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“¿Cuál es la mujer que quiero que mi hijo vea todos los días?”

Greeicy Rendón

“¿Cuál es la mujer que quiero que mi hijo vea todos los días?”

Greeicy Rendón

Cantante y actriz


Creando oportunidades

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Greeicy Rendón

Greeicy Rendón es una de las artistas más queridas en Colombia y un referente en el mundo del panorama artístico latinoamericano. Un sueño hecho realidad para aquella niña que frente al espejo cantaba y bailaba imitando a Shakira y soñaba con llenar estadios.  
“El universo me vio tanto tiempo visualizándome en los escenarios que, un día, me dijo: ¡Tené esto!” Su salto a la fama comenzó a los 13 años en el programa Factor Xs, un trampolín que la llevó a oportunidades cada vez más grandes en el mundo de la interpretación. Como actriz, su papel en Chica Vampiro fue su salto a la fama, permitiéndole combinar su amor por la actuación y la música. Fue aquí, precisamente, donde encontró su verdadera pasión, dejando la actuación en un momento en el que su carrera estaba en auge, algo que para muchos fue una locura.
Su humildad y conexión con sus raíces hacen que sus fans la adoren aún más. Hoy, Greeicy no solo brilla por su música, sino por ser un símbolo de perseverancia y sencillez, una artista que inspira a millones de jóvenes a seguir sus sueños y que representa al pueblo colombiano en todo el mundo.


Transcripción

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Greeicy Rendón. Pues gracias por ese recibimiento tan bonito. Gracias por haberse tomado el tiempo de venir a compartir este ratico conmigo. Yo me llamo Greeicy Yeliana Rendón Ceballos. Hoy realmente con orgullo puedo decir mi nombre completo. Antes solo decía Greeicy Rendón Ceballos, porque odiaba mi segundo nombre. Era algo que era bien complejo para mí por niña, por inmadurez. Muchos me conocen como actriz, como cantante, como bailarina. No soy bailarina, pero me apasiona muchísimo el baile. De pequeña, más que soñar con ser, jugaba. Jugaba a ser cantante, jugaba a ser actriz. Estaba frente al espejo, me ponía… actuaba ser otros personajes, me imaginaba siendo Shakira… Yo creo que de ahí viene el bailecito, movía las caderas porque me imaginaba siendo como ella. Vengo de una familia muy muy muy trabajadora, muy humilde y, siendo realistas, en ese momento creía demasiado imposible ser artista. Sentía que solamente las personas que tenían una palanca o conocían a alguien de la televisión o de la radio lo podían lograr. Entonces, decía: «Bueno, me gusta jugar a esto, pero voy a ser veterinaria», porque amo los animales. Quería ser diseñadora de moda. Como que esas eran las cosas sobre las que, aterrizadamente, en ese entonces, decía: «Esto es lo que creo que voy a poder lograr. Lo otro lo seguiré jugando». Pero creo que le dediqué tanto tiempo de mi vida a bailar, a cantar, a actuar… En el colegio, yo era la que representaba al colegio cantando, bailando, actuando.

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Y creo que el universo me vio tanto tiempo visualizándome en esos escenarios que, un día, dijo: «Estoy cansado de que me lo pidas imaginariamente. Ya, tené esto». Y creo por eso completamente que uno atrae lo que desea. De hecho, tengo una historia muy bonita. Cuando yo salí de primaria, en Colombia, entré a otro colegio y había una prueba que era con un psicólogo. Yo no recuerdo esto, pero ese día me pusieron a hacer un dibujo. Yo tenía creo que diez u once años, no lo tengo tan claro. Hice el dibujito, pasaron los años, yo salí de ese colegio porque tuve la fortuna de empezar a construir mi camino en lo que me apasiona, y un día le llegó un mensaje a mi madre que era del psicólogo del colegio. Y le dicen: «Lucy, tengo algo que te quiero mostrar muy bonito: el dibujo que tu hija cuando iba a entrar al colegio». Y era yo con un micrófono con luces y miren qué bonito cómo uno, desde niño, de verdad puede visualizar cosas que… Yo en ese momento no lo dibujé, seguramente, pensando… Yo no me acuerdo del momento exacto del dibujo, pero sí recuerdo que cuando jugaba el arte, claro, sí soñaba con estar algún día en un escenario, pero más desde la imaginación y de jugar a ser esa persona que me encantaría. Pero en mi cabeza yo decía: «Esto realmente no es posible». Pero miren que uno sí atrae las cosas. Y quiero que sepan que me gusta contar como toda esta parte de mi historia porque, por lo general, la gente, cuando ya te reconoce y no conoce todo el detrás y todo el antes, ve ya el título: Greeicy, la artista, la que soy, la de los logros, la de las metas, los discos, los escenarios, las alfombras rojas.

“¿Cuál es la mujer que quiero que mi hijo vea todos los días?”. Greeicy Rendón
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“De pequeña, más que soñar con ser, jugaba a ser cantante, a ser actriz"

Greeicy Rendón

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Pero detrás hay una historia de una niña que, como lo dije ahora, viene de una familia supertrabajadora. En ningún momento tuvimos un contacto de alguien especial que nos dijera: «Mira, te voy a llevar para que seas…». No, hice un ‘reality’ muy chiquitica, ‘Factor Xs’, tenía trece años. No gané, pero siempre lo he llamado como el trampolín. Siento que a partir de ahí empezaron a pasar cosas muy bonitas en mi vida. Cuando terminé el ‘reality’, se me acerca un director. Él es actor y director de Colombia, se llama John Bolívar, y se le acercó a mi madre porque en esa época yo era chiquita y siempre tenía que estar con la persona que se encargaba de mí. Y le dicen: «Mira, te he visto en el programa, sé que ya salió y considero que los cantantes tienen mucho de actores, porque interpretan canciones. Hay un proyecto que el próximo año lo vamos a desarrollar y me gustaría mucho que Greeicy hiciera ‘casting’ para este proyecto». Mi mamá: «¡Claro!», superemocionada, «Claro que sí, claro que sí». Regresamos a Cali, pasa un año, yo volví a mi vida normal y tenía quince añitos, recuerdo, cuando le llega un mensaje a mi madre: «Buenas tardes, señora Lucy. No sé si usted se acuerda de que, afuera del canal, John Bolívar se acercó a ustedes para decirles que había un proyecto donde él quería que Greeicy se presentara a un ‘casting’». Mi mamá: «Sí, claro, claro, me acuerdo, me acuerdo». Y yo decía: «¿Pero y mi mamá por qué está…?». «Sí, me acuerdo de que se nos acercó John Bolívar». Y yo toda emocionada, porque ya había pasado un año, yo ya me había olvidado de eso, cuando dije: «Ah, no, era verdad. Este señor no dijo esto por ilusionarme». Entonces, dice: «Bueno, no, efectivamente ya estamos haciendo el ‘casting’, nos gustaría verla mañana». Yo estaba en Cali. Y mi mamá, obviamente… su respuesta fue: «Claro que sí, mañana vamos a estar allá». Mi mamá, de donde pudo, sacó. Tenían el negocio de ellos, que era una papelería. Entonces, abrió la caja y sacó los billetes, las monedas, lo que había vendido en el día, nos fuimos para Bogotá, viajamos toda la noche, diez horas.

