COMPARTIR
Generated with Avocode. Path Generated with Avocode. Rectangle Copy Rectangle Icon : Pause Rectangle Rectangle Copy

“El tiempo no lo cura todo: lo que haces con él, sí”

Pilar Sordo

“El tiempo no lo cura todo: lo que haces con él, sí”

Pilar Sordo

Psicóloga y escritora


Creando oportunidades

Más vídeos
Más vídeos sobre

Pilar Sordo

Pilar Sordo es psicóloga y escritora, reconocida en toda Iberoamérica por su trabajo divulgativo sobre bienestar emocional, gestión del duelo y hábitos que fortalecen la salud mental. Con más de una docena de libros publicados y años de investigación sobre el comportamiento humano, se ha convertido en una de las voces más escuchadas del desarrollo personal en el mundo hispanohablante.

Durante su participación en el evento Aprendemos Juntos BBVA, Pilar invita a repensar nuestros hábitos emocionales y a asumir la responsabilidad de aquello que está en nuestras manos: nuestra actitud, nuestras decisiones cotidianas y el diálogo interior que sostiene nuestra vida. Su mensaje es claro y directo: nada cambia si nosotros no cambiamos; lo que hacemos con el tiempo —y con lo que nos pasa— es lo que marca la diferencia.


Transcripción

00:04
Pilar Sordo. Quiero empezar a trabajar con ustedes invitándolos a hacer un ejercicio. Yo les voy a decir tres frases que ustedes, en lo más profundo de su corazón, van a completar en silencio. Y yo les voy a ir explicando después por qué les pedí este ejercicio. Las tres frases son: la mayoría del tiempo pienso que yo…; yo soy…; pienso que la gente opina de mí que… Ahora levanten la mano quienes en las tres frases se dijeron cosas positivas a sí mismos. Será el 10% de la sala. Me tengo que venir a vivir a Lima. Eso que acaba de pasar no es casual. Llevo ocho años más o menos intentando cerrar una investigación que la verdad es que no me deja terminarla. Cada vez que voy a intentar terminar aparece algo que me vuelve a amarrar y que me obliga a seguir en el estudio. Probablemente de todo esto que les estoy hablando será mi próximo libro, el número 15, ya a esta altura. Y en esta investigación me hice una pregunta que ha costado mucho responder. Y la pregunta tiene que ver con ¿de qué depende nuestra salud mental hoy día? Concepto del cual se habla tanto y lo que más me preocupa es que no se habla nunca de salud, sino que se habla de enfermedades. Entonces estamos expertos en conocer trastornos psicológicos, síndromes, enfermedades, pero no estamos hablando de cómo estar mejor y de cómo estar saludables mentalmente. Sabemos cómo estar saludables físicamente, qué comer o qué no comer en forma saludable, lo cual también es un abismo, porque todo es contradictorio. Además, lo que con respecto al cuerpo físico sabemos, digamos, ¿comemos palta o no comemos palta? Pongámonos de acuerdo, porque tiene muchas calorías, pero es un ácido graso bueno… Lácteos, ¿se comen o no? El ayuno intermitente, ¿hace bien o hace mal?

