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“Este es el milagro de contar una buena historia”

Ken Follett

“Este es el milagro de contar una buena historia”

Ken Follett

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Creando oportunidades

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¿Cuál es la magia y el misterio de la literatura? ¿Qué hace que una persona pase horas con un libro, página tras página, sin poder parar de leer? Según el escritor británico, Ken Follett: “La historia tiene que ser buena, los personajes tienen que ser creíbles, los temas tienen que interesar a la gente... pero hay algo más importante en una buena novela: que el lector sienta lo que sienten los personajes”. Así defiende la importancia de la emoción en los libros. Autor de más de una docena de bestsellers y de grandes éxitos como ‘Los Pilares de la Tierra’ y ‘Un mundo sin fin’, Follett ha sido aclamado y premiado en todo el mundo. Nació en una familia que amaba los libros. Cuando era niño, adoraba las historias de James Bond y leía las obras de teatro de Shakespeare.

Autor de casi una veintena de novelas históricas, asegura que “lo más interesante de la historia son los grandes cambios, el cómo y el por qué sé produjeron”. Y añade: “Los cambios históricos que más me interesan son los que nos concedieron libertades”. Gran defensor del trabajo creativo, Ken Follett asegura que lo mágico de este es que, a veces, los mejores resultados surgen de romper las reglas establecidas: “Podemos enseñar a la inteligencia artificial a escribir una novela. Pero no podemos enseñarle a romper las reglas. Ese es el gran poder del trabajo creativo”, sentencia. Follett ha sido descrito en más de una ocasión como un narrador nato. Sus padres no permitían a sus hijos ver la televisión, así que los libros se convirtieron en su mayor placer y la biblioteca en su lugar favorito. Ha recibido numerosos premios y sus obras han sido adaptadas al cine, la televisión y el teatro. Es el presidente de ‘Dislexia Action’, miembro del consejo del ‘National Literacy Trust’, socio de la ‘Royal Society of Arts’ y Doctor Honorífico en Literatura por la Universidad de Glamorgan, en su Gales natal.


Transcripción

00:06
Ken Follett. Hola a todos. Gracias. Gracias.

00:14
Jesús. Hola, mi nombre es Jesús García. Señor Follett, ‘Los pilares de la Tierra’ probablemente sea su mayor éxito internacional. En mi opinión, esto se debe en gran parte al potente comienzo del libro: «Los chiquillos llegaron temprano para el ahorcamiento». ¿Qué peso le da usted a un comienzo potente en el éxito de una obra? ¿Recuerda usted algún comienzo que le haya impactado?

00:43
Ken Follett. Sí, la primera frase es muy importante. Por muchas razones, pero una de ellas es que, en la librería, la gente coge el libro, lo abre y se lee la primera frase. Como sea mala, el libro se queda donde estaba. La primera frase debe seducir al lector. Estoy muy orgulloso de «Los chiquillos llegaron temprano para el ahorcamiento» porque ya te dice que la historia va a tener lugar en un mundo cruel. Incluso los niños pequeños van a ver un ahorcamiento, qué horror que ocurra algo así. Así que uno ya sabe que será un mundo cruel. La primera frase que más me gusta a mí es de un libro infantil que se titula ‘James y el melocotón gigante’, de Roald Dahl. Y la frase dice: «Hasta los cuatro años, James Henry Trotter había llevado una vida feliz». ¿No es buenísima? «Hasta los cuatro años». Pero ¿qué le paso a los cuatro años? ¿Por qué no puede ser feliz un niño de cuatro años? A los niños les encanta este libro y es un libro muy famoso en Inglaterra, no sé si en otros países también lo será. ¿Aquí es conocido Roald Dahl?

02:08
Público. Sí.

02:10
Ken Follett. Era un gran escritor de literatura infantil y ese es uno de sus mejores libros. Ahora, una primera frase malísima es la de Proust, en ‘En busca del tiempo perdido’, ‘À la recherche du temps perdu’. Y dice así: «Mucho tiempo he estado acostándome temprano». ¡Qué horror! ¡¿A quién le importa a qué hora se acostaba?! Pero sí que te está diciendo que este libro no va a ser un libro normal. Es Marcel Proust. Y Marcel Proust le va a dedicar un millón de palabras a analizar cuestiones minúsculas. Esta primera escena de un niño pequeño en la cama dura páginas y páginas. Está esperando a que su madre vaya a darle un beso. Pues vaya recurso narrativo. Así que, en cierto sentido, como primera frase, es mala, pero hay que reconocerle que te avisa del tipo de libro que tienes delante y, si no te gusta, léete otra cosa. ¿Qué más primeras frases? «Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada». Tolstói. Esa me gusta mucho. Y me gusta porque es misteriosa. «Cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada».