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Yo me fui ya vestida, llegamos al ‘casting’. No me bañé. Yo como que medio me peiné, en esa época no me maquillaba, me acomodé la ropita. Me pasaron el libreto por primera vez en mi vida. Había actuado antes en el colegio, pero eran obras de teatro donde el libreto te lo memorizabas y ya, no había como un texto así… como en la televisión. Nos entregaron el libreto. Esta historia me encanta porque, en los libretos, para los que de pronto no se han cruzado con un libreto, está: cuando dice «Greeicy» y dos puntos es el texto de Greeicy, luego dice «Carolina» y dos puntos porque habla Carolina. Eso es obvio, eso lo entendemos todos. Pero en los libretos hay algo que se llaman las acotaciones, que es lo que explica la situación. Entonces, acotación de ese momento: están todos sentados mirando a la artista, ella les comparte su historia. En ese momento, mi personaje era Daniela. Entonces, yo dije: «Ah, okay, donde dice ‘Daniela, dos puntos’ soy yo, los otros personajes», y antes de Daniela estaba la acotación, que decía: «Ella se siente triste, se siente sola, se siente mal, se mira al espejo». Parecía tanto como si lo pudiera decir que yo dije… Yo me lo aprendí todo. Yo, muy juiciosa, me aprendí todo. Y, entonces, cuando entramos ya al ‘casting’, la persona que estaba detrás de la cámara era la persona que me daba los textos de los otros personajes. Esto no era con más actores, sino que la persona de la cámara leía los otros textos, yo decía los míos. Entonces, «Acción» y yo empecé… O sea, yo agüé, yo era buenísima, me considero muy buena actriz. Yo agüé el ojo y todo, diciendo la acotación.

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Y yo: «Ella se mira al espejo. Se siente sola. Se siente mal. Se siente fea». Yo agüé el ojo, yo lo hice divino. Yo lo hice divino. Lo que yo no sabía es que estaba diciendo algo que no tenía nada que ver con lo que yo tenía que decir. Terminamos la escena. Superrespetuoso, seguramente le generé tanta ternura con catorce años que él no me dijo nada. Cuando terminamos la escena, me dijo: «Muy bien, muy bien. Quiero que la repitamos una vez más. Esta parte no la tienes que decir». Y yo… Yo dije: «Ya, si no me iban a escoger, ahora peor». La volvimos a hacer. Yo salí obviamente muy apenada, con catorce años. Yo dije: «No, mami, lo hice supermal, porque como una idiota dije esto, que no tenía que decirlo». Pasaron yo creo que… No recuerdo, yo creo que fue menos de un mes porque ya estaban haciendo ‘casting’ para empezar a hacer la preproducción y todo eso. Cuando le llega un día de nuevo la llamada: «Queremos decirle que su hija se ganó el ‘casting’». O sea… Me gané ese ‘casting’, ahí empecé a actuar. Me enamoré plenamente de la actuación. Hice un personaje muy bonito que me obligó, porque el personaje cantaba, bailaba, actuaba… Se llamaba ‘Chica vampiro’ este proyecto, y era sobre escenarios. Empezamos a hacer una gira donde yo cantaba las canciones de ese personaje. Y lo que yo sentía en esos escenarios, siendo… Además, claro, el personaje se llamaba Daisy, que suena… Greeicy, Daisy. Cuando íbamos a salir al escenario… O sea, esto eran escenarios de cuatro mil o cinco mil personas en Italia, en Francia… Fue una experiencia hermosísima.

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Y, antes de los ‘shows’, la gente era: «¡Daisy, Daisy!». Y yo escuchaba «Greeicy» y yo decía… Yo sabía que no decían mi nombre, yo sabía que estaban… Pero eso me puso a soñar, de verdad. Eso me… No desde el ego, pero sí desde… Yo decía: «Yo me imagino de verdad haciendo lo mismo, pero siendo Greeicy, haciendo mi música, mis canciones», y creo que eso y la presencia de… En ese momento, yo estaba empezando con mi pareja actual, que llevamos once o doce años más o menos… Él llegó a mi vida también con ese sueño de la música. Lanzó su primera canción, que fue un éxito, y él llegaba a la casa a decirme: «Greeicy, mirá, me pasó eso», me mostraba videos. La gente cantando, la gente emocionada con su música. Y yo decía: «Creo que la vida me está antojando». Como cuando están preparando la comida, que a uno le empieza a oler a almuerzo y dice: «Uy, quiero que me sirvan ya la comida». Era Michael contándome sus historias, yo haciendo la gira de ‘Chica vampiro’, y yo decía: «Este olor me tiene enloquecida, yo quiero almorzar ya, yo quiero dedicarme a la música». Creo que ahí fue ese momento donde tomé la decisión. Tomé esa decisión en un momento muy loco porque estaba pasando algo muy positivo en la actuación. Estaban llegando oportunidades muy grandes en ese momento. Es como si vas al cine y, en el momento clímax de la película, te salís. Siento que así me fui yo de la actuación. Me fui con mucho miedo. Los comentarios eran: «Está loca, o sea, se está yendo de la actuación cuando mejor le está empezando a ir y se va para algo que desconoce, a lo que nunca se ha dedicado, no sabe si le va a funcionar, no sabe si va a estar bien».

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Pero, bueno, ha valido completamente la pena. Después de todos esos años de haber tomado esa decisión, creo que empecé a vivir un momento muy especial en mi vida de mucho aprendizaje, de mucho crecimiento, de muchísimos retos. A mí me encanta hablar de las cosas complejas, porque las bonitas son bonitas, las bonitas son las que nos hacen sonreír y siento que, cuando las cosas están bien, pues sonreír es genuino, como que uno está así porque está feliz. Pero, cuando las cosas se ponen complejas, ahí está el verdadero reto de la vida, cómo vas a asumir esas cosas. Y, en mi caso, yo soy de las que piensa que el propósito más grande de la vida es irnos mejor de lo que llegamos, en todos los sentidos: económico, laboral, pero sobre todo como ser humano. Como que tengo que irme mejor. O sea, yo creo que no hay nadie en el mundo que sea perfecto. Esto todos lo sabemos, esto no es un secreto. Estamos llenos de errores, de defectos, de inseguridades, de miedos. ¿Pero cuál es el reto más bonito como ser humano? Y es lo mejor, sentir que… Dentro de los propósitos superficiales, laborales, económicos y todo esto que mostramos al mundo, que nos acompaña y es importante, cómo voy yo mejorando como persona. Yo tengo un montón de cosas en mi vida que no me gustan tanto de mí, pero soy consciente y digo: «Tengo que ir mejorando esto». Y lo he ido mejorando: yo hoy me siento feliz de lo que soy, con muchos defectos más que me faltan por mejorar, pero siento que la vida y los retos te permiten eso. Yo sé que ustedes vienen a hacer preguntas, pero es que yo hablo demasiado. ¡Páreme ya!

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Chica 1. Hola, Greeicy. Soy fan tuya desde hace muchos años. Antes dijiste que tu nombre completo, cuando lo decías, como que te avergonzaba. Como que decir «Greeicy Yeliana», no. ¿Qué significa ese nombre ahora para ti? ¿Qué significado ha adquirido ese Yeliana del que tanto te avergonzabas?

