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Normas para niños y padres en el uso de la tecnología

Elizabeth Kilbey

Normas para niños y padres en el uso de la tecnología

Elizabeth Kilbey

Psicóloga y escritora


Creando oportunidades

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Elizabeth Kilbey

Capaz de descifrar los enigmas del mundo infantil, la psicóloga y escritora Elizabeth Kilbey es la cara más conocida de la serie de televisión británica “La vida secreta de los niños”, en donde analiza el comportamiento de los pequeños que participan en el programa.


Kilbey es investigadora del campo de la psicología clínica y está especializada en 'la edad de latencia’, que define como “el período que va de los 4 a los 11 años más o menos y que es una de las etapas más importantes, aunque más descuidadas, del desarrollo del niño”.


La doctora ha trabajado durante dos décadas proponiendo soluciones a las problemáticas familiares más comunes y en los últimos años ha recibido en su consulta una preocupación recurrente: el uso incontrolado de nuevas tecnologías por parte de los niños. “Las pantallas están cambiando la forma en la que los niños juegan, el modo en el que socializan y las actividades que ocupan su tiempo” asegura la psicóloga. Con el ánimo de aportar soluciones, Kilbey ha publicado recientemente 'Niños desconectados', un libro en el que analiza el impacto de los dispositivos de pantalla y en el que proporciona herramientas para gestionarlos y crear un entorno familiar seguro.


Transcripción

00:08
Elizabeth Kilbey . Hola, soy la doctora Elizabeth Kilbey, psicóloga clínica infantil. He participado en el programa de televisión La vida secreta de los niños en Reino Unido y acabo de publicar mi primer libro Niños desconectados, para ayudar a los padres a educar a sus hijos en la era digital.

00:26
Romina Peñate. Bienvenida, doctora Kilbey. Muchas gracias por acompañarnos.

00:29
Elizabeth Kilbey. Un placer.

00:30
Romina Peñate. Ha observado y estudiado a los niños durante muchísimas horas en La vida secreta de los niños, así que la primera pregunta es: ¿Qué podemos aprender los adultos de los niños?

00:45
Elizabeth Kilbey. Creo que nos olvidamos con mucha facilidad de cómo era ser niño. Una vez que somos adultos, nos cuesta conectar de nuevo con nuestra infancia. Creo que podemos aprender a ser más abiertos, a ser más compasivos y a vivir más el momento, el ahora. Los adultos pensamos demasiado, mientras que los niños se limitan a actuar, vivir, y son muy auténticos. Eso es lo que he aprendido de los niños: a relajarme y a quitarle importancia a las cosas, limitarme a vivir el momento.

01:39
Romina Peñate. Algo muy bonito de La vida secreta de los niños es que nos permite ver una etapa de la vida de la que no se habla tanto. Tengo la impresión de que hay mucha información, existen muchos libros sobre recién nacidos y sobre los dos primeros años vida, y de ahí pasamos a los adolescentes, pero ¿qué pasa entre medias?

01:39
Elizabeth Kilbey . Eso lo que llamamos “latencia”, que va de los 4 a los 11 años. Y tienes toda la razón, hay muchísima información sobre recién nacidos, porque nos parecen complicados. De repente tienes a un bebé, no sabes qué hacer y necesitas información. Y los adolescentes también son bastante complicados, ¿verdad? Discuten, montan números… Ese tipo de cosas. Pero hay una etapa entre medias fantástica que se llama “latencia”. Para mí, es como un jardín en invierno. Parece que está tranquilo y que no pasa nada, pero bajo tierra se está trabajando mucho. Se preparan los cimientos para lo que llegará más adelante: la adolescencia y la edad adulta. Es una etapa de desarrollo importantísima.

02:14
Romina Peñate. Y no le damos importancia, ¿verdad?

02:16
Elizabeth Kilbey . No. No, porque tus hijos ahora ya son más tranquilos, tienen más habilidades, ya no son como cuando eran más pequeños y no sabían hacer nada. Ya tienen capacidad motora y son bastante obedientes, se les maneja mejor. Es más, resulta agradable estar con ellos, es una buena etapa de la infancia. Por eso es fácil que nos relajemos y les demos vía libre, pero en su cabeza están pasando muchas cosas.

