“Vivir sin leer te obliga a conformarte con la vida”
Juan Sobrino
“Vivir sin leer te obliga a conformarte con la vida”
Juan Sobrino
Bibliotecario
Creando oportunidades
Leer la vida y vivir los libros
Juan Sobrino Bibliotecario
Juan Sobrino
Activista de la lectura y director de la Biblioteca Municipal de Soto del Real desde 2006. Juan Sobrino es licenciado en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid, en la especialidad de Antropología Americana y posee una amplia formación en Biblioteconomía y Documentación. Una trayectoria que ensalza día a día llevando la lectura a residencias, centros penitenciarios y centros educativos con proyectos que tejen comunidad a través de los libros.
“Los servicios bibliotecarios surgen del convencimiento de que mejoran la calidad de vida de las personas”. Gran defensor de la función social de las bibliotecas “como el corazón de un barrio”, para él son lugares sagrados en los que “perderse para reencontrarse al pie de la existencia”. Animándonos contemplar estos espacios como una inversión para hacer llegar los recursos educativos a todo tipo de colectivos, y promover la cultura en cada uno de nosotros mediante la práctica de la lectura compartida. “La magia de leer en voz alta estimula los patrones óptimos para el desarrollo del cerebro, y a su vez fomenta el lenguaje, la alfabetización y las habilidades socioemocionales”, añade.
Elegido por la revista Forbes como una de las 100 Personas Más Creativas de España, Sobrino ha implementado proyectos sociales de animación a la lectura como: ‘Biblioterapia para mayores’, ‘Libros que saltan muros’, el taller ‘Leyendo con mi mejor amigo’, ‘Cuentos que hilan vidas’ o ‘Lecturas que curan’, entre otros. Además, es docente en el máster La Biblioteca como Agente de Transformación Socioeducativa de la UCM, ponente en numerosos congresos y autor de varias publicaciones.
Transcripción
He sido corrector, editor, archivero, documentalista… Yo de niño no era un niño especialmente lector. Me gustaba jugar, me gustaba hacer otras cosas. Sí recuerdo con mucho cariño, por ejemplo, algunas lecturas de tebeos, por ejemplo, del gran Ibáñez, de «Mortadelo y Filemón», «13, Rue del Percebe». Me encantaba que me leyesen. Tengo un hermano que es un año más pequeño, y dormíamos juntos de pequeños en la misma habitación. Recuerdo que por las noches llamábamos a mi madre, cuando ya estábamos acostados, los dos a voces: «Mamá, mamá». Hasta que a mi madre no le quedaba más remedio, que estaría recogiendo, intentando descansar o haciendo lo que quisiera que estuviera haciendo, que venir a la habitación y leernos un cuento para que nos pudiéramos callar y nos pudiéramos dormir. Yo recuerdo que desde ese momento quizá me quedé con la idea de que los cuentos son el umbral a los sueños. Luego, de mayor, entendí que los cuentos no están para hacer dormir a los pequeños, sino para despertar a los mayores. Pero realmente cuando descubrí el placer de la lectura fue de bastante más mayor. Yo hice Geografía e Historia. Luego hice cursos de posgrado en lo que se llama Biblioteconomía, Documentación y Archivística. Pero antes de todo eso yo empecé un año la carrera de Económicas, no sé muy bien por qué. Al poco tiempo me di cuenta de que aquello no me gustaba. A los pocos meses vi que no era lo mío, incluso ya ni siquiera iba a la facultad.
