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Una lección de deportividad de un entrenador de fútbol

Vicente del Bosque

Una lección de deportividad de un entrenador de fútbol

Vicente del Bosque

Exseleccionador nacional


Creando oportunidades

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Vicente del Bosque

Vicente del Bosque es el único exfutbolista, exentrenador y exseleccionador nacional que llevó a España a ganar la Copa Mundial de Fútbol en 2010, seguida de la Eurocopa en 2012. Como futbolista y entrenador ha estado ligado al Real Madrid Club de Fútbol desde la década de los 70, con una trayectoria que destacó por la admiración de sus jugadores y el respeto de sus rivales.
Cuando se retiró en 2016 se había convertido en el único entrenador campeón del Mundial, Eurocopa, Mundial de Clubes y Champions, Balón de Oro 2012 y nombrado Mejor Entrenador del Mundo en cuatro ocasiones por la Federación Internacional de Historia y Estadística, y Mejor Entrenador de Europa en 2000 y del Año 2002 por la UEFA.

Su liderazgo ha sido considerado "amable" porque ha destacado el aspecto humano, el esfuerzo y la humildad de sus equipos por encima de premios, derrotas, títulos y categorías. Al mismo tiempo, Del Bosque ha criticado las conductas antideportivas, los errores en el campo y fuera de él, y ha señalado la responsabilidad social de los deportistas como referentes de los más jóvenes. Una filosofía que recoge en sus memorias 'Ganar y perder', como lección de deporte y de vida que llevó al vestuario, al terreno de juego y al día a día.
"Hemos ganado, pero también hemos perdido y de las derrotas se aprende. Creo que lo más importante en el deporte es trasladar las mejores conductas, valores intemporales, de toda la vida, de respeto, educación, buen comportamiento, de ser generosos y cumplir con ese mínimo compromiso social. El fútbol tiene un poder educativo tremendo", concluye Del Bosque.


Transcripción

00:05
Rebeca Gallego. Hola, Vicente.

00:06
Vicente del Bosque . Buenos días.

00:07
Rebeca Gallego. Me llamo Rebeca y soy madre de un niño. Hoy te quería preguntar sobre una serie de cosas y espero que me las puedas responder.

00:14
Rebeca Gallego. En primer lugar, me gustaría contarte que yo soy una apasionada del fútbol desde que era pequeñita, he podido ir al campo, lo he visto en la tele y la verdad que ha sido una pasión. Recuerdo el momento en el que ganasteis, ganamos, el Mundial como uno de los momentos más mágicos de mi vida. Y ahora que soy mamá veo, la verdad, el mundo con otros ojos. Me gustaría saber, tú que lo has ganado todo, ¿qué valores y qué aprendizajes crees que consiguen los niños, los niños y niñas, con el deporte?

00:41
Vicente del Bosque. Bueno, en primer lugar decirte que si estoy aquí es precisamente porque hemos ganado. Si no hubiéramos ganado, seguramente no tendríamos esta conversación. Como central, ya partimos de una posición de ganar, que parece ser que eso es casi, casi lo que más importa, el ganar. Pero yo creo que lo más importante también es el trasladar las mejores conductas. Yo creo que son valores intemporales, de toda la vida, del respeto, de la educación, del buen comportamiento, de ser generosos, de cumplir con ese mínimo compromiso social que toda persona debe de tener en la vida. Y el deporte, el deporte, el fútbol, que es a lo que me he dedicado toda la vida, pues yo creo que tiene un poder educativo tremendo, tremendo, más de lo que creemos.

01:29
Rebeca Gallego. Me gustaría también preguntarte porque, a pesar de tu gran bagaje en el fútbol, pues primero como futbolista, y después como entrenador, quería preguntarte por el tema de las derrotas. Decía Borges que la derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce. ¿Qué has aprendido a través de las derrotas?

