Lo que nos separa no es la distancia sino la indiferencia
Daniel Habif
Lo que nos separa no es la distancia sino la indiferencia
Daniel Habif
Escritor
Creando oportunidades
¡El tiempo es ahora!
Daniel Habif Escritor
Daniel Habif
Considerado uno de los oradores motivacionales más importantes de habla hispana, el mexicano Daniel Habif es autor superventas de los libros: "Inquebrantables", "Las trampas del miedo", "Ruge" y Ascender’. Tanto en sus libros como en sus más de 500 conferencias donde ha compartido escenario con presidentes, gobernadores, premios Nobel y líderes internacionales como el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama; Richard Branson, fundador de Virgin Group o el Premio Nobel de la Paz, Óscar Arias, Habif combina espiritualidad, psicología y experiencias personales para transmitir mensajes poderosos de superación, amor propio y transformación. En este video, Habif, muestra su visión sobre cómo superar las trampas del miedo y provocar nuestro propio destino en lugar de esperarlo.
Transcripción
Espero que el tiempo que vamos a pasar juntos sea de servicio, sea de bendición. Si digo alguna estupidez, me excuso por adelantado. Cuando me invitaron a participar en esta ocasión, yo suelo dar charlas que duran un par de horas, tres, cuatro horas. Reducir un mensaje, en mi caso, es un reto bastante complicado, soy alguien que suele hablar un buen rato. Y me entró una ansiedad creativa de decir, bueno, ¿qué es lo que voy a hablar ahora no?, ¿qué tipo de público es? Y siempre he apostado mucho por la autenticidad.
Creo que cuando uno escucha eso y sale de la boca de alguien que quieres tanto, esa frase te toca y resuena de una forma diferente. Yo he dicho esa frase en algún momento de mi vida, lo he dicho para mí en diferentes temporadas de mi vida, pero no me había sacudido de esa manera. Esa llamada duró unos 45 minutos, fue hace una semana.
Y él hablaba de diferentes cosas. Él empezó a desahogarse conmigo en esa llamada. Y al final de esa llamada entendí algo que probablemente yo había estado buscando durante diferentes momentos en mi vida, pero en México decimos me cayó el 20, ¿verdad? Y es lo que deseo compartirles el día de hoy. Creo que lo que mi amigo sentía no era del todo un vacío, sino un lleno. Un lleno de angustias, un lleno de silencios, un lleno de pasados que atormentan, de futuros inciertos, de algunos sueños olvidados.
¿A qué me refiero con esto? Este vacío, paradójicamente, es un lleno que pesa, es algo que pesa en el alma, como si cada emoción no resuelta se fuera acomodando o acumulando sin permiso, ¿verdad? Entonces es la saturación de lo que no hemos podido soltar o de lo que no hemos podido resolver lo que nos va marchitando.
Creo que a él le angustiaban muchas cosas, pero sobre todo cosas del pasado y otras tantas del futuro. Él se recriminaba cruelmente situaciones que hoy eran imposibles de cambiar. Pero mientras que él estaba hablando, mientras que él me estaba contando las cosas, a mí me nació solamente mandarle una fotografía de nosotros en una playa de México a la que fuimos cuando teníamos como 16 años, yo creo.
Luego, pues, empecé a encontrar un montón de fotografías, ¿no? Tenía yo un álbum entero de fotografías con mi amigo. Entonces le mandé una fotografía extra, le mandé una foto mía con los ojos reventados, después de haber llorado, que él me tomó y yo tenía una cerveza en la mano, ¿no? Nada como llorar con una cerveza en la mano de rabia, ¿verdad? Entonces yo lo escuchaba, pero no dejaba de mandarle fotografías. Luego le mandé otra fotografía en donde recuerdo que salimos completamente afónicos de un concierto.
Y mientras que yo le mandaba fotografías, yo empecé a sentir que su voz empezaba a cambiar. ¿Y por qué, queridos? Porque a veces se nos olvida cómo regresar a ese lugar en donde fuimos tan felices.