Entonces, me pasaba el día en la calle, con los amigos, iba a los bares, de vez en cuando entraba en un museo… hasta que descubrí las bibliotecas. Como tenía que hacer tiempo… Todavía no había dicho nada a mis padres de que aquello no era lo que yo quería estudiar, y para hacer tiempo, un día entré en la biblioteca de mi barrio, Chamberí, y de pronto se me abrió un mundo maravilloso. Coincidió en aquella época… Los más jóvenes no os acordaréis, pero era justo el momento en que las bibliotecas se empezaban a hacer más accesibles, porque hasta ese momento tú no podías pasear libremente por las estanterías de los libros, coger y hojearlos, sino que tú te tenías que dirigir a un catálogo que era para seleccionar el libro. Eran unos muebles de madera muy grandes con unos cajones que estaban alfabéticamente. Los abrías y había unas fichas bibliográficas, unas fichas de cartón que estaban perforadas en el medio con una varilla metálica, que es una especie de brocheta de pincho moruno de libros, de fichas bibliográficas en las que tú apuntabas una cosa que se llamaba «signatura topográfica», unos códigos. Se lo dabas a la persona que te atendía en el mostrador, y te traía el libro o bien para consulta en sala o bien para llevártelo a casa. Justo en ese momento en el que yo empecé a ir a las bibliotecas, te permitían ya moverte libremente por la biblioteca, coger el libro que quisieras y llevártelo.
Ahí empezó mi pasión por los libros. Desde ese momento, creo que no he dejado de leer ningún día de mi vida. Entré en una biblioteca en un momento en el que estaba un poquito perdido, buscando un lugar donde perderme, y hallé un sitio donde encontrarme a mí mismo y donde descubrí lo que quería hacer: quería estudiar algo que me explicara la vida a través de los libros.
No será hasta el siglo XIX cuando surge en el mundo anglosajón el concepto de biblioteca pública más o menos como lo entendemos ahora. En todo ese proceso, la evolución del profesional de la biblioteca ha cambiado mucho. Las bibliotecas ya no son un contenedor de libros, son otra cosa: son unos centros vivos y activos de la educación, de la cultura, del aprendizaje, y sobre todo de la participación ciudadana. Las bibliotecas configuran la sociedad civil y en palabras del sociólogo Eric Klinenberg: «Las bibliotecas son los palacios del pueblo», por esa majestuosidad de todo lo que tienen dentro, y accesibles a todas las personas. Entonces, el papel del profesional, del bibliotecario, cambia mucho a lo largo de esa historia. Ahora mismo la función del bibliotecario o de la bibliotecaria sigue siendo conservar, clasificar, toda la información y la documentación, pero al mismo tiempo ponerla a disposición de la ciudadanía. Somos facilitadores de la documentación. Entonces, en todo ese periplo, ha cambiado mucho el perfil.
Ya no hay… Ahora mismo tú puedes ir a una biblioteca y puedes encontrar todo tipo de actividades relacionadas con la lectura. Puedes apuntarte a un club de lectura, a un taller literario… Pero en las bibliotecas puedes encontrar desde una cafetería, un estudio para grabar radio, para grabar un podcast, te puedes encontrar desde un sitio… los makerspaces, un lugar de creación donde tienes herramientas para construir, tienes impresoras en 3D, bancos de semillas… En fin, tienes un abanico muy amplio relacionado no solo con la lectura, sino con la cultura y con el aprendizaje continuo. Hay un trabajo que es multidisciplinar, que engloba muchas actividades, tanto de gestión cultural para programar todo tipo de actividades… Es una profesión con una gran multitud de actividades muy distintas.
Es también accesible en todos los servicios que presta, desde telebiblioteca para llevar documentación a personas mayores de cierta edad o que tienen dificultades, ofreciendo servicios no solo presenciales sino también digitales… Hay toda una serie de recursos cuando tú consigues el carné de una biblioteca. Accedes a libros, audiolibros, tienes cursos de idiomas… Todo eso en una plataforma. Filmin da derecho a ver todo tipo de películas… En fin, hay muchos recursos que te ofrecen, pero no solo es accesible, también son sostenibles. En una biblioteca, cada vez que un lector o una lectora se lleva otro libro, le está dando una segunda vida, está reciclando ese libro que se ha comprado. Una biblioteca también tiene esa perspectiva de igualdad de género. Últimamente se está haciendo un trabajo para dar visibilidad a la labor de las escritoras, y esa perspectiva de género permea en cualquier tipo de actividad de una biblioteca. Y yo creo que sobre todo tiene una vocación pública. Tú, como usuario, te puedes llevar durante un determinado tiempo una serie de documentos a tu casa, tú eres el responsable y el dueño de esos documentos a cambio de que lo devuelvas pasado un tiempo. Entonces, eso me parece maravilloso.