01:45
Vicente del Bosque. Bueno, yo he tenido la suerte de estar treinta y seis años en un club como el Real Madrid y ocho años en la Selección, en los que casi siempre ha sido una norma ganar. Casi siempre, digo, también hemos perdido. Que en el fondo hay que saber ganar y saber perder. Y las derrotas claro que te enseñan. Y que yo creo que, además, debemos, para educar a los chavales, admitir la derrota. Pero todo lo que hay alrededor del fútbol casi que te lleva a tener que ganar, «Porque si no ganas…», «Porque si no ganas…». O un padre cuando llega su hijo de jugar el partido de fútbol semanal y le preguntan al niño: «¿Cómo habéis quedado? ¿Habéis ganado?». Es lo primero que le pregunta, si han ganado. «¿Has metido algún gol?». Como si eso fuera, también, muy importante. Cuando se ve que hay cosas que el fútbol, yo creo que trasciende, trasciende a eso del ganar y si has metido un gol o no lo has metido, como síntoma de que has jugado muy bien. A lo mejor has metido un gol y has sido un desastre. No has sido un buen compañero. Cuando hablamos de derrota y de victoria me lo planteo, me voy a mi propio recorrido vital, ¿verdad? Y yo creo que he adquirido un equilibrio emocional que a veces choca para la gente. Es decir: «Este tío, metemos el gol en el minuto 116, Iniesta mete el gol y solo hace así, como un gesto con los puños cerrados como: ‘Bueno, casi lo tenemos ahí'». Entonces, yo creo que hay que tener ese equilibrio emocional que es tan importante en la victoria y en la derrota, ni creernos que porque hayamos ganado somos la leche, ni porque hayamos perdido hay que dramatizar la derrota.

Una lección de deportividad de un entrenador de fútbol. Vicente del Bosque
Quote

“El deporte tiene un gran poder educativo”

Vicente del Bosque

03:26
Rebeca Gallego. Vicente, me gustaría preguntarte ahora por el estrés, ¿cómo manejas el estrés en una situación como puede ser un Mundial y cómo lo aplicas también?

03:34
Vicente del Bosque. Pues mira, te voy a explicar desde el ejemplo, que es lo mejor. Nosotros, como sabéis, perdimos el primer partido contra Suiza. Fue un momento de dolor, de desazón. No le encontrábamos motivos a que pudiéramos perder ese partido, pero la realidad es que lo perdimos. Y en esos tres días, hasta el siguiente partido, nos desvivimos, no solo porque las palabras y los hechos tienen que ir muy paralelos, muy juntos. No puedes decirles una cosa a los jugadores: «Hemos jugado muy bien». «No os preocupéis». «Tenemos por delante todavía seis partidos, si ganamos los seis partidos somos campeones del mundo», y darles todo el ánimo posible. Pero, también, si les decimos: «Habéis jugado muy bien», también ir paralelo a eso. Y al siguiente día jugamos prácticamente nueve jugadores de los once que habíamos jugado el otro día. Porque claro, si tú al día siguiente pones a siete distintos, pues no va en consonancia lo que dices con lo que haces. Y en ese día nosotros jugamos con nueve de los mismos que habían jugado el primer día, porque además creíamos que no debíamos de dar un bandazo de lo que habíamos hecho hasta entonces, hasta llegar al partido de Suiza, toda la fase de clasificación que habíamos ganado todos los partidos. En fin, hicimos lo que creíamos. Y eso, pues esa desazón que teníamos, que estaba metida en el equipo, enfrentarla, pues, desde la más absoluta normalidad. Convencerles de que teníamos por delante todavía un desafío importante y con la fortuna de que… además, que era un reto difícil pero no inalcanzable, porque tú pones un reto que es… tú a mí me dices que tengo que subir por esa pared y aunque me pongas todos los medios, es que no subo. No subo. Pero sí son retos que se puedan conseguir. Y efectivamente, lo pudimos conseguir.

05:22
Rebeca Gallego. Porque confiabas también en el equipo, teníais una muy buena base.

05:25
Vicente del Bosque. Claro. Sí, sí. Y a ellos también… yo creo que les picó el amor propio, decir: «Hemos perdido, pero somos un buen equipo». Y además, yo creo que estábamos predestinados para la victoria. Creo que estaba escrito que íbamos a ser campeones.

05:42
Rebeca Gallego. También me gustaría preguntarte por el tema de la motivación. Tú al final trabajas con un equipo muy diferente, con personas muy diferentes. ¿Cómo trabajas la motivación con el equipo? Porque hay gente que viene, cuando tú los reúnes, vienen de ganarlo todo o no haberlo ganado. ¿Cómo es esa cohesión del grupo? ¿Cómo los motivas?