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Greeicy Rendón. El por qué no me gustaba es una tontería. Realmente no me gustaba cómo sonaba. Era como «Yeliana», no sé. Y todo el mundo me decía «Yeli, Yeli». Lo odiaba. O sea, era algo que… Gracias a mi abuela… Creo que un día, paseando por la calle, vio una miscelánea, vendían como muchísimas cosas. Vio «Miscelánea Greeicy» y dijo: «Vi un nombre muy lindo en una tienda, colóquenselo a la niña. Greeicy, Greeicy…». Y todos: «No, le vamos a poner Yeliana». Yo solo me iba a llamar Yeliana. Imagínese el trauma que hubiera sido para mí llamarme solo Yeliana. Yo me acuerdo de que, cuando estábamos en el colegio, lo llamaban a uno apellidos y nombres. «Rendón Ceballos, Greeicy…» y yo apretaba el rabo y yo decía: «Que no digan el segundo nombre, que no digan…». Bueno, eso me pasaba antes, pero no era por nada específico, era una cosa como sonora. No sé, no sé, no me encantaba tanto. Por fortuna, tengo el Greeicy, que siento que fue el que me dio el paso a ese nombre artístico. De hecho, mucha gente me pregunta si mi nombre real es Greeicy. Siento que mi abuela me puso el primer nombre perfecto para mi camino. Y, hoy en día, después de tantos años, que he aprendido a amarme de todas las maneras, con mis defectos, con mis errores, con ese segundo nombre que hoy amo, porque además me permitió hace muy poco construir un personaje muy bonito. Cuando llega la maternidad a mi vida y este universo tan espectacular, este océano tan bello, quise utilizar ese segundo nombre. Siento que ese segundo nombre para mí siempre ha sido como esa parte más real de Greeicy.

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Greeicy es esta, la que ustedes ven aquí, la que también soy yo, la que la gente conoce, la que está ante las cámaras, la que sale y sonríe. Yeliana es la parte más íntima, Yeliana es la que está llena de… Greeicy, también. Al final soy la misma. Pero es como que en la parte más íntima siento que soy Yeliana y aproveché ese segundo nombre para construir un personaje muy bonito a través de historias de otras mujeres. Cuando quedé embarazada… Seguramente, antes me escribían madres de familia, seguramente, y mujeres embarazadas, muchas. Pero cuando entré en este universo y me puse los zapatos de la maternidad, todas las mujeres que estaban viviendo el tema del embarazo o estaban viviendo la maternidad me buscaban, seguramente buscando como un montón de respuestas, haciéndome un montón de preguntas a las que yo no sabía qué decirles porque estaba descubriendo este universo. Hice como un análisis personal. No sé si esto sea una estadística del mundo, pero estoy respondiendo por lo que me llega a mí. Había un veinte… por ejemplo, digo así, un veinte por ciento de las mujeres que vivían la maternidad similar a la mía, desde el privilegio, con una familia unida, con una pareja estable, con un embarazo sano, con una estabilidad económica, que sí hace mucho la diferencia, pero había un ochenta por ciento de historias que todos los días, cuando yo las leía, se me hacía el corazón… O sea, se me torcía. Yo decía: «¡Guau!». Las aplaudo, las aplaudo porque, aún hoy, en medio del privilegio, en medio de las grandes posibilidades que tengo como madre, digo: «Si para mí sigue siendo un reto tan grande y siento que la maternidad tiene sus momentos complejos para la mujer de manera individual, no me imagino cómo tiene que ser para estas mujeres a que les toca solas, que no tienen con quién dejar a su hijo para seguir construyendo su camino». Eso me parece muy complejo y Yeliana hoy para mí es eso.

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De hecho, hoy en día, después de haber descubierto y construido este personaje gracias a las historias de un montón de mujeres, cada vez que yo tengo un momento complejo en mi vida, como los que tengo siempre y como los que seguiré teniendo, porque es que es natural estar así en la vida, cuando me siento insegura, cuando tengo miedos, cuando las inseguridades se me paran enfrente y no me dejan ver lo hermoso que tiene cada uno de los días en la vida, vuelvo como a ese momento de esa construcción, vuelvo a todas esas historias, vuelvo a todas esas mujeres que en su momento decían que yo era su fuerza, que yo era su inspiración. Y yo decía: «Ellas no entienden cómo ellas, con sus historias, son fuerza para mí y me inspiran». Y hoy me siguen inspirando. Nada más ayer. Ayer estábamos en una ‘van’, había una señora, que es colombiana, que trabaja aquí en Colombia. Alguien me dijo: «Mira, ella trabaja conmigo, es superfán tuya. ¿Puedo hacer una videollamada para que te salude?». La saludé, ella se emocionó demasiado y luego me cuentan que lleva cinco años en España. No, es que esto es muy fuerte. Que su hija hoy tiene cuatro añitos. Bueno, debe de tener seis o cinco años, y le dice en las videollamadas: «Mamá, te quiero conocer». «Mamá, te quiero conocer». O sea, ¿me entendés? Es muy fuerte y seguramente ella no dejó a su hija porque no quiere estar con ella. Está acá porque necesita trabajar, está acá porque seguramente quiere construir un mejor futuro para ellas. Eso ayer se me quedó… Y, así, mil historias recibí yo. Entonces, Yeliana hoy para mí es como… No soy solo yo, sino todas esas mujeres. Y hoy en día siento que… Hoy en día me sigue demostrando y en su momento para mí, en medio de mi reto personal, Yeliana me demostró que somos más capaces de lo que creemos. Todos, no solo las madres de familia, todos los seres humanos somos más capaces de lo que creemos. Me lo sigo demostrando y seguramente muchas mujeres y personas y hombres y todo el mundo se lo seguirán demostrando. Así que Yeliana hoy para mí es como… Con orgullo, digo: «Me llamo Greeicy Yeliana Rendón Ceballos».

“¿Cuál es la mujer que quiero que mi hijo vea todos los días?”. Greeicy Rendón
19:28
Juanita. Hola, Greeicy, soy Juanita. Dicen que mantenerse en una carrera musical en lo más alto es muy difícil. Creo que es algo muy retador. Debe de ser como un tren que va andando y no te va a esperar y, tal vez, si te bajas, no vas a poder volver a él. Y yo sé que es algo que tú hiciste cuando fuiste madre, dejaste tu carrera por tres años, saliste de los escenarios y ahora has vuelto más fuerte que nunca. Yo quería preguntarte cómo fue ese proceso para ti, si en algún momento sentiste miedo de volver a conectar con tu audiencia, con tus fans. ¿Cómo fue ese proceso? ¿Cómo lo viviste y cómo lograste volver adonde estás?

20:08
Greeicy Rendón. Qué buena pregunta. Sí, este es un tren que va cada día más a mil por hora. Si antes la industria iba a una velocidad alta, hoy va mucho más. Ya en su momento, sin ser madre, era complejo ir al ritmo de todo el mundo y como esta cosa de que todos vamos corriendo, no sé persiguiendo qué, pero todos van corriendo, yo también voy a correr. Cuando llega la maternidad a mi vida, pues yo… Un ser humano que es por primera vez madre, naturalmente, se sumerge en ese universo. Por ende, todo lo que te rodea en la vida se frena, se para, se pausa. Yo me acuerdo de que duré cuatro meses… Esto es muy chistoso, porque yo me di cuenta de que la gente, por lo general, piensa que la maternidad dura cuatro meses. Porque ustedes saben que nace el bebé y hay como esos primeros meses de que ni te llaman, ni te escriben, «Déjenla, que ella está en su momento». Cuando pasan los cuatro meses, queda uno igual. La maternidad empieza y nunca termina. Los hijos son para toda la vida, o sea, uno hasta el día en que se va no deja de tener esa labor. Lo digo con esta corta experiencia, pero tengo a mi madre al lado que, después de tantos años, yo independiente, hoy me está cuidando acá y sigue siendo mi madre, sigue estando ahí presente. En ese momento, pasaron como cuatro meses y recuerdo que era un lunes, me levanto yo con el bebé… Ya llevaba cuatro meses con el pañal, en la rutina, descubriendo ese universo. A duras penas me bañaba. Cuando un día, el WhatsApp, de la oficina, del mánager: una lista de tareas pendientes, no solo cosas personales mías y música por hacer, sino cosas de contratos. Pero no… Ustedes no entienden.