Llevamos tanto tiempo en angustia, tanto tiempo en ansiedad, y eso nos va pesando, se va convirtiendo, por supuesto, en una carga, en una saturación, ¿cierto? ¿A alguien de aquí le ha pasado eso? Vaya, por lo menos actos de honestidad sí hay, ¿no? Porque luego me pasa pedir que levante la mano y todo el mundo es como que, no, no, yo aquí la estoy pasando a toda madre, ¿no? Y es interesante lo que sucede cuando simplemente recordamos ese momento donde éramos felices. Quisiera pedirte que recordaras un momento de este año en donde fuiste muy feliz. Solamente haz ese acto de creatividad.
Basta un olor para traernos al presente, un bonito recuerdo que nos levante un poco, ¿cierto? Esa felicidad de lo aparentemente sencillo, de lo inútil, una copa de vino con un amigo, un mensaje inesperado, un te quiero de la nada, una canción que suena a lo lejos que te obliga a bailar en medio de la calle, un te extraño que te atraviesa, un mensaje que dice vi esto y me acordé de ti. Yo soy de las personas que creen en ese milagro de asombrarse con lo poco que se necesita para retomar la plenitud de la vida.
Para mí la amistad es un don sobrenatural, ¿ok? Porque es una decisión que hace que la vida valga la pena. Porque una amistad verdadera te enseña y te acompaña a afrontar con serenidad las dificultades de la vida.
Bendita sea esa amistad que te ayuda a surcar los mares del miedo y de la tristeza, ¿cierto? Y mucho más en estos tiempos en donde la amistad está llena de turistas. La llamada que ya se dirigía hacia el final, antes de terminar le dije, carnal, no todo está jodido. Ya no dejes que tus errores definan un día más tu vida. Manda a la mierda todo eso que han presagiado de ti. Es tiempo de blindar tus oídos y de recuperar la confianza, aunque sea poco a poco.
Y yo sabía que él iba a pensar que no valía la pena intentarlo, porque el sufrimiento en el que él se encontraba, pues le diría que era imposible lograrlo.

Estamos aferrados, aferrados a estos dolores. Mantenerte aferrado al dolor, a la adversidad, a ser igual, requiere de una energía mental y de una energía emocional que es muy constante y muy masiva, ¿cierto? Que termina por ser anímicamente agotador. Esto siempre te va a llevar a la irritabilidad, a la necedad y a otras emociones, por supuesto, bastante negativas.
Esto va a terminar por impactar tu salud en todas las esferas, porque vas a ir minando tu interior, ¿cierto? Vas a ir minando tus relaciones y todo lo que te rodea termina muy dañado. Si tú y yo nos aferramos a estos dolores, a estos resentimientos, terminas tratando a las personas con aspereza, con desconfianza.
Si te aferras a las pérdidas, vas a ir quebrantando la calidad de tu vida, porque te vas a ir llevando a un aislamiento. Vas desarrollando, de hecho, en ti una incapacidad de crear nuevos vínculos. Y pues todos tenemos estos días en donde no entiendes ni qué carajos estás haciendo. Se vale, pero esa no tendría que ser la tendencia de nuestra vida. Yo también en ocasiones no tolero la palabra soltar. Odio que alguien me diga suelta. Pero la verdad es que hay cosas que ya no son para llevar en la vida, porque si vas a cargar algo que sea a ti, ¿verdad?
Que sea a ti, que te cargues a ti mismo, no que andes cargando el absurdo recuerdo o la presencia de un dolor ajeno. Porque si solamente te centras en lo perdido, en la traición, en el rencor, ¿qué pasa? Pues terminas por hipotecar tu vida. Pero si hacemos esto constantemente en un abrir y en un cerrar de ojos, pierdes la perspectiva, el horizonte. Porque si te aferras, la tensión interna te va a atronar, como lo está haciendo con mi amigo.
