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El falso mito del genio atormentado

Mario de la Piedra Walter

El falso mito del genio atormentado

Mario de la Piedra Walter

Médico especialista en neurociencia


Creando oportunidades

Mario de la Piedra Walter

Mario de la Piedra Walter es un médico y divulgador científico que ha logrado fusionar sus dos grandes pasiones: la medicina y las humanidades. Proveniente de una familia de médicos, Mario siempre sintió una atracción por la literatura y el arte, lo que le llevó a explorar la intersección entre la ciencia y las humanidades. Inspirado por figuras como Ramón y Cajal, Mario se ha dedicado a estudiar el cerebro humano, especialmente en el campo de la neurología, y actualmente trabaja en Berlín.

Además de su labor clínica, Mario es un ferviente divulgador científico, comprometido con acercar el conocimiento médico a un público más amplio. Su enfoque único le ha permitido unir mundos que tradicionalmente se han visto como opuestos, promoviendo una visión más holística del ser humano. A través de sus escritos y conferencias, Mario invita a reflexionar sobre la neurodiversidad y la importancia de integrar el arte y la ciencia, buscando siempre recuperar la capacidad de asombro ante el mundo que nos rodea.


Transcripción

00:05:56
Mario de la Piedra Walter. Muchas gracias a todos por estar aquí. En verdad tiene mucho significado para mí. Es un honor. Yo siempre pensé que sí podía estudiar medicina, porque, bueno, mi padre es cirujano también. Para mí es mi máximo ejemplo del médico humanista. En mi familia hay muchos médicos. Mis tíos. Pero siempre hubo una tensión de dualidades. Siempre en mí, un poco también por las humanidades, por la literatura. Yo decía pero yo quiero escribir, pero no, la medicina. Y no sabía muy bien en dónde estaba. Y en mi último año, antes de entrar a la universidad, que a mí me parece una locura que a los 17 años te digan “Ah, bueno, elige lo que vas a hacer por el resto de tu vida”. Yo no sé qué va a ser mañana. Entonces tenía que tomar esta decisión y estaba saltando un poco entre áreas, entre las ciencias naturales, entre las humanidades. Y tuve un profesor de bioquímica, un médico, el doctor Fernando Montiel –y yo creo que aquí es muy importante esa gente que nos motiva, esas personas que nos cambian la vida– y él nos enseñó muchas más cosas que el ciclo de Krebs.

 

Él preguntó en el salón “¿Quién está en esta área porque quiere ser médico?”. Y uno de 17 años… todo el mundo alzó la mano. “Ah, yo sí, Doctor House”, “Voy a salvar vidas”… Y yo estaba un poco sí, no, sí, no… muy tímido. Y lo que él nos dice es “Qué bueno, que estudien medicina. Es una carrera muy loable. Es muy bella. Pero hay muchos caminos para la felicidad. No hay un camino que sea mejor que otro. Todos son igual de válidos. Y la medicina es muy bella, sí, pero nunca vayan a olvidar que también existen la sinfonía de Beethoven, que también hay cuadros de Van Gogh”. Entonces esta persona para mí lo que hizo fue unir estos dos mundos con los que yo siempre estaba peleado y descubrí que si quería estudiar medicina era para estudiar también al ser humano. Pasó la carrera un poco. No podría decir que fui el más brillante de los estudiantes, igual que Ramón y Cajal, probablemente, conocido como el padre de la neurociencia moderna.

 

Pero con el tiempo me di cuenta que también la medicina me iba a ser insuficiente para entender qué era el ser humano, de dónde venían los pensamientos, de dónde venían las ideas, de dónde venían los colores, cómo lo procesamos. Yo creo que la historia de Ramón y Cajal es bastante significativa, no solo para mí, sino para todos los que están buscando un sentido de vocación, digamos, ese llamado de las sirenas, porque es una historia llena de incertidumbre, sucede en lugares muy improbables. Él no fue un buen alumno, hay que decirlo, y también su carrera como médico fue probablemente muy desastrosa. Estuvo en Cuba un tiempo, regresó, fue médico rural. Nada le funcionó y él tampoco tenía esta vocación, digamos, como médico. Él estaba mucho más preocupado por el arte, por la pintura, por todas estas cosas. Conoce a un patólogo, Aureliano Mestre, muy famoso en ese momento y le enseña el mundo de la microscopía. Ve con los microscopios ese nuevo mundo que se abría porque era una ciencia relativamente nueva. Todo lo que era ver lo invisible, digamos. Y esto es muy interesante porque para nosotros parece obvio. Pero en esa época, esta idea de que los cuerpos, los organismos, estuvieran hechas de células era completamente radical, completamente impensable. Y es así como se enamora de esto. Pero había un órgano que permanecía completamente impenetrable, que era el cerebro.

 

Nadie sabía de qué estaba hecho el cerebro. Camilo Golgi, un excelente médico italiano, había hecho unas técnicas de tinción con cromato de plata, en donde podía pintar algunas células, pero esto se veía como una telaraña, digamos, como una enramada. Entonces Golgi piensa que el cerebro era una red y le llama retículum, y él piensa bueno, seguro así se transmite la información a través de esta red. Ramón y Cajal se impresiona por esto y decide dedicarle su vida al estudio del cerebro y empieza a dibujar y hacer esquemas y esquemas y esquemas, y empieza a ver neuronas y empieza a ver que estas neuronas tienen unas dendritas que son como bracitos y que reciben la información y el piensa bueno, seguro la información va al cuerpo de la célula y después se va a esta larga cola que es el axón. Y él dice no es una red, son células separadas. Y él muy poéticamente dice hay una brecha ahí, y ahí sucede lo que hoy conocemos como sinapsis.

