Vales lo que vale tu calidad humana
Victor Küppers
Vales lo que vale tu calidad humana
Victor Küppers
Profesor y escritor
Creando oportunidades
La importancia de cuidar el ánimo, nuestro principal recurso
Victor Küppers Profesor y escritor
Victor Küppers
Victor Küppers es doctor en Humanidades y Licenciado en Administración y Dirección de Empresas, además de profesor universitario y autor de libros de éxito como ‘El efecto actitud’ y ‘Vivir una vida con sentido’. Su obra se centra en el desarrollo personal, el optimismo y la actitud como claves para el éxito y la felicidad. Su enfoque práctico y positivo le ha convertido en un referente mundial en charlas motivacionales.
Apasionado por la psicología positiva, su pensamiento se podría resumir en esta frase: “Que nadie se acerque a ti sin que al irse se sienta un poco mejor y más feliz”. Para Küppers esta es la definición de una ‘persona espectacular’.
Transcripción
O sea, la compasión no es llorar por alguien, que es una parte muy pequeñita de la compasión. O sea, la compasión, como definición en psicología, es… Está compuesta por dos actitudes. Una es la empatía: ponerte en lugar de los demás. Pero hay un segundo componente que es el querer ayudar a esa persona. Eso es la compasión. El tener empatía de ponerme en tu lugar, pero querer ayudarte. Y es una sociedad que está perdiendo la compasión. Esto me ocurrió… No sé si iba a Barcelona o volvía de Barcelona. Yo estaba en un extremo del tren y, de repente, veo que al final del vagón se levantan dos chicas, que luego supe que eran mexicanas, a coger sus maletas. Y entre que las maletas estaban muy arriba y eran bajitas, la escena era dos chicas al final del vagón, allí saltando. Y yo, que me gusta mucho observar, yo soy muy cotilla, de repente, veo que se empiezan a levantar cabezas. Y mucha gente mirando el espectáculo. Y no se levanta nadie. No es que seamos malas personas, porque no es una cuestión de ser mala persona. Es una cuestión de que vamos todos tan acelerados, vamos tan rápido, tenemos tantos problemas y preocupaciones, que hemos aprendido a… Yo lo mío y los demás… Una vez en Barcelona… Esto a veces dudo en explicarlo porque estoy seguro de que hay gente que pensará que es mentira. Porque es un extremo esto. Pero yo estaba bajando por la… A mí me pasa todo en los trenes. Me paso todo el día en el tren. Estaba bajando la escalera mecánica en la estación de Sants y veía que, una persona que estaba cinco posiciones delante, su jersey se le estaba cayendo. Y, efectivamente, llega abajo del todo y se cae el jersey al suelo. Y veo que la persona que está justo detrás hace así. Y continúa.
Y yo pensé: «Coño, tenía que haberlo grabado. Es que no se lo van a creer». Prometo. No miento. Y no era mala persona porque no quiso pisarlo. O sea, era buena persona. Desde el punto de vista psicológico, lo que hay que pensar es: «Coño, ¿cómo no se le ocurre lo que se nos hubiera ocurrido a muchos? ¿Cómo no se le ocurre coger el jersey?». El concepto de empatía tiene que ver con eso, con querer ponerme en tu posición, pero sobre todo querer ayudarte, querer que estés mejor, querer solucionar si tienes un problema, aliviar tu sufrimiento… Eso es la compasión. Pero no es un concepto metafísico o solamente espiritual. No, es un concepto absolutamente práctico. O sea, ¿cómo se desarrolla la compasión? Hay muchas formas de desarrollar la compasión. La compasión es aquella mentalidad que tienen algunas personas de «¿En qué te puedo ayudar?». Yo tenía una suegra que era así. Todos conocemos personas que son así. Todo es para los demás. ¿Cómo puedo hacer que estés mejor? ¿Qué necesitas? ¿Cómo te ayudo? Hay personas que nacen así. Yo tengo una amiga que, además, la vi ayer y se lo contaba. Yo tengo una amiga de esas que vas por la calle y dices: «Qué bonita esa camiseta». Y sabes que, al cabo de 15 minutos, se las va a arreglar para venir con la camiseta y «Aquí tienes la camiseta». Hay personas que son así. De todas maneras, es la misma amiga que, desde hace 10 años, le digo que me encantan los descapotables negros y, coño, no lo pilla. Pero hay gente que es así. O sea, ¿en qué te puedo ayudar? «¿En qué te puedo ayudar?» es un concepto muy aterrizable. Tú estás cenando con tu pareja, ella está agotada, le toca a ella poner lavaplatos. Pues, coño, lo hago yo por ti.

