COMPARTIR
Generated with Avocode. Path Generated with Avocode. Rectangle Copy Rectangle Icon : Pause Rectangle Rectangle Copy

“El amor justifica que estamos vivos”

Andrés Cepeda

“El amor justifica que estamos vivos”

Andrés Cepeda

Músico y compositor


Creando oportunidades

Andrés Cepeda

Ganador de 4 premios Grammy Latinos y con más de tres décadas de trayectoria, Andrés Cepeda es uno de los músicos más queridos y reconocibles de Colombia. Desde sus inicios con el grupo Poligamia hasta su exitosa carrera como solista, ha construido un repertorio de rock, baladas, boleros y pop que han acompañado a varias generaciones.

Para Cepeda, la música es comunicación, terapia y compañía. De niño encontró en ella una forma de superar su tartamudez y, años después, fue el puente que le permitió mantener el vínculo con su padre enfermo de Alzheimer. Su voz cálida y sus letras románticas convierten cada concierto en un espacio de encuentro, emoción y memoria. Más allá de los premios y reconocimientos, Cepeda defiende la importancia de cantar al amor y de crear canciones que acompañen los momentos más íntimos de la vida.


Transcripción

00:04
Andrés Cepeda. Una flor dura un verano. Un verano son tres meses. Doce meses tiene un año. ¿Puede un año ser tan breve? Como es breve el diccionario para definir quién eres. Salir al mundo es como caminar en medio de una guerra, pero a tu lado todo es más seguro porque encuentro paz. Le pido al cielo que te proteja, que siempre estemos igual, que me ames igual. Yo quiero estar contigo el resto de mi vida, que podamos estar juntos hasta el final. Poderme despertar con tu sonrisa es mi alegría día tras día, es mi alegría día tras día. Muchas gracias.

01:35

Gracias. Bueno, pues muchas gracias por acompañarme hoy. Yo soy Andrés Cepeda. Soy colombiano, bogotano. Tengo 52 años, me dedico a la música hace un poco más de 30. Nací en una familia rodeado de música, rodeado del amor por el arte en general. Soy el menor de cinco hermanos, un niño muy consentido. Y me encontré con la música muy temprano, había este ambiente en casa y me permitió acercarme a la música desde muy chico. Mi hermano estudiaba piano clásico, mi papá violonchelo, mi mamá tocaba el tiple, la guitarra, cantaba. Mis parientes también hacían música. Las reuniones familiares siempre estaban llenas de música. De modo que, tan pronto tuve oportunidad, empecé con el piano, como a los cinco años, y fui acercándome a la música poco a poco. Cuando llegué a la adolescencia, formé mi primera banda con compañeros del colegio, una banda que se llamaba Poligamia. Teníamos 14, 15, 16 años, más o menos, y nos juntamos para hacer música. Empezamos a escribir, a intentar sonar juntos, y ahí más o menos andábamos cuando reunimos un dinerito para hacer nuestra primera grabación. Entre los compañeros reunimos la platica de la mesada del colegio, lo que nos daban para comprar el mecato en el recreo, y reunimos un dinerito que nos alcanzó para contratar dos horas de estudio en un estudio de una persona que nos recomendaron, que tenía un precio asequible, que era fácil ir a trabajar allá. Llegamos al estudio y en ese momento yo, como venía estudiando piano, era el pianista de la banda, y otro de mis compañeros, que también tocaba el piano, era el cantante, y este chico había escrito una canción muy linda que queríamos grabar.

03:26

Llegamos al estudio, cada uno hizo su parte. Tocamos esta canción, que era una baladita, no tenía batería, era solo unos teclados y unos sonidos que lo acompañaban y la voz. Y mi compañero que había escrito la canción y cantaba en la banda estaba enfermo, tenía una laringitis y no podía cantar, pero ese era el momento que teníamos. Habíamos reservado, no teníamos más dinero, había que hacerlo ahí y ahora. Y la persona que estaba al frente de la grabación en la parte técnica, el ingeniero, nos dijo: «Muchachos, ya no les queda mucho tiempo. Para que salgan con algo de aquí, ¿alguno de ustedes sabe la canción? ¿La puede cantar?». «Yo la puedo cantar, yo la puedo cantar». Bueno, Andrés va a la cabina, se pone los audífonos, canta la canción y resulta que salió bien. Enviamos esa canción a un concurso de música del cual resultamos ganadores, y zas, me convertí en el cantante de la banda de una manera absolutamente casual y sorpresiva y ya me tocó ponerme la camiseta de cantante de ahí en adelante. Al ganar el concurso de radio, el premio consistía en que esa canción la iban a tocar las emisoras a nivel nacional de esta gran cadena que había organizado el concurso, y entonces esa exposición ya me ubicó como el cantante de la banda. No hubo vuelta atrás. A mi amigo se le pasó la laringitis y nada que hacer, ya le tocaba quedarse como el teclista. Y así empezamos. Esa fue una gran casualidad. Y la persona que estaba en el estudio, que sugirió que alguien más cantara la canción, que terminó siendo como nuestro mentor, se convirtió en el mánager de la banda. Eso fue en el año de 1992. Se convirtió en el mánager de la banda y fue el mánager de la banda hasta que la banda se disolvió. Y, cuando inicié mi carrera de solista, continuó siendo mi mánager, y sigue siendo mi mánager hasta el día de hoy, lo cual no es muy común.

05:24

Normalmente los artistas no tienen relaciones muy largas con sus mánagers, normalmente son tormentosas y difíciles. Yo he sido muy afortunado. Encontré una persona que cree mucho en lo que hago y que ha sido una gran ayuda y un gran amigo en este camino. Y nos conocemos y empezamos nuestra relación desde el día cero y eso es algo muy especial. Y habla de las casualidades. De hecho hay otra un poco más adelante, cuando la banda se disuelve. Yo resuelvo buscar otro camino, que es la producción, la composición y la ingeniería. Empiezo a trabajar en diferentes estudios, hago música para televisión, comerciales, etc. Y estoy en eso produciendo un disco que había escrito para que lo cantara otra persona, y esa otra persona finalmente decide firmar un contrato con otra productora discográfica. Y me quedo yo con el disco en la mano, prácticamente hecho, y la persona que había mandado hacer el disco, quien está pagando por el disco, me dice: «Andrés, no podemos desperdiciar el trabajo, las canciones están bonitas, ¿por qué no las cantas tú?». «No, es que ya no me interesa estar frente al micrófono, yo quiero ser productor y compositor». «Pero, hombre, las canciones son tuyas, están bonitas, te representan, cántalo. Hagamos una cosa, cántalo, yo te lo compro, yo te lo pago y lo publicamos y yo hago la inversión y vamos 50-50». «Pero ¿sin poner dinero?». «No, no, vamos 50-50, yo hago la inversión». El mánager me dice: «Oye, este contrato no lo vas a ver todos los días, ve y grabas el disco». Y entré al estudio, grabé mi disco, un disco además muy personal, todas canciones mías, en un momento importante de la vida en donde estaba teniendo mi primera gran… ¿Cómo se llama? Había tenido mi primer gran amor y ese amor se había ido, y entonces estaba yo inspiradísimo, con el corazón muy roto. Y hago este disco, no sé qué, lo entrego, me dan mi dinerito, yo feliz me voy para mi casa. Y, bueno, ya salí de esto, sigo mi camino.