 

Él lo llama un beso proto plasmático, una historia de amor. En un inicio nadie le creyó, digamos, ¿qué hacía este médico que ni quería ser médico de un pueblo en España, mientras que el eje cultural de Europa estaba sucediendo en Alemania, en Gran Bretaña? Pero con el tiempo empezaron a reconocer su obra y por supuesto, en 1906 recibe junto con Golgi, el Premio Nobel. Golgi nunca aceptó su teoría, pero hoy pasó a la historia Ramón y Cajal como el padre de las neurociencias modernas y todo lo que él hizo, su teoría neuronal, es la base de lo que yo estudio. Este paralelismo en su vida, o más bien esta significancia viene de que para mí también esa vocación llegó un poco tarde, digamos. Pero también entendí que no podía entender el ser humano sin estar con seres humanos y por eso regresé un poco a la clínica para tener este contacto con los pacientes, y ahora me dedico un poco a la neurología en Berlín, pero lo que me gusta hacer también es la divulgación científica. Lo que me gusta hacer es unir estos dos mundos que por muchos, muchos años permanecieron como una brecha insondable. Y hoy es en donde quiero estar transitando. Pero bueno, si ustedes tienen preguntas, vamos a platicar. Encantado. Gracias. Paco

00:06:08
Paco. ¿Hola, qué tal? Yo soy Paco. Bueno, creo que todos coincidimos contigo que la gran… el gran tesoro de nuestra especie humana es el cerebro. ¿Qué lo hace tan especial? Mario de la Piedra Walter

00:14:04
Mario de la Piedra Walter. Ok, gracias, Paco por la pregunta. Esa es, bueno, la pregunta por la que todos estudiamos probablemente esta carrera, esta rama. Si lo pensamos bien como objeto, como objeto físico, el cerebro pesa 1300 gramos, pero tiene más de 100 mil millones de neuronas, más neuronas que estrellas en la Vía Láctea, y esto hace más de 100 billones de sinapsis. Es decir, hay una cantidad de estados mentales posibles que son completamente inimaginables. Pero la verdad es que esto tampoco nos dice mucho, porque hay animales que tienen más neuronas, como el elefante africano. Entonces tampoco se trata del tamaño del cerebro. La ballena azul tiene un cerebro mucho más grande. Claro, son animales inteligentes, pero ¿qué es eso que nos define como seres humanos? Y aquí podríamos hablar de qué nos diferencia con otros animales. Por ejemplo, están nuestros parientes más cercanos, los bonobos y los chimpancés, y ahí podemos ver ciertas diferencias. Por ejemplo, que nuestro cerebro, comparado con nuestra masa corporal, es de mayor tamaño.

 

Allá lo que es la neocorteza, que es la parte más evolucionada del cerebro, digamos, en donde se da el juicio, la toma de decisiones también es un poco mayor. Hay algo que es una asimetría, digamos, por ejemplo, ¿quién de aquí es diestro, pueden alzar la mano? En el ser humano, hasta el 90% de las personas son diestras. ¿Qué quiere decir esto? Que hay una lateralidad. El cerebro izquierdo controla la parte derecha del cuerpo y también percibe la parte derecha del mundo. Esto quiere decir que hay una especialización para las tareas motoras del lado derecho. En los zurdos es lo contrario, pero también empiezan a haber otras especializaciones. Por ejemplo el lenguaje, el lenguaje está del lado izquierdo del cerebro. Entonces esto no se ve en los otros animales, en algunos orangutanes, chimpancés hasta el 50, 60%. Pero es esta simetría lo que nos dice, mira, nuestros cerebros procesan información con los dos hemisferios de manera distinta. Pero bueno, yo creo que si queremos realmente definir lo que nos hace humanos, no hay que ver a otras especies, hay que ver nuestro propio linaje.

 

Aquí me gusta contar una historia que bueno, la primera vez que escuché de ella cambió mucho mi percepción de lo que nos hace seres humanos. Hay un pequeño pueblo en Sudáfrica, hace mucho tiempo, por ahí de principios de los veintes del siglo pasado, un maestro rural se internó en estas cuevas y lo que vio fue restos de animales fósiles y encontró una pequeña piedra del tamaño de una canica. Era de color roja, y vio que en esta piedrita habían como unas cuencas, dos cuencas que parecían unos ojos. Había una fisura que parecía parecía una sonrisa y le pareció un rostro humano, tal vez no humano, sino humanoide. Algo aparecía ahí y no supo bien que era. Recogió estos fósiles, recogió la piedra y la mandó a un profesor de antropología en Johannesburgo y él se dedicó a estudiar todos estos restos. El profesor se dio cuenta de que los restos eran del Australopithecus, lo que hoy conocemos como uno de los primeros homínidos, o tal vez del que surgen los demás homínidos, ya sea homo habilis, homo erectus, neandertal y el homo sapiens, finalmente. Y este profesor pensó ¿Qué tal si esta pequeña piedra que tiene más de 2 millones de años es el primer artefacto creado por un homínido? La respuesta es no. Después de muchos años de estar estudiando, dijo No, bueno, esta roca, esta forma, esto que sucede es por el desgaste del agua y nosotros vemos una cara por un fenómeno que es la pareidolia, en donde nosotros reconocemos rostros, digamos, en objetos inanimados.

 

Nos ha pasado a todos. Pero aquí viene algo muy interesante, esta pequeña piedra no se encuentra en ningún lugar del valle, está a más de 30 kilómetros de ahí. Esto quiere decir que alguien, algún individuo que todavía no podemos llamar ser humano, vio esta piedra y la recogió y se vio reflejado probablemente en esta piedra, y decidió cargarla por todo el valle con todo lo que eso implica. Y decidió internarse en esta cueva y murió con esta piedra. Esto puede ser la primera experiencia estética de la humanidad. Después de todo esto, nos vamos un poco más adelante. Empieza a ramificarse. El ser humano empieza a aparecer, el neandertal, en Eurasia hace 400.000 años, y en algún lugar del África central, hace 300.000 años, aparece el homo sapiens. Homo sapiens, la palabra ustedes ya la conocen, viene de el hombre que piensa. Sapiens, sabio, es de la taxonomía de Linneo. Aquí hay que tener cuidado, ¿no? El hombre que piensa, siempre la mujer un poco aislada, un poco apartada de los términos universales. Y esto sucede tanto en las ciencias como en el arte.

