41:20
Millán Ludeña. Es una maravilla permitirnos hacer eso. La fortuna de poder crecer desde el atrevimiento. Yo no estaría contándote ahora esta aventura, mi siguiente aventura, sino estaría dispuesto a atreverme. Y en ese atrevimiento seguramente hay un precio que pagar. Porque la gran pregunta, que para mí son dos, es, la primera, saber si merezco o no lo que estoy persiguiendo. Nadie persigue en la vida lo que no cree que merece. La segunda, es saber si estoy dispuesto a pagar el precio. Porque, como ya sabremos todos aquí en esta sala, todo tiene un precio. Y a veces, a veces, nos acostumbramos a vivir un poquito gratis. En realidad, pagar el precio significa también ser dueño de nuestra propia vida. Han pasado diez años y yo he terminado corriendo, efectivamente, en los lugares más extremos, más complejos, más salvajes y más atrevidos en la tierra. Y correr en el lugar, efectivamente, en la Patagonia argentina, imagínate en un lugar completamente inhóspito con cero experiencia, metido completamente en una montaña, enterándome que no hay forma de evacuarme, sin mayores elementos técnicos para salir de ahí, atrapado y al mismo tiempo desafiándome a crecer. Un año después estaba en el desierto del Sahara. 250 kilómetros, en siete días, solo cargas una mochila que quizás tiene unos 15 o 14 kilos de peso, donde llevas tu comida, tus cosas, no te dan agua porque te dan agua en la carrera, ni medicina y ahí vas avanzando pasito a pasito, entendiendo que la única forma en la vida quizás es seguir avanzando. A veces uno elige el plan B porque el plan B existe. El plan B siempre es más chiquito, más fácil, más inmediato que el A. El problemita es que cuando estamos en el B, hay un C, que es más chiquito, más fácil, más inmediato que el B. Y así terminamos en el F, consiguiendo metas nivel F y viviendo una vida nivel F, deseando la vida nivel A. Entonces, cuando uno quiere vivir una vida a nivel A, asegúrate de estar parado construyendo y ejecutando el plan A. Porque cuando uno le coquetea a todo el abecedario, ocurren dos cosas. La primera, cada una de estas letras recibe un poquito de energía. Sí. La segunda, ninguna de estas letras recibe la energía suficiente para realmente convertirlo en algo de verdad. Porque estamos muy enfocados en ser exitosos.