Eso es compasión. Y cuando estás poniendo el lavaplatos, estás pensando: «Coño, vaya mierda la compasión, siempre pringo yo». Pero después te sientes bien. Que estamos hablando de cómo vivir con buen humor. Estamos hablando de cómo vivir con alegría. O sea, la compasión ayuda. O sea, ¿en qué te puedo ayudar? Otra manera es escuchar. Cuando escuchas a una persona, le estás ayudando mucho, mucho. Otra manera es hacer voluntariado. O sea, tendría que ser obligatorio en los colegios de este país que nuestros hijos hicieran una asignatura que se llama «Voluntariado» y que los martes y jueves, dos horas cada día, hicieran actividades de voluntariado. Porque cuando haces voluntariado, descubres cosas fantásticas tuyas que no conocías. Y, además, descubres lo maravilloso que es que una persona esté mejor gracias a ti. Y para hacer voluntariado, no hace falta ir a África y meter un pincho a ver si sale agua. No. Hay un concepto, que es muy práctico, que a mí me lo explicó una persona que se llama Stephen Covey. Stephen Covey me decía: «Haz una lista». A ver si explico bien el concepto. Y él me decía: «Cada vez que te enteres de que una persona…». Igual si enseñara… Es que no tengo mi agenda aquí, sino sería mucho más visual. Tú abres mi agenda, la primera página, hay una lista, no sé, de 45 personas. ¿Quién va a mi lista? Todo aquel que tiene un problema o me he enterado de que tiene un problema. Gente que te manda un «e-mail» y te dice: «Pues coño, estoy un poco angustiado porque mi hija está muy enferma». A mi lista. Otro que me dice: «No, me voy a presentar a las oposiciones de Policía Nacional, pero tengo 38 años. A partir de los 40, ya no puedo, es la quinta vez… Última oportunidad… Estoy un poco agobiado». A mi lista. Otro que dice: «Coño, es que tengo un problema, me han echado de mi trabajo, estoy sintiendo…». A mi lista. Y Covey me decía: «A estas personas, de vez en cuando, mándales un mensaje, pregúntales cómo están, ¿qué tal te fue el examen?». Y el impacto es espectacular… Yo hace más de 20 años que lo hago, es espectacular. A veces, recibes unas contestaciones que dices: «Coño, yo solo te he preguntado que cómo estás».
Pero porque cuando tienes un problema importante, el primer día está todo el mundo al lado tuyo, el segundo día está casi todo el mundo, el tercer día quedan los casi y el cuarto día te has quedado solo. Entonces, simplemente el hecho de que alguien se acuerde de ti te hace sentir querido, te hace sentir valorado. Eso también es compasión. Eso es compasión. Entonces, la compasión no es un concepto extraño. Es muy fácil, es: «Yo qué puedo hacer por los demás, yo qué puedo hacer por ayudarte». Y hace que nos sintamos mejor. Tú sabes perfectamente que cuando haces algo para ayudar a los demás, tú te sientes bien. Lo sabemos. Mira, una vez estaba pensando… ¿Dónde me ocurrió? No me acuerdo exactamente, pero yo salía de un cliente, llamo a un taxi, aparece el taxi y le digo: «Voy a la estación de tren». Dice: «¿Va usted con tiempo o va usted con prisa?». Digo: «No, no, voy muy apurado». Dice: «Bueno, a ver si hay suerte con el tráfico». Total, llego a la estación de tren, salgo corriendo del taxi y apurado, pero llego al tren. Pues, yo llevaba, no sé si 10 o 15 minutos, sentado, mirando por la ventanilla el paisaje nacional y, de repente, suena mi teléfono. «Dígame». «Hola, soy el taxista». «¿Qué pasa?». Dice: «Nada, solo llamo para saber si le ha dado tiempo a coger su tren». Y yo colgué y pensé: «Un señor, que no conozco de nada, se ha preocupado en buscar mi teléfono y me llama para preguntarme si me ha dado tiempo a coger mi tren». A mí me dejó muy impactado, pero muy impactado, pero me impactó a mí porque me ocurrió a mí. Piénsalo, si te hubiera ocurrido a ti, también te hubiera impactado mucho. Te hubiera gustado porque a las personas nos gustan esas cosas.

