“Mi identidad nació de tres culturas“
Lila Downs
“Mi identidad nació de tres culturas“
Lila Downs
Cantante
Creando oportunidades
Los caminos de la vida de Lila Downs
Lila Downs Cantante
Lila Downs
Lila Downs, nacida en Tlaxiaco, Oaxaca, es una cantante y compositora que ha dejado una huella profunda en la música mexicana y mundial. Hija de madre mixteca y padre estadounidense, su vida ha sido un crisol de culturas que se refleja en su música, la cual fusiona géneros como el jazz, el folclor y la música tradicional mexicana. Aún joven, la pasión de Lila por conocer el mundo, la llevó a valorar aún más sus propias raíces culturales y se encontró con la antropología. Su carrera musical despegó al interpretar canciones que rinden homenaje a las tradiciones indígenas y mestizas, cantando en español, inglés y lenguas indígenas como el mixteco y zapoteco.
Lila ha utilizado su voz para abordar temas sociales y políticos, convirtiéndose en una defensora de los derechos de las mujeres y las comunidades indígenas. Su álbum "Pecados y Milagros" le valió un Grammy Latino, consolidando su reputación internacional. Además de su música, Lila es conocida por su estilo visual, que incorpora textiles y símbolos indígenas, reflejando su compromiso con la preservación cultural. Su vida personal, marcada por experiencias de búsqueda y autodescubrimiento, ha enriquecido su arte, haciendo de su música un vehículo de conexión espiritual y cultural.
Transcripción
Yo siento que la identidad sobre la expresión cultural tiene que ver con libertad. No, no es… No es algo que nos ahoga, ¿no? Me pongo a pensar en las expresiones de los textiles, por ejemplo. Esto ha sido teñido con el caracol Púrpura y este es un algodón coyuche. Es un algodón originario de nuestro continente. Crece en un arbolito muy hermoso en el que salen los copitos de algodón pequeños. Se junta, se hace, se hila, y en la costa chica de Oaxaca se acostumbra aún a hacer este textil. Cuesta mucho trabajo porque ya hay pocas personas que aún lo hacen y es de las cosas tan importantes que expresan la identidad y que nos conectan con un pasado que es inmenso, milenario, enorme y nos damos cuenta que somos la herencia de esa grandeza. Recuerdo cuando estudié antropología, y hablaban los arqueólogos siempre en el pasado, en el tiempo pasado. Yo decía pero ¿qué es eso? Si aquí… estamos aquí y somos herederos de esa grandeza, ¿por qué seguimos hablando en esos términos? Yo creo que eso es lo que es mi preocupación. Mucho en la música es crear ese pasado y ponerlo acá y conectar con él, ¿no? y hacerlo también moderno y presente. Ha sido un reto, pero creo que en las raíces podemos expresarlo así de manera muy vital.

No es nada más en México, es en las realidades diferentes de la existencia del ser humano. Y me encontré con unas grandes lecciones sobre la cuestión dolorosa de nuestra historia, ¿no? Eso me dio mucho consuelo intelectual, pero el consuelo espiritual lo necesitaba a través de la música. Y cuando yo escuche estaba haciendo mi tesis porque sí terminé en antropología, pero lo diseñé a través de Estudios de la Mujer y también de los textiles. Y ahí escuché una voz maravillosa en las montañas que un compañero estaba tocando la música de Mercedes Sosa, y yo pensé que era un hombre el que estaba cantando porque tenía una voz grave, como yo acostumbraba cantar, también grave, y estaba cantando Gracias a la vida. Y esa canción me cambió. Me cambió la vida porque me di cuenta que el arte puede transformar y puede llevarnos a otro camino, a la luz, como una búsqueda de diferentes cosas que te mueven y en las que tú tienes que creer para seguir con el siguiente paso.
