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Brunegilda, la reina guerrera de la Edad Media

Josephine Quinn

Brunegilda, la reina guerrera de la Edad Media

Josephine Quinn

Profesora de Historia Antigua


Creando oportunidades

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Josephine Quinn

La historiadora Josephine Quinn se ha convertido en la primera mujer en dirigir la cátedra de Historia Antigua en la Universidad de Cambridge, miembro emérito del Worcester College de la Universidad de Oxford y miembro honorario del Wadham College. Como voz destacada en los estudios sobre la región mediterránea antigua, su trabajo desafía muchas de las narrativas tradicionales sobre identidad, cultura y civilización.
Con una mirada crítica y global, Quinn explora cómo las sociedades antiguas estaban mucho más interconectadas de lo que pensamos. En su libro ‘En busca de los fenicios’ (2018) rompe con la idea de los fenicios como una civilización unificada de navegantes y comerciantes, mostrando cómo esta identidad fue en realidad una construcción ideológica posterior. Su libro más reciente, ‘Cómo el mundo creó Occidente’ (2024) ofrece una revisión del origen de lo que consideramos “Occidente”, argumentando que fue una creación colectiva, nutrida por intercambios, migraciones y mezclas culturales que van más allá de fronteras y de la errónea percepción de Grecia y Roma como principio de todo.

“El problema es la idea de las civilizaciones. Ese es el quid de la cuestión. Y es lo que no debería enseñarse porque esa idea de civilizaciones, esa noción plural de culturas, se remonta solo al siglo XIX en Europa, solo un par de décadas antes de la idea de Occidente. Resulta más sencillo oprimir a otras personas si crees que son distintas a ti, si puedes meterlas en otro cajón, con más limitaciones que la de tu cultura. Es de ahí de donde nace la idea de «civilizaciones», en plural. Y creo que si nos desprendemos de esa idea, la historia se abre ante nosotros, porque los humanos siempre han buscado conectarse”, plantea la investigadora. Quinn invita a pensar la historia no como un conjunto de naciones o imperios aislados que se suceden, sino como un diálogo constante entre pueblos. En definitiva, su trabajo nos recuerda que el pasado, al igual que el presente, está tejido a través de las conexiones humanas.


Transcripción

00:14
Josephine Quinn. Muchísimas gracias. Es un honor para mí teneros hoy aquí. Tenía muchas ganas de este encuentro. Me llamo Josephine Quinn. Soy profesora de Historia Antigua en la Universidad de Cambridge, un lugar al que jamás imaginé que llegaría. Nací en el centro de Inglaterra, fui a un colegio público… No es un origen muy común entre la gente que va a Oxford y a Cambridge. Cuando era pequeña, mi sueño era ser astronauta. Escribí a la NASA ofreciéndome voluntaria para ser astronauta y, muy amablemente, me contestaron diciéndome que había un par de problemillas. Uno es que era demasiado joven, tenía seis años. Y el otro, es que tenía que alistarme para ser piloto en la fuerza aérea estadounidense. O en la rusa, me dijeron, cualquiera de las dos. Y eso era complicado para mí porque, aunque a los seis años ya era una pacifista convencida, tenía muchísima miopía. Así que tuve que renunciar a mi sueño y, para distraerme, aprendí latín, prácticamente de forma autodidacta. Me gustó tanto que decidí ir a la universidad y estudiar Filología Clásica, donde aprendí también griego.

01:52

A día de hoy, soy profesora titular de la cátedra de Historia Antigua en Cambridge, la primera mujer en ocupar este puesto. Empecé hace apenas dos meses. Aunque sigo intentando aprender alguna lengua antigua cada dos o tres años. Otra cosa que hago es escribir libros, así que estoy deseando que me hagáis preguntas sobre mi último libro, «Cómo el mundo creó Occidente».

Brunegilda, la reina guerrera de la Edad Media. Josephine Quinn
02:27
Ana. Hola, Josephine. Mi nombre es Ana. Como escritora de este libro y profesora de Historia Antigua, me gustaría saber a qué nos referimos cuando hablamos de Occidente.

02:37
Josephine Quinn. Muy buena pregunta. Creo que existe una idea compartida sobre de qué hablamos cuando hablamos de Occidente. La definición que yo doy en mi libro es que son las naciones de la Europa Occidental moderna y las tierras que colonizaron, desde Australia hasta Estados Unidos. Creo que esa idea la compartimos todos, y eso es un problema, porque parece que el mundo entero da esto por hecho. Y lo cierto es que diciendo «Occidente» no describimos nada, es algo imaginario. Porque Occidente, oeste, no significa lugar, sino dirección. Así que cuando decimos «Occidente», la pregunta es: ¿respecto a qué, respecto a dónde? Todo en el planeta es occidental respecto a otro lugar. Occidente es un concepto imaginario. Y, además, es un concepto muy reciente. Nadie hablaba de Occidente antes de mediados del siglo XIX, se empieza a mencionar a partir de 1850. Para mí, lo importante es saber que Occidente es algo que hemos imaginado nosotros, lo hemos imaginado entre todos. Y ese es el problema que intento desgranar en mi libro.

04:09

Porque ¿qué nos perdemos cuando imaginamos Occidente, cuando metemos todos esos sitios y a su gente en un cajón, en ese ente cultural delimitado al que llamamos «Occidente»? Y lo que nos perdemos es una historia extraordinaria de contactos, de intercambios, de travesías, de relaciones y de todo aquello que construyó lo que hoy en día es la cultura de la Europa moderna y de sus colonias. A eso es a lo que yo quiero referirme en el libro. A la emoción de aquellas historias de contacto e intercambio que dieron forma al mundo en el que vivimos hoy.