 

¿Qué es lo que pasa? El ser humano aparece hace 300.000 años, sale de África hace 80.000 años y nosotros no tenemos forma de saber exactamente qué pasó con los fósiles. Vemos, ah bueno, hay bipedalismo, empiezan a hacer ciertas cosas, pero nosotros o nuestra única ventana hacia su mente es lo que ellos nos dejaron. Sus utensilios, su arte, las pinturas rupestres. Por 200.000 años, prácticamente no sucedió nada. No hay dinamismo, no hay esculturas, no hay pinturas y hasta hace 60.000 años empieza el arte no figurativo, pequeñas… pequeños dibujos en las rocas que todavía no representaban animales. De hecho, los neandertales también tenían arte no figurativo. Y después de 10.000 años empiezan ya las grandes pinturas rupestres. Y algo sucede en el cerebro, que es lo que a mí me interesa. Algo tuvo que haber pasado en el cerebro para que este hombre o este humano que es anatómicamente igual a todos nosotros, que si lo viéramos aquí pasaría completamente desapercibido, y algo pasó que por 200.000 años no sucedió nada y de repente hay florecimiento del lenguaje abstracto, de simbolismo, de todas estas cosas que nos definen como ser humano.

 

Si nosotros vemos estas cuevas, yo creo que no hay una diferencia entre ellos y nosotros. Está Altamira en España, está la cueva de Chauvet en Francia, y uno ve el panel de los Leones, lo que se conoce como la Capilla Sixtina del Paleolítico. Es una cámara enorme de más de 40 metros de largo y ahí se ve la figura de distintos animales que ya están extintos. Animales como el mamut lanudo, los bisontes y ahí también se ve unos unos leones. Pero lo raro en esta imagen es que es una manada grandísima. Son más de 20 leones y normalmente los leones no cazan en manadas tan grandes, cazan como entre cinco o seis individuos, y lo que uno ve cuando recorre de un lado hacia otro estas cuevas es que no es que sean muchos leones, son dibujos superpuestos en donde están intentando mostrar movimiento. Se ve cómo se acercan a su presa y van levantando la cabeza y vemos a los bisontes y los bisontes tienen ocho patas. ¿Por qué? Porque quieren mostrar cómo están corriendo. Y hay rinocerontes con 4 cuernos, porque quieren mostrar el movimiento. Y estamos hablando de personas de hace 40.000 años que se internaron en estas cuevas para contar historias, para intentar retratar el mundo y que estaban desesperados completamente para darle vitalidad a esos dibujos. Entonces, a mí me parece una locura que hoy preguntemos bueno, ¿de qué sirve el arte? De que hayan personas que digan hay que quitarle a las instituciones. ¿Cómo nos cuestionamos el valor del arte cuando es lo que nos define como seres humanos? Ivonne

00:14:19
Ivonne. Hola doctor, soy Ivonne. En mi opinión, una de las cosas más sorprendentes es qué pasa en nuestro cerebro cuando estamos dormidos y qué pasa cuando estamos soñando. ¿Los sueños tienen algún significado? Mario de la Piedra Walter

00:19:09
Mario de la Piedra Walter. Gracias, Ivonne. Bueno, esta pregunta yo creo que nos ha acechado desde tiempos milenarios. Y aquí voy a citar a mi autor favorito que es Borges. Él tiene una conferencia sobre los sueños y él habla que en el 300 antes de Cristo había un filósofo chino, Chuang Tzu. Y él escribe un pequeño aforismo y es muy sencillo. Él dice Hoy soñé que yo era una mariposa. O tal vez soy una mariposa que sueña ser un hombre. Entonces vemos desde hace milenios, cientos de años. Hay esta idea de que los sueños pueden ser otra cosa, pueden ser otra realidad. Desde Babilonia se han descubierto en la biblioteca real de hace más de 5000 años, tablillas de arcilla donde intentan interpretar los sueños. Y eso no ha cambiado. Seguimos intentando conocer cuál es el significado, por qué soñamos. Pero el estudio de los sueños no se hizo de una manera más científica hasta finales del siglo XIX, cuando diferentes médicos, filósofos empezaron a pensar que, bueno, esto tal vez no tiene un componente místico, sino completamente corporal. El más famoso, por ejemplo, es el libro de Freud. La interpretación de los sueños, del 1900. Ahora a Freud, se le han criticado muchísimas cosas. Falta de empirismo, es cierto, muchas de sus teorías del psicoanálisis hoy en día no cuadran, no son corroborables, pero nos dejó varias cosas muy interesantes. La primera es pensar que toda nuestra vida mental, toda nuestra vida emotiva, sucede en el inconsciente. Esto ya es una idea revolucionaria. Hasta ese momento nadie había dicho tal cosa. Otra de las cosas que él dice es que los sueños de alguna forma son la manifestación también de este subconsciente, de este inconsciente. Y para él, en los sueños hay dos tipos de contenidos, el contenido latente y el contenido manifiesto. El contenido manifiesto es cuando despertamos lo que recordamos que fue el sueño, pero el latente son esos simbolismos, esas cosas extrañas que nos están hablando mucho de ese subconsciente, de ese mundo que estamos viviendo. Es importante decir que estas ideas de Freud no se dieron en solitario. Estamos hablando de 1900. Él vivía en Viena y era este círculo de literatos, de filósofos, de científicos, este intercambio de ideas gracias a las políticas de Viena en ese entonces de aceptar migrantes, de aceptar gente que enriqueciera la escena cultural. Lo que sucede es que estas ideas empiezan a permear otros círculos. Entonces gente como Oskar Kokoschka, como Gustav Klimt, como Egon Schiller, empiezan a tomar estas ideas del subconsciente de esta vida que está sucediendo ¿y qué surge? Surge el expresionismo. Entonces el arte moderno empieza a avanzar, pero después hay una primera Guerra Mundial y se cae todo y el foco de atención se va a París. Entonces la gente está muy decepcionada. ¿Qué pasó? Este racionalismo, la ciencia, nos llevó a la tragedia más grande del siglo. Entonces empiezan otro grupo de escritores y artistas, como los surrealistas, como André Breton, que empiezan a tomar todas estas ideas y dicen vamos a usar el arte y los sueños para explorar el subconsciente. Conforme pasan el tiempo, los años, hay muchas ideas que se van superando. Esto es cierto para la ciencia. Esto es cierto para las artes. Hasta hace unos 20 años, yo diría, se pensaba que tal vez más que una manifestación del subconsciente, los sueños eran algo así como una simulación, algo para que nos ejercitáramos en el sueño, para que no corriéramos peligros en la vida real, para entrenarnos para los retos de la vida diaria. Yo creo que esto no se sostiene en el modo científico, pero hoy existen muchas teorías. Una de las más aceptadas es David Eagleman. Él dice que los sueños son más bien un epifenómeno, es decir, no tienen significado alguno. Surgen de una activación cerebral que se da cuando estamos dormidos, el cerebro sigue procesando cosas. La amígdala sigue procesando muchas emociones, el hipocampo está procesando y consolidando memorias y esto activa ciertas áreas cerebrales y esto hace que tengamos esas ensoñaciones, esos mundos. Y es muy interesante también porque tenemos el lóbulo frontal, que es la parte del juicio, como ya lo había dicho, y esa parte está apagada. Entonces no nos parece raro estar platicando con alguien y que su cara cambie y que se suba un unicornio y se vaya y nosotros despertamos y todo fue normal. Y me gusta pensar cuando leo sobre todas estas teorías que no hemos avanzado mucho de los antiguos babilonios, de los hechiceros, de los reyes que se seguían preguntando ¿para qué son los sueños? Andrea