Esos fondos públicos también influyen al personal. El personal de una biblioteca somos funcionarios, nuestro sueldo viene de los impuestos, del dinero público, y con eso no se juega. Yo, por ejemplo, cuando saqué la plaza, cuando tomas posesión del cargo, prometes o juras cumplir fielmente con tu desempeño. Ese juramento, esa promesa la hice hace 17 años y procuro cada día que entro en la biblioteca recordar esa promesa. Yo creo que para que una biblioteca funcione y dé todos los servicios que ofrece, se necesita por un lado también el apoyo de la administración pública en todas las esferas, tanto central, como autonómica o municipal, y sobre todo que el presupuesto en una biblioteca no se vea como un gasto, sino que se vea como una inversión.
Pero no solo eso, nosotros lo que hacemos también es implicar, por ejemplo, a los centros educativos en los distintos proyectos que llevamos a cabo en una biblioteca. En este caso, en nuestra biblioteca, por ejemplo, tenemos un proyecto que se llama Biblioterapia para Mayores, y dentro de ese proyecto tenemos un taller que se llama Taller de Asesoramiento Tecnológico para Mayores, que imparte el alumnado de los centros educativos de Formación Profesional. Todos los martes se ponen por la tarde chicos y chicas voluntarios que se ofrecen a las personas mayores que vienen con sus dispositivos, que tienen algún tipo de duda tecnológica con el móvil, lo típico de consultas muy básicas de correo, de: «No puedo ver la foto que me mandan»… Todas esas consultas. Ellos se empoderan y son los propios alumnos los que ejercen de profesores. Otro de los proyectos en los que estamos ahora implicados también de la mano con los centros educativos es esa idea que tenéis vosotros de los tutores-lectores o apadrinamiento lector que hacéis a lo mejor en muchos centros educativos, en los que los cursos mayores leen a cursos menores. Con esa idea nosotros hemos puesto en marcha también dentro de Biblioterapia para Mayores que el alumnado de los colegios va a las residencias y lee a personas mayores. Es un trasvase de conocimiento y de afectos, y a cambio las personas mayores les cuentan experiencias de su vida, cosas del pueblo, a lo mejor, de historia local… En fin, un aprendizaje mutuo, que se enriquece.
¿Pero y qué más recursos? Sabéis que hay todo tipo de recursos para público infantil, desde todo tipo de talleres que se ofrecen, literarios, de ilustración de todo tipo, de manga, de lettering, todo tipo de actividades de animación a la lectura, de talleres literarios, de clubes de lectura infantiles, tanto presenciales como de forma virtual, todo tema de gamificación, de juegos que ofrece una biblioteca, ya sea también de forma presencial, de juegos más tradicionales de mesa, como también de forma digital, todo tipo de yincanas, de juegos de escape room… Y luego, para las familias, todo tipo de actividades relacionadas siempre con la lectura, con la cultura, con el aprendizaje, desde los clubes de lectura, un café filosófico, visitas culturales, una amplia gama de todo tipo de servicios, sitios donde grabar un podcast, sitios que puedan servir a las familias para trabajar de forma comunitaria con más gente, para crear, para compartir, asistir a todo tipo, por supuesto, de charlas, de presentaciones de libros… La variedad de recursos que ofrecen, tanto presenciales como de forma digital, es muy amplia y siempre yendo un poco de la mano y junto con los docentes y con los centros educativos.