Hace un mes me ocurrió una cosa todavía más impactante. Estábamos en Lima, en Perú, y yo tenía un problema en una muela, un poco de dolor. Entonces, la dentista me dio un líquido que iban dos dosis en el mismo tubo. Un día te tomabas la mitad del líquido y dejabas la otra mitad para el día siguiente. Lo he explicado fatal, pero ¿se entiende? Una cosa extraña, pero, bueno, que iba bien. Total, me tomo la primera mañana la mitad del líquido, dejo el tubo ahí en el cuarto baño de la habitación del hotel. Y cuando me iba, pensaba: «Coño, la persona que limpia igual lo tira. Se piensa que esto es para tirar y me quedo sin el medicamento». Entonces, fui a la mesita de noche, cojo un papel… Además lo he traído, porque como la gente normalmente no se lo cree, he traído el papel. Escribí en el papel: «Es un medicamento. No tirar, por favor». Y lo puse al lado del medicamento. Se entiende. Total, me voy a trabajar, llego por la noche… Cuando llego por la noche, voy al cuarto de baño a lavarme los dientes y me encuentro este papel. Vosotros que estáis en primera fila lo vais a ver. Mi frase es: «Es una medicina. No tocar, por favor». Y debajo pone: «Deseo se mejore». ¿Deseo se mejore? Yo no me reí, yo dije: «Coño, ¿deseo se mejore?». La mañana… Claro, era tardísimo. La mañana siguiente, bajo a la recepción: «Oiga, perdone, ¿puedo saber el nombre de la persona que limpia mi habitación?». «Irma». «Ah, perfecto, ¿en qué piso está trabajando?». Esto me lo invento, no sé… «El piso séptimo». Subo al piso séptimo, «Perdona, Irma, Irma, Irma…» y aparece una persona muy sonriente, muy bajita, para dar un abrazo tuve que casi ponerme de rodillas. Pero, coño, sencilla. Una persona… Pero con una calidad humana descomunal.
Una calidad humana descomunal. ¿Qué hace una persona normal? O sea, una persona normal ve el papel: «Es un medicamento. No tocar». Pues no tocas y sigues limpiando. Eso es lo correcto, eso está bien. Y luego hay personas que van mucho más allá de lo correcto, hay personas que son absolutamente estratosféricas y que les viene a la cabeza la idea de escribir «Deseo se mejore» a un extraño. Esas son las personas que nos gustan. Las personas no nos impresionan por su coche. Es una sociedad enferma si tenemos que admirar a las personas por su coche o por su reloj. Las personas no nos impactan por su cargo profesional, aunque esté en inglés y tenga tres líneas. Las personas piensan que te gusta… Las personas que admiramos, las admiramos por su calidad humana. Necesitamos, en esta sociedad que se ha vuelto tan hostil, tan agresiva, tan egoísta, tan individualista, necesitamos reivindicar la importancia de la bondad, de la compasión, del altruismo, de la solidaridad… Necesitamos buenas personas, pero no en el sentido tonto de la palabra, en el sentido más grande, más digno. Nos gustan las personas honestas, nos gustan las personas íntegras, nos gustan las personas que ayudan a los demás, nos gustan las personas que son generosas, nos gustan las personas que utilizan el «por favor» y el «gracias». «Por favor» y «gracias» son dos palabras que vamos a eliminar del diccionario en este país. Bueno, salvo el equipo de producción que me han dado las gracias 28 veces, pero en general… Un día vendrán mis nietos en el futuro, me dirán: «Abuelito, ¿qué quiere decir “por favor”?». Sí, tendré que explicárselo. «Pues mira, son dos palabras que se utilizaban a principios del siglo, a finales del anterior. Luego, se perdieron. En Canarias, se utilizan…». ¿Algún latinoamericano aquí? Los latinoamericanos… No os lo perdáis, los latinoamericanos, a nivel de humanidad, nos llevan mil años de ventaja.
