“No eres de donde vienes, eres adonde vas”
Beatriz Luengo
“No eres de donde vienes, eres adonde vas”
Beatriz Luengo
Compositora y cantante
Creando oportunidades
“Necesitaríamos un primer escalón disponible para todos”
Beatriz Luengo Compositora y cantante
Beatriz Luengo
Beatriz Luengo es una compositora, cantante y actriz española reconocida internacionalmente como ganadora del premio Grammy Americano por escribir el disco ‘A quien quiera escuchar’ de Ricky Martin. Destacan también sus nominaciones al Grammy Latino en 2012 y 2018 como "Mejor Álbum Pop Contemporáneo”. La artista reconoce que en ocasiones tuvo que ocultar su autoría como compositora tras la firma de su marido, Yotuel, componente del grupo Orishas: “Cada vez hay más mujeres liderando, pero la industria no ha cambiado. Mis primeras composiciones las firmaba solo Yotuel”.
A lo largo de su carrera, Beatriz siempre ha defendido la importancia de la enseñanza y del aprendizaje constante. Entre sus proyectos actuales, destacan la creación de su propia escuela de danza en Madrid y la incursión en el mundo de la literatura a través de su libro ‘El Despertar de las Musas’. En esta obra nos descubre la parte más íntima de doce mujeres creadoras que durante mucho tiempo permanecieron en la sombra. Un relato que aúna historia, ficción y poesía, y reivindica una visión del feminismo como un movimiento que lucha por los derechos humanos. “Necesitaríamos rodearnos, enaltecer y ayudar a las personas que están dispuestas a pensar que pueden conseguir cosas bajo sus capacidades, esas personas que son capaces de creer que hay un primer escalón disponible para todos”, reclama Luengo.
Transcripción
Pues me apuntó a clases de canto. Entonces eran diez clases de baile más las clases de canto. Y, encima, un día al profesor de canto no se le ocurrió otra cosa que decirme que sentía que lo más valioso que tenía yo a la hora de cantar era la interpretación. Pues ¿para qué me dijo eso? Clase de interpretación, también. Mis padres estaban locos por apoyarme, básicamente porque era mi intercambio para seguir sacando buenas notas académicas en el colegio. Era como: “Tienes que aprobar tus clases extraescolares”, ese era el motor. Pero claro, les estaba arruinando a los pobres. La cosa es que me fui enfocando en el aprendizaje, en que cada vez me gustaba más y cada vez me gustaba más esto, me sentía en un crecimiento constante y un día cuando tenía 18 años llega la serie de ‘Un Paso Adelante’, y de un día para otro salgo a la calle y el del quiosco sabe que canto, bailo e interpreto. Me voy a Sevilla y el taxista también, y una azafata yendo a Barcelona lo mismo. Y, de repente, digo: “Ostras. ¿Qué posibilidades tenía una chica del barrio de Hortaleza, que mi familia no se dedica profesionalmente a nada de esto, de que la gente sepa todo el aprendizaje que he conseguido en estos años?”. Entonces, cuando acabó la serie me ofrecieron otra serie con el mismo personaje que había hecho, y continuar con el mismo grupo musical, aunque ya se hubiese acabado la serie. “Tenemos que seguir y decir que somos un grupo. Photocall y más photocall…”. Y yo pensaba: “¿Y la evolución para mí?”. No quiero cambiar. Verdaderamente, mis metas siempre se basaron en la evolución, esas pequeñas metas del aprendizaje todos los días, eran una felicidad tangible.
La popularidad tú no la puedes elegir. La eligen por ti, son los demás los que eligen si tú eres popular, o no. Así que decidí que mi objetivo siguiese siendo la evolución. Y, en este caso, la música, que era lo que siempre me había vibrado por dentro. Tuve que irme a Francia, empezar desde cero y muchísimas cosas que os iré contando durante toda esta charla, pero lo más importante para mí de toda esta intro, porque la persona que podría estar sentada aquí podría ser cantante, jardinera, científica o lo que sea, es que, si os sirve humildemente algo de lo que os pueda aportar, es que siempre busquéis objetivos que vosotros podáis manejar. Objetivos que sepáis que vais a poder conseguir solamente con vuestro propio esfuerzo, y no dejar vuestra felicidad en manos de algo que verdaderamente no podéis controlar.