Porque esto te distorsiona en la realidad. ¿Por qué? Porque te empuja a unirte al mundo desde una perspectiva negativa. Eres tú quien afecta tu capacidad, ¿para qué? Para encontrar alegría, para apreciar las cosas positivas de la vida. Entonces se provoca una adicción que te distrae de todo lo bueno que quiere encontrarte.
La impermanencia es una herramienta muy poderosa porque hace que la vida sea dinámica y esté en movimiento. Cuando aceptas que nada en esta vida es fijo ni final, que solamente existe la hora, entonces así puedes comenzar a ver cada situación desde una perspectiva completamente diferente. Entonces no la ves como un veredicto de quién eres, sino la ves como una parte pasajera de tu camino. Es una parte que te enseña, otra parte que te forja, que te forma. Yo quiero pedirte esta tarde que el guion que unos escribieron para ti o que tú escribiste para ti te siga limitando, porque todos tenemos el poder de cambiar nuestra propia narrativa. Tú puedes ser el autor de verdad de una historia que siempre está abierta a nuevas posibilidades, a nuevos capítulos, pero lo más importante es que siempre tienes la capacidad de escribir un nuevo final.
Y justo ahí yo me quedé en silencio de nueva cuenta. Él se calló de nuevo. No eran necesarias las palabras en ese momento para saber lo que estaba sucediendo en esa llamada, lo que él estaba diciendo.
Yo nada más lo estaba acompañando mientras que él estaba en este proceso ¿de qué? De tomar la decisión de comenzar a sanar. Y yo descansé al escuchar ese se acabó. Porque tú sabes cuando alguien está diciéndolo en verdad. No lo está diciendo como una amenaza que no va a cumplir, sino está diciendo se acabó con certeza. Y ese es un bendito momento de inflexión psicológica tan significativo en la vida de cada uno de nosotros.
Porque es ahí en donde llegas a una liberación de cargas y de preocupaciones que unos minutos antes te estaban afectando profundamente. No han desaparecido tus problemas, pero dices se acabó y dices se acabó, no desde el cinismo o desde la imprudencia, no. Sino lo dices con una nueva determinación de avanzar, ¿me explico? Porque no olvidaste la lección que te dejó la adversidad, pero ese se acabó, es aceptación, no resignación.
Cuando ese se acabó se presenta en un momento crítico, y es verdad, se produce un cambio muy significativo en tu forma de enfrentar las emociones, la situación de la vida. Ese segundo es un momento fascinante, es un momento multifacético, es un momento que merece una exploración detallada por nuestra parte. Por eso les estoy compartiendo esto, porque creo que existe un punto de transformación, porque cuando dices se acabó, dejas de ser pasivamente afectado por tus circunstancias a tomar por fin un papel activo en la gestión, ¿de qué? De tus emociones, de tus respuestas ante un conflicto.
Cuando dices se acabó, es un manifiesto de apoderarte de mí. Hoy escuchamos en las redes sociales, yo quiero empoderar a la mujer, yo quiero empoderar al hombre. No, yo quiero que te apoderes de ti. Hay una enorme diferencia, porque esto es una afirmación de buscar el control y la comprensión, sobre todo, de ti. ¿Hace cuánto que tú no intentas decir se acabó? Porque todos los que estamos aquí llevamos un montón de tiempo amordazando un se acabó.
Hay gente que le da terror renunciar a su trabajo, pero no le da miedo quedarse 40 años en el trabajo que odia, esa es la verdad de las cosas. Aunque te sea incómodo, aunque no te haga sentido, ¿pudieras repetir conmigo se acabó? Una, dos, tres. Se acabó. Otra vez, venga. Se acabó. Otra vez. Se acabó. Otra vez, pero dilo en serio.
Se acabó. ¡Ay!, ahí hay algo que empieza a suceder. Como que dices me largo ahora mismo. Te levantas y te vas. Aunque tu mente va a tratar de justificarlo, de razonarlo, te vas a ir a lo absurdo. Pero ¿por qué estoy haciendo esto? Estoy repitiendo aquí como merolico. No, no, no. Espera. Espera porque algo se va a sembrar en tu corazón. Algo puede germinar y tarde o temprano va a terminar por dar un fruto. A lo mejor vas a necesitar recordar este momento cuando tengas que decirlo en verdad.
