31:04
María del Rosario Espinoza. Bueno, en mi carrera como deportista amateur me guiaba mucho por ciclos olímpicos. Cada ciclo olímpico va por cuatro años. Cuando yo pierdo la evaluación del 2021 en los Juegos Olímpicos de Tokio, Tokio 2020 +1, porque tocó pandemia, Recuerdo que me hice esa pregunta ¿quiero yo estar en los Juegos Olímpicos de París? Y mi respuesta fue no, a mí misma. Entonces dije es momento de retirarme, no planearlo, porque ya lo había planeado. Al iniciar mis primeros Juegos Olímpicos, yo fui al Comité Olímpico Mexicano y vi un muro de medallistas olímpicos y vi en ese muro a Joaquín Capilla. Él estaba en diferentes ediciones de Juegos Olímpicos y yo dije ah, yo quiero ser como él, como Joaquín Capella, el estar en varios Juegos Olímpicos. Entonces hice mi planeación como atleta y dije ah ok, en Beijing voy a tener 20, Londres 24 y Río 28, esa era lo que yo tenía planeado. Por ahí tuve como una curiosidad por eso curiosidad en varias cosas, no en tanto en campeonatos mundiales, porque solamente tenía una medalla del mundo y curiosidad en que no había terminado mi licenciatura también. Entonces, cuando llega ese momento de que yo ya no quería más el estar en unos Juegos Olímpicos, dije es momento de retirarme. Yo pensé que iba a ser mucho más fácil así como lo pensaba, pues yo dije bueno, ya me retiro, ya voy a ser feliz y voy a tener una vida normal, voy a disfrutar de mi vida. Jamás me imaginé que era lo que venía después del retiro. Y qué me pasó a mí, fue de que caí en una depresión muy fuerte, una depresión donde lloraba al acordarme del taekwondo era como un dolor muy fuerte el que yo tenía y se me hacía raro porque yo era muy consciente de que yo me quería retirar. De hecho, con mi psiquiatra Marcela también lo trabajé, Recuerdo también que me decía es que María, tú tienes el síndrome del artista. Y yo decía, ay Marcela, pues no soy artista. ¿Qué es eso? Pues que no quieres ser tú, ¿no? Porque yo le decía no, Marcela, yo ya me quiero olvidar de todo. Yo ya no quiero ser María Espinoza, la de taekwondo, yo quiero irme a un lugar donde no encontrarme con un teléfono. Me quería ir a una isla, poner ahí cuatro palos, mi choza y vivir ahí. Y tienes que enfrentar tu realidad, me decía. Y lo que más me costaba era el que no me sentía capaz de hacer absolutamente nada. Yo decía no, el deporte se terminó y ya no puedo hacer otra cosa que no sea taekwondo, que no sea estar en un área. Y por ahí Jannet Alegría, que ya estaba como entrenadora de la selección de Para taekwondo, me decía, ah, da esta clase. Me acuerdo que todavía estábamos en pandemia y ya me ponía yo en la computadora, me levantaba temprano y ya le decía bueno, hagan esto, esto y cada vez empecé a salir de esa tristeza. Esa curiosidad de decir ahora qué les voy a poner, ahora qué les puedo yo enseñar a los chicos de Para taekwondo. Y cuando en ese periodo también, que ya pasando esa etapa de pandemia y un poco más de depresión, me acuerdo que estaba embarazada de mi hija y me tocaba yo llevar la estadística por gusto.