05:58
Vicente del Bosque. Pues es una de las partes más importantes, que un grupo esté unido en relación a una filosofía común y a unas ideas en común, y que luego tengamos esa motivación para llevar adelante el hacer las cosas bien. Y la motivación no puede ser temporal, o puede ser selectiva, debe de ser maratoniana. Una motivación… tú tienes una competición de liga y no puedes pensar que solo el partido importante es el que juegas contra el Barcelona, contra el Atlético de Madrid, o contra el Real Madrid. Los partidos son todos iguales y en todos tienes que buscar esa motivación absolutamente maratoniana, incluso, incluso en los entrenamientos. Naturalmente que sí. Y eso, yo creo que la figura de liderazgo de un entrenador yo creo que va sobre eso, que aquel que logre ese mayor estado de motivación, no sé si de excitación, y de luchar y de que todos vayamos juntos en busca de ese objetivo común, pues yo creo que es lo más importante. Si tenemos un grupo inteligente, tenemos un grupo unido, y tenemos un grupo duro, fuerte, resistente, pues yo creo que habremos logrado la idea de un entrenador.

07:03
Rebeca Gallego. Me gustaría traer a colación una anécdota de un entrenador, que lo conocerás seguramente, Houllier, francés, que decía al final que si intentas trabajar, o partir un boli de plástico, lo podrás partir fácilmente…

07:15
Vicente del Bosque. Pero si coges un mazo de bolígrafos no lo rompes.

07:18
Rebeca Gallego. Eso es, eso es. Entonces, al final, la importancia de la motivación, trabajar uno a uno.

07:21
Vicente del Bosque. Sí, yo creo que en eso puedes aprovechar cualquier momento, a lo mejor para acercarte uno a uno y luego también en grupo, es que no se puede ser absoluto, ni todo siempre en grupo, ni tampoco individualmente. Yo creo que habrá momentos que se requiera un tratamiento individual y otros que vaya dirigido al grupo.

07:43
Rebeca Gallego. Al final, tú como entrenador has sido el líder de un equipo. ¿Cómo trabajas ese liderazgo? ¿Es bueno ser bondadoso y permisivo o por otro lado intentas también a veces ser un poquito más duro? ¿Qué es lo que funciona mejor?

07:55
Vicente del Bosque. Cada uno es esclavo de su forma de ser, pero yo prefiero un liderazgo cordial, compartido, decías tú, permisivo, pues seguramente, porque algunos dicen: «El liderazgo de Vicente es muy bondadoso», que tampoco lo soy, que tampoco lo soy. Pero no pensemos que una cosa buena, ese ser bondadoso, puede resultar mala. Al contrario, yo creo que lo que tú tienes que tener es un liderazgo que influya en los jugadores de manera positiva. Si no influyes no es un liderazgo, es lo contrario, no sé ni qué nombre ponerle, pero yo creo que si tú tienes un liderazgo emocional con los jugadores, te llevas bien, eres cordial, también exigente, también exigente. También que te crean. Si no te creen, difícilmente puedes llegarles a ellos. Por lo tanto, que influyas, que tengas credibilidad, que seas exigente, yo creo que son cuestiones fundamentales. Y que seas bondadoso, o que tengas bondad, no es malo si siempre tratas a todos por igual. Si hay una diferencia en el trato de unos con otros, pues seguramente tampoco es lo ideal.

09:05
Rebeca Gallego. ¿Y ellos notan, al final, esas diferencias en el vestuario? ¿O tú tienes algún favorito?

09:11
Vicente del Bosque. Pues seguramente. Ellos, además, somos muy puntillosos en algunas cosas, pensamos… yo tenía un entrenador que nos llamaba, a lo mejor, por el nombre y cuando te llamaba por el nombre decías: «Qué bueno, me llamó por el nombre, quiere decir que me va a decir algo bueno, pero si me llamaba por el apellido… me va a echar la bronca, seguro». Pero es verdad. Yo creo que cada uno tenemos nuestra forma de actuar y lo que sí tenemos que intentar ser, con el crack del equipo, y con el que está abajo, ser lo más justos posible. No digo al cien por cien porque casi es imposible. Algunos dicen que el tratar de igual a todos es una de las mayores injusticias que hay. Pero sí, yo creo que a un chico que viene de la cantera, o a un chico que ha costado no sé cuántos millones de euros, lo ideal es que tengamos un tratamiento para todos igual y que ellos no vean diferencia, si no, el entrenador queda muy tocado.

