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¿Cómo nos influye el tiempo?

Mar Gómez

¿Cómo nos influye el tiempo?

Mar Gómez

Meteoróloga doctora en Ciencias Físicas


Creando oportunidades

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Mar Gómez

Existe un viento en la península arábiga capaz de volvernos locos. Y un lago misterioso en la India que alberga cientos de esqueletos. La luna a veces nos vuelve lunáticos y, algunos tiburones, son capaces de predecir huracanes. Nuestro planeta es fascinante. Su naturaleza y su clima son una fuente inagotable de belleza, curiosidad y misterio. Lo sabe bien la meteoróloga y doctora en Ciencias Físicas Mar Gómez.

Su pasión por comprender los secretos de la Tierra y el cosmos comenzó cuando era una niña. Una curiosidad científica que heredó de su madre, matemática de profesión. Pero, según afirma, se doctoró Cum Laude en Físicas gracias a su abuela: “Una mujer que no tuvo la oportunidad de estudiar, pero que siempre me inculcó su tesón y su constancia”, explica con cariño. Mar Gómez aboga por la importancia de las mujeres en la ciencia y defiende la necesidad de que las niñas tengan referentes femeninos en este campo. Excelente comunicadora, compagina su trabajo como meteoróloga en la página web eltiempo.es, con su labor de divulgación científica. Es directora y presentadora del podcast ‘Planeta Oculto’, donde explora los misterios ocultos más profundos de nuestro mundo y el universo. También es autora de dos libros: ‘¿En qué se parecen las gotas de lluvia al pan de hamburguesa: 120 curiosidades científicas relacionadas con la meteorología’ (2021) y ‘Meteorosensibles: cómo el tiempo influye en nuestra salud física y mental’ (2023). Ha colaborado con importantes medios de comunicación nacionales e internacionales, como National Geographic, TVE o la BBC, y participa habitualmente como conferenciante en foros para la concienciación sobre el cambio climático.


Transcripción

00:13
Mar Gómez. Bueno, hola a todos. Soy Mar Gómez. Soy doctora en Ciencias Físicas, experta en meteorología, divulgadora científica y reciente nmmamá y también escritora. La verdad es que desde niña siempre he tenido mucha curiosidad por el mundo que me rodea. Siempre me he preguntado el porqué de las cosas y bueno, hoy quiero intentar descubrir con vosotros algunos de los aspectos más fascinantes de nuestro planeta Tierra. Yo recuerdo que cuando era niña me sentaba en el balcón de mi casa y me sentaba a observar las tormentas, y en ese momento yo recuerdo que con tan solo cinco o seis años ya me preguntaba cómo se formaban las nubes, cómo se formaban los rayos, los truenos, los relámpagos y recuerdo que me interesaban ya esos temas medioambientales y se hablaba ya de la grave situación que tenemos hoy en día en nuestro planeta, hace más de 30 años de esto. Así que bueno, pues yo decidí estudiar Ciencias Físicas, una carrera para mí, la verdad, muy retadora porque quería conocer las respuestas a muchísimas de esas preguntas. Muchas de esas respuestas las conseguí mientras estudiaba la carrera, pero otras todavía sigo buscándolas hoy en día. Tengo la suerte de ahora mismo dedicarme a la meteorología. Trabajo en la página líder en meteorología en España, Eltiempo.es, y a lo largo de mi carrera profesional encontré mi verdadera vocación, que es la de comunicar, no solo informar del tiempo, sino también de los fenómenos meteorológicos, de la ciencia en general e intento también descubrir un poquito más allá, ir al cosmos, al universo, y preguntarme, pues, por ejemplo, si hay vida ahí fuera. Entre otras muchas cosas os he dicho al principio que soy reciente escritora o bueno, intento calificarme así. Y es que publiqué este año un libro que hablaba de la relación de la meteorología con la salud.

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Seguro que a lo mejor muchos de vosotros os habéis sentido en muchos momentos que el tiempo os afecta, y es que realmente la meteorología tiene muchas de estas curiosidades y yo espero hoy descubrirlas con vosotros. Dentro de mi trabajo también tengo la suerte de poder comunicar en redes sociales y acercarme a un público mucho más joven, algo que hace unos años era realmente complicado. He conectado con personas de todo el mundo, de diferentes culturas, de diferentes nacionalidades, con diferentes intereses y la verdad que esto ha ampliado mucho mi conocimiento y sobre todo el orgullo de poder despertar la ciencia en otras personas, ese interés. Hablando del mundo, también os cuento que yo soy una viajera empedernida, pero una viajera un poco extraña, porque la verdad es que me gustan los climas muy extremos. De ahí también mi profesión. Y bueno, tengo muchos destinos en mi lista, pero uno de ellos que recuerdo con especial cariño, lo visité en el año 2019, es el archipiélago de Svalbard. Está muy cerquita del Polo Norte y es un archipiélago al que yo fui en pleno invierno. También me considero un poco aventurera en este sentido. Llegué allí con temperaturas de -35, -40 grados, 24 horas de oscuridad completa y en un territorio que está dominado por el oso polar, que es una especie también en peligro, precisamente por todo el daño que estamos haciendo ahora a nuestro planeta. Me quedan muchísimos destinos por descubrir. Uno de ellos está en mi lista, es Oimiakón, el lugar habitado más frío de nuestro planeta, donde se alcanzan temperaturas de hasta 70 grados bajo cero y donde los colegios solo cierran cuando hay unos tímidos 50 grados bajo cero, algo impensable, por ejemplo, en España.

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Otro de los destinos que me encantaría visitar sería El Valle de la Muerte en California. Este nombre no es infundado. Allí se han registrado las temperaturas más altas de nuestra historia con más de 50 grados, o al menos de la historia registrada. Y bueno, también me encantaría ir a la Antártida, a los valles secos de McMurdo, donde no llueve desde hace dos millones de años. Es el sitio más seco del planeta. Pero bueno, yo hoy no quiero viajar de esta forma, sino que yo quiero viajar con vosotros a un viaje a través del conocimiento para poder descubrir todos los fenómenos que hay en nuestro planeta. Me vais a permitir una cosa y es deciros que me hace especial ilusión estar aquí hoy con vosotros. Me siento muy orgullosa de ello y creo que muy pocas veces nos decimos lo orgullosos que estamos de nosotros mismos, de los logros que conseguimos en la vida. Y gracias a mi carrera profesional he tenido algunos logros de los que está bien decir que estoy orgullosa de ellos. Así que podemos empezar cuando queráis con las preguntas y muchísimas gracias.

04:46
Andrea. Hola, Mar, soy Andrea. Soy seguidora de tus redes y de tu podcast en concreto. En él has hablado alguna vez de un tema que me interesa mucho, que es el Triángulo de las Bermudas espacial. ¿Nos puedes contar algo sobre ello?

