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La vuelta al mundo en 90 minutos

José Hernández

La vuelta al mundo en 90 minutos

José Hernández

Astronauta


Creando oportunidades

José Hernández

José Hernández Moreno es ingeniero, inventor y astronauta. Nació en una familia migrante de origen purépecha, que trabajaba en el campo entre México y California. Su infancia estuvo marcada por constantes mudanzas siguiendo las cosechas, lo que dificultó su educación, hasta que una maestra convenció a sus padres de establecerse en un solo lugar.

A los 10 años, inspirado por la transmisión de la misión Apolo y por el ejemplo de Franklin Chang Díaz, decidió ser astronauta. Se graduó como ingeniero eléctrico y obtuvo un posgrado, trabajando en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, donde co-desarrolló el primer sistema digital de detección de cáncer de mama, tecnología que ha salvado millones de vidas. Tras 12 intentos y una preparación que incluyó pilotaje, buceo y dominio del ruso, fue seleccionado por la NASA en 2004.

En 2009 viajó al espacio como ingeniero de vuelo en la misión STS-128, participando en la construcción de la Estación Espacial Internacional. Hoy, promueve la educación STEM y la perseverancia, inspirando a nuevas generaciones.


Transcripción

00:00
José Hernández. Soy el astronauta José Hernández Moreno. Justamente hace 16 años me lancé al espacio. Imagínense estar en Cabo Cañaveral. Sube uno un elevador a la altura de 195 pies, sale, camina uno a un cuartito que le llamamos el cuartito blanco y al otro lado del cuartito está la entrada para el transbordador. Entra uno. Mis compañeros me ponen el cinturón de seguridad y después de 2 horas y media llega la cuenta regresiva a 5, 4, 3, 2, 1. Cuando llega a 1, cerramos nuestros cascos. Iniciamos el aire para que entre aire al casco, pues si hay una fuga en la cabina a una altura alta, uno se puede desmayar y hasta morir. Sientes una vibración que dices ay, ya, ya inició las turbinas. Y al segundo después de eso, los dos cohetes sólidos, los blancos que están al lado del transbordador encienden. El ruido, el volumen sube un, muy impresionante, aunque estas en el casco sellado, lo escuchas. La vibración como un terremoto muy grande y luego se inclina un poco el cohete como dos, tres grados, que piensas que se va a caer y sientes el empujón en la espalda y es cuando se está levantando el cohete, el transbordador hacia al espacio. Solo duramos ocho minutos y medio en llegar al espacio, es lo que dura el viaje. Algo increíble. Mucha gente dice cómo se siente ese viaje de ocho minutos y medio. Imagínense ustedes acostados aquí en esta plataforma, imaginen que les ponga yo una lámina de madera bien delgadita que ni la sienten. Y luego les pongo a tres compañeros que pesan igual que ustedes, igualito, son tres compañeros que van a estar al lado de ti. Tú acostado con la lámina de madera allí y les digo a tus compañeros pongan un pie arriba de la lámina, pero no le pongan peso, eso es el minuto regresivo de cero segundos, es cuando inician las turbinas. Ahora les digo al transcurso de ocho minutos y medio quiero que cambien todo su peso y suban los dos pies a la lámina donde tú estás abajo. en ocho minutos y medio vas a tener tus tres amigos arriba de ti. Como que no se siente tan tan agradable, ¿verdad? Al minuto 8 con 30 segundos estás listo para que se acabe este ride, porque no puedes expander tus pulmones de tanta presión, pero al minuto 8 con 30 segundos llegas a un nivel de vuelo que se dice MECO main engine cutoff, que es cuando se apagan las turbinas. Entonces esa gorila de 300 kilos, desaparece de ti, ya estás flojo en tu asiento, pero tienes tu cinturón de seguridad y como no hay aire o fricción, le estás dando vuelta al mundo a 28 mil kilómetros por hora.

03:12
José Hernández. Yo estuve allí 14 días y le dimos vuelta al mundo 217 veces. Cuando me quito el cinturón por primera vez, empiezas a flotar. O sea, realmente la mera neta te sientes como un superhéroe. Te podías empujar en la pared del transbordador y hacer tu mejor personificación de Superman, por eso digo, te sentías como un superhéroe. En el 2009, cuando fui, nosotros éramos la penúltima misión para completar la construcción de la estación espacial, así que íbamos casi casi para terminar la construcción. Cuando nos juntamos, una operación muy crítica porque está haciendo a 28 mil kilómetros por hora, te conectas. Entonces ya permiten abrir las puertas del transbordador y de la Estación Espacial Internacional y ya tienes un túnel donde te puedes flotar de una nave a la otra. O sea, dos naves se convierten en una. En la estación espacial habían seis astronautas esperándonos. Nosotros éramos siete, o sea, en total 13 astronautas por esos 14 días en el espacio, representando oficialmente a cinco países. México estaba bien representado allí, yo los estaba representando y entonces allí empezamos nuestras tareas de 14 días. Dejamos más de siete toneladas de equipo que teníamos que instalar dentro de la estación espacial. Los días pasaron tan rápido que ni supe que cuando dijeron ya mañana nos regresamos dije what? Apenas llegamos. Lo estamos disfrutando tanto que es una experiencia que yo creo que a través de las preguntas que me van a hacer, les voy a dar un poco más información sobre mis experiencias. Así que adelante.

06:19
Estefanía. Mi nombre es Estefanía. Me gustaría saber que cuál fue tu primer pensamiento cuando viste la Tierra por primera vez en el espacio.

