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Adolescentes y confinados, ¿qué pueden aprender?

Lisa Damour

Adolescentes y confinados, ¿qué pueden aprender?

Lisa Damour

Psicóloga


Creando oportunidades

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La pubertad, edad del pavo o adolescencia supone un tiempo de revolución brutal. La psicóloga Lisa Damour es especialista en este breve pero intenso periodo de la vida, en el que los seres humanos peregrinan del niño que eran, al adulto que serán. “Debemos apreciar todo el esfuerzo y los cambios que viven los adolescentes en tan poco tiempo”, empatiza la doctora Damour. Y asegura a los padres que “hacerlo, ayudará a que sepan donde encajan dentro de este proceso de transformación de sus hijos”.
Detrás de sus certezas hay décadas de trabajo con adolescentes. Actualmente, la investigadora mantiene su consulta, asesora al Centro Schubert de Estudios Infantiles de Cleveland y es directora ejecutiva del Centro de Investigación para el Rendimiento Académico de las Niñas de la prestigiosa Laurel School. Una institución pionera en estudiar el poder de la mentalidad de crecimiento en las niñas, y que busca fomentar la educación sin estereotipos e involucrar a las jóvenes en los campos de STEM.

Lisa Damour dirige, además, la columna sobre adolescencia del ‘New York Times' y es autora de los libros superventas ‘Untangled: Cómo guiar a tu hija adolescente por las siete transiciones hacia la adultez ’ y ‘Under Pressure: Hacer frente a la epidemia de estrés y ansiedad en las adolescentes’.

La revolución adolescente está estos días aderezada por las circunstancias, asegura Damour que “los jóvenes no están acostumbrados a pasar tanto tiempo con sus pensamientos y emociones”. Por eso la especialista ofrece pautas para ayudar a padres e hijos. Afirma optimista que “descubriremos que somos más fuertes de lo que creíamos y aprenderemos a relativizar los problemas”.
Y concluye: “Adoptar una actitud positiva ante la incertidumbre y ser capaz de afrontar el malestar emocional es, en realidad, el verdadero camino hacia la libertad”.


Transcripción

00:02
Lisa Damour. Hola, soy la doctora Lisa Damour, psicóloga especializada en tratar a adolescentes. He escrito dos libros superventas del New York Times sobre jóvenes: «Untangled» y «Under Pressure». También dirijo la columna mensual sobre adolescencia del New York Times. Todo el mundo está pasando por un momento de estrés —padres, adolescentes y niños—, pero hay varias cosas que los padres pueden hacer para ayudar a que sus hijos se sientan mejor. Primero, recordad que los adolescentes suelen ser bastante independientes, y para ellos es muy raro pasarse todo el día en casa con sus padres. Así que conviene establecer un horario para que los adolescentes vayan «a su aire», libres de cualquier petición o intrusión. En una jornada lectiva normal, pasan casi todo el tiempo a su aire, no dependen de nosotros. Ahora están en casa, con sus deberes y sus vidas, así que deberíamos acordar algunos momentos del día en los que puedan ser independientes, aunque estén atrapados bajo el mismo techo que nosotros. Si nos preocupa que no aprovechen ese tiempo, contribuiría decirles: «Mientras tú estás a tus cosas, yo me mantendré al margen y no te molestaré hasta que sea la hora».

01:16
Lisa Damour. Es un momento muy duro emocionalmente para los jóvenes, pero hay formas de ayudarlos a gestionar las emociones intensas e incómodas. Los adultos podemos apoyarlos de varias maneras. Para empezar, sería conveniente recordarles que tanto el estrés como la ansiedad obedecen a respuestas normales y sanas. Si están estresados o sienten ansiedad por la situación, no está mal, en realidad significa que sus emociones funcionan correctamente. Vivimos un momento estresante, nos preocupa el coronavirus, y esta respuesta es perfectamente normal. La mayoría de los adolescentes se tranquilizan bastante cuando normalizamos y aceptamos esas emociones tan desagradables. De hecho, lo raro sería no encontrarse mal emocionalmente en estas circunstancias. Si esta sensación de los adolescentes se agrava o persiste, seréis de gran ayuda si les recordáis que a veces uno necesita hacer una pausa y dejar de darle vueltas a lo que les agobie. Es completamente aceptable que se adapten a esta situación buscando una distracción amena: engancharse a una serie, abstraerse con un libro, charlar con los amigos sobre algo que a los adultos nos pueda parecer superficial. Considero que todo esto supone un descanso psicológico saludable ante un problema que no parece que se vaya a esfumar a corto plazo. Esta evasión será un factor esencial para que los adolescentes sobrelleven esta situación tan difícil.