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Mar Gómez. Sí, la verdad es que yo creo que todos conocemos o hemos oído alguna vez hablar del Triángulo de las Bermudas aquí en la Tierra. Es una región que está situada en el Océano Atlántico, entre las islas de las Antillas Mayores, las Bermudas y Estados Unidos, y es una región que se hizo muy famosa por la desaparición de barcos y aviones en extrañas circunstancias. Aquí ha habido teorías de todo tipo: teorías conspiranoicas, teorías paranormales. Pero bueno, yo me quedo con las teorías científicas, que nos dicen que en esta zona hay corrientes marítimas y oceánicas que pueden afectar al rumbo de los barcos o de los aviones. Es verdad que además es una región donde suelen llegar muchos huracanes y tormentas tropicales, así que ahí tendríamos la explicación. Pero me preguntabas por un Triángulo de las Bermudas que no es el de la Tierra, sino que es uno que tenemos ahí arriba, que es el Triángulo de las Bermudas del espacio. Este Triángulo de las Bermudas del espacio lo tenemos que buscar a cientos de kilómetros sobre nuestras cabezas. Es técnicamente llamado Anomalía del Atlántico Sur, y realmente es una anomalía del campo magnético de la Tierra. Está en la región situada entre el Océano Atlántico y Sudamérica y tiene un tamaño precisamente casi como el de América del Sur, o sea, que es algo bastante grande. ¿Qué ocurre aquí? Pues primero tenemos que saber que la Tierra tiene un campo magnético y el campo magnético es como un escudo, nos protege de toda la radiación cósmica, de la radiación del sol, de la radiación del espacio. Pero este campo magnético tiene anomalías. En algunas zonas es más intenso y en otras es más débil. Pues la anomalía del Atlántico Sur, esta región, el Triángulo de las Bermudas espacial, es una anomalía negativa. Es decir, es una debilitación del campo magnético de la Tierra.

06:38

En esta región pasan cosas raras también, no tantas como aquí, en la superficie de la Tierra, en el Triángulo de las Bermudas, pero es cierto que las naves espaciales, los satélites, experimentan ciertos problemas cuando pasan por esta región orbitando, por ejemplo, el telescopio espacial Hubble, que pasa el 15 % de su vida en esta zona del espacio, tiene que apagar cierta instrumentación porque sus sistemas tecnológicos digamos que se vuelven un poco locos. Los satélites también tienen problemas en la tecnología y nos podemos preguntar: ¿las personas, todos los que estamos aquí, tenemos algún problema con el Triángulo de las Bermudas del espacio? ¿Nos afecta? La realidad es que no, nosotros estamos totalmente a salvo de su influencia. Incluso si viajamos en avión, no llegamos a esos cientos de kilómetros donde se encuentra. Los que sí tienen un problema son los astronautas que están en la Estación Espacial Internacional. Ellos han declarado ser testigos de luces, de algunos problemas de salud, destellos que les desconcertaban e incluso también graves problemas en los ordenadores portátiles que ellos llevan para hacer todos sus estudios. La verdad es que de momento no tenemos que preocuparnos, pero con la trayectoria del turismo aeroespacial, pues quién sabe si… yo creo que nosotros no, pero las próximas generaciones, quizás nuestras próximas generaciones se enfrenten cara a cara a ese Triángulo de las Bermudas del espacio.

08:01
Ginés. Hola, Mar. Mi nombre es Ginés y quería preguntarte si tienes alguna otra curiosidad que nos puedas explicar sobre el clima y la meteorología.

¿Cómo nos influye el tiempo? Mar Gómez, meteoróloga y doctora en Ciencias Físicas
08:15
Mar Gómez. La verdad es que yo llegué a esta historia, que es la historia del Lago de los Esqueletos, a través de la meteorología. Es verdad que no es una historia realmente meteorológica o climática, pero creo que es una historia muy curiosa y que realmente os va a apasionar, como me apasionó a mí cuando la descubrí. Para entenderlo, bueno, primero tenemos que saber que hay más de 100 millones de lagos en nuestro planeta, pero sólo hay un lago como este. Es un lago único, frío, hostil. Está a 5000 metros de altitud en las montañas del Himalaya, en la India. Y es un lugar en el que, como su nombre indica, se encontraron una serie de esqueletos humanos, una serie de restos humanos en el lecho del lago. El lago Roopkund fue descubierto en plena Segunda Guerra Mundial por un guardabosques indio cuando recorría la zona. Él llegó al lago y se encontró con cientos de esqueletos humanos en el lecho. Estaban reposando allí. Inicialmente, lo que pensaron es que podrían ser los restos de una fuerza invasora japonesa que hubiera transitado por la región, hubiera tenido algún tipo de accidente y hubieran fallecido. Lógicamente, esto no tenía mucho sentido, porque además los huesos se analizaron por parte del Instituto Antropológico de la India y descubrieron que los huesos eran mucho más antiguos. Inicialmente pensaron que quizás este grupo se vio sorprendido por una tormenta de granizo, y así es como yo llegué a esta historia, a través del granizo y de las tormentas, y que quizás, en medio de la montaña, el granizo había golpeado sus cabezas. Vieron que todas las personas habían fallecido por impactos en el cráneo. La cosa se quedó ahí y al cabo de unos años se volvieron a analizar esos huesos. Cuál fue la sorpresa cuando vieron que los huesos tenían tres orígenes diferentes de personas que procedían de la India, del sudeste asiático y del Mediterráneo oriental. Pero es que, además, esos huesos estaban separados por siglos de diferencia.

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Correspondían al siglo II, al siglo X y al siglo XVIII, es decir, ¿qué hacían personas de diferentes puntos de nuestro planeta en ese lugar, con diferentes siglos de diferencia y todas muertas a causa de la misma consecuencia: impactos en el cráneo? Inicialmente podríamos pensar que la gente que procedía o que tenía un origen de la India o del sudeste asiático podría parecer bastante lógico que estuvieran por la zona, quizás en una ruta de peregrinación, pero ¿qué hacía gente del Mediterráneo oriental en ese momento en esta región remota del Himalaya? Pues la verdad es que todavía no hemos podido contestar a esta pregunta. Es verdad que yo llegué a la historia a través del granizo, porque no es para nada extraño que una tormenta de granizo pueda acabar con la vida de personas, ocurrió precisamente en la India en 1888, murieron más de 240 personas por impacto de granizo, pero en este caso parece ser que esto no ha sido así. Se habló también de una hipótesis de que fuera una zona de destierro, pero igualmente, ¿no habría una zona de destierro más cercana para la gente del Mediterráneo oriental? La verdad es que no conocemos la respuesta todavía hoy en día, y a mí siempre me gusta decir que, en el lago Roopkund, el misterio de los muertos todavía sigue muy vivo.

11:30
Kevin. Hola, Mar, soy Kevin. Los meteorólogos están muy concienciados sobre el medio ambiente y me gustaría preguntarte a ti qué tema en particular te preocupa sobre el clima.