06:28
José Hernández. Primeramente déjame déjame decirte cómo fue. Ya les había dicho que aguanté una vuelta en mi asiento en el cinturón de seguridad porque yo era ingeniero de vuelo y tenía que hacer muchas tareas. Finalmente me tocaba mi turno y me quito el cinturón, empiezo a flotar y yo estoy en la cabina de vuelo. Tenemos otra cabina que está abajo, que uno tiene que bajar y sacar la ropa y cambiarse, quitarse el traje anaranjado que es el launch entry suit, es el traje de entrada y salida. Pero antes pasas una ventanilla en medio de las dos cabinas, que estás viendo nuestro planeta. Se sentía como una eternidad en llegar a esa ventana, te lo juro, porque yo muchas cosas pasaron por mi mente. O sea, a pensar que soy una persona de menos de 600 en un mundo de más de 7 mil millones de personas, uno de menos de 600 que va a tener el privilegio de ver a nuestro mundo de una perspectiva muy única. Pero la segunda es que le damos vuelta al mundo una vez cada 90 minutos. Eso me dio la oportunidad de observar y apreciar los anocheceres cada 90 minutos y los amanecer cada 90 minutos. Y en uno de esos amanecer me puse a ver la ventana y con mi cafecito estoy viendo el Sol nacer por el otro lado del mundo. Cuando nace en el horizonte de la Tierra, los rayos le pegan a nuestra Tierra en una forma muy exacta que puedes ver la capa de nuestra atmósfera. ¿Y qué les puedo decir? Una capa muy delgada. Lo que estamos haciendo aquí respecto a contaminar nuestro medio ambiente puede causar lo que se sospecha que pasó en el planeta Marte, que pasó un efecto donde ya no estaba balanceado esa atmósfera y se escapa al espacio. Por eso nomás hay 1% de atmósfera en el planeta Marte comparado al de nosotros. Eso nos puede pasar a nosotros. Justamente estábamos volando sobre Norteamérica. Podía distinguir dónde estaba Canadá, Estados Unidos y México. Pero lo que se me hizo tan bello fue que no podía distinguir dónde terminaba Canadá e iniciaba Estados Unidos, donde terminaba Estados Unidos e iniciaba México. Y yo dije ¡wow! Tuve que salir fuera de este mundo para realizar que las fronteras es un concepto creado por el humano, diseñado para separarnos. Y qué triste, qué triste porque desde allá, desde mi perspectiva, somos solo uno. Las fronteras no existen. Y cómo me gustaría, que debería de ser un requisito de cada presidente líder de un país que se echara uno de estos viajes ya turísticos que hay para que puedan ver nuestro mundo desde esa perspectiva.

09:47
José Hernández. Se les cambiaría el chip de ver nuestro mundo del exterior.

10:55
Erick. ¿Qué tal? Mi nombre es Erick. Tengo una duda que me salió con respecto a cuánto tiempo uno se tarda en llegar al espacio. Es cierto que el tiempo pasa de forma distinta en el espacio a que en la Tierra, o sea, lo que es la dilatación del tiempo. ¿Eso es cierto?

11:10
José Hernández. ¿A qué te refieres? ¿Te refieres a qué si llega uno más joven o más viejo?

11:14
Erick. Algo así.

11:15
José Hernández. Es como que si uno se queda allá ciertos minutos, aquí pasan días, semanas, meses o años tal vez. Mira, a las velocidades que viajamos nosotros, que viene siendo 28 mil kilómetros por hora, no. La respuesta simplemente es un no. Ahora, el tiempo de un astronauta en el espacio es tan valioso que te tienen tus tareas desde las 7 de la mañana hasta las 11 de la noche. Al principio quería ser un buen astronauta, hacer mis tareas y reportaba ground a mission control system, oye, terminé mi tarea 15 minutos temprano. ¿Ah sí? entonces ponte a hacer esto. Entonces pronto realicé el no reportar que había completado mi tarea, porque entonces yo pretendía hacer cosas y realmente estaba viendo afuera de la ventana y ahí jugando, haciendo cosas. Y entonces, ah, pero mission control Houston, tenemos tantos experimentos y que nuestro tiempo está muy bien planeado. Y tú lo practicas 18 meses en tus entrenamientos. O sea, haces muchas cosas que las repites en tus entrenamientos de 1G a veces de más. Porque les voy a contar una anécdota. Estabámos entrenando cuando llegábamos al espacio y una de las tareas es cambiar el filtro en el panel L1, un filtro de aire y nosotros teníamos el transbordador tamaño real que practicábamos allí en Houston y me tocaba esa tarea, y la primera vez pues para mí era muy simple. Quitas el panel, quitas el filtro, pones el filtro, pones el panel y ya los cuatro, lo hiciste. Yo dije con una o dos veces que lo hagamos es suficiente. Pero en 18 meses, les juro que lo hice como no les miento como una docena de veces, yo dije hasta un changuito lo puede hacer y yo practicando 12 veces y yo renegando entre mi mismo, porque jamás renegaría a los de la NASA, me quitan del vuelo. Bueno, llega el día del lanzamiento. Llegamos al espacio, veo mi timeline, la primer tarea cambiar el filtro de panel L1. Dije ah, qué buena onda, me tiraron una fácil para empezar para que agarre ánimo y confianza. Pues ahí voy, me quito el cinturón, me cambio de ropa y luego ya me voy a hacer mi tarea flotando. Voy donde está la herramienta, agarro el desarmador y empiezo a flotar y llego sobre el panel L1 y como en el entrenamiento 1, 2, 3, 4 tornillos que tengo que aflojar. Dije ah ok, fácil. Le hago así, y qué me pasa. Para una reacción hay otra reacción opuesta, yo no estoy anclado, le doy vuelta y empiezo a dar vuelta yo. O sea, el tornillo no estaba dando vuelta, yo estaba dando vuelta, y que mido a ver si me estaban viendo mis compañeros porque me dio una vergüenza, hasta me rasqué la cabeza.

14:33
José Hernández. Híjole, ahora qué voy a hacer, esto cómo se arregla. Esto no me contaron en entrenamiento, yo siempre estaba pisando el suelo y lo quitaba. Y luego que miro donde es el suelo, donde entrenábamos el mismo suelo, que ya no es suelo, pues estamos flotando, había como tape allí y dije a lo mejor hay unas cosas para poner los pies allí y veo y quito el tape y efectivamente es donde anclas tus pies y ya puedes cambiar , ya lo cambié y todo. Terminó el viaje, regresé a Tierra. Lo primero que fui, fui donde entrenaba, dije porque te apuesto que ni estaba el tape allí. ¿Y qué creen? Ahí estaba el tape y lo quité y ahí estaban para meter los pies. Pero aún estaba enojado, dije ah, todavía me los voy a fregar en la reunión, cuando pregunten qué podíamos haber hecho mejor y todo eso. Y llegamos a esa reunión, los entrenadores, nosotros los astronautas, nuestros jefes. Y llega el gran momento, a ver, tienen, ustedes astronautas que fueron, tienen recomendaciones de cómo se puede mejorar el entrenamiento y todo. Pues José, yo levantando la mano, levantando no, yo, yo, yo, yo. A ver, José, ¿qué pasó?. Pues mire, fíjese, esto me pasó, me dieron la, me pasó en la primera, es más, me pasó en la primer tarea. Me dieron para cambiar el panel L1, el filtro y todo, y cuando entrenamos nunca nos dicen que estamos en cero g y tenemos que anclarnos y fíjense que yo tuve que encontrar yo solito todo eso, solucionar el problema y todo eso. Y que se empiezan a reír los entrenadores. A los primerizos siempre les damos esa primera tarea sin decirles o sea, era una broma y yo acá caí redondito. Pero estamos bien ocupados, aparte de esas bromas, estamos bien ocupados en todo lo que hacemos allí en la estación espacial y en el transbordador desde las 7 de la mañana a 11 de la noche, bastante ocupados.