02:48
Lisa Damour. Antes del coronavirus, ya observábamos unos índices altos de ansiedad entre los jóvenes. Y lo que notamos, en general, es que las chicas suelen padecer más crisis de ansiedad que los chicos. Esto es algo que la psicología sabe desde hace tiempo, y los psicólogos le han dado varias explicaciones. Por ejemplo, sabemos que a las chicas, más que a los chicos, las posicionan o las enseñan a venirse abajo cuando se agobian. Si una chica está triste, es más posible que sufra ansiedad o depresión. Mientras que los chicos tienen más probabilidades de portarse mal o meterse en algún lío. No significa que el nivel de estrés entre uno y otro sea diferente. Los chicos también sufren y se agobian mucho, pero lo exteriorizan de una manera muy distinta a las chicas. Dicho esto, lo que me llega de los padres ahora mismo es que todos sus adolescentes están siempre de morros y molestos por su presencia. Y es una tesitura muy difícil en la que también nos ha situado el coronavirus.
Los adolescentes están tristes por lo que han perdido: echan de menos pasar tiempo con sus amigos, están deseando retomar su independencia… Y, la verdad, es que tienen razones para enfadarse, pero no tienen con quien tomarla. Lo que podemos hacer como adultos, si percibimos más ira que preocupación en estos momentos, es decirles:
«Oye, tienes todo el motivo del mundo para enfadarte, pero no puedes tratarme como a un saco de boxeo. Si quieres hablar sobre lo que te agobia, estoy a tu disposición; pero lo que no va a solucionar nada es que me trates así».

04:22
Lisa Damour. La adolescencia es muy compleja, y para mí es una etapa de desarrollo fascinante. El primer libro que escribí para todos los públicos se titula «Untangled: Cómo guiar a tu hija adolescente por las siete transiciones hacia la adultez». Si bien se centra en las chicas, no dejo de oír que el ochenta por ciento del libro también es aplicable a los chicos, y no me sorprende. Las siete transiciones que describo en el libro, desde luego, son válidas tanto para chicas como para chicos. Las siete transiciones forman los siete capítulos del libro, y para mí son las fases por las que una persona pasa de ser un niño a convertirse en un adulto. Los títulos de los capítulos son los siguientes. «Despedirse de la infancia», «Unirse a una nueva tribu», «Controlar las emociones», «Desafiar la autoridad del adulto», «Planear el futuro», «Adentrarse en el mundo amoroso» y «Valerse por sí mismos». A mi parecer, cuando alguien logra completar estas siete fases, se convierte en adulto. Algunos acaban este proceso a los diecisiete o dieciocho años, otros, aún en la treintena, tienen dificultades para superar estas fases. Pero, para mí, fue muy útil organizar este aparente caos del adolescente en una lista de tareas clara, porque ofrece varios beneficios.