03:05
Pilar Sordo. Yo no sé cómo sobrevivimos todos los que estamos aquí sin magnesio. No logro entender. Además, hay como 15 tipos de magnesio que si alguien me explicara cuál tengo que tomar porque uno es para el baño, el otro para las articulaciones, el otro para dormir. Si de verdad hiciéramos caso a todas las instrucciones ambivalentes y contradictorias que tenemos para cuidar nuestro cuerpo físico, nos volveríamos locos. Con la salud mental pasa un poco lo mismo. Si empiezo yo a entrevistarlos a cada uno de ustedes, vamos a concluir que todos los que estamos aquí nos pasa algo: o sufrimos de ansiedad o insomnio, estamos con el colon alterado, tenemos sensaciones de cambios de ánimo permanentes. Si no estamos peri, post, perimenausia, porque ya la cantidad de categorías son infinitas. La cantidad de categorías de la ansiedad son infinitas. La categoría de comportamientos depresivos asociados también son infinitos. Entonces me interesaba hablar de salud, de cómo potenciar nuestro desarrollo emocional para estar cada vez mejor y para aportar a un estado de bienestar o estar bien sin que tuviéramos que hablar de trastornos. Y esta investigación partió primero, la gente me decía que en realidad la salud mental dependía de que la salud física, financiera y vincular fuera más o menos estable o razonable. Pero no me servía porque me encontré con gente que tenía las tres y no tenía salud mental, no tenía capacidad de resiliencia, no tenía capacidad para poder equilibrar distintos aspectos de su vida. Por lo tanto, no era una respuesta que me podía servir para venir a contarles a ustedes de qué depende nuestra salud mental hoy. Entonces hice una vuelta muy larga al estadio y me pregunté cuáles eran los temas que a nosotros nos preocupan en términos psicológicos. ¿De qué se habla cuando hablamos de temas psicológicos? En un asado, en una comida, comiendo ceviche, en la peluquería, con un grupo de amigos, en una pareja, en una sesión de psicoterapia. Y aparecieron ciertos temas que me hacían sentido. Aparecieron los duelos, pero no solamente como muerte, que es lo que muchos de ustedes en este mismo instante pensaron, sino duelos de vivos que a veces son muchísimo más complicados que los de muertos. Aparecieron las separaciones, los cambios de casa, la migración o síndrome de Ulises, aparecieron los cambios de hábitos, dejar de comer azúcar, empezar a hacer ejercicio… Porque empieza a aparecer este sentido de que para avanzar hay que renunciar, porque cualquier proceso de transformación requiere la renuncia de algo.

06:23
Pilar Sordo. Aparece un concepto que es muy de ‘post full Instagram’ y que además a mí me da mucha rabia porque siento que hay una sobreexigencia brutal con ese tema que es el famoso sentido o propósito de la vida. Esta sensación de que si yo no descubro un propósito y además no cualquier propósito, tengo que descubrir que mi propósito era salvar iguanas verdes al África oriental, porque si no mi vida es un desastre. Porque si yo solo digo que en realidad mi propósito es amar y que me amen, van a decir: “Ah, loca, ponte un kiosco, digamos.” O sea, algo que te estrese un poco, porque pareciera ser que hay que tener propósitos muy elaborados. Primero, el propósito puede cambiar muchas veces en la vida y la cantidad de gente que a mí me escribe muy angustiada todos los días preguntándome: “¿Y qué pasa si no sé cuál es mi propósito?” O: “El que siento que es, es tan simple que me llega hasta a dar vergüenza contarlo frente a tanta gente que sabe…” Porque hay tanta gente que sabe, hoy, ¿no? Y tanto… que nos hace sentir siempre en déficit. El otro tema que aparece es la expresión de emociones. Hoy parece fundamental poder decir lo que sentimos y poder reírnos a carcajadas, llorar con permiso, llorar libremente cuando tengamos ganas de llorar, poder decir que estamos asustados y manifestar el enojo como una emoción legítima que nos cubre. El otro tema que aparece en este circuito es el amor propio. Y aquí me tuve que detener. Porque al final yo descubría que entre el amor propio, los duelos, el sentido, propósito de la vida, la soledad llamada la segunda pandemia y la expresión de emociones, había uno que tenía que mandar. Y descubro después de mucho ida y vuelta, que el que manda es el amor propio. En una sociedad líquida, del vamos viendo, del casi algo, del te dejo en visto, del no demuestres tanto interés, aléjate un poco, no sientas, no digas que sientes… Lo único que parece rescatar o rescatarme es este concepto que no tiene más de 15 años, que comienza a aparecer en nuestro lenguaje social porque a mí en la Facultad de Psicología nadie me lo enseñó. Pero ese concepto de amor propio viene cargado de un prejuicio muy brutal y que tiene que ver fundamentalmente con asociar el amor propio al egoísmo y a la soberbia. Donde nos amenazan que si lo desarrollo me voy a quedar sola, me voy a poner difícil, me voy a volver complicada…