17:37
Marilyn. Hola José, Un gusto. Mi nombre es Marilyn Martínez y mi pregunta es que en uno de tus libros mencionaste la importancia de tener referentes para cumplir un sueño. ¿Quién te inspiró a ti?

17:48
José Hernández. Pues mis papás, que me empoderaron en creer que sí se podía lograr, que validaron ese sueño. Les cuento que nosotros, mi papá más bien, de los 15 años, se vino a Estados Unidos y seguía una jornada de tres paradas siguiendo las cosechas de fruta y verdura, iniciaba en el sur de California, Centro California, y terminaba en norte California. Pasaba dos meses, dos meses, cinco meses. Eso lo hacía desde los 15 años, año tras año. Ya los últimos tres meses se la pasaba en México y luego se repetía la jornada. A los 19 conoce a mi mamá en su pueblo de la Piedad, Ranchito Ticuitaco y se casan. Con el matrimonio vienen los hijos. Somos cuatro. Donde nacías dependía en qué mes te tocaba. Ya saben las estadísticas de que de 9 meses, de 12 oportunidades, tienes 9 oportunidades de nacer en Estados Unidos, ser ciudadano americano y solamente 3 para ser mexicano. ¿Y qué crees? Pues yo nací en plena cosecha, me tocó ser American Citizen y tengo un hermano igual, pero tengo una hermana y un hermano que nacieron en el invierno, diciembre y ellos nacieron en La Piedad. Así que por pura circunstancia me tocó nacer en Estados Unidos, pero más mexicano no puedo ser, yo siempre les digo a la gente si no creen que soy mexicano, miren el bigote y el nopal que tengo en la frente, por favor, más mexicano no puedo ser. Puro purépecha es lo que somos nosotros y orgullosamente. Y entonces imagínense viviendo esta vida mientras estamos moviéndonos, los niños naciendo. Imagínense la primera vez que voy a a la escuela, en el kinder. Pues mi primer kinder maestra sur de California, pero solo dos meses, luego me voy al centro California, otra maestra de kinder pero solo dos meses y luego norte de California, mi tercer maestra de kinder y para acabarla, agarrar tres meses de tarea para irnos a México. El próximo año se repetía, pero ahora estaba yo en primer grado. Pueden entender que no son condiciones óptimas para aprender el inglés, mucho menos las materias que estaba enseñando la maestra, los maestros y las cosas no mejoraron hasta que llegué al segundo grado. Al segundo grado. Estaba en la tercer parada Miss Young y le pedí tres meses de tarea, ella me vio con una mirada de fastidio porque yo soy el más pequeño de cuatro. Ella ya había hecho esto para mis hermanos mayores. La cuarta fue la vencida porque me dijo diles a tus papás que voy a ir a hablar con ellos. Para una familia latina nunca quieres que tu maestra venga a tu casa, no puede ser nada de buenas noticias. Y bueno, pues me voy, llego a la casa y mis papás ya habían llegado del trabajo y le digo a mi papá que viene la maestra y yo creo que dijo este hizo algo malo. Pues llega Miss Young mi mamá le hace de comer y todo, como buenos anfitriones.

21:13
José Hernández. Recuerdo que mi papá me jala a la salita con la maestra, en ese tiempo mis padres no sabían inglés, la maestra no sabía español, entonces el traductor oficial era el niño y quería que diera la cara por si era una queja también. Y entonces Miss Young le explica a mis papás que no sería bueno seguir esta vida, moviéndose de lugar a lugar, por que están cambiando de escuela. Y mi papá no lo entendía porque mi papá le contestó a la maestra no sé cuál es el problema porque nos mudamos en fin de semana, no pierden la escuela. Él no veía que era mal cambiar de escuela, nada más no perdíamos ningún día de estudio y luego Miss Young se queja con él dice sí, pero se van a México por tres meses. Y mi papá le contesta pues sí, pero usted le da la tarea, ¿qué no le está dando la tarea correcta? Otra vez mi papá no veía nada malo en la vida que estábamos viviendo. Y no fue hasta que Miss Young utilizó un ejemplo de un árbol, porque mi papá trabaja en la agricultura y le dijo imagínese que le regalo un libro, un arbolito en maceta, se lo voy a regalar. Y mi papá dice ¿qué quiere que haga con el arbolito, señorita? Yo quiero que encuentre el mejor terreno, escarbe un hoyo, lo plante y lo cuida, fertilizante, agua, que no le falte nada, me lo va a cuidar. Mi papá dijo está fácil eso, claro que se lo hago. Pero luego dice pero en tres meses quiero que encuentre otro terreno igual de bueno, escarbe otro hoyo, ese mismo arbolito que plantó hace tres meses ahora me lo cambia aquí. Y mi papá todo confuso dice por qué va a querer que la cambie en tres meses ese árbol. Ah y me lo cuida, como siempre. Y luego Miss Young finalmente le dice y en otros tres meses, es más, cada tres meses quiero que me cambie ese arbolito a otro lugar nuevo, pero siempre lo va a cuidar, fertilizante, lo va a cuidar como un experto que es. Se le queda viendo a mi papá, dice usted que es un experto en temas de agricultura, qué le pasa a ese arbolito. Y mi papá lo pensó, pero sabía la respuesta casi en forma inmediata, dijo mire señorita, ese arbolito no se va a morir, pero lo que sí le digo es que se va a quedar chico, débil y si es frutal tal vez hasta ni de fruta, porque un árbol tiene que quedarse en un solo lugar para que las raíces crezcan profundas, y hasta levanta las manos mi papá, para que las ramas crezcan grandes. Detuvo las manos como por dos segundos cuando cambia la facción de su cara y como dicen en mi rancho, le cayó el 20. Realizó que ese ejemplo era el mismo ejemplo que le estaba haciendo a sus hijos con respecto a la educación y le doy mucho crédito a mi papá, porque en ese tiempo era muy orgulloso, pero se quedó viendo a Miss Young y le dijo a eso se refiere usted.