10:08
Rebeca Gallego. Y, Vicente, ¿me podrías poner algún ejemplo sobre el liderazgo?

10:12
Vicente del Bosque. Yo he tenido mucha suerte, de verdad, no es por no hablar mal de nadie, he tenido entrenadores muy buenos, pero principalmente, principalmente, sí os tengo que decir, muy humanistas, gente de mucha valía, que no solo sabían de fútbol, que muchas veces cuando era alguien que solo sabe de fútbol, no sabe ni de fútbol. Gente que era muy, muy importante, que les tengo un gran respeto porque eran humanamente estupendos. Yo creo mucho en esa parte, sin esas dos grandes tareas que tienen un entrenador, que es la parte de la estrategia deportiva, todo lo que tiene que ver con la estrategia deportiva, elegir unos jugadores, un método de entrenamiento, elegir un sistema de juego, en fin, todo eso que tiene que ver con la parte deportiva es muy importante, la táctica, todo, pero creo mucho más en las relaciones personales, según se establezcan, según se desarrollen esas relaciones, si el vestuario es bueno, si tenemos un clima sano, seguramente estaremos más cerca del éxito que si no.

Una lección de deportividad de un entrenador de fútbol. Vicente del Bosque
11:20
Rebeca Gallego. ¿Crees, también, en la diferencia entre un buen líder o un buen jefe? Es decir, al final el líder es la persona que lidera un equipo y que es admirada, y el jefe es un poco temido.

11:29
Vicente del Bosque. Sí, totalmente. Te lo iba a decir ahora, el líder es admirado y el otro es temido. Y yo creo que sabemos que hay padres que han sido temidos por sus hijos y otros que han sido un buen padre y son padres admirados por los hijos. Yo creo que solo hay que pretender, pero si ningún subterfugio, sino de la forma más natural posible.

12:00
Rebeca Gallego. Me gustaría ahora preguntarte por un concepto del que hablas en tu libro, en ‘Ganar y perder’, que es la fortaleza emocional que apuntabas antes. ¿Cuánto de importante es la fortaleza emocional?

12:12
Vicente del Bosque. Pues yo creo que es muy importante, porque la singularidad que tiene un vestuario, que es, al final, de lo que estamos hablando es que son veintitrés jugadores o veinticinco, de los que solo juegan once, que doce, trece o catorce, se quedan sin jugar, que eso siempre es una preocupación para el entrenador. Si un entrenador está muy ufano, o muy simpático, cuando han ganado después de un partido, tiene que pensar, muchas veces, que hay doce o trece que han jugado, o no han jugado nada, que han jugado muy poco y que dirán: «Este se cree que el que ha ganado el partido es él». Siempre hay que tener esa prudencia para ser casi, casi siempre el mismo. No puedes estar todo el rato, no sé, es mi opinión, no quiero decir que esto lo tengan que hacer todos, en una zona técnica, en el campo, dirigiendo un partido, dando voces, protestando, metiéndote contra el árbitro, con no sé quién, con el otro, cuando tienes que estar para buscar soluciones, no para ser estar viviendo el partido si es un saque de banda de más o de menos, sino tienes que buscar soluciones. Muchas veces es más casi del teatro que de buscar soluciones, que es de lo que se trata. Y ahí, pues yo creo que el entrenador tiene que ser lo más equilibrado posible, lo más equilibrado posible, lo que te decía antes, ni dramatizar mucho la derrota, ni creer que porque ganes eres un fenómeno.

