Teresita Gómez es pianista y una de las grandes figuras de la música clásica en Colombia. Nacida en Medellín y criada en el Palacio de Bellas Artes, donde sus padres trabajaban como porteros, descubrió su vocación al tocar los pianos del teatro a escondidas. Desde entonces, su vida ha estado guiada por la pasión, la disciplina y un profundo amor por el arte.
Ha sido pionera en la interpretación de compositores colombianos en escenarios internacionales, defendiendo las raíces musicales del país dentro del repertorio clásico. En Aprendemos Juntos Colombia, comparte un testimonio conmovedor sobre la fuerza interior, la identidad y la gratitud. Su historia es la de una mujer que convirtió la música en su refugio, su voz y su manera de agradecer a la vida.
Transcripción
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Teresa Gómez. Así empieza esta historia. ‘La mártir del soldadito’ y ‘El reloj del cucu’. Desde eso estoy cosida al piano. Y muy feliz. La música me ha llevado a territorios, a reflexiones, a la búsqueda de mí misma, a entender muchas cosas, a encontrar en mí posibilidades en un viaje, al principio muy solitario, pero después muy acompañada de tantos seres que me han dado la mano. Esto me emociona mucho, perdonen. Yo soy como muy llorona. Y entonces me he sentido acompañada y he pasado mis obstáculos acompañada, mis sufrimientos acompañada. Y me siento de verdad dándole gracias a la vida, porque me he podido parar de los inconvenientes que a veces son difíciles. Pero para mí la música fue mi columna vertebral. Fue la que me dijo: “Puedes, puedes, puedes vivir sin desafinación, puedes vivir armónicamente.” Pues eso para mí es la música.
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Hombre 1. Hola Teresita.
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Teresa Gómez. Buenas.
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Hombre 1. Un gusto saludarte.
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Teresa Gómez. Lo mismo para ti.
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Hombre 1. Maestra Teresita, esa historia de aprender a tocar piano a escondidas es muy inspiradora. ¿Qué lecciones sobre la pasión y la perseverancia te generó esa experiencia y cómo crees que influyó en tu carrera?
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Teresa Gómez. Bueno, lo primero es que de unos pocos días de mi adopción, viví en el Palacio de Bellas Artes porque mis padres eran los porteros. Tuve ese privilegio de vivir allí y de tener un padre bondadoso y una madre muy querida que me ayudaron, obviamente. Y lo más importante era que mi mamá me arreglara todas las mañanas para yo salir al palacio, entrarme a las clases y oír música, ver los pintores, acababa de salir de maestro Fernando Botero y ver los declamadores con Fausto Cabrera, o sea Débora Arango, que fue la primera que me regaló un método de piano. Entonces yo viví rodeada de arte, pero lo principal mío era la música, la pasión, la devoción, el trabajo y algo que me salía espontáneo. A mí nadie me tenía que decir que estudiara piano. Yo, como yo era al escondido, que eso también fue muy bueno, pensándolo bien, porque entonces yo esperaba que anocheciera para que mi papá cerrara el edificio y daba de recorrido y yo iba tocando los pianos. Lo que había escuchado en el día a las niñas, ¿no? Y a mí eso me parecía como normal. Mi mamá se angustiaba un poco porque decía: “Bueno, ¿y si echan a tu padre de aquí qué vas a hacer?” Pero a mí nada de lo que me decían como que me importaba. Yo seguía, seguía hasta que un día me descubrieron tocando esas dos piecitas que les acabo de mostrar. Y ahí empezó ya que la gente me pilló que yo tocaba. A mi mamá se le quitó como el susto. A mí la Sociedad de Mejora Pública me dio una beca y me dijeron que tenía que sacar cinco hasta que me gradué o que me quitaran la beca o no sé si era de miedo o si es que yo estaba destinada a eso. Entonces la música me enseñó a volver a si mismo, a una búsqueda interior o una búsqueda de por qué estoy aquí, de por qué mis padres son blancos y yo negra, de por qué esto de lo otro y yo misma me fui contestando como esas preguntas y qué son mis padres.
