Con un libro, nunca estás solo
Bisila Bokoko
Con un libro, nunca estás solo
Bisila Bokoko
Fundadora African Literacy Project
Creando oportunidades
Historias de una ciudadana del mundo
Bisila Bokoko Fundadora African Literacy Project
Bisila Bokoko
De pequeña tenía miedo a hablar en público y soñaba con vivir en Nueva York. Hoy inspira a miles de personas con sus conferencias y lleva 20 años habitando la Gran Manzana. Para Bisila Bokoko no hay obstáculo que le frene, ni sueño que no se proponga alcanzar. “Si crees, creas”, asegura esta filántropa y emprendedora nacida en España con raíces en Guinea Ecuatorial.
Bokoko está considerada una de las mujeres españolas más influyentes en la actividad empresarial en Estados Unidos. Fue Directora Ejecutiva de la Cámara de Comercio España en Nueva York y es, además, una reconocida empresaria. “La educación ha sido la llave de mi libertad”, asegura esta mujer decidida e inquieta que pisó África por primera vez cuando tenía 35 años. Aunque, admite Bokoko, "sabía mucho de mis raíces gracias a los libros y a las historias que me contaban mis abuelos". Uno de sus proyectos más ambiciosos pretende plantar el conocimiento en las zonas más remotas del continente. Es el 'African Literacy Project': una red de bibliotecas en varios países para promover la alfabetización en los pueblos africanos.
Bisila Bokoko defiende el empoderamiento de las personas a través del desarrollo personal. Su trabajo le ha valido multitud de galardones internacionales. En 2019 la ONU la honró con el premio ‘Ciudadana del Mundo’. “Es el reconocimiento que mejor describe quién soy”, sentencia.
Transcripción
“La educación es el gran ecualizador, porque nos da las mismas oportunidades a todos”
Y cambiamos todo el programa que teníamos esos días. Y ya con el séptimo día fuimos a Kokofu, que es un pueblo muy pequeñito cerca de Kumasi, y el «chief» de Kokofu, que es como una especie de rey porque hay una organización diferente. Se ve que alguien había visto el coche pasar y él no había pasado a saludar y entonces lo llamó al móvil y le dijo: «bueno, me han dicho que tú estás en el pueblo y no has venido a saludarme. Esto es una ofensa. Ya estás viniendo a mi palacio». Que tenía un palacio ahí con dos leones de piedra, algo increíble en medio de este lugar. Entonces nosotros llegamos supercuriosos y dijo: «oye, ¿os importa? Porque, lógicamente, es como nuestro rey y no puedo hacerle ese feo». Y entramos y nada. Y él estaba en un consejo de ancianos, todos pues llenos de oro por aquí, con unas telas magníficas, estupendas. Y entonces se puso a hablar con nosotros y me dijo: «tú vas a ser la reina del desarrollo de Kokofu». Y yo lo único que escuché en ese momento fue «reina». O sea, la palabra «queen» fue lo primero que escuché. Y entonces, pues dije: «sí, sí, por supuesto». Y mi marido: «oye, un momento. No sabes lo que te van a pedir todavía. Dices que sí…». Y le digo: «¿has oído la palabra ‘reina’?». O sea «the queen». Entonces bueno, pues ya nos dijo: «bueno, pues vamos a darte una tierra para que tú construyas aquí algo». Y entonces le dije: «pero bueno, pero ¿qué hago por vosotros?». O sea, ahora ya pues pasada mi borrachera de vanidad, ¿ahora dónde vamos, no? Con esto. Entonces me dijo: «mira, te doy tres días y estoy seguro de que vas a saber qué hacer con esta tierra». Y efectivamente. Es que me vino como un clic una mañana y dije: bibliotecas. Es exactamente cómo he conocido África. A través de los libros. Ellos también podrán mirar al mundo a través de estos libros. Entonces se lo conté, le encantó la idea y, nada, nos enseñaron un terreno y le dije: «dame un año para poner todo esto en marcha».