Decimos se acabó. No se dice ya se acabará. No, no, no. Se acabó. Está en tiempo presente.
Cuando la mente está lista para aliarse con el corazón, aquello que parecía muy pesado de llevar comienza a transformarse. La sanación no es negación y olvido, lo sabemos, sino la integración de todo lo que fuiste, de lo que eres y de lo que quieres provocar ser. Pero nada más en este segundo, es ahorita, en donde tienes la oportunidad de influir realmente en tu vida.

Nada más que si les arrancas esa forma de ser ya no saben quiénes son, porque han desarrollado toda su personalidad alrededor. No, pues yo siempre he sido muy enojón y así me voy a quedar, ¿no? ¿Me estoy explicando con esto, queridos?
Estamos tan apegados a nuestros puntos de vista, a nuestra personalidad, que si tan solamente logramos alejarnos tantito de nosotros mismos o mínimamente despegarnos un poco de nuestras ideas más arraigadas, haciéndolo digo con el mínimo grado de objetividad. Creo, que muchos de nosotros sentiríamos vergüenza de nuestros puntos de vista, vergüenza de nuestra ceguera, de nuestra incapacidad para ver más allá de las barreras que nosotros mismos hemos levantado.
Hoy lo que nos separa no es la distancia sino la indiferencia. Nos daríamos cuenta que nuestras opiniones, a menudo que defiendes con tanto fervor, simplemente reflejan tus miedos, tus inseguridades y tus experiencias que son muy limitadas. Porque si te despegas de tu perspectiva, aprendes a ver la vida desde un ángulo mucho más amplio.
Es como si de repente se levantara un velo que oscurecía todo tu visión. Porque por fin empiezas a ver otra parte de la existencia, empiezas a ver la diversidad de pensamiento y esa diversidad sí enriquece tu mundo.
Esta capacidad de desapego te ayuda a abrazar la humildad. Un punto para la humanidad. Porque así es como te ayudas a darte cuenta que la sabiduría no reside en tener las respuestas, sino en tener la disposición de cuestionar, de aceptar nuevas preguntas.
Y que tus respuestas necesitan nuevas preguntas. Porque cuando aceptas tus limitaciones, abres una nueva perspectiva. Porque solamente ahí eres capaz de resolver los conflictos con mayor capacidad.
Por fin empiezas a ser creativo. Por fin el problema que no podías enfrentar te ayuda a vivir en armonía contigo mismo y con el mundo que te rodea. Pero ese cambio siempre empieza con un pequeño paso. Con cada uno de nosotros haciendo un esfuerzo consciente de cuestionarnos. Solamente en ese proceso te enriqueces a ti mismo, sino también estás contribuyendo a la creación de un mundo más hermoso.
19:59
Daniel Habif
Aléjate de tu punto de vista. Ese punto de vista que sabes que te está afectando. Eso te va a ayudar a descubrir la belleza de la incertidumbre. La belleza que viene con la apertura mental. Te vas a dar cuenta que la vida siempre te ofrece la oportunidad de ver el mundo con ojos nuevos. ¿Qué harías?
¿Qué harías? Si tuvieras la certeza y la absoluta conciencia de que tu vida en realidad es sagrada. ¿Cambiaría algo? ¿Cambiaría algo si mañana despertaras siendo alguien más? Supón que despiertas con la vida de la persona que tanto admiras. ¿Cuánto tiempo crees que transcurriría antes de que tus problemas se parecieran a los que ahora tienes?
¿Cuánto dolor hay en nuestro absurdo esfuerzo por sentirnos valorados? Porque entre más te encierras en tu dolor, entre más te apegas a tu egocentrismo, más te encierras en tus inferioridades. Nos urge superar la costumbre de culpar a los demás de nuestros vacíos.