02:43
Romina Peñate. También me da la impresión de que hoy en día los padres están sometidos a mucha presión y se la trasladan a sus hijos. ¿Crees que esto es así?

02:52
Elizabeth Kilbey . Sí.

02:53
Romina Peñate. ¿A qué se debe?

02:54
Elizabeth Kilbey. Ocurre constantemente. Hoy en día hay tantas expectativas. Se da mucha importancia a la educación, al éxito y los logros, a qué te dedicarás y qué conseguirás en la vida. Pero a los niños de esa edad les da igual eso, están a otras cosas. Ahora están aprendiendo habilidades sociales, emocionales, de amistad. Eso es lo que hacen a esa edad. Y los adultos deberíamos dejar de presionarles y dejar que se desarrollen. Claro que se desarrollarán, sin duda. Nosotros simplemente debemos apoyarlos.

03:22
Romina Peñate. ¿Cómo ayudarías a los padres a hacer eso?

03:26
Elizabeth Kilbey. Les diría, por favor, que no se preocupen tanto. Que disfruten de sus hijos, que pasen tiempo con ellos, que hablen y les den ideas a lo grande, desmesuradas, pues con esa edad tienen una imaginación extraordinaria. “¿Qué quieres ser de mayor?”. ”Quiero ser astronauta”, “quiero ser piloto”. Es una etapa de sueños, sin responsabilidades. Así que pasa tiempo con ellos, imaginad a lo grande juntos y ayudadles a entender sus emociones, sus sentimientos, porque eso es lo que necesitan en ese momento. Porque cuando sean adolescentes, las emociones se les descontrolan.

04:00
Romina Peñate. He leído que recomienda a los padres que se dediquen tiempo a sí mismos durante las vacaciones. Y sorprende bastante, porque tenemos la idea de vacaciones como un tiempo que pasamos todos juntos en familia. ¿Por qué lo recomienda?

04:16
Elizabeth Kilbey. Sí, ser padre es un trabajo muy duro que ocupa todos los días del año. Y la mayoría de los padres no se separan de sus hijos en vacaciones, por lo que ese descanso tiene que satisfacer las necesidades de todos. Puedes pasar tiempo en familia, pero también dedicarte tiempo para descansar y recargar energía. Si no lo haces, volverás a casa igual que te has ido. Tienes que recargar las pilas, porque no hay trabajo más duro que ser padre.
Los padres se sienten culpables porque suelen pasar mucho tiempo trabajando y cuando llegan las vacaciones quieren pasar tiempo con sus hijos, lo cual es genial. Pero deben dejar a un lado ese sentimiento de culpa y mirar también por ellos. Pues si no se cuidan, nadie más lo hará por ellos. Así que deben hacer cosas que les gusten; por ejemplo, salir a comer fuera, pasar tiempo a solas con la pareja en la playa, ir a un spa… Son detalles que te ayudan a sentirte mejor. Tu hijo necesita que estés lo mejor posible; y si no te cuidas, no lo estarás.

05:16
Romina Peñate. Diría que hoy en día hay una preocupación que comparten todos los padres que conozco: el tiempo que se pasa frente a las pantallas. De hecho, usted acaba de escribir un libro sobre eso: Niños desconectados. ¿Puede contarnos cuáles son los problemas actuales de las tecnologías?

05:35
Elizabeth Kilbey . Para mí, el mayor problema es que la generación actual de niños está creciendo con las tecnologías de una manera que nosotros no conocimos. Y aún no sabemos cuál será su efecto, pero sí tenemos algunas estadísticas. Nueve de cada diez niños de entre uno y dos años tienen una vida sedentaria. El ochenta y cuatro por ciento de los menores de cinco años no hacen ni la actividad mínima recomendada de una hora al día. Dista mucho de cómo crecimos nosotras, que estábamos todo el día fuera jugando, pero los niños de hoy están así. Y eso repercute en el sueño, en el nivel de actividad física, en el nivel de obesidad, en la capacidad de concentración… No digo que la tecnología sea algo malo, pero tiene que ocupar su lugar. No debe estar presente durante toda la infancia. Cada cosa a su debido momento. Tus otras capacidades deben desarrollarse, y eso es lo que me preocupa.

