¿Cuáles son los neuromitos más frecuentes?
Anna Forés
¿Cuáles son los neuromitos más frecuentes?
Anna Forés
Pedagoga y escritora
Creando oportunidades
¿Cómo ayuda la neuroeducación al aprendizaje?
Anna Forés Pedagoga y escritora
Anna Forés
¿Debemos preocuparnos más por cómo enseñar o cómo aprender? Según Anna Forés, doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación y Pedagoga por la Universidad de Barcelona, la clave del aprendizaje está en el enfoque. “¿Focalizamos la mirada en el papel del docente, del maestro, y nos centramos en cómo enseña? ¿O nos centramos en el que aprende, nuestros chicos y chicas? Saber cómo aprendemos nos permite aprender mejor y cooperar entre docentes”, plantea Forés.
En sus libros ‘Neuromitos en educación’ y ‘Pedagogías emergentes’, la directora adjunta de la Cátedra de Neuroeducación UB_EDU1st hace un repaso a los avances en neurociencia aplicados a la enseñanza y las propuestas pedagógicas más innovadoras. Resiliencia, empatía y asertividad son otras de las capacidades que han centrado su trabajo en los últimos años, en el Grupo de Investigación Consolidado GR-EMA (entornos y materiales para el aprendizaje) del ICE de la UB, y del Grupo Consolidado de Innovación INDAGA’T, grupo de innovación docente para favorecer la indagación.
Forés ha impulsado el concepto de “resiliencia generativa” o la capacidad de crear nuevas oportunidades y propone que se enseñe a los más jóvenes. “Ante la incertidumbre debemos mostrar a nuestros chicos y chicas que si no podemos predecir el futuro, lo tenemos que crear. Y sobre todo, que no tengan miedo, que tengan confianza en ese futuro”, concluye.
Transcripción
Y ¿cuál es ese otro contexto? Una educación 360, donde podemos aprender no solamente de la escuela, sino también de la comunidad, cómo esa comunidad tiene que entrar en la escuela y cómo la escuela tiene que salir a la comunidad. También es un factor que está demostradísimo, que hace que los chicos, las chicas, aprendan mucho mejor. Y es aprendizaje situado. Si para mí esto que tú me planteas me resuena porque es muy próximo a mí, me lo hace significativo. Entonces yo me comprometo. Por ejemplo, los adolescentes que decíamos, es la etapa de máximo altruismo de nuestra vida. Es la etapa de máximo altruismo. Entonces, por ejemplo, una metodología como el aprendizaje servicio triunfa con estos jóvenes adolescentes, porque ven justamente esa implicación con la sociedad y de la sociedad a la escuela, y le da mucho, mucho sentido. Otro de los neuromitos es la estimulación y la sobreestimulación. Una cosa es estimular a los chicos, las chicas, sobre todo cuando son pequeños. Otra cosa es sobreestimularlos. Hay estudios que nos están confirmando que, por ejemplo, unas aulas sobresaturadas, en vez de justamente provocar que nuestros chicos y chicas aprendan más, lo que hacen es bloquearlos porque se dispara otra vez el cortisol. Los está estresando. Entonces, introducir cada aprendizaje en su momento es lo ideal. Quemar etapas, o sea, introducir conocimientos antes de llegar a esa etapa es contraproducente. Porque nuestro cerebro está preparado en un momento determinado y si lo forzamos a hacerlo antes a lo mejor, lo que estamos haciendo es que aprenda peor.
Esa sobreestimulación a veces también hace que creamos nosotros, como maestros, que tenemos que ir siempre ahí, como ir impactándolos con cosas. Que parece que la clase sea un show. Y no, es siempre el equilibrio de saber cuándo introducir un elemento sorpresa o cuándo tienes que cambiar el tono de voz, o cuándo vamos a hacer justamente una actividad de movimiento. Sabemos, también, que el movimiento es básico para el aprendizaje. Entonces, cómo también trabajamos el cuerpo en el aula, porque también nos hemos olvidado del cuerpo para aprender. Volvemos, cuando son pequeños, sí, pero después, cuando somos mayores, nos olvidamos de ese cuerpo. Entonces, traer el cuerpo al aula también es esencial. O, por ejemplo, el teatro. Con el teatro también podemos estar trabajando muchas competencias, podemos estar trabajando todas las funciones ejecutivas, o sea, pensar mucho más allá de lo que a veces pensamos que tiene que ser la docencia.
De cero a tres, cero a seis, es una gran etapa para el aprendizaje, que nos va a pasar otra vez de siete a diez y nos va a pasar en la adolescencia. Por eso cuando hablábamos de los adolescentes, es una etapa muy rica y sobre todo también es muy rica para aprender. Uno de los factores más claves en nuestros adolescentes, por ejemplo, en este redescubrirse como ser humano es todo el tema del sueño. Está demostradísimo el poder de nuestro sueño, que se queda retrasado en el tiempo. Entonces, ¿qué hace? Que este adolescente se vaya a dormir más tarde. Se vuelven a convertir más en búhos y se van a levantar también más tarde. Entonces el sistema educativo, además, se lo pone un poco más difícil, porque encima les hacemos entrar antes al instituto, con lo cual ahí tenemos jugamos en desventaja. Hay muchos estudios que están confirmando, justamente, que retrasar un poquito, que a veces es muy poquito, media hora o a lo mejor una hora, ya van a rendir mucho más. Y además, también como sistema educativo, a veces ponemos las asignaturas como más complejas, justamente a primera hora, cuando ese cerebro adolescente aún se está despertando. Entonces, ahí tenemos mucho trabajo por hacer. También hay muchos estudios que nos confirman que estar muchas horas en un colegio, en un instituto, no va a repercutir en más aprendizaje, sino en la calidad de esas horas: qué hacemos cuando estamos en la escuela y qué hacemos con esas horas de estudio.
Entonces, que no tengan miedo, que tengan confianza. Lo que les tenemos que dar es ese entorno de confianza, de confianza en que ellos pueden crear ese futuro. Entonces necesitamos chicos y chicas que sean supercreativos, que sean supercríticos y que lideren el futuro. Y esos mensajes de: “Todo irá mal”. Una expresión muy de ellos, que es fatal, todo fatal. Eso fatal.
La resiliencia entendida como esa capacidad que tenemos, por tanto, hay una parte innata, pero no estamos determinados genéticamente. En sí, la resiliencia, ¿qué es? Es el realismo de la esperanza. Es el realismo, por tanto, es entender que estamos en la situación que estamos, sea una enfermedad, una separación o lo que fuere. Y hay que proyectar futuro, siempre hay que proyectar futuro. Por eso es el realismo de la esperanza.
Analizar también qué hay detrás de ese sentimiento de: “Cuando yo digo que no, ¿es que estoy hiriendo a alguien? Si digo que no ¿voy a quedar mal con alguien?”. Y sentirte legítimo de decir: “Mira, esta es la situación y necesito ese sí o necesito ese no”.