¿Qué significa eso? Pues es muy grande, es algo que nos da mucha fuerza. Nos identificamos con el Padre Sol en la mañana trato de transmitir esa información a mi hija, ahora de ocho años, ¿no? diciéndole es el padre Sol. Tenemos mucho respeto porque es quien hace nuestra vida y esos símbolos siento que nos dan protección y nos recuerdan de la importancia de agradecer, de ser humildes ante esto que tenemos, que es un regalo muy grande, cuando claro, tenemos muchos problemas, ¿no? En nuestras vidas cotidianas y ahora con mi hijo adolescente ¿no? preguntas de existencia y de naturaleza y de hormonas y… Y ayuda ¿no? tener estos símbolos con nosotros. Nuestra fuerza, nuestra protección. Creo que por eso es tan importante para mí, claro, mostrar un poco del crisol enorme que somos de identidad, porque esto es solamente una puntita de todo lo enorme que tenemos de expresión artística y cultural en nuestro país. Y bueno, cuando voy a Michoacán pues por supuesto el rebozo de arte pluma y no vamos al norte y nos ponemos unos… unas protecciones que nos dan las mujeres comcáac ¿no? para poder cantar. Cuando yo estudié el textil indígena y empecé a trabajar en la región triqui, yo soy de la Mixteca Alta. Entonces la región triqui comparte con nosotros, pues una región bastante grande de montaña y es una comunidad en mi, en mi Oaxaca me atrevo a decir la más discriminada, entonces eso me llamaba la atención, quería indagar por qué, y me daba, me daba fuerza, me daba… quería saber cuál era el motivo, que hay un temor a ese grupo indígena.
Entonces, como hermana mixteca, porque compartimos distritos, fui allá y me hice amiga de bueno, grandes amigos que con los que sigo compartiendo. Pero aprendí que las mujeres están plasmando sobre esta prenda indígena, elementos simbólicos desde tiempos prehispánicos, así como la tortilla de maíz nuevo, que es muy preciada porque es la primera cosecha del año, está representada en un símbolo. Luego cuando entra la televisión, hay otro símbolo que se llama el movimiento. En la Revolución Mexicana está la señora y está el revolucionario. Y así diferentes símbolos y creo que consideré que es un documento histórico nuestro… nuestra expresión, y además está hecho desde el concebirlo como mujer. En lenguaje de hombres es un documento histórico, pero en el lenguaje de mujer es nuestra expresión máxima de la belleza, de la belleza que nos… en la que nos encontramos, en la Madre naturaleza conviviendo en nuestros amores y eso me parece muy importante representarlo en escenario cuando tengo la oportunidad de hablarlo, pues por supuesto a través de las canciones también, ¿no? como este tema de Arenita Azul, ¿no? Arenita Azul ¿de donde salió? Anoche cayó al agua. La destapó. Anoche cayó al agua. La destapó. Es un tema que habla de un grupo afro, afro sureño que viene a Oaxaca y se vuelve parte de la comunidad. Entonces ¿así no? tratar de hablar de estos temas que a veces son, pues muy antropológicos y tratar de acercarlos a través de la música.

Y entonces dentro del arte creo que es posible buscar muchas maneras de decir las cosas en las que podemos entregar nuestra… esos aspectos más espirituales y más verdaderos, más auténticos. Y cuando lo pienso, sí pienso en cantantes así, a través del tiempo que marcan, ¿no? Que es que hay algo que que te conecta con ellos de una manera muy profunda, ya sea también por el mensaje, por supuesto. Pero sí por ejemplo esta canción de La Martiniana que es un tema tanto del pueblo de Juchitán, zapoteco como de Andrés Henestrosa, algunos versos, el poeta, escritor zapoteco. Cuando lo empecé a cantar podría cantarlo. Niña cuando yo muera. Pero no me parecía la manera correcta, porque parece que estamos hablando de algo muy íntimo en el que estamos hablando con una abuela, con una tía, con una mujer que se nos ha ido al más allá y vamos a cantarle al panteón, que es un acto muy sagrado y muy de conexión con lo interno. Entonces creo que ahí la humildad hace que lo tenga que cantar, Niña, cuando yo muera no llores sobre mi tumba. Con el aliento contenido, con una entrega emotiva. Y eso hace que yo también me conecte con mis sentimientos. Yo creo que entonces creo es un poco el secreto del arte, es cómo utilizar esas herramientas del arte para sanarse a una misma, conocerte a ti misma y caminar con ello como una herramienta esencial de diario vivir.
