inmediatamente a habilidades sociales. Es decir, son tipos de habilidades que se desarrollan en entornos y bajo circunstancias distintas. De nuevo, no nos basta con tener solamente cerebritos, necesitamos personas con capacidad de empatía y ponerse en la posición del otro. En segundo lugar, dice que las mujeres, las niñas, tienen mucha más capacidad de trabajo colaborativo. Interesante. Tercero, dice que en espacios donde los sistemas educativos ponen mucho énfasis en las actividades físicas, educación física y deporte, hay alta correlación con las capacidades de colaboración. Y por último, el más interesante en esta época actual, es: Niños que no son inmigrantes que estudian en escuelas con inmigrantes tienen una mayor correlación con mayor desempeño en colaboración. Es decir, en espacios de diversidad, los sujetos que aprenden y están en espacios de adaptación están en mejores condiciones para trabajar en un mundo global. Todos estos elementos nos muestran que hay que recalibrar las prioridades de los sistemas educativos para dar espacio a la colaboración, fundamental en el mundo que viene.