Muchos prefieren ser admirados antes que ser amados, ¿eh? Muchos prefieren ser importantes antes que ser sabios. O sea, prefieren parecer, que ser. Hoy estamos en ese negocio, en el negocio del personaje que se tragó a la persona, ¿verdad? Porque nadie anda posteando en las redes sociales, no, aquí ando bien deprimido. A menos que anden de pain fishing, ¿verdad?
Sí, sí, sí, nos encanta esa vaina. Pero los embates de la vida son los que nos ayudan a recuperar la humildad. ¿Por qué? Bendito sea el dolor que nos mantiene de rodillas, muchachos. Todo embate en nuestra vida siempre es una invitación a renacer. Y no a renacer dos veces, sino las veces que sea necesario y las veces que seas capaz de hacerlo.
Por eso para muchos asumir los riesgos y las responsabilidades que son parte, por supuesto, de una autonomía o de una autodeterminación genuina, es una maldición. Como diría la frase atribuida a Aldous Huxley, “la verdad que hace libres a los hombres es en gran parte la verdad que los hombres prefieren no escuchar”. Para liberar nuestro potencial, primero tenemos que ser conscientes de que somos nosotros mismos los que han esclavizado el potencial.
Pero para salir de ahí, tenemos que juntar mucho coraje, mucha determinación. No mañana, sino ahora mismo. Es más tarde de lo que creemos. Tenemos que dejar de esperar la oportunidad perfecta. Tenemos que dejar de esperar la oportunidad de avanzar, la oportunidad de cambiar, la oportunidad de mejorar.
¿Cuántos de ustedes no están esperando a que sea viernes para ser felices? Viernes a las seis de la tarde, ¿no? Una oportunidad, rara vez es una coincidencia o el resultado del azar. Una verdadera oportunidad es una elección que llega como fruto de la provocación, de la preparación, de la perseverancia, del orden, de la disciplina, pero sobre todo de la disposición a ir y ver más allá de lo evidente.
Eso es la culminación de tus elecciones, de tu esfuerzo, de tu preparación, de tu disposición. Pero una oportunidad requiere de un ojo agudo. Requiere de una mente abierta, pero, sobre todo, se requiere de una mente dispuesta.
No se trata nada más de vivir deseando el éxito, sino de estar dispuesto a caminar en los terrenos incómodos, a buscar puertas escondidas en paredes que parecen sólidas. Porque lo que unos llaman suerte en realidad es la capacidad de anticiparte. O sea, la capacidad de estar listo cuando el momento llega y aparece.
Pero eso solamente sucede cuando has trabajado en construir una mentalidad que sí está preparado para lo inesperado. Porque las oportunidades no tienen instrucciones claras. Las oportunidades, de hecho, suelen aparecer disfrazadas de desafíos que te hacen morirte de miedo. Aparecen en los caminos en donde nadie más quiere caminar. Eso no es magia. Eso no es azar.
Esa es tu capacidad de transformar lo ordinario en extraordinario. El momento no va a llegar a ti por sí solo. Tú tienes que provocarlo. Tú lo tienes que forjar. Tú lo tienes que reclamar como tuyo. La pregunta siempre va a ser ¿vas a esperar a que llegue o vas a salir a provocarlo? Respóndete. ¿Sigo esperando la oportunidad perfecta? Porque no existen los errores del pasado, ni los errores del futuro, solamente el error de no intentarlo ahora.
¿Saben cuántas veces me dijeron a mí, pero es que tú eres muy intenso? ¿Pero por qué hablas así? Mis rarezas son mis lujos.
Porque ahora hasta los rebeldes se parecen. Es difícil hasta descubrir quién es quién. Acertar constantemente te aleja de la expansión mental. Esa expansión que te hace tener hambre de más. Si siempre estás acertando, tal vez necesitas equivocarte en algo nuevo. Si hace tiempo que tú no te equivocas en tu compañía, en tu negocio, hay algo que te está estancando, hay algo que te está dando mucho miedo.
