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“Me prometí que nunca más tendría un mal día”

Patch Adams

“Me prometí que nunca más tendría un mal día”

Patch Adams

Médico y clown


Creando oportunidades

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Patch Adams

Un “loco” con una lucidez abrumadora. Así es el médico y clown Patch Adams. De familia militar, creció marcado por la conservadora sociedad estadounidense de los años 40. Pasó su adolescencia escuchando que era “raro”, “bobo” y “poco varonil”. Su padre era soldado y él creció en un ambiente estricto y restrictivo: “La guerra y el ejército le destrozaron el alma a mi padre”, sentencia. El joven Patch no encajaba, hasta que un día presenció el mítico discurso de Martin Luther King en Washington. Aquel “I have a dream” le cambió la perspectiva para siempre. Decidió que “nunca más volvería a tener un mal día”, que a partir de entonces se enfocaría en el humor, la creatividad, la colaboración y el amor a los otros. A finales de los 60, mientras terminaba la carrera de Medicina, imaginó cómo sería su hospital perfecto en un modelo médico alternativo.

Patch Adams se hizo famoso por ser el primer médico payaso del mundo. Conocido como “el padre de la risoterapia”, su visión abierta, distinta, gratuita y creativa de la medicina supuso un cambio radical en el modelo sanitario en Estados Unidos. Activista social, escritor -y muchas veces provocador-, en 1972 fundó el ‘Instituto Gesundheit!’, un centro médico comunitario con novedosos tratamientos basados en la risa y el humor. En 1998, Robin Williams protagonizó el biopic ‘Patch Adams’, un relato sobre sus inicios como médico y sus principales ideas.


Transcripción

00:00
Patch Adams. Me llamo Patch Adams y soy payaso, pero también médico. Quizá hayáis visto la película en que Robin Williams hace de mí.

00:12
Zuberoa Marcos. Bienvenido, Patch.

00:14
Patch Adams. Gracias.

00:16
Zuberoa Marcos. Es una maravilla poder compartir algo de tiempo contigo. Tienes una vida bastante inspiradora y extraordinaria, espero que podamos mostrar parte de ella en esta conversación. Quiero que nos hables un poco de tu vida, desde tu infancia hasta quien eres hoy.

00:45
Patch Adams. Nací el 28 de mayo de 1945 en una familia militar. Mi padre era soldado, luchó en la Segunda Guerra Mundial y luego vivimos tres años en Japón: mil novecientos cuarenta y siete, cuarenta y ocho y cuarenta y nueve. Luego se fue cuatro años a la guerra de Corea. Lo destrozó, le quebró el alma. Luego vivimos en bases militares en Estados Unidos y después nos mudamos a Alemania y vivimos en Kaiserslautern durante siete años, desde 1954 a mil novecientos… sesenta y uno. En aquella época me describían como un rarito, friki, empollón, lerdo… Nunca fui demasiado masculino. Me pegaron muchas veces, porque los hijos de los soldados suelen ser muy masculinos, y yo no lo era. Mi padre murió en 1961, yo tenía dieciséis años, y nos volvimos a Virginia, la tierra natal de mi madre.

02:07

Y puedo decirte el momento exacto en que cambió mi vida: junto a una fuente en un parque en Virginia que decía: “Solo para blancos”. Exploté. Que alguien pudiera pasar por ese cartel sin arrancarlo, que la gente odiara a otros por su piel… No hay… Me considero inteligente, y sé que no hay nada en nuestro cerebro que nos haga odiar así. A los diecisiete años había estado en instituciones mentales tres veces y mi vida cambió para siempre a los dieciocho. Estaba en Washington, en el famoso discurso de Martin Luther King de “Tengo un sueño”… ¡Y bum! Cambié de inmediato. Me dije: “Tienes que revolucionar el mundo con amor y diversión”. Y tomé la decisión, con dieciocho años, de no volver a tener un mal día, de no volver a desperdiciar un día estando mal. Decidí ser seis cosas, en todo momento: feliz, divertido, cariñoso, cooperativo, creativo y considerado. Supe también que debía ser un activista, pero ¿de qué tipo? Y entonces, cuando ya estaba terminando la carrera de medicina, me di cuenta de que no podía ser un médico convencional. Tenía que ser un médico libre, cariñoso y amable. En la universidad me metí en muchos problemas, no por mis notas, sino porque decía lo que pensaba, era sincero y pasaba tiempo con mis pacientes. Me entrenaron para atender en seis o siete minutos y yo prefería estar tres o cuatro horas.