00:19:20
Andrea. Hola Mario, soy Andrea. Uno de los sueños más grandes de la humanidad es conquistar el espacio. ¿Estos viajes cómo podrían afectar a nuestro cerebro? Mario de la Piedra Walter

00:22:01
Mario de la Piedra Walter. Gracias Andrea. Es muy interesante lo que está sucediendo. Yo creo que estamos viviendo como una segunda carrera espacial que es producto de una Segunda Guerra Fría, probablemente. Desde hace unos años la NASA y SpaceX han dicho que planean mandar una tripulación a Marte en el 2030. Hace unos años, en el 2021 creo, había una empresa china de cohetes que también dijeron que querían enviar una una tripulación a Marte en el 2033, me parece. Esto conlleva muchos desafíos tecnológicos, claro, pero también del cuerpo, también de la mente, porque son muchas cosas. Es un ambiente extremo, allá hay radiación, las personas están aisladas, microgravedad. Hasta ahora la persona que más tiempo ha estado en el espacio fue un ruso. En 1994, él estuvo 14 meses. La NASA dice que una expedición a Marte podría tardar más de 1100 días. Esto es mucho más del doble. Entonces, hasta ahora no sabemos cómo se puede comportar el cuerpo. Pero bueno, vamos un poco más a lo básico. ¿Qué es lo que sucede cuando el cerebro está en el espacio? El cerebro está flotando en algo que se le conoce como líquido cefalorraquídeo. Cubre todo el cerebro, cubre toda la espina dorsal y esta es una especie de amortiguador. Esto hace que cuando caminemos, cuando frenemos, cuando nos caemos, el cerebro no choque con la bóveda craneana, no se produzcan lesiones. ¿Qué es lo que pasa? En microgravedad hay una redistribución de este líquido. Entonces el cerebro se empieza a comprimir y se empieza a dañar contra la parte superior. Aparte, los ventrículos, que son las cámaras que están adentro, se empiezan a expandir, se empiezan a expandir, se empiezan a expandir y esto aquí en la tierra es una condición médica conocida como hidrocefalia, que te da problemas para caminar, te da problemas de incontinencia y más importante, te da demencia. Entonces, como vemos, son muchas cosas que tenemos que solucionar y hay estudios al respecto, no solo en animales. Gente que ha pasado más de seis meses en el espacio en la Estación Espacial Internacional, cuando regresan tienen puntuajes mucho más bajos en tareas motoras, tareas cognitivas y se dice que necesitarían un intervalo de hasta tres años sin misiones para poder recuperar esa capacidad regenerativa del cerebro. Entonces, son muchos los desafíos, no solo los tecnológicos. Pero bueno, parte de la ciencia es justamente eso y a veces hay que tener este tipo de metas para poder avanzar hacia ellos. Chico

00:22:09
Chico. Hola doctor, se dice que los humanos siempre se han sentado alrededor del fuego para contar historias. ¿Por qué es y qué dice del cerebro? Mario de la Piedra Walter