24:52
José Hernández. Ella dijo a eso me refiero. Después de ese encuentro les cuento que aún íbamos a México cada año, pero en vez de tres meses se redució a tres semanas centralizados en las vacaciones navideñas. O sea, ya no perdíamos escuela. El viaje de dos días y medio por coche de Michoacán a California ya no eran tres paradas, una sola parada en el norte de California y ahí es cuando empezó a agarrar tracción nuestro proceso educativo. Empezamos a aprender en inglés la materia que se estaba enseñando y todo ¿por qué? Porque una maestra tomó el tiempo a visitar a la casa y explicarles a mis papás la importancia de estar en un solo lugar. Esa maestra les cuento que nosotros cuando despegamos al espacio en Florida podemos invitar a 100 VIP personas, para un latino es como decir cuáles de mis primos no van a venir. 100 es muy poquito. Lo bueno es que mis compañeros todos eran güeritos y son uno, de dos de familia máximo. Entonces agarré muchos boletos y pude invitar a Miss Young y su esposo y ellos estuvieron allí, al lado de mi papá, como testigos del lanzamiento. O sea, algo muy bonito.

27:35
Azul. Ingeniero Hernández, mi nombre es Azul Díaz y bueno, tengo una pregunta. De trabajar en el campo a trabajar en la NASA, vaya que es un mundo de diferencia. Mi pregunta es ¿cómo descubrió que quería ser astronauta?

27:47
José Hernández. Las ganas de querer ser astronauta nació cuando tenía yo diez años, diez años, estaba en el quinto grado de primaria. Acabábamos de hacer la tarea, que mi mamá siempre nos ponía a hacer la tarea. Jugamos un rato afuera, como era normal, y en la tardecita, tarde noche, pues enciende la televisión. Es más, teníamos una televisión, esas viejitas de tecnología tipo bulbo que dura cinco minutos en calentarse para que salga la imagen. No podíamos nosotros con el cable, así que teníamos una antena orejas de conejo arriba de la tele con el tejido requerido de la abuela ahí abajo. Ahí estaba todo e interrumpen la programación y empiezan a televisar, pasar la última misión de la época de Apolo, la última caminada en la superficie de la Luna. El astronauta Eugene Cernan el último que ha caminado en la luna, estaba a punto de caminar y lo iban a televisar en forma en vivo. Entonces ahora imagínate un niño de diez años deteniendo la antena para mejorar la recepción y viendo en forma contorsionista al astronauta Eugene Cernan caminando en la luna. Escuchaba al reportero, todavía recuerdo su nombre Walter Cronkite, narrando toda esa caminata y es cuando yo dije de aquí soy yo, yo quiero ser astronauta. Luego, cuando estaba terminando la prepa, pues estaba bien enfocado en que iba a ir a una universidad a estudiar ingeniería y pues eso es lo que me tenía más ocupado que nada y resulta que cuando estaba en el último año de prepa hacen el gran anuncio de que primer latinoamericano fue seleccionado por la NASA como astronauta y nada menos que el costarricense el doctor Franklin Chang Díaz. Él fue seleccionado como el primer astronauta de la NASA de descendencia hispana, aunque él venía de Costa Rica, pues él tenía la piel morenita como yo, hablaba el inglés con un acento como yo, venía de una familia de retos socioeconómicos como yo. Sin embargo, él pudo estudiar y postularse y ser seleccionado como astronauta. Me hizo creer más, que sí podía llegar a mi meta. Como que él estaba abriendo el camino para los demás. Y así es como nació ese sueño.

30:56
José Hernández. Soy ingeniero en mecatrónica. Mi familia es de Michoacán y es un gran honor estar contigo. Mi pregunta para ti es ¿qué se necesita para trabajar en la NASA y cuánto trabajo te costó alcanzar las estrellas? Bueno, una cosa es soñar, querer ser algo y otra cosa es realizarlo, porque soñar todos podemos soñar, eso es muy fácil. Para mí el gran tema es hay que saber convertir ese sueño en realidad. Y yo les digo a mí me costó mucho, fue un proceso de 32 años, pero yo creo que lo primero que hice fue lo más importante. Cuando tenía esos diez años y nació ese sueño en mí, esa misma noche les cuento este sueño a mis padres. Mi papá, cuando le conté, hasta se me quedó viendo y me repitió ¿quieres ser qué?. Y mi papá es un, bueno era, ya está mansito, pero antes era de esos señores de la escuela vieja, típicamente me hubiera ido y le hubiera dicho no, no, nada, no hay bronca, nada, no dije nada. Pero yo tenía tanto entusiasmo que hasta lo dije con actitud. No tenía miedo. Me enfrenté a mi papá. Quiero ser astronauta. Apunta a la cocina, vámonos a la cocina. Híjole, ahora sí me dio miedo. Ahí voy asustado y mi papá no estaba enojado. Y les recuerdo mi papá y mi mamá nomás tienen educación de tercer grado de primaria, pero sabio, mucho más que sus estudios, son los dos. Se sienta y se cruza las manos y no estaba enojado, más bien estaba curioso. Dijo a ver, a ver, dime ¿por qué quieres ser astronauta? Y le cuento todo el rollo que les conté de que vi a Eugene Cernan caminar en la luna, que la luna está un cuarto de millón de millas de lejos y se me hace increíble que pueden llevar a un humano a la superficie y regresarlo sano y salvo y que esta es la última misión de la época de Apolo, pero que van a construir una nueva nave y yo quiero estar arriba de esa nave. Y mi papá hizo algo increíble. Dos cosas. Primero, validó ese sueño. Se me quedó viendo y dijo yo creo que sí puedes lograrlo. Mi papá dijo que puedo ser astronauta, yo lo voy a hacer. Me empodero en creer ese concepto. Dijo hijo, si quieres hacer esto, sigue estos cinco pasos. Primero, define tu propósito en la vida. ¿Qué quiere ser Pepe cuando sea grande? Quiero ser astronauta. Acá entre nos, uno de cinco ya casi llego. Segundo, dice reconoce qué tan lejos estás de esa meta. Y yo le dije ay, papi no se me vaya a enojar, pero más lejos no podemos estar, somos campesinos.