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O sea, si en una semana se acumulan cosas, en cuatro meses ya entendés lo que se puede acumular. Era una cosa… Yo de una hice… O sea, se me hizo un nudo en la garganta, quería vomitar, porque yo dije… Me miré en el espejo y dije: «Hoy a duras penas me baño». O sea, hoy a duras penas logro ducharme. Salí rápido. O sea, a duras penas hacía muchas cosas por mí. Y sentí mucho miedo porque me di cuenta… No me había dado cuenta, pero dije: «Guau, llevo mucho tiempo superalejada de lo que era mi gran propósito en la vida, que eran mis sueños, y me estoy dando cuenta de que no sé si voy a ser capaz de volver a ser la misma. Quizás, definitivamente, la vida cambia cuando una es madre y tengo que dejar lo mío y tengo que dejar mis sueños». Empecé en un caos mental, me hice mil preguntas, se me activaron las inseguridades al mil por ciento, me vi el cuerpo en el espejo. Esto nunca me pegó muy fuerte, pero igual me vi, porque tenía que grabar videos y dije: «Es que no soy Greeicy. Sigo siendo yo, pero no soy la que la gente espera ver. No soy la misma de toda la vida». Les dije: «Denme una semana». No sé para qué pedí una semana. Pero era un poquito como para organizar mi cabeza, a ver cómo iba a desarrollar todo lo que tenía. Me llené de miedos, me llené de inseguridades. Hoy, después de mucho tiempo, me di cuenta de que definitivamente la vida cambia. Definitivamente, hay un desencuentro con el tiempo y hoy no soy la misma de antes, soy una mejor. O sea, hoy cada propósito que yo logro, cada meta que cumplo, es como: «¡Guau, es que sí soy capaz!». Es que todas esas cosas que pensé que no iba a lograr, estoy logrando eso y más.

23:55

Obviamente, tengo que ser honesta y decirles que tengo una fortuna enorme, que es la red de apoyo que me acompaña, que es mi familia, que es Mike, que es tener una relación estable, que eso me permite que la parte emocional esté bien, que ustedes saben que es vital. Las hormonas y… Naturalmente las mujeres… Ahora, después de un parto, con toda la parte hormonal, esto es una locura, pero mi familia ha sido un gran apoyo. Sigo sintiendo en muchos momentos que… No sé, por ejemplo, en días donde salgo mucho de la casa y no estoy tan presente con Kai, la culpabilidad es una cosa que siento que acompaña a las madres. De repente hay madres aquí que tienen mucha más experiencia que la que yo tengo, pero el tema de la culpabilidad es como que no te suelta. Y hay semanas donde digo: «Tengo un hijo y no estoy presente» y vuelvo y me pregunto: «¿Será que es que lo estoy haciendo mal y necesito estar más con mi hijo y, de repente, soltar un poquito más los sueños y todo?». Y es que no puedo. Vuelvo a mí, vuelvo a mí y siempre me llega una pregunta superlinda, que me salva, que la repito en muchas ocasiones y, en ese momento, cuando estuve en mi peor caos mental, llegó y dije… Porque me visualicé dejando hacer lo que amo, me visualicé diciendo… Igual estaba feliz, porque es que quiero aquí hacer una separación. Una cosa es mi relación con mi hijo, que es hermosa y lo más espectacular. Siento que los hijos elevan la vida al mil por ciento en todos los sentidos, siento que le dan un sentido a todo, siento que es un motor que llega. Eso es una cosa, pero otra cosa es la relación con vos misma, con tus sueños, con ese ser individual que quiere hacer todo por sí mismo. Y hubo una pregunta que me salvó en ese momento y que cada vez que la necesito me la pregunto y es: «¿Cuál es la madre que yo quiero que Kai vea?». No la madre, cuál es la mujer que yo quiero que él vea todos los días. Porque un hijo es un observador veinticuatro siete.

25:52

Él me ve cuando estoy angustiada, él me ve cuando me levanto, él me ve si algo… Él me observa y ese es el ejemplo que yo le estoy dando. Yo crecí en una familia hermosísima, donde mis padres nunca en la vida se sentaron en la mesa a decirme: «Mira, hoy te vamos a hablar de valores, hoy te voy a enseñar que uno no puede robar». Nunca me lo enseñaron. Hoy yo soy lo que soy y tengo los valores que tengo por lo que vi en ellos, por el ejemplo que me dieron. Y esa pregunta viene de ahí. ¿Cuál es la mujer que yo quiero que Kai vea todos los días? Aprendí con esto que hay mil maneras de llegar al mismo lugar. No hay un solo camino. Algunos son más lentos, otros son rapidísimos. Hay mil caminos. No es solo uno, no es como que, si yo no lo hago de esa manera, no lo voy a hacer. Yo hoy lo estoy haciendo de otra manera porque no tengo la libertad en el tiempo como la tenía antes, como iba antes, así, galopando como un caballo. Ahora voy caminando, voy caminando pero feliz, haciendo lo que me gusta, acompañada de mi familia y siendo el mejor ejemplo que yo pueda ser para Kai y para los que se inspiren conmigo.

“¿Cuál es la mujer que quiero que mi hijo vea todos los días?”. Greeicy Rendón
27:01
Salomé. Hola, Greeicy, mi nombre es Salomé. Me encanta cómo bailas y me encanta cómo te expresas en todo sentido. Me gustaría algún día aprender a bailar como tú. ¿Me enseñas a bailar?

27:14
Greeicy Rendón. ¡Pues claro! Pues, bueno, antes de que hagamos algún paso de lo que quieras, siento que lo más importante, y es lo que amo del baile, por lo menos es lo que yo siento del baile, es que la gente, cuando baila, es feliz. Yo creo que el baile te permite esa posibilidad de desconectarte como del mundo. Yo siempre siento y siempre digo esto, y es que yo nunca veo a alguien que esté bailando como… O sea, alguien bailando y… No, cuando la gente está bailando, no sé, su energía es distinta, así que no importa si lo vas a hacer espectacular, si vas a entrar a clases… Hay gente que se dedica a esta profesión y es hermoso y los admiro y los respeto, pero bailar es para todos. No importa si solamente bailás así, pero, si estás haciéndolo, es porque estás contento, porque estás feliz. Así que eso es lo más importante. Bailar es una delicia y es una cosa de todos, no solamente de los que se dedican al baile. Yo no me dedico al baile, nunca lo he estudiado, pero me encanta. Y ahí, poco a poco, de tanto practicarlo, logro ahí como hacer cositas interesantes. Ven para acá. ¿Qué te gustaría? ¿Qué género es el que más te gusta? ¿Te gustan los ritmos latinos? ¿Te gusta…? Ven, hazte para acá para que te vean. Bueno, aquí está Salomé. Okay, si te dijera yo aquí ya: «Baile algo. ¿Cuál te gusta a vos? ¿Cuál?». Si te dicen en algún lugar: «¡Baila!», ¿tú qué bailarías?

29:03
Salomé. Tu nueva canción.

39:04
Greeicy Rendón. ¿Cuál? ¿‘A veces a besos’? ¿Y cómo la bailarías?

19:09
Salomé. ¿Me la cantas?

29:10
Greeicy Rendón. Claro. «Pa’l mundo somos amigos, pero…». ¿Qué?

29:17
Salomé. Ya está, ya está.