Es decir, que la lectura te ilumina el cerebro. ¿Y por qué es tan importante también? Porque nuestra inteligencia es lingüística. La lectura te permite el conocimiento del lenguaje y de la palabra, y a través de la palabra puedes dominar tu comportamiento. Es fundamental para el lenguaje, para la creatividad. Luego también sobre esto, lo que te enseña la lectura es que tampoco hay unas verdades. Que si haces A o B vas a llegar a C. Está claro, por ejemplo, que para leer siempre se ha dicho uno de los grandes tópicos, y es cierto: que para fomentar la lectura entre nuestros hijos e hijas es fundamental que en casa se lea, y es cierto. Pero también conocemos familias en que los progenitores leen mucho, los hijos van al mismo centro educativo y a lo mejor de tres hijos una lee mucho, otro no lee nada y otro lee a ratos. Luego siempre hay un componente que es individual en el que nunca sabes qué es lo que tienes que hacer. Hay un libro que se llama «La magia de leer en voz alta», es de una periodista y socióloga americana, de Meghan Cox Gurdon, en el que establece una correlación muy fuerte y muy positiva. Recoge distintos estudios a lo largo de todo el siglo XXI que llevamos de distintos especialistas, y hay una correlación muy fuerte, positiva, entre leer a alguien en la niñez y que esa persona se convierta luego en una persona lectora.
Eso por un lado, y luego hasta tal punto es importante la lectura en voz alta que, por ejemplo, la APA, que es la Asociación de Pediatría Americana, recomienda leer. Que los padres y las madres lean a sus hijos e hijas porque la lectura favorece, estimula el desarrollo de los patrones óptimos del cerebro, también la adquisición del lenguaje y sobre todo la adquisición de habilidades socioemocionales que les van a servir a lo largo de toda su vida. Hay también un debate entre pantallas y lectura en papel. Yo creo que hay que acostumbrarnos. Vivimos en una sociedad audiovisual y tenemos que convivir con ello. Creo que el fomento de la lectura tiene que estar en todos lados. Una buena forma también de impulsar la lectura es a través del mundo digital. Nosotros utilizamos, nos apropiamos, por ejemplo, de los booktubers, que ahora son los booktokers o bookgramers y los convertimos en bibliotubers, bibliotokers. Nos apropiamos del término. Son esa gente joven que recomienda en sus plataformas la lectura. Creo que es muy útil y lo podemos hacer desde una biblioteca, porque es esa recomendación entre iguales que generalmente suele funcionar también bastante bien. Pero luego también lo fundamental es, decía Daniel Pennac, que leer conjuga muy mal el imperativo. Todo lo que impongamos no va a salir y tiene que salir siempre desde dentro. Borges decía que la lectura es una de las formas de la felicidad, pero que no se puede obligar a nadie a ser feliz, y creo que hay que tenerlo en cuenta siempre.
Luego, también, la lectura tiene unos efectos terapéuticos fundamentales con la biblioterapia, que ya está demostrado desde hace mucho tiempo, en todos los niveles, en todas las etapas de la vida, desde la niñez, en la juventud y luego sobre todo cuando vamos creciendo, más mayores. Porque al leer, lo que haces es generar sinapsis, esas conexiones neuronales que se producen al leer. Las sinapsis fomentan y generan reserva cognitiva, que es uno de los principales activos con los que cuenta el cerebro para ralentizar o prevenir ciertas enfermedades degenerativas como el Alzheimer o el Parkinson. Es decir, que deberíamos leer por prescripción médica. Igual que vamos al gimnasio o practicamos deporte, deberíamos tener la idea fundamental de la lectura como bienestar. Y luego, sobre todo y fundamentalmente, la lectura es uno de los grandes placeres que hay en esta vida. Además a diferencia de otros no perjudica ni al bolsillo ni a la salud. Es decir, que leemos para ser felices.
