“El Guernica de Picasso es un símbolo de la lucha por la libertad y la paz“
Amanda De la Garza
“El Guernica de Picasso es un símbolo de la lucha por la libertad y la paz“
Amanda De la Garza
Curadora e historiadora del arte
Creando oportunidades
“Todos merecemos la oportunidad de estar frente a una obra de arte”
Amanda De la Garza Curadora e historiadora del arte
Amanda De la Garza
Amanda de la Garza es subdirectora artística del Museo Reina Sofía, donde su amor por el arte y los museos se refleja en su enfoque innovador y crítico. Su pasión por el arte se consolidó tras una experiencia transformadora al contemplar "La habitación roja" de Matisse en San Petersburgo, lo que reafirmó su conexión profunda con el arte. Amanda sostiene que el arte no es universal, sino una experiencia estética que conecta a nivel sensorial, intelectual y espiritual. Ha trabajado en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la UNAM, donde también estudió, y valora la integración plástica de Ciudad Universitaria.
Amanda defiende el arte como una construcción social que desafía convenciones y fomenta la imaginación, destacando la importancia de las experiencias estéticas en la vida cotidiana. Su visión del arte incluye una reflexión sobre el mercado del arte, en la que enfatiza que el valor de una obra va más allá de su precio. Además, promueve el arte como un espacio de posibilidad y reflexión, donde los museos juegan un papel crucial en la preservación de estas experiencias significativas.
Transcripción
Y cuando me preguntan si existe una obra que sea universal, es decir, que sea considerada como una gran obra maestra desde el inicio de la humanidad o en todos los tiempos, sin importar cultura o historia. Pienso que no existen obras realmente universales. Hay obras que compartimos a lo largo del tiempo como obras maestras. Sin embargo, para otras culturas, en otros tiempos o incluso en el futuro, podrían no ser consideradas obras maestras. Pero lo que sí es universal y es consustancial a lo humano, tiene que ver justamente con la experiencia estética, con la capacidad de conectar en un nivel no solo sensorial, sino intelectual o espiritual, con el arte o con lo que el arte nos dice. Es decir, es una experiencia que puede definirse incluso desde un punto de vista neurológico, ¿no? de lo que produce una obra o una experiencia de esta naturaleza en nuestro cerebro, o bien puede definirse a partir de un acto social que es ir a un museo, disfrutar de una visita guiada frente a una obra. Y lo mismo nos puede ocurrir, por ejemplo, frente a un paisaje o frente a una experiencia gastronómica. Sin embargo, el arte. El arte, en ese sentido, es una construcción social. Es decir, lo que consideramos arte es algo que ha sido pensado por los seres humanos desde el inicio de los tiempos.
Como saben en las épocas prehistóricas, lo que antes de las pinturas rupestres, lo que lo que empezó fue, digamos, la forma de comunión entre entre los grupos humanos, tenía que ver con la danza, con la música y como eso establecía formas de comunidad de un código compartido. Y por supuesto, bueno, lo que nos heredan las pinturas rupestres en términos de describir no nada más literalmente sus formas de vida, sino una conexión con, pues, significados más profundos sobre qué hacemos en este lugar, cuáles son esas preguntas que nos atraviesan y que atraviesan lo humano. Y por otro lado, cómo vivimos. Cómo nos relacionamos. Cómo es la experiencia de este mundo en el cual vivimos. Pero por supuesto, pues venimos aquí a dialogar con todas y todos ustedes y me encantaría escuchar algunas de las preguntas que tienen para mí y también contarles algo de mi experiencia en el arte y de aquello que pienso, puedo compartirles que ha marcado mi trayectoria y que ha marcado justamente también una mirada sobre el arte.