05:09
Chica 1. Hola, Josephine. Mi pregunta es que si lo que nos han enseñado entonces de que Grecia y Roma son la cuna de la civilización es mentira.

05:18
Josephine Quinn. Mira, básicamente, creo que sí. Grecia y Roma tuvieron papeles importantísimos en la historia de cualquier cultura a nivel mundial, y especialmente en Europa. Pero su historia no es la única. Y lo que yo descubrí cuando escribía el libro es que el problema no es ni Grecia ni Roma. He pasado gran parte de mi vida enseñando ambas culturas, me encantan, y hay multitud de motivos para estudiar a los griegos y los romanos. El problema no es ni Grecia ni Roma, ni tampoco Occidente. El problema es la idea de las civilizaciones. Ese es el quid de la cuestión. Y es lo que no debería enseñarse, en mi opinión. Porque esa idea de civilizaciones, esa noción plural de culturas, también se remonta solo al siglo XIX, solo un par de décadas antes de la idea de Occidente. Es una idea muy reciente también, y realmente la inventaron los académicos europeos en un momento histórico muy concreto, un momento en el que el colonialismo europeo de ultramar se volvía cada vez más expoliador. Y resulta más sencillo oprimir a otras personas si crees que son distintas a ti, si puedes meterlas en otro cajón, con más limitaciones que la de tu cultura. Es de ahí de donde nace la idea de «civilizaciones», en plural, de aquel momento histórico en Europa.

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Y creo que, si nos desprendemos de esa idea, la historia se abre ante nosotros, porque los humanos siempre han buscado conectarse. Incluso en la Edad de Piedra, había grupos de cazadores-recolectores. Los humanos vivían en pequeños grupos, se desplazaban, siguiendo a los animales. Y recorrían cientos y miles de kilómetros a veces para encontrarse con otros e intercambiar materiales, herramientas y otros útiles como la obsidiana, sobre todo, un cristal que corta mucho. Si echamos la vista atrás, no cuatro mil, sino catorce mil años atrás, veremos que los humanos estamos hechos para vivir en esas cajas, y eso es lo que hacemos cuando hablamos de civilizaciones. Es decir, respondiendo a tu pregunta: Roma y Grecia no son el problema, ni siquiera Occidente, pero dejemos de hablar de «civilizaciones» en la enseñanza. Creo que el mayor mito que sigue prevaleciendo y que, de hecho, es cada vez más popular, es la idea de que Grecia y Roma son la raíz de la civilización occidental, el origen de Occidente. Esto nace de esa idea de civilizaciones. Porque al dividir el mundo en compartimentos culturales y llamarlos «civilizaciones», los imaginamos como árboles en el bosque: cada uno tiene sus raíces y sus ramas. Están en contacto entre ellos, sí, pero solo en la parte superficial.

08:42

Entonces, los grandes cambios que ocurren, cambios históricos, dentro de esas cajas, de una civilización, se han tenido que dar desde dentro. Y de ahí sale la idea de que la cultura europea debe tener su origen dentro de lo que ahora entendemos como Europa. Como ocurrió en el norte de Alemania a principios del siglo XX, o en Grecia y Roma durante un periodo mucho más extenso. Esa versión es la que creo que hoy sigue siendo muy popular. Y ese es el mito que yo quiero derribar con este libro.

09:25
Chica 2. Hola, Josephine. ¿Crees que la manera en que nos han contado la historia acerca de Occidente nos hace sentirnos superiores a otras culturas?

09:32
Josephine Quinn. Buena pregunta. Sí que creo que eso es así, pero no creo que se deba a cómo nos han enseñado. Respeto muchísimo a los docentes y sé lo mucho que se esfuerzan, así que no quiero decir que se esté haciendo mal ahora, sino que se remonta a los problemas del siglo XIX. Y es que, de nuevo, creo que todo se reduce al problema que yo llamo «pensamiento civilizatorio»: si la idea de «civilización» la inventaron en Europa los académicos europeos, no debería sorprender que decidieran, o descubrieran, digamos, que los europeos son los mejores en el juego de las civilizaciones. Y lo gracioso es que los académicos, de manera individual, no solo pensaban que los europeos fueran mejores, sino los de su propio país: los franceses eran los mejores, o los escoceses eran los mejores. O incluso sus conciudadanos: muchísimos académicos del siglo XIX creían que la parisina era la mejor de las civilizaciones. Y yo creo que ese es el problema. Es importante ver que esta idea de las civilizaciones no es algo general, viene de un contexto histórico muy concreto, un contexto europeo. Es decir, que sí: va intrínseca al concepto la idea de que los europeos son mejores que otros pueblos.

11:17

Me encantaría poder sentarme en mi estudio, rebuscar en mi biblioteca, recabar cada minucia de la historia antigua y luego ir a contárselo a mis alumnos, a mis amigos, sin que tenga impacto alguno en el mundo. Nada me gustaría más. Pero el mundo no funciona así. La gente habla de la historia antigua constantemente utilizándola como arma. Y lo vemos a todos los niveles: en la extrema derecha, camiseta con símbolos espartanos o cascos romanos, como vemos en las manifestaciones. Incluso líderes mundiales que reescriben en sus discursos la historia antigua en beneficio propio. Yo creo que conectar el presente con el pasado es una obligación, porque es algo que no deja de suceder, y la historia debe contarse como sucedió. No podemos permitir que sean los políticos quienes reescriban la historia antigua en la actualidad. Creo que los historiadores también deberían hacerse cargo y tratar de conectar el pasado con el presente, sin duda, porque esa es nuestra responsabilidad para con el discurso público.