07:21

Y a los dos o tres meses me llaman de esta discográfica y me dicen: «Queremos que asistas a la convención anual». Y, cuando llegué a la convención, me entregaron mi primer disco de oro por ventas extraordinarias del álbum. Y yo: «¿Cómo así?». Me dijeron: «Sí, el álbum va muy bien. Estamos sonando en muchos lugares. Queremos que recibas el disco de oro y este chequecito, y además queremos que te organices, porque hay muchas ofertas para salir a hacer los conciertos». No podía creerlo. Mi mánager me dice: «Aquí vamos otra vez». Nos organizamos, armé mi banda, montamos una pequeña oficina. Eso fue en el año 2000, 2001. Y por esa casualidad, ese chico que no grabó, que firmó con otra productora, finalmente nunca sacó un disco, y esa, digamos, esa reculada de ese artista me dio la oportunidad de iniciar mi carrera como solista. Es un álbum que se llama «Sé morir», que fue el primer álbum como solista que presenté. Es un álbum muy, como decimos nosotros, muy entusado. Es un álbum con mucha daga. Y comencé este camino que me ha traído hasta acá. Hemos hecho alrededor de unos 15 álbumes de estudio y otros cuantos en vivo, y ha sido una carrera que me he disfrutado mucho. Me siento muy agradecido, muy orgulloso de poder hacer el oficio que hago, y vivo de, por y para la música. Estoy encantado de compartir con ustedes este rato y estoy, por supuesto, deseoso de escuchar las inquietudes, preguntas y comentarios que quieran hacer, así que bienvenidos.

09:03
Cami. Hola, Andrés. Yo soy Cami, de Bogotá. Para mí la música es un lenguaje que es místico, que es misterioso y que nos mueve y nos conmueve. Yo quería saber qué es lo más extraordinario que la música ha hecho por ti.

09:16
Andrés Cepeda. Bueno, aparte de permitirme un modo de vida digno… Estoy muy agradecido con la música por eso. Pero creo que el mayor regalo, quizá, que me ha dado la música es la comunicación. La música, como las artes, es un medio de comunicación, una manera de conectarse con otras personas, y la música lo hace a un nivel sumamente personal e íntimo. Y a mí me resulta muy emocionante ver que una creación musical que se hace en la soledad, en la intimidad, en la introspección, pueda llegar a reverberar en otras personas. Eso que es tan místico y tan milagroso, como tú lo mencionas, creo que es el gran logro que uno busca como artista. Uno busca comunicar, comunicarse, y para mí eso desde el principio fue muy importante. Cuando mis papás me llevaban muy chiquitín a ver los conciertos en Bogotá, ya fueran de clásicos de la sinfónica o porque visitaba algún solista o había algún evento que ver, a mí siempre me llamaba mucho la atención esa comunicación que se establecía entre el intérprete o el compositor y la audiencia. Eso me emocionaba mucho. Yo quería estar en el lugar de ese intérprete o de ese artista. Y más aún si consideramos que fui un niño que creció con problemas de comunicación, con problemas de habla. Aún soy tartamudo y, si me pones suficientemente nervioso, lo vas a notar. Para mí la música llegó un momento en el que se convirtió en la manera de comunicarme cuando verbalmente no lo podía hacer. Y, al mismo tiempo que fue una manera de poder lograr hacer un contacto, una comunicación con los demás, también se convirtió en una terapia que me ayudó a ir superando poco a poco, paso a paso, mi problema de la tartamudez.

11:11

Entonces, sí, para mí es un tema que tiene todo que ver con la comunicación, y para mí sigue siendo sorprendente y sigue siendo maravilloso ver cuando eso sucede. Y, volviendo al tema de la comunicación y de la magia que tiene la comunicación mediante la música, hay un momento en la vida en que cobra un valor muy especial. Hace unos años… Bueno, mi mamá falleció hace más de 20 años, un poco más, y quedé con mi padre, quedamos los dos y empezó a darse entre los dos una relación, una gran cercanía. Al contrario que mi mamá, quizá podía temer que no nos lleváramos bien o que nos distanciáramos. Pasó lo opuesto, nos hicimos grandes amigos y nos acercamos aún más. Mi padre siempre fue un gran consejero. Con él yo discutía y planeaba el repertorio, la música que iba a grabar, siempre le mostraba en lo que estaba trabajando, me daba su opinión, me daba sus ideas. Y en algún momento empecé a percibir que empezaba a perder su capacidad cognitiva. Empezó a padecer de Alzheimer, que es un proceso gradual, tú lo vas notando. Y, poco a poco, este personaje, que era un tipo muy vital, muy inquieto, un gran conversador, un tipo genial, empieza a apagarse, apagarse, apagarse, hasta que llega el punto en el que ya no habla y, obviamente, olvida las relaciones, olvida quiénes son sus hijos, cómo se llaman, todo lo que tiene que ver con los síntomas del Alzheimer. Y descubrí, por un libro que encontré, que la música abría como unas ventanas de comunicación con el paciente de Alzheimer, una cosa absolutamente fantástica. Inicialmente me recomendaron que lo pusiera a escuchar su música favorita en los audífonos.

13:05

Él se sentaba, yo le ponía su música favorita, ya fueran los boleros o los tangos o el jazz o la música clásica que más le gustaba, y yo notaba junto con mis hermanos que la reacción suya ante ese estímulo era muy impresionante. Era como si se iluminara otra vez, como si volviera a conectarse por unos minutos, aunque fuera, con nosotros, y la música hacía como que una parte de su cerebro se volviera a encender. Eso era muy emocionante. Y después empecé a tratar de no hacerlo con los audífonos, sino con la guitarra. Me sentaba con él, tocaba sus canciones, la música que más le gustaba, y empezaba a cantar y se sabía todas las letras de memoria. Y empezaba a conversar y contaba anécdotas, recuerdos que llegaban a él. Era como si se iluminara su cerebro, era muy emocionante, y para nosotros era una pequeña ventanita a ese ser que ya no veíamos. Esos momentos de música para nosotros cobraban un tremendo valor. Y en ese proceso de acompañarlo a escuchar la música que más le gustaba, obviamente, empezamos con mis hermanos y yo a recordar y a recopilar cuáles eran esas canciones que habían sido importantes para él. Y venían desde su infancia hasta los años más recientes de su vida. Le cantábamos tangos, le cantábamos boleros, le cantábamos baladas, le cantábamos música colombiana, le cantábamos vallenatos. Y este hombre era feliz y volvía a ser la misma persona durante esas sesiones de música. Muy emocionante para nosotros, muy conmovedor. Y nos ayudó, creo que tanto a él como a nosotros, a paliar un poquito esa circunstancia tan dura que es la pérdida de la memoria y de otras facultades mentales. Esa fue una experiencia muy especial que más adelante me condujo a recoger esas canciones y hacer de ellas un álbum que titulé «Me estás haciendo falta. Las canciones que cantaba mi papá».

15:00

Y eran todas esas canciones que cantaba mi viejo durante su vida, en las reuniones familiares o con sus amigos, como fuera, y que las convertí en un disco que después convertí en una gira. Y fue una experiencia muy linda y fue muy emocionante poder salir a recorrer el mundo, porque estuvimos en muchas partes, cantando las canciones favoritas del viejo y teniendo siempre presente que esas canciones y ese ejercicio que hicimos con él en sus últimos años fue un milagro, nuevamente, como te digo, de comunicación. Gracias.

15:37
Paola. Hola, Andrés. Mi nombre es Paola.

15:39
Andrés Cepeda. Hola, Paola.

15:40
Paola. Estoy muy emocionada de verdad de estar acá contigo, es un sueño. Soy tu fan desde que tengo cinco añitos, así que de verdad es impresionante.