Pero el arte no da respuestas y eso es algo que creo que todos y todas debemos tener claro. No, no es algo que fácilmente te diga, esta es la opinión sobre algún acontecimiento histórico o sobre un fenómeno o sobre algo que está ocurriendo, sino el arte lo que hace es hacer preguntas, hacer una especulación sobre lo que sucede, mostrarnos algo que de otra manera no veríamos. Y como el arte demanda tiempo, que creo que eso es algo muy importante, nos demanda un tiempo que normalmente no tenemos, un tiempo que podríamos dedicar alguna cosa práctica a trabajar, a hacer el supermercado o a, digamos, a salir a un restaurante u otro tipo de actividades. Sin embargo, el arte nos demanda una mirada, nos demanda pensar, nos demanda estar y eso es algo que creo que es muy valioso hoy en día, cuando tenemos todo, al parecer al alcance de la mano a través de la comunicación digital, de la experiencia digital del mundo, lo que el arte permite es detenernos un momento a pensar y a ver algo que de otra manera a lo mejor no podríamos ver, que nos permite distanciarnos y acercarnos al mismo tiempo. ¿Cómo distanciarnos? Pues distanciarnos. En la medida en que tomamos un paso atrás, nos sentamos un momento, vemos un cuadro, vemos una pieza de video en un museo. Comentamos. Nos hace ruido o preguntas o no nos gusta, nos produce algo. Pero ese algo digamos que nos deja a veces pensando o nos deja una experiencia significativa en nuestras vidas. Y creo que en ese sentido la función del arte es mantener ese espacio de posibilidad. Y los museos en ese sentido acompañan al arte. No es el único lugar donde ocurre el arte y eso es algo que siempre defiendo. A pesar de ser una persona de museos.
El arte ocurre en muchas partes, pero los museos acompañan esa experiencia y bueno, son instituciones que forman parte de nuestra sociedad y que además se han hecho cada vez más relevantes porque cada vez más relevantes. Porque en la medida en que la noción de espacio público ha cambiado, es decir, a medida que en lugar de estar en una plaza pública estamos en un centro comercial, ya sea por motivos de seguridad o por el deseo de consumir, o estamos en el teléfono o en línea. Lo que producen los museos es la posibilidad de estar con otros y con otras en un espacio tiempo para hacer algo que pareciera inútil, es decir, algo que no es productivo. Y en ese sentido me gusta mucho la posibilidad de que el arte sea algo inútil, en el sentido de que en la sociedad en la cual vivimos, en el sistema económico en el cual vivimos, todo tiene un objetivo, y ese objetivo bueno es una ganancia, un resultado. Y el arte, claro, es un producto en el sentido de que es algo que está materializado, pero y que tiene un valor en el mercado. Eso también. Sin embargo, no es solo eso. Y eso que no es ni solamente un producto y que no tiene una utilidad definida. Es decir, su utilidad última no es ser vendido necesariamente, digamos, ese es como un proceso que ocurre en un ecosistema. Y eso que excede de alguna manera que que hace que sea algo más que un objeto para ser vendido. Eso es lo que hace que el arte sea algo distinto, un una especie de objeto distinto en nuestro mundo. Y esa posibilidad para mí, no lo quiero decir en términos utópicos, pero sí representa una esperanza de que podemos tener otro tipo de conexiones, de conversaciones, más allá de, eh, digamos, de un sistema que de alguna manera nos conmina a producir, a seguir, digamos, el ritmo del tiempo frenético y de la vida cotidiana en la cual estamos todos y todas inmersas. Y creo que eso es algo muy valioso del arte. Y los museos, bien o mal, intentan preservar y crear ese espacio para para coexistir y también para tener estas experiencias significativas.

En el Reina Sofía me ha tocado ver como el público acude al museo ávido de ver esta obra, de ver, digamos, esta gran obra maestra. Y hay algo que hace el cuadro cuando estás frente a él, que logra conmoverte. Además que este cuadro tiene una historia muy peculiar en el sentido de que es un cuadro que salió de España, salió de España debido a las dificultades para que en ese momento, digamos, se aceptara otra visión del mundo, no a que la dictadura persiguiera a los artistas, en este caso a Picasso. Y este cuadro es un cuadro que vive mucho tiempo en el exilio. Solo regresa en el momento en el que acaba la dictadura en España. Es una historia también sumamente interesante y compleja de cómo se logra que ese cuadro regrese. Estaba en el Museo de Arte Moderno en Nueva York y como ser se arma toda una estrategia de orden diplomático de un del esfuerzo de muchas personas para que ese cuadro vuelva a España. Y en ese sentido es que eh, que el Guernica, además, a lo largo del siglo 20 se convierte en un símbolo de la paz. ¿Y qué pasa cuando un cuadro deja de estar en un museo y se traslada a, digamos, a la sociedad? ¿A qué me refiero con que se traslada la sociedad? Que lo que ocurre con este cuadro es que esta imagen. es bajada de internet, está en póster, se utiliza en manifestaciones.
