Introducir solo tecnología en la escuela no es innovar
Óscar Martín Centeno
Introducir solo tecnología en la escuela no es innovar
Óscar Martín Centeno
Director y maestro
Creando oportunidades
Cómo usar la tecnología para mejorar el aprendizaje
Óscar Martín Centeno Director y maestro
Óscar Martín Centeno
Debutó como director en un colegio que iba a desaparecer. Pero, en apenas unos años, multiplicó por siete el alumnado y lo convirtió en un referente internacional de la innovación. Óscar Martín Centeno está convencido de que “la innovación educativa es imparable y cualquier centro puede entregarse a ella”. El CEIPS que dirige en Madrid, Santo Domingo de Algete, forma parte de los prestigiosos 'Apple Distinguished School'.
Licenciado en Historia y Ciencias de la Música por la Universidad Autónoma de Madrid, Martín Centeno compagina su labor directiva con la presidencia del Consejo de Directores de Madrid. Este educador polifacético es, además, poeta. Sus obras ‘Espejos enfrentados’, ‘Las cántigas del diablo’ o ‘Circe’, han recibido varios reconocimientos nacionales e internacionales.
Óscar Martín Centeno ha publicado también varios textos para docentes como el ‘Manual de creación literaria en la era de Internet’ y ‘Animación a la lectura mediante las nuevas tecnologías’. El maestro reivindica el poder de la tecnología para el cambio educativo, pero invita a usarla de manera reflexiva y creativa. “Si metes tecnología en un centro educativo para, en lugar de tener libros, tener libros digitales en formato PDF, no estás cambiando absolutamente nada”, concluye.
Transcripción
Entonces, hay otra serie de contenidos que se pueden preparar, contenidos en vídeo, en presentaciones, en documentos, que también pueden ser utilizados para que de esa manera puedan acceder a ello en diferentes momentos y de esa forma también sacarle un mayor rendimiento. Hay que tener en cuenta, también, que hay muchos alumnos, muchas familias, que solamente podían acceder a esos contenidos, no con un ordenador, no con una pantalla de 19 pulgadas, sino con un teléfono móvil. Y hay que tenerlo en cuenta también con todo lo que hacemos, que esos vídeos se puedan leer bien, que esas presentaciones puedan tener el texto grande para que puedan ser seguidas con un teléfono móvil. Y las familias yo creo que también tienen que coordinarse muy bien con los centros educativos y con la administración. Creo que cuando tenemos una situación así, lo más importante de todo es que hablemos mucho entre nosotros, que se expliquen muy bien las diferentes acciones educativas que se desarrollan en los centros, y que podamos apoyarnos unos en otros y comprendernos bien unos a otros. Hay muchas veces que para poder conseguir que todo funcione de una forma efectiva, tienes que preparar determinados materiales y darles la posibilidad a los estudiantes a que colaboren en el desarrollo de esos materiales. A nosotros, por ejemplo, nos encanta crear contenido audiovisual. Tenemos un montón de canales de televisión en el centro y, para esos canales de televisión, nuestros profesores generan contenido que puede ser accesible en cualquier momento por los estudiantes, pero nos gusta también que sean los estudiantes los que generen contenido, que ellos mismos hagan vídeos, que ellos mismos hagan radio digital y que puedan compartir todo ese trabajo con el resto de los alumnos. No hay nada mejor para un estudiante que aprender con materiales que ha preparado un amigo suyo, un hermano mayor suyo, que vean que el aprendizaje no se detiene, que el aprendizaje lo hacemos entre todos, que el contenido es solamente algo que tú puedas utilizar para generar nuevas acciones que te permitan mejorar tu entorno y mejorar tu vida. Y esto para mí es lo esencial. Utilizar este tipo de herramientas para dar participación al alumnado y participación, además, audiovisual, que es algo que les encanta.