12:48
Chica 3. Hola. Mi pregunta es si la idea de «valores occidentales» tiene algún sentido histórico.

12:53
Josephine Quinn. Es una gran pregunta. No es de extrañar que, dado que el concepto de «Occidente» es tan nuevo, la gente busque anclas en el pasado para darle sentido. Por eso, la gente busca los valores occidentales en la antigüedad. Pero incluso si miramos a los orígenes antiguos más comunes: Grecia y Roma, esto no tiene ningún sentido. En la antigua Atenas, existía una creencia social muy arraigada del valor de las relaciones sexuales entre adolescentes y hombres adultos. A ellos les servía, pero no creo que sea a lo que se refiere la gente cuando habla de los valores occidentales actuales. Del mismo modo, en Roma, lo que la gente hacía para divertirse era ver a hombres luchar a muerte en coliseos con ejecuciones públicas en los descansos. Así que creo que hay que retorcer un poco la historia para encajarla en una narrativa que nos traiga hasta el Occidente moderno, si se insiste en empezar en lugares como Grecia y Roma. Eso también significa que se pierden otras historias, como las instituciones que hicieron democrática la antigua Atenas, el sistema sorteos para cargos públicos, etcétera. Muchas de ellas se pueden encontrar en la antigua Asiria, 1500 años antes, pero hay que olvidarlas para poder construir esta idea de Occidente. Así que no creo que la historia antigua pueda explicar los valores occidentales.

Brunegilda, la reina guerrera de la Edad Media. Josephine Quinn
14:39
Francia. Hola, soy Francia. Le quería preguntar qué papel jugaron África o Medio Oriente en la historia de Occidente y por qué casi nunca se les menciona.

14:47
Josephine Quinn. Excelente pregunta. Es uno de los temas que más me interesan, de hecho, cuando no estoy escribiendo libros sobre cuatro mil años de historia universal, escribo sobre Asia Occidental y el norte de África. Pues podría darte miles de ejemplos, pero te voy a dar el del pueblo al que los griegos llaman «fenicios». Los fenicios vivieron en la costa del Levante, lo que actualmente es Líbano, Siria y partes de Israel, en ciudades como Tiro, Sidón, Biblos, etcétera. Tuvieron un grandísimo impacto en el Mediterráneo. Fueron el primer pueblo en obtener las técnicas para cruzar navegando el Mediterráneo. Mucho antes que los griegos. Fueron el primer pueblo en asentarse en el Mediterráneo occidental desde el mar, fue el primer encuentro entre el este y el oeste del Mediterráneo. El primer sitio al que llegaron es España. Llegaron a Huelva, alrededor del año 1000 antes de Cristo. Vinieron atraídos por los metales de la costa atlántica. Al llegar a Huelva, revolucionaron la industria del metal, que ni siquiera existía aún. Trajeron nuevas técnicas del Mediterráneo oriental e impulsaron la producción, concretamente, la de la plata.

16:25

Esto los benefició a ellos, a los fenicios, y a los comerciantes, los mercaderes, los gerentes de las minas, benefició mucho también a los ricos de Huelva. No fue tan beneficioso para los pueblos donde se encontraban las minas, ya que la minería de entonces, como la de ahora, era muy contaminante para el entorno. En el libro hablo de una de mis teorías favoritas, que es que este pudo haber sido el inicio del uso masivo de esclavos para sostener la economía. Hay indicios de que los fenicios trajeron esclavos de otros lugares del Mediterráneo para trabajar en las minas de Riotinto, en Huelva y demás. Esos son algunos de los efectos, digamos, negativos que tuvieron. Pero también fundaron un asentamiento en Cádiz, en la isla, que fue muy importante en la historia antigua de España. Pero su mayor asentamiento, a la otra orilla del mar Mediterráneo, fue Cartago, la gran metrópolis del norte de África. Esta ciudad se fundó unos 800 años antes de Cristo, probablemente la fundaron refugiados, o ese era el mito que los cartagineses contaban. Sin duda, recibió grandes oleadas de inmigrantes, y las nuevas pruebas de ADN muestran que no solo llegaban del Mediterráneo oriental, de hecho, eran los menos, incluso, sino de todo el Mediterráneo central. Llegaban atraídos por esa nueva ciudad industrial y comercial de la costa del norte de África. Y uno de los lugares que interesaron a los cartagineses fue una pequeña ciudad italiana en crecimiento: Roma. Los cartagineses son los primeros mediterráneos en darse cuenta de que Roma empieza a ser interesante.

18:37

Roma había conquistado varias ciudades cercanas en la misma región. Y los cartagineses que, en ese momento, tienen un imperio que se extiende desde España, Sicilia, Cerdeña, muchas partes del norte de África, tienen una vasta extensión bajo su poder. Roma tiene poco territorio, pero, aun así, a los cartagineses les llama la atención. Empiezan a hacer acuerdos con ellos, enseñan a los romanos a negociar, les enseñan el idioma de la diplomacia. Se alían con ellos en lugar de iniciar una guerra, ayudando a Roma a ganar poder en Italia, cosa que a los cartagineses les conviene estratégicamente para frenar a posibles enemigos. Total, que enseñan a los romanos todas sus tácticas militares, y los romanos empiezan a hacerse con territorios cartagineses, empezando por Sicilia. Los cartagineses habían cometido el error de volver tan poderosos a los romanos que se les volvieron en contra y les arrebataron el territorio. Y los romanos, en esos territorios, copian la manera de gobernar de los cartagineses. Se apropian de la idea de provincias, el sistema fiscal, la noción de «ciudadanía», etcétera. Por tanto, está claro que el imperio romano toma su forma, en muchos aspectos, del cartaginés. Todo esto termina en el 146 antes de Cristo, en la gran guerra entre Cartago y Roma, que, en ese momento, ya eran enemigos declarados. En esta guerra, Cartago queda totalmente destruida, y Roma se hace con el control de esa región del norte de África como provincia.