05:41
Lisa Damour. Primero, nos ayuda a apreciar todo el crecimiento que tiene lugar en un periodo de tiempo tan breve. En mi opinión —compartida por muchos psicólogos—, la adolescencia empieza sobre los once años y acaba a los diecinueve o veinte. Puede parecer un periodo bastante amplio, pero tened en cuenta las diferencias entre tener un niño de once años y un joven de diecinueve. No hay otra fase de la vida en la que haya tanta transformación, salvo seguramente entre la de etapa de bebé y los diez años, ¿no? El crecimiento es tremendo en muy poco tiempo. El otro beneficio de apreciar todo el esfuerzo y todos los cambios que implica la adolescencia, es que ayuda a los padres a saber dónde encajan dentro de este proceso. A veces escucho a los padres decir que la adolescencia es algo que los jóvenes arremeten contra ellos, en lugar de entenderla como un proceso por el que sus hijos tienen que pasar. Teniendo en cuenta los cambios y las fases que debe completar un adolescente sano, los adultos deben comprender cuál es su lugar en el proceso y asumir que son meros espectadores que están ahí para apoyarlos; aunque a veces haya que contar hasta diez un par de veces o tres, pero ayuda mucho no convertirlo en un asunto personal entre padres y adolescentes. En mi experiencia, somos mejores padres cuando no nos tomamos todo como algo personal.

06:52
Lisa Damour. Por otro lado. Antes ya nos preocupaba el tiempo de uso de los dispositivos electrónicos, pero ahora lo único que hay son pantallas, lo que nos produce sentimientos encontrados. Por un lado, menos mal que existen. A muchos nos permite seguir trabajando, los estudiantes continúan con su vida académica de manera activa y facilita a los adolescentes, concretamente, poder conservar sus relaciones más importantes y que suponen el centro de sus vidas. Así que puede que ahora debamos agradecer que las pantallas ocupen parte de nuestro tiempo. De todas formas, las reglas para usar dispositivos electrónicos deben ser las mismas que había antes del coronavirus. El tiempo dedicado a las pantallas nunca debe anteponerse a los aspectos esenciales de una persona sana y en edad de crecimiento. ¿Y cuáles son estos aspectos esenciales de una persona sana y en edad de crecimiento? Uno, hay que descansar. Una de las cosas que por fin está ocurriendo es que los adolescentes están durmiendo más de lo que necesitan. Pero, para que eso suceda, es de gran utilidad dejar la tecnología fuera de la habitación. Desde luego, por la noche, pero también de día, si es posible.

08:19
Lisa Damour. Un desarrollo saludable también depende de una interacción interpersonal positiva y en sintonía. Todos deben comprometerse —niños, adolescentes y adultos— a que la tecnología no se interponga en nuestras relaciones cara a cara, y apartarla si vamos a mantener una conversación. Un desarrollo saludable incluye salir a la calle, pero también ayudar en casa y hacer todas las tareas importantes sin distracciones y sin que la tecnología desvíe nuestra atención de ninguna manera. Mi percepción de la tecnología —durante la crisis del coronavirus y el resto del tiempo— es que es más fácil apoyarla que oponerse a ella. No te opongas a la tecnología, es una guerra perdida. Fomenta el descanso por la noche, la colaboración en casa, las interacciones sociales libres de tecnología, hacer el trabajo de manera eficiente, salir… Puedes promover todas estas cosas y luego permitirles la tecnología, o incluso instarles a usarla en los límites marcados para una persona sana y en edad de crecimiento.

09:26
Lisa Damour. Uno de los retos que nos encontramos —sobre todo, en las chicas— cuando pasan tanto tiempo en las redes sociales es que nos preocupa que se obsesionen con su imagen y con gran parte de lo que ven en las redes, o las fotos que se han hecho con poses muy cuidadas y bien seleccionadas. Para muchos padres puede ser impactante ver las poses de sus hijas en las fotos que cuelgan, porque pueden parecer muy sugerentes o poco apropiadas, y, claro, eso puede incomodarnos a la hora de pensar en el tipo de mensajes que estarán recibiendo nuestras hijas por esas fotos. Lo primero que quiero decir es que siempre nos han preocupado las imágenes en las que se fijan las chicas y el efecto que puede tener en la percepción de sí mismas. Cuando éramos adolescentes, la preocupación era que leyéramos revistas y que viéramos a modelos muy delgadas y si eso afectaría a nuestra propia percepción, que, por supuesto, afecta. En cuanto a los medios tradicionales, los adultos nos ayudaban con lo que llamábamos educación mediática. Nos animaban a cuestionar lo que veíamos. Por ejemplo, «¿para quién es esa foto? ¿De verdad ese es su aspecto en la vida real? ¿Están intentando venderme algo? ¿Qué ocurre en realidad en esta imagen?».