15:48
Andrés Cepeda. ¿Tienes como 10 ahora?

15:51
Paola. Es verdad, es verdad. He ido a todos tus conciertos en Bogotá y, en serio, es un sueño poder tenerte aquí tan cerquita desde un lugar tan lejano de nuestro país. Es muy lindo.

16:01
Andrés Cepeda. Gracias.

16:03
Paola. Bueno, quería hacerte una pregunta. Tú, hace un tiempo, hace unos años, perdiste la voz por un accidente que tuviste.

16:11
Andrés Cepeda. Sí, sí, sí.

16:12
Paola. Me gustaría saber cómo… O sea, ¿qué sentiste? ¿Cómo te cambió la vida después de esto?

16:18
Andrés Cepeda. Pues me dio mucho miedo, sentí mucho temor. Primero, porque no soy muy útil para nada más. Entonces, me preocupaba mucho cómo iba a seguir subsistiendo. Alguna cosa iba a encontrar, pero sí tuve mucho temor. Tuve un accidente porque abusé de mi voz. Estaba girando una gira muy intensa con conciertos muy muy largos y con remates muy muy largos después de los conciertos. Y un buen día me desperté sin voz y fue un proceso de varios meses de terapia, primero de terapia clínica y después de terapia de ejercicios vocales, hasta volver a recuperarla. Y fui muy afortunado porque el accidente que sufrí, que fue un accidente vascular en una de mis cuerdas vocales, se pudo resolver, se pudo drenar sin necesidad de hacer una cirugía. La cirugía suponía, obviamente, una recuperación mucho más lenta e incierta. El haber podido drenar con una serie de medicinas y con una muy estricta dieta de lentejas y banano y mucho silencio… Estuve tres meses en absoluto silencio. Me retiré a una casa de campo, solo, porque, si llevaba a mi mujer, obviamente íbamos a discutir todo el día y entonces no iba a mejorar nunca. Me fui solo y fue muy interesante no solamente ver que había valido la pena ese esfuerzo, sino que, cuando tú estás en silencio… Uno casi nunca está en silencio, uno siempre está hablando, con otras personas o lo que sea. Cuando tú estás en silencio y te ves obligado a no hablar, empiezas a pensar mucho, muy profundamente. Y empiezas a analizar una cantidad de cosas de la vida y de ti mismo y de cómo funcionas y cómo estás y para qué estás en el mundo. Y ese accidente, que no creo que fuera tan casual, o fue una gran casualidad, pues mejor, me llevó a una serie de reflexiones muy interesantes que creo que me hicieron mejor artista gracias a esa experiencia.

18:16

Y luego empecé a ser un poquito más consciente de los cuidados y de la responsabilidad que tenía con mi propio instrumento, con la voz. Y entonces resolví, primero, que yo no iba a hacer conciertos tan largos. Yo tenía la buena o mala costumbre de hacer conciertos de más de tres horas. Yo gozo mucho en el escenario, me parece lo máximo, no me quiero bajar nunca. Pero era un poco un abuso. Y el abuso era aún mayor cuando después del concierto seguías con la bohemia hasta el otro día. No era tan buena idea. Cambié un poquito esos hábitos y me volví un poquito más consciente y más responsable con la posibilidad de cantar. Pero sí, claro, fue un momento de mucho temor y de mucha incertidumbre. «Bueno, ¿qué voy a hacer? ¿Será que voy a escribir canciones para otras personas?». Esa era una posibilidad. «¿Puedo producir música para otros artistas?». Es algo que me encanta, era otra posibilidad. Mi profesión es la ingeniería de sonido. «Bueno, ¿puedo regresar a este oficio que practiqué muchos años cuando era más joven?». Pero, claro, ver que de pronto no podía volver a cantar para mí fue algo muy muy miedoso. Pero, por fortuna, con la ayuda de un tremendo doctor especialista, un otorrino especialista en gente que trabaja con la voz, logramos salir adelante. Y ya no me excedo tanto con la voz como antes, ni con la noche, y estoy tranquilo y funciono muy bien y ya soy un poco más consciente de mis capacidades y de mis límites.

20:02
Farid Camilo. Hola, Andrés. Soy Farid Camilo.

20:03
Andrés Cepeda. Farid.

20:04
Farid Camilo. Primero, quiero agradecerte por ser inspiración para miles de colombianos y colombianas alrededor del mundo y, personalmente, por ser cómplice en muchos momentos en los que quería sorprender al amor de mi vida.

20:16
Andrés Cepeda. Okey, muy bien. Para eso estamos.

20:18
Farid Camilo. Ahora bien, con millones de visualizaciones, 15 nominaciones, cuatro Latin Grammys ganados, es claro que tienes la admiración tanto del público como de la industria. Quiero saber nosotros, tus fans, en qué momentos te hemos inspirado.

20:35
Andrés Cepeda. Muchísimo, en muchas ocasiones. Una de las cosas que me hacen tan feliz de estar en un escenario es precisamente recibir la respuesta a esa comunicación de la que hablaba al principio con Camila. Es muy estimulante entregar las canciones, entregar la música y la expresión. Y es en los conciertos en donde recibes de vuelta o cosechas ese trabajo. No solamente porque te compraron las entradas y tienes un ingreso. Va mucho más allá de eso. Cuando percibes que la gente está ansiosa por escuchar el repertorio, por oír la historia, por verte cantarla, por cantar contigo, cuando los escuchas cantar o cuando la gente se acerca y te cuenta… Como lo que tú estás haciendo. «Esta fue inspiración para que Camila y yo…». Alguna de mis canciones quizá os acompañó en algún momento. Eso es muy emocionante. Pero, cuando escuchas a la persona cantar la canción en el recinto en que estás, ya sea un teatrico o sea una arena, lo que sea, esa recompensa es gigantesca. Y ahí digamos que se cierra ese ciclo de comunicación. Hay una emisión y hay una recepción y ahí se da uno cuenta de que ha sido efectivo ese ejercicio. Y esa es la gran recompensa. Más allá, como te digo, de lo profesional y de la parte, digamos, del éxito, el reconocimiento, los premios que mencionabas, ese tipo de cosas, que también son lindas, ese momento en el escenario, cuando recibes de tu público esa respuesta, eso es inspirador. Y te empiezas a convertir… Como te gustó y lo quieres volver a sentir… Primero, quieres volver a estar en el escenario, pero quieres volver a presentar más canciones. A esas primeras cuatro o cinco que gustaron ya quieres añadirles otras cuantas y decir: «Bueno, si les gustó esto, vamos a hacer algo que los emocione aún más».

22:33

Cuando uno está haciendo música, por decir algo, para hacer un nuevo álbum, una nueva producción, tal cual, uno tiene muchas canciones, escribe muchas, recibe muchas. Pueden llegar a ser 20, 30 canciones para sacar 10. Empieza ese proceso de selección y para mí, en ese proceso de selección, la audiencia es una gran inspiración, porque yo trato de ponerme en los zapatos de la audiencia y trato de dejar ver qué tanto me emociona lo que estoy haciendo. Cuando yo percibo que una canción que estoy escribiendo, que estoy grabando, me genera una emoción fuerte, yo la siento como en el estómago y la siento en la garganta. Cuando estoy cantando una canción que me emociona, que creo que puede emocionar a alguien más, se me cierra un poquito la garganta y tengo como esta emoción a flor de piel. Me imagino cómo lo va a poder sentir la persona que lo escucha, y eso para mí es un gran indicador. Si yo logro sentir esa sensación o esa sensibilidad sobre la obra que estoy haciendo, cuando me imagino que estoy al otro lado del parlante o al otro lado de la pantalla o al otro lado del escenario, sé que esa canción debe tener un chulito y debe ser de las que se publican. Y con cierta frecuencia acierto. No siempre, pero con cierta frecuencia acierto y me doy cuenta de que esa canción puede resonar en alguien más. Y se vuelve como un círculo vicioso, como algo un poco adictivo. Tú quieres volver a generar otra vez esa sensación y volver a repetir esa emoción de recibir la respuesta del público. Y ahí ese seguidor o ese fan se convierte en inspiración y en guía para escoger el repertorio, sobre todo, más que para escribir las canciones o para escribir las letras. Es más como… Quiero volver a sentir ese cosquilleo y lo busco imaginándome que soy la audiencia.