Entonces, fuimos a grabar a Londres y me acuerdo cuando las vi y pensé: “Esto es perfecto, porque me ayuda a, más o menos, estar en una situación en que no parezca tan pequeñita”. O, por ejemplo, los calentadores, propuse que por qué no nos los poníamos en ropa de salir, no teníamos solamente que usar calentadores de las clases de baile, podíamos contar secuencias con una minifalda y un calentador. Incluso usé algo que me pasaba de niña y es que, cuando estudiaba mi carrera de ballet por la Royal, las medias eran muy caras: valían mil pesetas. Mi madre en esa época tenía un sueldo de 75.000 pesetas así que imaginaos, 1000 pesetas unas medias… Cada vez que se me hacía una carrera la profesora no me dejaba usarlas, porque la disciplina y teníamos que ir todas superperfectas, entonces ya no podía usar más esas medias, así que la única manera que encontré de reciclarlas era cortar los pies y esto de aquí y usarlas para camisetas en mis clases de moderno. Entonces, se lo propuse a la serie, les dije: “¿Por qué no, en vez de ir vestidas de aerobic, con lo de abajo y lo de arriba conjunto, empezamos a usar cosas reales de las clases?”. Cuando, a día de hoy, 2019, una chica imita a mi personaje en Alemania, en Rusia o en España, se pone la camiseta de la Supernenas, los calentadores, las Buffalo, las coletas… Es decir, al final, la serie me dio la oportunidad, evidentemente. Fue mi ventana al mundo, pero lo importante fue lo que yo pude hacer a partir de esa ventana. Lo que yo pude construir es lo que tengo hoy. Soy la misma persona desde el primer hasta el último momento y la base de todo, lo que me ha llevado en mi vida, ha sido la creatividad.
Entonces, claro, de repente, veían una chica vestida normal y no se esperaban que ese sonido saliera de sus pies. Evidentemente, ayudaban los clavos. No se daban cuenta de que eran unos zapatos… Lo que hacíamos es que el DJ ponía un bombo, por ejemplo, pum, pum, y yo: taca, taca, taca, pum, pum, y lo íbamos grabando a través de un sistema de loop. Iba creando bases e iba cantando arriba de eso. Así construí mi carrera en Francia. Así me firmó un sello muy pequeñito de música de World Music, y a los seis meses ya habíamos vendido 130.000 copias con un single que se llamaba ‘Hit lerele’, que es mi canción más raíz, mi primera canción más de mi país. Y es que era una necesidad constante. Era como: “Estoy aquí pero, verdaderamente, no olvidéis de dónde vengo”. Eso fue muy importante para mí, la identidad que te saca estar fuera. Y luego, también, no sé, a lo mejor, si me lo permites, y esto es a modo muy personal, también un poco de autocrítica o cosas que siento que en mi carrera se podían mejorar. Yo, por ejemplo, siento que, fuera, para mí, cantar, bailar e interpretar no me canibaliza, me suma. Todos los directores de casting que voy a ver y todas las personas con las que me encuentro, le encuentran un valor a mi esfuerzo, a mi preparación. Aquí, no. Yo me he quedado muchas horas sin dormir, he hecho mis deberes en el metro, en donde tenía un espacio. Ahora, mis amigas del instituto, que las mantengo, me cuentan cosas que han vivido, chicos con los que han salido, situaciones… Yo nunca he estado, no sé lo que es eso.
“Es que ahora es más cantante”. Ahora, Lady Gaga está a punto de ganar un Oscar porque un director decidió que, entre todas las actrices maravillosas que tenía para audicionar, a lo mejor Lady Gaga tenía una experiencia propia de lo que significa enfrentarte a un proceso creativo, a una industria de la música. Y ese director no se juntó con un equipo de productores y dijeron: “Uy, nos va a quitar credibilidad, porque Lady Gaga es cantante”. ¿Sabes lo que pensaron? “Creo que es la mejor persona para contar este personaje”.
Me sentía muy pequeña y él siempre me invitó a liderar. Yotuel me ayudó a ser quien soy, yo siempre digo que hay gente que tiene la suerte de tener una autoestima propia, que tiene una autoestima espectacular. Yo, la verdad, es que la autoestima la he ido consiguiendo y tengo que reconocer que Yotuel ha sido una parte fundamental. Yotuel ha sido como una especie de pieza conciliadora conmigo misma.