06:27
Elizabeth Kilbey. Si te fijas, los adultos no nos permitimos aburrirnos. En el tren la gente va así. Si se paran cinco minutos en la calle, están así. Ya no puedes aburrirte y mirar lo que ocurre alrededor sin más. Nos viene una generación entera de niños que necesitan estímulos constantemente: “Entretenedme, dadme algo constantemente”. Pues no: Sal, juega, abúrrete, sé creativo. Porque el aburrimiento hace que encuentres soluciones, que se te ocurran ideas. Pero si la tecnología no deja de mandarte información, tú no necesitas hacer nada. Así que sal y abúrrete. Llevo veinte años ejerciendo la Psicología. Y cuando empecé, no se hablaba de tecnología ni de aparatos. Sin embargo, ahora hablo de este tema con todas las familias que trato y todas me dicen lo mismo: no consiguen quitar los videojuegos a sus hijos, se pillan berrinches, discuten y se acuestan tarde, por la mañana van directos a la tablet nada más despertarse, no hacen los deberes… Al introducirse en los hogares, la tecnología ha creado conflictos entre padres e hijos. Los padres me preguntan constantemente qué pueden hacer para que sus hijos dejen los móviles y los escuchen y presten atención. Estos temas son mi día a día.

Elizabeth Kilbey - Normas para niños y padres en el uso de la tecnología
07:39
Romina Peñate. ¿Y qué pueden hacer los padres, entonces?

07:43
Elizabeth Kilbey . Bueno, yo doy la vuelta al asunto y pregunto a los padres: “¿Tenéis dulces y chucherías en casa?”. Me dicen que sí, les pregunto cómo lo gestionan y me dicen: “Bueno, tenemos reglas”. Vale, entonces les digo que apliquen reglas también a la tecnología. La tecnología es como el azúcar: está bien, pero sin pasarse. Por tanto, necesitamos acordar un plan entre todos y ponerlo en papel. A los niños entre 4 y 11 años les ayuda mucho que todo vaya por escrito. Pídeles que hagan una tabla y que la coloreen; les encantan esas cosas. Que todo el mundo conozca las reglas y las cumpla. Están acostumbrados a pillarse berrinches y que mamá o papá les devuelva la tablet o el móvil para que se les pase, así que piensan: “Si me cojo una rabieta, tú me lo devuelves”. Así que si se lo quitas, se portan aún peor. Al principio, la situación empeora antes de mejorar y a los padres les cuesta, pero deben decir: “No, hay unas normas que acordamos entre todos. Mantente firme. Puedes aguantarlo”. Y esto es importantísimo, pues los padres sienten que han perdido el control y una vez llegados ahí, ya todo es posible.

08:42
Romina Peñate. ¿Y qué hacemos con la tecnología educativa?

08:45
Elizabeth Kilbey . Exacto. Los padres me lo preguntan mucho. Los diseñadores de tecnología son muy listos y como quieren que los niños la usen, hacen aplicaciones educativas. Algunas son formidables, sin duda. Pero nosotras aprendimos sin aplicaciones. Y los colegios ya enseñan bastante bien, ¿verdad? Creo que no les va a pasar nada, así que no me parece excusa suficiente. Si quieres aprender algo en concreto como las tablas de multiplicar, por ejemplo, habrá alguna aplicación genial para ello, pero en realidad la mayoría de los niños usan las tecnologías para jugar a videojuegos, redes sociales, juegos digitales… Y eso no es tan beneficioso.
Pero con moderación está bien. En los colegios se usa mucho la tecnología. En las pizarras, por ejemplo. Hace poco fui a un colegio donde tenían en una clase sesenta cascos de realidad virtual para los alumnos. Era alucinante. Me dejaron quedarme y vi cómo aprendían sobre el mar, su fauna, los ecosistemas… Era increíble. Sin ninguna duda puede ayudar en el aprendizaje, pero en su debido lugar.