09:58
Pilar Sordo. Entonces da mucho miedo trabajar amor propio, porque da mucho miedo esta sensación de decir: “¿De verdad me voy a transformar en algo que no quiero?” No tengo ganas de ser egoísta. Y la verdad es que no hay nada más generoso que el amor propio, porque cuando yo me cubro lo que te doy a ti, te lo doy libre de cobro, te lo doy sin gancho, te lo doy porque te lo quiero dar, ni siquiera para que me des las gracias. Te lo doy porque te lo quiero dar. Porque empezamos a establecer vínculos sin necesidad. Empezamos a establecer vínculos por placer o por potenciar el crecimiento. Por eso que no se puede ir a un supermercado con hambre. Porque si ustedes van con hambre al supermercado van a comprar millones de cosas que no necesitan comer. Entonces primero comen y de ahí van al supermercado. Bueno, para elegir pareja es lo mismo. No se puede elegir pareja con hambre. ¿Entendieron? Sí, porque uno come cualquier cosa. Eh, yo… No sé si me están aplaudiendo los que han tenido indigestión. Yo he tenido indigestión. Y ni les cuento la gravedad porque sí, porque cuando uno tiene hambre, cualquier cosa sirve. En cambio, cuando uno está satisfecho, uno puede elegir no comer o puede elegir qué comer. Y en ambos casos está perfecto. Ahora, pero es producto de eso, el amor propio es profundamente humilde porque si yo conozco mis sombras, al igual que mis luces, ¿con qué cara me atrevo a hablar de las tuyas? Se acaba el chisme. Cuando uno descubre que la mejor forma de hablar bien de mí es no hablar mal de nadie. Es cuando estoy empezando a entender que el amor propio tiene un componente de humildad gigantesco, porque yo no voy a hablar de mi vecina. Por eso es que la gente feliz no tiene tiempo para hablar mal de nadie, no le da. Y cuando el amor propio se trabaja con autoconocimiento, queda eso. Parece que vinimos a este mundo a conocernos lo mejor posible con autoaceptación, que es donde tengo que aceptar con la misma libertad privada y públicamente mis luces y mis sombras, con el autocuidado que tiene que ver con aprender a ponerme en prioridad para poder dar lo mejor de mí hacia afuera y con la autoprotección que tiene que ver con la capacidad para poner límites y aprender a decir que no. Hay una estructura más pequeña, más chiquitita, que si el amor propio fuera el cuerpo, la unidad más básica es el diálogo interno. Entonces, nuestra salud mental depende de cómo nos estamos hablando. Depende de lo que se están diciendo mientras me escuchan o de lo que me estoy diciendo yo mientras les hablo. Ese diálogo interno tiene como tres áreas o dimensiones. Una es la física, otra es la cognitiva y otra es la social.

13:59
Pilar Sordo. Esas tres dimensiones me hacen sentir de una determinada manera donde yo me hablo a mí misma todo el día, me escucho y de acuerdo a eso que me digo es cómo me relaciono con el mundo e incluso ese diálogo interno determina mi percepción del mundo. Además, el diálogo interno es bien poco original. Lo que me digo el lunes es bien parecido a lo que me voy a decir el viernes, a no ser que, como digo siempre, si el miércoles apareciera George Clooney que viene a decirme que me vio en Instagram y se enamoró de mí, y se va a separar de su señora, que seguramente cambiaría mi diálogo interno. Si no me pasa nada demasiado especial, lo que yo me digo el lunes es muy parecido y seguramente ese diálogo interno puede haber sido incluso en algún momento externo. Me lo pueden haber dicho otros. Y se metió y formó parte de mi autoconocimiento, aunque yo no lo quisiera. El cómo nos hablamos es lo que determinó el que algunos de ustedes no levantaran la mano ahora, en el ejercicio. Felicito a los que lo hicieron. Pero aquellos que no levantaron la mano y se dijeron cosas que probablemente no le dirían a un mejor amigo, capaz que ni siquiera un enemigo, tiene que ver con que tenemos que aprender a tener un lenguaje interno, compasivo, nutritivo, estimulante, que no implica ser indulgente. Es distinto decir: “Por Dios, Pilar, que imbécil que fuiste, ¿pero cómo tan tarada, cómo no te diste cuenta?” A decir: “Nos equivocamos Pilita, mañana lo vamos a intentar hacer mejor. Hoy no nos resultó como queríamos.” En ambos casos estoy haciéndome una crítica. Pero es totalmente distinto. Un lenguaje severo, castigador, a un lenguaje compasivo que me estimule a desarrollar mi mejor versión de la mejor manera posible. Hoy, con las redes, donde vivimos en un mundo de insatisfacción y de comparación permanente, donde estamos todos como en vitrina, donde parece que todo el mundo alcanza a hacer todo lo que hay que hacer menos yo… Como dice un amigo que lo decía en una charla hace poco acá mismo en Lima: “Me levanto a las seis de la mañana, Pilar, y ya tengo un idiota que corrió 12 kilómetros.” Por lo tanto siempre estamos como detrás. Siempre hay alguien que hace más ejercicio que yo o que hizo ejercicio y yo no pude porque hoy hay tanto para hacer, hay tanto que hoy día había que hacer, hoy día había que pensar positivo, comer saludable, educar amorosa y respetuosamente a nuestros hijos, hacernos una ‘skincare’, maquillarnos como se maquilla la del ‘makeup’, vestirnos como se supone que hay que vestirse, hacer ejercicios de fuerza porque cardio ya no sirve de nada, tomar todos los suplementos que se supone que hay que tomar, leer por lo menos diez páginas de un libro, ojalá caminar descalza por el césped, hacer algo de meditación, tener la posibilidad de mencionar o llamar o preocuparse de alguien que uno quiere… Evidentemente que hoy día, cuando nos acostemos, todos nosotros en algo vamos a haber fallado.