00:27:04
Mario de la Piedra Walter. Es muy interesante porque siempre desde el Paleolítico nos hemos sentado como esta sociedad que somos, ¿no? Somos un animal gregario que necesita conformarse y hemos contado estos mitos y hasta la fecha seguimos haciendo ficción. Si lo vemos desde un punto de vista neurobiológico, hay autores como Jorge Volpi –un escritor mexicano que yo siempre recomiendo– él tiene un ensayo muy bello que se llama Leer la mente y él dice que la ficción, el contar historias, es un mecanismo evolutivo de supervivencia, igual que el hacer una herramienta, el tallar un hacha, el hacer un anzuelo, porque nos permite comunicarnos entre nosotros y también muy importante, conocernos a nosotros mismos. Y uno dice ah, bueno, sí, que poético. ¿Pero cuál es la base? Hay verdaderamente una base. En 1992 se descubrieron un tipo de neuronas que se llaman las neuronas espejo. Esto se descubrió en… primero en monos. Lo que sucedía y es la maravilla de la ciencia, ¿no? esto es una serendipia. Estaban estudiando las neuronas motoras de unos monos al realizar la tarea, una tarea, y en específico esto era tomar un maní, un cacahuate con el brazo. Cuando se fueron al descanso se dieron cuenta que había actividad neuronal. Estas neuronas se están activando, pero fueron a ver a los monos y no habían movido ningún dedo. Calibraron los instrumentos. Vieron qué pasó. No encontraron respuesta y tardaron en darse cuenta que las neuronas estaban reaccionando a los investigadores. Es decir, cuando los investigadores cogían algo, las mismas neuronas que se activarían en el mono para coger algo, se activaban. A esto le llamaron neuronas espejo. Y esto se encontró en los seres humanos. Esto quiere decir que cuando tú ves a otra persona realizar cualquier movimiento, las mismas neuronas que en ti te harían hacer ese movimiento, caminar, mover el brazo, se activan. Pero esto no solo pasa con las tareas motoras, también pasa con las emocionales. Entonces, esta es la misma razón por la que cuando vamos al cine se nos cierra la garganta. Cuando vemos una proeza de algún atleta, se nos eriza la piel porque estamos viviendo literalmente esas historias. Entonces yo creo que es muy importante ver que la ficción siempre nos ha permitido ser empáticos. Y aquí quiero rescatar un poco esa etimología en, dentro, pathos, dolor o sufrimiento, nos permite vivir el sufrimiento de otro en nosotros mismos. Es así como el contar historias nos permite ser empáticos y estar con los otros. Ahora, si nos vamos a un punto de vista un poco más utilitario, digamos, es la misma pregunta, cuando me preguntas ¿por qué hacemos historias? ¿Por qué contamos… por qué hacemos arte? ¿No? Si lo pensamos es completamente inútil, pero inútil en el sentido del valor de mercado. Pero ese es el problema. Hay un bello ensayo que se llama La utilidad de lo inútil de Nuccio Ordine y él dice que le hemos dado tanto valor al mercado y al sacar una plusvalía, que hemos olvidado que las cosas más importantes se dan en el ocio, que las cosas más importantes son completamente inútiles. Y esta idea de que el arte es inútil, digamos, o no sirve para algo, fue retomada desde los griegos Platón, que escribe sobre Sócrates, que probablemente también fue un personaje de su ficción. Hasta ahora no sabemos si Sócrates existió, fue uno de los personajes de Platón. Pero bueno, Platón cuenta que Sócrates, ya condenado a muerte, estaba esperando la cicuta. Lo que iba a tomar para morir. Y mientras que el verdugo estaba preparando la cicuta, Sócrates estaba tocando una flauta. Y Platón nos dice que el verdugo le dice “¿Para qué tocas la flauta si vas a morir?” Y él dice, o él responde “Para aprender una melodía antes de morir”. Entonces este es el verdadero valor. Si nosotros pensamos en los poetas como Robert Desnos, que él fue un poeta francés del surrealismo, que fue parte de la resistencia francesa en contra de la ocupación alemana durante el nazismo y que fue apresado y que fue llevado a distintos campos de concentración y se pasó toda su vida, estos cuatro años, en donde vivió los peores horrores que se pueden cometer por el ser humano. Y un día antes de que liberaran el campo, él muere, pero alcanza a pasar un papelito, alcanza a pasar un poema. ¿Y este poema qué era? Era un poema de amor. Se había pasado esos cuatro años de infierno reescribiendo un poema de amor. Entonces esto es lo que nos dice para qué sirve el arte. Para recordarnos quiénes somos aún en los momentos más infames y de mayor tragedia. Chica

00:27:19
Chica. Hola Mario. Estas historias que nos cuentan nos llevan un poco a hablar sobre la trascendencia e incluso acercarnos a la idea de Dios, ¿no? ¿Esta idea ya está escrita en nuestro cerebro o es un aprendizaje cultural? Mario de la Piedra Walter

00:31:30
Mario de la Piedra Walter. Muchas gracias. Es una pregunta fenomenal en el sentido de que si aceptamos que nuestra realidad, todo lo que percibimos, los colores, los sabores, los sonidos, nuestras emociones, la tristeza, la felicidad, si todo eso es el producto de la interacción entre estas pequeñas células que son las neuronas, esta comunicación con neurotransmisores, esta comunicación bioquímica, si aceptamos que toda nuestra realidad es su producto, ¿por qué no aceptar también que Dios puede provenir de también estas interacciones? Y este es un poco difícil y es a través de ciertas patologías donde vemos esta relación. Por ejemplo, hay un tipo de epilepsia muy específico que es la epilepsia extática o temporo-mesial, y se cree que Dostoyevski padecía de esta epilepsia. ¿Qué es la epilepsia? Bueno, son cambios en el cerebro, cambios en algunas neuronas que hace que se den descargas incontroladas, que estas pueden llegar a todo el cerebro y producir convulsiones. En la vida de Dostoyevski y en su obra, muchos de sus personajes son epilépticos y la trama se resuelve muchas veces por un ataque epiléptico. ¿Pero qué es lo que pasa? Él nos describe a través del príncipe Mishkin cómo son estos ataques y él dice un momento antes del ataque, antes de perder la conciencia, hay una sublimación, hay una sensación de salirse del cuerpo, de ver lo divino, de ver a Dios. Y después venía el ataque, y lo que está describiendo en sus personajes es el tipo de epilepsia que él tenía. Por qué esto se generaba en esta área del cerebro, que es la temporo-mesial, que mucho tiene que ver con nuestra percepción del yo, que cuando se activa esta área empieza como una sensación extraña de salirse del cuerpo, de lo sublime, de lo divino. Y todo esto influyó muchísimo en él, porque él tiene este contexto de que él es un cristiano ortodoxo, entonces él está sufriendo esta epilepsia, pero esa epilepsia, eso que le está haciendo sufrir tanto, le da un segundo, le da un momento de máxima belleza, de divinidad. Y él se pregunta –y me parece que aquí resuelve todo de una manera muy bella– él, que es completamente ortodoxo, pero a la vez está en un mundo que empieza a ser moderno y que empieza a decir que todo esto se produce en el cerebro, él dice, ¿qué importa si esta experiencia que yo considero divina, que yo considero mística, qué pasa si todo esto es por una enfermedad y no por Dios, sino porque estoy enfermo y porque hay una lesión? Y luego lo resuelve diciendo pero eso no importa, porque también la enfermedad es parte del camino de lo divino. Y es así como él logra integrar un poco a Dios y a la enfermedad. Y yo creo que esto es algo que podemos aprender de él, porque que haya una o la otra cosa no descalifica o no hace que la otra sea menos importante. ¿Cómo trasladamos esto a la modernidad? Hace algunos años. Bueno, ya tiene décadas más bien, se creó algo llamado El casco de Dios y era un casco que tenía un instrumento que lo que hacía era mandar señales electromagnéticas a justamente esta área de Dios, el área temporo-mesial y lo que hacía era activarla. Y este psicólogo en Estados Unidos, lo que hace es que pone a los estudiantes en un cuarto, les pone el casco, los pone a ver la tele, los pone a hacer cosas y empieza a activar esta área. Y muchos empiezan a decir hasta el 80%, según él, que sentían como experiencias paranormales, digamos, y habían muchas personas que decían que sentían y que veían a Dios. Entonces esto es muy interesante, cómo de manera artificial crear una experiencia mística. Pero claro, hay que ser muy cuidadosos con este estudio, porque hay muchos otros investigadores que no han podido replicar estos mismos resultados y lo que se ha visto es que también depende mucho el contexto cultural de la persona, de qué tan sugestivos son, cuál es su pasado, si uno ya desde un inicio no tenía esta sensación o esta búsqueda, es muy probable que no lo sienta o que lo relacione con otras cosas. Chica