09:44
Romina Peñate. Hablábamos de esta etapa de latencia, pero los hijos crecen y llega un momento en el quieren tener su propio móvil, y eso conlleva que tengan acceso a las redes sociales. Seguro que muchos padres se hacen cantidad de preguntas sobre este tema y se plantean: “¿Cuándo es el momento adecuado para darles un móvil? ¿Cuándo es el momento correcto para dejarles acceder a las redes sociales?”.

10:10
Elizabeth Kilbey . Sí. Es una pregunta muy complicada. Y para responderla, me remito a mi campo. Sé que la adolescencia es una etapa de mucha socialización en la que tu familia no importa tanto y te rodeas de gente de tu edad. Sé que las redes sociales son importantes en la adolescencia, pero para los jóvenes en esta etapa de latencia, su vida social es la familia. Tienen que relacionarse con las personas cara a cara, hablar, aprender lenguaje corporal y expresión facial. Y eso no se consigue con un móvil. Los niños entre 4 y 11 años no necesitan las redes sociales. Los adolescentes quizás sí. Así que debemos averiguar cuándo nuestro hijo pasa a esa etapa de desarrollo social, de la adolescencia. Y ahí sí, a lo mejor le podemos dar un móvil para que siga el mismo ritmo de sus compañeros, que sí usarán las redes. En esta etapa de latencia no me parece necesario.

11:00
Romina Peñate . ¿Cuándo es el momento adecuado, entonces?

11:02
Elizabeth Kilbey . Bueno, es complicado. En Reino Unido, los padres suelen dar móvil a sus hijos cuando empiezan el instituto, a los once años más o menos. A mí me sigue pareciendo pronto. Me parece mejor con doce o trece. Si nos fijamos en las plataformas como Snapchat, Facebook o Instagram, hay que tener trece o catorce años para usarlas. Y muchos padres no cumplen esa norma de edad, que existe por algo. Esos límites de edad me parecen correctos, pues con trece o catorce años ya tienen las habilidades necesarias para manejar las redes, que no son para nada sencillas. Necesitan habilidades para gestionar la dinámica de las redes sociales.

11:42
Romina Peñate. ¿Qué tipo de habilidades?

11:43
Elizabeth Kilbey. Bueno, no es como hablar en persona. Ahora estoy interpretando su tono de voz y expresión facial y puedo sacar mucha información de ahí, ¿verdad? Pero si en su lugar lo estoy leyendo, la cosa cambia. “¿Lo estás diciendo de esta forma o de esta otra?”. Y luego tengo que pensar cómo responder. Y todo eso es muy difícil: tengo que leer entre líneas. Y no solo eso. Si tú y yo hablamos y una se marcha, fin de la conversación. Pero en las redes sociales, las conversaciones son eternas, se quedan registradas para siempre. Así que debemos enseñar a los jóvenes que las redes sociales son imborrables, que todo queda registrado, y que cuesta más interpretar a la gente.Es un mundo totalmente nuevo, donde puedes mostrar toda tu vida en fotografías, que se quedan ahí para siempre. La gente puede hacer una captura de pantalla a tus fotos y compartirlas con quien sea. Tu privacidad deja de ser tuya en Internet. Y a los jóvenes de trece o catorce años les va a tocar aprender esto por las malas, pues no entienden que si comparten una foto con alguien en quien confían, esa persona aún puede compartirla con otros. Es una dura lección que aprender.

12:53
Romina Peñate. ¿Podemos dar algún consejo a los padres para manejarse con lo que parece un binomio inseparable de los hijos y la tecnología?