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Teresa Gómez. A mi madre biológica no la conocí, era negra. Tengo esos ancestros negros y esa fuerza de los negros. Y el padre biológico era un músico italiano y mi madre era la criada. Entonces tengo todo lo que es la ópera, la música clásica y afortunadamente pues yo no me preocupé, nunca me puse a indagar mucho, pero yo sí fui, con los años, teniendo idea de que la pasión mía por la ópera, por los clásicos, tenía que venir de otra parte y venía de ese maestro italiano que se llamaba Pietro Mascheroni, que llegó a Medellín en 1938 y yo nací en el 43. Soy muy sardina. Y bueno, entonces la vida me ha sido, yo creo que muy bonita. Yo vivo muy contenta, yo creo que cuando me vaya a morir voy a tener que dar gracias a la vida, de verdad. Porque me ha acompañado. Voy a empezar con el segundo movimiento del concierto italiano de Bach. Porque para mí Bach es como Jesucristo: antes de Bach, después de Bach. Jesucristo antes de Jesucristo.
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Mujer 1. Hola Teresita. Mucho gusto tenerte aquí. Tú en algún momento habías dicho que la música despierta lo mejor del ser humano.
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Teresa Gómez. Pues la música sale del corazón, creo yo, para que sea verdadera, corazón, la cabeza, porque la cabeza es como la loca de la casa y es la que lo pone a uno nervioso y le dice que no puede y que esto y lo demás. Pero en el corazón hay como una serenidad, una entrega para que ese mensaje llegue a los demás tenemos que afinarnos. Para mí es como oficiando para que ustedes puedan tener una conexión con la música, no conmigo, con la música. Con la música que es lo más grande del arte, porque es como cuando mueren las palabras que queda la música. Y pienso que si la música llega a nuestros corazones, perdura para siempre en nosotros y nos da alegría, nos quita tristezas o nos podemos poner nostálgicos, que también es bonito y, ¿por qué no tristes? También es bonita la tristeza. Hay que mirarla, ¿no? No todo el tiempo podemos estar riendo, ¿no? Entonces todos estos estados como del alma o nuestros que nos acompañan. Pero la música es de una compañía maravillosa. Yo he sido una enamorada de la música y ha sido mi columna vertebral y ha sido una ayuda también para mis hijos, para todo lo que, para mis alumnos, o sea, es una pasión muy fuerte. Cuando uno entra en esa, como en esa sintonía de la música, con la mente, con el corazón, tú con toda la columna vertebral, con todo el cuerpo, porque ahí funciona todo, es como alinearse a uno con un poder que uno no puede describir, pero que está ahí. Esa es la pasión de la música, algo que te arropa.
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Maria del Pilar. Hola Teresita, mi nombre es María del Pilar. Quisiera preguntarte si hay algún autor especial que haya inspirado tu carrera y que te haya inspirado a seguir trabajando y a seguir inspirándose en ese talento que tú tienes.
