“Con esfuerzo y talento no se llega a la meta, se llega a la excelencia”
Joaquín Valdés
“Con esfuerzo y talento no se llega a la meta, se llega a la excelencia”
Joaquín Valdés
Psicólogo deportivo
Creando oportunidades
Psicología para el deporte y la vida
Joaquín Valdés Psicólogo deportivo
Joaquín Valdés
¿Cómo se gestionan las emociones en un vestuario lleno de estrellas del fútbol? ¿Y cómo afronta un jugador un partido complicado, o una lesión grave? Joaquín Valdés, psicólogo de la selección española de fútbol, asegura que la mayor parte de su trabajo se basa en la observación: “Mi labor es un trabajo de equipo con el resto del cuerpo técnico, especialmente con el entrenador”. Para optimizar el rendimiento y la motivación de los jugadores, Valdés prioriza que estos aprendan primero a gestionar la frustración, el fracaso y la derrota: “Perder es algo que va a ocurrir. Cuando llegue, es fundamental ser capaz de extraer un aprendizaje positivo de esa experiencia”. Joaquín Valdés estudió Psicología del deporte y Magisterio. Comenzó su carrera deportiva como judoka profesional alcanzando el grado de séptimo Dan, ha sido entrenador de judo y profesor de esquí, y ha trabajado como psicólogo en otros deportes como el tenis, la natación, el atletismo y el golf, entre otros. Destaca su trabajo en el mundo del fútbol donde empezó como psicólogo en el Real Sporting de Gijón. Desde entonces ha desarrollado su carrera de la mano del entrenador Luis Enrique Martínez, en equipos como la AS Roma, el Real Club Celta de Vigo o el Fútbol Club Barcelona.
Transcripción
Llegó un momento en que hay que pasar a una parte muy, digamos, dolorosa, entre comillas, que es pasar al dique seco cuando el deportista deja de hacer deporte y tiene que, porque llega a una edad en la que físicamente ya no estás para competir. Cuando llega este momento de abandonar, digamos, la parte puramente deportiva pues paso a ser el psicólogo de mis propios compañeros de equipo. Trabajo en ese momento pues con muchos deportes diferentes, con judo, tenis, fútbol, golf, etcétera, y llega un momento en el que, bueno, me hacen la llamada del club de mi ciudad, de Gijón, del Sporting de Gijón, y me contratan para trabajar allí como psicólogo deportivo. Entonces estoy en este equipo, posteriormente tengo la llamada de Luis Enrique. Ahí es mi inicio con Luis Enrique en el año 2008, hasta el momento actual, que pertenezco a su cuerpo técnico, y lo he hecho en equipos como la Roma en Italia, el Celta de Vigo aquí en España, luego el Fútbol Club Barcelona en el primer equipo, y, como os decía, actualmente en la Selección Española. Una pregunta que me han hecho en muchas ocasiones es la de: «¿Qué es lo que hace un psicólogo del deporte?» «¿Qué hace un psicólogo en un banquillo?» «¿Qué hace un psicólogo en un terreno de juego, en una pista de atletismo?» Bueno, pues, ahora lo que voy a intentar a lo largo de los próximos minutos es responderos un poco a estas dudas, a estas preguntas, y para ello, pues, cuando queráis, vosotros mismos podéis iniciar las preguntas. Cuando queráis.
Bien, en el aspecto técnico, ¿qué es la parte técnica? La parte técnica es los conocimientos de ese deporte, las habilidades técnicas que se tienen de ese deporte. En el aspecto táctico, ¿qué es el aspecto táctico? Es, bueno, ¿de qué forma voy a enfrentar este partido? Vamos a jugar con una línea de tres, vamos a jugar con un 4-4-2, vamos a, voy a, en una competición de judo, por ejemplo, voy a pasar el primer minuto controlando los agarres, o sea, de qué forma voy a enfocar esta situación. Y luego la parte mental generalmente es cómo soy yo, cómo es ese deportista psicológicamente. Si ahora os dijese, por ejemplo, Rafa Nadal. Vamos a puntuarlo. Físicamente. ¡Puf!