29:18
Greeicy Rendón. «Pa’l mundo somos amigos, pero a solas los besos son en la boca, en la boca. Baby, normal. Los dos sentimos que mentimos, pero ¿quién no se equivoca?». Esa es la coreografía. ¡Me encanta, te la sabes toda, gracias! Sé que por aquí están estas señoritas hermosas que querían también bailar, ¿cierto? Podría enseñarles… Podríamos intentar hacer algún paso de… ¿qué será? O alguna de ustedes me enseñan a mí. ¿Qué quieren? ¿Una salsa, un pasito de salsa, un pasito de bachata…? ¿Un pasito de qué? ¿Qué creen? ¿Tú qué piensas, qué te gustaría? ¿O cuál te gusta? Dime tú uno.

30:17
Niña. Bachata.

30:18
Greeicy Rendón. ¿Bachata? Mirá, yo me muero por la bachata. Te quiero decir, me encanta. ¿Bachata?

30:24
Salomé. Sí.

30:25
Greeicy Rendón. ¿Bachata?

30:26
Niña. Sí.

30:27
Greeicy Rendón. Ellas son las que mandan. Entonces, dice así. Entonces, la bachata… No sé si para muchos es sencilla o no, pero entonces voy a hacerlo muy sencillo. Háganse aquí adelantico para que me vean y podamos hacerlo juntas. Hacen uno, dos, tres, cuatro, y se devuelven. Uno, dos, tres, cuatro. Y vuelven. Esto nunca para. Uno… Mira, entonces, cuando llegues a cuatro, empiezas al otro lado. Entonces, uno, dos, tres, cuatro, te devuelves. Uno, dos, tres, te devuelves. Uno… y empiezan a mover la caderita. La caderita es importante. Los pies siempre hacen «uno, dos, tres, cuatro, uno, dos, tres, cuatro, uno, dos, tres, cuatro», empiezan a mover la cadera. Un tipcito en la bachata: cuando llegues al cuatro, levantas la colita, como que uno, dos, tres, levantas, uno, dos, tres, colita. Dos, tres, levanta. Uno, dos, tres, colita. ¡Ay! ¡Me gusta! Bueno, pues tienes mucho potencial y mucha actitud, que eso es lo importante en todo, en el baile, en la vida, en los sueños, en todo. Y, luego, cuando nos volvamos a ver, les hago examen. Cuando las vuelva a ver, les voy a hacer prueba. ¿Bueno?

32:06
Salomé. Sí.

32:07
Greeicy Rendón. Me encantó conocerlas. Muy buen movimiento de cadera.

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Fernando. Me llamo Fernando Labrador. Durante veintiséis años he presentado un programa en Cadena Dial, la emisora más importante de música latina. He puesto mucho tus canciones.

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Greeicy Rendón. Muchas gracias.

“¿Cuál es la mujer que quiero que mi hijo vea todos los días?”. Greeicy Rendón
32:26
Fernando. Tú, caleña, salsera, bachatera… Hay una canción de Rubén Blades que seguro que conocerás, que es ‘El cantante’. «Yo soy el cantante, muy popular dondequiera…». Esa canción dice que, cuando uno finaliza el ‘show’, sigue siendo una persona cuando se baja del escenario. ¿Cómo es esa Greeicy cuando está con su peque, con tu chico, tomando un tintico colombiano y un pandebono, por ejemplo, y esa Greeicy que está encima de los escenarios? ¿Qué diferencia hay?

32:05
Greeicy Rendón. Yo trato un poco, aunque en el escenario, por supuesto, hay una postura distinta, aunque en el escenario estamos en ‘performance’, entonces estamos en esta postura y en entregar como nuestra mejor versión visual y personal… Aunque trato de llevar ahí a la Greeicy real, a la Yeliana, a la de la casa, siento que estar fuera del escenario me hace sentir muy cómoda. Aunque soy muy feliz en el escenario, siento que la parte más real de un artista está detrás, sobre todo porque por lo general un artista, o por lo menos yo lo pienso así, antes de subir a un escenario y al bajarnos, hay un… Siento que, al final, cuando te subís, hay una presión. No lo digo desde el lado negativo, sino desde estar a la expectativa. Estás sobre los ojos… En este momento yo estoy en un escenario y cada uno de ustedes tiene una expectativa sobre mí, espera algo sobre mí, estoy ante los ojos de cada uno de ustedes, y eso, al final, energéticamente, es una presión que siento que asumimos los artistas y cualquier persona que se expone a un público y siento que un poquito te obliga a querer siempre entregar lo mejor. Y yo trato, como te dije al principio, de en el escenario mostrar que soy como todos, mostrar que antes de subirme estaba nerviosa. De hecho, me tocó cambiar en el transcurrir de mi carrera porque cuando… Como me gusta ser tan honesta con lo que siento y con lo que pienso, al principio, cuando empecé a hacer ‘shows’, cuando me subía al escenario, me pasaba mucho que decía mucho lo que sentía. Y a veces… Me acuerdo de que la primera vez que me monté en un escenario no era un escenario grande, pero sí era un evento de la industria.

34:59

Eran unos premios muy importantes y me dieron la oportunidad de hacer como un ‘showcase’ donde había mucha gente de la industria, entre fans y gente de la industria muy importante. Y yo lo primero que dije cuando me subí fue: «Estoy cagada del susto». «Estoy cagada del susto». Y empecé a decir, y aparte hablaba rápido. Yo hablo naturalmente rápido, pero en ese momento no tenía experiencia en un escenario. Entonces, no… Hoy, por ejemplo, estoy hablando… Me toca pensar en hablar más pausado, porque cuando yo me emociono hablo rapidísimo y no se me entiende. Entonces, me toca pensar. En ese momento solo tenía nervios y empecé a hablar rapidísimo y nadie me entendía nada y decía un montón de locuras. Hoy las sigo diciendo, pero me controlo un poquito. Y eso me pasa. Como que, igual, aunque lo he madurado y ya tengo más experiencia sobre el escenario, sí igual me gusta que, aunque abajo sea más humana, me gusta subirme también como un ser humano al escenario y hacerme ver de esa manera. Y en los interludios, entre canción y canción. me gusta que la gente me vea como lo que soy y como lo que somos, un ser humano como cualquiera de los que está aquí. Yo también lo hice, cuando no cumplía mis sueños, que uno ve a los artistas como allá, como esos inalcanzables, como esos dioses cuyas vidas son perfectas. «Es que ellos son tan privilegiados porque ellos no tienen problemas».

36:21
Fernando. Sí, sois de carne y hueso. A mí Celia Cruz me dijo… Dice: «Mira, Fernando, yo, como cualquier artista, voy al baño todos los días».

36:31
Greeicy Rendón. Somos de carne y hueso, somos seres humanos, nos equivocamos, cometemos errores, soñamos, somos capaces todos de lograr lo que queramos si nos lo proponemos y lo trabajamos. Y eso es lo que somos todos.

36:43
Chico 1. Hola, Greeicy. Encantadísimo de conocerte. Para empezar, felicidades por la hermosa voz que tienes. Tomando un poco tu vida desde pequeña, que te ha tocado batallar duro… Yo también estoy en ello. Estoy empezando. Soy DJ productor. Estoy guerreándolo como tú lo has hecho. Y llevándolo al plano, un poco, de los miedos, de los temores: ¿Greeicy, cuando se sube a los escenarios, tiene ese miedo? En un momento determinado, Alejandro Sanz dijo: «Tengo miedo a subir al escenario y prefiero irme al camerino». ¿Cuáles son tus miedos al subirte al escenario?