13:01
Elizabeth Kilbey. Sí. A los padres con hijos entre 4 y 11 años más o menos les recomiendo que se resistan. Seguramente no les haga falta todo eso, así que manteneos firmes. En la adolescencia, la historia cambia, pues usarán las redes sociales. En este caso, me parece importante tener una buena relación con tu hijo, para que te cuente lo que hace. Así acudirá a ti si tiene problemas y te consultará, se abrirá. Pero a los padres nos cuesta esto, porque queremos mandarles y nos enfadamos si se portan mal. Pero necesitan aprender y cometer errores, y también entender que podemos ayudarlos. Los padres deben tener claro que ellos son quienes tienen el control. Aunque el móvil sea de tu hijo e incluso si lo compró con dinero de su cumpleaños o de Navidad, tú sigues estando al mando por ser el adulto. Y asegúrate de que ellos lo sepan. Y establece normas. Por ejemplo, si pueden usarlo antes de ir al colegio, o cuando vuelvan, durante cuánto tiempo, o si pueden usarlo en su habitación. En mi casa hay una norma clave: si quieren usar los móviles, deben hacerlo en el salón, donde yo los vea, no en las habitaciones. Deja claro también si pueden usarlo por la noche. Tener el móvil al lado de la cama es muy tentador. Mejor que lo dejen fuera. Yo puse una norma que me encanta: tenemos un cargador común, solo hay uno, todos usamos el mismo. Y eso hace que vayamos con más calma, pues nos toca esperar nuestro turno. Y funciona.

13:39
Elizabeth Kilbey . Los padres deben tener claro que ellos son quienes tienen el control. Aunque el móvil sea de tu hijo e incluso si lo compró con dinero de su cumpleaños o de Navidad, tú sigues estando al mando por ser el adulto. Y asegúrate de que ellos lo sepan. Y establece normas. Por ejemplo, si pueden usarlo antes de ir al colegio, o cuando vuelvan, durante cuánto tiempo, o si pueden usarlo en su habitación. En mi casa hay una norma clave: si quieren usar los móviles, deben hacerlo en el salón, donde yo los vea, no en las habitaciones. Deja claro también si pueden usarlo por la noche. Tener el móvil al lado de la cama es muy tentador. Mejor que lo dejen fuera. Yo puse una norma que me encanta: tenemos un cargador común, solo hay uno, todos usamos el mismo. Y eso hace que vayamos con más calma, pues nos toca esperar nuestro turno. Y funciona. Los padres deben entender que tienen derecho a poner límites. No nos negamos a la tecnología, sino que la limitamos, y no es necesario todo el tiempo. Así que establece un plan, pide a tus hijos que hagan una tabla, la decoren y la cuelguen en un lugar visible para que todos conozcamos las reglas que hay que cumplir. Y no olvidemos que los padres también tenemos que cumplirlas. Si no permitimos móviles en la mesa, el nuestro tampoco. Si no se responde al teléfono cuando estamos hablando, yo hago lo mismo. Debemos ser ejemplo de lo que les pedimos. Las normas también se nos aplican a nosotros.

15:07
Elizabeth Kilbey . De media, un adulto mira el móvil cada doce minutos. ¿Te haces una idea? Doce. Y en una semana, se acaba conectando un total de 24 horas. Es muchísimo. Y como padres, debemos entender que ellos repetirán lo que ven en nosotros. Si tu hijo dice una palabrota, sabes de dónde la ha sacado, ¿verdad? Repiten todo. Por tanto, si siempre estamos con el móvil, y mientras cocinamos estamos así, o así, ¿qué crees que van a hacer ellos? Si quieres que usen menos tecnología, haz tú lo mismo y ponte límites al usarla. s padres estamos tan ocupados que no jugamos con los hijos. Mi trabajo me ha hecho ver que cuanto más mayores somos, menos jugamos. A algunos padres les cuesta mucho jugar. Les cuesta ser creativos y tener imaginación. Los juegos de niños son muy repetitivos y aburridos, reconozco que cuestan. Pero dediquemos diez o quince minutos cada día a jugar con nuestros hijos y dejémosle que mande él, a lo que sea: a los animales, al pillapilla, a subirse por algo, en el jardín, sacamos algunas cacerolas y las rellenamos de agua, o jugamos con arroz, a cualquier cosa. Uno de mis juegos favoritos es la espuma de afeitar. Dibujas formas y te pones perdido. Son juegos simples que pueden hacer los padres y tienen mucho más valor que el tiempo que pasarían los niños solos.