Y entonces yo siempre alardeo mucho de nuestro lenguaje. Entonces, no sé, creo que me has preguntado mis inicios, cómo me fui encontrando. Pues eso, básicamente una mezcla entre que mi voz pasaba por la música negra, mi pasión por el idioma español y mis raíces en casa.
Y él me contestó y me dijo: “Me gusta tu trabajo, me encantan tus búsquedas, tengo conocimiento de lo que haces desde ‘Hit Lerele’, desde Francia, y nada, sé que vives en Miami, a ver si nos encontramos, tal”, y de repente me da su número de WhatsApp. Y yo digo: “Dios mío de mi vida, ¿cómo apunto el nombre de Alejandro Sanz en mi teléfono? Le pondré un nombre oculto, a ver si me van a robar el teléfono”. O sea, de repente, parecía como si nunca me hubiera dedicado a esto y nunca hubiera trabajado con otros artistas así, de verdad, Alejandro Sanz para mí significa muchísimas cosas. Entonces, un día, decidí escribirle. Tenía una canción muy especial, no era un single ni nada, era una canción, simplemente, que sentía que era la más especial que iba a componer en mi vida y dije: “Quiero que la cante conmigo”. Entonces, le escribí un WhatsApp que decía algo así como: “Le prometí a una niña de nueve años que un día me encontré en la puerta de la radio que un día te conocería y esa niña de nueve años en ese momento lanzó esa semilla al universo. Y hoy espero recogerla. Solamente quiero que sepas que te admiro y que me gustaría cantar contigo”. Alejandro me contestó: “Guau, gracias por contarme tu historia y, por favor, mándame tu canción”. Y yo pensé: “¿Tan fácil? Dios mío, no me lo puedo creer”. La mandé y, de repente, me contestó: “Vamos a hacerla”, y yo dije: “Guau”.
Todo fue facilísimo desde lo creativo. La canción no es single. Verdaderamente, nunca fue mi objetivo, y volvemos a hablar de los objetivos. Yo quería impresionar a mi artista favorito y mi inspiración con la mejor canción que tenía. No es la más single, no lo va a ser y no creo que tenga un videoclip, pero ha sido un ejercicio de honestidad por parte de los dos que me hace reforzar más mi admiración por Alejandro, la verdad.
Evidentemente, yo compongo muchísimo con Yotuel, lo que pasa es que no es que mintiéramos, es simplemente que mi nombre no aparecía. A Yotuel le daba muchísima rabia, pero yo siempre le dije: “Yotuel, tenemos dos caminos. O quedarnos aquí reivindicando y sin que pase nada, o que las canciones se coloquen, que demos buenos números”, y que a día de hoy me den la oportunidad, como me están dando, tanto a mí como a Erika Ender, que es la compositora de Despacito, nos den la oportunidad de estar en charlas, como lo estamos haciendo, y de contar qué está pasando. Porque ya somos un número para la industria. Porque acumulamos nominaciones a los Grammy, porque somos consideradas para los premios ASCAP, PMI, todas las entidades de compositor reconocen el trabajo detrás y nos reconocen como las compositoras más productivas de la industria latina. Y lo estamos diciendo, lo estamos gritando. Por hablarte un poco como de mi sensación como mujer, más genérica, del feminismo, es como que el feminismo… Le encanta decir a la gente que “está de moda”, el feministo está de moda, y gracias a Dios. Para mí, el machismo no deja de ser una subestimación horrible sobre tus capacidades y, simplemente, yo no confío en esas personas que subestiman a otras. Hay gente que consigue el liderazgo a partir de sus propias capacidades, consigue subir un escalón, y gente que, como no es capaz bajo sus propias capacidades de conseguirlo, te arrodilla. Yo no estoy de acuerdo con ese tipo de personas. Entonces, para mí, el que es machista subestimará a mi hijo por ser mulato y a mi marido por ser negro. Y subestimará a mis amigos gais que se acaban de casar. Y a una chica que tenga un peso u otro. Este es el problema: subestimar.