La gente le hace adecuaciones para protestar en contra de la guerra del militarismo y en favor de la paz, de la crueldad, de la guerra en cualquier época y en cualquier lugar del mundo. Y en ese sentido es que se vuelve un símbolo y hay muchas reverberaciones que podemos ver tanto en el ámbito artístico como en la calle como en las protestas sociales, sobre el Guernica. Eso es algo que muy pocas obras pueden hacer y que han ocurrido a lo largo de la historia. Una obra que deja de ser meramente una obra artística y se vuelve un símbolo de una época de una lucha y que la gente lo siente como suyo. ¿O sea, es decir que esa imagen está muy cerca de ciertos ideales sociales, Como decía, el antimilitarismo, la paz y la lucha en contra, digamos, o más bien la lucha a favor de una sociedad mejor. Y también en ese sentido, creo que el Guernica es una memoria viviente. Es algo que me interesa mucho a veces pensar sobre las obras, es decir, cómo las obras son también un archivo de la memoria. Las obras son objetos, son obras de arte, como decía, porque las consideramos obras de arte, pero al mismo tiempo son memoria, memoria de una época, memoria de quien las construyó, de quien las vio, de dónde estuvieron, de cuál fue su trayecto de vida. Porque las obras también tienen múltiples vidas y en eso el Guernica, eh, tiene una historia excepcional.
Si algo nos llama la atención o nos despierta la curiosidad, eso nos permite ir ahondando en otras capas, digamos que de cómo acercarnos a la historia del arte. En el arte contemporáneo, la gran pregunta que se hace es ¿Qué es el arte? Y esa pregunta no es una pregunta fácil, porque tiene que ver pues con una época, con pensar y aceptar que el arte justamente no es universal, que no se debe exclusivamente a la belleza, a la técnica, sino la pregunta de qué es el arte que nace, digamos, del inicio del siglo XIX, con uno de sus padres, Marcel Duchamp, en donde justamente un urinario apropiado por Marcel Duchamp con una firma puede ser arte. Y si bien pudiese parecer un gesto provocativo, que lo es, y lo fue en su época, todos y todas nos podemos imaginar el revuelo que causó una obra de esta naturaleza en esa época. Pero hace cuestionarnos. Tal vez nos puede enfadar, pero nos hace preguntarnos. ¿Qué es el arte? ¿Por qué esto es considerado arte? Y a partir de esa pregunta, claro, no solamente nos quedamos alrededor de esa pregunta, sino se abre a múltiples posibilidades.
El arte ya no solo es técnica, ya no solo son los medios tradicionales, ya no solamente es un canon específico de belleza, sino puede ser múltiples cosas. Puede ser una acción, una intervención, un performance, un video, una fotografía, u otro tipo de medios, una instalación, es decir, una forma expandida de la escultura, un ambiente. Es decir, estas otras múltiples técnicas. O medios que desarrolló el arte a lo largo del siglo XX y XXI. Y en ese sentido es que. algo que es interesante es que a veces las personas se adentran poco a poco en primero a través del arte moderno, de aquello que es más conocido y es un inicio muy positivo. Es decir, cuando tú vas a un museo reconoces una obra y te reconforta. Es decir, ver una obra que te gusta en un museo te reconforta. Pero lo que hacen los museos es no proponerte exclusivamente tener o ver aquello que te reconforta, que es una obra que ya te gusta de por sí, que ibas a buscar y plantearte que a lo mejor hay algo que desconoces, que te produce una pregunta. Y ese momento de curiosidad me parece el más valioso, en donde te preguntas ¿esto me gusta o no me gusta? ¿Lo entiendo? ¿Cómo lo entiendo? ¿Qué me está diciendo esta obra? Y en ese sentido es que los museos proponemos o queremos proponer múltiples vías para acercarnos a esa obra, porque no necesariamente todos hemos tenido la oportunidad de de acercarnos tan a fondo. Entonces por eso un texto en la sala de exposiciones, una persona que nos guía, un mediador o mediadora, un educador o una educadora que nos permite acercarnos a otras capas de lo que esa obra nos está planteando. Entonces en ese sentido, es que el arte tampoco es algo que pueda ocurrir naturalmente.