34:54
José Hernández. Pensé que me iba a dar un coscorrón, pero no, se rió, me dijo que bien que lo reconoces, hijo, porque el tercer ingrediente de esta receta es que tienes que crear una ruta. Una ruta de dónde sabes dónde estás, y por tus comentarios lo sabes, a donde quieras llegar. Hay que saber el camino a tu destino. Hay que tener un mapa, una ruta para saber llegar. ¿Cuál es el cuarto papá? Lo estás haciendo, hijo. Te tienes que preparar de acuerdo al reto que escogiste y vaya, qué reto escogiste. Sabes que tienes que ir a la universidad y más allá. Le dije sí papá. Quinto, igual de importante, me dijo, apunta la ventana de la cocina, tú sabes el esfuerzo que pones sábados, domingos, siete días a la semana en el verano, en la recolección de frutas y verduras, con tus hermanos, con tu mamá y con tu papá, ¿sabes ese esfuerzo? Apunta mis libros ahí en la mesa, pon ese esfuerzo ahí. Y cuando termines tus estudios y trabajes, pon ese esfuerzo en tu carrera, en tu trabajo. Se levantó diciendo siempre entrega más de lo que la gente espera de ti, siempre entrega más. Mezclas eso hijo y esa es la receta para el éxito. Terminé la primaria, la secundaria, la prepa con esa mentalidad. Fui a mis estudios de licenciatura, a mis estudios posgrado, agarré un trabajo en un laboratorio muy prestigioso de estudios de desarrollos y ahí es cuando empecé a meter mis solicitudes para astronauta. Ya cuando llegué a trabajar en el laboratorio ya era elegible para postularme como astronauta de la NASA. Ya tenía todos los requisitos mínimos y entonces me postulo. ¿Y qué creen? Recibo mi primer rechazo. Pero no me agüité, no me puse triste. Más bien miré la carta, una carta muy chida, porque era oficial de la NASA con el logo de la NASA y todo allí. Y la carta de rechazo tenía buenas noticias, malas noticias, buenas noticias. Al leerla, ni tenía mi nombre, decía estimado solicitante, pero era mía porque el sobre sí tenía mi nombre. Así que sí, sí, era mía, eso no hay duda. La primera parte de la carta decía al revisar tu solicitud estamos de acuerdo con usted en que es elegible para ser considerado para el puesto de astronauta de la NASA, llena todos los requisitos mínimos. Y yo dije órale, la NASA ya me está, validación, la NASA está diciendo que sí lleno los requisitos.

38:08
José Hernández. Pero luego viene la mala noticia. Más de 12.962 solicitantes también llenan los requisitos mínimos. Ahí me dieron saber que la competencia está cañón. Y solo podemos seleccionar a 100 finalistas y de estos 100 vamos a seleccionar 10 a 15 astronautas. Desafortunadamente, usted no es uno de los 100 finalistas. Siéntase libre de postularse para la siguiente convocación. Dije ah, ok. Me están invitando para la siguiente convocación. Pues no pasa nada, estoy joven. Yo creo que quieren que tenga un año, dos, tres de experiencia. Digo, está bien. Hasta pongo la carta en un marco, la pongo detrás de mi escritorio en el laboratorio. Cuando pasan mis colegas, tenemos reuniones les decía hey, chécalo, la NASA dice que sí puedo ser astronauta. Pero luego ¿qué creen? Recibo la segunda, la tercera, la cuarta, la quinta, el sexto rechazo. A nadie les gusta el rechazo. Les aseguro que no puse en marco el sexto rechazo. Estaba en la casa, lo tiré en el basurero tan fuerte que le erré, cayó en el suelo. Ni eso podía hacer bien. Ya en mi mente me había dado por vencido, pero ya no, seis rechazos, no manches, son muchos. ¿Pero qué creen? Para ese tiempo ya estaba yo casado, recién casado y ella recoge el papelito y lo abre de curiosidad. Cómo son las cosas, si hubiera caído ese papelito en la basura o si ella lo había recogido y puesto en la basura les aseguro, amigos, que no estuviera yo aquí para contarles esto. Pero ella, la curiosidad le agarró y la abrió, y mi esposa, que es de Cotija Michoacán, también campesina como yo, pues bastante inteligente, miró que era el sexto rechazo, miró que estaba así y entre ella pensó se me está rajando. Dije y de seguro va a ser lo que hacía mi abuelita una taza de chocolatito, un pan dulce, un abrazo y besito.

41:12
José Hernández. Porque yo lo que estaba buscando es sentirme mejor después de seis rechazos y yo quería que mi esposa me diera mi chocolatito, mi pan y mis abrazos y besos. Entonces le cuento bien, bien, bien, dramático, mis seis rechazos de pobrecito de mí y todo, casi una lagrimita saliendo. Y qué creen, amigos. No hubo chocolate, ni pan dulce, mucho menos abrazos y besos. Se me queda viendo y me dice híjole, no sabía que me había casado con un rajón. Ay, qué gacho se escuchó eso. Cuando alguien que amas te dice eso, te llega en el corazón. Me dijo lee en voz alta la última parte de la carta, recuerdan que era, siéntase libre de postularse en la próxima convocación. Ella me argumenta te están invitando para que te postules una séptima vez. Si no te postulas, vas a tener ese gusanito de curiosidad adentro y ese gusanito me dijo, te va a comer por dentro, por dentro, por dentro, y te vas a convertir en un viejito amargado a la vida. ¿Y qué crees? Yo no quiero estar casado con un viejito amargado a la vida, así que te pones las pilas, por favor y piénsalo bien. Se levantó y dijo yo no sé qué tienen ellos, a los que seleccionaron, yo no sé qué tienen ellos que tú no tienes, y se fue. Y me quedé pensando, yo tampoco sé. Tal vez debería averiguarlo. Me puse a estudiar el currículum de cada astronauta que habían seleccionado para contestar a esa pregunta, porque al verlos, estudio similar, experiencia de trabajo similar, edad similar, pero mire que todos eran pilotos. Yo no era un piloto. ¿Entonces qué es lo que hice? Invertí en mí mismo. Me convertí en piloto de reglas visual y de instrumentos. Otro año mire, que todos eran pilotos otra vez. No me seleccionaron, pero yo ya era piloto y me di un clavadito más profundo a sus currículums y mire que todos estaban certificados para bucear. ¿Qué es lo que hice? Me certifiqué buceador básico avanzado, rescate y de maestro. Quería que la NASA supiera que yo sabía bucear, pero yo creo que lo que me ayudó más a la última es aceptar un trabajo que nadie quería y era por cinco años, viajar a Rusia seis, siete veces al año, tres, cuatro veces, tres, cuatro semanas a la vez y a veces en pleno invierno.