Lo que sí conozco es un poco de la música y de la expresión poética desde el idioma mixteco, el idioma zapoteco, el idioma purembe… porque los he cantado… el idioma maya, de Quintana Roo. Y bueno, creo que sí se expresan las realidades de esas culturas es como este tema que yo cantaba en Maya, decía una cosa cómica, es una cumbia que dice tú eres muy hermosa mujer y yo te quiero mucho, pero no sabes que algún día te voy a dejar porque tienes olor a armadillo, y si te pones perfume, te voy a querer otra vez ¿no?, jugando con esto de, pues, la idea de que el perfume es algo quizá más moderno, pero pues no, es algo muy antiguo también.
Y además es cómico como son en culturas mayas, ¿no? Y así, hay elementos y ejemplos de cosas hermosas que podemos expresar de mucha importancia, que muestran lo profundo, ¿no? que es el arte indígena.

Y creo que esa situación de calle era como ese, ese paso, ese paso de la muerte, dicen los músicos, ¿no? Ese paso de la muerte, es diferente en cada caso y es muy severo. Pero creo que el arte de verdad puede ayudar mucho, mucho. Eso le digo a mi hijo Benito. Le digo busca una canción que te gusta y que te saca y te saca lo bueno y que saca la luz en ti y óyela a la muerte. O sea, óyela, óyela, óyela, óyela. Eso te va a dar una terapia inmensa. Yo lo sigo haciendo. A mi edad ¿no? Descubrí últimamente una mujer que se llama Agris, y la oigo a todas horas del día porque yo estaba muy enojada, muy enojada. Ni sé ahorita de qué. Pero sigo, sigo oyéndola. Y así es, así tiene que ser. No todo se explica lógicamente, es algo que te llama y tú lo sientes y pues tómalo y utilízalo para tu terapia.

A veces sí, a veces no. Hay versos que sí pueden transformar un público que de pronto se queda con la boca abierta sin saber alguna información que estamos expresando en esos temas, pero a veces es algo que percibimos así como esto que decía ¿no? del enojo y de mi identificación con estas canciones que hablan mal y mal y mal de los hombres. Y pues es un misterio, la verdad. Pero creo que es bien importante la música tiene ese, ese misterio, es esa belleza de llevarnos y es lo hermoso de que todo es válido en la música. Y me transporto a través de la música, ¿no? en mi vida.

La Sandunga, La Llorona, Naila, de Chuy Rasgado. Canciones que tenían que ver con mi pueblo, con mi gente. Y me acuerdo que había comentarios sobre ¿por qué haces eso? ¿no? Es la música de las abuelitas, de las tías ¿no? Y a mí me encantó, me sigue encantando. Las tías… Pues es que las tías y las abuelitas tienen mucho que contarnos y mucho que conectar. Y creo que en, no sé, este camino de la vida tan tan apresurado que llevamos y tanta presión, hace que nos desconectemos de eso, ¿no? Y yo creo que en las culturas tradicionales se practica más ese respeto, esa inclusión. Creo que también la inclusión debe haberla desde esas conexiones de familia y si no es familia cercana, de familia en comunidad, ¿no? Crear esa familia, creo que es importante. Es como, yo vivía en una zona de Oaxaca en un pueblo y ahora ya vivo en la parte del centro de la ciudad y es un barrio que está alrededor de la ciudad y es crear nexos con mis vecinas, con mis vecinos, aunque a veces son bravos y son bravas, pero como respetarlas de tías y de abuelas y de ¿no? de hacer ese aprecio. Yo creo que eso ayuda mucho a que sigamos reforzando, ¿no? esa esa tradición que es nuestra de proteger a los nuestros. Pero sí, las abuelitas nos dan tanta sabiduría. Yo perdí la voz en una época, estaba cantando al 30% de mi voz y me acuerdo que me tardaba como cinco o seis horas en vocalizar para poder dar un concierto. Fui con mi maestro de canto, con mi coach y me dijo “Tú estás muy bien, todo está muy bien en tu garganta y todo. Tienes que ir a Oaxaca y sanarte con una curandera, un curandero. Ve y consulta porque lo que tienes no tiene nada que ver con tu garganta”.