Somos muy privilegiados cuando una obra nos conmociona y nos conecta o nos conectamos con esa obra de forma inmediata. Pero muchas veces, así como en muchas otras experiencias de la vida, necesitamos, digamos, una vía de entrada y esa vía de entrada se va volviendo en una curiosidad, en ganas de investigar, en ganas de conocer, en encontrar placer, en ese conocer más sobre el arte, sobre un artista. Y así es como también se va construyendo el gusto, pero en el gusto tiene una gran dosis de subjetividad y así como en algún momento decía, también en el arte barroco hay mal arte en todas las épocas hay buen arte y hay arte que no nos parece suficiente, que no nos parece interesante. Y en ese sentido, eh, también eso nos enseña Que. el arte también está sujeta a o está sujeto más bien a la historia. Es decir, que cosas que consideramos no eran tan valiosas en el pasado, ahora las consideramos sumamente valiosas. Un ejemplo muy claro tiene que ver con el arte de artistas mujeres.
Las artistas mujeres a lo largo de la historia, no tenían posibilidades de dedicarse al arte o lo tenían que hacer con seudónimos o eran consideradas acompañantes artesanas, acompañantes de esposos artistas y ahora, afortunadamente, nos encontramos en un momento en donde se está revalorando la obra de las artistas mujeres, no nada más por ser mujeres, sino porque muchas veces ese arte fue fundamental en una época. Planteaba ideas novedosas, formas de hacer arte sumamente interesantes, pero que en su época, en el contexto en el que se produjeron, no tuvieron el espacio por, digamos, las normas sociales y digamos, la la división artística que existía en términos de género para que esas obras y esas mujeres desarrollaran trayectorias visibles, trayectorias que les permitieran seguir adelante con su carrera y que hoy en día los museos y la sociedad en su conjunto estamos haciendo un esfuerzo importante, todavía insuficiente, pero muy importante para revalorar ese trabajo y entenderlo, eh desde otra perspectiva.

Los museos que presentan exposiciones sobre impresionismo tienen largas filas y podemos decir que es un gusto compartido por millones de personas. Sin embargo, no es que siempre fue así. Si nos imaginamos un cuadro, un cuadro, bueno, pues está enmarcado, tiene, eh, determinados elementos y el cuadro es como si fuese una hoja de papel. Entonces ese cuadro que es el lienzo en blanco, nos hace preguntas. Entonces, en el caso, por ejemplo de Jackson Pollock, que mucha gente también dice bueno, pero ¿qué son esos manchones que están ahí? No es el dripping famoso Que pero que… ¿Qué arte, qué ciencia tiene eso? Bueno, tiene, tiene la virtud de que Pollock se preguntó sobre cómo se transforma la mirada. Es decir, nosotros como, digamos, homo sapiens, como seres humanos erguidos que caminamos en, digamos, con dos extremidades, en dos extremidades. La forma en la que miramos es una forma frontal. Y lo que se pregunta Pollock es cómo se puede transformar esa mirada. Entonces la manera en como pinta el cuadro es el cuadro sobre el piso y es la acción de su cuerpo sobre el cuadro, en lugar de ser la mano. La mano que tiene un simbolismo muy profundo en el arte. Desde la pintura religiosa, la mano del pintor, del autor, de el que hace el trazo, la pincelada que son, digamos, los grandes valores de la pintura, ¿no? El brochazo.