“La innovación educativa es imparable”
Pero yo escucho sus comentarios y pienso: «A lo mejor también nuestros políticos tendrían que controlar determinados comentarios y determinadas actitudes». A lo mejor la sociedad en general, la sociedad en su conjunto, es la que tendría que tener un planteamiento más ético de la realidad. Y yo creo que partiendo de esa idea y viendo el gran abanico que están, ahora mismo, mostrando los diferentes «influencers», que hay de comida, hay de ajedrez, la parte positiva está ahí, porque al final yo creo que la gente quiere comunicar y quien tiene buenas ideas las va a acabar transmitiendo. Y la gente se acaba cansando del mal contenido. O sea, si os acordáis, hace tiempo, Instagram eran fotos de pies en la playa. Y esa moda se pasó. Lo de los gatitos es eterno, pero todo lo demás acaba pasando y yo creo que al final con el contenido pasa igual. El contenido bueno, el contenido de calidad, perdura. El contenido que solamente es superficial para un momento dado acaba desapareciendo. Y al final yo confío en que nuestros estudiantes van teniendo cada vez un mayor pensamiento crítico y son capaces también de acercarse a las diferentes propuestas de una manera relevante. Yo he tenido estudiantes, he conocido estudiantes, que están siguiendo, además con muchísima atención, programas de literatura, de poesía, de narración y antes era muy normal que ellos pudieran seguir podcasts, a lo mejor, hablando sobre determinados fenómenos mediáticos que gracias a la televisión y al cine se han convertido en algo relevante. Pero que sigan programas de poesía, que sigan un podcast de poesía, me parece muy interesante y creo que debemos confiar más en ellos, porque creo que nuestros niños y niñas son más inteligentes de lo que pensamos, tienen más pensamiento crítico del que pensamos y pueden dar también muchas ideas y muchas propuestas para mejorar la realidad.
Y yo creo que ahí también tenemos que dar ejemplo nosotros. Siempre te van a comentar, cualquier docente te va a comentar que los niños aprenden mucho por imitación. Y si se dan cuenta de que su padre, su madre, está leyendo en el sofá, van a verlo como algo interesante. Sin embargo, si nosotros le decimos que me encantaría leer, pero nunca tengo tiempo. El mensaje que estamos transmitiendo es que es algo bueno, pero no tan bueno, porque nunca tendremos tiempo para ello. Y una buena forma de engancharse a la lectura es tirar del hilo de aquellas cuestiones que les pueden interesar a ellos. Esos fenómenos cinematográficos, luego buscarán referencias, participarán en blogs, incluso escribirán en blogs, ese mundo transmedia donde ellos pueden participar, leer y escribir, es tremendamente interesante para poder desarrollar estas iniciativas. Y por supuesto, están las librerías. No hay nada mejor que acercarse a una librería y preguntarle por qué tipo de libros le pueden interesar a niños de esa edad.
“Nunca había visto a la comunidad educativa tan unida como ahora”
Recuerdo docentes que han llegado al centro, que han visto lo que estábamos haciendo y directamente te decían: «Bueno, este centro es surrealista. O sea, he llegado aquí, me han dado una hoja que no puedo ni entender sobre lo que tengo que hacer esta semana, me han dicho que tengo un iPad con aplicaciones, con un montón de posibilidades y todavía no sé ni cómo empezar». De hecho, fíjate, al primer claustro, todos mis docentes le llaman el claustro del pánico. Más que nada porque empiezas a ver las caras de todos los docentes que llegan nuevos, empiezan a ver la presentación y lo que está pasando por sus mentes es: «¿Por qué yo? ¿Por qué he tenido que caer aquí?». Y luego de repente empiezan a ver ese buen ambiente que tenemos, ese compañerismo entre los docentes para poder acompañarles y poder desarrollar todas las iniciativas. Recuerdo que una vez una profesora que vino al centro, una profesora magnífica, llegó al centro educativo y me dijo: «Mira, Óscar, yo todo este tema de las pizarras digitales, a mí me cuesta, pero ya llegar un centro que es todo tecnológico, que haya iPads. Yo esto, de verdad, que no sé cómo lo voy a poder hacer. Eso sí, tú dame una cabra que la enseño a leer», y yo le dije: «Esa es la actitud». Si tenemos esa actitud frente a los problemas, frente a la vida, no va a haber nada que se nos ponga por delante. Aquí lo importante no es aprender cómo funciona la tecnología, lo importante es desarrollar tu imaginación para conseguir que la tecnología se convierta en una herramienta chula para tus clases, para que permita que se desarrollen las diferentes iniciativas, que los estudiantes estén emocionados con las cosas que estamos haciendo los docentes, porque ahí sí que hay cambio, ahí sí que hay motivación, ahí sí que hay ganas de transformar la educación para conseguir lo mejor para nuestros niños y niñas.