“Me prometí que nunca más tendría un mal día”. Patch Adams, médico y clown
04:16
Zuberoa Marcos. Tu decisión de estudiar medicina estaba conectada de alguna manera a esa revolución de amor y felicidad que iniciaste a los dieciocho años. Decidiste servir a la humanidad a través de la medicina, ¿verdad?

04:34
Patch Adams. Exacto, y trabajar por la paz y la justicia fuera de mi profesión.

04:42
Zuberoa Marcos. Y eso nos lleva a lo que decías, que no eres el tipo de médico que está diez minutos con su paciente, que quieres pasar mucho tiempo, incluso tres o cuatro horas con cada uno de ellos, porque no quieres solo curarlos, sea lo que sea lo que les pase, sino entenderlos y hacer algo que me parece muy honorable: intentar mejorar sus vidas. Quiero que describas cómo trabajas, porque tienes una manera muy particular de hacerlo.

05:20
Patch Adams. Bueno, creo que ayudaría si te explico el concepto de hospital que llevo intentando sacar adelante desde ese momento. En la facultad de Medicina escribí un trabajo sobre el tipo de hospital que querría, en el que todos los empleados vivieran juntos en una comuna ecológica. Estábamos en los sesenta, recordemos, y yo era lo que se conocía como “hippie”. Tendríamos ciento veinte empleados viviendo en el hospital, sería una granja, una comunidad de artistas y el propio hospital. Todo gratis. Creíamos que teniendo unos empleados felices y divertidos, tendríamos pacientes felices y divertidos. Al mostrar interés en cosas, los demás se interesarían también. No habría distinciones entre pacientes y empleados.

06:36
Zuberoa Marcos. ¿Qué herramientas usabais con ellos?

06:39
Patch Adams. Me hace gracia lo de “herramientas”. Éramos sus amigos. Mi abrazo más largo fue de doce horas. Imagínatelo. Y era divertido: teníamos juguetes, éramos un circo y un hospital. Teníamos bailes dos o tres noches por semana, aprendí a bailar rock and roll sin parar durante cinco o seis horas. En esa época un baile enorme con tanta gente divirtiéndose era lo mejor, era imposible sentarse y mirar. Hacíamos fiestas, llenábamos habitaciones con globos del suelo al techo, podía haber cincuenta personas en la sala sin verse entre ellas porque había globos por todas partes, y si alguien tocaba un globo lo notábamos todos. Comíamos juntos, contábamos historias juntos, no distinguíamos entre los pacientes, los empleados, los que limpiaban, los médicos… Éramos una gran familia. Me encantaba. Aprendí a vivir durmiendo entre dos y cinco horas, porque mientras dormía no podía divertirme tanto.

08:05
Zuberoa Marcos. Te he oído decir muchas veces, Patch, que la vida es demasiado seria, claro, pero que ser serio no es parte de la naturaleza humana. Que lo que sí forma parte de ella es lo que tú describes: jugar, reír, el humor, la música.

08:28
Patch Adams. Éramos gente divirtiéndose, educando, jugando y cuidando. No nos vestíamos como médicos, con batas blancas y todo eso. Era un entorno donde era complicado ser serio, porque ¿por qué serlo? No significa que no tuviéramos un lado serio, claro, además los primeros años coincidieron con la guerra de Vietnam.

09:05
Patch Adams. Háblame un poco sobre lo de ser payaso, es algo que te define como persona y define cómo conectas con la gente.

09:15
Patch Adams. ¿Me pongo mi nariz de payaso?

09:16
Zuberoa Marcos. Claro, lo que quieras.

09:18
Patch Adams. La tengo en el bolsillo. Vale. ¿Por qué empecé con lo de payaso? Empecé con esto para protegerme de la violencia, pero a la vez, noté que a la gente le encantaba. Les gustaban las tonterías, los juegos. Y lo había hecho tanto que era fácil encontrar la diversión en situaciones en que parecía que no la habría. En momentos duros podía darme cuenta de que todo el mundo estaba muy serio, acercarme a la persona en cuestión y preguntarle: “¿Quieres que esto sea más divertido?”. Y hacer una especie de coro: (G). Y, por supuesto, la persona enferma acababa riéndose. Empecé a jugar, a presentarme tal y como era. Tuvimos nuestro extraño y particular hospital durante doce años. Vivíamos en una casa de seis dormitorios, entre quinientas y mil personas pasaban por allí cada mes, desde cinco a cincuenta huéspedes, y sin cobrar ni un dólar. Imagina lo intenso que era.