¿No te parece absurdo desconfiar de la creatividad y tenerle miedo a la innovación? La mayoría de la gente que se apega al status quo es porque le tiene tanto miedo al cambio. Porque el cambio amenaza su tradición, su ritual.
Algo que sea lo suficientemente aterrador que tengas que activar todas tus virtudes y capacidades. Algo que sea tan grandioso que sepas que vas a necesitar hasta la última gota de fe que tienes. Tú y yo necesitamos algo que cazar, algo que construir.
Porque si no lo hacemos, algo o alguien más nos va a cazar. Tus manos están hechas para muchas cosas. Para levantar al caído, para abrazar a quien amas, pero también están hechas para sujetar lo que es tuyo.
Las decisiones solamente se transforman cuando las llevas a la acción. Si yo pudiera definir el momento en el que realmente provoqué mi éxito, siempre voy a escoger el instante en el que comencé a actuar. Cuando llevé mis labios a los labios de mi actual esposa. Cuando firmé la renuncia. Cuando pisé el primer escalón que me subía a un escenario. Cuando pulsé la primera letra para escribir mi libro en un teclado.
Así de simple. Cada vez que te acobardas, cada vez que cedes ante el miedo, tú estás renunciando a vivir lo extraordinario. ¿Tú crees que para mí fue fácil subirme a este escenario?
No, pero si tú has hecho 500 conferencias, pero me sigo muriendo de miedo de todos modos. Sigo respetando lo que hago. Pero me subo y los pasos que di de aquí a acá son de los más dignos que he dado en el año.
Pero tengo coraje, porque el coraje es el combustible de las grandes experiencias. Sin coraje, te quedas atrapado en esa zona que parece que te mantiene a salvo, pero te mantiene a salvo a costa de sentirte vacío como mi amigo. Los momentos increíbles no suceden en los terrenos seguros, sino en los márgenes.
Aquí, en donde el riesgo y el miedo se están encontrando. Es ahí en donde las historias nacen. Cada vez que tú eliges no arriesgarte, estás dejando pasar la oportunidad de ser testigo de tu propia grandeza.
Porque el verdadero éxtasis de la vida siempre sucede en otro lugar muy lejos de ti cuando tú no avanzas con coraje. Porque los momentos que en realidad te transforman, los momentos que electrizan, que te hacen sentirte vivo, solamente llegan cuando tú te atreves a desobedecer al miedo. ¿Qué dirán? ¿Qué pensarán? ¿Fallaré? Si tú quieres momentos increíbles, entonces vas a tener que decidir ser audaz.
Vas a tener que avanzar sin pedir permiso, sin esperar garantías. Porque aquí hay una verdad. Lo increíble nunca se le entrega a los cobardes. Jamás. Porque lo increíble no es seguro. La historia no se cansa de mostrarnos que los logros extraordinarios jamás se consiguen esperándolos.

Me puedo quedar aquí, hasta pasado mañana repasando nombres. Cada respiro que das es un acto de rebeldía, de rebelión. Esto es un acto de rebelión. Y, cada vez que respiras, al mismo tiempo, es un testimonio de tu fugacidad. Nuestra existencia es muy corta, pero tienes el poder de engendrar maravillas como estas personas, pero depende en gran manera de ti. Hacer de esta vida algo tremendamente significativo, tu destino está sucediendo ahorita, no mañana, ahorita.
No, no, no, es que ahora que empiece el año nuevo, ¿a ti quién te dijo que vas a llegar a Navidad? No, no, no, es en serio. Si somos un parpadeo, muchachos, andas todo el tiempo aletargado. No, no, no, es que ahora que termine la universidad, ahora que termine el nuevo diploma, lo voy a hacer. ¿Sabes qué pasa? Por eso hay gente que avanzamos muy rápido, porque tenemos muy clavado a dónde vamos.
Es un desafío. Empieza con lo que ya tienes. No necesitas saberlo todo. No necesitas que el tiempo sea perfecto. No necesitas 30 papeles más que te certifiquen, un diplomado más. La acción es lo que te define.