“Cuando cambias tú, cambia todo”
Es un proyecto que se basa en la empatía, que se basa en reconocernos a través del diálogo en la diversidad, en ver que somos diferentes, pero al mismo tiempo somos iguales. Este es un proyecto que sirve para ponerte en la piel y en los zapatos de otra persona cuyo mundo a lo mejor por tu situación no conoces, y te da pie a conocer su situación. ¿Cómo funciona? Son las personas protagonistas, son las personas libro, las que cuentan su historia a las personas que están escuchando, que es la persona lectora, pero es una conversación de tú a tú. No es alguien contando a un auditorio, sino que se establece una conversación a una persona o dos, depende del público que se apunte. Entonces, lo que nosotros ponemos por un lado es el nombre de la persona y por el otro lado también la etiqueta con el prejuicio contra el que queremos luchar. Parte de la idea de que no juzgues a un libro por su cubierta. No juzgues a una persona por su aspecto exterior. Este es un proyecto que no es nuevo, que lleva bastante tiempo, porque esto surgió en los países nórdicos a principios del siglo del siglo XXI y que lleva ya una trayectoria. Se ha extendido por muchos países, por más de 80 países, y nosotros, en nuestra biblioteca, hemos hecho varias ediciones. Por ejemplo, la primera, la hicimos con internos del centro penitenciario. En aquel momento no se había hecho con población reclusa o por lo menos no tenían esa categoría en Human Library, la asociación que lleva todo este tipo de proyectos.
Nosotros al final adaptamos el proyecto y lo hicimos sin el paraguas de Human Library, pero sí creíamos que ese colectivo sufría muchos prejuicios. Y fue la primera salida que hicieron, además, después del covid. La verdad es que tuvimos una respuesta muy positiva tanto del público como sobre todo, que eran los que nos preocupaban, de las personas libro, de los internos del centro penitenciario. Otro de esos proyectos que hacemos para dentro de la biblioteca es el taller Leyendo con mi Mejor Amigo, por ejemplo, que es un taller de animación a la lectura que hacemos con la Asociación Perros y Letras. Está basada en el vínculo que se establece entre el perro y el lector. Sabéis que hay muchos tipos de terapia con animales, pero no hay tantos métodos, por ejemplo, para aprender y fomentar la lectura como este. La asociación Perros y Letras trabaja siguiendo un método, que es el método R.E.A.D., que viene de Estados Unidos. Los perros pasan por una serie de pruebas. Está especialmente enfocado sobre todo a personas que… Lo empezamos haciendo en la biblioteca con niños y niñas a los que no les gustaba leer o que tenían algún tipo de dificultad en lectoescritura, y lo que consigues es algo que te resulta hostil, que no te gusta, como el momento de la lectura, hacerlo algo acogedor, una situación agradable, porque el perro no te juzga si te equivocas.
Es una situación muy agradable porque lo tienes al lado, le estás acariciando, interactúa también con las adiestradoras y también entras en un juego con la lectura. Y la verdad es que hemos tenido también resultados muy positivos, a tal punto que nos llevamos a los perros lectores… Cuando algo funciona lo incluimos en otros proyectos que hacemos, y llevamos a los perros lectores a las residencias dentro del proyecto Biblioterapia para Mayores, donde funcionó fenomenal, a tal punto… Eso lo hicimos en la pandemia, justo antes de empezar la pandemia, empezamos en 2020, y como funcionó tan bien cuando llegó marzo de 2020 seguimos con el proyecto, pero haciéndolo de forma virtual. Dimos alfabetización, por un lado, a las personas mayores para que se pudieran conectar desde sus dispositivos. Se conectaban por la pantalla y leían al perro, en este caso a Pani y a María, la adiestradora, que estaban en otro punto, que se fueron a Jumilla, en este caso, a Murcia, que eran de allí. Funcionó muy bien, incluso de forma virtual, pero también lo hemos incluido dentro del centro penitenciario en otro proyecto que tenemos, Libros que saltan Muros. Los perros lectores hacen una labor fantástica dentro del centro penitenciario.