10:47
Lisa Damour. Pero ahora nuestras hijas no leen revistas, sobre todo ven fotos en Instagram. Y lo que debemos hacer en realidad es trasladar las mismas preguntas de la educación mediática a sus redes sociales. Sin presionar, porque podría molestarles, pero de vez en cuando preguntarle a tu hija: «Oye, ¿y esa foto? ¿De verdad esa chica es así? ¿Y por qué posa de esa manera? ¿Para quién es? ¿Qué objetivo tiene esa foto?». Así se induce a una reflexión positiva según la psicóloga Jill Walsh, que ha hecho un trabajo magnífico enseñando a los chavales a usar las redes sociales. Desechemos la idea que las redes sociales son perjudiciales y vamos a usarlas como punto de partida para tratar este tipo de temas que queremos tener con nuestras hijas, sobre la apariencia, las imágenes, la representación y todo lo que subyace a estas exhibiciones visuales tan cuidadas y aderezadas. Vamos a despertar su curiosidad personal. Eso no significa que vayan a dejar de ver esas fotos o incluso de seguir reproduciéndolas, pero mientras reflexionen un poco y empiecen a hacerse preguntas, creo que estarán tomando la dirección adecuada. Son adolescentes separados de sus amigos, y muchos empiezan a sentir bastante soledad o puede que simplemente echen de menos la energía del espacio compartido con sus amigos. Puede que estén conectados, que sigan charlando, pero que no sea tan intenso como estar juntos, que, por supuesto, en muchos aspectos, así es.

12:20
Lisa Damour. Si un adolescente te dice que se siente solo o que está deseando volver a estar con sus amigos, creo que la respuesta más útil de un adulto es empatizar con él para reafirmar que su reacción es la adecuada en estos momentos, que sienten lo que deben y cuando deben sentirlo. No podemos solucionar su sensación de soledad, no podemos hacerla desaparecer, no podemos invitar a sus amigos a casa. Pero lo que sí podemos hacer es tranquilizar al adolescente y hacerle ver que no pasa nada por sentirse mal. Es algo que a veces les preocupa y les agobia. También podemos convencerlos de que pueden con ello, de que son más fuertes de lo que creen, que pueden estar tristes y echar de menos a sus amigos, pero que saldrán adelante y van a estar bien. Nuestra última contribución frente a su soledad, tristeza, desilusión, frustración o cualquier sensación intensa y desagradable como las que tienen los jóvenes en estos momentos consiste en hacerles saber que, en psicología, siempre se ha observado que cuando las personas atraviesan un momento difícil y consiguen ver la luz al final del túnel, son capaces de sobreponerse a cualquier dificultad con mayor resiliencia.

13:40
Lisa Damour. Se adaptan mejor a los problemas que puedan surgir. Debemos tener en cuenta que los jóvenes están tolerando una enorme dosis de incertidumbre ahora mismo. Ellos no saben cuánto va a durar esto, cuándo volverán a ver a sus amigos, qué va a pasar con su año académico… Así que les puedes decir lo siguiente: «Estás desarrollando una tolerancia a la incertidumbre como nunca antes. Y habrá otros momentos en la vida llenos de incertidumbre, como el paso a la universidad o tu primer trabajo. Tu habilidad para tolerar esa incertidumbre será mucho mayor en esos momentos gracias a la habilidad que has desarrollado ahora». Nadie quería una pandemia global y todos queremos que acabe con la mayor brevedad y seguridad posibles. Eso no implica que no haya oportunidades para crecer, y nosotros especialmente debemos ofrecerles este tipo de oportunidades. En los últimos años, me he dado cuenta de que los adultos y los adolescentes a menudo tienen la impresión de que la salud mental significa sentirse bien todo el tiempo. Ese no es el concepto de salud mental que tienen los psicólogos. Para nosotros, la salud mental consiste en sentir la emoción adecuada en el momento adecuado y en ser capaz de gestionarla.