37:27
Greeicy Rendón. Bueno, primero, felicitaciones por trabajar por eso que tanto te apasiona. Uf, yo soy muy nerviosa. No parece porque me desempeño como muy bien a la hora de hablar y siento que a mí los nervios lo que me dan es esto, como querer expresarme, y aparentemente pareciera que estoy relajada, pero cuando entré aquí, antes de empezar a hablar, estaba… Eso es normal en los artistas y al final siento que eso hace parte un poco del respeto que le tenemos a lo que hacemos. La gente tiene tanta expectativa… Yo te quiero compartir algo que por primera vez compartí esta semana. Esta es la segunda vez que lo comparto. Es muy raro lo que voy a decir. Obviamente es un pensamiento que me viene que no es real, en el fondo sueño con hacer ‘shows’, pero siempre que estoy como cerca o un día antes o en el día del ‘show’, muchas veces, en repetidas ocasiones, pienso: «¿Y si pasa algo y se cancela? Y lo posponemos», pidiendo más tiempo no sé para qué. Como cuando la maternidad, que pedí una semana. ¿Para qué? No sé. Pero es como que, no sé… Es como una cosa de que no sé si estoy preparada. Es como una inseguridad que te acompaña, es como… No sé qué pasa, no sabría explicarte por qué existe ese temor que, por supuesto, se pasa después de treinta segundos o un minuto de estar en el escenario y compartir con la gente. En mi caso, yo siempre quiero que la gente se vaya más feliz de lo que llegó y me da miedo o temor no cumplir con ese propósito, pero siento que al final siempre sucede. Pero ese antes es una locura, es… O sea, la gente lo ve a uno parado allá y uno por dentro está… De verdad, de verdad. Yo que por ejemplo… Ah, bueno, en este nuevo ‘show’ entro de manera distinta. Pero siempre sucede eso, siempre tengo como esos pensamientos superextraños de: «¿Y si cancelan?». Como: «No, mira, algo pasó…». No sé, hay una tormenta eléctrica. Entonces, yo digo: «¿Y si hay una tormenta eléctrica y se cancela?». No que se cancele del todo, pero que se posponga, y así tengo más tiempo para…

39:35
Chica. ¿Para prepararte?

39:36
Greeicy Rendón. No sé para qué, pero siempre siento que necesito más tiempo. Y, al bajar, siempre hay una gran satisfacción. Yo siento que estoy tratando de cambiar algo en mi vida y es que soy demasiado exigente conmigo misma, con los que me rodean también, porque al final lo que logramos nosotros viene hecho por un equipo, no solamente lo hago yo. Ustedes ven siempre… La gente ve al artista, el título de la obra, pero detrás hay un equipo enorme trabajando. Soy muy exigente y me suele pasar que me bajo muy feliz, muy agradecida, porque en el momento del ‘show’ está la euforia y la gente conecta, te mirás con todos, compartís. Trato de no ver videos, de no ver nada, porque apenas empiezo a ver videos, empiezo: «Uy, no, hubiera podido haberlo hecho mejor». Empiezo en una autocorrección, que prefiero… He dejado de mirarlos porque siento que hay tanto bonito por recordar después de montarte en un escenario que hoy… No me gusta esto de mí, estoy tratando de cambiarlo: no puede ser que yo le dedique ese primer momento a esa autocrítica, que además yo me la doy así. O sea, yo me doy látigo de una manera impresionante. Creo que al final eso hace parte de lo que me obliga a ser siempre mejor, pero sí tratando de buscar la manera de ser un poquito más sutil conmigo misma. Yo no sé si es de todos los artistas, creería que sí, esa autoexigencia, ese nervio y esa expectativa miedosa de lo que va a pasar sobre el escenario, ese respeto a lo que hacés, ese respeto por el público… Que, al final, lo que les dije hoy al principio, sucede también cuando vas a un ‘show’ de un artista: estás tomando de tu tiempo para ir a recibir algo. Y yo siento que por ejemplo…

41:24

Yo siempre digo que el momento más importante y especial por la conexión con el público es el escenario. Para un artista es el escenario, porque yo siento que pueden pasar dos cosas. Ustedes hoy están aquí y puede que pasen dos cosas. Sobre todo cuando canto, porque es a lo que me dedico, pero digamos que hoy cantara. A ustedes les pueden pasar dos cosas: o dicen «Ah, ya fui, ‘cool’, ya la vi», o dicen «Uf, repetiría, quiero volver». Bueno, aquí, «Quiero volver». Creo que aquí tenemos un par que volvieron y eso es lo más bonito. Yo siempre quiero que la gente se vaya mejor de lo que llegó y se vaya con las ganas de que volvamos a agendar una cita. Entonces, eso al final es una presión que uno mismo se pone porque es tratar de convencer y de llenar la satisfacción de cada una de las personas que en ese momento estuvo ahí. Pero me encanta. A mí me encanta esa presión porque es lo que te permite como estar en esa búsqueda de ser siempre mejores.

42:22
Mariana. Hola, Greeicy, mi nombre es Mariana. Te quería preguntar: Lady Gaga dice que no hay momento de más soledad que cuando se llega a la fama. Tú, que estás expuesta a elogios, a críticas, a selfis, ¿tú has sentido esa soledad?

42:38
Greeicy Rendón. Claro, muchísimo. Siento que, en este momento de mi vida, en este presente exacto, ya no lo siento, porque, al haber nacido Kai, me ha dado el privilegio de poder estar con ellos todo el tiempo. Pero de Kai para atrás, donde viajaba un montón, donde dejaba mi casa un montón, donde me rodeaba de un equipo enorme y millones o miles de personas sobre un escenario, llegaba siempre a un hotel, a un lugar que no es tu cama, a un lugar que no es tu comida, que no es tu familia, que no es la gente que… Solo, al final. O sea, es que ni siquiera hay nadie, ni siquiera hay nadie. Siento que es muy contradictorio porque te acabas de encontrar con un millón de personas, con miles de personas, recibís todo ese cariño, te vas con eso y de repente te ves en una cama de un hotel y decís… En muchos casos, sin poder salir. Sin poder salir a la calle a caminar y ya, ser un ser humano cualquiera, que lo somos, pero el reconocimiento a veces te cohíbe y te limita para hacer ese montón de cosas. Sí, sí. La soledad hoy no la vivo porque hoy estoy con mi familia y, aparte de que recibo el cariño de la gente, llego como a transmitir esa energía a mi casa, a los que me rodean y siento que, gracias a los años y a la experiencia y lo que llevo de carrera hasta ahora, me ha permitido encontrar el equipo y las personas correctas que me rodean, que al final se vuelven tu familia. Yo antes llegaba al hotel sola, hoy no llego sola. Hoy tengo a Malejito, está Juan y está la gente que está ahí, que al final se vuelve tu familia. Y además de eso, mi familia de sangre. Entonces, siento que hoy ha cambiado para mí, pero sí es verdad que se siente mucha soledad.

44:34

O sea, ese contraste entre estar en el escenario con un millón de personas, que es como que te conocen, se sienten muy cercanos, y de repente estar en otro lugar del mundo y llegar a un hotel sola. Sola, es que es un momento donde uno se siente vacío y uno dice: «Guau, no puede ser que tantas personas me conozcan y que me haya encontrado con ellos ahorita y yo me sienta en tanta soledad». Siento que es muy común en el universo no de la música, sino en el universo del reconocimiento, pero hoy, afortunadamente, creo que eso ha cambiado. Antes era un poquito más complejo, pero hoy, siempre, las veces en que lo puedo hacer, en el hotel me espera mi familia. Eso es una plenitud total.

45:22
Jorge. Hola, Greeicy. Soy Jorge Urdiales, de Perú. Es la primera vez que te puedo ver en persona. Y qué linda se siente esa sencillez que tienes. Sé de tu historia también, sé que eres una persona muy fuerte, que lo has venido trabajando a lo largo de los años, y sé también el soporte que tienes como familia. Lo tienes a Mike también, y ahora a Kai. ¿Qué significa ese soporte emocional en tu vida?