11:41
Mar Gómez. La verdad es que ahora mismo tenemos un tema de preocupación global y es la mayor amenaza medioambiental a la que se enfrenta nuestra sociedad, que es el cambio climático. Hay muchos efectos que ya los estamos sintiendo. A mí me gusta siempre recalcar que el cambio climático no es algo del futuro, es algo que estamos viviendo ya ahora, porque esos efectos los estamos sintiendo, esas consecuencias las estamos viviendo ya hoy en día y algunas de estas consecuencias no os van a sorprender. El aumento de la temperatura de nuestro planeta a nivel global está provocando el deshielo de los casquetes polares, que son nuestros refrigeradores del clima del planeta. El retroceso de los glaciares está haciendo que las olas de calor sean más intensas, más severas, más largas, está provocando migraciones climáticas. España es uno de los países más afectados por el calentamiento global. De hecho, tenemos olas de calor más largas, más severas, nuestro verano comienza cinco semanas más que cuando yo era pequeña, en los años 80, y tenemos cada vez más noches tropicales, noches en las que la temperatura no baja de los 20 grados. Estos efectos yo creo que son conocidos prácticamente por gran parte de la población, pero hay otro efecto que os quiero contar y que seguro que quizás os sorprende. Y es que ahora mismo se está produciendo la fusión del permafrost. El permafrost es la capa de terreno permanentemente congelada, de ahí su palabra, que tenemos bajo nuestros pies en las regiones más frías del planeta. El permafrost debe permanecer congelado como mínimo dos años, pero tenemos permafrost que data de hace miles de años. Al fundirse, está revelándonos algunos misterios y algunos secretos. Entre otras cosas, estamos viendo animales que ya no conviven con nosotros. Hemos encontrado mamuts, osos de las cavernas, leones de las cavernas. Hemos encontrado hasta nematodos, gusanos congelados del pleistoceno, que, es más, hemos logrado revivir en el laboratorio. Estamos hablando de gusanos prácticamente zombis. Entonces, el permafrost y esa fusión nos está revelando todo esto, pero también nos está revelando antiguos virus y antiguas bacterias.

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Os hablaba al principio de mi viaje a Svalbard. Svalbard es un archipiélago muy remoto, muy cerquita del Polo Norte, donde encontramos permafrost. Y en Svalbard hay una curiosa prohibición desde 1950. Y es que no nos podemos morir. Bueno, a ver, no es que sea un archipiélago de inmortales, realmente nos podemos morir, lo que no podemos es ser enterrados. Si enfermamos, si morimos, nos trasladan al continente, a Noruega. ¿Por qué? Por el permafrost. Los cadáveres no se descomponen en el permafrost. Y primero, puede atraer al oso polar, que es el depredador principal en la zona, y segundo, los virus y las bacterias pueden permanecer en estado latente en esos cuerpos. En 2014, yo leía un titular que decía: «Científicos reviven un virus de hace 30.000 años encontrado en el permafrost». En concreto se referían a tres virus: al Mollivirus, al Pandoravirus y al Pithovirus sibericum, tres virus que habían convivido con los últimos neandertales. En realidad, el titular era un poco sensacionalista, no era del todo así, pero sí que lograron inyectar esos virus en amebas e infectarlas. Los científicos dijeron que no había ningún riesgo importante para el ser humano, pero sí que nos denota la importancia de encontrar estas enfermedades en antiguos cadáveres en el permafrost. Hay otra parte importante, y es que el permafrost también nos ha permitido entender más sobre las enfermedades. La gripe española, una de las enfermedades más graves que hemos tenido. Bueno, pues en 1918, en una comunidad inuit en Alaska, en un pequeño pueblo que se llama Brevig Mission, llegó la gripe española y, de los 82 inuits que había, en pocos días solo quedaron cuatro vivos. Todos fueron enterrados en un cementerio de la región bajo una gigantesca cruz comunal.

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Y bueno, esta historia no sería llamativa si no fuera porque en 1950 un médico sueco que estaba buscando un tema para su doctorado escuchó que la única forma de analizar el virus de la gripe española era encontrar unos cadáveres que estuvieran en el permafrost, exhumar esos cadáveres, extraer el tejido pulmonar donde se encontrara el virus de la gripe española y analizarlo. Así que, ¿qué hizo este médico? Voló hasta Brevig Mission, exhumó uno de esos cadáveres que encontró en ese cementerio y tomó las muestras. Volvió a Iowa, a Estados Unidos, y se puso a analizarlo. Pero vio que la muestra de tejido no era lo suficientemente buena y no pudo avanzar. Tuvieron que pasar 40 años, 40 años, para que este médico, junto con el Instituto de Patología de las Fuerzas Militares de Maryland, en Estados Unidos, volviera a Brevig Mission, volviera a exhumar otro cadáver, esta vez de una mujer obesa, donde la grasa había conservado mucho mejor este tejido pulmonar y donde estaba el virus de la gripe española, para que se lograra secuenciar y entender mejor esta enfermedad de la gripe española. Así que, gracias al permafrost, conocemos cómo se originó también y cómo se desarrolló la gripe española. No obstante, el riesgo existe. Tenemos un ejemplo: en 2016 hubo una potente ola de calor en Siberia y esta ola de calor hizo que se fundiera el permafrost y que un reno quedara expuesto. Este reno había muerto 75 años atrás, infectado por ántrax. El ántrax se transmite por esporas y en este caso sí que provocó el fallecimiento de un niño, la hospitalización de varios vecinos y la muerte de más de 2000 renos por ántrax. Así que hay un pequeño riesgo, en este sentido, pero hay un riesgo mucho mayor que desconocemos. Y es que en el permafrost tenemos billones de toneladas de carbono orgánico, un carbono orgánico que procede de la descomposición de plantas y animales que se ha acumulado ahí durante milenios. Este carbono orgánico, al fundirse el permafrost, se está liberando a la atmósfera y se reorganiza en forma de dióxido de carbono y de metano, que son dos gases muy potentes de efecto invernadero.

17:31

¿Qué está ocurriendo aquí? Un ciclo de retroalimentación. A medida que aumenta la temperatura, se funde el permafrost y, cuando se funde el permafrost, se emiten estos gases a la atmósfera que a su vez aceleran el calentamiento global. Así que la realidad es que la misión la tenemos nosotros. Nosotros somos los que debemos reducir las emisiones, los que tenemos que apostar por una movilidad más sostenible, por cambiar nuestro estilo de vida, ser mucho más responsables, porque incluso algunos efectos que no vemos, que están bajo nuestros pies en zonas remotas del planeta, tienen un efecto directo en nuestra vida diaria. Así que está en nuestra mano poner acciones y decisiones importantes para realmente poder mitigar todos estos efectos que ya estamos sintiendo.

18:16
Mercedes. Hola, Mar, soy Mercedes. En alguna de tus intervenciones hablas de la manipulación del clima. ¿Esto es posible? ¿Se puede manipular la atmósfera?