Elizabeth Kilbey - Normas para niños y padres en el uso de la tecnología
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“La tecnología es como el azúcar: está bien, pero sin pasarse”

Elizabeth Kilbey

16:36
Romina Peñate. Cuando comienzan a usar las redes sociales, se enfrentan a nuevos peligros. ¿Cómo pueden los padres minimizar esos riesgos y proteger a sus hijos?

16:50
Elizabeth Kilbey . Hay dos conceptos que me encantan: las consecuencias y las responsabilidades. Todo tiene consecuencias, ya sea positivas o negativas. Si me toca la lotería mañana, tiene una consecuencia positiva. Y por otro lado, la responsabilidad. Debemos enseñar a los niños que tienen que responsabilizarse de sus actos. Por eso es importante poner normas, me encantan las normas. Por ejemplo, los padres pueden establecer cuándo pueden usarse las redes sociales. Porque hoy en día, los jóvenes están siempre conectados, nunca descansan, no dejan de interactuar y relacionarse unos con otros. Si tienen una pelea en el colegio, como por ejemplo un chico que traté esta semana, se lo llevan a casa, no descansan. Así que estableced normas: “A qué hora te desconectas de las redes, qué amigos tienes en Internet, enséñame tus cuentas, hablemos de qué es lo correcto, no cuelgues fotos que no me gusten… Me tienes que dejar ayudarte”. Hay que hablar con ellos de todo esto constantemente. Debemos enseñarles que la privacidad no es igual en Internet. Si compartes una foto con alguien, puede acabar en cualquier lugar. Y hay que enseñarles que todo es permanente. Si no te atreves a decir algo a la cara, tampoco lo hagas en Internet, pues no lo podrás borrar. Y también hay que enseñarles que la gente quizás no sea como aparenta ser, pues en Internet uno puede ser como quiera, lo cual es estupendo para ser creativo, pero te impide conocer bien a la otra persona. Y también hay que enseñarles que una relación en la vida real es distinta a una virtual; no conoces igual a la persona. Las relaciones virtuales pueden llegar a ser muy intensas e íntimas muy fácilmente porque el medio lo permite. Debes enseñarles todo esto. En definitiva, se trata de que entiendan el mundo digital, poner límites, decirles que vayan con calma, sin prisa; que sean curiosos y cuestionen todo a fondo para estar seguros de lo que hacen; y que cuenten a los padres con quién hablan en Internet, quiénes son sus amigos. Ocultar cosas a los adultos no sirve de nada; hay que contar todo. Y si a tus padres les preocupa algo, te conviene escucharlos.

18:57
Romina Peñate. ¿Cómo conseguimos que los hijos hablen de eso con los padres?

19:02
Elizabeth Kilbey . Los padres debemos mantener la calma. Sé que no es nada fácil, pero no podemos perder los nervios. Debemos formarnos y conocer las plataformas que existen. El otro día me enteré de que existen sesenta plataformas de envío de mensajes. Sesenta. Y yo solo me sé cuatro o cinco. Por tanto, debemos estar al tanto de lo que usan nuestros hijos, para así poder hablar con ellos sobre lo que hacen, y conseguir que confíen en nosotros. Por eso es tan importante la relación durante la etapa de latencia: porque cuando llegan a la adolescencia, quieres que confíen en ti y te cuenten lo que hacen. Y a veces a los padres nos tocará ayudarlos a solucionar problemas sin enfadarnos. Son niños y cometerán errores; nuestra labor es ayudarlos a hacer lo correcto.

19:45
Romina Peñate. Hemos hablado del mundo digital, pero hay otro mundo fuera de Internet donde también surgen problemas.

19:52
Elizabeth Kilbey . Sí, claro.

19:54
Romina Peñate. ¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos a solucionarlos?

19:59
Elizabeth Kilbey . Sí, tienes toda la razón. Los problemas fuera de la red son más sencillos, pues la relación es completa, tienes a la persona delante de ti. Los niños se pelean; lo veo constantemente en La vida secreta de los niños. En un día podemos tener tres peleas, pero es increíble la capacidad que tienen los niños para solucionarlo y olvidarlo. Creo que los adultos solemos darle más importancia que ellos. Así que mi consejo para los padres es que no se preocupen y les dejen intentar resolverlo por sí solos. Pueden darles consejos para que aprendan a quitarle importancia, y también a pedir perdón y perdonar, lo cual es muy importante, y ayudarles a ver la importancia de las amistades, más allá del problema. Y quizás todo esto les ayude a superarlo.