03:50

Enseguida te pones a pensar en familias que conoces y en tu propia familia: «¿Mi familia es así? ¿Tiene un motivo especial para sentirse desgraciada? ¿Y la gente que conozco? ¿Y mi familia? ¿Tenían algún motivo especial…?». Y entras ahí. Tolstói te atrapa de una forma muy sutil. Y dejadme hablaros de una última primera frase. «Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa». Esta es de Jane Austen, de ‘Orgullo y prejuicio’. En primer lugar, te plantea la trama: el libro irá sobre chicas que buscan marido. Muchos de vosotros y vosotras conoceréis este libro, y es el favorito de millones de personas. Pero fijaos en que no empieza con eso. Empieza diciendo: «Es una verdad mundialmente reconocida». ¡Pero no es verdad! No es algo mundialmente reconocido y no es ni siquiera verdad que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesite una esposa. Entonces, ¿por qué lo dice? Porque, en ese pueblo, todas las madres les buscan marido a sus hijas. Y, en la historia, llega al pueblo un hombre muy apuesto poseedor de una gran fortuna. Y es un héroe romántico, con lo cual es un poquito arrogante. Tiene muy buena planta. Unas ropas estupendas. Pero no se puede asumir que esté buscando esposa. Igual es muy feliz gastándose su fortuna en su palacio.

05:39

Pero todas piensan que debe de querer a una de sus hijas. Y esa es una trama común para una novela romántica, pero yo creo que lo que distingue a Jane Austen de cualquier otro autor de novela romántica es que ella se ríe de todo eso. Cuando dice «Es una verdad mundialmente reconocida», se está mofando. Son las madres las que se lo creen. Y la genialidad de Jane Austen es este trasfondo de burla sutil. No es cruel con los personajes. Se ríe de ellos, pero con delicadeza. Eso es lo que la hace destacar entre el resto de novelas románticas y la hace una de las grandes. Menuda respuesta larga que te he dado.

06:38
María. Hola, yo soy María. Soy estudiante y muy fanática de la escritura. Si fuese mi profesor de Literatura, ¿qué autores o autoras me recomendaría y qué autores o autoras son sus favoritos?

07:00
Ken Follett. Yo creo que lo importante es leer mucho. Lo que importa no es tanto lo que lees, sino que leas mucho. Y todos los escritores y las escritoras que conozco han sido ávidos lectores desde la infancia. Y, después de leerte un par de cientos de novelas, sabrás mucho sobre cómo se escribe una novela. Sabrás lo que son las frases, los párrafos y los capítulos. Sabrás cómo se escribe un diálogo. Sabrás cómo se describen las personas y los lugares. Leas lo que leas, todo eso lo estarás aprendiendo. Ahora, yo tengo un gusto muy amplio. Leo novelas policíacas, ciencia ficción, novela histórica… a veces también leo novelas más intelectuales. Me interesa todo tipo de literatura. Pero, cuando te conviertes en escritor, empiezas a leer de otra manera. Y lo que le recomiendo a cualquiera que quiera dedicarse a la escritura, y es lo que yo hago, es preguntarse por qué el libro funciona, por qué llama la atención. Eso si el libro tiene éxito; si no, esta pregunta no vale. Pero, si el libro ha tenido éxito, hay que preguntarse por qué. Sea del tipo que sea.

08:39

Puede ser una novela literaria que ha ganado premios o un libro que ha vendido muchas copias, pero siempre hay que preguntarse por qué, qué tiene ese libro que a la gente le gusta tanto. Puede haber muchas respuestas y, cuantas más seas capaz de encontrar, más posibilidades tendrás de escribir un libro que funcione. Entonces, ¿qué es lo que leo yo? Bueno, a los doce años, descubrí a dos autores que aún hoy son mis favoritos. Uno es Shakespeare y el otro es Ian Flemming, el creador de James Bond. Las obras de teatro de Shakespeare me las leía como si fueran novelas. Simplemente me gustaban las historias. Aunque eso no es del todo cierto. En el fondo, yo sabía que la forma en que aquellas historias estaban escritas tenía algo de especial. Cuando tenía doce años, y a veces todavía me pasa, había frases de Shakespeare que yo leía y pensaba: «Pero ¡qué bueno!». El pequeño Follett era todo un crítico literario. Y sobre James Bond, bueno, es que a los doce años las historias de James Bond me alucinaban. Aprendí mucho. Son supereducativas. Para un niño de doce años, las historias de James Bond eran superemocionantes. Y, diez años después, cuando empecé a plantearme escribir mi propia novela, recordé la emoción que sentía cada vez que cogía un nuevo libro de James Bond. «¡Qué ganas, esto me va a encantar!».