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Esto me ayuda a responder a la segunda parte de tu pregunta, y es que el motivo por el que no oímos hablar de estos lugares, es porque no resultaron vencedores. No nos hablan sobre quién participó en el juego, solo sabemos de los que ganaron la batalla final. Por eso me gustaría que se supiese más acerca de los fenicios y los pueblos del Mediterráneo occidental. Cuando les explico estas cosas a mis alumnos, os aseguro que alucinan. Hay mucho interés por conocer más, por descubrir un mundo antiguo más amplio. La gente quiere que esta información esté disponible. No es que la gente elija ser estrecha de miras, conservadora ni prejuiciosa, sino que no tienen esa información. Por eso la gente como yo tiene que poner más empeño y trabajar para que la gente la tenga. Yo acabo de empezar a trabajar en Cambridge y he heredado un curso que se llama «Imperios Antiguos». Y, cuando empiezas un trabajo nuevo, no sabes lo que haces. No sabía lo que tenía que hacer. Me dijeron: «Mira, los imperios de los que hablamos son el persa, el griego y el romano». Bien, todos son muy interesantes. Persia, además, es poco habitual.

21:56

Pero yo pensé que estaría genial expandirlo un poco a los imperios indios también, los imperios indios antiguos, pero también los imperios chinos, para poder compararlos con los imperios mediterráneos, como Grecia y Roma. Así que dije: «Voy a probar», porque, cuando eres nueva, siempre puedes decir: «Ay, ¿no era así? Perdón, no lo sabía», una vez descubren lo que has hecho. Así que, dije: «Voy a intentarlo». Y me llegó el informe de evaluaciones al final del trimestre, hace un par de semanas, y me alegró muchísimo ver que muchos alumnos pusieron: «Nos han gustado especialmente las partes sobre los imperios indios y los imperios chinos. Ha sido muy interesante compararlos». O sea, que, sin duda, es algo que seguiré haciendo, porque es bien recibido, así que lo aplicaré más y mejor.

22:57
Rosa. Hola, Josephine. Eres la primera mujer en tener el cargo de profesora titular de la Cátedra de Historia de la Universidad de Cambridge. Enhorabuena. Me gustaría hacerte dos preguntas: ¿cuál es el papel que han jugado las mujeres en la conexión entre culturas? ¿Y qué figura ha influido más en ti?

23:15
Josephine Quinn. Gracias, Rosa, son dos preguntas estupendas. Me resulta siempre complicado, como historiadora antigua, ir un poco más allá de las historias que tratan sobre hombres. La mayoría de textos que permiten conocer los detalles de la historia están escritos por hombres y, sorpresa para nadie, casi todos escriben casi exclusivamente sobre hombres. Así que hay que intentar superarlo, buscar otro tipo de pruebas. Y una cosa que me pareció muy interesante investigar es hasta qué punto las mujeres actuaron como mediadoras entre culturas en el Mediterráneo antiguo, como garantes del éxito de aquellos encuentros. Y no siempre de una manera agradable, porque yo creo que detrás de esto hay una historia de esclavitud y de mujeres desplazadas a lo largo del Mediterráneo, y no necesariamente por decisión propia. Por ejemplo, en uno de los capítulos del libro, hablo de la mitología del Mediterráneo. Siempre se habla de la griega, pero hay otras muchas mitologías. La mitología griega está enormemente inspirada en los mitos de Mesopotamia, de Egipto y tal, y esto sí que lo mencionan a veces algunos académicos. Pero yendo más allá, descubrí todo un mundo mitológico en el Mediterráneo occidental. Hay mitos extraordinarios en España sobre los orígenes de la cultura y de los reinados que los autores romanos conservan, pero no se incluyen en la literatura infantil sobre mitología antigua.

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Hay historias de la antigua Etruria, de la antigua Córcega, que conocemos, que se han conservado, aunque seguro que otras muchas no. En esto, me puse a pensar en cómo se conservaron, cómo se las contaron a la gente, cómo la gente descubrió estas historias que estaban escritas en griego y latín.

25:27

Y entendí que gran parte del arte de contar historias viene de las madres, las cuidadoras o las niñeras. Ellas son quienes cuentan las historias a los niños. Y me parece que hay muchas mujeres que no son las protagonistas de las epopeyas, pero que son las que, día tras día, mantienen vivas esas historias contándolas. Esa es una de las maneras en que se han involucrado las mujeres.

25:56

Sobre alguna que sea mi favorita, que haya tenido un papel más relevante históricamente del que haya registro… Saliendo ya del periodo antiguo y entrada la Edad Media, una de mis preferidas es Brunegilda. Fue una princesa visigoda, de uno de aquellos pueblos, entre comillas, «bárbaros» que conquistan Europa occidental cuando los romanos pierden el interés por aquel territorio.