24:29

Eso para mí es un ejercicio delicioso y, como te digo, se vuelve algo como adictivo. Cada álbum que vas a empezar a hacer es la oportunidad de tratar de volver a lograr lo mismo. Y no siempre es fácil, no todas las canciones están inspiradas, no todos los álbumes salen como uno quisiera, pero uno trata de que esa comunicación, esa sensación, se vuelva a dar. Y realmente lo sientes… Hoy en día lo puedes percibir más o menos a través de las redes sociales. Es un instrumento que te permite muy bien sentir, entender qué está recibiendo la gente y si están vibrando contigo o no. Pero realmente lo vas a sentir cuando estés en el escenario. Ahí es cuando se pone a prueba el trabajo. Saliste y cantaste la canción y de repente salieron al baño… Pero de repente puede ser una en que se conectan y dicen: «Uy, esto estuvo bien hecho». Gracias.

25:29
Leonardo Torné. Hola, Andrés, ¿cómo estás? Mi nombre es Leonardo Torné.

25:32
Andrés Cepeda. Hola, Leonardo.

25:33
Leonardo Torné. Te quiero agradecer principalmente por aportarle musicalmente al universo.

25:39
Andrés Cepeda. Gracias.

25:40
Leonardo Torné. De verdad que tus letras y tus ritmos con la melodía nos conecta bastante a los que te escuchamos, y a lo mejor a mucha gente que todavía aún no te conoce.

25:53
Andrés Cepeda. Gracias.

25:54
Leonardo Torné. Vemos que le apuestas mucho al amor…

25:56
Andrés Cepeda. Sí.

25:57
Leonardo Torné. …y a las canciones sentimentales y queríamos saber el porqué.

26:01
Andrés Cepeda. Sí, podría uno pensar que hoy en día no somos muchos los que le apostamos a eso. Creo que hay un grupo de artistas que, digamos, somos un poco la resistencia ante eso. Me parece importante en un mundo en donde el espectro musical se vuelve un poco homogéneo y el paisaje tiende a ser un poco plano y todo a parecerse mucho por las tendencias de la música. Y noto también con un poquito de preocupación que expresiones un poco más románticas se pierden o se cambian por otras. Lo conversaba el otro día con una audiencia en unos conciertos que hice la semana pasada. Canté un par de canciones que son muy tradicionales de las serenatas en Colombia. Y, bueno, ya serenatas casi nadie lleva. Yo crecí en una casa, en un ambiente, donde había mucha música, y mi papá le llevaba serenatas a mi mamá y mis hermanos a las novias y los cuñados a mis hermanas. Y yo crecí con eso y aprendí a hacer eso. La gente ha cambiado un poco la manera de expresar el romanticismo. De una manera quizá un poquito más procaz o quizá un poquito más vulgar, hemos cambiado las serenatas por las fotos íntimas que se mandan por WhatsApp. Es otra manera quizá de expresar el deseo o el amor. Pero creo que sigue valiendo la pena apostarle a eso y hacer música que se preste para eso. Los seres humanos, por más que queramos no asirnos a lo romántico, en algún momento de la vida caemos irremediablemente. En algún momento tenemos esa necesidad de expresar las emociones, los sentimientos que nos genera una pareja, una persona que estamos conociendo. Si nos enamoramos… Tarde o temprano nos vamos a enamorar y tarde o temprano nos vamos a desenamorar. Ahí tiene que haber música para acompañar los momentos.

27:55

No toda la música sirve para meditar, para estudiar, para bailar, para enamorarse, para perrear, para lo que tú quieras. Debe haber música para los diferentes momentos de la vida. Y tiene que haber alguien que se ocupe de la romántica. Y yo pensaba que éramos poquitos, pero me doy cuenta de que no somos tan pocos. Y me doy cuenta sobre todo en estos últimos años en que digamos que ha sido tan predominante el género urbano en la industria musical, por ejemplo, que es un poco más escueto y un poco más crudo con sus letras y con sus propuestas, un poco más, digamos que sí, parecido, homogéneo. Quienes nos dedicamos a algo diferente hemos encontrado que hay un público muy grande y un universo muy grande para nuestra música. Personajes como, no sé… Les puedo poner un ejemplo de un artista español que admiro mucho, que es el señor Alejandro Sanz, por ejemplo, que está dedicado a lo mismo, a cantarle al amor. Es un tipo que no para de trabajar. O una persona, como mi compadre Fonseca, que también, dentro del género que es un poco más tropical, le canta al amor. Y no paramos de trabajar. Y les puedo dar muchísimos ejemplos de artistas que nos dedicamos a esto y encontramos que hay un apetito y un deseo por escuchar esta música. Es una necesidad muy humana. Y, como les digo, tiene que haber una variedad en la propuesta musical que le permita al ser humano escoger qué música quiere para qué momento, qué música necesita para cada instante de la vida. Creo que es algo que hay que seguir haciendo. Sobre todo si es algo que con lo que naciste y con lo que creciste y con lo que te formaste, no tendría mucho sentido dejar de hacerlo o cambiar el estilo o el género porque algo diferente está de moda. Eso siempre va a pasar en la industria musical y en el arte en general. Es un péndulo que va y vuelve. Estuvo de moda el rock y de repente vuelve un poco. Estuvo de moda la música electrónica y vuelve un poco. Estuvieron de moda las baladas y vuelven un poco.

29:56

Ahora hay una cantidad de gente jovencísima en Latinoamérica y en otras partes del mundo, sobre todo de habla hispana, haciendo bolero. Me imaginé que era un género que ya muy pocos cultivábamos, y resulta que hay una cantidad de gente que está interesada en el sonido. Creo que uno tiene que ser fiel a esa vocación y fiel a esa respuesta que tiene el público, que espera recibir de su artista nuevamente esa dosis de romanticismo, llamémoslo así. Hay que estar prestos para hacerlo, sobre todo si es algo que a uno realmente le nace, realmente le gusta hacer. A mí me encanta hacer este tipo de música, me encanta cantar este tipo de historias, y creo que vale la pena seguirlo haciendo, sobre todo porque es algo que a mí como artista y como persona me llena mucho y sé que voy a encontrar una respuesta positiva.

30:43
Paola. Andrés, ¿qué significa para ti el amor? ¿Cómo lo definirías?