13:34
Rebeca Gallego. Me gustaría hablar ahora contigo, Vicente, sobre el terreno de juego infantil. Al final vemos también en esos terrenos de juego comportamientos un poco inaceptables de ciertos padres o de gente de fuera que se meten con el árbitro, con los entrenadores, incluso con los niños. ¿Cómo trabajáis, al final, con esas figuras paternas? ¿Los integráis de alguna forma en el equipo? ¿Tenéis una forma de unir al grupo y de enseñarles un poco cómo se deben comportar, de alguna manera?

14:02
Vicente del Bosque. Cuando me retiré del fútbol como jugador, siempre pensé que iba a ser un entrenador formativo, no pensaba que me iba a dedicar al mundo profesional y estuve diecisiete años en el cuidado de la cantera, el cual era intentar traer a los mejores jugadores que había en toda España, ahora ya es de todo el mundo, pero entonces era solo de España, principalmente de Madrid, darles el mejor alimento. Y fueron los años más enriquecedores de mi vida. O sea, diecisiete años, me voy a permitir una pedantería, y es que me sentía imprescindible. Yo sabía que no lo éramos porque todos los que estábamos allí iban a venir otros que lo iban a hacer mucho mejor que nosotros. Pero sí es verdad que queríamos traer a los mejores y darles el mejor alimento. Y una cosa muy importante es que cuidábamos más a aquel que más lo necesitaba, aquel que por circunstancias familiares a lo mejor no había tenido una base facilona, no había tenido una base. Y entonces yo creo, porque para nosotros lo más fácil era cuando traías a un chiquito de fuera, de provincias, decirle: «Oye, si no te comportas bien, te vas para tu casa». Esa no es la solución. Y nosotros nos volcamos con ellos, con chavales que habían sido problemáticos porque no solo es que quisiéramos hacer un jugador de fútbol para el Madrid, para el Real Madrid, sino también una buena persona y que tenía que seguir en la vida. Yo creo que en eso fuimos muy cuidadosos y, luego, siempre pensábamos: «Vamos a reunirnos con los padres y darles una reunión, hacerles ver que el fútbol es muy bueno para ellos, que no piensen en que van a llegar todos al primer equipo, que eso es muy difícil». Lo que hemos hablado antes, pero la realidad es que nunca me atreví a dar el paso ese de los padres, porque estoy convencido que es muy difícil que una gran mayoría acepte esos consejos. Ven a su hijo como que en vez de que le estás formando, que vas… al entrenador le ven mal si no les pone, si no les trata como ellos creen que deben tratar.

16:01
Rebeca Gallego. Te quería preguntar también sobre el tema de, hablando de los padres, esos padres que generan una presión excesiva en los hijos porque piensan que en casa tienen al próximo Messi o Cristiano Ronaldo. ¿Qué opinas de eso? Y también el tema de la frustración de los niños que aspiran a convertirse en esos futbolistas y, al final, pues sale uno entre un millón.

16:23
Vicente del Bosque. Sí, sí, exactamente. Bueno, pues yo creo que hay que ser realista. Vamos a ver, primero hablo de los padres y de los abuelos, que es una figura también que se incorpora también ahora a ir a verles jugar a los niños, pensando tal. Yo creo que esa figura… yo creo que es muy difícil ese asunto, muy difícil, muy complicado. Yo te puedo decir lo que yo he visto y las pautas de lo que pienso, pero que luego hay una realidad. Yo me acuerdo que mi padre iba a ver nuestros partidos y era un seguimiento silencioso, absolutamente silencioso. Pero ahora se ha convertido en que el padre habla durante los partidos, si le pone, si no le pone, si por qué juega en un sitio y no juega en otro. Es un asunto, ¿cómo te diría yo?, de ese espíritu de protección que tenemos los padres sobre los hijos, es casi, casi imposible que eso lo corrijamos, por muchas campañas que hagamos, va a estar ahí por debajo siempre el padre, el abuelo, que piensan que a su niño le están haciendo mal, porque no, no le están haciendo mal. Incluso cuando alguna vez si no juega, o juega menos, o juega… no pasa nada. Que sepa el niño, y que aprenda el niño, de ese poder didáctico que tiene el deporte. Pues que piense que algunas veces se queda sin jugar, y ahí sí que el apoyo del padre tiene que ser absolutamente al entrenador, como lo es en el ámbito escolar con tutores, con los profesores, en el ámbito escolar, pues igual.