10:19

Y yo quería que mis lectores sintieran eso mismo con mis libros. Quería que mis lectores dijeran: «¡Qué ganas, lo nuevo de Ken Follett!». Ian Flemming fue una inspiración para mí en este sentido. Claro, yo no escribo nada similar a lo suyo y tampoco podría, es un genio. Ian Flemming creó un estilo literario que se ajustaba perfectamente a su protagonista. Y no mucha gente hace eso. Lee Child es otro de los autores que sí sabe hacerlo, con los libros de Jack Reacher. El estilo es perfecto para el personaje. Hay alguno que otro autor así, pero es poco común, así que a estos dos los admiro. Los libros de James Bond me los he leído todos dos veces y ya los he dejado, pero a Shakespeare sigo leyéndolo y sigo yendo a ver sus obras. Y cada vez que veo un teatro de Shakespeare aprendo algo nuevo. Y los autores que más disfruto no son necesariamente los que me han influido. Por ejemplo, Gabriel García Márquez. Creo que me he leído todos sus libros. Y todo el mundo conoce ‘Cien años de soledad’. En mis tiempos de universitario, no había jipi que no se lo leyera. Jorge Amado, el escritor brasileño que escribía en portugués. Me encantan sus obras. Era un gran escritor y, además, era muy gracioso. Su libro más famoso es ‘Doña Flor y sus dos maridos’. Qué buen título: ‘Doña Flor y sus dos maridos’. Me gusta muchísimo la literatura francesa. Balzac, Zola, Victor Hugo. A ellos tengo que leerlos traducidos. En francés puedo leer novela moderna, pero el francés antiguo no sé leerlo.

12:12

Algo que recomiendo es leer las traducciones de libros escritos en otra lengua, te amplía mucho el horizonte. Porque una parte de los libros escritos originalmente en tu idioma tendrán mucho en común. Cuando te lees algo de literatura rusa, por ejemplo, o de literatura francesa o latinoamericana, es que no tiene nada que ver. Es algo totalmente nuevo para ti y dices: «¡Ah, pues podría hacer eso!». A ver, luego no lo haces. Yo no escribo realismo mágico, no soy capaz ni aunque me maten. Pero te abre la mente. En fin, me has pedido que te recomiende a un escritor. Bueno, si tuviera que quedarme con uno, volvería a Jane Austen. ¿Por qué? Porque ella dio estructura a la novela. Antes de Jane Austen, si piensas en las novelas del siglo xviii, verás que son dispersas. Como ‘La historia de Tom Jones’. Son larguísimas, desestructuradas… El héroe va de aventura en aventura. Y Jane Austen normalmente lo que hace es presentarte a un grupo reducido de personajes y todo el conflicto surge entre los cuatro o cinco personajes principales y un puñado de personajes secundarios. Ya está. Y la historia es lineal. Comienza con una pregunta, ¿con quién se va a casar Eliza?, y termina con Eliza casándose con el hombre indicado. Y esa es la estructura de la novela moderna: introducción, nudo y desenlace. Las novelas de Jane Austen me las leo una y otra vez para que no se me olvide cómo se hace.

14:01
Sara. Hola, señor Follett. Soy Sara, también soy estudiante y yo tengo una pregunta para usted. Todos nos imaginamos, al fin y al cabo, a los protagonistas y a los personajes de su libro de una manera distinta. Entonces, en el musical de ‘Los pilares de la Tierra’, que, por cierto, tengo muchas ganas de verlo, ¿cómo se siente usted al dar vida de nuevo a esos personajes e identificarlos y todo eso?