18:04
Pilar Sordo. Pero vamos a tener la sensación que los únicos que fallamos fuimos nosotros y que el resto alcanzó a hacer todo lo que tenía que hacer. Esa es la gran trampa en la cual estamos todos metidos, donde además parece ser que todo el mundo tiene días tan interesantes. Esta desgraciada se fue de vacaciones. Yo no me he ido. Esta otra tiene el abdomen tonificado. Yo no alcanzo a hacer tanto ejercicio. Ella acaba de hacer un emprendimiento, le fue increíble. Yo no me he atrevido a hacer nada. Y esa comparación y esa insatisfacción a la cual es imposible no entrar, la única manera de salir de ahí es con un diálogo interno positivo. Es el regreso a mi y no hacia afuera, lo que hace que mi amor propio mejore, porque el diálogo interno determina mi amor propio y mi amor propio está determinado por el diálogo interno, el cómo se escuchan, el cómo se regañan o el cómo se aplauden, se abrazan, se consuelan, se entretienen. En una de las investigaciones mías, yo le llamaba a este concepto pareja interna, que es aprender a relacionarme con Pilar Sordo, conversar con ella, consolarla, hacerla descansar si está cansada, felicitarla cuando hace algo bien, regañarla cuando hace algo mal, consolarla cuando está triste. En la medida que esa pareja interna sea cada vez más nutritiva, la relación conmigo es más positiva. Nunca más me siento solo o sola y por lo tanto, los vínculos que establezco ya no son desde la carencia, sino desde la posibilidad de irme completando con el otro. Pero yo ya estoy cubierta. Y eso es lo que hoy día está determinando, por lo menos hasta el momento en el estudio, esa unidad de salud mental más básica. Nuestra salud mental hoy estaría determinada según esta investigación, de acuerdo a cómo cada uno de nosotros nos estamos hablando a nosotros mismos. Sé que hay algunas personas que me quieren hacer algunas preguntas.

20:25
Andrea. Hola Pilar, soy Andrea.

20:26
Pilar Sordo. Hola Andrea.

20:27
Andrea. Qué gusto tenerte aquí y escucharte de un tema tan importante. Y mi pregunta es: ¿por qué crees que hoy en día es tan importante el diálogo interno? Gracias.

20:38
Pilar Sordo. Tiene que ver porque hoy lo estamos escuchando. Mi abuela, la mamá de mi papá, vivió 103 años. Ella no tuvo nunca ninguna referencia de los árboles de Navidad. Ni siquiera de su vecina. Su única pauta de comparación era el árbol de Navidad del año anterior o de la casa de alguien donde ella fue. Hoy, para tu Navidad, tú vas a comparar tu árbol de Navidad con las Kardashian, con la novia de tu ex, con tu vecina y con 50 personas más donde estas 49 van a tener árboles de Navidad más lindos que el tuyo. Y eso va a generar que tú te digas a ti misma que tu árbol de Navidad es insuficiente o que tenías un hermoso árbol de Navidad hasta que viste el de la Kardashian. Esa sensación hace que te hables y que hoy, quizás por primera vez en la historia, sea tan nítido escucharnos, decirnos que no estamos haciendo todo lo que podemos. Yo hoy la frase que más escucho en el estudio es: “Pilar no alcanzo, no alcanzo a hacer todo lo que hay que hacer, no soy capaz, no llego.” O: “Podría haber hecho mucho más de lo que hice.” Y yo le digo: “Pero hiciste un montón.” “Sí, pero podría haber hecho más. No me siento suficiente.” Esas frases son consecuencia de estarse escuchando en comparación, que hace que ese diálogo interno algunos le llamen pensamiento en bucle, le llamen la loca de la casa, lo decía Teresa de Jesús, etcétera. Y ese ruido hoy se hace más nítido producto de la comparación. Por eso que hoy día el diálogo interno es tan importante de detectar, ver si es positivo o negativo, si es positivo reforzarlo y si es negativo cambiarlo por otro que te haga mejor, que te estimule a desarrollar una mejor versión.

