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J. M. Mulet. A ver, ¿tú te acuerdas, hace diez años, cuánta gente decía: “Yo nunca tendré internet”? ¿O cuánta gente decía: “Yo nunca tendré móvil”? “¿Si hay cabinas por la calle, ¿para qué necesito un móvil? Eso me parece una horterada”. Imagínate que mañana dicen que prohíben internet. Yo creo que eso sería una crisis a nivel mundial. Pues con los transgénicos pasaría lo mismo. A ver, ¿todas estas ciudades que se declaran libres de transgénicos van a vaciar las farmacias? ¿Van a decir que los diabéticos no pueden tratarse? ¿Van a decir que una persona con quimioterapia no puede utilizar medicamentos que tal? ¿Van a vaciar los supermercados si es enzimático? Al final, ¿por qué triunfa una tecnología? Hay una empresa detrás que quiere ganar dinero, pero hay un consumidor que si le soluciona un problema y le hace la vida más fácil, se gastará el dinero en eso. Y si no le soluciona ningún problema, si no le hace la vida más fácil, no lo va a utilizar. ¿Por qué ahora mismo estamos debatiendo con los transgénicos y por qué te he dicho que estamos utilizando transgénicos para esto y para lo otro? Porque hay un agricultor, o porque hay un consumidor, al que ese tipo de semillas le hacen la vida más fácil. Si los transgénicos no funcionaran, ya se habrían extinguido, ya habrían desaparecido porque nadie habría comprado la semilla. Eso es lo que mucha gente todavía no ha entendido. Yo, una vez, en una charla que di en Málaga, salió un señor ecologista muy indignado, muy vehemente, diciendo que la culpa de todo es que las empresas obligaban a los agricultores a comprar transgénicos. Curiosamente, yo trabajo con transgénicos y no trabajo para ninguna empresa. Trabajo para una universidad, trabajo con fondos públicos, pero bueno. Y había un periodista en la sala que le dijo: “Me interesaría mucho conocer a una persona a la que le hubieran obligado a sembrar transgénicos para hacer un reportaje para mi periódico. Por favor, páseme los datos”. Bueno, esto fue en el 2013. Y yo sigo esperando que alguien me presente a un agricultor al que han obligado a sembrar transgénicos. Ya te digo, el día que a los agricultores no les interese y no les sirva para nada, o a los consumidores, no hará falta ninguna pancarta. Directamente los transgénicos desaparecerán. Si yo te pongo aquí azúcar blanco refinado, de una remolacha transgénica y azúcar blanco refinado ecológico de una remolacha que se ha cultivado de forma ecológica, no hay análisis químico en el mundo que pueda decir cuál es cuál. ¿Por qué? Porque al final lo que vas a tener es azúcar. No hay más. Al final, es una cuestión ideológica. No es una cuestión científica, ni de alimentación. ¿Por qué? Porque que un producto sea transgénico o no, hace referencia a cómo se ha obtenido su organismo. Es decir, muchas veces la mejora que obtienes en el organismo utilizando ingeniería genética, que es como se hacen los transgénicos, se puede utilizar por genética clásica, por cruces, por hibridaciones. Al final llegas al mismo organismo con la misma mejora, solamente que uno lleva la etiqueta de transgénico y el otro no, porque lo que se define es el método de cómo has obtenido ese organismo. No el organismo en sí. Ahora mismo, etiquetar los productos como transgénicos, nos está costando millones de euros. ¿Por qué? Porque hay que hacer análisis, hay que vigilar que se cumpla la ley. ¿Tiene sentido que estemos gastándonos productos para una etiqueta, etiqueta que te digo que prácticamente nadie lee? Porque en el supermercado donde voy hay una harina de maíz que viene etiquetado como transgénico y se sigue vendiendo y yo creo que nadie se ha dado cuenta. Y luego, irte de vacaciones a Estados Unidos, a Cuba o a alguno de los cientos de países donde no se etiquetan los transgénicos, estás comiendo los mismos productos sin etiqueta y ya está. Lo que hay que etiquetar es que un producto sea seguro. Y compatibilizarlo con el eco o con el huerto urbano. A ver, ecológico hace referencia al tipo de productos que utilizas en el cultivo que sean de origen natural, no te dice ni que sea mejor para el medioambiente, ni que sea más sano. Si tú quieres un cultivo que sea ecológico, no por la actual normativa que es bastante mala, la verdad, lo ideal sería… Si tú por ejemplo tienes una planta transgénica que no necesita insecticida, eso sería perfectamente ecológico. Yo creo que una normativa ecológica inteligente y realmente eficaz, sería la que cogiera cualquier tipo de tecnología cuyo resultado fuera un alimento con menor impacto ambiental, es decir, que ha costado menos emisiones de CO2, que ha costado menos agua, que ha utilizado menos tierra. Entonces, yo creo que lo ecológico será verdaderamente ecológico cuando utilice transgénicos, no ahora que se niegan porque en la ley pone que está explícitamente prohibido. Pero no por ningún problema técnico, es por un problema legal. De hecho, en la India, con el algodón, hay estudios económicos muy serios y han visto que los más se han beneficiado han sido los pequeños y medianos productores. ¿Por qué? Porque el que tiene el cortijo grande siempre gana dinero. El que tiene una gran extensión de tierra le da igual producir más por hectárea o producir menos, porque tiene tanta tierra que siempre gana dinero. El problema es el pequeño, y de hecho, los transgénicos se utilizan sobre todo en pequeñas y medianas explotaciones, no en explotaciones grandes. Y, de hecho, el tamaño medio de las explotaciones ecológicas es mayor que el de las explotaciones convencionales. ¿Por qué? Porque tienen menos rendimiento. El problema es que el reglamento actual de la agricultura ecológica, y se acaba de cambiar, ha salido un reglamento nuevo de 2018, no hace referencia a que sean productos locales, no hace referencia a que sean productos de temporada, te permite producir en invernadero o fuera de temporada, te permite que vendas como ecológico productos que vienen del hemisferio sur o de la otra parte del mundo, solamente hace referencia a los pesticidas que puedes utilizar, que tienen que ser de origen natural. Bien, vale, es un reglamento que se ha hecho dependiendo de unos parámetros, pero nada te garantiza que el producto final sea mejor para el medioambiente, ni mejor para tu salud.