Son cálidos, son cariñosos, dicen «gracias», «por favor»… Hay muchos sociólogos que empiezan a hablar de la deshumanización de Europa. Pues no, nos encantan las personas que dicen «gracias», nos encantan las personas que dicen «por favor», nos gustan las personas que saludan en el ascensor, otra especie en extinción en este país, nos gustan las personas que son agradables, las que no son arrogantes, nos gustan las personas que sonríen, nos gustan las personas que tienen sentido del humor… No da tiempo a hablar hoy, pero es una virtud enorme el sentido del humor. A veces, cuando alguien tiene sentido del humor, pensamos que es un vago. Aquel de allá, rancio y mustio, profesional como la copa de un pino. No, nos encantan las personas que tienen sentido del humor, nos gusta tener amigos que tienen sentido del humor, nos gusta tener compañeros de trabajo que tienen sentido del humor, nos gusta llegar a casa y encontrarnos una pareja alegre, no una bruja que grita. O un brujo, cada uno lo suyo. ¿Tú te imaginas lo que es llegar a tu casa y encontrarte una pareja alegre? ¿Lo que debe ser eso? Yo lo sé, yo lo sé… Pero nos encanta el sentido del… Hay que reivindicar el sentido… Sentido del humor no es ser payaso, chistoso o gracioso. Eso es ser pesado. Sentido del humor es esa capacidad que tienen algunas personas para hacerte sonreír, para relativizar los problemas, para oxigenar…

Nos gustan las personas que tienen sentido del humor, nos gustan las personas, repito, que no son arrogantes, nos gustan… Las personas que decía Oscar Wilde. Oscar Wilde… Mira qué bien, voy a cumplir sobradamente el tiempo. Oscar Wilde, el escritor, tiene una frase, que es maravillosa, que decía: «Hay personas que te hacen sentir bien cuando llegan; otras, cuando se van». Es que es así de simple, es así de sencillo. No hay que complicarlo más. Porque sabemos que hay personas que te hacen sentir bien cuando las ves, y otras, cuando se marchan. Pues, ¿tú cómo quieres ser? ¿Tú cómo quieres ser? Porque tú eres cómo quieres… Tú no eliges tu estatura, tú no eliges tu número de pie, tú no eliges a lo mejor el color de tus ojos, pero tú puedes elegir cómo quieres ser. Eso sí que está en nuestras manos. Todos podemos, si queremos elegir, ser honestos, ser íntegros, todos podemos decir gracias y por favor, todos podemos preocuparnos por los demás, ayudar a los demás, todos podemos no ser arrogantes, todos podemos… Tú decides cómo quieres ser. ¿Cómo quieres ser? Hay un ejercicio que es… Bueno, a mí me parece fabuloso, que ayuda mucho, y me lo volvió a explicar la persona que he dicho antes, Stephen Covey. Coge un papel y un boli un día. Coge un papel y un boli y escribe cómo te gustaría que te definieran tus hijos. Si le preguntamos a tus hijos o a tu pareja, ¿cómo te gustaría que te definiera tu pareja? ¿Cómo te gustaría que te definieran tus amigos? Al final la respuesta va a ser la misma. Si a alguien le preguntamos por ti, ¿qué te gustaría que dijeran de ti? Y escríbelo. Es un ejercicio muy sencillo, muy simple, pero lo que allí escribes, ese es tu ideal de persona, eso es lo que significa para ti ser una persona grandísima, ser una buena persona… Eso es lo que tú quieres. Y el camino entre donde estás ahora y ese ideal, ese es el gran reto que tiene la vida. Porque la vida va de eso: de intentar luchar para ser cada día un poquito mejor, de acercarte a ese ideal, de ser mejor como padre, como madre, como pareja, como profesional, como jefe… Eso es lo que nos hace sentir bien.
Los estudios dicen eso, aunque parezca muy tonto, porque lo sabemos. No hace falta estudios, pero los estudios demuestran que, cuando haces algo bueno, cuando intentas ser buena persona, te sientes bien. Se dispara la serotonina, se dispara… Espera que lo he memorizado. La oxitocina y baja el cortisol. Ya lo he soltado, ya lo he soltado. Pero da igual lo que se dispare. Hay algo dentro que cuando haces algo bueno… Es lo correcto. Entonces, ¿quieres vivir con alegría? ¿Quieres ir por la vida de buen humor? ¿Quieres vivir con felicidad? ¿Quieres vivir a lo grande? Llámalo como quieras. ¿Qué dice la ciencia? Intenta ser buena persona, ayudar a los demás y hacer su vida más agradable. Es el camino más corto. ¿No os ha pasado nunca que compras un regalo a alguien y no puedes esperar a que llegue el día? Nos ha pasado a todos. Nacidos en España, en Argentina, en Países Bajos… ¡Qué casualidad! Es que no puede ser casualidad, si nos ha pasado a todos, es porque es algo propio, intrínseco al ser humano. A las personas, nos emociona, nos ilusiona más dar un regalo que recibirlo porque esa es nuestra esencia. Y cuando uno es coherente con su esencia, uno se siente bien. Repito, cuando uno es coherente con su esencia, uno se siente bien. Y nuestra esencia es ser buenas personas, ayudar a los demás y hacer su vida más agradable. Empezando por las que tenemos más cerca. Porque, a veces, tratamos de maravilla a los extraños y tratamos mucho peor a los que están cerca. Por eso la mayor virtud que existe, desde el punto de vista de la psicología positiva, es la amabilidad.