10:45

Algunos de ellos pertenecían a bandas de motociclistas, había de todo. Algunos estaban deprimidos, odiaban la vida, y estaban todos juntos en una casa. Y como también había niños, teníamos nuestros truquillos: si había un señor muy enfadado y mandabas un niño pequeño, se acababa ablandando. Nosotros lo sabíamos, y lo aprovechábamos. Hicimos esto durante doce años y pensé que conseguiríamos dinero, que nos darían algo y podría construir el hospital, pero no fue así.

11:35

Antes de eso había pedido que no se hiciera publicidad, la fama es una pesadilla, pero acabó sucediendo. Se escribieron artículos, incluyendo uno muy grande en el Washington Post que recorrió todo el país, etcétera, y fui a la televisión, estuve en el programa de Oprah y otros parecidos. Y luego con la película, Hollywood prometió que nos ayudaría a construir el hospital. Ganaron dos mil millones de dólares y no nos dieron nada. Les escribí y nunca me contestaron. Un año y medio después de cerrar el hospital me sentía muy vacío, necesitaba cuidar de alguien. Tengo mucho dentro que dar a los demás y he visto que surte efecto en la gente que sufre. Y no tenía un hospital y no quería hacerlo a lo radical como estábamos haciéndolo, quería mi hospital, así que empecé dos proyectos: a hablar con la gente, porque estaba hablando a todo el país y había empezado giras internacionales, y pensé: “¿Por qué no hago giras como payaso?”. Y así empecé con estos viajes. Creo que los primeros fueron hace treinta y cinco años. El primero fue en la Unión Soviética. ¿Por qué? Porque eran el enemigo. El enemigo. Estos viajes… hicimos entre siete y nueve viajes al año durante veinticinco años. Tuvimos que parar por la COVID, no nos dejaban entrar ni en hospitales ni en orfanatos, pero durante esos años vimos muchos milagros, muchas cosas. Y ahora apoyamos grupos de payasos, porque los hay por todo el mundo.

13:33
Zuberoa Marcos. Estoy segura de que en todos tus viajes por el mundo, cuando interactúas con la gente, te preguntarán muchas veces sobre esa revolución y esa decisión tan radical que tomaste a los dieciocho años de no volver a tener un mal día jamás. Seguro que te han preguntado muchas veces: “¿Cómo lo hago?”.

13:56
Patch Adams. Es una buena pregunta, la respuesta más simple es que todos los seres humanos tenemos el poder de construirnos a nosotros mismos, decidir quién queremos ser, cómo queremos reaccionar a las cosas y cómo queremos pensar. Por desgracia, la televisión y la sociedad americana… A veces pienso que quizá solo un diez por ciento de la población adulta de los Estados Unidos reflexiona sobre las cosas. No piensan, son como robots. Los adultos estadounidenses normales no se gustan, no quieren a sus parejas y odian sus trabajos. Y no van al médico por eso, simplemente lo aceptan. Las charlas que más he dado, que más me piden, son sobre estrategias en el mundo del amor, la alegría de querer, el humor y la salud, etcétera, cosas así. Y no estoy seguro de cuánta gente entiende que crear su propia felicidad es una opción. Sin embargo, para los que estuvieron en mi hospital al principio, si alguien decía: “Siempre me duele todo” y yo luego lo veía disfrutando, le recalcaba que estaba disfrutando y qué le había causado esa alegría: “Demuestra que no la has creado tú. Lo has hecho. No la has analizado y te la has guardado en el bolsillo para un día que llueva”. Pero… ¿qué porcentaje de los adultos estadounidenses tiene autoestima y se quiere? Uno muy pequeño.

15:48
Zuberoa Marcos. Patch, has hablado sobre la soledad, sé que has dicho que la soledad y la indiferencia son las peores cosas que puede experimentar alguien, o al menos están entre las peores cosas que pueden experimentar.