Pero son algunos, no todos. No tantos como estamos hablando ahora. ¿Eso qué genera también? Bueno, pues una presión añadida, en el que también piensan mucho que «tengo que intentar, en la medida de lo posible, en este momento en el que estoy, conseguir lo máximo posible porque después tengo también que vivir». Los psicólogos, ¿cómo trabajamos en este sentido? Pues en muchas ocasiones es preparándoles para ese pase de la vida deportiva al dique seco, que será otra vida diferente. Hay muchos deportistas profesionales que no les gusta hablar del final de su carrera. Es como si no quisiesen ver eso. Eso es un problema. Si no lo quieres ver, no te estás preparando para ese número de años que todavía te quedan por vivir. Entonces hay que intentar, en la medida de lo posible, trabajar ese tipo de situaciones, primero para que hagan unas buenas inversiones si es necesario, para que se formen en la medida de lo posible para la posibilidad que pueden tener después, que les puede ayudar muchísimo, que es la de, por ejemplo, si has sido deportista de élite, es más fácil que luego, como entrenador, continúes una vida también relacionada con el deporte, con esos conocimientos Pero cuidado también, porque, que hayas sido un gran deportista no quiere decir que vayas a ser un gran entrenador, ni mucho menos.
Imaginaos la cuerda de una guitarra. La voy a afinar. Si está muy floja, ¿suena bien? No. Si la aprieto mucho, ¿qué acaba ocurriendo? Romperá. ¿Tengo que dejarla que ni muy floja ni muy tensa? ¿O tengo que darle la tensión suficiente para que suene bien? Bueno, pues la tensión suficiente para que suene bien. Los deportistas tenemos que vernos a nosotros mismos como una guitarra y voy a afinar ahora mi nivel de tensión, a ver cómo estoy. Los psicólogos tenemos una caja de herramientas y de ellas sacamos, «a ver, ¿qué necesitas, bajar la tensión?» Bueno, tengo esta herramienta. ¿Cuál? La respiración, por ejemplo. Un buen trabajo de respiración me ayuda a poder bajar mi nivel de tensión. «Tengo la tensión demasiado… demasiado baja, y así no me encuentro bien». Voy a sacar otra herramienta. La respiración. «¿Vas a utilizar la misma para lo mismo? ¿Esto cómo es?» Pues sí. Fijaros. Puedo utilizar la misma para lo mismo. Porque, ¿qué me ocurre cuando estoy muy tenso? Que respiro de forma entrecortada, ¿no? Pues cuando estoy muy bajo de tensión para aumentar esta tensión lo único que tengo que hacer es respirar como no debo respirar cuando quería antes. Entonces, aumento yo de forma voluntaria, aumento mi frecuencia de respiración, entonces elevo mi nivel de tensión. Y me estoy autorregulando. ¿Lo he solucionado? Quizás no lo he solucionado del todo, pero, ¿he mejorado la situación? La he mejorado.
¿Qué tengo, entonces, de repente? Hombre, la sensación de tener más control sobre esta situación. Cuando tengo más control sobre una situación, ¿qué me genera?