14:27
Ken Follett. Cuando uno se lee una novela, se imagina en su cabeza el aspecto de los personajes. O, al menos, si yo he hecho bien mi trabajo, tú te los podrás imaginar. Cualquier autor medianamente bueno te hará una descripción de todos los protagonistas. Luego, vienen y te dicen: «Vamos a hacer una película. El actor que va a interpretar al héroe es este». Y tú dices: «¡Pero si no se parece nada! ¡No tiene nada que ver!». Pero, claro, es una reacción absurda. Tú te sientes así, pero es una tontería, porque, cuando veas al actor en pantalla representando a tu personaje, en diez segundos te habrás convencido de que el personaje es así y se te olvidará la idea que te habías hecho. Porque por eso son buenos actores. Y con eso respondo a tu pregunta. El aspecto de los actores en realidad da igual. O sea, hay… Si tú has escrito que el espía es guapo, pues es que hay mil maneras de ser guapo. Hay gente a la que Daniel Craig, el que interpreta a James Bond, no le parece guapo. Y, luego, hay otra cosa. Lo que nosotros sentimos, lo que los escritores sentimos, sobre las películas, las series y también los musicales, son dos cosas. Primero, nos alegramos, porque es un gran halago. «Quieren hacer una película de mi libro. Qué pasada, ¿no? Qué bien lo hago». Y, segundo, pensamos: «Pero me ha costado tanto trabajo crearlo todo, que sea lógico, que no aburra, que sea verosímil para que los lectores se crean que esto podría pasar… ¿Y si no son tan meticulosos como yo? ¿Y si meten la pata?».

16:26

Pero es lo que hay. Tienes que arriesgarte. Y, por lo que yo he vivido, casi siempre, la gente que hace películas y series sabe lo que se hace. A veces, no. A veces me ha ido mal. Cuando vi ‘El valle de los leones’ con mi familia, mis hijos se fueron yendo uno por uno. Fue terrible, fue una miniserie terrible. Pero casi siempre he tenido suerte. Y, luego, hay otro tema: los autores nos preocupamos por las películas y somos unos orgullosos, pero, al final, todos cogemos el dinero. Siguiente pregunta.

17:14
Ricardo. Hola, señor Follett. Mi nombre es Ricardo. Tengo entendido que usted es músico y que toca el bajo en una banda de ‘blues’. Como músico, ¿qué tipo de sonidos y de música imagina usted a la hora de contar esta historia? Y, por otro lado, me gustaría preguntarle cómo es posible condensar una complejidad tan grande como es ‘Los pilares de la Tierra’ en un musical, en algo ‘a priori’ tan sencillo.

17:46
Ken Follett. Son dos preguntas. Una, cómo es posible condensar ‘Los pilares de la Tierra’ en un musical. No se puede. Incluso para una película o incluso para una serie que dure ocho, diez o doce horas, siempre hay que dejar mucho fuera, muchísimo. Es algo que uno acepta desde el principio. Sabes que será algo inspirado en tu libro, pero que no puede incluirlo todo. Entonces, me preguntabas cómo se puede producir un musical de dos horas y media, y lo mismo se podría decir en el caso de las películas, y mi respuesta es que requiere mucha habilidad, es dificilísimo. Los guionistas son personas con muchísimo talento. De alguna forma, extraen la esencia de la historia y la convierten en algo más breve. En cuanto a la música de ‘Los pilares de la Tierra’, pues mira: nadie sabe cómo era la música en la Edad Media. Un poco después, unos doscientos años más tarde, había una forma de canto que ahora se conoce como ‘canto gregoriano’. Y es bastante aburrido, la verdad. Es como escuchar a monjes lamentándose. Así que, por mí, genial que no tengáis que escuchar ningún canto gregoriano en el musical de ‘Los pilares de la Tierra’.

19:17

Esta noche voy a ir a verlo. Ya he visto alguna cosa. Y lo que te encuentras es el tipo de música que el público espera cuando va a al teatro a ver un musical. Es moderna y tiene un ritmo majestuoso. Todas las canciones que he escuchado me han encantado. Pero medieval no es, música medieval no es. Y menos mal.

19:49
Covadonga. Me llamo Covadonga Villar, soy una gran admiradora suya y me gustaría saber, señor Ken, si Tom, Ellen o William, ¿cuál de estos, o de cualesquiera, es su personaje favorito? Y, en caso de sentir tanta pasión o admiración por ese personaje, ¿cuál de ellos le gustaría que fuera real o que existiera en la realidad?

20:20
Ken Follett. Mi personaje favorito de ‘Los pilares de Tierra’ es el prior Phillip. La razón es la siguiente: en esta historia, necesitaba crear un personaje que fuera completamente distinto a mí. El prior Phillip es un cristiano muy devoto. Yo no creo en Dios, no soy cristiano. Y él entrega su vida al monasterio y a la Iglesia. Nada que ver conmigo. Otra razón por la que no nos parecemos es que él es alegremente célibe. ¡Nada que ver! Pero al final se convirtió en un personaje entrañable. A veces, en los libros, hay una escena que te cuenta lo que necesitas saber sobre un personaje. Y en ‘Los pilares de Tierra’ hay una escena, bastante avanzada la historia, que concreta el personaje del prior Phillip. El prior Phillip se encuentra de viaje a lomos de su caballo y con él va un joven monje, que va caminando. Y, en un momento dado, ven un vertedero. Y en el vertedero hay un hombre que había sido monje en su priorato. Se llama Remigius y, cuando era monje en el priorato, era un incordio, un estorbo. Era un arrogante que daba problemas. Al final, tuvo que abandonar el priorato. Ahora, estaba buscando zapatos en el vertedero.