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Cuando el imperio romano se traslada a Constantinopla y abandona en cierto modo la ciudad de Roma, abandonan también esas provincias occidentales porque no les reportan tantos beneficios como las ciudades del Mediterráneo oriental, en Egipto y demás. El Mediterráneo occidental y los territorios de Europa occidental se convierten en un sinfín de reinos habitados por migrantes del norte de Europa. Uno de estos reinos es el visigodo, que termina en España. De hecho, Brunegilda nace en Toledo. Todas estas monarquías bárbaras eran como las actuales monarquías europeas sobre las que leemos en la revista «¡Hola!»: se relacionan entre ellas, se casan unos con otros. Y Brunegilda se casó con un rey franco. Hasta ahí, bien. El problema era que la hermana de Brunegilda se casó con el hermano de ese rey, que era otro rey franco, porque ahí todo el mundo tenía un título. Hasta ahí, bien también, aunque no es la mejor idea. Y en este caso concreto fue una muy mala idea porque el hermano tenía una amante, Fredegunda, y a ella le molestó bastante que se casara con la hermana de Brunegilda.

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Entonces ya sabes, hay roces, la hermana, por lo que sea, termina muerta, y los hermanos acaban enfrentándose en una guerra porque el cuñado de Brunegilda se acaba casando con su amante, a la cual Brunegilda detesta. En la guerra, muere el marido de Brunegilda y, ahí es cuando ella, que ya no se conforma con sembrar el caos en su entorno más cercano, se declara reina, en regencia de su hijo. Muy bien. El hijo tiene ocho años, y ella dice que cuando cumpla trece o catorce, ella se retirará. Pero ni mucho menos se retira: el hijo nunca llega a reinar, finalmente muere y ella termina siendo reina. Esto no sienta muy bien a los demás reinos, sobre todo a los francos, que creen que debe reinar un hombre, o al menos un franco. Hay varias batallas, Brunegilda pierde el trono. Luego lo recupera, pero, esta vez, reina en nombre de sus nietos, que son muy jóvenes, lo que era bastante conveniente para ella, ya que el hijo también había muerto misteriosamente. Reina en nombre de sus nietos, y sus nietos se pelean entre ellos, como parece que ocurre siempre en su familia, cosa que a ella le viene genial porque sigue reinando.

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Y la cosa es que es una reina estupenda. Es autoritaria, como os podréis imaginar, pero lleva a cabo excelentes obras para su pueblo a nivel de impuestos, de gestión económica y demás. Todos están seguros bajo su mandato, salvo, claro, su familia cercana: para ellos es peligrosísima. Ella reina hasta en tres ocasiones diferentes. La última vez que ocupa el trono es a los setenta y pico años. Termina renunciando al trono tras ser traicionada por uno de sus mayordomos en el campo de batalla. Brunegilda acaba siendo juzgada por la muerte de diez reyes. Que a mí me parece todo un logro, la verdad. Finalmente, la declaran culpable, por unanimidad, y a la pobre Brunegilda la condenaron a morir desmembrada por caballos salvajes. Esta historia me encanta, no solo porque Brunegilda es un gran personaje, sino porque cuenta tantas cosas sobre los albores de la Edad Media, que a veces se ignoran por ser «los años oscuros». La grandeza de Roma ya no existe, el renacimiento todavía no ha llegado, así que ahí no pasó gran cosa.

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Pero lo cierto es que hay unas situaciones políticas interesantísimas, muy potentes y complejas, y en las que las mujeres tenían bastante autonomía, tenían mucho más poder que el que tuvieron con los romanos. Y además el pueblo gana mucha relevancia. En ese juicio final donde a la pobre Brunegilda la declaran culpable, sin ningún tipo de razón, porque estoy segura de que era inocente, la hallan culpable por unanimidad utilizando el voto popular, algo impensable en la antigua Roma. Es una historia que nos dice mucho sobre esa fase de la Edad Media, sobre lo que trajo consigo la población del norte que se trasladó a la Europa continental y al Mediterráneo. Es una parte muy importante de mi libro. No se trata de cómo Oriente construyó Occidente, ni siquiera de como el Oriente y el sur construyeron Occidente, sino cómo lo construyó el norte, que es una parte de Europa que a menudo ignoramos cuando hablamos de historia antigua.

Brunegilda, la reina guerrera de la Edad Media. Josephine Quinn
32:31
Alba. Hola, soy Alba. Como ya sabemos, la escritura ha sido una gran invención para el progreso humano. ¿Cómo surgió la escritura tal y como la conocemos en la actualidad y cómo ha contribuido a la civilización?

32:45
Josephine Quinn. Buena pregunta, gracias, Alba. La escritura… La escritura es algo muy extraño. No es algo evidente para los humanos. Y solo se ha inventado un par de veces en la historia de la humanidad. Luego algunos académicos dirán que han sido tres y otros, que han sido seis, pero es algo muy inusual. Muchísima gente, a lo largo de la historia del mundo, ha vivido estupendamente sin la escritura. De hecho, quizás, incluso mejor. Porque sin la escritura, es más difícil llevar el registro de los bienes de la gente, aplicarles un impuesto. Y digo esto siendo escritora, pero la escritura no solo tiene cosas positivas. En fin, que la escritura se inventa por primera vez en Sumeria, en el sur de Mesopotamia. Originalmente, no se inventa para registrar el lenguaje oral, sino como sistema de contabilidad. Por ejemplo, dibujaban una oveja y, a continuación, el recuento de una cantidad de ovejas, y, finalmente, el dibujo de la oveja se convertía en una palabra. Es un sistema de comunicación.