A este equipo que tengo ahora aquí, que tiene una confianza altísima, ¿qué tengo, que motivarle? ¿»Venga, chavales, que sois los mejores, no os preocupéis, que vais a ganar a ese equipo, todo está hecho»? ¿Creéis que es lo que necesita? ¿Qué necesita? Que le meta ansiedad, que le meta miedo al fracaso. Que le diga: «Oye, cuidado, ¿eh?» Cualquiera diría: «Meter ansiedad, miedo a fracasar, antes de un partido, a alguien, eso es malísimo». No, depende del nivel de autoconfianza que se tenga. Esas son las cosas que hay que observar y valorar para, en función de eso, intervenir de una forma o de otra. Este tipo de cosas también se perciben, se captan estando allí. Yo soy un psicólogo del deporte que está en el terreno de juego, en los viajes, en los partidos, en los vestuarios, continuamente trabajando en nuestro despacho. Nuestra forma de trabajar, por ejemplo, del cuerpo técnico de Luis Enrique, es una forma de trabajar muy de equipo, porque la idea de nuestro líder en ese caso es que la mayoría de las cosas se discutan, se pongan en contexto y se hablen entre todos, de tal forma que cada situación requerirá de una intervención en función de dar la opinión, a nivel técnico-táctico, el segundo entrenador, a nivel físico de esa situación el preparador físico, y a nivel psicológico lo que corresponda por mi parte.
Y con toda esa información recibida el entrenador luego toma sus decisiones pues en función de todas esas cosas, haciendo caso, no haciendo caso, o como corresponda. Porque, por otra parte, creeréis que el trabajo de un entrenador o de un futbolista, bueno, la del entrenador, por lo menos, que empieza cuando salen los jugadores al campo y acaba cuando acaban de entrenar. Esa es, digamos, la menor parte casi de tiempo de trabajo. Hay muchísimo trabajo de despacho, mañana y tarde, en que está continuamente analizando cuestiones, preparando charlas, viendo futbolistas, viendo al equipo contrario, etcétera. Más preguntas.
Y este tipo de procesos se hubiesen solucionado si antes de llegar a ese punto hubiese habido algún tipo de frustración diferente. ¿Qué quiere decir esto? ¿Que hay que frustrar a la gente para que les vaya bien? Tampoco es esto, ¿no? Pero lo que sí está claro es que la frustración… Perdón, la frustración, el fallo, el error, o el perder, siempre lo enfocamos de una manera totalmente negativa. Y no, no es así. ¿Quiere decir esto que tenemos que perder, o tenemos que querer perder? En absoluto. Lo que quiere decir es que perder es algo que va a llegar. Cuando llegue, vamos a sacarle partido a esa experiencia. ¿Y cómo la saco? Bueno, pues, como un obstáculo que tengo que superar, sacando qué cosas positivas, o qué aspectos puedo mejorar, para intentar llevarlos y hacerlo siempre como un reto añadido. Claro, si no hago este tipo de enfoque, lo que ocurrirá es que me frustraré y cada vez será más difícil, y lo que acaba ocurriendo es el abandono. Y esto ocurre mucho en el deporte. «Si no gano, lo dejo». Estamos hablando de deporte y hablamos en cualquier situación de nuestras vidas. No, yo diría que es prácticamente imposible que nos salgan bien todas las cosas. Entonces, ¿qué tenemos que procurar? Aprender de lo que nos sale mal y por otro lado ese entrenamiento de imaginación que os decía, es muy importante anticipar las dificultades que podré tener para intentar trabajarlas y ver de qué forma las voy a enfrentar. Ocurre en muchas ocasiones, cuando hay un error, cuando has perdido, cuando te has lesionado, etcétera, que a veces pensamos, acabas de perder una gran final, o un jugador que acaba de fallar un penalti importantísimo, y la sensación, como que esa persona se frustra, y cómo le ayudamos, también, como psicólogo, ¿no? ¿Cómo ayudo yo a esa persona? Parece que alguien tiene que decir: «Vete y dile algo».