18:25
Mar Gómez. ¿Se puede manipular el clima? Sí. ¿Se debe manipular el clima? En mi opinión personal, no. Existen muchas técnicas de manipulación del clima. La siembra de nubes quizás es la más famosa. La siembra de nubes consiste básicamente en generar lluvia artificial y no es algo nuevo, no es algo de este siglo. La siembra de nubes se ha utilizado hasta como arma bélica. Si nos remontamos a la Guerra de Vietnam, los estadounidenses utilizaron la siembra de nubes, generar lluvia artificial, para inundar los caminos de la Vietcong y afectar al suministro de los vietnamitas. Aunque de poco les valió, porque realmente perdieron la guerra. Pero la siembra de nubes ahora mismo se hace en diferentes partes del mundo. Se hace en Estados Unidos, en Israel, en Emiratos Árabes, donde lo hacen con drones, incluso en China se está ampliando ese proyecto a un proyecto mucho más ambicioso. En China se sembraron nubes, por ejemplo, en los Juegos Olímpicos de Pekín. Unos días antes, se generó lluvia artificial para garantizar tiempo estable en esa ceremonia inaugural. En el año 2009 también se sembraron nubes para provocar una nevada, pero en este caso se les fue de las manos, lo cual nos indica los riesgos que podrían existir. La siembra de nubes consiste básicamente en generar lluvia artificial, pero ¿cómo? Bueno, cuando tenemos lluvia de forma natural necesitamos que haya una especie de semillitas en la atmósfera. Esas semillitas técnicamente se llaman núcleos de condensación y puede ser polvo o aerosoles que tengamos en suspensión de forma natural en la atmósfera. Si hay suficiente humedad, el vapor de agua se va a pegar a esas semillitas y va a empezar a formar las gotitas que van a componer la nube. Cuando esas gotitas pesan lo suficiente, van a caer por efecto de la gravedad y van a generar la lluvia de forma natural. ¿Qué hacemos cuando no tenemos lluvia? Las sembramos. ¿Cómo sembramos esas nubes? Inyectando con aviones o con drones yoduro de plata en la atmósfera. El yoduro de plata tiene una estructura cristalina muy similar a la del hielo, que también es un núcleo de condensación, y va a ejercer de esa semillita para que el vapor de agua se adhiera, empiece a formar la nube y empiece a generar esa precipitación artificial.

20:27

No obstante, no es la única técnica que existe. También tenemos la posibilidad de romper el granizo y esto es algo que por ejemplo se hace en España. En este caso es algo diferente, porque tenemos unos cañones antigranizo que lo que hacen es que disparan ondas de choque para romper ese granizo y sobre todo se destina a fines agrícolas. Se hace de forma muy local. El problema viene cuando estas técnicas además se hacen a escala global o a escala sin precedentes. En el caso de China, por ejemplo, ahora mismo quiere hacer un proyecto que nunca se ha llevado a cabo, que es sembrar nubes en más de la mitad del territorio chino e inhibir granizo en gran parte del territorio, algo que, como digo, no tiene precedentes y que no sabemos qué consecuencias puede tener, porque hasta la fecha se ha hecho de forma local. Ahora han surgido otras técnicas de manipulación climática con la crisis climática. Para mí esto no es una solución, la solución es poner medios y no estos parches que realmente están generando o pueden generar otros efectos colaterales. Lo veíamos con el efecto mariposa. Un pequeño cambio puede desembocar en unas consecuencias impredecibles, así que no sabemos lo que va a suceder. Con el cambio climático han surgido nuevas técnicas de manipulación climática, como por ejemplo la de simular una erupción volcánica. Cuando tenemos una supererupción volcánica en nuestro planeta, las cenizas y los gases llegan hasta la estratosfera, que es la siguiente capa de la atmósfera a donde estamos nosotros. Ahí se quedan durante bastante tiempo y crean un efecto de bloqueo del sol. Es decir, la temperatura de nuestro planeta tiende a disminuir. En erupciones naturales, como la del Pinatubo, en 1991, la temperatura media global disminuyó medio grado. En la del Tambora, en 1815, vivimos lo que se llamaba el año sin verano, un año de hambrunas, de oscuridad y se produjo al otro lado del mundo, pero en Europa tuvimos graves problemas. Se alteraron los patrones de precipitación, hubo problemas en las cosechas y, como curiosidad, os diré que en ese ambiente tan sombrío incluso se gestó uno de los personajes de la literatura gótica más famosos y de terror: Frankenstein, en ese momento de oscuridad.

¿Cómo nos influye el tiempo? Mar Gómez, meteoróloga y doctora en Ciencias Físicas
22:29

Pero lo que vengo a decir es que esa simulación de una erupción volcánica artificial, la intención es precisamente la de disminuir la temperatura de nuestro planeta. ¿Cómo lo haríamos? Inyectando aerosoles en la estratosfera para que bloqueen la radiación solar, los aerosoles actúan como si fueran espejitos, impiden que llegue la luz del sol a la Tierra y disminuye la temperatura de nuestro planeta. En este sentido, el MIT también tiene un proyecto que se llama el de las burbujas espaciales y que suena un poco a ciencia ficción. Realmente todavía no se ha llevado a cabo, que consiste en instalar en el espacio una gigantesca malla en el punto Lagrange, que es el punto donde se equilibran la atracción gravitacional del Sol y de la Tierra y, en este punto, insertar una especie de esferas que lo que hagan es un comportamiento similar, reflejar la radiación solar para que no llegue a la Tierra. Con esto, como digo, lo que se pretende es disminuir la temperatura del planeta mientras seguimos contaminando, mientras seguimos emitiendo. Entonces, realmente para mí la introducción de la mano del hombre en la atmósfera no es una buena idea. No nos ha dado buenos resultados hasta ahora. Lo que sabemos del cambio climático es que 100 % seguro tiene origen antropogénico, o sea, tiene nuestra marca detrás. A lo largo de la historia del planeta ha habido muchísimos cambios climáticos. Todos han producido a lo largo de miles a millones de años, pero este cambio se está produciendo de forma muy rápida y propiciado por nosotros. Esto no ha tenido buenas consecuencias. ¿Por qué iba a tenerlas el meter diferentes sustancias o diferentes objetos en la atmósfera? Mejor que el ser humano tome otras medidas de acción más importantes a nivel medioambiental que manipular el clima.

24:07
Miriam. Hola, Mar. Me ha llamado la atención lo que has mencionado de las nieblas asesinas. ¿Podrías explicarnos por qué ocurre?

24:14
Mar Gómez. La verdad es que las nieblas no son tan inofensivas como parecen ser, ya no solo porque reduzcan nuestra visibilidad, sino porque existen nieblas que son tóxicas o nieblas asesinas, por así llamarlo, porque nos han dejado varias víctimas a lo largo de nuestra historia. Las nieblas asesinas o las nieblas tóxicas es básicamente esmog, que viene de la palabra inglesa «smoke» y «fog», es decir, humo y niebla, y han protagonizado diferentes momentos de nuestra historia. Uno de ellos, y uno de los más importantes, ocurrió en 1948 en Estados Unidos, en la localidad de Donora. Y además este evento cambió la forma de procesar el tema medioambiental en Estados Unidos. Para entender la historia nos remontamos hasta esta localidad, una localidad muy industrial donde había una importante producción y contaminación, y unos cinco días antes del desfile y la fiesta de Halloween, empezó a formarse una niebla en la región. Aparentemente no les preocupó demasiado, pero esta niebla, el mismo día del desfile de Halloween, impedía ver a las personas al otro lado de la acera. Impedía ver a las personas que estaban festejando esta celebración. La gente empezó a experimentar problemas en su salud ocular, en su salud respiratoria y los teléfonos de esa localidad y las localidades cercanas, los teléfonos de los médicos empezaron a sonar. En tan solo 24 horas murieron 20 personas. 20 personas que murieron a causa de problemas respiratorios, principalmente. Fue el mayor desastre medioambiental de la historia de los Estados Unidos en temas de contaminación del aire. Y ocurrió por tres causas. La primera y más importante, la contaminación de la zona, era una región muy industrial. La segunda, la orografía, estaba localizada entre montañas, en un valle. Y la tercera, la situación meteorológica. Teníamos un potente anticiclón en la región. Los anticiclones son regiones de altas presiones y normalmente lo asociamos a tiempo estable, a un tiempo sin lluvias y sin prácticamente viento.