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El equivalente actual serían los emojis, por ejemplo. Los podemos leer, los entendemos, comunican algo, pero no registran la lengua oral. Entonces, la escritura empieza como emojis y, gradualmente, las personas se dan cuenta de que pueden utilizarla para registrar el lenguaje oral también. Esto ocurre alrededor del año tres mil, tres mil doscientos, antes de Cristo. Más o menos en la misma época o muy poco después, los egipcios empiezan a escribir cosas con jeroglíficos. Estos jeroglíficos son muy diferentes, es escritura pictórica. Los sumerios son los primeros en utilizar la escritura cuneiforme, que en latín significa «en forma de cuña». Grababan los caracteres en tablas de arcilla, unas tablillas así monísimas con flechitas, como pisadas de pájaro. Esa es la escritura cuneiforme. Estos dos sistemas de escritura tan diferentes se originan más o menos al mismo tiempo, en Egipto algo más tarde. Hay académicos que defienden que fue coincidencia.

35:24

La escritura, que nosotros sepamos, nunca había existido hasta entonces y se originó en estos dos sitios que estaban relativamente cerca y que estaban conectados, no por el mar, en aquella época. Los barcos todavía no eran lo suficientemente sofisticados aún a nivel técnico para rodear la península arábica que separa Egipto y el golfo persa. Pero sí por tierra: se podía ir en burro desde Egipto, subiendo por Levante, atravesando las montañas y bajando por el Éufrates. Era una travesía larguísima que poca gente podía hacer. Pero era viable, ambos sitios estaban conectados. Por eso muchos pensamos que es más probable que los egipcios se enterasen del concepto de la escritura. «Esa cosa nueva que están haciendo ahora en el golfo, en Mesopotamia. Están escribiendo cosas, están registrando lo que dicen en una superficie. Así que averiguan cómo hacerlo ellos también. Y esto, para mí, ilustra maravillosamente bien que el paradigma de las civilizaciones realmente no funciona. Porque lo que aprendemos sobre las civilizaciones antiguas, los antiguos sumerios, o la antigua civilización de Mesopotamia, es completamente distinto a lo que aprendemos sobre Egipto.

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Son dos bloques que aprendemos separados, pero la verdad es que están interconectados, y en la escritura lo podemos ver. Y vemos también… Este ejemplo no es controvertido, es algo que se ha visto claro en arqueología. Vemos que dos mil años después de que se inventase la escritura en Sumeria y de que se copiasen, o la inventasen, los egipcios, la gente del Levante −Líbano, Siria, etc.−, inventó otra escritura completamente distinta llamada «alfabeto». Hasta entonces, la escritura registraba principalmente sílabas. Y las sílabas son una forma natural de pensar para los seres humanos, las personas piensan en sílabas. Por ejemplo, al pronunciar el alfabeto, en inglés se dice: “ei, bi, si, di”, no se dice “a, b, k, d”, que es lo que realmente es el alfabeto, porque el alfabeto son sonidos, no sílabas. Eso lo hace más flexible que los sistemas de escritura silábica, porque no se necesitan tantos sonidos para formar palabras como pasa con las sílabas. Pero también lo hace un poco antinatural y extraño en cierto modo. Por eso solo se ha inventado una vez. Hay un alfabeto original, y es el que se inventó para escribir las lenguas del Levante. Pero aquí está el giro de la historia. No se inventó en el Levante, sino en Egipto.

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Allí había gente del Levante que hablaba lenguas levantinas. Las levantinas son las que mil años más tarde se convertirán en hebreo, fenicio, arameo, árabe, ugarítico antiguo, etc. A este tipo de lenguas me refiero. Pero el sistema de escritura no lo inventaron en el Levante, lo inventaron en Egipto. Fueron personas que llegaron del Levante para trabajar en las minas de turquesa de Egipto o, a lo mejor, para servir en el ejército egipcio, o trabajar en otros lugares. Pero probablemente los primeros signos alfabéticos del mundo se encuentran en las minas de turquesa, en las paredes de las propias minas, y en los santuarios. Los santuarios, dedicados, claro, a los dioses levantinos; libaneses y sirios. En estos santuarios egipcios encontramos pequeños fragmentos de escritura alfabética. Y esto me encanta, porque sugiere que las personas en su casa no necesitaban escribir cosas. Siempre lo digo, históricamente, la mayoría de los seres humanos no escribían cosas. No es necesario. Y, si querías escribir algo en el Levante de la Edad del Bronce, podías utilizar una de las grandes lenguas internacionales, como una de las lenguas mesopotámicas o el propio egipcio, por ejemplo. Esas opciones existían. Pero nadie solía hacerlo.

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Cuando se iban al extranjero, era cuando querían escribir cosas. Es ese desplazamiento al extranjero, ese viaje, ese nuevo contexto o situación lo que realmente impulsa a la gente a hacer algo diferente. Quieren escribirse mensajes entre ellos, pero también quieren escribir mensajes a sus dioses. Y ahí está realmente el quid de la cuestión. Una de las cosas que más llama la atención al estudiar la historia antigua es que los dioses son muy promiscuos en lo que se refiere al culto religioso: cualquiera puede adorar a cualquier dios, los dioses se pueden intercambiar entre sí… No hay recelo en torno a eso. Pero a los dioses les gusta su propio idioma. Muy a menudo, cuando la gente escribe algo, es para sus dioses, y lo hacen en una lengua apropiada. Pues eso es lo que hacía aquella gente. Sentían que necesitaban utilizar algo apropiado para asegurarse de que su mensaje llegaba a sus dioses, entre todo el ruido de todos los santuarios y dioses egipcios.