Mirad, hay una cosa que yo llamo el proceso de duelo. Todos tenemos que tener un proceso de duelo cuando nos enfrentamos a algo que no nos ha salido bien, y que hay una fase de impacto emocional inicial que hay que dejarle que la pase. Tenemos que dejar que pase. Tenemos que dejar ese tiempo. No es el momento de llegar, muchas veces, intentando ayudar, acaba de romperse el cruzado anterior y hay una fase de impacto que empiezas a pensar: «Ahora se me ha destrozado toda la temporada, ¿qué voy a hacer?» Y llega un compañero: «Venga, hombre, ánimo, no pasa nada». ¿Cómo que no pasa nada? Mira lo que acaba de pasar. “En el ánimo de cómo ayudo”. No, pues hay que dejar ese pequeño proceso de duelo, ese pequeño momento de frustración, para que asimilemos qué está ocurriendo, para que nos regocijemos en nuestra propia miseria en ese momento, porque llegará un punto en el que cortaremos y a partir de ahí avanzaremos hacia adelante. ¿Qué ha pasado? Nuestra motivación está por los suelos. Y tenemos que recuperar esa motivación. La motivación se consigue a base de objetivos. En esa caja de herramientas, ese planteamiento de objetivos que necesito para aumentar mi motivación. Entonces, en el momento en que me ocurre algo así, si el objetivo que perseguía y me motivaba ya no existe, ¿qué necesito? Buscar otro motivo. Para volver otra vez a motivarme. ¿Y cuál es el motivo, la motivación siguiente? Pues la de recuperarme de la mejor forma posible para volver a jugar. La de volver a entrenar para, en la próxima competición, estar en las mejores condiciones posibles. Cuanto antes sustituyamos el objetivo anterior por el siguiente, antes nos vamos a recuperar de esas frustraciones.
Y ahí es donde podemos intervenir. Pues rápidamente buscando ese nuevo objetivo que me haga motivarme de nuevo. Está claro que el motivo que busque, el objetivo que me encuentre, no va a ser tan atractivo a lo mejor como el que tenía antes. Pero, dadas las circunstancias que tengo en ese momento, es el mejor al que puedo acceder. Y es el que tengo que intentar. Los psicólogos lo que hacemos es ayudar a buscar ese nuevo objetivo, que realmente ese objetivo no sea un objetivo que te lleve a la frustración, porque sea imposible. Porque yo, para motivarme en este momento, yo puedo decir: «¿Sabes lo que voy a hacer? Quiero ir a la próxima Olimpiada a competir en judo. Ya lo he pensado. Estoy pletórico, ¿no? Estoy que… ¡Qué objetivo!» Claro… Para poder ir a la próxima Olimpiada, tengo que quedar como mínimo campeón de España. Tengo que puntuar en campeonatos internacionales. Para poder quedar campeón de España, tengo que quedar campeón de Asturias. Para ello tengo que quedar campeón de mi gimnasio. Y para ello tengo que ir al gimnasio. Por lo menos. Claro, entonces, este objetivo que estaba planteando ¿es muy motivante?, sí, ¿es realista?, no. No es en absoluto realista. Lo primero que tengo que hacer es que el objetivo sea realista. Ya empezaría por la edad. ¿Adónde vas? ¿No? En cualquier caso, entonces, o sea, ahí es donde nosotros orientamos para que ese objetivo que persigues, me dicen: «Me acabo de romper el cruzado.» Pasa el tiempo de duelo, y lo siguiente es: «Dicen que en seis meses puedo empezar a jugar, yo voy a conseguirlo en tres». A lo mejor hay que decir: «No es realista, porque, aunque tú quieras hacerlo en tres, hay unos procesos de cicatrización, procesos que no puedes adelantar».
Hay que conseguir… ¿Por qué? Porque, como persigas un objetivo que no sea realista, vas a volver otra vez a frustrarte, y vas a volver a recaer. Entonces, hay que ayudarles a buscar ese tipo de situación, ese tipo de objetivo, de forma adecuada.