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Y otras personas que ese día participaban, pues todo el mundo lo hizo fenomenal y yo me sentí totalmente que había fallado a mi familia. Y, sobre todo, pues con ese peso que yo tenía ya desde siempre, ¿no? De hacer las cosas bien. Y ya dije: «mira, no voy a hablar». Entonces estudié Derecho y no me presenté a ningún examen oral en toda la carrera. Siempre me lo dejaba para septiembre porque en septiembre era escrito. Luego, en mi trabajo en el IVEX no necesitaba realmente hablar mucho en público porque eran siempre, pues, si venía el presidente de la Generalitat pues hablaba él… Entonces no tuve… Y en la Cámara de Comercio sí que me tocó. Pero, bueno, en realidad era pues contar las cuentas anuales, darles a los socios un poco de información de lo que había pasado ese año. Tenían los consejos de administración cada dos meses y, aun así, lo pasaba fatal cada consejo y dejaba que mi presidente fuera el que hablara. Yo le escribía todos los guiones y le dejaba que hablara. Pero y este miedo… El miedo es un gran maestro. Porque el miedo a veces te muestra caminos insospechados. Y yo escuché a este miedo. Y la verdad es que en la primera ocasión donde tuve que hacer un evento importante que la vida me volvió a poner otra vez fue cuando se hizo Miss Turismo por primera vez en Guinea Ecuatorial. Entonces me llama la ministra y me dice: «mira, Bisila, queremos que hables tú y que presentes este evento porque, aunque los productores son de Londres y todo eso, queremos a una persona autóctona. Tú hablas los dos idiomas, no tenemos a mucha gente así y vienen presidentes también de los países francófonos y también hablas francés. Con lo cual, hemos pensado que eres tú quien debe presentar el Miss Turismo este año».
Y yo digo «bueno, ¿cómo digo que no a esto? Es la primera vez que mi país me pide que haga algo». Que era la primera vez… no podía decir que no. Entonces yo llegué esa noche reventada, me subieron al escenario y me explicaron lo que tenía que hacer. Me dieron el guion y al día siguiente me dijo el productor que me llamaría. Y no me llamó. Entonces a las dos de la tarde me llama la ministra y me dice: «Bisila, ¿por qué no estás ensayando?». Y digo: «Mira, a mí nadie me ha llamado». Entonces ella va al centro y le dicen: «mira, esta chica es imposible, o sea, ni locos la cogemos. O sea, hay que traer a otra persona y que lo haga ella». Y la ministra, nunca he visto a nadie tan enfadado en toda mi vida. Les montó una… brutal y les dijo: «mira, me vais a devolver todo el dinero que he pagado a la organización». Y, además, inmediatamente, estaban las «misses» en el escenario ensayando. Paró todo y dijo: «todo el mundo a los hoteles y os volvéis cada uno a vuestro país. Aunque tenga que poner aviones privados, todo el mundo se va de mi país hoy». Entonces, todos nos quedamos como alucinados. Dice: «O Bisila hace esta presentación o es que no hay presentación. O sea, no vais a venir a mi país a decirme quién tiene que presentar nada», ¿no?. Porque esta organización era extranjera. Bueno, todos como locos pidiéndole perdón a la ministra. Y, en ese momento, aparece el presidente del país. Yo alucinando. Y él dice: «bueno, ¿cómo va todo? Bisila, ¿ya preparada?». Y yo: «sí». Pero no estaba preparada para nada. Y lo pasé fatal. Y yo me encomendé a algo más grande que yo y dije: «bueno, pues a ver cómo salgo de esta». Porque además estaban mis abuelos en el país, mi padre estaba viviendo en el país y todas las televisiones de los 62 países que iban a representar estas «misses».