20:45
Romina Peñate. En La vida secreta de los niños vemos críos muy diferentes unos de otros, al igual que en la vida real. Algunos son más líderes, otros más traviesos, otros tímidos… Y noto que a los padres les preocupa mucho que sus hijos sean tímidos. ¿Cómo podemos ayudar a esos niños?

21:05
Elizabeth Kilbey . Resulta muy interesante, pues parecen tímidos en ciertas situaciones, cuando hablan con adultos, por ejemplo, pero cuando los observo en La vida secreta de los niños, aunque parezcan más tranquilos, establecen relaciones, hablan… Es decir, los niños tímidos tienen mucho que ofrecer, y la confianza no se desarrolla al mismo ritmo en todas las personas, así que no os preocupéis, dadles muchas oportunidades y quizás también más tiempo, pues los niños tímidos tardan más en coger el ritmo y acostumbrarse. Sé que nos entran ganas de protegerlos, apartarlos, cuidarlos más, pero son fuertes y pueden arreglárselas. Sed pacientes y dejadles más tiempo para que evolucionen. Es algo muy normal. A veces es necesario que demos un paso atrás y dejemos que resuelvan los problemas por sí solos. En La vida secreta de los niños veo que encuentran soluciones con mucha facilidad. Pero si les cuesta, suele ayudar que les demos consejos y estrategias, pues a veces los niños no saben resolver los problemas porque no entienden cómo lo ve la otra persona; piensan que ellos tienen razón y ya está. Pero si les decimos “¿qué crees que piensa esta otra persona?, ¿cómo se siente?”, eso les ayuda a ponerse en su lugar. A veces veréis que hace falta una conversación de adulto a adulto para que los niños entiendan cómo solucionarlo. En resumen, recomiendo ir con calma, dejar que lo resuelvan ellos, ayudarlos a reflexionar y ver qué consiguen. Os sorprenderéis al ver que casi siempre lo solucionan.

22:34
Romina Peñate. Hay algunos estudios que dicen… que los estereotipos de género se nos inculcan ya a una edad muy temprana.

22:42
Elizabeth Kilbey . Sí.

22:43
Romina Peñate. ¿Podemos hacer algo para evitarlo?

22:46
Elizabeth Kilbey . La verdad es que estamos programados para hacer distinción entre niños y niñas desde pequeños. Por ejemplo, hay un artículo estupendo en el que un sujeto entra en una habitación donde hay una rampa y una caja, y le dicen que puede poner la rampa a la altura que quiera y que luego tendrá que subirla un niño o una niña. Si le dicen que será una niña, pone la rampa más baja; y si es un niño, la deja más alta. Ya desde el principio, estamos dando por hecho lo que pueden hacer. He trabajado con muchos niños y niñas y he aprendido que no hay que tener ese tipo de expectativas. Debemos evitar los estereotipos. Los niños son niños y son capaces de todo.

23:27
Romina Peñate. ¿Y dónde encontramos esos estereotipos? Están por todas partes, ¿verdad?

