María Jesús Álava. Un objetivo tan ambicioso que prácticamente no va a terminar nunca, nunca. De nuevo, hay mucha gente que dice: «¿Cuándo empezamos?», siempre es esto, cuando son bebés. Por favor, es decir, recordemos que en el primer año de la vida de un niño, por ejemplo, su cerebro el desarrollo que tiene es el equivalente al que va a tener el resto de su vida. Es decir, su plasticidad es tal que ahí ya aprende muchísimo, que aprende un poquito los pilares de lo que van a ser después determinadas conductas suyas posteriores. ¿Qué tenemos que hacer? Si queremos hacer a un niño seguro, autónomo, primero tenemos que pensar cómo es. Es decir, nacemos con un temperamento que es único, que cada niño es diferente. Podemos tener gemelos monocigóticos exactamente iguales físicamente, con la misma dotación genética, y sin embargo son muy distintos. Lo primero que tenemos que hacer es aprender a hacer un traje a medida. ¿Cómo es mi hijo? ¿Cómo es mi hija? Partiendo en ese punto, ¿cómo puedo yo hacer? Porque hay niños que nacen mucho más seguros, y niños que nacen mucho más intranquilos. Hay niños que nacen más inquietos, y otros que nacen relajadísimos. Punto de partida, y a partir de ahí empiezo a elaborar: ¿qué necesita un niño? Que tú le transmitas al principio tu confianza. Es decir, si queremos hacerles más seguros, el modelo que tienen que ver, que es lo que más les puede llegar, es que te vean una persona segura, que te vean una persona confiada, y, sobre todo, que te vean una persona porque confías en ellos. Es decir, los críos, dices: ¿Hay un momento que dejan de depender de la opinión, de la valoración de los padres? No, otra cosa es que te lo digan y que te digan que para nada, pero es cierto que jamás lo dejan. ¿Qué es lo que más les transmites? O tu confianza o tu desconfianza en ellos. Esto es lo que es más crucial. Para que confiemos en un hijo, ¿qué es lo que tenemos que hacer? Creer en él, no solamente quererle, tú le puedes querer y puedes no creer. Puedes pensar que no va a ser capaz de hacer determinadas cosas. Quererle queriéndole, es decir, ¿tú qué le demuestras a tu hijo? Te conozco muy bien, te conozco cómo eres y me encanta cómo eres y sé que tienes cosas maravillosas y te las pondero; y sé que tienes otras que se te darán peor y te las valoro. Es decir, lo importante es que sienta desde el principio que tu valor, su valor como persona es por cómo es él, no tanto por lo que hace. Tú le vas a ayudar siempre a intentar ser mejor persona, le vas a dar confianza diciéndole que estás completamente convencida de que va a intentar hacer las cosas lo mejor que sabe, perfecto. Y le vas a dar confianza diciéndole que sabes que es una persona sensible, muy bien; y que es una persona que puede ser generosa, vale; y le vas a dar confianza, no valorándole tanto por el resultado final, sino por el esfuerzo que realice. El éxito en la vida no es tan importante. A veces, el éxito es una casualidad, en ocasiones incluso es una injusticia. Lo importante es que ellos vean que tú les fomentes el valor y el esfuerzo. Si tú le dices: «Yo creo en ti», y ellos oyen que tú a otras personas les dices cómo crees en ellos, las cosas que más te gustan, se quedan muy tranquilos. Si ellos, cuando tienen alguna dificultad te sienten a su lado, sienten que tú confías en que van a poder solucionarlo, se quedan mucho más tranquilos. Si en esos momentos de más y más dudas que pueden tener, ellos ven que tú les ayudas a pensar, que les ayudas a reflexionar, que les ayudas a enfrentarse a sus miedos y a sentirse tranquilos porque los pueden superar, claro que son mucho más autónomos. Si ellos ven que tú confías en la vida, que a pesar de las injusticias que pueda haber les dices: «Mira, el ser humano, a pesar de todo, es sabio, e intenta,… a lo largo de la historia, ha habido situaciones infinitamente peores que se han resuelto». Hoy tenemos guerras, tenemos actos terroristas, confía en el ser humano, yo confío. A pesar de todo, seremos capaces de sacar lo mejor que tiene cada persona. De eso se dan perfectamente cuenta. Ponle pequeños caminos que tenga que ir recorriendo, pequeñas metas, trabajando sobre todo sus recursos. Haz que piense y que sea dueño de sus pensamientos. ¿Cómo conseguimos que un niño sea seguro? No pensando por los demás, no dejándose influir tanto por el medio que realmente les rodea, valorando sus propios pensamientos. Esa reflexión que necesita tener es lo que más le va a ayudar en su vida. Enséñale a que es bueno equivocarse, porque va a aprender mucho de su equivocación, porque si no, no tendría la oportunidad, a que en la vida hay que arriesgarse de vez en cuando, siempre cubriéndote un poquito, pero hay que arriesgarse en ese aspecto.