También lo hemos llevado a los centros educativos e incluso al centro penitenciario, para que la ciudadanía libremente vaya recomendando, dejando libros, intercambiando libros y creando esa cadena de lectores. Otra iniciativa, por ejemplo, otro proyecto, es Poemas de Cristal, por ejemplo, que es utilizar los escaparates de los comercios locales como páginas en blanco en las que escribir, en este caso, poemas. Es una iniciativa que hicimos con más de 50 comercios locales, que por un lado también es para fomentar el comercio local y sobre todo para reivindicar un género minoritario como es la poesía y que la cultura y los libros salgan al encuentro. Tú te vas encontrando… Sales de tu casa, y los poemas te van asaltando según vas paseando por el municipio. Hacemos todo tipo de actividades, por ejemplo, el proyecto Biblioterapia para Mayores. Es un proyecto con el que llevamos más de diez años, enfocado sobre todo en las residencias. De ese estudio preliminar nos dimos cuenta de que con todas las actividades que hacíamos en la biblioteca de presentaciones, de cuentacuentos, de todo tipo de talleres… nos estábamos dejando a una población fuera que no participaba, que eran las personas mayores que vivían en las residencias. Por eso diseñamos este proyecto. Lo que hicimos fue crear primero una colección de fondos inclusivos con todo tipo de material: libros en letra grande, audiolibros, colección de letra fácil… y lo pusimos a disposición de las bibliotecas con un carné institucional para que pudieran llevarse cualquier tipo de documentos que quisieran.
Poco a poco empezamos a hacer actividades con ellos, por un lado, invitándoles a que participaran cuando hacíamos un recital poético, un concierto, una obra de teatro en la biblioteca para que viniesen en la medida de sus posibilidades, pero también llevando esas mismas actividades a sus centros, porque muchos no se pueden mover y no se pueden desplazar. Y ya desde 2015 creamos un grupo de personas voluntarias que al menos una vez al mes nos desplazamos para leer a las residencias. Es esa forma de la lectura como acompañamiento. No solo leemos sino que ellos también nos leen a nosotros. Eso funcionó muy bien, pero cuando llegó la pandemia tuvimos que cortar obviamente todas las actividades presenciales que llevábamos a cabo, pero creíamos que ese proyecto, Biblioterapia para Mayores, era más necesario en ese momento que nunca por todo el aislamiento social que conllevó la pandemia. Entonces, la forma que vimos de poder reinventarlo y seguir ahí era que las personas que íbamos a leer de forma presencial a las residencias empezamos haciéndolo a partir de mayo del 2020 por teléfono. Fuimos asignando una persona voluntaria a una persona mayor y fue un proyecto mucho más personalizado. Lo llamábamos Cuentos por Teléfono, por ese guiño al libro de Rodari, pero realmente leemos todo tipo de géneros, generalmente de géneros literarios breves, aunque a veces hemos leído una novela de forma continuada. Donde lo íbamos dejando, íbamos continuando al día siguiente, y lo hacíamos cada semana. Ese proyecto funcionó muy bien, también, Cuentos por Teléfono, hasta tal punto de que luego cuando volvimos con las actividades presenciales, continuamos con la lectura por teléfono y ahora mismo estamos haciendo los dos proyectos de forma simultánea.
Otro de esos proyectos, por ejemplo, de llevar los libros fuera de la biblioteca es un proyecto que hemos llamado Lecturas que Curan, que hacemos en colaboración con el centro de salud. Hemos hecho varias fases. En una primera fase lo que hicimos fue llevar libros al centro de salud: hicimos dos estanterías, que no la hicimos nosotros, las hicieron, las diseñaron, internos del centro penitenciario. Es esa forma de tejer comunidad, de mezclar nuestros proyectos. Ellos en su taller nos diseñaron dos estanterías, una para para adultos y otra pequeña, un módulo especial para infantil, que está en la zona de pediatría, para hacernos más amena la espera mientras estás esperando a que te atiendan. Pero es un proyecto que va mucho más allá. Hemos creado una colección de biblioterapia que ya estaba, pero la hemos ido aumentando para que sea el propio personal sanitario el que de forma coadyuvante con el tratamiento o en sustitución al tratamiento y para determinadas patologías o enfermedades, recomienden libros. Hemos diseñado con la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, una especie de recetas en las que el equipo sanitario va a recomendar libros, que son esa colección de biblioterapia que está en la biblioteca, que te puede ayudar para determinados malestares, sobre todo frente a salud mental y determinados trastornos psicológicos fundamentalmente. Hay charlas, va a haber un club de lectura compartida en torno a la salud y a la literatura. Es una mezcla en la que se unen muchas actividades diferentes.