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Pero lo realmente sorprendente es que cuando deciden escribir su idioma, lo hacen de una forma completamente nueva, alfabética, registrando sonidos en lugar de sílabas. Pero los caracteres que utilizan para representar estos sonidos, que se convirtieron en las letras de nuestro alfabeto actual, son jeroglíficos. Cada letra del alfabeto proviene originalmente de un jeroglífico. Y ellos no sabían leer jeroglíficos. No sabían lo que significaban. Los usaban bocabajo, dados la vuelta… Estas personas no sabían leer ni escribir en egipcio, ¿por qué iban a saber? Pero sí que utilizan esa herramienta. Comprenden que es una herramienta para escribir. Así que la utilizan y crean un sistema de escritura completamente diferente. Y la razón por la que me encanta esta historia es que, una vez más, ilustra cómo el paradigma de la civilización no tiene sentido alguno. Lo que aquella gente hizo, para hacer algo nuevo y diferente, para crear su propia historia, esta historia extraordinaria que ha repercutido en nuestra vida, en todo lo que leemos y escribimos hoy en día, lo hicieron inspirados por haber ido al extranjero, por encontrarse en una nueva cultura, en una nueva sociedad. Y tomaron las herramientas de esa sociedad para hacerlo.

42:25
Rosmari. Hola, Josephine. Mi nombre es Rosmari, un placer. Te quería preguntar acerca de tu libro, que mencionas, sobre Occidente, y hablas también de la civilización. Por ende, quería preguntarte qué consideras tú en cuanto a la cultura civilizada o no civilizada. O sea, ¿cuál es la diferencia que consideras?

42:47
Josephine Quinn. Es una pregunta muy interesante. Ya he hablado del pensamiento civilizatorio y de los problemas que ha causado en nuestra forma de pensar la historia hoy en día.

42:57

Pero creo que, para responder a tu pregunta, tenemos que retroceder un paso más. He hablado de cómo se inventó el término plural «civilizaciones» en el siglo diecinueve. Pero es que incluso el término singular «civilización», el concepto abstracto de civilización, se había inventado solo unos cien años antes. Es un concepto del siglo dieciocho. Y en ese momento, la civilización está, en principio, abierta a cualquiera. Se puede ser más o menos civilizado, sin estar necesariamente dentro de una de esas cajas que son las civilizaciones. Y, en cierto modo, creo que eso es menos problemático como concepto histórico. Aunque, obviamente, lo que es civilizado y lo que no siempre va a ser una cuestión de juicio personal. Pero, claro, la gente que inventó este término, en Francia, llega a la conclusión de que los franceses son los más civilizados. Siempre existe este problema cuando se inventa un concepto que se cree universal, pero que en realidad es bastante personal. Porque todos pensamos en nosotros mismos, básicamente. Por tanto, hay dos etapas en el pensamiento civilizatorio, y las dos terminan, como ya sabéis, defendiendo la superioridad europea de una manera u otra.

44:24

La primera etapa resultó también muy útil para el imperialismo europeo en sus momentos iniciales. La idea tardía de las civilizaciones ayudó al imperialismo europeo a ser cada vez más explotador. Pero en esas primera etapa, era muy útil tener una excusa para ser imperialistas. «Estamos guiando a estas personas en el camino hacia la civilización que nosotros ya hemos recorrido». Es decir, se trata de conceptos que pueden parecer bastante naturales y objetivos, pero que en realidad están cargados de valores. Yo creo que lo que han provocado en el mundo actual, volviendo al presente, son los dos modelos diferentes de pensamiento civilizatorio que utilizamos hoy en día. Está el que ya he mencionado, donde existe una idea multipolar de las civilizaciones, en la que cada estado civilizatorio es, en teoría, igual, pero están bastante separados entre sí. Aquí se reconoce que hay múltiples civilizaciones en el mundo. Una actitud bastante dirigista a la hora de decidir quién pertenece a cuál.

45:42

Pero la otra idea moderna de civilizaciones es la que yo asocio más con Estados Unidos, por ejemplo, que es la idea de Occidente y el resto, donde, en esencia, la única civilización que existe es la occidental. Y las opciones son: civilización occidental o barbarie. Entonces, se vuelve muy importante defender Occidente, por lo que se convierte en una especie de noción moral de algo que no solo es superior, sino tan obviamente superior a todo lo demás, que debe defenderse a toda costa. Lo hemos oído mucho. Se ha convertido en una historia sobre civilización contra bárbaros. Entonces, creo que es interesante que en el mundo actual tengamos estos dos modelos que se remontan a estas diferentes etapas del desarrollo del pensamiento político europeo moderno, esencialmente, la civilización singular frente a la anticivilización o los bárbaros, y las civilizaciones múltiples, iguales pero diferentes. El problema que tengo con esto es que ambos se basan en una suposición errónea sobre las civilizaciones. Por eso me gustaría que, desde hoy mismo, rechazáramos ambos modelos de civilización.

Brunegilda, la reina guerrera de la Edad Media. Josephine Quinn
47:08
Ruth. Hola, me llamo Ruth y me gustaría preguntarte si crees que es apropiado hablar de raza cuando se hace referencia a determinados grupos humanos.

47:18
Josephine Quinn. Gracias. Es una gran pregunta, porque es realmente la pieza que falta en el rompecabezas que hemos estado discutiendo aquí. Cuando los académicos europeos desarrollaron la idea de civilizaciones, de compartimentos culturales en los que clasificar a las personas, se inspiraron y la desarrollaron junto con la idea de razas, de compartimentos biológicos en los que clasificar a las personas. La idea de las razas es algo anterior a la de las civilizaciones, pero no mucho. Y ambas crecen en popularidad de forma muy paralela en el siglo diecinueve. Estas dos ideas se apoyan mutuamente. Forman una pareja lógica. Y una de las cosas más curiosas de los avances científicos de los últimos diez o veinte años, muy recientemente, es todo lo que se puede hacer ahora con la ciencia genética. Concretamente, con el estudio del ADN antiguo. Y esto nos está mostrando lo extraordinariamente mestizos que somos los seres humanos. Lo somos mucho más que toda la población mundial de chimpancés. Por desgracia, hay muchos menos chimpancés que humanos en el mundo. Pero los humanos tenemos mucha menos diferenciación genética entre nosotros. Y esto significa que la raza humana es realmente una sola, casi como un único organismo.

