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Valeria Luiselli. ¿Qué tal? Soy Valeria Luiselli. Me dedico a escribir, soy escritora, sobre todo de ficción, aunque he escrito algunos ensayos también. Como a los 22 empecé a escribir mi primer libro, hace exactamente 20 años, y les quiero contar mi historia sobre ese libro. Una historia entre burocrática y literaria, o más bien una historia en donde se cruzan la burocracia y la literatura, y la literatura redime a la burocracia de algún modo. Yo empecé a escribir ese libro como les decía a los 22 años, un libro que se llama Papeles falsos y me había ganado la beca del FONCA, jóvenes creadores, así conocen esa beca, pero si son jóvenes escritores pídanla y pídanla todos los años porque un día cae. Y ese año me lo habían dado y con mi primer cheque me compré un vuelo a Venecia porque el libro no trataba sobre, pero tenía que ver con un escritor ruso que me gusta mucho, que siempre me ha gustado, que se llama Joseph Brodsky y yo tenía un amigo en Venecia que conocía a la nieta de otro escritor, Boris Pasternak, que tenía unas cartas entre Brodsky y Pasternak, y me había prometido que me iba a presentar con esta chica, que me iban a enseñar las cartas, y yo estaba entusiasmadísima porque pensé bueno, así voy a empezar mi investigación, así voy a poder empezar este libro. Me subo en avión y me empiezo a sentir muy mal, fiebre, sudores, aterricé cerca de Venecia, tomé un tren. Me estaba quedando yo con las monjas canossianas, Le Suore Canossiane, porque rentaban cuartos a 10 euros la noche, entonces dije bueno, pues voy a un convento ni modo, no es lo que más se me antoja pero venga. Y me empecé a sentir cada vez peor. Yo tengo pasaporte italiano gracias a un abuelo que emigró a México en los años 20, pero hasta ahí, no tengo residencia ni nada en Italia y para ir a un doctor de manera gratuita tienes que tener residencia, no solo la nacionalidad. Bueno, el día siguiente le hablé a un amigo que se llamaba, se llama Américo, y le dije Ame, estoy, vivía entonces él en la isla, en Venecia, y le dije estoy muy enferma, no sé qué me pasa, necesito ayuda, me dijo Luiselli voy por ti. Vino por mí a donde las monjas canossianas, me llevó a su casa, me cuidó un poco y me dijo a ver si quieres ir al doctor al que van los turistas te va a costar más o menos 300 euros. Le dije no, no tengo eso ni soñando. Me dijo, bueno, la única otra manera es ir como veneciana. Y dije bueno, pero ¿cómo hago eso? Me dijo muy fácil, nos casamos mañana y te dan, vamos a la oficina del Registro Civil, nos casamos, luego vamos a la oficina de salud, te dan una tessera sanitaria, una tarjeta de salud pública, vamos a Hacienda, digamos el equivalente a Hacienda y te dan tu código fiscal. Y ya con eso vamos a ir al doctor. Le dije estás loco. Uno, no me quiero casar contigo, pero dos, o sea cómo vamos a hacer todo eso en un día y yo necesito ir al doctor ya. Me dijo no, confía Luiselli, se puede, en esta isla no hay nadie, no hay ciudadanos de la isla, no hay residentes, casi todas las oficinas están vacías. Yo dije bueno, venga. Al día siguiente pues fuimos, nos casamos y efectivamente saqué mi código fiscal y mi tessera sanitaria en una mañana y en la tarde fui al doctor, me diagnosticó, me dieron un antibiótico, todo bien. Así terminó esa historia. Yo ese libro, Papeles falsos, lo empecé a escribir realmente bien ahí, es un libro donde hablo de Venecia, donde hablo de la Ciudad de México. Es un libro sobre esas dos ciudades, Ciudad de México y Venecia. Bueno, vamos 20 años después, ahora. Yo tengo una hija de cuatro años y quería sacarle yo la nacionalidad italiana a mi hija, pero resulta que el gobierno de derechas de Italia acaba de cambiar la ley este año y ya no puedes tú pasarle indefinidamente a tus hijos y a los hijos de tus hijos la nacionalidad.