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Cuando un anticiclón se queda durante muchísimo tiempo en una zona, lo llamamos anticiclón de bloqueo o un anticiclón que se ha quedado estancado. Normalmente, en nuestra atmósfera, la temperatura disminuye con la altura, lo sabemos porque cuando subimos a un avión hace más frío, pero a veces ocurre que en un punto determinado esto cambia y aumenta con la altura. Ahí se genera una inversión térmica que lo que hace es un efecto tapadera que inhibe la dispersión de los contaminantes. Así que, en Donora, lo que ocurrió fue una gran contaminación en una zona que podría ser como una especie de olla y una inversión térmica que impedía que esos contaminantes se dispersaran. No ha sido el caso más grave de la historia. Nos remontamos a 1952 en Londres. Los londinenses estaban más que acostumbrados a la niebla de Londres. De hecho, incluso estaban acostumbrados a la niebla tóxica. La llamaban puré de guisantes por el color verde y amarillento y el olor a azufre que eso emanaba. Pero lo que ocurrió en diciembre de 1952 fue algo histórico. En ese momento, un potente anticiclón se cernía sobre Londres. Además, Londres salía de la Segunda Guerra Mundial y había exportado todo el carbón de buena calidad fuera. Se había quedado con el carbón de peor calidad y más rico en azufre. Además, el invierno estaba siendo muy frío, así que todas las calderas estaban quemando ese carbón y expulsando esa contaminación a la atmósfera. Rápidamente se formó una niebla tóxica tan grave que mató a todo el ganado, la gente caía al Támesis porque directamente no podía ver dónde se encontraba el río y morían ahogados los que no sabían nadar y en las salas de urgencias de los hospitales no se podía ni operar porque la visibilidad era totalmente reducida. Murieron en total 12.000 personas a lo largo del episodio de niebla y en los meses posteriores. Y realmente sentó las bases para un cambio de ley, igual que ocurrió en Estados Unidos en Donora, para mejorar y tener unas leyes de aire limpio. Así que no todas las nieblas son positivas. Y de nuevo tenemos el problema de la contaminación, un problema que ha creado el ser humano. Al final, estas nieblas se han cobrado muchas víctimas por la mala gestión que hemos hecho nosotros de nuestros recursos.

28:24
Isaac. Mar, tengo dos preguntas. ¿Es verdad que los rayos huelen? Y la segunda es: ¿Por qué huele tan bien después de llover?

28:32
Mar Gómez. Efectivamente, después de una tormenta o justo en los momentos antes en que va a llegar la lluvia, seguro que todos hemos olido ese olor que calificamos como «a tierra mojada», que es un olor que yo creo que a prácticamente todos nos encanta. Realmente esto tiene un nombre. Bueno, más bien dos nombres. En 1964, dos geólogos australianos bautizaron a este aroma como petricor, que en griego significa «la esencia que corre por las venas de los dioses». Lo describieron como una fragancia etérea, fresca, evocadora, una fragancia que se producía cuando ciertas plantas exudaban un aceite en ciertos suelos, en unos suelos arcillosos o en ciertas rocas. Estas plantas exudaban este aceite para retardar la germinación, porque en los momentos de sequía no tiene sentido que las plantas prosperen. Pero además de petricor, a este olor le llamamos también geosmina. ¿Por qué? Porque la geosmina es una bacteria que está presente en este olor y que se propaga también por esporas. La bacteria lo que hace es que en condiciones de sequía expone sus esporas y cuando sopla el viento de las lluvias y las tormentas, estas llegan hasta nosotros. Nosotros lo podemos percibir porque somos altamente sensibles a la geosmina. La podemos detectar en cinco partes por billón. Pero no somos los únicos, porque en los desiertos alrededor del mundo, que tienen todo tipo de fauna, entre ellos, por ejemplo, los camellos del desierto de Gobi son capaces de identificar la geosmina y así encontrar el agua. He de decir que, además, la geosmina, como curiosidad, es la base de muchos antibióticos de uso común. Así que al final la geosmina nos aporta muchísimo a nuestra salud, no solo con esos antibióticos, sino que también esos olores creo que nos relajan y nos trasladan a un mundo mucho más natural, ya que el ser humano ha ido perdiendo poco a poco esa conexión. También existe otro tercer olor que no es tan agradable y que se produce en las tormentas, es el olor a ozono. Las descargas eléctricas producen la formación de ozono en las tormentas y dan lugar a un olor mucho más metálico y algo más desagradable. No es para nada casualidad que la palabra ozono en griego signifique «enviar olor». Así que al final tenemos una composición de tres olores cuando tenemos una tormenta: el petricor, la geosmina y ese olor a ozono que a veces lo calificamos como un olor a rayos.

30:54
Tamara. Hola, Mar. Me llamo Tamara y me suena haber leído por ahí que los tiburones pueden predecir los huracanes. ¿Es esto verdad o es más un mito?

31:01
Mar Gómez. La realidad es que los animales no es que puedan predecir el tiempo, pero sí pueden intuir los cambios ambientales inmediatos que hay. Realmente no son meteorólogos, como somos nosotros, pero sí que perciben cambios que se producen en la atmósfera. Al final, como decía antes, vivimos en un océano de aire y todos esos cambios son perceptibles por ciertos animales y ciertos seres vivos aparte de los seres humanos. Los tiburones, en concreto los tiburones de puntas negras, son capaces de identificar los cambios de presión atmosférica porque cuentan con un órgano que no tenemos nosotros: la línea lateral. Esta línea lateral es muy sensible a los cambios de presión que se producen, algo que también les permite identificar dónde hay presas, pero también detecta esos cambios de presión. Cambios de presión muy bruscos que suceden, por ejemplo, cuando llega un huracán. Los huracanes son uno de los fenómenos más potentes, más devastadores que existen, y en su centro tienen una presión muy baja. Así que cuando estas tormentas tropicales o estos huracanes se aproximan, estos tiburones de puntas negras perciben este cambio de presión y descienden a las profundidades. Y se dice que algunos animales imitan su comportamiento y les siguen. No son los únicos animales que detectan cambios ambientales. Por ejemplo, con el calor, los grillos nos pueden decir cuál es la temperatura ambiental que tenemos. Los grillos no tienen la capacidad de sudar, como tenemos los seres humanos, entonces no pueden autorregularse más que con el batir de sus alas. Es lo que conocemos como grillar o el canto, el cri cri que escuchamos de los grillos en esas tardes de verano. Y es posible determinar la temperatura ambiental a partir de ese batir de sus alas. Existe hasta una fórmula matemática. La fórmula más sencillita y simplificada, que os daré ahora para que no sea muy compleja, que podemos contar el número de cantos de esos grillos en ocho segundos y sumarle cinco y nos va a dar con bastante precisión la temperatura ambiente que tenemos. Eso sí, la única pega que tiene esta ecuación o esta fórmula es que solo nos va a funcionar para temperaturas entre cinco y 30 grados, pero puede ser un buen entretenimiento para esas tardes de verano en las que hace calor y bueno, decidimos determinar qué temperatura tenemos en el exterior y no contamos con un termómetro.