Como entrenador de judo recuerdo siempre algo que me ocurría con cierta frecuencia, de tener chicos judokas muy talentosos, con diez años, con once años, con doce, de estos que, con un cuarto de hora que entrenasen, podían llegar a una competición, ganar sin ningún tipo de problema, prácticamente sin entrenar. Pero ¿qué ocurría?, muchos de ellos, cuando llegaban a los 14, 15 años, ese cambio en el que los que vienen entrenando siguen mejorando y el que tiene solo el talento mantiene el talento, pero llega un momento que el talento no da. No da suficiente para poder conseguir lo que se persigue. Entonces, el talento creo que es muy importante, pero si no va acompañado de una buena motivación, si no va acompañado de unos valores adecuados, creo que no sirve para gran cosa. Porque te puedes quedar con mucho talento pero en la mediocridad total. Hay veces que con esfuerzo se puede llegar a una meta. Hay veces que con talento se puede llegar a la meta a medias. Pero con talento y con esfuerzo no llegas a la meta, llegas a la excelencia. Entonces, la idea es la de que, efectivamente, bueno, pues se puede intervenir en este tipo de cosas pues a base de mucho reforzamiento, a base de mucha motivación, y a base de que esa persona quiera también llegar a ese destino.
Cuando tienes que hacer una toma de decisiones, pues un deportista tiene, un futbolista, tiene que hacer, por ejemplo, decidir a quién le va a pasar el balón, y tiene que hacerlo a veces en una décima de segundo, hacer este tipo de movimiento. Cuando tengo un campo muy amplio externo a mí, en el que tengo que mirar, para ver si tengo un compañero en la otra esquina que está, que está sin marca, o tengo a alguien aquí cercano, tengo que tener diferentes variables, diferentes posibilidades a mi alrededor, para decidir dónde voy a enviar ese balón. En ese momento, la toma de decisiones, cuando se acerca un contrario, se ralentiza. Cada vez pienso más lento, ¿no? En la medida en que yo entreno ese tipo de situaciones, cada vez consigo hacer una toma de decisiones más rápida. Para eso tengo que trabajar procesos como la atención. Porque la atención es otra variable, de las que os comentaba, que también requiere, digamos, de control, porque puede haber una atención demasiado, digamos, tensa, demasiado excesiva, en la que veo casi de forma tubular porque estoy muy activado, o una atención en la que pasa una mariposa y me puede despistar. Tengo que buscar qué estímulos tengo que atender en cada momento para hacer una buena ejecución. Habéis visto siempre, no sé, a Iniesta, a Messi, jugadores que, de repente, están rodeados de cinco contrarios y piensas: «De ahí no se puede salir». Y ves que consigue salir. Consigue salir de alrededor de un montón de contrarios.
Bueno, ¿qué ha pasado? Ha tenido una toma de decisiones de esas que yo siempre digo que es como si tuviesen una visión «Matrix». De la película «Matrix», ¿os acordáis? Que viene una bala y se echa hacia atrás, y todo va mucho más despacio. Es como si tuviesen la capacidad de tomar decisiones ralentizando todo lo que tienen alrededor. Eso no es algo que nazcas con ello, es algo que, a base de trabajo, a base de entrenamiento, y también con un talento especial para esas cosas, consigues un rendimiento de ese calibre, digamos.
“Todo se acaba y todo cambia: estemos preparados para ello”
Previamente a trabajar también el entrenamiento en imaginación, tengo que hacer también otra técnica, de esas que tengo yo en la maleta de herramientas, que es el planteamiento de objetivos. Tengo que aprender a plantearme objetivos. En este sentido tengo que buscar una conducta objetivo, que se llama.¿Qué persigo el próximo…? ¿De qué juegas?
Entonces, lo que hago es: bajo mi nivel de activación, mi respiración, y hacemos lo que llamamos series, ¿no? Series de repetición, en la que, por ejemplo, primera serie, durante unos treinta segundos lo que hago es visualizar de forma repetida en mi cabeza cómo recibo el balón, lo que hago es girarme, irme de la contrincante, llego a puerta y meto gol. Vuelvo otra vez, me vuelve el balón, giro, tal, etcétera. Repitiendo esto, una serie, dos series, así. Tengo que, antes de empezar todo esto, imaginarme, tener claro, antes de empezar, en qué zona del campo lo voy a hacer. Qué olor hay en el ambiente. Qué hora del día es. Hace frío, hace calor, está muy alto el césped. Cuantas más cosas introduzca en esa imaginación, más real va a ser esa estructura que me voy a poner en la cabeza. ¿Quiere decir esto que voy a llegar el domingo y va a ocurrir justamente esto? ¿Qué opináis? ¿Entonces, de qué sirve? ¿Perdón?