Yo lo que considero es que, en mi industria y en general, necesitaríamos rodearnos y enaltecer y ayudar a las personas que están dispuestas a pensar que pueden conseguir cosas bajo sus capacidades, personas que son capaces de creer que hay un primer escalón disponible para todos.
Es que ya no estás para perder el tiempo, es que no es una tontería ya. Ya no es: “Déjame ver si consigo…”, no, no. Ya es: “Esto es real, me está pasando y yo tengo que conseguir ser potencialmente lo mejor que yo pueda ser”. Entonces, pues más oportunidades para las madres, porque de verdad pienso que potencia un montón tus capacidades. Aunque yo soy de las que defienden, como todo el rato he dicho, que lo importante es la igualdad y las capacidades que todo el mundo sea capaz de conseguir por igual. Pero sí considero que la maternidad no es un problema. Eso sí que lo considero. Y que te quita por un lado el tiempo que tienes que estar con tu hijo, pero cuando estás enfocada es un nivel de enfoque, porque no estás para tonterías. Entonces, para mí ha sido muy importante.
Y ahora, para enfrentar este final quiero invitar a una mujer a la que admiro muchísimo, es una chelista brillante española. Ara Malikian, que es el violinista número uno del mundo, la ha elegido como chelista. Estoy en un momento en mi vida en el que siento que nos tenemos que ayudar y que las oportunidades de cada uno las podemos convertir en oportunidades para más personas, así que decidí llamar a Cris. Siento que representa muchas cosas de las que ha hablado hoy: aprendizaje, esfuerzo. Ha sido una niña que desde muy niña se ha formado como músico. Es, de verdad, uno de los músicos más brillantes con los que he podido compartir y me hace mucha ilusión que la conozcáis. Además, eso, es que es mujer, es española y se llama Cristina Suey. Levántate, Cris. Queremos despedirnos. Quería despedir esta charla… Como os contaba que mi pasión y mi objetivo es la música, con música, con Cristina y con una reflexión que habla de todo lo que os he contado básicamente y que escribí y que se llama ‘La coma que quería ser acento’. Así que, para todos vosotros, muchísimas gracias y a ver si os gusta lo que hemos preparado.
La coma soñaba ser eterna. Pasar a la posteridad con cierta relevancia. La coma no solo quería separar personas en una lista de cumpleaños o alimentos en una lista de la compra. La coma, por un momento, quiso ser punto. Y no punto y aparte, sino punto de los de después de mí, nadie. Pero a Coma le faltó carácter. Siguió siendo coma. Su familia trató de explicarle su importancia, que sin ella habría mucha confusión y Carlos Javier sería tomado por una sola persona en esa fiesta. Nadie había podido prever que Carlos y Javier eran dos personas diferentes, eso no hubiese sido posible sin la coma. Pero para ella no era suficiente. Y, un día, vio la luz. Quizás podría ser acento. Todos en casa le decían: “No, tú eres coma. Y naciste para coma porque vienes de una familia de comas”. Pero ella, testaruda, pidió rellenar el formulario para ser acento. Y la llamaron. “Qué gran oportunidad”, pensó. “Ser acento y que todo el mundo tenga que acordarse de mí. Que al pasar por mí la palabra se vuelva más importante, que todos tengan que alzar la voz en ese microsegundo alegando que yo estaba ahí”. La coma estaba ilusionada, era su gran oportunidad de ser alguien. Pero, al llegar a la entrevista de acentos, una señorita con muy poca sensibilidad le soltó: “Señorita, no importa cuánto tiempo lleva usted siendo coma. Para hacer acentos se necesita notoriedad y usted carece de pasado relevante”. Coma salió de allí cabizbaja, casi a punto de llorar.
Pero, de repente, paró en seco y se dijo a sí misma: “Soy coma, sí, pero no de las que separan, soy coma de las que unen, de las que descubren capacidades excepcionales y talentos de la gente que a veces se pasan por alto. Yo estoy ahí para que se reconozcan. Soy coma de las que separan regalos en las cartas para los Reyes Magos. Coma de las de: ‘Menos mal que existen las comas’. No pasaré a la historia como un punto y final, ni como un acento egocéntrico. Seré una coma. De las de puertas abiertas. Porque los puntos finales nunca fueron una opción para mí”.