23:32
Elizabeth Kilbey . Sí, por todos lados. En los juguetes, en la ropa, en el sistema educativo… Pero debemos plantarles cara y evitarlos. Los padres compran muchos juguetes a sus hijos. Y les diría que primero conozcan a su hijo y averigüen qué le gusta, y le dejen desarrollar sus intereses, sin importar si son más de chica o de chico, pues los niños son curiosos por naturaleza. Así que démosles muchas oportunidades, mucha variedad de juguetes, de ropa, de disfraces… Voy a poner un ejemplo. Hace poco fui a un jardín de infancia donde tenían un armario con muchos disfraces de princesa, de Disney, de astronauta, de bombero… La profesora me dijo que todos los niños se ponían cada disfraz al menos una vez para ver qué sentían, y que los padres habían venido quejándose porque su hijo se disfrazaba de tal o cual cosa. Los profesores les dijeron que todos tenían que probar. Y eso es importantísimo: que el profesor dé las mismas oportunidades a todos. En el caso de las niñas, debemos darnos cuenta de que a veces nuestras expectativas les ponen límites. Así que siempre debemos preguntarnos: “¿Me comportaría igual si fuera un niño?, ¿le diría lo mismo?”. Si la respuesta es “no”, entonces elimina esas barreras. Debemos dar oportunidades a las niñas y ayudarlas a que tengan grandes expectativas y aspiraciones. Creo que sigue existiendo esa idea en la sociedad de que si una joven es firme, se la considera agresiva; y a las mujeres no se nos permite la agresividad. ¿Pues sabéis qué os digo? Que os abráis paso, piséis fuerte, os esforcéis, y no os preocupéis si os consideran agresivas o firmes, así os haréis oír.

25:09
Romina Peñate. Según he leído, también comenta que los animales ayudan mucho a educar. ¿De qué manera ayudan a los niños?

25:17
Elizabeth Kilbey . La forma en que los niños se relacionan con los animales es fantástica. Como los animales no hablan, la única manera de entenderlos es observar; fijarnos en si bajan las orejas o mueven la cabeza. Y eso enseña a los niños a interpretar los signos no verbales, lo cual es muy importante, pero además, les enseña a ser responsables. Un animal es un ser indefenso en comparación contigo, no tiene recursos, y necesita que lo cuides. De pronto el niño pequeño se ve en situación de poder; no como el adulto, pero sí por encima del animal. Tienen una responsabilidad y les enseña humanidad. Además, aprenden a su mismo nivel, pues el animal se adapta al ritmo del niño. Es una relación muy bonita. Porque el animal siente mucha empatía y conecta muy bien con el niño, se crea una sintonía entre ellos. E imagina la confianza que esto da a un niño tímido, por ejemplo, que de repente tiene un animal al que cuidar. Eso le ayuda a sentirse seguro y piensa: “Esto se me da bien”.

Elizabeth Kilbey - Normas para niños y padres en el uso de la tecnología
26:22
Romina Peñate. Como hemos comentado antes, hoy en día los padres sienten esa presión por educar bien, y se suelen encontrar con el dilema de ser muy permisivos con sus hijos, o por el contrario muy autoritarios. ¿Cuál es la cantidad justa de cada cosa?

26:44
Elizabeth Kilbey . Bueno, para mí, una de las cosas más importantes como padre es ser consistente. No importa tanto si optas por ser más autoritario, o más permisivo, siempre y cuando te mantengas firme y seas consecuente. Porque si cambias, el niño no sabrá cómo vas a reaccionar y eso alterará mucho su comportamiento. Así que ante todo sé consistente. Si dices que no, di siempre que no, respeta tus normas. De hecho, me parece bastante positivo ser firme con los hijos, pues así saben cuál es su lugar y qué normas hay. Y a veces, si somos demasiado amables y blandos, no les damos el orden que necesitan. Por tanto, me decanto más por el lado del orden, las normas y los límites, pero eso no te impide hacerlo desde la amabilidad y el cariño.

27:33
Elizabeth Kilbey . Para terminar, doctora Kilbey, me gustaría saber qué consejo daría a los padres de niños que se encuentran en lo que se conoce como etapa de latencia.

27:43
Elizabeth Kilbey. Mi principal consejo para aquellos padres con hijos entre 4 y 11 años más o menos es que la disfruten, pues acabará pronto. Deben construir un buen nexo de unión con sus hijos, una relación fuerte, porque cuando llegue la adolescencia esa relación se va a poner a prueba. Así que pasad tiempo con ellos, disfrutad de su compañía, conocedlos bien, y también ellos a vosotros. Construid una relación fuerte, pues en eso consiste la latencia.

28:08
Romina Peñate. Muchas gracias por habernos acompañado hoy, doctora Kilbey.

28:12
Elizabeth Kilbey . A vosotros.