23:16
Estefany. Hola Pilar, ¿qué tal? Yo soy Estefany. De hecho, haciendo un poco de reflexión, estamos en un mundo súper competitivo donde la autoexigencia de pronto toma mucho protagonismo en nuestras vidas. Entonces, ¿qué nos recomiendas tú para poder identificar esas charlas internas que tenemos para saber si son positivas o negativas? ¿Si nos impulsan o nos detienen de alguna forma?

23:39
Pilar Sordo. Mira, yo sugiero aplicar las tres P: pausa, para y pregunta. Para eso requieres conectar con el silencio, que no es ausencia de ruido, sino que es la conexión contigo. Es como un viaje que uno hace hacia adentro. Si hay algo que hoy día salva mentalmente a nuestras cabezas es la pausa. Es el parar para observar qué te estás diciendo y decir: “Wow, me estoy diciendo tonta, me estoy diciendo fea, me estoy diciendo ¿pero por qué no hiciste más?” O al revés: “Me estoy diciendo bella, me dije guapa, dije estuviste brillante en la reunión.” Y el determinar esas frases que nunca son muy largas, uno no se cuenta cuentos. El diálogo interno son frases súper acotadas porque son como timbres que han estado ahí en tu cabecita por años, a veces, en repetición. Entonces el detectarlas, observarlas sin juicio, sin que te… Porque tampoco serviría que tú descubres un diálogo interno negativo y además te regañes por tenerlo, digamos doblemente negativo. Es simplemente observarlo y poder, desde ahí, potenciarlo por alguna frase que te estimule, que sea positiva o estimuladora, pero no lo vas a poder hacer si no haces la pausa, si no te conectas desde el silencio y si no tienes esa posibilidad de observación más bien neutra sin valoración de aquello que tu cabeza te viene repitiendo, se viene diciendo a sí mismo frente a ciertas situaciones en forma más o menos constante. Así que las tres P son las claves.

25:53
Valeria. Hola Pilar, ¿qué tal? Yo soy Valeria y primero quería agradecerte, en mi nombre y en el de mi mamá que es súper fan tuya, así que mi pregunta es: ¿Cómo podemos hacer para cambiar de un diálogo interno negativo a uno positivo?

26:08
Pilar Sordo. Tienes que esperar a que termine mi libro. Lo primero es como detectarlo, ¿no? Para eso aplico lo de Estefany, como primero la pausa, la pregunta, okey. Observaste una frase que tú la calificas de negativa porque es castigadora, sancionadora, te emite un juicio y de ahí hay que entender que el cerebro funciona por repetición. Por lo tanto el cómo cambias eso negativo por algo que suene positivo y estimulador implica empezar a repetirte en lo positivo todas las veces que sea necesario hasta que logres cambiar el sello de aquello que te venías diciendo para algo positivo. Ahora tampoco funciona que si tú dices, llevas diciéndote no sé, tarada, durante diez años y mañana en un estado de iluminación divina, empiezas a decirte: “Soy brillante”, el cerebro va decir: “Me está jodiendo.” O sea, llevamos no sé cuánto tiempo diciéndonos una cosa, por lo tanto, generalmente lo que funciona, lo que ha funcionado bien en el estudio, es hacer una pausa intermedia. Es decir: “Hoy estoy más lúcida que ayer, hoy me siento más inteligente que ayer, hoy estoy más en foco que ayer, hoy puedo cumplir mi palabra mejor que ayer. Ese: ”Hoy estoy tatata tatatata que ayer”, en el estudio está probado que funciona en el 100% de los casos. Lo único que hay que tener cuidado es que la palabra que escojas que cambia la negativa, sea la estimuladora para seguirla repitiendo, cosa que al final la palabra que escojas positiva tiene que neutralizar el poder de esa negativa que te venías diciendo durante mucho tiempo. Y ahí funcionará mucha repetición para que quede sellada en el cerebro como una palabra que te estimula y que te potencia. Si yo despierto en la mañana y me pregunto, que es lo que deberíamos hacer todos: “¿Cómo amaneciste Pilar?” Y mi respuesta automática en la cabeza es: “Cansada”, yo puedo aceptar que a lo mejor estoy en un periodo difícil de mi vida y que sí, estoy cansada, entonces tengo que decir: “Okey, nos aceptamos cansadas, pero vamos a hacer el ejercicio de nuevo, otra vez.” “¿Cómo amaneciste?” “Con ganas de hacer cosas hoy.” Porque ahí estoy, haciendo un lenguaje interno, nutritivo, estimulador, que no niega mi cansancio, pero que entiende que desde ese cansancio no es el motor necesario para poderme levantar. Entonces, el cómo escoges qué le vas a meter a tu cerebro por repetición para neutralizar lo que te venías diciendo en un tiempo largo de tu vida es muy importante elegir la frase o la palabra que de verdad te haga sentido.