33:10
Lucía. Hola, Mar. A mí me gustaría que nos explicaras por qué el arcoíris tiene siete colores.

33:16
Mar Gómez. El arcoíris en realidad no tiene siete colores, en realidad tiene una amplia gama entre ellos, pero es normal que pensemos que tiene siete colores porque siempre nos lo han explicado así. Hay que remontarse a la época de Newton. Newton descubrió que, cuando la luz blanca atraviesa un prisma blanco, se descompone en los colores del arcoíris. En la época de Newton, el número siete era un número con una fuerte superstición y misticismo asociado. Había siete días de la semana, siete notas musicales, siete metales de la alquimia, el cristianismo decía que el universo se había creado en siete días, así que a Newton le pareció muy lógico asignar el número siete a los colores del arcoíris. En realidad, son infinitos. Los arcoíris son uno de los fenómenos naturales más maravillosos que podemos observar en la atmósfera, pero esconden también muchos misterios y curiosidades. Uno de ellos es que no podemos ver un arcoíris nunca a medio día, siempre tenemos que tener la luz del sol a nuestra espalda y los arcoíris en realidad no son arcos, lo que ocurre es que vemos esta forma porque nuestra visión es interceptada por el horizonte, pero si subimos a una determinada altitud, o incluso desde un avión, o a un mirador o un rascacielos, podemos ver la verdadera forma de los arcoíris. Y es que en realidad no son arcos, son círculos completos. Los arcoíris se forman normalmente en días… y digo normalmente porque ahora os lo voy a explicar, en días de lluvia, después de un chaparrón, cuando tenemos el sol a nuestra espalda y esas gotitas quedan suspendidas en la atmósfera, la luz entra dentro de esas gotitas y se producen dos fenómenos que en óptica llamamos refracción y reflexión. La refracción es el cambio de dirección que experimenta un haz de luz cuando incide, en este caso, en la gotita. Si imaginamos la gotita así, lo que ocurre es que la luz entra, se refracta, llega hasta la cara posterior, en ese momento se refleja y, cuando vuelve a salir, se vuelve a refractar. Y esto hace que se disperse esa luz en esos colores del arcoíris como Newton demostró con ese prisma blanco.

35:14

Digo que se producen casi siempre en condiciones de lluvia porque tenemos otros arcoíris que se llaman los arcoíris de fuego. Los arcoíris de fuego se llaman así porque cuando los vemos en el cielo recuerdan a una llama incandescente, aunque tienen todos los colores de los arcoíris propiamente dichos. Se forman en días de tiempo estable, soleados, en nubes de tipo cirros. Las nubes de tipo cirros las vamos a identificar en el cielo de forma muy fácil, porque son nubes deshilachadas, como si fuera la cola de un caballo, y aparecen en días de tiempo soleado. Estas nubes están compuestas por cristalitos de hielo hexagonales y lo que hace la luz cuando entra en esos cristales es, de nuevo, refractarse y dar lugar a ese espectro de colores que componen el arcoíris. Pero, es más, tenemos otro tipo de arcoíris, que son los arcoíris blancos o los arcoíris albinos, que pueden ocurrir de dos formas: una de ellas es que sucedan cuando tenemos una noche de luna llena. Como la luz de la luna llena no es tan intensa como la del sol, realmente no vamos a poder ver los colores del arcoíris, vamos a ver únicamente el color blanco. También puede suceder que aparezcan con la niebla. Las gotitas de niebla son 100 veces más pequeñas que una gota de lluvia. Entonces, lo que ocurre cuando entra esa luz en esas gotitas de niebla es que realmente sí que aparece todo el espectro, pero nuestro ojo no puede verlo. Y ¿qué es lo que ve nuestro ojo? La suma de esos colores, la suma de esos colores, si retrocedemos en ese prisma de Newton, es el color blanco. Así que los arcoíris yo creo que son uno de mis fenómenos favoritos, al menos siempre te alegran el día. Y, como metáfora, siempre está bien decir que cuando pasa la tormenta siempre hay un rayo de luz, un toque de color que siempre nos va a sacar ese lado positivo y ese optimismo.

37:00
Luis. Hola Mar, mi nombre es Luis. He visto que en uno de tus libros tratas mucho lo que son curiosidades científicas relacionadas con la meteorología y en uno de esos capítulos hablas de la relación entre los elefantes y las nubes. ¿Qué hay de cierto en eso?

37:18
Mar Gómez. La verdad es que en mi libro hablo de este tema y de otras curiosidades que creo que pueden despertar el interés por la ciencia de muchas personas. Y es que, seguro que más de uno se ha sorprendido tumbado en el césped en un día de tiempo estable, soleado, observando las nubes que pasan por el cielo. En muchas ocasiones hemos identificado, sobre todo cuando somos pequeños, caras, formas, pareidolias en ellas y a veces habremos visto algún que otro elefante. Pero bueno, la relación la verdad es que es un poquito más compleja que ver formas en el cielo. La realidad es que esas nubes que vemos esponjosas, algodonadas, blanquecinas, en días de tiempo estable en el cielo, parece que pesan muy poco, pero en realidad pesan muchísimo, algo que podemos determinar a partir de la densidad de la nube. Aproximadamente pesan del orden de unas 300 toneladas, pero claro, ¿cuánto son 300 toneladas? Bueno, si pensamos en elefantes, sabemos que un elefante adulto pesa más o menos unas seis toneladas, así que una nube de este tipo pesaría 50 elefantes. Más o menos podemos estimar que esas nubes que vemos en el cielo en un día estable, en un día soleado, en un día en el que hacemos actividades al aire libre, bueno, pues podemos asemejarlo a que estamos imaginando 50 elefantes suspendidos en el cielo. ¿Qué ocurre con las nubes de tormenta? Esas nubes más oscuras, más densas. Esas nubes tienen miles de gotitas de agua en su interior. Por lo tanto, el peso es mucho mayor. Es muy difícil determinar cuánto pesa una nube de tormenta, pero os puedo asegurar que, como mínimo, pesa miles de elefantes. Así que, aparentemente suspendidas en el cielo, esconden mucho más de lo que podemos ver a simple vista. Y es que, como os he dicho antes, nuestra atmósfera pesa. Y ahora también os digo que las nubes pesan y pesan mucho.

39:05
Juan Carlos. Hola Mar, soy Juan Carlos. Se dice que la lluvia nos entristece, que la luna llena nos afecta, qué sé yo, que el viento sur produce dolor de cabeza. ¿Qué hay de verdad científica en esto?