17:47

No puedes querer saber tú cómo se comporta tu hijo en el colegio porque no lo sabes. El que lo sabe es el tutor, el que está todos los días con él. Yo creo que ahí chocamos contra esa barrera del espíritu de protección, que es tremendo. Y luego, lo que te decía al principio, ser realista. Pues claro que sí, hay que ser realista con los propios chavales. Es decir, en Salamanca, ¿cuántos jugadores habrán jugado al fútbol en ciento y pico años? Te lo digo porque soy de Salamanca, pero en ciento y pico años habrán salido, internacionales, cinco o seis, y de un cierto calado, uno o dos, no más. ¿Cuántos chavales han jugado al fútbol? Pues muchísimos. Que sepáis que normalmente no vais a ser jugadores de fútbol. Pero sí que el fútbol es una herramienta estupenda para formaros, sin ninguna duda, sin ninguna duda. Y que ellos deben de tener sueños para querer serlo, claro, ¿quiénes somos nosotros para quitarles los sueños a ellos? Pero que sepan que deben de ser sueños, pero que su sueño principal sea ser un buen chavalito, un buen chaval, y que sea feliz jugando al fútbol. Normalmente en fútbol juegan unos contra otros. El fútbol es un juego muy sencillo, unos contra otros. Unos intentan meter un gol en una portería, defienden en aquella, atacan en la otra. Es muy sencillo. Y hay una rivalidad con los contrarios que creo que en las categorías inferiores esa rivalidad está un poco más contenida. Pero hay veces que los ejemplos de los mayores, de los profesionales, no son los más adecuados.

19:14

Ese jugador que está protestando, un jugador que intenta que vean que le han metido el codo en el cuello para provocar la falta del contrario… en fin, todas estas argucias que se emplean en el fútbol son muy malos ejemplos para los chavales. Os pongo un ejemplo sabido por todos, en una cierta ocasión dentro de la selección española, pues tuvimos un enfrentamiento muy, muy cruel que venía de cinco o seis partidos seguidos que jugamos Real Madrid y Barcelona. La verdad es que la mayoría, muchos de los jugadores eran de los dos equipos y se produjo un enfrentamiento, y que fue un ejemplo malísimo, y que menos mal que ellos afortunadamente se dieron cuenta de que ese ejemplo no podían trasladarlo a la gente joven, y llegaron a una enemistad casi a diario por influencias externas, no porque el propio juego lo diga, que pase eso, sino porque las influencias externas de entonces, no voy a decir la gente que influyó, pero fueron una influencia nociva para nosotros. Afortunadamente se sustanció incluso con el Premio Princesa de Asturias a Xavi Hernández y a Iker Casillas, pero porque se dieron cuenta ellos que esos episodios que habían hecho en el terreno de juego eran absolutamente antideportivos y que no le beneficiaban su imagen. Yo no digo que haya sido un santo con ellos, pero sí se trata de hacerles ver que era muy importante la parte humana de ellos, lo que trasladaban a la sociedad, a la gente joven. Y que no solo era el ganar, si podíamos ganar, sino el camino, qué camino íbamos a hacer para ganar. Esa rivalidad, esa competencia que hay con el rival yo creo que debe ser deportiva, porque al fin y al cabo, y yo tengo muy buenas amistades, en la Real Sociedad, que nos ganaron dos títulos de Liga siendo jugador, en el Barcelona hemos tenido gente que todavía conservo amistades con ellos, del Athletic de Bilbao, que hemos tenido rivalidad deportiva, pero siempre hemos tenido una buena amistad.

Una lección de deportividad de un entrenador de fútbol. Vicente del Bosque
21:15
Rebeca Gallego. Vicente, hablamos de que al final el fútbol es como una gran familia. ¿Nos podrías contar o me podrías contar qué aprendizajes a lo largo de tu carrera has podido aplicar como padre de familia de tres niños?