30:47
Andrés Cepeda. Creo que, bueno, aparte de ser para mí un material de trabajo, una temática constante, escribir canciones de amor es retador en cuanto a que las historias de amor y desamor son quizá la historia más vieja y más contada de la humanidad. El reto consiste en encontrar nuevas maneras de contar esa misma vieja historia. Y esa vieja historia es vieja y es importante y ha estado siempre allí, porque creo que el amor es ese combustible o esa gasolina, llamémoslo así, de la vida de los seres humanos. Hay muchas maneras de entender el amor. El amor por la vida misma, el amor por los hijos, el amor por la pareja, el amor por el oficio, el amor por la patria, el amor por el arte, por la naturaleza. El amor pensaría que es como la excusa para justificar que estamos vivos. Les voy a contar una historia de amor. Estaba yo aún en la universidad. Todavía estaba la banda, se estaba terminando la banda. Y yo me enamoré de la novia del que iba a ser el cantante. Este amigo que ahora se dedicaba al piano tenía una novia que era una mujer bellísima, era una chica bellísima, y, claro, nos encontrábamos en los ensayos, nos encontrábamos en las reuniones. Este amigo decidió que era muy buena idea que yo la recogiera a la salida de la universidad y la llevara después de que nos encontráramos todos. «Ay, por favor, recoge a mi novia, ve a por mi novia». «Bueno, yo voy».

32:45

Yo, secretamente, estaba fascinado con la chica, y empezamos a conversarnos, empezaron las miraditas y empezó esta cosa. Y, finalmente, terminamos teniendo, entablando una relación. Tuve que, obviamente, frentear al amigo y decirle: «Mira, está pasando esto. Yo me estoy enamorando de esta chica». Y este gran amigo no solamente fue generoso entendiendo la situación, sino que creo que también llegó en un momento en el que él estaba un poquito desencantado, quizá. Entonces, hubo la oportunidad y se pudo conversar y se pudo resolver el tema. Pero, cuando estábamos en este proceso de enamoramiento que todavía estábamos como a escondidas, por decirlo así, yo, hablando de las serenatas… Ella vivía en un segundo piso. Los que conocen Bogotá van a saber que me refiero al parque del Virrey. En un edificio en el parque del Virrey, en un segundo piso. Así que había más o menos un acceso posible a su ventana, a su balcón. Y yo llegaba por las noches, con cierta frecuencia, llegaba con mi guitarra, me hacía delante del jardín del edificio y cantaba una o dos canciones, y ella me ayudaba a subir. Yo me metía por la ventana, básicamente. Y, sí, y ahí teníamos nuestro encuentro, la vaina, y, en una de esas, como a la tercera o cuarta vez que se me ocurría a mí hacer esto, el celador del edificio nos pilló y llamó a la policía y despertó a la mamá. Todo mal. Y entonces, claro, me detuvieron. Y me llevaron con todo y guitarra a ese CAI que queda ahí sobre la quince en el parque. Y no tenía en dónde mejor guardarme que en el baño de la estacioncita de policía, que se llama el CAI.

34:44

Y yo estaba en el CAI enamoradísimo y, además, como medio traumatizado por el tema, y escribí esta canción. Hoy quiero ser la luz que se coló por su ventana, para verla dormida. Quiero creer las palabras que nos sostendrán mañana, ser feliz de mentiras. Y estoy aquí, sentado enfrente de su casa, rogando al cielo que escuche mi voz. Y no me iré hasta que venga la mañana, se asome usted por la ventana y me rompa el corazón, y me rompa el corazón. Gracias.

36:08
Andrea. Hola, Andrés. Soy Andrea, soy también de Bogotá y me encanta mi ciudad, la adoro. Cada vez que voy tengo un montón de sitios favoritos, entre esos la casa de mis padres. Sé que tú, desde tu época en Poligamia, siempre mantienes a la ciudad presente, en tus canciones, y ahora tienes el álbum «Bogotá». Me gustaría saber cuáles son esos sitios favoritos para ti de Bogotá. ¿Cuáles son esos sitios que te inspiran?

36:33
Andrés Cepeda. Okey. Pues claro, son muchos que tienen que ver como con la vida. Obviamente, está la casa de la familia, el lugar donde nací, donde crecí. Al lugar al que volví. Recientemente tuve la oportunidad de comprar esa casa y regresar. Y precisamente cuando regresé a la casa, hace unos años, unos poquitos años, nació la idea de escribir, de hacer ese disco de Bogotá. Llegué a la casa y encontré todo como igual. Encontré el barrio, el jardín, la casa muy parecida. Algunos de los muebles aún estaban allí. Pero encontré, obviamente, la ausencia de la familia, principalmente de mis viejos. Y eso me puso a pensar en que los lugares en que uno crece y el entorno en que uno vive se convierten en parte de la vida. Y la primera canción que hice del álbum fue una que se llama «Bogotá», que habla sobre esa casa y cómo regresar a esa casa. Y después dije: «Bueno, si esto me pasa en la entrada de la casa, en la puerta de esta casa, ¿qué pasa si voy a recorrer esos lugares importantes para mí en la ciudad y empiezo a encontrar qué historias puede haber guardadas allí?». E hice exactamente eso, me fui a recorrer la ciudad y fui… Mi localidad, mi barrio, que es en Usaquén, me trae muchísimos recuerdos de la infancia, de la adolescencia. Después fui a La Candelaria, donde pasé unos años de mi primera juventud, cerca de donde estudiaba. Después, visité lugares como el barrio de La Soledad, el Park Way, lugares del centro de la ciudad, la universidad donde fui, el colegio, los lugares donde acostumbrábamos a ir de fiesta cuando estábamos en la universidad, en el colegio, los lugares donde vivían esas primeras novias, los amigos, cafés, bares, restaurantes, cines, teatros, hoteles, una cantidad de lugares que están ligados a las pequeñas historias de la vida.

38:35

Y ahí encontré la inspiración para hacer el álbum. Te puedo mencionar muchos. Muchos giran alrededor del eje norte-sur de la ciudad, que es la Carrera Séptima o la Avenida Caracas, todos esos lugares que uno frecuenta o que transitaba para ir a los sitios que eran importantes para la vida. Y eso se ve reflejado en el álbum «Bogotá», que tiene muchas canciones. La mayoría de las canciones habla de lugares así, de ese tipo de lugares. De hecho, ahorita hay un relanzamiento del álbum que se llama «Bogotá Deluxe», que trae otras tres canciones que no habíamos publicado en donde también hablamos de los cerros de Bogotá, de las avenidas, de lugares como icónicos, pero no necesariamente icónicos en la ciudad, sino icónicos a manera personal. Claro, pues yo hablo de Bogotá porque es mi ciudad, pero todos tenemos una relación con el entorno. El entorno nos forma y nos conduce hacia ser quienes somos, y quienes hemos nacido en una ciudad, en una urbe como Bogotá o como Madrid o como Buenos Aires o como México, como miles de ciudades, tenemos una relación particular con una ciudad que odiamos y amamos al mismo tiempo. Siempre es un poquito… Hay una contradicción siempre ahí, porque son lugares que son difíciles, que son duros, que son complejos, pero en los cuales uno… Es el telón de fondo de la vida, finalmente, es el lugar donde uno nace. O, si naciste en un pueblito, también tienes un arraigo y una relación con ese lugar y con la gente con la que creciste. Y a mí me pareció interesante hablar de Bogotá, por eso y porque algunos de mis compositores y autores favoritos me permitieron conocer sus ciudades a través de sus obras. Antes de visitar Buenos Aires o Madrid, yo ya tenía una idea fantástica de las ciudades por leer a los cuentistas o a los novelistas o escuchar a los autores.