Es entrenamiento en imaginación. Cuando llegue a la carrera, ¿realmente va a ocurrir eso, exactamente? ¿Va a poder a lo mejor pisar a fondo? A lo mejor tiene delante otro coche que no le deja, otro que le adelanta, no va a poder. Pero sin embargo va a llegar a la línea de salida pensando: «Lo tengo todo controlado, estoy fuerte, sé cómo me encuentro», etcétera. ¿Qué estoy consiguiendo? Aumentar mi nivel de autoconfianza. Hablo de deportistas, y quién no, como profesor, como… En cualquier profesión en la que tengamos, al final la autoconfianza es lo que necesitamos también para levantarnos a veces por la mañana, en cualquier sitio, ¿no? La motivación de la que estamos hablando es también necesaria en cualquier ámbito en el que nos movamos. A ver, por ejemplo, ¿cuál es tu profesión?
Esto puede parecer una tontería, pero esto implica que por una pequeña… una pequeña situación de comunicación, pues lo que está ocurriendo es que no está algún jugador del todo atento a lo que está diciendo. ¿Qué quiere decir esto? El primer punto que tiene que conseguir un entrenador es captar la atención. Entonces, tiene que ser cuanto mejor y más formado sea en habilidades de comunicación, que es la herramienta casi tan importante, o más, que la del propio conocimiento técnico, la trabajen de forma adecuada. Para poder lanzar esos mensajes que activen o desactiven, para que generen miedo al fracaso o generen motivación, en función, un poco, de lo que les trasmitan. Las… entrevistas que hacen a los jugadores siempre, sus contestaciones, van a depender de la charla que han oído del entrenador. En realidad, o sea, las contestaciones son cosas que ha dicho el entrenador en la charla anterior. Siempre. Entonces, si quieres ser un elemento de trasmisión, tienes que tener muy claro lo que vas a trasmitir porque eso va a ser, digamos, los apoyos o los conceptos que ellos van a utilizar luego, cuando salgan de allí, para hablar con los medios. Tu colocación, tu tono de voz, tu… O sea, todos los aspectos, tu imagen, son todos aspectos que tienes que tener muy en cuenta cuando estás ante un grupo de este calibre que estamos hablando. Entonces, lidiar con este tipo de situaciones requiere, pues, no solo creer que eres un gran entrenador en cuanto a conocimientos, sino un gran entrenador muy también formado en cuanto a la gestión de personas.
Y sobre todo hacerles partícipes y dándoles la importancia que tienen en ese triángulo, en esa necesidad. En el ámbito de los entrenadores, con muchas charlas también, trabajando acerca de, por un lado, mentalizándoles de que el padre no es el enemigo, porque también es un poco como: «Padres, el enemigo a abatir». No, lo que hay que también es manejar ese tipo de situaciones, darles la información que necesitan, etcétera, y hacerles ver que no tiene por qué ser un enemigo, sino que puede ser un aliado, en todo esto. Entonces, les explicábamos eso, cursos y formación en habilidades de comunicación, en habilidades de autocontrol, vídeos en los que se viesen ellos en situaciones en las que a nadie le gusta ver cuando uno pierde el control, por el tono de voz, por insultos, por formas, etcétera, y todo esto, junto con normas, también, de comportamiento y de formación en cuanto a que está representando también a un club, pues también se influía de esta manera en su comportamiento. Y por último, en el ámbito de la parte de los niños, la intervención se hacía, eran muchos niños, no podía hacer una intervención, digamos, individual, sino que hacía una intervención que llamamos indirecta, a través de los entrenadores y de los adultos que están a su alrededor. Tanto a los entrenadores como a los padres les hacíamos ver que en el momento en el que estás con un niño, antes que un entrenador, antes que un delegado, antes que un directivo, eres un educador.