39:19
Mar Gómez. Pues sí, decía Evangelista Torricelli que vivimos sumergidos en un océano de aire y por lo tanto parece lógico pensar que todos los cambios que se producen aquí, en este océano de aire, puedan afectarnos en mayor o menor medida a nuestra salud física, pero también a nuestra salud mental. Se estima que aproximadamente entre el 30 y el 60 % de la población es meteorosensible, es decir, sensible a los cambios atmosféricos y que experimenta un agravamiento en sus patologías físicas y mentales. Este porcentaje es un poquito mayor en las mujeres y en las personas de edad avanzada. Normalmente las personas más mayores tienen más patologías y es más probable que puedan ver cómo se agravan sus síntomas ante la llegada de un cambio de tiempo. Tenemos diferentes factores atmosféricos que nos pueden influir de una manera u otra. Uno de ellos claramente es la presión atmosférica. Seguro que alguno de vosotros habéis hecho buceo y cuando descendéis a las profundidades sabéis que la presión en el océano aumenta. Parece lógico pensar esto porque tenemos una gran cantidad de masa de agua sobre nuestras cabezas, pero no parece tan lógico pensar que todos los que estamos aquí tenemos ahora mismo muchísimo aire sobre nuestro cuerpo. No os podéis imaginar la cantidad de peso que soportan nuestros cuerpos. Y eso es la presión atmosférica. La presión atmosférica puede variar. Podemos tener presiones más altas o presiones más bajas. Podemos tener borrascas, que suelen traer tiempo más inestable, más revuelto, con lluvias o anticiclones, con un tiempo más estable, más soleado, aunque a veces también con índices de contaminación muy elevados. Los cambios de presión atmosférica nos pueden afectar de muchas maneras. En primer lugar, personas que padezcan migrañas. Las migrañas pueden verse agravadas por los cambios de presión. En segundo lugar, personas que tengan enfermedades reumatológicas, por ejemplo, una artrosis o una artritis reumatoide se ve afectada por los cambios de presión. Los reumatólogos dicen cada año que cuando llegan las épocas más inestables aumenta la frecuencia de consultas precisamente por estos problemas.

¿Cómo nos influye el tiempo? Mar Gómez, meteoróloga y doctora en Ciencias Físicas
41:21

No es la única variable que puede afectarnos. El calor es una de las variables que también puede afectar, no solo físicamente, con lo que ya sabemos, la sudoración, la resequedad de la piel, problemas cardiovasculares, sino que también puede afectarnos a nuestra salud mental. Esto es algo que podemos intuir porque nos podemos sentir más apáticos, más desanimados cuando llega el calor. Pero es que el calor también está vinculado con la agresividad. Con esto no quiero decir ni muchísimo menos que cuando aumentan las temperaturas todos nos volvamos más agresivos. Esto no es así, si no el mundo ahora mismo sería una auténtica locura, pero sí que es un factor más que ayuda a que se dispare esa agresividad en personas que ya tengan una predisposición a ella. Pongo un ejemplo de un estudio que hizo la Comunidad de Madrid en el año 2016 con las olas de calor y analizó cómo impactaba el calor extremo con los feminicidios en la Comunidad de Madrid. Y lo que vio fue sorprendente. Y es que vio que las olas de calor tenían una relación directa con el aumento de los feminicidios, en concreto, por cada grado que aumentaba la temperatura por encima de 34 grados, se incrementaba el riesgo de feminicidios en un 28 %, que es una auténtica barbaridad. El calor también está demostrado que puede afectar a las tasas de criminalidad. Existen diferentes estudios a lo largo del mundo que nos dicen que estas tasas se incrementan. De hecho, tenemos leyes térmicas que vinculan esa criminalidad, esa agresividad, con las diferentes estaciones del año. No solo el calor, me preguntabas por el viento. Hay una expresión muy típica que siempre utilizamos, que es: «Le ha dado una ventolera», para hacer alusión a un grado de locura que puede tener una determinada persona de forma transitoria. Pues bien, es que existen vientos, de hecho, se llaman los vientos de las brujas o los vientos de la locura, que pueden hacer que nuestro estado, no solo físico, sino mental, se encuentre algo más alterado.

43:13

Estos vientos no son unos vientos cualquiera, tienen que tener unas características determinadas, cálidos, resecos, racheados, que se formen en áreas desérticas o en zonas de montaña bajo un efecto que en meteorología se llama efecto Foehn. El efecto Foehn, rápidamente, para que lo entendamos, es un efecto que se produce en las cordilleras montañosas. Cuando tenemos una masa de aire, esta masa de aire llega hasta la cordillera de la montaña, si tiene suficiente humedad y empieza a ascender, el vapor de agua condensa y genera lluvia. Cuando llega al tope de la montaña, empieza a descender por el otro lado y lo hace con un contenido de humedad más bajo, con una temperatura muy extrema y con una carga eléctrica del aire muy concreta, lo que llamamos ionización positiva. Todos los que estamos aquí ahora mismo estamos rodeados de átomos. ¿No? Lo sabemos. De átomos y moléculas. No nos damos cuenta de que están ahí. Los átomos en general, en la naturaleza, tienen un equilibrio. Son eléctricamente neutros, pero a veces pierden o ganan electrones, porque son muy ligeros, y se convierten en iones positivos o negativos. Los iones positivos que tienen este tipo de vientos están vinculados con un estado de ánimo más apático, más bajo, estamos más desanimados cuando los tenemos y además físicamente también nos puede afectar. En el caso de los iones negativos nos encontramos mejor y suelen producirse, por ejemplo, de forma natural, en las cascadas, en los ríos, en las playas, con el oleaje, en las montañas. No es para nada extraño que cuando vamos a estos sitios nos encontramos más relajados y más a gusto. Es porque hay un exceso de iones negativos. Bueno, pues cuando yo empecé a investigar toda la temática relacionada con los vientos, me encontré con un libro maravilloso de un autor que había experimentado en sus propias carnes la sintomatología de los vientos provocados por el efecto Foehn. Este autor se había mudado a Ginebra, y en Ginebra hay un potente efecto Foehn que sopla en las montañas, en los Alpes, que incluso el servicio meteorológico de allí lo monitoriza cada diez minutos para informar a la población, de ahí la importancia que tiene. Y empezó a experimentar cefaleas, insomnio, dolores de cabeza, pero además también problemas en su salud mental.

45:18

No podía descansar, tenía ansiedad, depresión e incluso él dice que se le pasaron ideas de suicidio por la cabeza. Así que este autor, que se llamaba Fred Soyka, se puso a investigar y contactó con un médico que había al otro lado… bueno, no del mundo, pero un poquito más lejos, en Israel, y este médico le dijo que él estaba investigando un tipo de viento similar al que le provocaba estos problemas, el jamsin. El jamsin es un viento que sopla en la península arábiga y es un viento con estas características, con esa ionización positiva. De hecho, en la antigüedad, en esa zona se consideraba un atenuante bajo ciertos delitos menores cuando soplaba, porque precisamente la gente pensaba que alteraba la mente de la población y él le dijo que precisamente estos vientos tenían una influencia en la producción de serotonina, que es un neurotransmisor que, entre otras muchas cosas, regula nuestro estado de ánimo y también en el funcionamiento de la glándula tiroides. Así que estos vientos sí que nos pueden afectar, no a todo el mundo, depende de si somos o no meteorosensibles, pero son unos vientos que pueden provocarnos esta sintomatología. Hablábamos también de esa influencia de la Luna. Bueno, la luna no nos vuelve lunáticos, aunque suene muy romántico, pero sí que tiene una explicación racional, aunque no científica, al hecho de que digamos que cuando hay luna llena, pues eso, somos un poquito más lunáticos. Y esto radica en que en la antigüedad no teníamos luz artificial. Entonces la gente para socializar aprovechaba esas noches de luna llena para salir, porque aprovechaba esa luz que teníamos de forma natural. ¿Qué ocurría? Que en esas noches en las que salían a socializar había mayor probabilidad de que hubiera más gente en la calle y por lo tanto de que hubiera más conflictos sociales. Y de ahí nos viene el término de: «nos ponemos un poco lunáticos cuando hay luna llena». Así que sí, el tiempo nos afecta en mayor o menor medida, sobre todo a las personas meteorosensibles. Pero bueno, a mí siempre me gusta decir que, aunque haya una tormenta afuera, al final está dentro de nosotros la capacidad para afrontarla.