Y la primera vez que se hacía en África. Estaba todo el mundo mirando, con lo cual no tenía otra. Y no sé realmente de dónde salió esa fuerza. Ya digo que a veces hay que encomendarse a algo más grande porque yo estaba aterrorizada no, lo siguiente. Y, además, de repente la ministra sigue y dice: «mira, he pensado que cambies el guion. No me gusta lo que ha hecho esta gente de Londres y lo cambias todo. Y lo adaptas a lo africano, a lo nuestro. Y, además, en inglés y en español porque me acaban de llamar que viene el presidente del Congo». Venían de Santo Tomé y Príncipe, venían de diferentes… Entonces, «no pressure», ¿sabes? Con lo cual, bueno, pues ese día realmente fue como perder, transcender ese miedo porque la vida me había puesto otra vez en la misma tesitura de tener que representar a mi país en ese momento y no podía fallar. Y además tenía muchos ojos delante, ¿no? Y, a partir de ese día ya, creo que perdí el miedo. Saqué esa fuerza. Respiré. Estaba histérica al principio y pasé una noche sin dormir, pero llegué al escenario y realmente pues el performance fue perfecto. De tal modo que los propios presidentes me empezaron a invitar a sus países a que hiciera lo mismo. Y, a raíz de eso, pues también las Naciones Unidas me pidió que presentara el programa de la UNTA para los Premios de Mujeres Empresarias. Y hasta el día de hoy sigo desde entonces haciendo también como en sí la maestra de ceremonias para los Premios de Mujeres Empresarias de las Naciones Unidas. Y fue eso. Pero creo que fue el miedo… que hay que meterse dentro del miedo. O sea, yo antes lo evitaba, entonces iba evitándolo y no quería meterme en el miedo. Pero el miedo… cuando tú te haces amigo del miedo, le abrazas y te da un mensaje. Porque el mensaje es «no soy suficiente». Ese es el mensaje que el miedo me estaba dando. Que yo tenía un problema de autoestima donde no me sentía suficiente y por lo tanto evitaba eso, ¿no? Pero una vez te metes de lleno en el miedo, el miedo te enseña también tus puntos débiles, pero también te fortalece. Y desde entonces, bueno, pues… he podido… además, lo más fuerte de todo es que ahora vivo de esto, ¿no? Que eso sí que ha sido ya como el no va más para mí.
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Y, realmente, pues fue una experiencia superreveladora. Pero también me di cuenta de que él no solamente era un soñador, sino que lleva el sueño a la acción. Con lo cual, creo que es muy importante eso, ¿no? Es decir, las personas con sueños claro que los cumplen, pero hay una gran diferencia entre quedarse solamente en el sueño… Él lo soñó, lo vio, lo vivió, se puso a estudiar inglés, porque no hablaba ni una palabra de inglés cuando nos conocimos, hizo el esfuerzo de venirse aquí a vivir, entender la cultura, irse a los meetings, aprender todo… Se requirió un esfuerzo. De hecho, fueron dos años. Pero él trabajó constantemente con un nivel de compromiso… Y, lógicamente, pues es una persona que tuvo una gran influencia en mi vida, ¿no? Y, hasta el día de hoy. Es como un hermano para mí. Él ha estado en Kenia, en una de nuestras bibliotecas, hace un par de años. Y es un gran colaborador.
Cómo este amigo tuyo, imaginó lo que quería hacer y después lo llevó a la acción, lo ejecutó. Y le llevó dos años, pero lo ejecutó. Y una de las ideas que mencionas mucho en tus charlas es la diferencia entre imaginar algo y visualizar algo. Y creo que es muy importante, porque todos nos podemos imaginar cosas y soñar cómo me gustaría hacer esto, o me gustaría ser así o me gustaría estar allá. Pero, después, llevar eso a la acción, no todo el mundo lo hace. Y me gustaría que hablaras un poquito más de eso.
Y eso es lo que las personas a veces no saben hacer, ¿no? El tema de visualizar. Y son pequeños pasos. Empezar a sentir cómo me voy a sentir. Yo pienso que, para ser la mejor versión de ti mismo, cuando tú imaginas tu sueño, tienes que ir caminando hacia ese sueño comportándote como si ya fueras esa persona que tiene ese sueño. Te tienes que preguntar, pues «¿esta persona que quiero ser haría lo que estoy haciendo ahora? ¿Inflarse a Netflix y comer palomitas todo el día?» Pues no. Entonces, me lo tengo que quitar de mis hábitos, ¿no? Es decir, es un poco que tú entiendas que, para visualizar algo, debes empezar a pensar: «bueno, si quiero esta casa o quiero vivir en este país, pues me tengo que poner a hablar la lengua de este país», ¿no? Tengo que imaginar qué tipo de casa, cómo me sentiría sintiendo ahí, ¿no? Entonces es un viaje, primero, con la mente, intentando sentir esas… la sensación de alegría que te produciría tener ese sueño primero la tienes que sentir.