Los que se atreven a actuar, incluso cuando no tienen todas las respuestas, esos sí son los que terminan por dejar una huella. Son los que, a pesar de las incertidumbres y los desafíos, avanzan, carajo. Lo hacen con miedo, pero lo hacen con coraje.
Porque la verdadera magia sucede ¿cuándo tomas qué? El primer paso, aunque el paso sea pequeño, aunque el paso sea imperfecto, aunque el paso sea incierto, no se trata de cuánto sabes, de cuántos títulos tienes colgados en la pared. Oh, yo soy el triple ingeniero. Está bien.
Siempre todo ello, se trata de cuánto has contribuido a la sociedad, a la vida. ¿Cuántas vidas has tocado con lo mucho, con lo poco que sabes? Querido, yo estoy por terminar de cruzar mi tercera carrera. Sigo siendo un alumno. Me encanta seguir aprendiendo. Pero siempre supe que en esta vida era más importante estar dispuesto que saber, querido.
Las acciones siempre tienen que hablar más alto que cualquier certificado. Y si hay algo de lo que yo hoy te he dicho y te ha movido y te ha hecho sentido, quiero que sepas lo siguiente. Presta mucha atención, ¿ok?
Ya verás, que todo eso que estás haciendo con tanto amor, con tanto esfuerzo, y crees que nadie está viendo, muy pronto va a valer tanto la pena que vas a mirar esta temporada como una de las mejores de tu vida. Porque las acciones que estás haciendo hoy con esa devoción pura sin que nadie te aplauda es la piedra angular que va a sostener tu futuro. Cada gota de sudor, cada lágrima que has derramado, cada noche sin dormir, tarde o temprano, va a pagar rédito.
Vas a ver que ni el frío ni la fatiga van a hacer que te detengas. Los sueños, no son esas cosas que uno ve mientras que está dormido, sino todo lo contrario. Son esas vainas que no te dejan dormir.
Es más, la negación de los demás va a hacer crecer tu obstinación como lo hizo conmigo. Si hoy tomas esa decisión, a cada embestida vas a poder responder con una mejor maniobra, con una determinación más fuerte. Tú puedes tallar a martillo tu propio heroísmo.
Solamente es el preludio de un despertar, ¿ok?. Así como la llamada de mi amigo. Esa llamada a mí me hizo recordar muchas cosas. Me hizo recordar que tengo que seguir viviendo intensamente. Porque tú y yo sí tenemos la posibilidad de que mañana no veamos ni una vez más la puesta del sol. ¿Me explico?
Actuemos con energía de una vez por todas. Con pasión, con vigor. Vive esa vida que te gusta, aunque otros no la entiendan, ¿eh? Empieza a abrazar tu esencia. Eso es un acto revolucionario, la autenticidad. Sigue tu ritmo.
Ya no tengas miedo a decepcionar, ¿eh? Porque si vives la vida con autenticidad vas a decepcionar a un montón de personas. Pero vas a descubrir que lo más importante no es que otros entiendan tu vida, sino que tú la sientas.
Los locos sabemos a vida. Permítete explorar la vida y hazlo sin pedir permiso de vez en cuando. Se un incómodo en la vida. Equivócate. Celebra sin pedir disculpas u ofrecer disculpas.
Hoy. Hoy yo les deseo, ¿saben qué? Que vivan la enorme satisfacción de no encajar. Porque no siempre el camino hacia el gozo es compartido y mucho menos compartido con otros. Es tuyo. Nacimos para vivir, ¿ok? No para complacer.
La vida auténtica no es fácil, pero es la más plena. Arriésgate, por favor. Arriésgate a ser incomprendido, a ser juzgado. No somos tan importantes, muchachos. Arriésgate a perder lo que en realidad nunca ha sido tuyo. Abraza tus rarezas porque esta vida es un fideicomiso.
Porque el destino, el destino más que esperarlo, hay que provocarlo.
Muchísimas gracias, queridos. Guau.
Guau, gracias. Muchas gracias. Muchas gracias.
Un placer. Guau, gracias.