Y luego también está pensado, que lo va a hacer fundamentalmente el equipo sanitario, hacer un proyecto de investigación en torno a la biblioterapia con la población diana viendo, analizando: «Tengo una determinada patología», por ejemplo, una ansiedad, niveles de ansiedad, ver si después de esa biblioterapia, después de esa lectura y de las actividades que se realizan, realmente la biblioterapia funciona, ver si se prolonga en el tiempo, qué efectos tiene… Es un proyecto bastante ambicioso en el que estamos ahora metidos junto con otros más. La verdad es que no se necesitan muchos recursos. Son fácilmente replicables y de hecho nosotros no inventamos nada. Se están haciendo. Son muchas las bibliotecas que están trabajando en este sentido una función social. No solo aquí en España, sino también en América Latina. Nosotros en un momento dado tuvimos bastante difusión mediática con ciertos proyectos, como por ejemplo Cuentos por Teléfono. Nos llamaron de muchos sitios distintos y nos consta que hay muchos, pero de todos lados, tanto de Europa, en Italia, en Grecia y sobre todo en América Latina. Cada cual lo va adaptando a su realidad. Hay iniciativas muy interesantes en muchos lugares diferentes que vinculan la lectura con temas sociales y también de salud.
El libro te cambia completamente. Si lo has leído en una época, y luego vuelves a encontrarte ese libro mucho más tarde, has vivido otras experiencias, la vida te ha llevado por otros derroteros, y cosas que te estaba contando el libro, ahora no las ves, y al contrario. Algo que estaba silenciado, te está llamando, te lo está diciendo en esa segunda lectura. Yo creo que es una de las cosas maravillosas que tiene la lectura, a diferencia de muchas otras. Decía Bioy Casares que la lectura añade un cuarto a la casa de la vida. En mi caso, la lectura lo que ha añadido es una nota al pie de la existencia para encontrar un significado a la vida y también poner puntos suspensivos a la vida que llevamos. En esos puntos suspensivos entra todo lo que se escribe en modo subjuntivo: los sueños, los deseos. Y es que, como decía el escritor Michel Houellebecq: «Vivir sin leer es peligroso porque te obliga a conformarte con la vida»
Esos son los colectivos en los que veo que la lectura es fundamental. De estos colectivos con los que todavía no trabajamos, en los que ya estamos empezando a trabajar, por ejemplo, está el colectivo de las personas sin hogar. Estamos empezando a colaborar con un centro de acogida al norte de Madrid. Creo que ahí la lectura es fundamental para encontrar una herramienta de vida donde encontrarte, y es en lo que estamos. Dentro del centro penitenciario, en Libros que saltan Muros, estamos haciendo muchos proyectos, pero ahora queremos entrar también por ejemplo ahora en el módulo de enfermería, porque es un módulo que parece una prisión dentro de una prisión. La enfermería es como un hospital dentro del centro penitenciario del que no pueden salir. Las personas que están dentro, en otro módulo pueden salir a hacer las actividades que hacen, porque allí trabajan, hacen distintas actividades, pero en la enfermería no. Están ahí recluidos, igual que en el módulo de aislamiento. Ahora hay una vía, porque además tenemos muy buena comunicación con los profesionales que trabajan en un centro penitenciario. Yo creo que dices: «¿Cómo una biblioteca municipal puede trabajar con una institución penitenciaria?». Cuando son instituciones aparentemente tan diferentes, pero con unos objetivos al final muy comunes. Yo creo que en un centro penitenciario lo que hacen es trabajar para que las personas que están ahí dentro no vuelvan a estar en un centro penitenciario.