29:52
Pilar Sordo. El cómo tú vas repitiendo eso en la medida que vas haciéndole un sentido a esa frase, es lo que te determina el cambio de ese diálogo interno negativo a algo positivo que te estimula y que te potencia en un sentido real.

30:08
Yazmín. Hola Pilar, mi nombre es Yazmín. Muchas gracias por todo lo que nos has compartido hoy y de hecho de lo que has mencionado me quedo con el diálogo interno y el amor propio. En ese sentido, quería preguntarte: ¿qué tiene que ver el amor propio con el diálogo interno?

30:25
Pilar Sordo. Todo tiene que ver. Porque el diálogo interno es la unidad más básica del amor propio, es la más chiquitita. El diálogo interno determina tu amor propio. Y si tú trabajas el amor propio con estas cuatro dimensiones que yo describía que son el autoconocimiento, la autoaceptación, el autocuidado y la autoprotección, indudablemente va a cambiar tu diálogo interno. El diálogo interno que afortunadamente además me pasa que cuando yo empiezo a trabajar el tema del diálogo interno, la neurociencia empieza en paralelo con una sincronía maravillosa a descubrir bases neurológicas que explicaban que el diálogo interno existe. Entonces eso me permite además a mí en mi estudio, que es un estudio de campo que es más bien cualitativo y no cuantitativo, me permite poder encontrar la relación directa entre ese diálogo interno ya probado neurológicamente con, de hecho Nazareth Castellanos ha hecho un trabajo maravilloso en relación al descubrimiento y al trabajo del descubrimiento a nivel neurológico de este diálogo interior, me permite poder entender que si trabajo diálogo interno reconstruyo trabajo, amor propio, y si trabajo amor propio, reconstruyo trabajo o formo dialogo interno. Entonces hay una relación directa donde se alimentan mutuamente y donde maravillosamente puedo entrar al circuito de mi proceso interno de crecimiento personal por cualquiera de las dos vías y voy a llegar al mismo punto. Yo de verdad creo que estamos viviendo, seguramente mis abuelos pueden haber dicho lo mismo de su época. Creo que todas las épocas tienen desafíos. La de nosotros está demasiado afectada por muchos factores y tratar de mantener un equilibrio entre esos muchos factores: la tecnología, el estrés, las crisis económicas, las crisis políticas o geopolíticas de nuestros países… Las nuevas definiciones vinculares de cómo se definen o se mantienen o se construyen los vínculos nos hacen hoy día hacer que esto que estamos viviendo hoy, esta experiencia maravillosa, sean necesarias de hacer. Yo creo que hoy día necesitamos pautas. No sé si la palabra pautas es la mejor que puedo encontrar, pero necesitamos herramientas, habilidades que nos ayuden o contribuyan a tener una mejor calidad de vida.