Cuando oímos hablar en los museos de esta, de esta especie de trazo, en el dibujo o de un brochazo, siempre aparece la mano. Porque la mano, por supuesto, es el símbolo civilizatorio de la humanidad, ¿no? Es decir, la posibilidad de sostener un pincel. Pero qué hace Pollock cuando subvierte esta mirada frontal, esta perspectiva frontal y pone un cuadro sobre el piso y en donde en lugar de una brocha de la mano que sostiene el pincel, lo que hay es una serie de sí como de líneas de pintura esparcidas a la mejor con la brocha así, o con el pincel, o bien tiradas directamente sobre el piso. Y como lo que el cuadro transmite es la energía del artista de su cuerpo sobre eso. Pero ahí hay una un entendimiento también de la noción de composición de la forma, es decir, de la materialidad de la pintura. Ya no nada más se trata de lo que está representando, sino digamos que el cuadro adquiere un determinado cuerpo y eso es algo que antes no había ocurrido o había ocurrido de otras maneras.
Entonces, creo que para los artistas modernos sobre todo no es un comentario tan negativo la idea de que eso lo podría haber hecho un niño, porque muchos artistas consideran que la infancia es ese momento primigenio de la imaginación abierta, en donde el arte o está, digamos, el germen del arte. Entonces, en ese sentido, tal vez no es una comparación tan mala, porque en una sociedad dedicada al pensamiento racional, exclusivamente al mundo de los adultos, el arte también en otro sentido, nos hace recuperar la imaginación. La imaginación que parte de la infancia de ese acercamiento a los materiales. Por ejemplo, todos hemos visto a niños y niñas cuando trabajan con materiales, como su aproximación parte de la curiosidad, del descubrimiento, de absorber los contenidos de la materia, de preguntarse de cómo el niño observa un o la niña observan una hormiga que camina, un insecto y en ese sentido es que hay algo del arte que tiene que ver con esa imaginación que logra recuperarse a partir de la creatividad de la radicalidad, del pensamiento artístico. Y en ese sentido es que también, de alguna manera las infancias, el trabajo con niños y niñas en los museos desde muy temprana edad es algo que creo que es fundamental para una experiencia más rica del mundo y para la construcción de una de una subjetividad, es decir, de personas que piensen el mundo de una manera distinta.
Y bueno, hay muchos otros artistas que me han emocionado al a lo largo del tiempo. Artistas de performance, fotógrafos y fotógrafas. La fotógrafa Graciela Iturbide, por ejemplo, que es alguien que conocí o bueno, su trabajo lo conocí de muy joven, siendo adolescente, es una fotógrafa extraordinaria que habla sobre México, en esas… y sobre muchas otras partes del mundo, en estas imágenes profundamente enigmáticas. En donde aparecen máscaras, iguanas encima de la cabeza de una mujer de Oaxaca. En fin. Entonces a lo largo del tiempo han ido cambiando, pero siempre guardo en el corazón a los artistas y a las artistas que me han acompañado y a los que siempre vuelvo en momentos de duda. En ese sentido creo que que tal vez les recomiendo que eso hagan, como que hagan una especie de biblioteca de sus artistas favoritas o favoritos y que regresen a ellos como una forma no nada más de evocar un momento importante de cuando se enfrentaron a esa obra por primera vez, sino como una manera también de recordar quiénes son ustedes. Y eso es lo que me permite a mí, que he sido a lo largo de mi vida y jamás renegar de los gustos que tuve en el pasado, porque forman parte de mi historia y de mi vida. De esa manera es que el arte nos acompaña en diferentes tránsitos de vida y esa conexión profunda con el arte te hacen regresar a ese pensamiento, a esa gran curiosidad que te produjo un artista o esa gran fascinación que experimentaste en un museo o esa discusión que que propició una obra de arte con tu pareja, con tus amigos, con tus hijos o hijas. Y creo que eso es algo, digamos que que va construyendo una relación distinta con el arte. El arte no es algo que ocurre allá, sino uno establece una relación de intimidad con las obras y puede volver a esas obras continuamente. No, nada más viéndolas, sino en, digamos, en tu corazón, en tu cerebro, en tu pensamiento. Y como, como decía, ese volver a esas obras permite desarrollar una conexión también más profunda, en donde el arte forma parte de tu vida y de tu existencia.