22:06

Una persona normal, como yo mismo, diría: «Le está bien empleado, que se hubiera portado mejor cuando estaba con nosotros». Pero el prior Phillip es demasiado bondadoso como para reaccionar así. El prior Phillip se baja del caballo, se acerca al vertedero y le dice: «Hola, Remigius. ¿Te gustaría volver al monasterio?». Remigius, que sigue siendo un orgulloso, le dice: «¿Y cuál sería mi cargo en el monasterio?». El prior Phillip le dice: «Ninguno. Serás un humilde monje. Pero, si quieres venir, puedes venir». Y Remigius acepta. Entonces, vuelven al caballo y el prior Phillip le dice a Remigius: «Monta tú al caballo», a lo que el joven monje responde: «¿Qué? No puede dejarlo montar. El caballo es para usted. ¡Usted es el prior del monasterio!». Y el prior Phillip le dice: «¿No te das cuenta de lo que pasa? Este hombre quiere regresar. Esto es la salvación. Quiere volver con nosotros. En el cielo, los ángeles se regocijan». Así es el prior Phillip. No solo invita a su enemigo a volver, sino que además le deja su caballo. Eso resume muy bien al prior Phillip y por eso no tiene nada que ver conmigo.

23:33
Hombre. Hola, señor Follett. Es un placer estar aquí hoy con usted. He leído que usted estudia mucho y se documenta mucho en historias del pasado a la hora de escribir su obra. ¿Qué cree usted que podemos aprender en el mundo de hoy de esas historias del pasado?

23:48
Ken Follett. Yo no creo que, antes, la gente fuera más sabia que nosotros. Tampoco creo que fuera más tonta. Creo que, en muchos aspectos, era muy parecida a nosotros. De hecho, lo atractivo de una novela histórica es que los personajes tienen sentimientos y preocupaciones muy similares a los nuestros. Por supuesto, viven en un mundo mucho más cruel, pero tienen las mismas preocupaciones. ¿En qué pensamos nosotros? En el amor, en el sexo, en el matrimonio, en los hijos. ¿Qué nos preocupa? Nos preocupa nuestra carrera, el trabajo, el dinero y la violencia y la guerra. Así hemos sido siempre. Eso sí, antes lo tenían más difícil. No había coches, ni tele, ni jerséis de cachemir para no pasar frío. Entonces, lo que a mí me interesa de la historia es el problema de cómo hemos llegado hasta aquí desde allí. Si miro un período histórico, el siglo xix o la Edad Media, o la Edad de Piedra, me llama la atención cómo es que las cosas cambiaron. Si lo piensas, las cosas están en continuo cambio. Yo tengo setenta y cinco años. Si echo la vista atrás, veo que ha habido grandes cambios a lo largo de mi vida. Y, si miras más atrás, igual. Pero ¿cómo es que ocurre? Pues la historia nos lo explica. Y lo que yo intento es contar esa historia de una forma que al público lo entretenga.

25:25

Mucha gente me dice: «Si hubieras sido mi profesor de Historia en el colegio, me hubiera gustado la historia». Tampoco es así. Pero mis libros sí que son bastante fieles a la historia. Aunque, obviamente, convierto esa historia en algo placentero. Y la mayoría no tiene recuerdos muy placenteros de esa asignatura. Pero, bueno, eso es lo que me gusta de la historia. No es la gente, porque no la considero especialmente inteligente, sino los cambios y cómo se producen.

25:58
Mónica. Hola, soy Mónica Villar. He leído ‘Los pilares de la Tierra’ y ‘Un mundo sin fin’ recién operada de la vista. No debí haberlo hecho en aquel momento, pero era simplemente adictivo. Y me gustaría saber si alguna vez ha tenido la tentación de escribir ciencia ficción y, también, por otro lado, me gustaría saber cómo imagina el futuro Ken Follett, si es optimista.