15:05
Lisa Damour. Está siendo muy curiosa esta situación global que está provocando tanto malestar psicológico, porque lo que está haciendo es quitarle hierro a la angustia, a ese malestar. Todo el mundo está igual. Y dejamos la vergüenza a un lado, que debería ser lo habitual. En realidad, nos brinda la oportunidad de decir a los jóvenes: «Vale, esto es decepción, vas a tener que afrontarla y entenderla. Y esto es la frustración, y vas a descubrir cuánta puedes soportar. Y esto es una profunda tristeza, y también vas a conocerla, pero nunca más volverás a tenerle miedo». Así que tenemos que ir poco a poco. No podemos esperar que los adolescentes estén encantados de oír nuestros ánimos todo el rato, sobre lo emocionante que es que estén conociendo todos estos sentimientos negativos. Pero mi impresión es que esto resulta un antídoto muy útil contra lo que considero una concepción errónea y bastante extendida sobre la salud mental. La salud mental consiste en ser resistentes, en estar familiarizados con todo el abanico de emociones y en no tener miedo ante la incertidumbre y la inquietud. Para mí, adoptar una actitud positiva ante la incertidumbre y ser capaz de afrontar el malestar emocional es, en realidad, el camino hacia la libertad. Y me refiero a lo siguiente. La mayoría de los adolescentes controlados que trato solo se sienten capaces de hacer algo si saben que van a estar cómodos. Vale, pues no hay muchas situaciones en la vida que garanticen ese bienestar. Y en mi experiencia, los jóvenes que se ven capaces de gestionar ese malestar y afrontar la incertidumbre tienen más opciones de descubrir y arriesgar más.

16:57
Lisa Damour. Para mí, no hay nada que refleje más la esencia de un adolescente que tener opciones y arriesgar. Por tanto, este puede ser un momento muy importante para muchos padres e hijos. Uno de los placeres de mi trabajo es que puedo hablar con adolescentes sobre lo que están pasando y estoy teniendo la suerte de conversar con ellos ahora durante el confinamiento. Y estoy escuchando unas cuantas cosas interesantes. Una de ellas es que los jóvenes no están acostumbrados a pasar tanto tiempo con sus pensamientos y emociones. Muchos de ellos están superocupados y siguen así. Entonces, me ha encantado hablar con estos jóvenes, que, por un lado, se están familiarizando con tipos de malestar que nunca habían experimentado. Y además lo están haciendo sin poder distraerse con ninguna otra actividad. Lo que estoy descubriendo —y creo que ellos también— es que están empezando a conocerse de formas completamente nuevas. Ahora bien, esto puede que no sea agradable y que sea un mundo desconocido para ellos. Pero en mis conversaciones con estos adolescentes, les he insistido en que esto es una gran oportunidad para explorar rincones de su vida emocional, con los que seguramente nunca han tenido contacto. Otra cosa con la que me estoy encontrando es que son muy receptivos a la idea de que están madurando como resultado de todo lo que están pasando. Hace poco hablaba con dos chicas que entran en la universidad en otoño, y les decía: «Bueno, toda esta incertidumbre a la que os estáis acostumbrando a tolerar va a hacer que la incertidumbre de entrar en la universidad sea mucho más fácil de llevar».

18:40
Lisa Damour. «Os hacéis más y más fuertes ante la incertidumbre de lo que va a pasar, de lo que debéis esperar y estáis siendo capaces de soportarlo a pesar de todo». Bueno, nadie esperaba pasarse todas las horas del día con sus hijos y adolescentes en estos momentos. Y aquí hay un poco de todo. A veces nos sacamos de quicio y nos metemos donde no nos llaman, o invadimos el espacio ajeno. Pero también sé de muchas familias que están disfrutando de esta etapa; a veces resulta molesto, otras nos encanta, pero encontramos la forma de disfrutar. Lo primero que haría es no esperar que los adolescentes no estén felices de estar en casa. Muchos de ellos están disfrutando de esa reducción de estrés que les ha brindado el no tener que ir a clase cada día, de la comodidad de no tener que estar cambiando de aula todo el rato… Y muchos adolescentes se lo pasan genial con sus padres y hermanos, y están encantados de invertir más tiempo con ellos. La clave para llevarse bien con un adolescente es reconocer su independencia y su deseo de que lo traten como la persona respetable, madura y en crecimiento que es. Así que, si quieres pasar un rato agradable con tu hijo adolescente, pregúntale qué le apetece hacer.