No es que los artistas nacieron exponiendo en un museo o teniendo una galería que los representara, sino surgen, digamos, de otro tipo de interacciones. Por eso es que en ese ecosistema del que les hablo, donde hay museos, donde hay galerías, donde hay bueno este mercado, ferias, hay también otros eventos artísticos como las bienales, ¿no? O que no son de orden mercantil o los museos en donde no ocurren interacciones de orden económico, sino también, por ejemplo, los espacios independientes de manera totalmente eh alternativa, ¿no? Los artistas montan una residencia, los artistas montan un espacio en donde quieren exhibir su trabajo, en donde quieren convivir con quienes consideran parte de su comunidad artística. Con quienes serán los comisarios y comisarias que los van a acompañar a lo largo de su carrera. Por eso cuando jóvenes comisarios y comisarias me me preguntan ¿cómo empiezo? Como a mí, tengo el deseo de de empezar a comisariado, ¿cómo empiezo?
Y yo siempre les respondo que a partir de trabajar con los artistas de su generación, que no importa, eh hacer una exposición en un lugar alternativo, en la calle, en un departamento, en un espacio arruinado, en no importa si no lo importante es generar, digamos, formar parte de una comunidad artística, de una generación, porque ahí es donde ocurren las ideas más interesantes, donde permanece la vitalidad de lo artístico. Las instituciones, en ese sentido, tienden a moldear a, digamos, a construir discursos, a darle una forma para un público más general. Sin embargo, el arte está ocurriendo en muchísimas partes, ¿no? Está ocurriendo en la calle, está ocurriendo en estos espacios, está construyendo, está construyéndose en los salones de clases de las escuelas de arte, en aquellos artistas que sin estudiar arte empezaron a hacer obra, que eh, digamos en artistas que que estudiaron ingeniería y por las tardes hacían arte y terminaron dedicándose al arte finalmente, en Digamos, en en los espacios de encuentro social que una determinada comunidad artística tuvo en esos momentos y espacios de solidaridad que se crean entre los artistas, de intercambio de ideas, de intercambio vital, que eso también es la materia del arte. El arte no surge solamente de estar en una bienal de exhibir en un museo, de estar solo en tu estudio, sino surge de estas otras experiencias vitales que las da el mundo o la experiencia del mundo. Las da el conocimiento. Las da ver arte, pero las da también vivir con tus pares. Y ese intercambio de pulsión de vida, de vitalidad, en donde también surge el arte y que es necesario para que el arte surja.
Y entonces lo que ellos recrearon, pensando a fines de los años setentas, ya en términos ecológicos, es este gran cráter, en donde ese cráter está formado por los residuos de lava volcánica y por, digamos, elementos de concreto, que son unos triángulos, eh, digamos unos elementos de orden geométrico que bordean ese lugar. Y es muy interesante porque si uno lo ve desde, digamos, una mirada como si fuese un pájaro, como un dron, por decirlo de alguna manera, lo que se puede ver es ese, digamos, ese volcán, ese volcán contemporáneo. Y entonces de alguna manera, eh, esa esta idea del arte público que es capaz de producir en términos monumentales una intervención sobre el paisaje, pero una intervención sobre el paisaje que habla justamente del vínculo con la ancestralidad, con la noción de lo volcánico, con la noción de lo ritual y que además tiene un aspecto muy interesante que es una obra colectiva, es decir, que está firmada por varios artistas que ya se pueden imaginar lo difícil que es hacer una obra colectiva entre figuras tan relevantes en el arte como los artistas a quienes ya les mencioné.