“Si somos capaces de transformar la educación, podemos transformar el mundo”
Yo creo que ahora mismo todos los centros estamos trabajando bien, estamos haciendo todo lo que podemos y tenemos que intentar conseguir que los papeles no acaben coartando la libertad de acción y el desarrollo de las iniciativas que están llevando a cabo los docentes. Porque si nos dan un poquito de tiempo y nos bajan un poco la burocracia, yo estoy absolutamente convencido de que paso a paso y poco a poco, cualquier centro educativo puede entregarse a la innovación educativa. Con proyectos variados, con lo que ellos quieran hacer. Habrá centros que les encante el arte, centros a los que les encante el teatro, centros a los que les encante la música, y puedan empezar a generar contenidos y proyectos educativos basados en esos focos de interés. Yo creo que es una cuestión que va a ocurrir. La innovación educativa es imparable. La sociedad nos lo pide, nos lo requiere. Tenemos que preparar adecuadamente a nuestros niños y niñas. Y nosotros lo que le tenemos que pedir, también, como centros educativos a la Administración, es tiempo y recursos para poder acompañar el enorme esfuerzo que ya están empezando a hacer los docentes. Hablamos siempre de innovación educativa, pero al final la gran pregunta es: «¿Qué es la innovación educativa?», porque hay mucha gente que piensa que simplemente por cambiar los espacios o por introducir tecnología en las aulas ya estás innovando. Y para mí esto no es así. La innovación educativa parte de un concepto muy claro que es: vamos a conseguir que el rol del alumno y el rol del docente se transformen. Que no sean simplemente una persona activa y un montón de niños y niñas pasivos que reciben información, sino que de alguna manera podamos, a través de metodologías activas, empezar a conseguir que tengan una participación mayor. Y que sean capaces, también, de crear y de generar las diferentes propuestas que se ponen en marcha en las aulas. Para mí esta es la clave. Y eso se puede hacer con o sin tecnología. Lo más importante es que ese alumno se convierta en protagonista, pero protagonista de verdad, que cuando se esté trabajando sobre un contenido concreto, sean ellos mismos los que puedan empezar a generar ese contenido audiovisual, o hacer una representación de teatro para hablar de un contenido, o empezar a preparar en papel algunas propuestas para que luego puedan debatirlas. Es decir, que aprendan más porque van a aprender de forma activa y, sobre todo, que cambiemos completamente los roles.
Que el profesor se convierta en un facilitador, en una persona que es capaz de impulsar, de motivar al alumnado y que los alumnos, a su vez, empiecen a tener un papel cada vez más activo en la educación, porque eso es lo que también les va a pedir la vida. La clave fundamental para mí es que antes se daba la lección y ahora se diseñan experiencias educativas. Haces un diseño para que la gente participe, para que los estudiantes puedan aportar diferentes propuestas. Y esa es la clave. O sea, para mí la base de todo es conseguir que el alumnado adquiera esa responsabilidad, que ellos mismos cojan el contenido y digan: «Bueno, con esta idea puedo aplicarlo a este otro tipo de factor que puede tener un cambio en el entorno, que pueden mejorar lo que estamos viviendo, que puede transformar también lo que hacemos en el aula». Y ellos son rápidos para tener estas ideas, son rápidos para aplicar el contenido. Solamente necesitamos diseñar buenos escenarios para que ellos sean los protagonistas.