45:56
Greeicy Rendón. Creo que es todo y creo que no es solamente el soporte que me dan actualmente, sino que me haces esta pregunta y pienso un poquito en todo el recorrido de mi vida: en esos momentos donde crecí, en ese barrio donde crecí, en la casa donde crecí con la familia con la que crecí, porque siento que salimos a enfrentar el mundo con la fortaleza o con la debilidad de cómo estuviste en tu casa. Y yo les puedo decir que Mike fue llegando en el camino y Kai llegó en este momento de mi vida, pero yo me he sentido fuerte siempre, porque en mi casa siempre tuve la libertad de expresarme, en mi casa siempre tuve la libertad de ser quien soy, de dedicarme a lo que me apasiona, con límites, por supuesto, pero en mi casa siempre me dieron la oportunidad de ser y siento que así mismo salí al mundo. Las inseguridades se fueron construyendo en el camino, pero yo desde mi casa me sentía supercapaz y siento que eso es superimportante. Y eso, salir de mi casa con esa fortaleza a enfrentar el mundo tan loco en el que estamos hoy, me ha permitido poder elegir las personas correctas, porque a mí no me cabe que en mi vida esté alguien que no me sume, a mí no me cabe que en mi vida esté alguien que sea tóxico, a mí no me cabe que en mi vida… Yo crecí viendo a mis papás, una relación sana, con miles de dificultades, en miles de necesidades, y aun así los recuerdo bien, los recuerdo plenos, los recuerdo trabajando en equipo. Entonces, la fortaleza que yo hoy tengo de la gente que me rodea es porque crecí viendo gente increíble en mi familia y eso me permite hoy darme cuenta: «Esta persona creo que no la quiero tener cerca». «Esta persona me suma». Entonces, siento que es importantísimo. De repente ya los que estamos aquí grandes ya vivimos lo que sea que hayamos vivido, pero los que estamos construyendo, estos seres humanos nuevos… Hay que tener en cuenta eso, que los hijos van a salir a enfrentar el mundo con la fortaleza que nosotros desde casa les construyamos o, en su defecto, la debilidad. Entonces, siento que hoy en día tengo ese apoyo y esa red ahí que me soporta todo el tiempo gracias a todo lo que ha pasado en mi vida. Tengo las personas correctas porque desde que nací he tenido la gente correcta a mi lado.

“¿Cuál es la mujer que quiero que mi hijo vea todos los días?”. Greeicy Rendón
48:29
Esteban. Hola, Greeicy, me llamo Esteban y es un placer estar acá, tan cerca. Los nervios de punta, ¿eh? Tengo una pregunta y es: a lo largo de tu carrera profesional, ¿cuál ha sido de pronto una lección así supervaliosa, superimportante, que nos pudieras compartir?

48:53
Greeicy Rendón. Está difícil la pregunta. Uy, una lección. Pues yo creo que he aprendido millones de cosas, pero sobre todo creo que se me vienen dos a la mente. Primero, lo importante que es dedicarle nuestro tiempo a lo que realmente nos apasiona. Uno. Y hoy, después de tantos años, y que de pronto conecta un poquito con lo que hablamos anteriormente, rodearnos de la gente correcta. Esta industria, sobre todo, en la que yo trabajo, y de repente no sé si pasa en todos los universos, solo que, claro, el arte es sensibilidad en su máxima expresión y es una industria donde te cruzás y tenés que trabajar de la mano con la insensibilidad total. Y eso me ha hecho chocarme con muchos tipos de personas y, con el tiempo, en muchos momentos donde he sentido vacíos… Hoy te puedo decir, con plenitud, que estar rodeado de la gente correcta es vital. Podrían venir a mi mente muchas lecciones de vida de cosas que he aprendido, pero creo que hoy, en este presente, en esta semana, en que estoy con la gente que siento que me llena, que me suma, te puedo decir eso. Además, creo que las únicas personas que uno no escoge en la vida son la familia, la familia es la que te tocó y punto. Pero de ahí para afuera, en la parte laboral, en la parte emocional, en las relaciones amorosas, amistades, tenés cómo escoger. Entonces, siento que sí en la vida hace… Hasta para ir a bailar, o sea, siento que en la vida, en el trabajo, en el ocio, en todo, rodearte de la gente correcta hace la gran diferencia en la vida. Hasta en un momento complejo. Rodearte de gente que te sume en pensamientos… Sí, en todo. Siento que la gente que te rodee es vital, o para mí lo es. Y lo he descubierto con los años de haberme cruzado con muchos tipos de personas.

51:03
Patricia. Bueno, Greeicy, mi nombre es Patricia Yepes. Estoy muy feliz de estar aquí. Soy una gran admiradora tuya y de verdad que te sigo desde hace mucho tiempo. Me encanta la humildad que transmites, la energía tan bonita que, cuando llegas, todos creo que la sentimos. Entonces, me encantaría que nos compartieras en algún momento divertido que tú recuerdes, cuando estás a lo mejor tensa, y con tu equipo de trabajo, que dices «Oye, me muero de la risa con esto que me pasó» y que lo compartas con nosotros para que podamos reírnos también.

51:35
Greeicy Rendón. Odio cuando me preguntan esto porque… Odio en el buen sentido de la palabra. Como que nunca sé qué responder porque tengo muy mala memoria, pero yo creo que… Lo que pasa es que me encanta… No, es que voy a contar algo que es horrible también, o sea, es que soy demasiado escatológica. ¿Conocen el término? Me encanta hablar de esos temas. Perdón si esto suena muy… Seguramente después nos cortan, pero aquí nos reímos todos. A mí me pasa algo siempre que voy a empezar un ‘show’ o que tengo como… De hecho, ahora me pasó. Me pasa todo el tiempo que siento como presión, es como que el cuerpo necesita eliminar y me dan muchos gases. Como diríamos en Colombia, pedorrera. Me da una pedorrera… Y Juangui empezó a trabajar hace un par de meses con nosotros. Y creo que la segunda cosa importante que hicimos fue que Cultura Profética, que tengo una canción con ellos, me encanta lo que hacen, me invitaron a cantar en Colombia en su ‘show’, creo que era… Bueno, no sé en qué lugar era, pero era un ‘show’ muy grande. Movistar Arena. Y Juangui ese día me acompañó y yo no tenía tanta confianza con él, pero a mí me pasa algo y es que, si yo tengo un gas, yo necesito soltarlo porque yo no puedo salir al escenario apretando. Necesito… Obviamente, escojo un lugar íntimo y específico para no hacerlo… Porque digo: «Prefiero peármele al equipo que hacerlo delante del artista». Entonces, yo abrí un poquito y pf. Y yo: pf…

53:16

Cuando… Yo dije: «Hijueputa…». La cara de Juangui. Esto era una cosa… Y me pasa todo el tiempo, pero lo bueno es que mi equipo… Por eso digo que la gente que lo rodea a uno es importante, que te quieran y que te acepten como sos. Ellos ya me quieren como soy y, sí, tengo ese tema. Nos reímos un montón por eso y además nos reímos un montón por eso, porque cuando me pasa en lugares públicos, no sé, como que estemos ahí parados y estén ustedes, se lo juro que, cuando huela a pedo, nadie va a pensar que fui yo. O sea, van a pensar… Porque como los artistas no tenemos gases ni nada de eso… Claro, la gente piensa que fue todo el mundo menos yo. Entonces, yo aprovecho y digo: «¡Uy, no! ¿La gente por qué es así?».