16:06
Patch Adams. Lo he visto en muchas cartas que me escribe la gente, sobre cómo durante la pandemia han tenido que vivir solos. Y me pregunto de verdad cómo alguien puede vivir solo. Somos animales tribales, como los gorilas y los chimpancés, que viven en grupo. Mucha gente vive sola en una casa. Y por eso se sienten solos y dicen estar deprimidos. ¿Y si acabas en una casa y tu única compañía es una pareja que no te cae bien?

16:45
Zuberoa Marcos. Y quizá la gente también se sienta sola cuando está con más gente.

16:48
Patch Adams. Sí, desde luego, totalmente.

16:53
Zuberoa Marcos. Patch, ¿crees que muchos de los problemas que estás mencionando surgen de una falta de empatía?

17:05
Patch Adams. Claro. ¿Te importan los árboles? Y esto te lo preguntan como si fuera una pregunta inteligente. Si vendes estas cuarenta hectáreas de árboles para hacer un aparcamiento, recibes un millón de dólares. Y ese millón de dólares es mucho más valioso para esa persona que cien árboles. Y es gracioso, porque algunos de esos árboles son más viejos que esa persona. Los humanos se sienten los dioses de este planeta: creen poder consumir lo que deseen, contaminar todo lo que toquen… Sé que hay multimillonarios que, al oír hablar de extinción, piensan: “Yo no”. Lo digo a la gente, y es más fácil decirlo que hacerlo, si no se quieren a sí mismos, ¿cómo van a creer que son capaces?

18:09
Zuberoa Marcos. Patch, has mencionado en muchas ocasiones que una de las mejores cualidades de la gente que en su vida profesional se encarga de cuidar de los demás y rodearse de personas, como es el caso de los profesores que educan a las generaciones que vendrán, los médicos como tú…

18:27
Patch Adams. Las enfermeras…

18:28
Zuberoa Marcos. Las enfermeras.

18:28
Patch Adams. Los trabajadores sociales…

18:29
Zuberoa Marcos. Los trabajadores sociales.

18:29
Patch Adams. Las madres.

18:30
Zuberoa Marcos. Las madres, los padres… que una de sus cualidades más importantes es la compasión.

18:38
Patch Adams. “Compasión” es otra manera de decir “amor dirigido” o “amor sentido”. La compasión: sientes algo y puede que no sepas ni qué es pero hay una canción que te hace sentir muy bien. No te lo crees, acabas de oír a Chopin tocando el piano y te ha hecho pensar cosas bonitas sobre tu familia, por ejemplo. Creo que todo va unido a la compasión. Es un nombre para algo muy grande, para todo lo que pensamos y hacemos que vaya relacionado con el amor. Quizá “amor” sería un término genérico, mientras que la compasión va dirigida a algo. No creo que se pueda sentir compasión de manera genérica: “Siento compasión por todo”. No, normalmente es amor dirigido a algo.

“Me prometí que nunca más tendría un mal día”. Patch Adams, médico y clown
19:54
Zuberoa Marcos. Patch, tienes metas muy grandes, preciosas e inspiradoras, para intentar mejorar nuestro mundo, para hacer que la gente sea más compasiva, que tenga más empatía, para crear una revolución de amor y diversión para todas las personas con las que te relacionas. Y llevas así muchos, muchos años, pero es algo difícil de hacer, muy complicado.

20:28
Patch Adams. No, lo difícil sería no hacerlo. No he encontrado ni un colegio, ni uno solo en todo el mundo, ni primaria ni secundaria, que dé ni una clase sobre amor. En todo el mundo. ¿Y si enseñáramos a amar? ¿Y si entraras en clase y el profesor dijera: “Vale, todos de pie, en parejas, vamos a darnos un abrazo de una hora”? Te puedes imaginar a la gente yéndose porque no quiere un abrazo de una hora. Pero sí que podemos decir a la gente como yo: “Vamos fuera a jugar a béisbol o fútbol”. Y en mi caso, yo no quería hacerlo.

21:11
Zuberoa Marcos. Sé que te encanta leer y que te gustan mucho las películas.

21:16
Patch Adams. Y bailar.

21:17
Zuberoa Marcos. Bailar, y la música. Háblame de la poesía.

21:25
Patch Adams. Emily Dickinson. No ponía título a sus poemas. “La esperanza es esa cosa con plumas que se posa en el alma y entona melodías sin palabras, y no se detiene para nada. Y suena más dulce en el vendaval, y feroz tendrá que ser la tormenta que pueda abatir al pajarillo que a tantos ha dado abrigo. La he escuchado en la tierra más fría y en el mar más extraño, mas nunca en la inclemencia de mí ha pedido una sola migaja”.