48:55

Si retrocedemos cinco o seis mil años, todos los habitantes del mundo descienden de todos los habitantes del mundo de entonces. Más o menos al principio de mi libro, alrededor del tres mil o dos mil antes de Cristo. Pero fijaos en esto: todas las personas que vivían en el mundo son los antepasados de todas las personas que vivimos hoy en día. Algo que nos dicen los científicos es que no debemos pensar en términos de árboles genealógicos, ¿verdad? Es una idea muy común, la del árbol genealógico. Debemos pensar en enredaderas genealógicas, porque al final todos estamos conectados. Este hallazgo ha echado por tierra la idea de las distintas razas biológicas de los seres humanos. No se puede dividir a la raza humana de esa manera. Lo que yo pretendo con mi libro es hacer con la cultura lo mismo que ha hecho la ciencia genética con la biología: mostrar históricamente estos cuatro mil años de historias, de contacto e intercambio, de comercio, sexo y guerra, para, por así decirlo, mostrar el impacto de todo esto en el mestizaje cultural de la raza humana. Así que la respuesta corta es no.

50:23
Mujer 1. Hola, Josephine. Y, como profesora, ¿crees que alguna civilización se ha quedado denostada y que no la estudiamos bien en los libros de texto?

50:32
Josephine Quinn. Buena pregunta. Hay muchas. Y uno de los placeres y privilegios de escribir un libro como este es que descubro todo tipo de lugares que, incluso siendo profesora de historia antigua, no conocía. Uno de los lugares que fue una revelación para mí está, curiosamente, en Europa. La gente espera que diga algo sobre Asia Central o el sur de África. Pero lo que más me sorprendió fue todo lo que sucedía en el norte de Europa en la Edad del Bronce. Unas redes extraordinarias de conexiones. Repito, no las civilizaciones, no lugares estáticos y compartimentados, sino la cantidad de relaciones y contactos que existían a través del mar del Norte, que, debo decir, es muy muy frío. Y, sin embargo, la gente lo cruzaba en canoas, en barcos largos y demás, trayendo metales, trayendo los ingredientes para el bronce. Había una enorme industria metalúrgica en la Edad del Bronce en Escandinavia. La gente trabajaba tanto metales como joyería y enviaba estos productos a toda Europa, hasta el Mediterráneo, Asia y África. Fue ese mundo del norte y los del sur, más que los mundos del este, que era lo que yo esperaba, lo que realmente me abrió los ojos: el ver cuántos símbolos que se encuentran en el Egeo griego en la Edad del Bronce se encuentran también en los grabados rupestres suecos.

52:24

Me refiero a este tipo de conexiones. Y esto es algo que también apreciaban mucho los pueblos antiguos. Los propios griegos, que, sin duda, no se consideraban los precursores de ninguna civilización, eran muy conscientes de lo mucho que le debían a otros lugares. Pero en las tumbas griegas de la Edad del Bronce, en lugares como Micenas, las pocas personas que podían permitirse joyas de ámbar báltico procedentes del lejano norte de Europa, tenían también en sus tumbas cornalina de la India. Esto pone de relieve los contactos a larga distancia que tenían. Yo quiero recuperar estos lugares extraordinarios que eran bien conocidos por los antiguos griegos y romanos, pero que han quedado eclipsados y oscurecidos por su fama posterior.

53:29
Chico 1. Hola, Josephine. ¿Qué tiene que ver esta historia del pasado a como vivimos hoy en día? ¿Nos afecta de alguna manera real?

53:38
Josephine Quinn. Creo que sí, que el pasado nos afecta hoy en día. Gracias por la pregunta. Y creo que nos afecta no solo en el sentido de que lo utilizan los políticos, etc., ya hemos hablado de eso. Sino también porque hay una ola creciente de aislacionismo en el mundo actual. A menudo se expresa de forma bastante nacionalista, pero se reduce a una preocupación por la cultura y la desaparición cultural. Me refiero a ideas como «el Gran Reemplazo», que hace referencia a una sustitución de la cultura europea blanca por una cultura islámica con velo. Y lo que realmente quiero decir con este libro es que eso no tiene sentido. No solo es erróneo, también es aburrido. No existe una cultura occidental blanca pura que haya que defender de otras personas. No existe ninguna cultura pura. Todos somos codependientes, por así decirlo. Y para mí, si sacamos del panorama las civilizaciones, lo único que queda es miedo y racismo. Y está claro que teorías como la Gran Sustitución no funcionan. Yo escribí este libro para cuestionar la idea del pensamiento civilizatorio, en particular, el excepcionalismo grecorromano como parte de ello. Pero no quiero regañar a la gente ni decirles que están equivocados.

55:27

Lo que quiero realmente es mostrar que el mundo es mucho más interesante cuando se mira en términos de conexiones y relaciones, en lugar de en términos de personas y lugares aislados entre sí. Hoy os he contado una historia sobre Occidente y sobre Europa. Pero escribir este libro ha sido realmente un alegato para que reimaginemos la historia del mundo en su conjunto. Muchas gracias por venir hoy. Ha sido un verdadero placer hablar con vosotros y volver a reflexionar sobre todas estas ideas.