19:57
Lisa Damour. Dile que esta noche él elige el tipo de cena temática. Dile que quieres que escoja una película de la que pueda disfrutar toda la familia. Pregúntale cuándo quiere pasar tiempo en familia y cuándo quiere ir a su aire. Permítele que tome la iniciativa. Trátale como… como a un igual a la hora de decidir cómo se va a invertir el tiempo en familia. Si organizáis actividades divertidas que sean opcionales, el camino se irá allanando para que estén más animados y disfruten del tiempo juntos. Cuando pienso en lo que me gustaría que supieran los adolescentes sobre este proceso, hay dos cosas que me vienen a la mente. Primero, quiero que ellos sepan que tiene todo el sentido del mundo que esto les resulte desagradable, y puede ser incómodo de muchas maneras, pero no tiene nada de malo sentir ese enfado, esa tristeza, esa frustración, rabia… Estos sentimientos son lógicos y son signos de que están viviendo una vida completa y compleja emocionalmente, que es precisamente lo que quiero para todos los adolescentes. También quiero que sepan que cuando las personas superan una etapa difícil, su criterio sobre lo que significa una crisis cambia.

21:18
Lisa Damour. Esto es una crisis. Es una crisis tremenda, algo que la mayoría de nosotros no ha vivido jamás. No es un proceso agradable y estaremos muy contentos cuando esto se acabe. Pero para todos, y quizás en concreto para los adolescentes, porque para muchos habrá sido la primera situación de esta magnitud en la que se hayan visto, van a descubrir cómo las cosas a las que antes daban mucha importancia ahora no van a ser para tanto. Estar dos o tres días sin salir con sus amigos habría sido una crisis asegurada antes, pero ya no lo será en el futuro. U otras decepciones importantes —quizás un profesor que no les gusta, o que les deje el novio o la novia— puede que ahora parezcan asuntos menores en comparación con perderse la graduación, la fiesta de fin de curso, o cualquier evento especial que suele acompañar al final de la adolescencia. Entonces, la dificultad de esto, el mal trago emocional, tiene dos beneficios considerables. El primero es que tanto nosotros como los adolescentes descubrimos que somos más fuertes de lo que creíamos y que podemos soportar más de lo que pensábamos. Y ser conscientes de ello es muy positivo.

22:37
Lisa Damour. El segundo es que aumenta nuestra capacidad de resistencia o nos ayuda a relativizar lo que antes podía parecernos un gran problema para seguir adelante. Tiene gracia imaginarme cómo esto me habría afectado a mí si me hubiera cogido en la adolescencia y lo que me habría dicho a mí misma como especialista en adolescentes. ¿Qué le diría a mi yo adolescente? Recuerdo a mi yo adolescente y fui una chica bastante difícil. Era muy ambiciosa, tenía prisa por todo. Y creo que habría intentado gestionar estos momentos difíciles siendo muy autoexigente. Seguro que se me habría metido en la cabeza que tendría que leer un montón de libros geniales durante este tiempo, intentar ponerme en forma y conseguir un montón de cosas. Creo que habría intentado afrontarlo así. Y si pudiera hablar con esa chica ahora, creo que le diría: «Oye, si logras ser productiva y eso te ayuda a sentirte mejor, estupendo. Pero hay otras maneras de superar el estrés, y un nivel de actividad muy alto no es la única opción. También se puede afrontar el malestar viendo una serie de televisión absurda, o saliendo y estando a dos metros de tus amigos, o durmiendo hasta un poquito más tarde». Imagino que habría tratado de sobrellevarlo con un poco de ansiedad, con bastante autoexigencia y un pelín de dureza. Lo cierto es que a mi yo adolescente seguramente le habría ido muy bien si un adulto la hubiera animado a no ser tan dura consigo misma.