00:31:44
Chica. Hola Mario, me parece súper interesante cómo vinculas el arte con la neurología y a lo largo de la historia del arte siempre ha existido esta como figura del creador maldito. ¿Crees que para ser un gran artista se tiene que llevar una vida atormentada? Mario de la Piedra Walter

00:33:51
Mario de la Piedra Walter. Claro, yo creo que en el imaginario de la gente siempre esta idea del gran genio atormentado. Ya lo decía Aristóteles, él decía no hay ninguna mente genial sin un punto de locura. Y desde entonces solo hemos expandido la lista. Tenemos a Van Gogh, tenemos a Virginia Woolf, tenemos a Ernest Hemingway, tenemos a muchos personajes en donde parece que el sufrimiento, que el dolor es necesario para la creación. Ahora aquí hay que plantearse muchas preguntas. Primero que nada, ¿qué es la creatividad? ¿No? Si la creatividad significa tener ideas novedosas, claro, una patología podrá ayudar a tener ideas novedosas, pero si uno no las puede aplicar, si uno no tiene la capacidad de atención para enfocarlas, tampoco se va a lograr nada. Otro problema muy importante es que clasificamos como locura a cualquier cosa que no conocemos y dentro de estos términos hay muchísimas cosas. Hay rasgos de personalidad que no son enfermedades, hay trastornos, hay psicosis, hay cosas que se dan por una enfermedad metabólica que no tienen tanto que ver con la psicología. Entonces hay que ser muy cuidadosos cuando hablamos de locura y de arte y de creación. Lo que yo pienso es que hay que desmontar un poco esta idea de el artista o del genio atormentado, porque no hace más que idealizar las enfermedades mentales que, no hay que olvidar, son enfermedades que causan un drama humano. Son personas que están sufriendo y que las están alienando de la sociedad y también como artistas. Si lo ponemos a pensar, la mayoría de los artistas no tienen enfermedades mentales y las enfermedades mentales son relativamente comunes en la población. Entonces lo que quiero decir es hay que separar un poco, y también entender que cuando uno estudia la mente de los artistas no hay una chispa de genialidad, no hay un gen, no hay una especie de área que los demás no tenemos. La genialidad está al alcance de todos nosotros, pero para eso hay que seguir nuestras obsesiones e ir a por ello. Chico

00:34:08
Chico. Hola Mario, muchísimas gracias por todas las respuestas que has dado. Es indudable que el cerebro es una maquinaria maravillosa, pero tiene ciertas limitantes. ¿No? Y en este tenor me gustaría preguntarte ¿cómo procesa esa información que compone nuestra realidad, el cerebro? Mario de la Piedra Walter