Ahí la lectura juega un papel fundamental. Estamos ahora intentando y vamos a entrar con actividades dentro de ese módulo de aislamiento, que me parece que es fundamental. Luego, otro de los ámbitos en los que me gustaría trabajar y en el que más o menos estamos también es el ámbito sanitario. Antes hemos hablado del proyecto Lecturas que Curan, que hacemos con el centro de salud, y también me gustaría llegar a los hospitales. Llevar esa lectura compartida, esa lectura en voz alta, con distintos tipo de actividades a las personas que están en un hospital, sobre todo con residencias bastante prolongadas en el tiempo. Ahí la lectura también puede jugar un… y los servicios bibliotecarios, un papel muy importante y relevante.
Me pareció una novela asombrosa porque me enseñó que se puede contar historias de otra forma a partir de la belleza del lenguaje. Por ejemplo, otro libro de una escritora húngara, Agota Kristof, «Claus y Lucas», un libro que me sorprendió muchísimo. En un mismo tomo, son tres novelas cortas. Es la historia de unos hermanos gemelos, pero en cada historia la escritora consigue que te vuele la cabeza, porque te cambia completamente la historia, todo. Es un libro sorprendente que, en tiempos tan convulsos y de guerra, te habla también sobre la guerra, pero sin emplear moralismos, sin ningún discurso, sino simplemente a través del lenguaje. Finalmente, pecando de ser poco original, no puedo dejar de mencionar «El Quijote» de nuestro gran Miguel de Cervantes, por todo. Es el libro de los libros, donde están todos los géneros literarios, por toda esa dualidad del idealismo, del materialismo, por todo lo que se habla, pero sobre todo porque es un libro de los primeros que dio libertad para que el lector pudiese ejercer de lector. Cervantes le dio plena libertad y plenos poderes. Y sobre todo porque es un derroche de ingenio, de belleza, de sabiduría. Lo he leído varias veces en distintas épocas y recomiendo leerlo. «El Quijote», lo tienes que tener a mano, lo tienes que tener como a los buenos amigos, en la mesa, por ejemplo, en la mesilla de la cama. Lo puedes leer… «No tengo mucho tiempo», pero lo puedes leer de a ratitos, de a sorbitos, por ejemplo, disfrutándolo. Me parece que es una maravilla. Y bueno, ya para cerrar, así como cierre, espero que os quedéis por lo menos con dos ideas. Espero haberos transmitido el interés y el amor por las bibliotecas.
Creo que una biblioteca es un servicio esencial. Son fundamentales para tejer comunidad y son instituciones de participación ciudadana que vertebran la sociedad civil. Yo creo que los servicios bibliotecarios que ofrecen mejoran la calidad de vida de las personas. A mí lo que me ha enseñado el trabajo en una biblioteca durante estos años es a leer la vida y a vivir los libros. Y luego me gustaría que os quedaseis con la idea, hemos hablado, de todos los beneficios de la lectura, que son muchísimos. Todo lo que os puede ofrecer la lectura y sobre todo también, si os acordáis, he empezado leyendo en voz alta un poema. Y os hablé de cómo mi madre me leía por las noches. Yo creo que es fundamental también la lectura compartida. La lectura en voz alta, por un lado, como por esa correlación que existe, tan positiva para generar que cuando tú lees a alguien en la niñez, ese alguien se convierte en una persona lectora… Yo mismo soy un caso, aunque tardío, que avala esa teoría. Pero la lectura en voz alta en sí misma, de todos los valores que ofrece en todas las etapas, tanto en la niñez para la adquisición, para que se desarrolle el cerebro de una forma óptima, para adquirir todas las habilidades socioemocionales.
Pero también te puede hacer una labor social y de acompañamiento a lo largo de toda tu vida. Yo creo que de mayores leemos con la esperanza de volver a encontrarnos la voz de nuestra madre arrullando nuestros sueños. Muchísimas gracias, ha sido un placer.