47:14
Edelmira. Hola, Mar. Hace mucho que hablan de las mujeres que tienen mucho interés en la ciencia. Me gustaría saber un poco más de este tema. Gracias.

47:27
Mar Gómez. Bueno, yo creo que cada vez hay más mujeres en la ciencia y creo también en la necesidad de esos referentes femeninos en la ciencia para inspirar a las niñas y a las futuras generaciones. En mi caso personal, yo tuve dos buenos referentes femeninos, no sólo científicos, sino también femeninos en general, que me inspiraron a lograr mis sueños y creo personalmente que necesitamos eso. Seguramente si le preguntáis a una científica como yo, yo soy física, que te diga un referente femenino histórico, pues te diría cientos, pero te diría en primer lugar Marie Curie. Es cierto que es algo que solemos decir y Marie nos aportó muchísimo a la física y la química. Pero creo también que necesitamos referentes femeninos en la ciencia actuales. Ahora mismo, por ejemplo, tenemos a Sara García, la astronauta. Yo creo que puede ser un gran foco de inspiración para todas esas niñas que quizás se encuentren con dificultades o con sus propias dificultades internas para afrontar las carreras de ciencias. Siempre pongo el mismo ejemplo porque creo que es muy visual y es el hecho de que podemos imaginar ahora mismo que tenemos una niña con los ojos llenos de curiosidad, que sueña con descubrir la cura de una enfermedad o los misterios del universo. Imaginemos a esa niña con toda su ilusión que, en ese momento, le rodea un coro de personas que está dudando constantemente de esa capacidad. Yo creo que si esa niña ha tenido referentes femeninos a su lado, sean o no científicos, pero referentes que la hayan inspirado, puede lograr sus metas. Aquí veo muchas mujeres, sean o no científicas, y creo que está en nuestra mano, la de las mujeres y también la de los hombres, ayudar a, primero, dar visibilidad a estas mujeres en la ciencia y a promover que nuestras niñas sepan que tienen las habilidades y capacidades para estudiar lo que se propongan en la vida. Decía antes que yo estudié Ciencias Físicas. Para mí fue una carrera muy retadora y muy desafiante.

¿Cómo nos influye el tiempo? Mar Gómez, meteoróloga y doctora en Ciencias Físicas
49:22

Me enfrenté a grandísimas dificultades en ella, pero yo tuve dos buenos referentes femeninos a mi lado, uno científico, mi madre, que estudió matemáticas y para mí su carrera fue realmente inspiradora, y el otro caso fue mi abuela. Mi abuela materna no tuvo la posibilidad de estudiar en ningún momento. Ella fue totalmente autodidacta, pero sus valores de tesón, de perseverancia, de cumplir sus objetivos y sus sueños me inspiraron a mí a cumplir los míos. Así que no sólo hice la carrera, sino que logré doctorarme en ella. Y para mí es algo de lo que sentirme orgullosa. Y creo que, sinceramente, si no hubiera tenido esos referentes femeninos a mi lado, quizás lo hubiera conseguido, pero quizás no con esa perseverancia y con ese tesón. Así que al final yo creo que muchos límites nos los ponemos nosotras mismas, pero necesitamos esas personas, hombres y mujeres, que nos inspiren, que nos ayuden a alzar la voz y a saber que podemos cumplir nuestros objetivos. Hemos hablado de los graves errores que ha cometido el ser humano con nuestro planeta, pero yo creo que el ser humano tiene la capacidad de aprender de esos errores y rectificar. La tierra nos ha dado prácticamente de todo, nos ha dado recursos, nos ha dado alimentos, nos ha dado agua, nos ha dado aire limpio que respirar, nos ha dado biodiversidad, pero lo cierto es que nosotros la estamos destruyendo, la estamos atacando. Cada año vertemos 13 millones de toneladas métricas de plástico a nuestros océanos, un plástico que afecta a la biodiversidad y que afecta nuestra salud, acaba en nuestros estómagos en forma de microplásticos. Hemos detectado esos microplásticos en lluvias en regiones tan remotas como la región ártica. Cada año tenemos incendios más devastadores, incendios que arrasan nuestros bosques, nuestras selvas, que nos dejan sin esos pulmones. Esos incendios se están tornando en incendios de sexta generación que están emitiendo toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera que están acelerando el calentamiento global.

51:20

Cada año hablamos del deshielo de las regiones polares, que son nuestros refrigeradores del planeta, pero yo creo que cada año nosotros tenemos la oportunidad de cambiar las cosas. Si algo me ha enseñado estudiar física, meteorología y los fenómenos naturales es el hecho de que tenemos un planeta único, un planeta maravilloso. No sé si estamos solos en el universo, si hay vida ahí fuera, si hay otros planetas igualmente asombrosos como el nuestro, pero lo que sí sé es que tenemos un tesoro y ese tesoro hay que preservarlo y cuidarlo. Somos una sociedad de consumo rápido, una sociedad que va acelerada. Decidimos comprar y desechar rápidamente, no reutilizamos. Existe un auténtico vertedero en el desierto de Atacama donde se echan millones de ropa sin usar que no se vende cada año. Es más, toda esa contaminación no solo se produce en nuestros bosques y en nuestros océanos y en nuestros desiertos, también la tenemos ahí arriba, en el espacio. Tenemos millones de toneladas de basura espacial orbitando y a veces decidimos que el mejor sitio para tirarla de nuevo es nuestros océanos. Existe un lugar que es el cementerio espacial, que se encuentra en el punto más remoto del planeta, el punto Nemo. La verdad es que, si seguimos así, vamos a colapsar nuestro planeta. Necesitaríamos del orden de dos a tres tierras para poder mantener el estilo de vida que vivimos ahora mismo. Así que es fundamental que pongamos medios, que cambiemos nuestro estilo de vida a un modelo más sostenible, más responsable con el medio ambiente. Si queremos disfrutar de esas puestas de sol, de esos arcoíris, de esa fragancia a petricor, a geosmina, tenemos que cuidar nuestro planeta. Decía Albert Einstein que el mundo es un lugar peligroso, no sólo por las personas que hacen el mal, que también, sino por las personas que no hacen nada para evitarlo y yo creo que todos los que estamos aquí y todos los que me escuchan podemos hacer algo para evitar la destrucción de nuestro planeta. Así que, bueno, muchísimas gracias a todos.