21:27
Vicente del Bosque. Pues sí que es un aprendizaje, estupendo, además, y estoy muy contento de que tengo tres chavales y he intentado darles siempre el mejor ejemplo y siempre que tuvieran una buena conducta y fueran buenos chavales. Y eso es lo que he hecho. Y en mi caso, por ejemplo, que tengo el mediano, que es síndrome de Down y que es un chaval con discapacidad. Le hemos intentado integrar en la sociedad de la mejor manera posible, la que mejor hemos creído. Hemos creído en la enseñanza integral y ha ido a un colegio de integración pionero en España. Queríamos que trabajara y está trabajando. Queríamos que hiciera deporte y está haciendo deporte y le acompaño todos los fines de semana a los pabellones de Madrid para verle jugar y para disfrutar. Y soy un padre, intento ser un padre, prudente y lo que quiero es que se jueguen… aunque también con estos chavales ocurre casi parecidos los comportamientos de los padres en relación a los chavales. Pero bueno, es una labor que he hecho con muchísimo placer y que me siento muy, muy satisfecho.

22:39
Rebeca Gallego. Me gustaría destacar la labor de Álvaro, de tu hijo, que decías que tiene síndrome de Down. Al final yo creo que a él le debemos tu visión de parte del fútbol, porque es un potente motor de integración social.

22:50
Vicente del Bosque. Sí, es verdad que nos ha dado una perspectiva de la vida también distinta. Bueno, más, más templada y, en este caso, nos hemos hecho tres preguntas, yo, mi mujer, en fin, todos, «¿por qué nos ha tocado a nosotros tener un niño con discapacidad?». Al poco tiempo, muy poco tiempo, eso era de recién nacido, y al poco el tiempo era: «¿Y por qué no nos va a tocar a nosotros?». Y ahora, por último, pues siempre decimos desde hace ya muchísimos años qué hubiera sido nuestra vida sin Álvaro. Es lo más bonito que se puede decir.

23:22
Rebeca Gallego. Yo recuerdo, además, una imagen de él en el autobús subido con la Copa del Mundo, que creo que se nos quedó grabada a todo el mundo.

23:27
Vicente del Bosque. Sí, además fue una cosa que me dijo: «Papá, si ganamos el campeonato del mundo, subo con vosotros en el autocar». Yo ni había pensado en eso, claro, pero yo: «Sí, sí, no te preocupes que subes con nosotros».

23:38
Rebeca Gallego. ¡Qué maravilla!

23:39
Vicente del Bosque. Y, luego, pues quién iba a pensar que íbamos a ser campeones del mundo.

23:43
Rebeca Gallego. Sí, te quería preguntar ahora por el tema de la convivencia en esos, en los entornos infantiles, ¿no? Al final el vestuario infantil es un espacio donde conviven niños y niñas y se aprende también un montón de valores, de la generosidad, de compartir, incluso de convivir, esa convivencia. ¿Crees que todo esto les servirá el día de mañana a estos niños y niñas?

24:03
Vicente del Bosque. Sí, sí, sin ninguna duda, claro, yo creo que los chavales estamos viendo que en los colegios desde pequeñajos, enseguida los padres ya están llevándolos, yo creo que se van haciendo en la sociedad desde muy pequeñitos. Y yo creo que es bueno ese trato, y esa convivencia con los demás. Igual que… yo creo que hay tres espacios claramente definidos que es el familiar, el escolar y luego el deportivo. Y en esos tres espacios, pues yo creo que es una convivencia y el trato con los demás yo creo que se educa tanto como si solo lo que queremos hacer en nuestra propia familia, en algunos casos incluso nos podemos equivocar.

24:49
Rebeca Gallego. El fútbol, además, sobre todo en los niños, tiene esa ventaja, por así decirlo, del trabajo en equipo, ¿no?, de ponerlos a todos al mismo nivel y unirlos para saber que dependen unos de otros, que se pueden apoyar unos en otros.