44:20
José Hernández. ¿Pero por qué lo hice? Yo lo hice porque había escuchado en las noticias que Rusia y Estados Unidos habían firmado un acuerdo para construir la Estación Espacial Internacional. A base de cinco años, 26 viajes a Siberia, cinco años de maestro en el idioma ruso, porque ‘ya ponimayu po-russki yazyk’,
a base de eso, a la doceava vez fue cuando me invitaron a ser parte de la generación 19 de astronautas. Siempre hagan el esfuerzo, hagan el esfuerzo, porque tarde o temprano lo van a lograr. Así fue.

46:01
Francisco. Buenas, mi nombre es Francisco y me gustaría saber cómo estás aprovechando tu experiencia en el espacio para aportar más a la Tierra.

46:09
José Hernández. Mucha gente siempre critica el desarrollo espacial habiendo tantas necesidades sociales aquí en la Tierra por qué estamos gastando dinero en ir al espacio. En primer lugar, hay que reconocer que el dinero no se lleva el espacio y flota y se va. El dinero se gasta aquí en la Tierra, en trabajos emplean a gente estudiada en temas aeroespacial, entonces eso genera más empleo y más inversión. Pero más importante, creo que muchas de las tecnologías que nosotros disfrutamos aquí en la Tierra, es a base de lo que se ha inventado para uso en el espacio. Cuando a mí me preguntan cuál es tu logro profesional más grande, se van a sorprender que no es tener este traje azul, que no es trabajar por la NASA, que no es ir al espacio como ingeniero de vuelo. En mi carrera en el Laboratorio Nacional yo trabajé como investigador redirigí unos estudios que estamos trabajando en el desarrollo de rayos X, un láser de rayos X para defensa nacional, se canceló ese proyecto y toda esa tecnología la redirigí y yo y un compañero fuimos los primeros en diseñar el primer sistema digital de campo entero de la detección de cáncer de mama. Desde que lo inventamos en el 92, le da crédito haber salvado a millones de vidas porque esas imágenes son mucho más superiores a las radiografía. Una imagen superior te deja detectar cáncer en una etapa más temprano. Detectando cáncer en una etapa más temprano salva vidas. Por eso es que ese aparato ha salvado millones de vidas. Viendo un juego de fútbol donde la señales pasan por satélites y están jugando en Europa, Estados Unidos, Sudamérica y la estás viendo en tiempo real, ¿por qué creen que la podemos ver? Por las inversiones que hicimos en el espacio. El teléfono que todos ya tenemos, no importa la clase socioeconómico en que nos encontramos. ¿De dónde creen que salió esa tecnología? Materiales, por ejemplo, cuando cocinas, que casi no se usa aceite porque a las cazuelas están hechas con un material que realmente no se pega la comida, eso fue por base de la tecnología en el espacio. O sea, hay muchos ejemplos, es lo que nos ayuda a tener una vida mucho más cómoda aquí en la Tierra. Entonces por eso es que yo soy muy a favor a que sí se siga invirtiendo en la tecnología porque va creando otras industrias donde va a haber más empleo.

49:51
Danae. José, mi nombre es Danae García y bueno, me parece increíble la diferencia de condiciones que existen entre la Tierra y el espacio. Por eso mi duda es ¿cuáles son las características que debería de tener un traje de astronauta y por qué debería tenerlas?

50:06
José Hernández. Hay varios trajes. El primero, que es el más simple, es el que tengo, es el azul, pero este no va al espacio contigo. Este lo usas para tus entrenamientos y los usas para pilotear a la flotilla de jets que tiene NASA. Allí te enseñas a ser piloto o ingeniero de vuelo y tienes que acumular horas cada mes, tienes que acumular un mínimo de horas, así que siempre estás volando y cuando vuelas tienes este traje. El segundo es el que cuando me ven a los astronautas irse al espacio es el traje de entrada y salida, que es que está bajo presión, te pones un casco, te conectas al aire, pero es muy, como les digo, te da mucho calor estar adentro de él. Antes de ponerse ese traje te pones algo como un pijama, es como un traje de Spiderman porque tiene muchas mangueritas, esta hasta acá, está hasta acá, hasta los pies, te lo pones y luego tiene dos conexiones. Te pones el traje anaranjado, lo conectas al traje anaranjado, las conexiones y por fuera hay otras conexiones del traje anaranjado. Ya cuando te sientas en la silla del transbordador te conectas al agua, esa agua entra al traje de Spiderman y viaja el agua por todo tu cuerpo. O sea, es tu calefacción y tú le controlas el volumen de agua que pase, que recicla por tu cuerpo. Si hace mucho calor, pues le subes más al agua, más volumen. Si te da frío le cierras un poco y así vas manteniendo la temperatura. Ese nomás lo usas cuando despegas y cuando vas a aterrizar. Ya estando en el espacio lo único que usas es ropa natural, playeras, shorts, calcetines, zapatos no usas porque no necesitas, no estás caminando, pero calcetines sí, es lo que usas. El tercero es el más caro de todos, que es el que se utiliza para hacer caminatas en el espacio, porque el espacio y aún en la superficie de la Luna, es un ambiente muy difícil para poder existir. Uno necesita bastante protección y también les cuento que en ambos lugares, sea el espacio o la luna, no hay atmósfera, no hay aire, así que tienes que tener un traje espacial que no nada más mantenga un ambiente donde puedas respirar. Pero también las temperaturas son muy extremas, Muchísimo calor cuando te está pegando el sol y muchísimo frío cuando te tapas y hay sombra. O sea, los extremos son muy grandes, entonces los trajes espaciales tienen como siete diferentes capas, por eso son tan tiesos, porque te tienen que proteger en forma de protección termal, te tiene que proteger si hay un micro meteorito, una piedrita o algo que te pegue, que ojalá te pueda sostener y no traspase el traje, cosas así.