40:32

A mí la Madrid que me pinta un tipo como Joaquín Sabina es la Madrid de él. No sé si sea la mía, pero, cuando vengo a la ciudad finalmente y la conozco, empiezo a reconocer los lugares que nombra y los momentos y las épocas que nombra. Y lo mismo me pasa, por ejemplo, con Charly García o con Fito Páez en Buenos Aires. Bueno, así cada ciudad tiene su representante. Y uno logra ver a través de los ojos y de las letras y de las emociones de estos autores cómo entienden y cómo presentan al resto del mundo sus lugares, sus ciudades. Y yo de alguna manera quería hacer algo similar con Bogotá, y me di cuenta de que no muchos le habíamos cantado a Bogotá aún. Ahora hay mucha gente que se está dando cuenta de que eso es interesante. Hay una generación de gente joven que viene de Bogotá que está escribiendo sobre su vivencia en la ciudad. Me parece importantísimo. Pero yo quería un poquito llevar a otros oídos y a otras audiencias cuál es mi experiencia en cuanto a lo que es vivir en una ciudad como en la que yo nací y crecí. Gracias.

41:39
Tatiana. Hola, Andrés. Yo soy Tatiana.

41:41
Andrés Cepeda. ¿Cómo estás?

41:42
Tatiana. Muy bien, gracias. Yo creo que tú eres como el primo que uno tiene siempre en la vida, con el que nunca se habla pero que siempre está presente en nuestras vidas. O sea, yo, a veces, cuando tengo mis conversaciones con mis amigas del colegio a las noches y empezamos a acordarnos de cómo eran aquellas épocas, siempre hablamos de tu música, y conocemos toda tu vida, porque es que crecimos contigo.

42:05
Andrés Cepeda. Claro.

42:06
Tatiana. Y, cuando le contamos a la gente quién es Andrés Cepeda, podemos decir: «Es que acuérdese que Andrés hacía tal cosa». Pero lo contamos como si en serio fueras alguien de nuestra familia.

42:14
Andrés Cepeda. Genial.

42:15
Tatiana. Y tú has logrado crear como canciones que siempre nos llevan a nosotros a vivir momentos y a acordarnos de momentos que han pasado en la vida. Uno puede escuchar una canción tuya, cerrar los ojos, y se traslada y se acuerda de todas esas cosas que ha hecho en la vida.

42:29
Andrés Cepeda. Genial.

42:30
Tatiana. Y creo que de ti podemos decir que eres un músico, realmente un músico de los que ya no hay muchos, y eso es lo que ha hecho que hayas estado siempre ahí. Pero que tú nunca… Mi pregunta es, ¿tú nunca tuviste como una duda de «¿yo debería continuar con este camino y debería hacer la música?». ¿No se te ocurrió nunca que podías cambiar?

42:52
Andrés Cepeda. Cuando se acabó la banda tuve dudas de seguir siendo o no cantante, ser artista que se para en el escenario, pero no tuve nunca dudas de que lo que iba a ser era música. Podía haber hecho música de otra manera, como les decía al principio, de pronto como productor o como compositor o en la parte técnica, pero nunca concebí algo diferente. Si por alguna razón no hubiera podido hacer música, me hubiera gustado, por ejemplo, me hubiera gustado el cine. Música para cine. Pero definitivamente sí. Desde muy temprano no tuve como otra vocación u otra idea. No. Siempre tenía que… Desde muy temprano decidí que tenía que encontrar un camino que tuviera que ver con la música.

43:47
Andrea. Hola, Andrés. Mi nombre es Andrea. Siento que tus canciones y tu música han estado presentes en todas las etapas de mi vida. Desde la adolescencia te sigo, desde que estabas en Poligamia. Hay un éxito tuyo que se llama «Lo mejor que hay en mi vida», y yo quisiera saber en este momento qué es lo mejor que hay en tu vida.

44:06
Andrés Cepeda. Bueno, hay dos elementos que son muy importantes para mí ahorita. Obviamente, la música. Para mí mi oficio es algo que me ocupa el 100 %, al que le dedico toda mi energía. Me lo disfruto muchísimo, como les contaba antes. Y la otra cosa que me hace muy feliz o el otro elemento que me hace muy feliz es que, después de tantas historias y de tantas canciones y de tantas anécdotas, encontré el amor que buscaba. Y lo encontré en Elisa, mi esposa, con quien ya llevo más o menos unos 14 años juntos y como nueve casados. Y eso me permite no solamente seguir teniendo una inspiración o una musa, sino también tener una estabilidad emocional y una paz que me ayuda a poder concentrarme un poquito más en el trabajo, que me ayuda a ser más agradecido con la vida, con las posibilidades que tengo. Es una compañera increíble que entiende cómo vibro, cómo me gusta vivir, compartimos el trabajo, compartimos la vida en general, con quien tenemos una cantidad de metas en común y maneras de ver la vida en común y que siento que me complementa y me hace estar mucho más pleno de lo que jamás estuve.

45:30

Para mí son dos cosas… Las más importantes en mi vida hoy es eso, la relación con mi esposa, con toda la familia que nos rodea, y, obviamente, la relación con el oficio. Para mí son dos pilares importantísimos y me llenan muchísimo. Y, a pesar de que no me hace sufrir, entonces ya no escribo tantas canciones de desamor, sigue siendo una musa en muchos sentidos. Y, cuando necesito escribir canciones de desamor, pues nada, reviso el pasado un poquito y me acuerdo. Pero para mí son dos cosas que me hacen muy feliz y que suman al 100 % lo que disfruto y lo que me hace feliz de la vida.

46:19
Chico 1. Hola, Andrés. Un placer estar acá contigo. Todos los que hemos seguido tu música durante tantos años nos hemos apegado mucho a ciertas canciones, a ciertas melodías que cuando las escuchamos nos transportan a un momento o a una emoción específica. Quería preguntarte cuál es la canción que hoy te sigue emocionando.

46:39
Andrés Cepeda. Caray. Del repertorio, que ha sido extenso, hay unas poquitas, tres o cuatro, que no me gustan, que no debí grabar y que, bueno, por algo nadie las conoce. Pero la mayoría de las canciones sigue teniendo un significado muy importante para mí. Yo procuro que, cada vez que voy a hacer una grabación de una canción o de varias canciones… Ahorita les hablaba del proceso como de selección que trato de hacer. Trato de escoger canciones que en ese momento yo crea que soy capaz de cantarlas toda la vida. He visto colegas que de pronto graban o los inducen o deciden grabar algo de lo que no están tan orgullosos o de lo que no se sienten tan convencidos y se les pegan las canciones. Y les toca cantar toda la vida una vaina que no les gusta. Los he visto y los he visto sufrir con eso. Yo no siempre le pego, pero he procurado hacer canciones de las que me siento muy orgulloso y que podría cantar por siempre. Pero, obviamente, hay unas que uno quiere más que otras. Hay gente que me pregunta: «¿Y no estás cansado de cantar…?». ¿Qué sé yo? «Tengo ganas», por ejemplo, que la canto, no sé, fácilmente cuatro veces por semana. Sigo enamorado de ese bolerito, me parece lindo. Y me parece lindo ver lo que genera en la audiencia, eso me reconforta mucho. «¿No estás cansado de cantar “Embrujo”?». Cuando yo la grabé, ya la canción tenía 50 años. No, me emociona mucho cantar canciones así. La mayoría me emociona mucho, la mayoría me gusta mucho cantarlas.