26:24
Ken Follett. Vale, ciencia ficción y el futuro. A ver. Cuando me puse a escribir ficción por primera vez, empecé con relatos breves. No he publicado nunca ninguno porque no valen un pimiento, pero intenté escribir ciencia ficción, y no se me dio bien. ¿Por qué? Porque yo imagino historias que tienen lugar en el mundo real. Los escritores de ciencia ficción imaginan historias que tienen lugar en un mundo imaginario. Hay que dar dos saltos creativos, y creo que la mayoría de la gente no tiene esa capacidad. Tienes que imaginarte otro universo y luego escribir una historia en él. Yo no tengo tanta imaginación.

27:11
Inma. Buenas, Ken. Soy Inma y estoy encantada de estar aquí. En su última novela, ‘La armadura de la luz’, los trabajadores se rebelan contra las máquinas en la Revolución Industrial. Es como ahora el miedo que sentimos con la inteligencia artificial. ¿Crees que desaparecerán los creadores de contenido tal y como los conocemos y nos van a sustituir las máquinas?

27:33
Ken Follett. Creo que es verdad que el miedo a la IA es igual al miedo que le tenía la gente en el siglo xviii a máquinas como la hiladora Jenny, la hiladora hidráulica, etc. Y creo que es lo que hay, la Revolución Industrial ocurrió y se inventan cosas nuevas todo el rato. Y todo lo nuevo… Con todos los avances, hay alguien que pierde. Es natural. Este conflicto existirá siempre. Sobre la IA en particular: yo, en el ordenador, tengo una ‘app’ que se llama ChatGPT. Es genial para hacer búsquedas. Es un motor de búsqueda mucho mejor que Google. Claro está que, al igual que Google, las respuestas que te da a veces son incorrectas. Pero aun así… Mira, yo solía consultar la enciclopedia como una vez al día cuando escribía. Hace veinte años que ya ni la toco. Ni siquiera sé qué hacer con ella. Ahí está, en la estantería. Pero la primera vez que usé esta inteligencia artificial, lo primero que le pedí es que escribiera el primer capítulo de una novela de Ken Follett. Me pareció interesante. Y lo hizo. Y, bueno, sí que había cosas en común con mis libros. Había un escudero y una aldea, y el escudero mandaba reunir a los aldeanos, y había una guerra inminente a muchos kilómetros de allí. Esas cosas ocurren en mis libros. Pero me complace poder deciros que estaba pésimamente escrito. Era horrible.

29:30

Y me alegré mucho, porque pensé: «Bueno, la IA no me va a quitar el trabajo próximamente». Luego, hay otro tema sobre la IA y el trabajo creativo. En el trabajo creativo hay ciertas reglas, claro, nosotros mismos hemos empezado poniendo una regla, la de hacer que la primera frase del libro seduzca al lector. Esa es una buena regla. Pero el tema con el trabajo creativo es que, a veces, los mejores resultados surgen cuando el autor rompe las reglas. Cuando uno revisa la historia de los ‘bestsellers’, uno muchas veces se da cuenta de que un libro que acabó siendo un ‘bestseller’ al principio las editoriales lo rechazaban. Estoy pensando en ‘Chacal’, de Frederick Forsyth. Casi todas las editoriales de Londres lo rechazaron. Pero es un clásico. Y todos nosotros, yo soy diez años más joven que Fred… La siguiente generación estudiamos ese libro. Así se escribe una novela de suspense, como ‘Chacal’. Pero era diferente. Hasta entonces, no se había hecho nada igual. Por ejemplo, en el suspense, antes de ‘Chacal’, alguien sacaba un arma y apuntaba o disparaba. Desde entonces, eso ya no se puede hacer. Pueden sacar el arma, pero tienes que especificar si es una pistola o un revólver. ¿Qué tipo de munición es? ¿Qué rango tiene? ¿Tiene precisión dentro de un rango de diez metros, veinte o treinta? ¿Dónde está el seguro? Todas las armas tienen un seguro y no funcionan a menos que lo desbloquees.

31:27

Pues todo esto tienes que explicarlo. Nadie se tomaba tantas molestias antes de que Frederick Forsyth escribiera su libro. Nadie te contaba de qué marca era el arma ni qué munición se utilizaba. O sea que ese libro tuvo una influencia tremenda, pero al principio lo rechazaron. Ahora, muchas grandes obras creativas surgen al romper las reglas. No siempre se puede hacer, hay que saber qué regla romper. Entonces, creo que a la IA se le pueden enseñar las reglas para una buena novela, pero no se le puede enseñar a romperlas. Y por eso sospecho que la IA nunca tendrá la inteligencia suficiente para escribir un buen libro.