21:57
Zuberoa Marcos. Es uno de mis poemas favoritos.

22:00
Patch Adams. Lo conoces.

22:01
Zuberoa Marcos. Lo conozco.

22:04
Patch Adams. Para mí, la salud mental va unida a la pérdida de la vida tribal, la desconexión de la naturaleza y la desconexión de las artes. Es increíble la poca conexión que tienen los estadounidenses con las artes. En todos los ámbitos. Muy pocos amigos durante mi infancia querían escuchar a Beethoven, Chopin o Rajmáninov. Muy pocos querían ir al teatro, a ver a Calderón, a ver cualquier obra. Preferían: “clic”, deportes o: “clic”, la serie de moda. La gente apaga el cerebro, y hacer eso es algo muy peligroso.

“Me prometí que nunca más tendría un mal día”. Patch Adams, médico y clown
23:07
Zuberoa Marcos. Patch, háblame de tu institución.

23:10
Patch Adams. ‘Gesundheit! surgió porque experimenté la medicina desde dentro, como estudiante en una facultad de Medicina durante cuatro años. Lo vi, vi cómo funcionan los hospitales, hice prácticas un año después de acabar la facultad. Y no podía, era incapaz de hacerlo. Si eras el mejor doctor podías tratar a todo el mundo mal y no pasaba nada. Y si llegabas ahí podías tratar tú mal a todos. Me di cuenta de que debíamos mostrar nuestro hospital, que tendría muchos tipos de médicos, que sería gratis. La medicina es muy cara. Por eso nos mudamos a un hogar grupal y lo intentamos allí. Lo intentamos durante doce años y no conseguimos ninguna donación. Aún pienso: “Van a donar algo”. Y hay una canción. “Soñar el sueño imposible. Pelear contra el enemigo imbatible. Soportar un dolor insoportable. Correr donde los valientes no van”. “Esa es mi misión, seguir esa estrella. Sin importar la desesperanza, sin importar la distancia. Pelear por lo justo, sin detenerme, estar dispuesto a ir al infierno por una causa celestial”.

24:39
Zuberoa Marcos. Eres un verdadero artista.

24:41
Patch Adams. Lo sé, estoy loco. ¿De qué trata la canción, sino de conseguir lo que quieres?

24:53
Zuberoa Marcos. ¿Qué quieres tú?

24:55
Patch Adams. Quiero medicina gratis para todos, quiero un mundo en que a los doctores y enfermeros les encante su trabajo incluso si un día no curan a nadie. Que les guste y que no los haya tratado fatal el médico con más experiencia. Llevo más tiempo trabajando en la no violencia que en medicina. No creo que pueda defender a mi familia, no creo que pueda levantar la mano para pegar a nadie. He estado en situaciones en que, de ser un “hombre de verdad”, lo habría hecho. Pero soy un pacifista.

25:39
Zuberoa Marcos. Has descrito tu vida como “un baile con la humanidad”. Creo que es la descripción más bonita que he oído jamás. ¿Por qué? ¿Qué quieres decir?

25:54
Patch Adams. Me encanta bailar. ¿Por qué estoy aprendiendo a andar con una prótesis? Probablemente el motivo número uno sea poder volver a bailar rock and roll, porque fue un estilo de música muy importante durante los doce años que estuvimos abiertos: hacíamos bailes de rock and roll enormes, a menudo tres veces a la semana, porque era una manera fácil de juntar a todo el mundo. Crecí con el rock and roll, soy de esa generación. Nací en el cuarenta y cinco y el rock and roll surgió en los cincuenta, y ahí estaba yo. Más adelante en mi vida fui a varias clases de baile. Y al hacerme mayor y acercarme al entorno rural aprendí danza en línea y cuadrillas. Son bailes en grupo. Siempre busco las cosas que se hacen en grupo, que unen a la gente. Nadie puede decir: “Yo no bailo”, porque es inevitable, si hay un chico que dice que no baila, o una chica, se les puede encontrar una pareja que haga que quieran bailar.

27:13
Zuberoa Marcos. Muchas gracias, Patch. Gracias por tu tiempo y por ser quien eres, gracias por la misión tan bonita que tienes en la vida.