53:07
José Hernández. Son muy caros, millones de dólares para diseñar y construir un traje para un astronauta. Por eso todos los usamos, no hacen uno especialmente para ti, sino los vamos reciclando y usando. Tienen pequeño, mediano y grande, son los tamaños que tienen y es un reto poder utilizar uno de esos trajes por tan tieso que están. La presión adentro también, los guantes te cansan los dedos porque es difícil hacer este movimiento en esos guantes. Siempre tienes una cámara para que los de Mission Control Houston, estén viendo lo que tú estás viendo. Tienes lamparitas para ponerle luz. Siempre tienes comunicación adentro, hasta tienes un tubito, un popote para poder tomar agua mientras estás haciendo una caminata, porque las caminatas pueden durar hasta 7 horas y media, entonces hay que tomar agua y mantenerse hidratado, Pero sí, todo es una… es algo difícil que no te permite estar tan cómodo afuera como quisieras por la protección que necesitas.

55:16
Edgar. Mi nombre es Edgar Sandoval, soy estudiante de Ingeniería Mecánica. Pues escuchando la plática hay una pregunta que me causa mucha intriga. ¿Es para usted más fácil llevar una vida en la Tierra o se adapta más fácil en la Tierra o en el espacio?

55:31
José Hernández. Uno nunca, nunca se cansa de estar en cero gravedad. Y le confieso que para mí me gustaba más andar en cero gravedad que andar aquí en la Tierra, porque uno trabajaba de las 7 de la mañana a 11 de la noche y no se cansaba uno porque no estabas parado, no estabas sentado, estás flotando, tu cuerpo no está haciendo el esfuerzo físico que puedes aguantar más, en ese aspecto. Ahora, por lo mismo de que no te cansas es que no estás utilizando tus músculos, especialmente los de tus pies. Entonces, si te quedas mucho allí en cero gravedad, es como quedarte en cama sin pisar y te reto que te quedes en cama tres semanas y luego trates de caminar, no vas a poder, por no utilizar tus músculos, sufre atrofia muscular. Entonces por eso siempre tenemos un protocolo de si vamos a estar allí menos de un mes, tienes que hacer ejercicio de 40 minutos al día. Si te vas a quedar más de un mes, es hora y media el protocolo de hacer ejercicio. Tenemos tres tipos de equipos para hacer ejercicio, una caminata donde pones un cinturón con ‘bungee cord’ y puedes caminar, una bicicleta de resistencia y pesas de resistencia también. La densidad del hueso se reduce 1% por cada mes que estás en cero gravedad, eso debilita tus huesos. Ahora, cuando regresas se regenera esa densidad. Pero la pregunta que estamos estudiando es, ¿esa regeneración queda mejor tus huesos o quedan peor? No sabemos, eso con el estudio a base del tiempo lo estamos haciendo. También queda el efecto psicológico. Vamos a mandar astronautas al planeta Marte, donde es nueve meses de viaje, quedarte allí un año, porque tienes que esperar que se alineen los planetas otra vez y luego regresarte otros nueve meses. Casi tres años fuera de tu familia. ¿Cuáles son esos efectos psicológicos? Entonces hay que pensar todo eso. Es muy fácil decir déjenme en el espacio, ahí estoy, pero hay efectos fisiológicos y psicológicos que pueden afectar a uno. Pero a lo corto, para mí, cero gravedad.

58:10
Karla. Hola José, mi nombre es Karla Pardo. Soy estudiante de Ingeniería Mecatrónica y sabemos que existen muchas iniciativas que buscan ayudarnos a viajar y a vivir en otros planetas. Me gustaría preguntarle, ¿usted qué hábitos o mentalidades cree indispensable para podernos adaptar en nuestros planetas y que podamos sobrevivir?

58:33
José Hernández. Sí, hay muchos retos para poder adaptarnos a planetas a las que ya conocemos, que estamos muy cerca, la más lógica es el planeta Marte, pero también nuestra Luna, el satélite. Nuestra Luna también creo que ahí es donde vamos a llegar primero. Creo que Estados Unidos está haciendo un esfuerzo de poder desarrollar turbinas nucleares para producir electricidad y poder tener esa energía en la superficie de la Luna y algún día en la superficie de Marte. La Luna no tiene atmósfera, así que tenemos que tal vez traer nuestro propio aire por lo pronto desde la Tierra. Pero creo que hay elementos en la Luna que a base de si tenemos la energía, se puede soltar el oxígeno de esos elementos y podemos producir nuestro propio aire. Creo que en las capas polares, en los cráteres, hay hielo que podemos cosechar para tener nuestro propia fuente de agua en la Luna. Planeta Marte, un poco más complicado, tiene atmósfera, pero es 1% la densidad de nuestra Tierra y nada de oxígeno. Así que otra vez tenemos que buscar los materiales, meter la energía bastante para convertir y soltar el oxígeno de esos materiales. Tenemos que crear hábitats, casas que nos protejan de la radiación, tanto en la Luna como en el planeta Marte. Mandar la nave es lo de menos. ¿Qué vas a hacer para la gente? La comida, el combustible. O sea, son muchos retos, los retos de propulsión para llegar más pronto al planeta Marte. El combustible que se va a necesitar para llegar y regresar. Yo creo que hasta vamos a tener que posicionar tanques de combustible para que pueda llegar una nave, rellene y sigan su camino y regrese y rellene y siga su camino. Eso es lo que son los retos. Por eso yo siempre digo que a la Luna vamos a regresar unos tres, cuatro años. Vamos a crear un outpost allí para una base de larga duración para desarrollar y probar tecnologías que vamos a necesitar para un día irnos al planeta Marte. Yo todavía digo que estamos a diez, quince años en poder lanzarnos como humanos al planeta Marte. Todavía falta.

01:01:46
Irán. Mi nombre es Irán, soy estudiante en Ingeniería Mecánica Automotriz. Mi duda es, ya existen vuelos comerciales al espacio. ¿Qué opina de esto? ¿Y qué puede hacer para realizar un vuelo al espacio?