Y esa sanación con Doña Queta, una gran curandera de la Sierra Juárez de Oaxaca, me hizo aprender tanto de esa mujer de otra generación que me decía pues esta lección que había mencionado también antes, ¿no? de entender cómo recibir, no siempre dar, ¿no? Son las lecciones de mucho valor, de mucho peso que nos pueden dar las mujeres y los hombres de mayor edad. Y a lo mejor pues sí, es medio aburrido, ¿no? Porque a veces se tardan un poco en contarlo. Pero este… pero vale la pena esperar. Seamos pacientes por favor.
Porque creo que es un ejemplo de la independencia y de la autonomía de nuestra visión, ¿no? Y eso puede ser una lección también muy útil para todos. De cómo nosotros tenemos que hacerlo por nosotros mismos, porque no tenemos, pues, un alguien que nos guíe, ¿no? Para mí no había una guía de cómo hacer, cómo decir. Y lo fui intuyendo. Por una parte también conectándome con las tías y con las abuelas que me iban diciendo esto es lo importante, que es este… Cuál es el momento de vida en el que tú te encuentras y si quieres compartir o si quieres mostrar el orgullo de quién eres y cuál es esa importancia que debemos de conocer de ti y de tu visión poética y también de tu visión como nación indígena.
Entonces me identifiqué mucho con eso y luego empecé a a convivir con un montón de hippies conmigo incluida, y viviendo así como en situación de calle. Tocaba guitarra prestada. Tenía que llamar la atención para que me dieran propinas en la calle, cosa que era muy buena escuela. Como cantante fue muy buena escuela porque tenías que echar unas tremendas notas para que la gente volteara a mirarte, si no todo el mundo ahí en su trabajo y ni te pelan, ¿no? Y por una parte sí fue difícil porque me corté del ombligo ¿no? Me corté intencionalmente de… pues sí, –ya me voy a poner emocional– de mi madre, de mi padre, de mi historia de México, de… de ser indígena. Estaba muy, muy triste y muy, muy desencantada con la sociedad y con la presión que tenemos y me encontré que, en esa vida con los hippies, era exactamente lo mismo. Era abusos, ¿no? infidelidades, era, o sea, lo mismo. Entonces regresé a mi madre con la cola entre las patas. Pero tuve que hacerlo, ¿no? para regresar y para apreciar a mi familia, mi contexto. Y regresé y pude componer un tema muy importante para mí en mi historia, que habla de la migración que se llama Ofrenda, porque me di cuenta de que mis paisanos se estaban yendo al norte y algunos morían en el intento de cruzar y algunos regresaban en cadáver y tenían que ser recogidos por sus parientes. Y dije esto está pasando y yo estoy ahí, preocupada de mí misma, ¿no? Entonces fueron unas lecciones muy grandes. Poder salirme y mirar la vida objetivamente, ¿no? de otra manera.
Pues muchas gracias por las preguntas y espero que algunas palabras que hemos intercambiado nos ayuden a seguir caminando en esta vida que es un regalo que tenemos. Ya me canso de llorar y no amanece. Ya no sé si maldecirte o por ti rezar. Tengo miedo de buscarte y de encontrarte donde me me aseguran tus amigos que te vas. Hay momentos en que quisiera mejor rajarme pa arrancarme ya los clavos de mi pesar. Pero mis ojos se mueren sin mirar tus ojos. Y mi cariño con la aurora te vuelve a esperar. Y agarraste por tu cuenta la parranda. Gracias.