33:35
Pilar Sordo. Creo que hoy día tenemos que aprender a vivir mejor. Necesitamos herramientas que probablemente, vuelvo a mi abuela con sus 103, nunca necesitó, no porque no le hicieran falta, a lo mejor le hicieron falta un montón, pero no existía la conciencia de sentirse tan abrumados desde lo externo. Y por lo tanto esta sensación de presión externa donde me siento tan exigida por un sistema que yo no puedo controlar, nos hace a todos, o estamos todos invitados a desarrollar la mayor cantidad de habilidades internas posibles para poder vivir mejor. Necesitamos desarrollar mejores capacidades de aceptación de la realidad, por ejemplo. Creo que la aceptación es la gran habilidad de este siglo, junto con la que yo siento que nos salva, que es la gratitud. Creo que aceptar radicalmente la vida que nos está tocando y desde que aceptar no significa tolerar, aceptar no significa estar de acuerdo, aceptar no significa resignarse, aceptar no significa adaptarse, aceptar significa decir: “Esto es. No me gusta. No. No me parece justo. No. No me lo merezco. No. No sé como hacerlo. No. Pero esto es.” Y sobre esto es, sobre eso que digo esto es, es donde empiezo a construir y a entender que no somos lo que nos pasa, sino que lo que hacemos con lo que nos pasa. Sartre tenía una frase que dice: “Somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros.” Si bien esa frase nos coloca en una cosa del pasado que no me gusta demasiado, sí creo que somos lo que hacemos con lo que nos está pasando durante el día y que lo que determina la diferencia entre nosotros no es lo que nos va a pasar en la vida, porque creo que además lo que nos va a pasar en la vida más o menos es bien parecido. Lo que va a determinar la diferencia es lo que cada uno de nosotros va a decidir trabajar en eso que pasó para que sea distinto. Por eso que no es verdad que el tiempo lo cura todo, sino que lo que yo hago con el tiempo es lo que marca la diferencia.

36:45
Pilar Sordo. Y eso requiere gestión, requiere aceptación, requiere flexibilidad, requiere gratitud de lo que tienes y no de lo que te falta, requiere orden, requiere disciplina, requiere una planificación que te pare frente a la situación desafiante, con la sensación de que hay una sola cosa que de verdad tú puedes controlar. Una sola, que es la actitud con la cual tú eliges vivir esa situación. Y esa actitud no es espontánea. Sería maravilloso que fuera espontánea y a todos nos naciera la mejor actitud. Las actitudes se entrenan, se aprenden y para eso requerimos prepararnos. Así como uno puede ir a un gimnasio a entrenar un abdomen, uno viene a estas cosas a entrenar la cabeza y requerimos entrenamiento. Yo no creo que uno se pueda preparar en la vida para todo. Porque creo que uno no sabe cómo va a reaccionar hasta que no vive la experiencia. Pero sí creo que el tener o estar en constante conciencia de mi crecimiento personal me permite pararme frente a situaciones desafiantes con la mayor cantidad de herramientas posibles. Creo que no vamos a cambiar nada de lo que está pasando afuera, pero podemos cambiar mucho de lo que está pasando adentro de nosotros. Yo creo que la clave hoy son las decisiones que cada uno de nosotros toma, que son esas decisiones pequeñitas, no son tan trascendentales, es: ¿se van a comer el chocolate hoy o no?; ¿cuánto rato van a hacer ‘scroll’ de Instagram? El promedio en América Latina de ‘scroll’ de hacer esto diario en un adulto es de una hora y media. Si esa hora y media nosotros la dedicáramos a estar en pareja, a cuidar a nuestros hijos, los psicólogos tendríamos la mitad de trabajo de lo que tenemos. Por lo tanto, la decisión de a qué yo le doy importancia depende de nosotros. Si yo les pregunto a todos: ¿qué es lo más importante para usted? Todos me van a decir desde lo más noble del corazón: “Mis afectos Pilar, mi familia es lo más importante de mi vida.” Y yo les voy a mirar con la misma cara de ternura que los estoy mirando ahora y les voy a preguntar: “¿Y cuántas horas al día ustedes le dedican a eso?” Cuack.

39:49
Pilar Sordo. ¿20 minutos, una hora, que de verdad estoy con eso que digo que es lo más importante en mi vida? Claramente no hay ninguna congruencia entre mi discurso de deseo y lo que termino ejecutando. No está. Y mientras más congruencia haya entre lo que yo creo que es importante y de verdad a lo que yo le dedico esa prioridad es lo que nos hace sentir en paz, que es lo que por lo menos yo humildemente defino como felicidad. Me parece que la felicidad no es otra cosa que ausencia de ruido. Que es poder respirar en paz y sentir que hoy diste lo mejor que pudiste e hiciste lo que de alguna manera inconciencia sentiste que tenías que hacer. Creo que eso es lo que hoy estamos llamados. ¿Qué es lo que yo siempre digo en redes? Haced que el día cuente y que no sea un día más solo depende de nuestras decisiones, de que esa decisión tenga un sentido. Muchísimas gracias.