Y por otro lado, hay un artista que realmente admiro muchísimo. Un artista que además conecta España con México. Es un artista que llegó muy muy niña, muy joven, exiliada, una artista catalana a México, Marta Palau. Marta Palau es un artista que es fascinante porque en su época empezó a trabajar con textiles, con materiales orgánicos, con materiales poco convencionales, en un formato que pocas mujeres artistas trabajaban, que es instalación. Es decir, estas dimensiones, estas materialidades que ocurren en el espacio en una escala muy grande y que normalmente muchas de las artistas de esa época, pues trabajaban en escalas mucho menores por el acceso a los materiales que tenían y tanto Marta Palau como Helen Escobedo fueron de las pocas artistas de su época en los años setentas, cuando ella empezó, bueno, empezó desde los años sesentas, pero en los setentas empezó a, digamos, a hacer obra de gran formato. Y siguió trabajando, digamos hasta muy tardíamente en su vida, y hoy en especial una obra que se llama La Cascada, es una obra extraordinaria que es de la colección del Museo Universitario de Arte Contemporáneo, que está hecha de medias, de medias, digamos de eh, medias de femeninas blancas y que es una cascada que cae, digamos, con esta material, con este peso y que es una obra que desde el primer, la primera vez que la vi me fascinó enormemente. Entonces, si bien hay muchas otras obras que han formado parte de mi trayectoria y de mi vida quería compartirles estas dos.

Y bueno, todas y todas conocen, o tal vez hemos visto a una artista que bueno, ahora es un ícono de este tipo de práctica que es Marina Abramovic, que tiene una serie de piezas que en otros momentos hacía con el que era su compañero artístico Ulay, en donde se disparan, están en tensión de un arco de flecha contra el uno contra el otro, eh, en donde aparece la tensión del cuerpo, la agresividad del cuerpo o por ejemplo, esta famoso performance que ocurrió en el Museo de Arte Moderno de El Artista está presente de artistas presentes, en donde Marina Abramovic se sienta en una silla y ve cara a cara a las personas del público y, es decir, es en donde el cuerpo del, de la artista o el artista está efectivamente presente, es decir, donde nos recuerda que más allá del pensamiento racional, hay muchas otras cosas que intervienen y que producen emociones, producen afectos, producen, digamos, incluso después pensamiento, y que bueno que la sociedad occidental a lo largo de los siglos ha tratado de domesticar, de encerrar y el performance nos recuerda que somos cuerpo. Por ejemplo, nosotros en el Reina Sofía, eh tendremos o tenemos una exposición de una artista catalana, Laia Estruch, que trabaja a partir de escultura hinchables de gran formato, trabaja con la voz y el esfuerzo físico. Y esta relación con la voz es lo que llenan el espacio, es decir, como un cuerpo que es diminuto, está peleando frente a una arquitectura monumental, frente a un hinchable monumental. Y esa fricción que ocurre entre ese cuerpo y esa arquitectura es lo que produce en gran medida, digamos, la obra artística y la experiencia frente a la obra. Es una obra que si bien puedes ver en un video, es irrepetible también. Es decir, nunca ocurre un performance de la misma manera. Y además, digamos que produce toda una serie de, como decía, de experiencias que son irrepetibles y en donde, digamos el cuerpo de ese artista o esa artista está produciendo en ese momento la obra de arte, porque la obra de arte no es el cuerpo del artista. La obra de arte en este tipo de prácticas es la relación entre el espectador y la artista, es decir, algo que es profundamente inmaterial.
Ya el artista Yves Klein, el artista francés Yves Klein en esta famosa pieza de salto al vacío, en donde es un fotomontaje, en donde él pareciera ¿no? que salta al vacío de una cornisa de un edificio y la fotografía capta el momento del vuelo en donde por supuesto, no se ve el colchón que está debajo, en donde cuando él cae lo van a sostener, sino esta idea de saltar al vacío que es este, este impulso vital, como decía, este momento de inmaterialidad, que es lo que proponía Yves Klein, es decir, aquello que no es tangible y por eso el performance es tan radical, porque desplaza la idea del arte a la noción de una relación, de un vínculo y por otro lado, de algo que no existe. No existe material, pero existe en términos simbólicos, en términos de nuestra relación con los otros o las otras y en términos de cómo interaccionamos socialmente. Entonces, en ese sentido es que el performance para mí es una de las formas más, eh profundas de cuestionarnos qué significa el arte desde el momento de su creación hasta hoy en día. Y creo que todos y todas merecemos la oportunidad de estar frente a una obra de arte. Quisiera agradecerles a todas y todos ustedes por acompañarme hoy, por escucharme estos largos minutos. Y también por su disposición y su deseo de aprender más. Gracias.