Y entonces, a través de los entrenadores, por ejemplo, hacíamos, pues, un sistema de puntos, puntos que se llamaban «sportings», con la palabra «sporting», por ejemplo, pues habíamos hecho un decálogo, que era «Sporting» que significaba «salud, seguridad e higiene», la P de «puntualidad», la O de «orden» la T de «tenacidad y esfuerzo», la I de «imagen», la N de «nobleza y dignidad», etcétera, y con cada una de estas palabritas unos comportamientos, unas normas, etcétera, para ir poco a poco inculcándoles por un lado el sentido de pertenencia a ese club, y una serie de valores que tenían que tener cuando representaban a un deporte, a un club, etcétera.
Lo que destacaría, sobre todo… con toda la experiencia que he adquirido a lo largo de estos años, por mi profesión, por las situaciones que he vivido, es que cualquiera de estos aspectos que hemos hablado ahora, de las variables que comentaba antes de motivación, confianza, estrés, atención y nivel de activación, son variables que se pueden dar tanto en el deporte como en cualquiera de las situaciones que podáis estar viviendo vosotros en vuestro día a día. Tanto si estáis estudiando como si estáis trabajando, como en el ámbito de la docencia, cualquier ámbito en el que podamos pensar. Para todas estas situaciones que estamos comentando, también paralelas al deporte, esas herramientas que he comentado también antes podemos aplicarlas y pueden ayudarnos también a conseguir ese, bueno, ese objetivo que perseguimos, porque al final en el deporte se persiguen metas, objetivos, pero en cualquier otra faceta de nuestra vida estamos también continuamente persiguiendo metas y persiguiendo objetivos. Y durante todos estos años, también, una cosa que me ha gustado tener muy en cuenta cada día es el de valorar cada momento que estaba viviendo como un momento importante y de alguna forma no habituarme a creer que eso es lo normal. O sea, yo pienso que haber podido trabajar en un Fútbol Club Barcelona, estar ahora mismo en la selección, etcétera, es algo para lo que también hay que estar preparado, desde el punto de vista de que tiene un fin, seguro. Esto se acaba seguro.
El mayor problema que uno puede tener es el de creer que esto es lo normal, acostumbrarte a ello, no valorarlo de la forma adecuada, y entonces llegar a una gran frustración el día que se acabe, que se acabará. Hay que disfrutar cada momento del que se está viviendo, de lo que estamos haciendo, porque son momentos irrepetibles. Y por último, deciros también cualquier cosa de las que hacemos ahora tiene una repercusión siempre en el futuro. Yo ahora estoy en la Selección y no sé si estoy ahora en la Selección porque antes estuve en el Fútbol Club Barcelona, no sé si estuve en el Fútbol Club Barcelona porque antes estuve en el Celta, no sé si antes porque antes estuve en la Roma, y en otros equipos, no sé si porque antes de eso yo lo que hice fue judo, fue psicología, no sé si porque en un primer momento tuve mi primer auditorio de niños sentados en una colchoneta escuchándome, no sé si fue el día que yo, de forma más o menos estratégica, hice que un médico del equipo del Sporting supiera que yo era psicólogo del deporte poniéndoselo encima de la mesa cuando me iba a mirar un hombro, no sé dónde fue, pero sé que todo tuvo una repercusión y un efecto dominó hasta llegar a estos días. Entonces, el transmitir que todo lo que hacemos ahora tiene una repercusión en el futuro y que debemos también tenerlo en cuenta es un poco, digamos, el aprendizaje que me gustaría trasmitiros.
Muchas gracias.