32:21
Rosa. Hola. Mi nombre es Rosa y hace poco vi unas declaraciones suyas en las redes sociales donde decía que la mayor parte de su obra usted se ha basado en tratar de explicar cómo el ser humano ha luchado por la libertad. Y usted también ha reflejado en todas las personas sobre las que escribe cómo han tratado de luchar contra las injusticias. Hoy en día, ¿usted quiénes cree que serían esos héroes?

32:49
Ken Follett. Ahí hay una pregunta fácil y otra difícil. La fácil: mi interés por la lucha del ser humano por su libertad. Y esto está relacionado con tu pregunta también. Porque, entre los cambios históricos que a mí me interesan, la mayoría tiene que ver con los que nos concedieron libertades. En la Edad Media nadie era libre. La gente no tenía derechos. La mayoría no tenía ni voz ni voto sobre el gobierno, no se podían ir de sus aldeas sin permiso… y, si analizamos los últimos mil años de la historia de Europa, podemos ver cómo, paso a paso, hemos ido conquistando libertades. El primer gran paso fue la Carta Magna, en Inglaterra, en 1215, que decía que los barones tenían el derecho de evitar que el rey hiciera ciertas cosas. El rey ya no podía hacer lo que quisiera. Eso era algo importantísimo hace tanto tiempo. O si miramos, por ejemplo, a las sufragistas, que defendían el voto femenino. No tenían poder. En ese momento las mujeres no tenían ningún poder y la mayoría de los hombres no querían que las mujeres votaran. Y, aun así, las mujeres ganaron esa batalla, las mujeres libraron una batalla política y la ganaron. Yo veo eso y digo: «¿Cómo puede ser? ¿Cómo se las ingeniaron? ¿Cómo lo hicieron para obligar a los hombres a cambiar de opinión?». Y, en Inglaterra, en 1918, la ley se aprobó en el parlamento y las mujeres conquistaron el voto.

34:39

Y me fascina el cómo lo consiguieron. Y, como historia, es genial porque vence el desvalido. Y esas historias nos encantan, cuando un grupo de personas o una sola persona casi no tiene poder, pero al final consigue lo que quiere. Y esas son las historias que me gustan desde hace mucho tiempo.

35:02
Marcos. Hola, señor Follett. Me llamo Marcos Ramírez y también soy estudiante. A lo mejor es un poco atrevido hacerle esta pregunta, pero ¿cuál cree que es el secreto para escribir un ‘bestseller’? ¿Los personajes, la trama…?

35:17
Ken Follett. Pues, a ver, todo es importante. La historia tiene que ser buena, los personajes tienen que ser creíbles, los temas tienen que interesar a la gente. Pero a mí me parece que hay una cosa más importante que el resto: que el lector también sienta lo que sienten los personajes. Si un personaje está asustado, el lector se incorpora en su asiento. «Ay, madre, a ver qué va a pasar». Y, si a un personaje lo maltratan, si sufre acoso, por ejemplo, el lector piensa: «¡No es justo, esto no está bien!». Es como un milagro, ¿no? Porque, cuando te lees una novela, tú sabes que no es verdad. Y, aun así, te implicas. Cuando un personaje se enamora, piensas: «Ay, ojalá les vaya bien». Pero ¿qué más da? ¡Si no existen! Pero nos implicamos. O, por ejemplo, si estás leyendo a Stephen King, y da muchísimo miedo, igual te levantas y vas a ver si has cerrado con llave para que nadie se cuele en tu casa. Todo esto son reacciones. Cuando te lees una historia triste, a veces se te salta la lagrimilla. ¿Por qué lloras? Es mentira, tú sabes que se lo ha inventado Follett delante del ordenador. Pero aun así nos implicamos. Yo también, ¿eh? Si el libro que me estoy leyendo es triste, lloro.

36:58

O, si veo que a alguien lo están tratando mal, me enfado. A veces, me voy a la cama diciendo: «Pero ¿cómo puede ser? ¡Eso no está bien!». Y tengo que decir: «Venga, Follett, que esto se lo ha inventado Lee Child. Hace lo mismo que tú». Ese es el milagro de la literatura. Y yo creo que, si tú consigues que los lectores tengan una respuesta emocional a tu historia, entonces los habrás atrapado. Los tendrás enganchados y sin querer dejar el libro hasta que se lo terminen. O sea, que si hay un secreto… Bueno, secreto ya no es porque os lo he contado. Pero no hay ninguna fórmula. Es difícil de conseguir. No hay forma sencilla de conseguirlo, pero sí que creo que eso es lo fundamental para escribir un libro y que le vaya bien.

