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Shulamit Graber. Muy bien, a ver. Todas las pérdidas del tipo que sean, tienen que transitarse por un duelo. ¿Por qué? Porque tenemos que hacer algo con la pérdida, no la podemos dejar abierta, es como si dejaras una herida abierta sangrando. El problema es que hay dos tipos de pérdidas. Hay pérdidas reales, como se ha acostumbrado, que es como la muerte, la pérdida de un ser querido. Pero hay otras pérdidas que se llaman pérdidas ambiguas que durante mucho tiempo no se les dio nombre, y son estas pérdidas como la pérdida de una amistad, la pérdida de una pareja, la pérdida de una facultad por enfermedad, la pérdida de un miembro del cuerpo, la pérdida de la dignidad por algo que me pasó. ¿Y qué ha pasado con estas pérdidas? Que como no nos han enseñado a legitimizarlas, no nos han dado permiso a nombrarlas, pensamos que no son pérdidas. Hay que cerrar el ciclo. ¿Cómo? En el caso de las ambiguas, nombrarlas, llorarlas, escribir las emociones que me acompañan, tristeza, soledad, enojo, por haber perdido esta amiga, por haber perdido este trabajo, por haber perdido a mi compañero. Hay que honrar la pérdida, aunque suene contradictorio, y darle un lugar. Si fue una enfermedad, ¿quién era yo antes y quién soy hoy? Es una pérdida. Si es una facultad, también. Entonces, en caso de las pérdidas ambiguas, hay que atrevernos a darle valor y esta sociedad nos ayuda a no darle valor. ¿Cómo, estás llorando porque perdiste un trabajo cuando el otro perdió su papá? Cada quien su dolor, no comparen los dolores. Cada quien está en su proceso, en su vida y en su dolor. En el caso de las pérdidas reales como la muerte, nunca, nunca, el ser humano está preparado para ningún tipo de pérdida, ni porque fue grande, ni porque fue chico, ni porque estaba joven, ni porque fuera adulto. No estamos preparados, no nos gusta perder y es natural que no nos guste perder. Pero hay que elaborar el duelo y no tratar de esconder el duelo. Hay que legitimizar el dolor, llorarlo y saber que es un proceso tardado. Se sabe que una pérdida puede tardar hasta dos años en procesarse. Dale la bienvenida a las emociones, de estar triste, de no querer ir con tus amigas, de no querer sonreír, de no querer, date permiso. Mientras más permiso te des, entran las emociones y van a salir cuando tengan que salir. Los duelos congelados no son porque te quedaste triste, es porque no te permitiste estar triste, porque no permitiste vivir lo que te tocaba vivir. Después viene una etapa a lo mejor de enojo, estoy enojada con la vida y el universo por haber perdido esto. Dale permiso al enojo, dale permiso, enójate, pégale una cosa de box, escribe, pinta, raya un cuaderno. Les voy a decir algo, escribir es una forma de elaborar pérdidas muy importante, porque el cerebro procesa a través de dos formas, de la escritura, pero no les va a gustar, no en tablet y en computadora, de la escritura antigua en un cuadernito y de hablar, pide ayuda, ve a terapia, platica con alguien cercano, pero háblalo, no lo escondas.