48:37

Pero, obviamente, hay unas favoritas. Te voy a mencionar. «Tengo ganas» es una. «Besos usados» es otra que quiero mucho. «Lo mejor que hay en mi vida», que tú decías, Andrea, es una de mis favoritas. Y hay otras que no son tan conocidas también que me hacen muy feliz. Pero esas canciones que no me gustan no las volví a cantar. Me di cuenta de que afortunadamente no son muchas, pero no fueron aciertos, no porque no pudieran ser populares, sino porque no me representan tanto. Pero la mayoría me gusta cantarlas. Por eso el problema que tenía de hacer conciertos tan largos, porque me amañaba. Pero, sí, uno crea una relación con esas canciones. Hacen parte de uno. Y la gente se preguntará: «Pero, bueno, ¿de verdad no te cansas de cantar esas mismas, qué sé yo, 20 canciones, 25 canciones todos los días?». Sí puede pasar. Ahí es donde uno juega con los formatos. «Hagamos las sinfónicas». Ahorita acabo de hacer una vaina… Estoy grabando un álbum para acabar con «big band». Hice cuarteto de jazz. He hecho un disco de solo guitarra y voz con otras canciones. Uno trata de encontrar con las herramientas musicales que hay a la mano maneras diferentes de presentar esas canciones o de disfrutar de esas canciones, para que el mismo artista y la gente que lo acompaña en el escenario sientan un poquito de frescura y de renovación, y también la gente que va a ver los espectáculos. Creo que jugar un poco con los formatos y la manera de presentarlas ayuda a que uno siga enganchado con esos temas, con esas canciones. Y pasa una cosa. Cuando la canción realmente te gusta y te hace sentir y te vibra y esto, cuando tú la interpretas, sobre todo en un escenario, cuando tú la interpretas, te pasa un poquito lo que al público. Revives el momento en que la hiciste o la cantaste o la escribiste o lo que fuera. Y ese volver a vivir esas emociones es genial. Es como volver a ver una película que a uno le gusta mucho.

50:38

Es como encontrarse un diario viejo de cuando uno estaba más joven y encuentra algo que uno escribió o que uno dijo. Uno se conecta con esa persona que uno fue o con esa persona que uno ha sido. Y ese refrescar de las emociones es una sensación muy bonita. Y vuelve uno a sentirse como si tuviera los 25 años de cuando lo escribió. Hay como una conexión con ese momento que hace que uno tenga una relación muy especial con las canciones. Porque las canciones… La gente piensa que… Yo creo que a ti también te debe pasar. La canción tal, sí, puede que te acuerde de fulanita, pero realmente la canción te está hablando desde ti, te está acordando desde ti y de lo que tú eres o eras y lo que sentiste o sientes. Y esa relación es que yo le dediqué la canción a fulanita. Está bien, pero realmente es contigo la vaina. Y al intérprete le pasa lo mismo. En esa canción que hizo para fulanita o para tal ocasión resulta que estás hablando de ti mismo. Y es una canción que te habla de ti y cuenta cómo tú te sentiste o cómo te sientes. Y yo creo que ese es el amor que uno establece con esas obras.

51:55
Chico 2. ¿Qué tal, Andrés? Primero que todo, un placer estar frente a ti. Grandísimo artista, grandísimo inspirador. Soy ecuatoriano. Tu música ha trascendido obviamente fronteras. Mi pregunta es la siguiente. ¿Qué mensaje podrías dar a las personas que están intentando cumplir un sueño? Me incluyo, porque empecé mi carrera artística hace cinco años también y estoy ahí en la lucha. Me gustaría, por favor, que nos dieras un consejo a todas las personas que estamos intentando cumplir un sueño.

52:34
Andrés Cepeda. Bueno, te tengo un montón de frases de cajón para decirte. Creo que las conoces, ¿no? «Lucha por tus sueños». «No te rindas». «La pasión…». Todo eso tiene algo de verdad. Pero creo que el tema va un poquito más hacia dentro. Tiene que ver con las expectativas. Yo pienso que, cuando uno tiene una vocación artística o un deseo de destacar en algún arte, uno tiene que primero pensar qué significa eso para uno mismo, cuáles son las motivaciones y cuáles son las expectativas. Tú puedes querer la música… Conozco mucha gente que… Mis compañeros de estudio, muchos de ellos son grandes músicos, grandes guitarristas o pianistas o lo que sea, y de pronto su vocación… Han sido los más estudiosos, los tipos de ocho horas diarias, superconcentrados, superdisciplinados, y de pronto se dan cuenta de que el placer de la música para ellos es estudiar, no necesariamente es estar en un escenario. He visto mucho eso. El placer de estudiar, que después más adelante se convierte para muchos de ellos en el placer de enseñar. Esa es una cosa que te puedes contestar. La otra es que, si de pronto encuentras una respuesta como la que yo di al principio de nuestra conversación con Camila, en cuanto a que quieres comunicarte, ese es otro camino. La otra es el tipo que quiere… ¿Qué sé yo? Pasar a la historia como un gran letrista o como un gran instrumentista o como un gran creador o un impulsador de otros talentos. Hay como muchas maneras de abordar la carrera en la música.

54:30

Pienso que una de las cosas primeras que uno tiene que preguntarse es qué es lo que lo motiva y qué es lo que quiere y cuáles son esas expectativas. Y, normalmente, esa persona que te contesta que quiere ser reconocido y famoso… A esa persona le va a costar mucho trabajo, porque siento que, cuando esa es la meta y esa es la expectativa, son posturas que hacen que se aleje de ti. No sé si me explico bien. Cuando la motivación es el reconocimiento y la fama o el éxito o como quieras llamarlo, te va a esquivar un poco más. Cuando la motivación y las expectativas son un poco más modestas y más de carácter íntimo y personal, creo que tienes más chance. «Es que yo quiero hacer esto porque quiero llegar a un estadio». Uy, no estás tocando la fibra de lo que realmente es ser un artista. Si la tocas y llegas como un proceso personal de creación y de expresión y de comunicación, puede que eso te lleve allá. Pero, si la expectativa y la meta es algo como tan material y tan tangible, va a ser aún más difícil. Las demás creo que son frases de cajón. Yo pienso que hay un diálogo que uno tiene que tener consigo mismo para entender por qué quiere hacer esto. Y, en la medida en que uno sea honesto o transparente con esa respuesta, vas a encontrar los caminos que te van a llevar a algo más. Como dicen, por añadidura vas a encontrar otras cosas que tienen que ver más con lo material o con lo que llamamos el éxito.

56:26

Pero conozco gente que no es famosa, pero que son muy exitosos porque han sido muy felices haciendo música. Y creo que esa tiene que ser la principal meta, la plenitud de disfrutarse el oficio. Y, cuando tú estás enfrascado y sumergido en esa plenitud y en esa felicidad de hacer algo que te gusta, aparecen esas otras cositas. Cuando buscas esas otras cositas primero, estrellarse es muy fácil. Lo he visto suceder y lo he visto suceder conmigo mismo. De hecho, lo he visto en la experiencia que he tenido como «coach», entrenador y jurado de «realities» de música. He estado muchos años haciendo las temporadas de «La Voz» y «La Voz Kids». Un trabajo muy lindo. Esa es una de las fuentes de donde concluyo un poco esto. Ese chico o ese concursante que llega enamorado de su voz y enamorado de la posibilidad de cantar y no esperando el reconocimiento o la exposición, esos chicos llegan muy lejos. Y no necesariamente son los que ganan. A veces los que ganan no se dan cuenta de que la meta no era ganar el concurso. A veces la meta es aprender en el camino y utilizar de pronto la plataforma o esa visibilidad o ese concurso para que sea un escalón más en la carrera y en el proceso. Vas a ver que pasa muchísimo con los «realities» de talento que la persona que gana no. El que descalificaron como a mitad de camino, que se estaba esforzando mucho y que estaba de pronto más interesado en disfrutarse la cosa que en brillar y salir divino en las cámaras y cantar la mejor canción y dar la nota más alta, ese chico que no tiene esas pretensiones de repente consigue una carrera. Y te voy a poner un ejemplo chiquitico. Español. David Bisbal. Bisbal no ganó, pero ganó en la vida, porque se hizo una carrera tremenda, creo que porque tenía, además de un gran talento, una relación muy bonita con su arte, con su talento, con su música.