37:59
Bárbara. Hola, señor Follett, me llamo Bárbara y quiero preguntarle sobre su próxima novela, que se desarrolla hace cinco mil años y trata sobre un tema que me fascina, que es la construcción de Stonehenge. Quería saber qué puede contarnos sobre ella.

38:16
Ken Follett. Lo me atrajo de esta historia es que todo es un misterio. Es un monumento del sur de Inglaterra que consiste en unas piedras enormes, de veinticinco toneladas y entre siete y ocho metros de altura. No sabemos quiénes lo construyeron ni cómo ni por qué. Así que yo me he inventado las respuestas a todas esas preguntas, pero esas respuestas se basan en lo poco que sí sabemos. Por ejemplo, el monumento está en la llanura de Salisbury, que tiene unos setecientos ochenta kilómetros cuadrados. Es un terreno que no sirve para cultivar. Se llaman colinas de tiza. Hay una capa superficial de tierra sobre piedra, piedra caliza. Y la profundidad de la tierra no basta para cultivar. Pero sí que va muy bien para pastar. Crece hierba y demás vegetación que el ganado, las ovejas, etc., se pueden comer. Entonces, por eso, yo creo que los habitantes de esas tierras eran pastores, ganaderos. No eran agricultores, no plantaban semillas. Criaban vacas y ovejas. Y cerdos, también. Entonces, yo me he inventado eso, pero me he basado en algo que sí que se sabe. También sabemos que las piedras proceden de un bosque a diecisiete millas, o sea, treinta kilómetros. Los geólogos han encontrado las coincidencias. Esto es pura ciencia. Cogen una de esas piedras y saben perfectamente de dónde viene.

40:04

Ese es un dato en el que yo me apoyo. Entonces, tuvieron que trasladar unas piedras de veinticinco toneladas treinta kilómetros. Pero en la Edad de Piedra no existía la rueda. No había carros de ninguna clase. Y tampoco se les había ocurrido la brillante idea de usar a los caballos y al ganado para transportar cosas. Entonces, ¿cómo consiguieron mover las piedras? Tiene que haber sido la propia gente. Y lo máximo que podían tener eran cuerdas. Cuerda sí que tenían, eso también lo sabemos. Cogían vides de madreselva y las entrelazaban para hacer cuerda. Así que yo me he basado en eso para imaginar cómo aquella gente realizó la monumental hazaña de mover esas enormes piedras treinta kilómetros hasta Stonehenge. Y, luego, ¿por qué lo hicieron? Bueno, se dice que puede ser por motivos religiosos. No se sabe, pero es una hipótesis. Lo que sí se sabe es que la gente de la Edad de Piedra observaba los movimientos que había en el cielo, del Sol y la Luna. Porque Stonehenge está construido para mirar hacia el amanecer en el solsticio de verano. Pero es difícil saber cuándo es el solsticio de verano. Debían de tener algún tipo de calendario. Y el amanecer tenía alguna importancia para ellos.

41:43

Así que yo me he imaginado que adoraban al Sol. Casi todos los pueblos tienen alguna religión. Y la religión natural de los que construyeron Stonehenge, para mí, tendría que ver con la adoración al Sol. Y seguramente celebrarían algún festival el día del solsticio de verano, como todavía hoy sigue ocurriendo, de hecho, allí en Stonehenge. Entonces, os he puesto algunos ejemplos de cómo he intentado adivinar lo que ocurrió, pero no me he sacado las ideas de la manga. Me he basado en datos científicos.

42:22
Andrés. Hola, señor Ken, soy Andrés. Lastimosamente, tenemos que terminar, pero tengo una duda: me gustaría saber cómo te gustaría que te recuerde la humanidad, como escritor o como persona.

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Ken Follett. Como escritor, me gustaría que la gente dijera: «Sus historias eran fáciles de leer y difíciles de olvidar». Eso me agradaría. Tampoco lo sabré, estaré muerto. Como persona, me gustaría que la gente dijera: «Era más bueno que malo». Estas han sido todas mis respuestas. Espero que os haya parecido interesante. A mí vuestras preguntas me lo han parecido mucho. Muchas gracias por hacérmelas. Me han hecho pensar, muchas de ellas me han hecho pensar, lo cual está muy bien. Ya os podréis imaginar que, a veces, cuando los periodistas me entrevistan, no me hacen pensar nada. Y esto ha sido mucho más interesante. Así que, bueno, hasta aquí. Muchas gracias a todos.