00:41:25
Mario de la Piedra Walter. Sí, bueno, yo creo que la parte más interesante de la neurociencia y de la neurología es que hay mucho camino por recorrer. Yo creo que podría ser tal vez una de las ciencias del siglo XXI, en el sentido en que hay muchas enfermedades, no solo por descubrir, también, sino por tratar. Y se están haciendo avances, digamos, en el Alzheimer, en el Parkinson, pero todavía no tenemos muchas curas. Pero aquí también me gustaría tirar un poco hacia el pasado, porque creo que tenemos que ser muy cuidadosos. La ciencia no tiene la verdad absoluta. Nosotros pensamos que lo que aceptamos hoy es porque se han hecho experimentos y así. Pero hay que entender que la ciencia es una interpretación del mundo, es un modelo que funciona de buena manera, pero puede ir cambiando. Durante miles de años, hasta la Edad Media, alguien que tenía un trastorno como la epilepsia, digamos, o una enfermedad mental, le hacían un hoyo en la cabeza para sacar esos vapores, para sacar esos humores. Y hasta hace 50 años –y aquí es una historia que me quiero remitir un poco– si hacia algo que son las lobotomías para personas con trastornos depresivos, digamos. ¿Qué es esto? Lo que se hacía prácticamente era insertar un picahielos por la órbita y entrar al cerebro y sacar el lóbulo, el lóbulo frontal, que es el lóbulo, que es el que rige nuestras decisiones. Y esta gente quedaba prácticamente como zombies, No podían sentir, no podían juzgar. Pero esa era el tratamiento para todas estas personas. Y durante 20 años se hicieron más de 60.000 cirugías. Y el cirujano que inventó esta cirugía, esta técnica, recibió un premio Nobel y no fue hasta 1972 que el Congreso de Neurocirugía dijo “Bueno, tal vez no es buena idea estar quitando lóbulos”. Entonces, incluso en la práctica clínica, a mí me pasa. Yo digo bueno, espero que lo que hago esté bien. No sé qué va a pasar en 100 años. Entonces siempre hay que ser un poco escéptico y un poco cuidadoso y todo eso es un poco de qué pasa cuando falla esta máquina. ¿Pero cómo la procesa? Aquí me gustaría tomar una etimología también, que es la percepción que es muy importante en la neurociencia. Viene del latín per, completo, capere, capturar, tomar todo lo que es completo. Pero en alemán hay una palabra mucho más interesante y me parece mucho más precisa. Es wahrnehmung. Se divide en wahr, que es verdad, y nehmung, tomar, tomar la realidad. Y es así como procesamos todas nuestras cosas. Hay algo en ese mundo enfrente de nosotros que no podemos acceder o que sí podemos acceder, pero solo a través de nuestros sentidos. Y hay ondas electromagnéticas, hay frecuencias de onda y nosotros vamos tomando estos pedacitos de realidad y vamos construyendo nuestra percepción. Esto es importante porque este sucede en dos hemisferios. Nosotros tenemos dos cerebros. Uno escucha en la psicología popular, por ejemplo, bueno, yo soy más del cerebro izquierdo porque soy más lógico, matemático. No, bueno, yo soy más creativo, pienso con el cerebro derecho. Esta es una caricatura, un poco, de cómo funciona el cerebro, de cómo procesa la información, pero tiene un pequeño punto de verdad. La cosa es que los dos hemisferios cerebrales procesan información de manera un poco distinta. El cerebro izquierdo –ya hablamos de la lateralización– es un poco más focalizado, un poco más fino. El derecho tiene una percepción un poco más holística y global, pero nuestra realidad la construimos no por cada hemisferio, sino por lo que hay en medio, que es el cuerpo calloso. Y este cuerpo calloso lo que hace es integrar la información entre los dos hemisferios. Entonces aquí tenemos que integrar diferentes procesos para llegar a esa realidad. Ahora, por ejemplo, en la década de 1940 habían epilepsias muy severas. Ya hablamos un poco de las epilepsias, habían convulsiones que le pasaban a gente varias veces al día, completamente incapacitantes. Entonces hubo un doctor que decidió cortar esto, que unía a los dos cerebros, pensando que así no se iba a transmitir de un lado al otro, este ataque epiléptico. Y fue un éxito. La cirugía fue un éxito. Disminuyeron en ese sentido los ataques epilépticos. Pero fue después que se dieron cuenta que estas personas quedaban con un cerebro dividido. Es decir, si el lenguaje está de mi lado izquierdo y yo todo lo veo con el lado derecho, el mundo, y tú me enseñas una palabra, la voy a poder leer y decir bueno, ahí dice “Gato”. Pero estas personas cuando le ponían imágenes en el lado izquierdo y les preguntaban ¿qué es lo que ves? Como no tenían la forma de procesar el lenguaje, negaban la realidad, decían “Nada” y le decían “No, pero ahí hay una imagen”. “No, no hay nada”. ¿Por qué? Porque no tenían ese lenguaje para poder hablar sobre eso. Y esto nos habla un poco de cómo el lenguaje modifica nuestro mundo. Y hablando también de procesamientos, hay que entender que existen otras condiciones que no quiero llamar trastornos o enfermedades, que son los problemas del neurodesarrollo. Los más comunes los conocemos, son el Asperger, por ejemplo, el espectro autista, que quiere decir que hay un espectro donde la gente procesa información distinta y esto se da por ciertos cambios en nuestras conexiones. Hay un síndrome que me parece muy interesante que lo quiero retomar, que es el síndrome Savant. Savant viene del francés. No hablo francés. No sé si lo dije bien, pero es el síndrome del sabio. ¿Qué es lo que pasa? Estas personas tienen conexiones distintas en el cerebro, una forma diferente, no tan integradora de manejar la información. De hecho, se cree que es un problema en esa integración entre los dos hemisferios. Y normalmente tienen un coeficiente intelectual muy bajo. Puntúan muy bajo. Son gente con problemas psicomotores que no se pueden ni abrochar una camisa, no se pueden valer por sí mismos. Pero por alguna razón, esta división entre los hemisferios potencia muchas habilidades, como la memoria, como el dibujo, como el arte. Si ustedes vieron una película ya es un poco vieja, se llama Rain Man, con Dustin Hoffman, se ganó un premio Oscar con esa película. Él retrata la vida de Kim Peek. Era una persona real, alguien con síndrome savant, y lo que él hacía era tener una memoria extraordinaria. Podía memorizar enciclopedias y libros. Incluso te podía decir en qué día de la semana iba a caer una fecha dentro de mil años. Entonces es a través también del espectro autista, por ejemplo, que entendemos algo muy importante y es una palabra que está muy de moda, que es la neurodivergencia. Esta palabra viene de un término de una activista, se llama Singer. Ella misma tenía… estaba en el espectro autista y ella decía algo muy interesante. Dice, “Si en la naturaleza es muy importante la biodiversidad para mantener la estabilidad de un ambiente, ¿por qué no en nuestra cultura? ¿Por qué no en nuestra sociedad, no vamos a tener una buena neurodiversidad para mantener una cultura más estable?”. Chico

00:41:38
Chico. Hola Mario, me parece muy interesante toda esta charla. Yo quería preguntarte ¿qué opinas de las personas que piensan que en el futuro todo el arte va a ser creado por máquinas? Mario de la Piedra Walter