54:15
Patricia. Hola, Greeicy, ¿cómo estás? Mi nombre es Patricia. Encantada de estar aquí. Si hay repetición, me encantaría volver. Me pediría otro día de vacaciones por venir a verte. Y, bueno, nosotros, desde afuera, que los vemos a ustedes disfrutando de los conciertos, de los viajes, admirados por millones de personas, también sabemos que tienen momentos duros, sufridos, y me gustaría preguntarte qué sacrificio y esfuerzo haces por estar o por mantenerte allí y a qué has tenido que renunciar, Greeicy.

54:59
Greeicy Rendón. Yo siento que, cuando estás haciendo lo que te apasiona realmente, aunque hay muchos sacrificios, pasan como a un segundo plano porque vale la pena todo lo que sacrificás. Pero creo que la distancia con tu gente, la distancia con tu familia, no estar en tu casa… Tuve una época en que me iba… Recuerdo que me iba veinte días a esta cosa de la soledad, de estar como con mucha gente, pero a la vez muy sola, regresar a mi casa dos o tres días, abrazar a mi gente así, como respirar y volver a arrancar otros veinte días. Siento que ese es de los sacrificios más grandes. Yo soy muy familiar. No soy muy expresiva, como que no soy de abrazar y eso, pero amo estar en mi casa, amo estar con mi familia, y salir de casa creo que es de las cosas más duras. Hoy, que soy madre, creo que sacrificar el tiempo con mi gente, con mi hijo, en este caso, por seguir cumpliendo lo que amo, me ayuda a seguir haciendo lo que me apasiona, lo que hago. Pero sí es fuerte en muchos momentos porque te sentís solo, te preguntás si estás haciendo lo correcto. Sacrificar tu intimidad siento que también es algo que nos pasa a todos los artistas. Creo que estar en el ojo de todo el mundo, en las expectativas y lo que la gente espera de vos, que muchas veces no te dan la posibilidad de equivocarte, sino que tenés que ser de una u otra manera, al final es una presión. Digamos que aquí en España aún no me sucede, pero en mi país no poder salir a caminar en la calle tranquila y comerme un perrito caliente en la esquina, ahí, con chanclas, sucia…

56:43

Ese tipo de cosas, aunque suenan tan simples, tan sencillas, realmente cuando dejas de hacerlas, sí las extrañás un montón y al final siento que son sacrificios, que por supuesto son sacrificios que hacés porque es algo de lo que estás seguro que te apasiona y decís: «Bueno, vale la pena hacer este sacrificio». Pero me encanta tanto lo que hago que al final, cuando lo converso, sí me doy cuenta de que hago un montón de sacrificios, pero en el transcurrir no es algo que está en mi mente. Estoy disfrutando demasiado lo que hago y se me olvida, pero cuando me lo preguntan digo: «Uy, es verdad que hay muchas cosas que se sacrifican por hacer esto que tanto nos apasiona».

57:21
Chica 2. Compañera.

57:22
Greeicy Rendón. ¡Compañera!

57:24
Chica 2. Estoy muy feliz de estar aquí. No me creo que esté frente a ti. Solo me salen palabras de decirte que te quiero, que te amo y te admiro de todas las maneras, tanto de mujer como de artista. Como seres humanos, hoy te quiero preguntar, no siempre estamos en buenos momentos, tenemos altibajos, a veces malos, muy malos. Entonces, me gustaría preguntarte qué nos podrías decir a nosotros, a tus seguidores, a las personas que están viendo este video. ¿Qué nos podrías decir así que nos alegre? Algo que nos pueda alegrar, que nos motive, nos dé esperanza para no estar así.

58:09
Greeicy Rendón. ¡Uy! Que yo creo que de los momentos más frágiles… Ustedes aquí ven una persona fuerte, una persona que logra lo que se propone, pero siento que esa fortaleza nace de la debilidad, nace de los momentos más oscuros. Siento que ese es un contraste supernecesario. Entonces, siempre, personalmente, y quizás funcione para ustedes, siento que sí, en los momentos más complejos me encanta hacerme preguntas. ¿Qué es lo que estoy sintiendo? ¿Por qué me siento así? O sea, analizar. Porque nada llega porque sí. Siento que siempre hay un… que es personal en cada uno. Lo que es mío es mío y lo que es tuyo es tuyo, en sentimientos y emociones. Pero preguntarme por qué estoy sintiendo esto y qué es lo que yo tengo que mejorar como ser humano para que la próxima vez mis dolores sean otros, porque esos momentos nunca dejan de existir. A mí me funciona mucho pensar… Primero, preguntarme qué es lo que estoy sintiendo, qué es lo que tengo que mejorar y, segundo, darme cuenta de que todos lo estamos viviendo. Cada quien en su vida tiene su pedo. O sea, todo el mundo está viviendo su reto, todo el mundo está en sus temas mentales. Cada quien está luchando por sus oscuridades, está tratando de mejorar. Ser consciente de que todos somos iguales no nos hace sentir solos, porque lo que pasa mucho es que cuando estamos en esos momentos sentimos que somos el único, que por qué a mí. Claro, como eso es tan íntimo de cada persona, por lo general no lo compartimos. Solo vemos a la gente en la calle así y lo que no sabemos es que por lo general todos llegamos a la casa y tenemos un montón de inseguridades y un montón de miedos.

59:57

A mí pensar que no estoy sola en ese sentido me ayuda y creo que esa pregunta que me hacés también me da como un poco un impulso a la manera cómo quisiera cerrar esta conversación con todos, que además de agradecerles de nuevo por haber estado aquí, es un poco que… Le dedicamos un gran porcentaje de la vida al trabajo. No sé si este es el número, yo siempre menciono que es como un setenta por ciento de nuestra vida en su totalidad al trabajo. ¿A qué le querés dedicar ese setenta por ciento? La vida es un vaivén. Esto es natural. O sea, no podemos pensar, cuando estamos mal, que… No, es normal, es normal, es normal, es natural y ha pasado, nos está pasando y nos seguirá pasando. Pero, entonces, cuando vienen estos momentos de oscuridad, de preguntas, de angustia, a mí lo que siento que más me ayuda a salir de esos momentos es pensar y es darme cuenta de que estoy haciendo lo que me apasiona, que ese setenta por ciento que le dedico al trabajo es algo que realmente me mueve. Y cuando el día está complejo digo: «Uf, hoy el día estuvo muy difícil, hoy me caí, me golpeé y me duelen los codos porque me raspé y me está saliendo sangre. Pero esa cicatriz va a valer la pena. Yo sé por qué me caí, porque necesito llegar allá y no vi esta piedra y me tropecé porque tenía que aprender algo, pero sé que me levanto y sé hacia dónde estoy viendo». Y saber hacia dónde estás yendo te lo permite saber a qué le estás dedicando tu tiempo. Entonces, siento que esa luz en la oscuridad se la puede dar uno mismo escogiendo a qué le queremos dedicar el tiempo. Así que espero que cada uno de ustedes, si ya tiene ese por qué estás aquí, cuál es tu propósito, qué es lo que te gusta o qué es lo que te apasiona, pues lo sigan disfrutando, lo sigan construyendo. Y a los que están en esa búsqueda, que lo encuentren, que se pregunten a qué le quieren dedicar ese gran porcentaje de la vida. Y se van a dar cuenta de que los momentos complejos se hacen un poquito más llevaderos. Así que gracias a todos por haber estado aquí, por compartir conmigo. Espero que tengan una vida feliz y que de verdad encuentren eso que los impulsa y que los hace continuar siempre a pesar de lo que sea que esté pasando.