58:29

Y, bueno, ya vemos los resultados. Y yo he visto pasar eso en el programa en que he participado en varias ocasiones. Ese chico que sale en la primera, segunda, tercera ronda, no llega a la final, de repente nos da unas sorpresas increíbles.

28:52
Janet Urdiales. Hola, Andrés. Soy Janet Urdiales, de Perú. Muchas gracias por tus canciones y tus historias. Para terminar, ¿cómo ves la vida? Y si te consideras una persona optimista.

59:03
Andrés Cepeda. Mira, uso «shampoo» normal, no me hago ningún tratamiento en el cabello y son naturales los rizos. No, mentira. Sí, creo que me considero una persona optimista. Me gusta pensar que la vida vale la pena. Me gusta creer, dentro de los límites de lo posible, que la gente es buena, que vale la pena, que merece, que la vida hay que saboreársela, hay que vivirla, que hay que esperar lo mejor, que hay que procurar dar lo mejor. Y puede ser un poco ingenua o naíf esa posición, pero creo que es una buena manera de enfrentar la vida, con optimismo, con alegría y con esperanza. A veces, el mundo en que vivimos es un mundo que nos invita a pensar que no hay esperanza. Y creo que siempre la hay. Y tiene que ver con que existe el amor. Y el amor, sin el concepto de la esperanza, como que no camina. El amor es porque se espera… Uno cree en el amor porque espera que haya una respuesta, espera que haya un rebote de ese balón, que te devuelva el amor que das. Y creo que sí, vale la pena, en un mundo como en el que vivimos, que no es un mundo fácil, que las personas tengamos esperanza y tengamos fe y seamos optimistas. Creo que es importante, vale la pena. Y creo que, de no ser así… La vida es demasiado difícil de por sí para no guardar un poquito de esperanza. Nos ayuda a caminar, ¿no?

01:00:54
Alejandro. Hola, Andrés. Un placer poder compartir este momento contigo. Mi nombre es Alejandro. Yo soy de Colombia, de Pasto, Nariño.

01:01:00
Andrés Cepeda. Ah, okey.

01:01:01
Alejandro. Antes que todo, te quería dar gracias. He podido usar tu música como ayuda, como inspiración, como apoyo en muchos momentos de mi vida. También te quisiera comentar que en mi familia, en mi casa, rara vez coincidimos en gustos musicales, pero, contigo, hacemos una pausa y escuchamos juntos.

01:01:21
Andrés Cepeda. Qué genial.

01:01:22
Alejandro. Mi pregunta es qué piensas que tiene tu música que logra conectar con tantas generaciones a la vez. Incluso Colombia, que es un país, ya sabes, con esa historia, a veces incluso con muchas contradicciones… ¿Y cómo ese país ha influido o tú has llegado a influirlo en la manera en la que tú lo haces?

01:01:42
Andrés Cepeda. Bueno, gracias, hermano. Pues, para contestar la primera parte de tu pregunta, es algo que yo mismo me pregunto aún. ¿Cuál es esa razón para que la música que hagamos tenga esa transversalidad? Yo mismo me sorprendo mucho en los eventos, en los conciertos. Veo gente de muchas edades, de muchas condiciones diferentes. Y me gustaría conocer, créeme, me encantaría tener la respuesta porque sería interesante poder analizarlo. Yo de pronto desde adentro no lo veo tan fácil. De pronto alguien externamente me puede ayudar a entender eso. Pero yo pensaría que puede tener que ver con lo que hablábamos quizá al principio, que el romance es algo que es universal y por lo que todos tenemos que pasar en algún momento. A tus 15 o a tus 30 o a tus 60, las canciones de amor pueden tener algo que ver contigo, ¿cierto? Siento que es una gran fortuna, que es una casualidad maravillosa que eso haya pasado. Creo que si lo hubiéramos buscado desde el principio no lo encontramos. Es una cosa que se da y no lo tengo muy claro por qué. Estoy agradecidísimo por eso. Y es una gran fortuna. A mí mismo me gustaría entender por qué, pero creo que es porque el amor es universal y nos toca a todos en todas las épocas de la vida. Y, en cuanto a la visión del país, yo creo que es más lo que la nacionalidad ha influido en mí que al revés. Creo que el ser colombiano y venir de un lugar con una diversidad cultural tan rica, con tantas expresiones culturales tan diversas, con tanta música, con tantas… ¿Cómo se llama? Con tantas idiosincrasias, con tantos acentos… Somos muchos países en uno. Colombia se destaca, entre otras cosas, por su gran diversidad en muchos aspectos, pero sobre todo cultural.

01:03:43

Y eso hace que de pronto los colombianos seamos capaces de entender el mundo de muchas maneras. Todos tenemos un amigo pastuso, costeño, caleño, paisa, bumangués, santandereano, rolo, llanero, y todos son distintos. Y el venir de un país así creo que nos hace ver el mundo de una manera un poquito más abierta y más pluralista. Creo que es una bonita manera de entender el mundo cuando uno viene de Colombia y sabe que puede haber tantas maneras de entender la vida y la forma de ser de las personas. Creo que en eso ha influido la nacionalidad y mi país en mí y seguramente también en mi obra. Y es una cosa que me hace sentir orgulloso porque hoy en día, y hace poco más de 20 años, la música colombiana es muy importante en el mundo. Y creo que es por eso, creo que tiene que ver con eso, porque las expresiones son múltiples. Y hay gente haciendo urbano, hay gente haciendo rock, hay gente haciendo jazz, hay gente haciendo folclor, hay gente haciendo clásica, hay gente haciendo de todo y destacándose en todo. Si tuviéramos una sola manera de expresarnos, no tendríamos el alcance que tiene la música colombiana hoy. Y eso es algo de lo que me siento muy orgulloso. Gracias.

01:05:07

Y, para concluir este rato que me han regalado, les quiero agradecer mucho su presencia, sus preguntas, su disposición. Es muy lindo que hablemos de música. Es muy lindo que hablemos de amor como hemos hablado hoy. Es muy lindo que hablemos de diversidad, de expresión, de arraigo, de pertenencia. Ha sido un placer compartir con ustedes y con la producción este ratico. Nos podríamos quedar un buen rato hablando y cantando, seguramente aquí nos dan un poco más de gasolina y nos podemos quedar mucho tiempo. Pero no, les agradezco de verdad por el espacio. He sentido que hemos pasado un día muy lindo. Me hubiera gustado tener más tiempo para conversar con ustedes, pero bueno. Es el formato y funciona increíble. Gracias por sus preguntas y por su interés. Y me gustaría despedirme de ustedes con un trocito de una canción. Me encontré una flor. Fue en la ruta para Islamorada, si mal no recuerdo. No tenía color, pero todavía no marchitaban sus pétalos negros. Yo toda la noche la cuidaba, con cariño la besaba, y con el tiempo de mí se enamoró. De colores ahora brillaba y su belleza la admiraba todo el mundo que algún día la vio. Pero las flores son así, yo a las malas lo aprendí, que no basta con darle el corazón. Porque en esta vida cruel cada fiel tiene su infiel, y una abeja por su miel me la robó.