00:44:55
Mario de la Piedra Walter. Me parece que toda la idea de la inteligencia artificial no solo es importante en la medicina, en la ciencia, sino está permeando en todo el mundo. Claro, en la medicina puede ser una herramienta, ¿no? Por ejemplo, se utiliza de forma diagnóstica. No puedes tener a radiólogos viendo cientos y cientos y cientos de imágenes con guardias de 24 horas en donde normalmente puede haber un fallo. Entonces se empieza a usar esto como herramienta diagnóstica y clínica. Pero yo creo que lo que nos da un poco de miedo con la inteligencia artificial es pensar que va a suplantar a los seres humanos. Esto es un miedo que también viene un poco de los medios y de y de cómo funcionan estas herramientas. Yo creo que esa es la palabra clave. –herramienta– en el sentido de este tipo de inteligencia, son inteligencias generativas, es decir, uno mete unos datos, tienen algo que se les conocen como redes neuronales artificiales, que lo que hacen es intentar imitar un poco cómo funciona el cerebro, aunque están muy lejanos a ello, y lo que te hace es que te produce algún resultado, pero sin el ingenio humano no hubiera forma de llegar a estos resultados. Y aquí me quiero ir un poco para atrás. ¿Qué sucedió cuando sale la fotografía en el siglo XIX? Estamos hablando por 1850, Charles Baudelaire, un poeta francés dijo, se acabó cuando la fotografía entre en el mundo del arte va a estropearlo todo. Ya no va a haber necesidad de seguir pintando. ¿Por qué? Porque tomas una fotografía, retratas la realidad. Ahí se acabó. Pero no se acabó. Gracias a que esta nueva herramienta había entrado en este nicho, nos liberamos de esa necesidad de tener que retratar fidedignamente esta realidad y empezamos a explorar nuevas cosas y empezaron a surgir movimientos surrealismo, expresionismo, impresionismo. Entonces es muy importante pensar en la inteligencia artificial de la misma manera. Es una herramienta que va a ocupar ciertos nichos, pero si aprendemos a usarla, si lo hacemos de manera correcta, también puede exponenciar muchas otras áreas de las artes. Otro de los problemas que sucede es un poco la democratización del autor. Surgen muchos problemas como bueno, ¿entonces quién es el autor?, ¿de dónde viene la autoría? Y yo creo que estamos regresando un poco a esa palabra, que es arte. ¿Qué significa arte? Técnica. Viene de ars, del latín y tiene probablemente un origen anterior. A lo que voy es, antes las personas que pintaban, que hacían retablos, que ponían retablos en las iglesias, no firmaban con su nombre. Esto es algo bastante nuevo. Esto empieza a suceder en el Renacimiento. Entonces tenemos a Miguel Ángel, tenemos a Da Vinci que empiezan a firmar sus obras y hemos entrado en una sociedad un poco del yo y de mostrar esta genialidad. Y a través de la inteligencia artificial, o esa es la percepción para mí, se democratiza un poco y hace también muchas cosas accesibles para gente que en algún punto nunca pensaron poder ser parte de ello. Laura

00:45:01
Laura. Hola Mario, soy Laura. ¿Cuál sería el aprendizaje o mensaje final de tu libro? Mario de la Piedra Walter

00:45:01
Mario de la Piedra Walter. Bueno, gracias Laura. Mi libro se llama Mentes Geniales: Cómo funciona el cerebro de los artistas. Claro, aquí estoy explorando lo que ya estuvimos hablando bastante, cómo ciertas enfermedades pueden condicionar o pueden influenciar a ciertos artistas en sus procesos y en sus obras. Pero yo quería dejar como mensaje dos cosas importantes. Uno, que hay distintas formas de procesar información. Ya lo hablamos un poco sobre el autismo, hay distintas realidades. Yo, me gustaría pensar que mi libro puede ayudar a invitarnos a reflexionar sobre esta neurodivergencia, especialmente en momentos tan complicados que estamos viviendo en el mundo. Yo creo que el eco del individualismo y de los nacionalismos y de las segregaciones y desde las alienaciones está haciendo… están avanzando, desgraciadamente, y me gustaría invitarlos a todos a reflexionar sobre quién es el otro, quién es esa otredad y cómo podemos, así como los dos hemisferios lo hacen, integrar un solo pensamiento para todos, caminar en la misma dirección. Y un poco en el plano más personal, sería también invitar a esta reflexión en que el arte y la ciencia pueden caminar en conjunto y recuperar esta capacidad de asombro. Los artistas que yo trato no fueron genios porque tenían una enfermedad mental, fueron genios a pesar de la enfermedad mental. Como decía Borges, la genialidad de un artista viene en poder tomar todo lo que le pasa, las humillaciones, los bochornos y poder transformarlo, tomarlo como arcilla, como material para crear su arte. Y esto lo tenemos que pensar para todos nosotros. Espero que podamos tomar todo lo que nos sucede para crear algo nuevo. Muchas gracias. Destacados: «Descubrí que si quería estudiar medicina era para estudiar también al ser humano. Me di cuenta que también la medicina me iba a ser insuficiente para entender qué era el ser humano.» «Nadie sabía de qué estaba hecho el cerebro. Ramón y Cajal se impresiona por esto y decide dedicarle su vida al estudio del cerebro.» «El cerebro pesa 1300 gramos, pero tiene más de 100 mil millones de neuronas, más neuronas que estrellas en la Vía Láctea.» «La ficción siempre nos ha permitido ser empáticos. Nos permite vivir el sufrimiento de otro en nosotros mismos.» «Las cosas más importantes se dan en el ocio, que las cosas más importantes son completamente inútiles.» «Si en la naturaleza es importante la biodiversidad, ¿por qué no en nuestra cultura? ¿Por qué no vamos a tener una buena neurodiversidad?» «La inteligencia artificial es una herramienta que va a ocupar ciertos nichos, pero si aprendemos a usarla también puede exponenciar muchas otras áreas de las artes.» «Los artistas que yo trato no fueron genios porque tenían una enfermedad mental, fueron genios a pesar de la enfermedad mental.» «La genialidad de un artista viene en poder tomar todo lo que le pasa, las humillaciones, los bochornos y poder transformarlo en arte.» Compromisos: Comprometidos con las personas ODS: Salud y bienestar, Educación de calidad Categorías: Creatividad, Humanismo