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Teresa Gómez. Bach, que es como el pulso del universo. Es mántrico, es matemático. Yo no sé nada de ciencia, pero yo siento que eso le cambia a uno completamente el cerebro. Yo sufrí una operación de manos y en ese momento no tenía los recursos para las terapias y yo me la hice con Bach. Y de ahí parte todo: Bach, Beethoven, Brahms, Chopin, Mozart, todos los clásicos. Me gustan mucho los románticos… No soy muy contemporánea porque creo que tengo muchos años. No llegué a Schönberg… Pues me siento muy inspirada por los clásicos y los románticos y bueno, y Hartmann y Tchaikovsky y Borgia… y todo, Shostakóvich… Pero cuando son demasiado modernos, yo como que no alcancé a ponerme al día. Yo creo que los compositores le ayudan a uno muchísimo, Beethoven… Yo por ejemplo en este último tiempo de mi vida, las últimas sonatas, donde allí estaba totalmente sordo, pero tenía un oído interior absoluto, que lo oía todo dentro de sí, que yo creo que era un afortunado también que no tuviera mucho ruido afuera y que solo fuera dentro de él donde nacía esa música tan extraordinaria. Y los últimos son como poemas para mí, de una soledad como acompañada. ¿Por qué? No sé, pero es un universo sonoro muy grande. Y bueno, todas esas cosas me hacen que para mí la música sea como un encuentro cuando uno la ama con algo superior, que lo supera a uno. Uno no es nada realmente cuando se enfrenta a la música, ¿no? Pues yo creo que el ego tiene que desaparecer. No puede haber ni éxito ni todas esas cosas que buscan, que se buscan a veces, que no hacen parte de la música. Yo pienso que bueno, el que lo tiene, yo soy una persona de mucho éxito, me ha ido muy bien en mi carrera. Yo cuando estaba joven yo decía que yo tocaba para que la gente me quisiera, pero ahora que estoy mayor, yo toco porque quiero a la gente. Eso es.
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Hombre 2. Durante su carrera ha sido una fiera defensora de la música colombiana en ambientes clásicos. Incluso cuando pianistas clásicos tenían prohibido interpretar bambucos y pasillos. Me gustaría saber qué mensaje le transmitiría a las nuevas generaciones sobre el valor de las raíces.
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Teresa Gómez. Bueno, es que a mí me tocó, cuando yo llegué al Conservatorio de la Universidad Nacional en el 59, que era prohibido tocar música colombiana, inclusive el maestro Oriol Rangel no pudo tocar su composición en su repertorio de grado. Entonces él dijo que si no le dejaban tocar su pasillo, entonces él no se graduada. Y no se graduó. Eso ha cambiado muchísimo. De las cosas que me alegra, de lo que he hecho yo en mi carrera es que fue la primera vez que en la Luis Ángel Arango yo toqué música de Calvo, de Luis Antonio Escobar, de Uribe Holguín, de Antonio María Valencia… bueno, de los colombianos. Y desde niña yo quise tocar música colombiana, tocaba de oído, mal tocadita, pero ahí estaba, ¿no? Y el que no toca su música, sus raíces, pues tampoco puede tocar las de otra parte. O si las toca, las toca mecánico. Pues porque el que no puede sentir un pasillo, un bambuco, el pasillo sale de un vals europeo, un bambuco tiene raíces africanas… Es decir, estamos llenos de una riqueza increíble. La música colombiana es maravillosa. Cuando yo la toqué en Europa me fue muy bien, todo el mundo estaba fascinado con la música colombiana. Y en mi vida como profesora de piano, durante su pregrado, yo les pongo música colombiana, un vallenato de los clásicos. Todo eso somos nosotros y todo es sensible. Si solamente escuchamos música de otras partes, que también hay que hacerlo, cierto. Y yo pienso que también hay… Bueno, yo llegué tarde al reguetón. Pues yo me imagino que deben haber reguetoneros buenos, no sé. Lo que pasa es que yo prefiero como escuchar que trato de Shubert y me da pena con… Tengo una hija que le enseño técnica vocal y a Karol G. Entonces yo ahí, yo tengo que respetar. Sí, me parece muy importante y ya está pasando mucho después de… Porque cuando yo empecé con esos conciertos, por ahí oí decir: “Ah, no, Teresita, ya tocando bambuquitos y eso no, ya, ya no. No Yo creo que la música colombiana tenemos que trabajarla, tenemos que sentir lo que somos, ¿no? A mí, como soy como una negra blanca y también me gusta la música de interior, pero sé bailar. Sé bailar salsa y sé…
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Teresa Gómez. Voy a tocar algo del maestro Luis A. Calvo, que yo amo mucho, que se llama ‘Lejano Azul’.