25:02
Vicente del Bosque. Sí, yo te pondría un ejemplo, cómo son los jugadores y cómo me gustaría que fueran. ¿Cómo son? Sabemos cómo somos todos, un poco egoístas, en fin, pero queremos que no lo sean. Queremos unos jugadores, como te decía antes, que tengamos un clima laboral sano. Yo te diría que preferiría que estuvieran emocionados con lo que hacen, emocionados con su participación en el equipo, que les gustara el fútbol, que sintieran pasión por él. Y segundo, que fueran generosos, muy generosos. No se entiende el fútbol sin generosidad, y la vida, y la vida yo creo que siempre es rentable para aquel que es generoso. Que sean inspiradores, también, los niños no tienen por qué estar callados y hay cosas que, a lo mejor, a los padres nos convencen, a los profesores o a los entrenadores, y el jugador debe ser inspirador también del entrenador. Y por último, leales, leales a sus padres, leales a sus profesores, leales al entrenador y leales a la entidad si están en una entidad o en un club, como es el caso nuestro, pues que sean leales también al club. Yo creo que eso son cuatro cosas que podríamos adornarlas con más, pero es como me gustaría que fueran los jugadores.

26:12
Rebeca Gallego. Te quería preguntar, Vicente, al final la gente del fútbol sois referentes para la sociedad, sobre todo para los más jóvenes, que imitan tanto los comportamientos dentro del terreno de juego como fuera de él. ¿Qué piensas sobre esto?

26:23
Vicente del Bosque. De eso no se pueden olvidar los jugadores, los tienen en ese escaparate diario de unas imágenes. Yo creo que deben pensar también en ellos, no solo en sus propios hijos, o en los hijos de los jugadores, sino también en toda la gente joven que les sigue y que son unos referentes para ellos. Yo en mi vida tuve referentes, de chavalín, cuando llegué aquí con dieciséis años al Real Madrid, tuve unos referentes que son jugadores que estaban en el primer equipo, pero luego tuve una gente que me ayudó muchísimo, que fue el señor Molowny, en fin, un entrenador que tuvimos que era un caballero en todos los sentidos, de una austeridad, y de una discreción, y de un querer a su empresa tremendo. Y yo creo que nos lo trasladó a todo el mundo. Y luego tuvimos un presidente, don Santiago Bernabéu, que era un liderazgo absolutamente moral y que nos trasladó también ese carácter y esa es forma de ser de él, que nos impregnó a todos de su forma de ser. Y yo creo que es necesario, además, que tengamos esos referentes. Yo los tuve en el campo con los jugadores, en aquella época eran los Yé – Yé, en el año 66 fueron campeones de Europa y, después, con el señor Molowny y don Santiago Bernabéu fueron absolutamente unos referentes para todos nosotros, que es, en el fondo, lo que todos buscamos o los padres buscamos, que nuestros hijos tengan buenos referentes, como deben de ser principalmente también los padres, claro, los referentes para ellos.

Una lección de deportividad de un entrenador de fútbol. Vicente del Bosque
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“La familia, la escuela y el vestuario son tres espacios para educar”

Vicente del Bosque

27:47
Rebeca Gallego. Vicente, hablando un poco de la educación, me gustaría preguntarte: ¿qué importancia tiene para ti el tema de los profesores y las profesoras en la educación?

27:55
Vicente del Bosque. Pues es fundamental, porque ellos no aspiran a obtener nada a cambio, lo hacen todo desde el mayor desinterés, desinterés, no material, sino que quieren hacerlo, ser los mejores y dar la mejor enseñanza a los chavales. No quieren nada a cambio. Y, entonces, yo creo que debemos entender esa generosidad con gente que se preocupa nada más de darte las mejores enseñanzas, los mejores valores y la mejor educación. Yo creo que son gente insustituible. Y pasa en el mundo del entrenador. El entrenador al final por qué va a tener favoritismo hacia alguien, sino, yo creo que hacia todo el grupo darle los mejores consejos y darle la mejor formación, que es al fin y al cabo lo que quieren.

28:45
Rebeca Gallego. Al final los educadores, tanto en un terreno como en el otro, sois la base de la sociedad.

28:50
Vicente del Bosque. Bueno, no sé si es la base, pero sí es cierto que si tenemos educadores buenos tendremos buenos jugadores, buenos chavales. Si tenemos buenos entrenadores, buenos formadores, pues tendremos buenos equipos y eso es ley de vida.

29:07
Rebeca Gallego. Muchas gracias, Vicente, por esta conversación sobre deporte, fútbol y en definitiva, sobre la vida.

29:13
Vicente del Bosque. Muy bien, Rebeca, muchas gracias. Encantado de estar contigo, con vosotros, de tener esta conversación, y ojalá sirva de algo.