La amabilidad es la mayor virtud. La amabilidad es el reflejo de la calidad humana. En una sociedad que cuesta mucho encontrar personas amables. ¿Hay alguien aquí de pueblo? Bueno, da igual, ya se os ve. Somos los mejores. Yo vivo en un pueblo de 1.500 habitantes. Es fabuloso vivir en un pueblo porque los pueblos son mucho más humanos. Mucho más. En mi pueblo, a veces, cuando viene algún amigo, le sorprende que tú vas por la calle, te conozcan o no, como te cruces, todo el mundo dirá «Buenos días» o «Buenas tardes». Porque son dos personas que se cruzan. No es un rinoceronte y un camello. No, son dos seres humanos. Esa es la mínima humanidad. Buenas tardes. Abrir una puerta. O sea, deja pasar en un atasco. Este es un ejercicio que estoy haciendo con mis alumnos ahora. O sea, deja pasar en un atasco. A uno, por lo menos a uno. Pero experimenta esa sensación de dejar pasar. A veces, lo que te ocurrirá… Yo me he reído muchas veces. Porque dejas pasar y el que dejas pasar te mira como diciendo: «¿En serio? ¿Qué pasa? ¿Aquí hay algo raro?». No nos entra en la cabeza. ¿Quieres vivir de buen humor? ¿Quieres vivir con alegría? Sé amable con todo el mundo. Este concepto lo he repetido muchas veces porque es lo que los expertos dicen que es lo más fácil. ¡Pruébalo! Sé amable con todo el mundo. Te va a cambiar el carácter, te va a cambiar el ánimo, te va a cambiar la forma de afrontar la vida… Irás de buen humor.

De buen humor. Bueno, soy consciente de que no he explicado ningún concepto nuevo. Claro, lo bueno de mi ámbito… Si alguien está en Medicina… Claro, en Medicina tienes que estudiar constantemente porque salen cosas nuevas. Si alguien está en el sector tecnológico, ya ni te explico. En mi ámbito… Y tengo suerte hasta en eso. En mi ámbito, la última novedad, la última actualización fue Aristóteles, 380 a.C. Después… Yo estoy cansado de leer… Porque ahora es muy fácil, antes era complicado, pero ahora todos los estudios te llegan al «e-mail». Todos demuestran lo mismo, hablan de los mismos conceptos. Estoy deseando que un día haya un estudio de un tío que ha descubierto que para ser más feliz, el camino más rápido es coger un vaso de leche, bebértelo de golpe, cerrando el orificio izquierdo de la nariz, levantando el pie derecho… Yo disfrutaría porque… Coño, algo nuevo. Es una forma muy simple de vivir, son las ideas que todos conocemos. Una forma muy simple. Céntrate en lo que está en tus manos, no pierdas mucho tiempo en lo que no puedes cambiar, relativiza los problemas, no te enfades por todo, valora las cosas positivas que tienes, quiere mucho a las personas que más quieres, intenta ser buena persona, ayudar a los demás, ser amable con todo el mundo… Es una forma muy sencilla de afrontar la vida, pero, en el fondo de cada uno de nosotros, en el fondo de todos los que estamos aquí, sabemos que es la buena, sabemos que es la correcta, es la que nos gusta. No porque lo digan los expertos.
Quizás es una forma de vivir que nos interpela porque es la más coherente con nuestra esencia como personas. Por eso, nos gusta. Y porque es lo que decían nuestras abuelas. De hecho, si hiciéramos caso a las abuelas, no haría falta tanta psicología positiva. Bueno, por mi parte, estoy muy contento de que me hayáis invitado. Para mí, es un privilegio y, sobre todo, estoy muy feliz por cómo me tratáis, cómo tratáis a las personas que vienen. Así que, muchas gracias por vuestra cara. Yo no vendría nunca a escucharme, con lo cual lo admiro mucho cuando alguien viene. Pero… ¡Espera, espera! Pero agradezco, sobre todo, agradezco la cara, porque cuando estoy hablando, yo miro las caras y no hay nada como ver una cara difícil, una cara contraria… Entonces, ya no ves ninguna otra. Yo no digo que esté en posición de la verdad. Yo puedo entender que quizás no estemos de acuerdo, por supuesto, pero se agradece mucho cuando delante tienes caras fáciles. Así que, muchas gracias y os deseo lo mejor, porque lo merecéis. Gracias.