01:01:59
José Hernández. Estos son vuelos para el que tiene muchos recursos, al súper rico, no es para cualquier persona. Pero si recuerdan cuando estaba empezando la aviación también era juego de rico, cuando en los años 20 30 estaban iniciando los vuelos comerciales y para volar de Nueva York a Miami era carísimo e inclusive la gente hasta con corbata y traje y todos viajaban y las aeromozas muy catrín y dando comida de gourmet y todo. Y lo único que los mantuvo a que no se vayan a bancarrota en ese tiempo a las aerolíneas es que hicieron, de acuerdo con el gobierno americano, para entregar cartas aéreas de un lugar a otro. Hasta que la tecnología fue mejorando, los precios de los aviones fueron bajando, los boletos fue bajando. Entonces llegó un tiempo donde ya no necesitaban el subsidio del gobierno americano para las cartas postales, porque entonces ya era un negocio muy factible, muy que si les daba a las aerolíneas que hasta la fecha les da. Si ves, lo mismo está pasando. Ahorita es un juego de rico. ¿Quieres ir al espacio? dame 1 millón, 2 millones, hasta yo mismo te llevo, te hago los trámites y nos vamos. Pero quién tiene 2 millones de dólares. Las empresas tienen contratos con la NASA para proveerles servicio de llevarles material, comida, agua a los astronautas a la Estación Espacial Internacional. Entonces la NASA es lo que la oficina postal del gobierno americano era para las aerolíneas, la NASA es para la industria aeroespacial de turismo. Los están manteniendo en negocio hasta que el precio vaya bajando. Ahora, nunca te va a costar un vuelo al espacio como un vuelo de avión. Pero sí va a llegar un momento donde digas tú puedes hacer la decisión, o compro un carro nuevo este año, o me doy unas vacaciones al espacio, va a ser una decisión así y yo creo que regresaré a uno de nuevo a nuestra tierra, con una nueva perspectiva. A precio de que realmente viendo hacia abajo se van a dar cuenta que no importa nuestro color de ojos, nuestro color de piel, de nuestra estatura, de nada. De que todos somos de la misma raza, la raza humana. Y yo creo que esa accesibilidad haría una comunidad más cercana a unos y tendríamos menos problemas sociales en contra de cada quien.

01:05:37
Antonio. Soy Antonio Sánchez y mi pregunta es, en México hay muchos lugares, Michoacán es uno de ellos. Mi mamá era de Michoacán. Pero hay muchos lugares donde hay escuelas, pero los maestros no inspiran. Hay muchos lugares donde hay la posibilidad de desarrollo y no se desarrolla. Algo que pudiera usted hacer o se pudiera hacer para lograr esta mejora, esta inspiración en la educación sobre todo.

01:06:19
José Hernández. No todos los maestros son iguales, ¿verdad? No todos son una Miss Young, hay que reconocer eso. Pero hay que no dejar de inspirar. Yo sé que una charla no es lo suficiente para solucionar el problema, pero ojalá dé esperanzas, se siembra semillitas de esperanzas de que nos dé frutos. Y la clave es la educación. Y que tal vez este año no les toque un maestro bueno, pero para el próximo tal vez les toque uno como Miss Young. Entonces hay que cada quien poner nuestro granito de arena en el proceso. Yo no tengo todo el costal de arena, pero pongo mi granito y espero otros también pongan el suyo y así se hace el montoncito que necesitamos.

01:07:27
David. Hola José, mi nombre es David Figueroa. Hoy nos has comentado a lo largo de esta charla de los elementos tan importantes para cocinar esta receta de 32 años. Una receta donde hoy ya nos has dejado los utensilios, las herramientas, los ingredientes. Pero hace falta el ingrediente secreto. El ingrediente secreto a lo largo de la perseverancia de estos 32 años para poder lograrlo. ¿Qué le dirías hoy a los niños, a los jóvenes, que tienen esa chispa, ese objetivo para esa receta? ¿Qué hubo detrás de José en 32 años, para lograrlo?

01:08:14
José Hernández. Yo siempre soy en ver el vaso medio lleno, no medio vacío. Y entonces la educación es clave. Entonces yo sabía que entre más educación tenía, más oportunidades se abrían. El simple hecho de yo querer ser astronauta me motivó terminar la primaria, la secundaria, la prepa, obtener mi carrera de ingeniero, agarrar mis estudios, posgrados y trabajar en un laboratorio nacional importante del gobierno. Y entonces yo obviamente me postulaba con todas las ganas de querer ser astronauta. Pero es importante no aferrarse a un objetivo, porque te consume. Sí, hay que ir en esa dirección. Pero si nunca llego a ser astronauta, el simple hecho que quería serlo me motivó a lograr todos estos logros y estudios y tener un trabajo cañón en un laboratorio como ingeniero. Entonces yo siempre, cuando recibía esa carta de rechazo, sí me daba pesar, me agüitaba, pero pronto me levantaba yo mismo y yo decía a ver qué es lo peor que puede pasar si nunca te seleccionan. Estás bien preparado, tienes un buen trabajo. Este no es mal premio de consolación, por eso es el dicho si le tiras a la Luna, lo peor que puede pasar es caes arriba del mundo. Hay que echarle ganas. Hay que ganárselo. Yo no estoy diciendo que es fácil. Les confieso que cuando quería ser yo astronauta era por razones pues egoístas. Yo quería ir al espacio, o sea, yo nada más estaba fijándome en mí. Yo quiero ser astronauta. ¿Por qué? Porque quiero ir al espacio, quiero tener esa experiencia. Y les cuento que en 2004, cuando nombran a la nueva generación de astronautas, la generación número 19, donde su servidor era uno de los 14 miembros, pues los medios tienen las historias de cada astronauta. Y cuando terminaron de presentarnos los medios como que se llegaron a mí, como que mi historia se les hizo más increíble. Porque lo primero que me preguntaron era que si era cierto que venía de familia campesina y le dije que sí, entonces mire toda esa tensión que se ponía en mí y es cuando en forma inmediata reconocí que me convertí en un ejemplo a seguir.

01:11:15
José Hernández. Y uno puede aceptar ese papel y desarrollarlo para el beneficio de nuestra sociedad, o uno puede ser un sangrón y decir oye, quítense de mí, déjenme hacer lo que yo vine a hacer y yo obviamente seleccioné ser un ejemplo a seguir y poder hablar con jóvenes lo más posible. Nosotros, hay una política que cuando somos astronautas tenemos que dar una presentación como acto social al mes, no te dejan dar más tampoco, nada más una te dejan. Y mis compañeros siempre iban que a juegos de béisbol, al futbol, al basketball, cuando pedían astronautas que se presentaran allí a medio tiempo y se llevan el traje, pero disfrutan del juego, comen rico y todo y yo no, yo me iba al sur de Houston, a todas las escuelas donde había muchos latino y yo daba mis charlas allí. ¿Por qué? Porque yo pensaba que eso era mejor uso de mi tiempo. Y tal vez, como nombro yo a Franklin Chang Díaz, pues ojalá algún día alguno de ustedes digan porque estaba sentado allí, me inspiró y ahora soy esto.